3 minute read

Señor, Te amo.

“En esto reconocerán todos que son mis discípulos, en que se amen unos a otros.” — Juan 13:35

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Advertisement

Al entrar en la temporada de Cuaresma, asumimos la jornada de 40 días como una oportunidad para fortalecer nuestra relación con el Señor. Es un tiempo contemplativo de una intensa búsqueda del alma. También es una oportunidad para pensar más allá de nosotros mismos. Como Cristianos activos en nuestra fe, miramos con amor y compasión a nuestros hermanos y hermanas que más necesitan nuestra ayuda durante esta temporada de esperanza. La Cuaresma más que cualquier otra época del año, nos recuerda que el amor mutuo es finalmente definido en la cruz de Jesús.

“Señor, te amo” : estas fueron las últimas palabras pronunciadas por el Papa Emérito Benedicto XVI, quien pasó a la vida eterna el 31 de diciembre. Al relexionar sobre su pontificado, recuerdo su primera encíclica, Deus Caritas Est (Dios es Amor), que explora la vivencia de la caridad que el amor de Dios debe impulsar en cada uno de nosotros. En sus escritos nos ayudó a reconocer que la relación de Dios con el mundo se entiende mejor como una historia de amor, no como una relación de poder o una competencia de voluntades.

El Miércoles de Ceniza de este año cae dos días antes del primer aniversario de la invasión Rusa en Ucrania. Las palabras, “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” nos recuerda la fragilidad de la vida que tantos de nuestros hermanos y hermanas enfrentan en la realidad a diario en todo el mundo.

En tiempos turbulentos como estos, es útil recordar que la Iglesia como comunidad de fe es un cuerpo misionero vivo. Estamos aquí para servir a los demás, como Cristo nos inspira continuamente a hacer. En las palabras notablemente eficientes de San Pedro describiendo a Jesús como nuestro modelo: Él anduvo haciendo el bien.” (Hechos 10:38). Qué mensaje tan perfectamente simple y poderoso. Esta sigue siendo nuestra aspiración, independientemente de los desafíos de este mundo cada vez más complejos. Estamos aquí para servir. Aquí para amar. Aquí para amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Este es nuestro llamado universal. Este es el camino hacia una vida plena. Es hacia esta misión que “nuestra fe nos llama a la acción.”

Nuestra responsabilidad moral se define por nuestra fe, nuestros valores, las enseñanzas de la Iglesia y el ejemplo del amor de Cristo por nosotros. Nuestra responsabilidad desde una perspectiva social es orar y apoyar a las organizaciones dedicadas a brindar ayuda a los necesitados. Quedarnos al margen no es una opción. No cuando hay miembros de nuestra familia humana que viven marginados. Los hambrientos, los desplazados y los desanimados cuentan con nosotros.

Nuestros sacrificios fortalecen nuestro respeto por los menos afortunados. Al ser concientes de sus necesidades, nos unimos a ellos como hermanos y hermanas en la familia de Dios.

La Campaña Católica Anual de este año, Una Fe Una Familia, es una maravillosa oportunidad para expresar nuestro agradecimiento por las bendiciones que recibimos en nuestras vidas y para extendernos y ayudar a los necesitados a sobrevivir y preservar su dignidad. Al levantar a otros, todos somos enaltecidos.

Agradezco a todos los que tan generosamente apoyan y ayudan voluntariamente a los muchos ministerios de la diócesis, todos los cuales trabajan arduamente para restaurar la dignidad en las vidas de nuestros hermanos y hermanas que pueden estar hambrientos, sufriendo o sin un techo.

Que durante este tiempo Sagrado de Cuaresma oremos por los más necesitados y renovemos nuestro verdadero espíritu Cristiano sabiendo que amamos a nuestro prójimo porque primero nosotros hemos sido amados por Dios.

Que las últimas palabras del Papa Benedicto permanezcan para siempre en nuestros labios: “Señor, te amo.”

Sinceramente en el amor de Cristo, Obispo de Norwich

“CHRIST BE WITH ME, CHRIST WITHIN ME”

The Church celebrates the feast day of Saint Patrick on March 17. The following prayer is attributed to Saint Patrick and has a personalized inspiration for all of us who reside in our diocese placed under his protection and reliant on his intercession.

“Christ be with me, Christ within me… Christ before me, Christ behind me, Christ beside me, Christ to win me, Christ to comfort and restore me, Christ beneath me, Christ above me, Christ in quiet, Christ in danger, Christ in hearts of all that love me, Christ in mouth of friend and stranger.”

As you read this, can you place yourself in Christ? Place Him before you, behind you. Imagine Him comforting you, restoring you. What does that look like? He will come to each of us exactly as we need Him to, if we allow Him the time and place to do so. Place yourself in His heart, and place His hand on yours. From your heart, offer Him a need, desire, hope or dream for Him to touch.

Little by little, as we allow Him to surround us and abide in us, He will become our All in All, as He did for Saint Patrick. This all-encompassing friendship with Christ that we see demonstrated in his prayer led Saint Patrick to become one of the Church’s most memorable missionaries.

Saint Patrick, patron of the Diocese of Norwich, pray for us.