recuerdo algo que al principio me pareció desacertado. Eran las preocupaciones de Margarita sobre la situación en la Unión Soviética por aquel entonces. Pero mi impresión la tuve unos años después, cuando se inició esa especie de movimiento que se hizo llamar la glasnost y la Perestroika. Recuerdo que en más de una ocasión, conversando durante esas vacaciones, me decía “Muñiz, esto no es lo que era, aquí está pasando algo que pone en peligro el socialismo actual, los dirigentes soviéticos no están viendo lo que pasa aquí”. Esa intuición que siempre la caracterizó hizo que viera, con casi diez años de antelación, el derrumbe del poder soviético y de los países socialistas. Ella, como la inmensa mayoría de los dirigentes de su generación, adoraba la Unión Soviética, pero estaba convencida de que aquel era el país que había conocido con anterioridad y supo prever los acontecimientos que han surgido en ese extraordinario país. Margarita Abril entregó toda su vida a la causa de los trabajadores. Militante comunista desde su más tierna juventud, nunca dejó, en ningún momento, el ideal comunista, siempre firme frente a todos los intentos de romper la organización comunista. Por eso, desde mi punto de vista, Margarita Abril es una de esas camaradas elegidas que, aunque desapareció físicamente, siempre se quedará en el pensamiento de todos los que nos quedamos. Román, desde aquí te mando un fuerte abrazo, lamentando esa pérdida tan enorme que sé que para tí es irreemplazable, la de tu compañera y tu fiel camarada Margarita Abril, y que sepas que todos los que la conocimos la estimaremos contigo siempre. Juan Muñiz Acedo
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