LA FRASE DE MI VIDA

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Portada L. Alfonso MartĂ­n Delgado


LA FRASE DE MI VIDA


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CONSIGNA DEL DOMINGO 5 DE OCTUBRE DE 2014

Tema

LA FRASE QUE QUEDÓ EN MÍ POR SIEMPRE

Ponente

SANCHU DE RAEDEMAEKER

Alguien te la dijo, la leíste por ahí, la inventaste de acuerdo a tu sentir. Esa frase que guardaste y te sirvió de comodín para… La que dejaste instalada y se registró a lo largo del camino. Lo cierto es que si tenés una, por algo es, y eso es lo que estaría bueno elaborar.

Buena semana para todos.

Daniela Acher

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Mariángeles Soules

Cuando era chica siempre me gustaba mirar un cuadrito de madera que tenía mi abuela colgado al lado de la puerta y en él había dos personas con varias valijas y un cartelito que decía "Bienvenidos sean los huéspedes, por la alegría que nos dan en el día en que se van". En mi adolescencia pensaba que mis abuelos eran poco sociables por seguir teniendo este dichoso cuadrito, pero ahora en mi madurez y quizás porque me acostumbré a vivir sola, realmente añoro aquella frase cada vez que me viene a visitar mi queridísima familia y se quedan un par de días, según ellos para hacerme compañía, según yo para romperme la monotonía.

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Cristian del Rosario

LA FRASE QUE QUEDÓ EN MI POR SIEMPRE

Tengo una docena de frases, leídas, escuchadas e inventadas,,, de adolescente, de juventud, de casado, de padre, a las que recurro siempre como guía, las comparto. "Ante la duda el exceso; en el exceso la conducta". Leída en Cerdos y Peces, revista under de los 80. Atribuida a Luca Prodan, lo cierto que, en muchas encrucijadas de la vida, invoqué la misma, como solución del dilema que se me presentaba. "La pelota es siempre para que el viene". Si bien parece una mera indicación técnica de algún deporte (a mí me fue enseñada en la práctica del rugby), la fui reelaborando con el tiempo y le asigné mayor trascendencia, para mí es una declaración de principios como los de solidaridad y de trabajo en equipo. "La teoría de los actos propios, que se define que nadie puede alegar su propia torpeza como excusa se puede resumir en esa máxima: el derecho no ampara boludos". Adjunto de la cátedra de obligaciones. Nunca tan bien enseñado un principio general de la ley. "No te quedes para que pongan; no pongas para que se queden". Un amigo que me iniciaba en el codex social de fiestas donde existían algunas sustancias que hoy siguen siendo ilegales. "Los hijos de putas son predecibles, los boludos tienen un capacidad de innovación asombrosa". Escuchada recientemente. "Podes ganar guita y perderla, poder conquistar a la más linda y que ésta luego te deje, pero la gloria, Cristian, cuando la alcanzaste, es imposible de perderla." Otro entrenador, la mañana del día que salí campeón con mi club, en el que comencé a jugar desde los 11 años. Uno de los días más felices de mi vida, después de los nacimientos de mi hija y del día que mi mujer me besó por segunda vez. "Nos unen los hechos nos separan las palabras". Dicha por el primer marxista ruso a su par chino, citada por Santucho (jefe del ERP) en un discurso a Montoneros. Me impactó su síntesis donde uno se ve envuelto en discusiones con gente que sabe comparte los mismos principios. En general la uso para pacificar ánimos en una discusión.

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"Me tocás y te como el hígado". Invención mía, la uso (aba) para obtener el resultado contario a la anterior. "Un buen acuerdo es aquél que las partes nunca están conformes al firmarlo". De un colega en la firma de un contrato. "Todo lo que hagas antes de tener un hijo son boludeces". Profecía cumplida de un amigo que me predijo el día que nos emborrachamos festejando que mi novia (en ese momento mi mujer desde hace 20 años) estaba embarazada. Transmito tal afirmación a todo padre primerizo. "El box es como ir caminando a China: nunca se llega". Mi profe de box cuando le pregunté si más o menos ya estaba como para subirme a un ring. "Los hombres sólo podemos hacer 3 cosas mejor que las mujeres: 1. llamar un taxi, 2. pedir la cuenta al mozo y 3. dormirnos después de coger". Propia; conclusiones extraídas de un trabajo de campo que empecé a los 18 y que aún continúo.

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Daniel Goldenberg

FRASES DE CINE

Cual émulo del Funes el memorioso, de Borges, pero acotado estrictamente al rubro “frases de películas”, desde muy temprana edad, a González se le hacía imposible la tarea de olvidar cualquier parlamento que tuviera cierto impacto, inserto en el marco de algún diálogo cinematográfico. Daba igual que hubiese sido pronunciado por Lawrence Olivier o por Emilio Disi. Cada vez que salía del cine, alguna frase del film que acababa de ver, le retumbaba en la cabeza como un martillo neumático, repitiéndose una y otra vez. Hasta las placas del cine mudo, con su silenciosa estridencia le machacaban el cerebro a pantallazos monocromos e insistentes. Años después, con la llegada del VHS y más tarde el DVD, la cabeza de González estallaba en escenas y diálogos que contenían prácticamente toda la historia del séptimo arte. Con un verdadero océano de frases en mente, se le hacía imposible no evocarlas al comienzo, en medio o al final de cada uno de sus diálogos cotidianos: “Le haré una oferta que no podrá rechazar”, anunciaba circunspecto, al tiempo que le pagaba los limones al verdulero con el cambio justo. Un almidonado “I'll Be Back” reemplazaba infaliblemente al “hasta luego”, en cada mostrador de panadería del que se alejaba amenazante con medio kilo de flautitas bajo el brazo. “Este puede ser el inicio de una bella amistad”, les susurraba a dos chorros mientras lo fajaban para afanarle la billetera. “Sinceramente querida mía, me importa un bledo”, correspondía a cada inútil solicitud de su esposa para que pintara el techo del baño.

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“Soy tan sólo una chica delante de un chico pidiéndole que la quiera”, le decía parpadeando rapidito al policía que le labraba una infracción de tránsito. “Mi nombre es González, J.J. González”, se presentaba para cada trámite municipal acomodándose, ante la empleada, el moño del smoking que no tenía. Con el paso del tiempo ya no le bastaba con la simple repetición de frases de cine, acompañadas de los ademanes y gestos del actor que las interpretara en la película en cuestión. Al fin acabó por provocar adrede situaciones en las que pudiera representar escenas completas, aunque estas fueran totalmente carentes de diálogo. Sus infinitos recuerdos cinematográficos reemplazaron a cada una de sus acciones diarias, hasta las más básicas, como orinar en los baños públicos -por ejemplo- lo que se convertía en un verdadero problema si en ese preciso momento evocaba una escena de alguna película bélica en la que hubiera fuego a discreción, o un combate de espadas láser entre Luke Skywalker y Darth Vader. Cuentan los vecinos del barrio que lo vieron por última vez manejando su destartalada camioneta roja, abrazado a un cobayo que acababa de robar de la tienda de mascotas de la esquina, diciéndole a todo el mundo que se iba a tirar por un barranco, pero que no se preocuparan por él ni por Phil, que a las 6:00 AM del día siguiente, se despertaría vivo y coleando, y otra vez sería 2 de febrero.

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Eduardo Mizrahi

Y MÁS SE PERDIÓ EN LA GUERRA

1 Siempre vivimos en el presente. Somos en nuestro día, en el preciso instante que nos envuelve, que nos ilumina. Ahí vemos lo trascendente... y nos equivocamos. Nuestros pesares, las alegrías, los escollos... no son más que anécdotas, migas de pan que nos conducen a la casita de dulce en la cual nos aguarda nuestra bruja asesina. Que está revolviendo el caldero con su cuchara de lata. Que se rasca las verrugas con sus manos como garras. (Que será, finalmente, derrotada.)

2 -Yo lo vi al Beto Alonso. Las manos en jarra, indolente como nadie. -Yo insulté al Beto Alonso. Flotando en el aire, clavando esa pelota naranja en el arco de los bosteros. -El Beto Alonso me hizo llorar. Aquella pegada, esos ángulos, esa magia. -El Beto Alonso me hizo reír. (Y más se perdió en la guerra.)

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Cecilia Mosto

Si algo dejó 1987 además del plan primavera, de intensas jornadas coreanas para pagar un alquiler... Además del fin de un amor y del inicio de otro. Además del naufragio de un transbordador con 120 pasajeros al sur de China… Fue una frase. La llevo en mi corazón, en mi mente, en mi piel. En cada órgano. Ese gran día de 1987 al escucharla… escuché todo. Me iluminó. Y se sabe reproducir certera: “A vos no te va tan mal gordito ¿no?”

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http://www.youtube.com/watch?v=SSGxylbV4Ow

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Federico Cahn Costa

TRES FRASES MÁS UNA

Tres frases recopiladas en la vida que aplico más o menos seguido o de las que aprendí algo y sus historias, más una de mi increíble abuela materna.

Yo tenía unos 14 años y mantenía una acalorada discusión con mi viejo por alguna sandez que ya no recuerdo. Cuando ya habían amainado los ánimos y habiendo hecho pesar mi padre su condición de tal, se me arrimó discretamente mi abuelo (el papá de mi papá) que estaba de visita en casa y me dijo suavemente al oído “vos tenés razones, pero tu papá tiene razón”. Fue demoledor. Al día siguiente le pedí disculpas a mi viejo. La he usado con mis hijos y se han terminado las discusiones en décimas de segundo.

Otra para hijos adolescentes. Más o menos a la misma edad arrastraba espantosos boletines de alumno desganado y una prima de mi papá les dijo a mis viejos que me presionaban por el tema en vez de buscar las razones de mi poca motivación “déjenlo en paz, se puede llevar el caballo hasta el agua, pero no se puede beber por él”. Y así es con todos en la vida.

Esta es especial para clientes que discuten como si supieran. Un conocido transportaba fruta a granel y me contó esta historia, que no sé si es real, pero es muy didáctica: Un día lo llama un cliente nuevo en el negocio de las frutas y le dice que quiere traer de Río Negro a Buenos Aires un camión de manzanas. La

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distancia son casi 1.200 kilómetros de camino llano atravesando la Pampa y la llanura bonaerense. Pactan fecha y precio y al cerrar el convenio el cliente le pregunta “¿Las manzanas vienen tapadas?” −“No”, le dice mi amigo.

−“¿Y por qué no las cubre con una lona?”, repregunta el cliente. −“Porque si es un día de calor algunas se ponen feas, pero sólo son las de arriba de todo, el resto llega bien. Si las tapo se pudren”. (Aclaro que en esa época, no sé hoy, el costo de la merma era menor que traerlas en un camión refrigerado).

−“¿Y si le pone una lona?” vuelve a la carga el cliente. −“Si le pongo una lona se cocinan en el camión al sol, no se refrescan con el aire, no se evapora el jugo y llegan todas pasadas y echadas a perder” fue la respuesta del experto.

−“¿Y la lona no las protege?” −“No, la lona las cocina y las pudre.” −“Pero ¿por qué no les pone una lona? Mejor tápelas. −“Ok, si las quiere con lona, van con lona”, fue el final del diálogo. Y así llegó a Buenos Aires un hermoso e inútil cargamento de compota de manzanas podridas. Cuando los clientes se ponen pesados en pedidos que son mala idea trato de explicarles las desventajas hasta tres veces. A la cuarta resuena en mi interior la frase famosa en la familia: “Si lo quiere con lona, va con lona”.

Mi abuela materna era una señora muy callada y discreta, pero cuando hablaba era de una causticidad tremebunda. Mi abuelo, su esposo, había usado bigotes finitos a la moda de la época toda su vida. Un día comenzaron a aparecerle canas y le anunció a mi abuela “Delfi, voy a afeitarme los bigotes. Tienen algunas canas y voy a parecer un viejo”. Mi abuela le disparó “Afeitátelos y vas a parecer una vieja”. El pobre Nicolás murió 40 años después con sus bigotes bien puestos.

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Antonio Lendínez Milla

NUNCA ES TARDE SI LA DICHA ES BUENA

Así rezaba la frase en el salón de la casa de Tolito -mi amigo de los ocho a los diez años- En un cuadro enmarcada. Colgado sobre la chimenea. Para aquella familia, habría representado mucho, como para tenerla presente de forma tan rotunda. Era una familia emigrante de Argentina. De un indiano oriundo de la isla de Mallorca y que por allá había hecho fortuna. Tenían una gran casa señorial y mucho terreno. Mi amigo había nacido en Buenos Aires, era el tercer varón de cuatro hermanos, todas las demás mujeres. Recuerdo aquel habla tan peculiar, la argentina; me sonaba, simpática, precisa y adecuada. Por primera vez para mí, las palabras en castellano tenían otro significado, sus modos, y giros me resultaban curiosos. Tolito tenía la lengua con un frenillo y medio tartajeaba. Recuerdo su habla y recuerdo la de su madre, la hija del indiano, probablemente había nacido allá, de voz grave, ronca y de mando. El padre era Argentino, un hombre fuerte, moreno, apuesto, alto y solitario. Un personaje de tango, peinado para atrás como se estilaba entonces, que solía ir a pescar al mar y que le gustaba jugar al ajedrez. “Nunca es tarde si la dicha es buena”. Durante toda mi vida ha resultado para mí de una vigencia rotunda. Pareciera como si hubiera estado escrita para mí también. Aquella frase, con el tiempo, ha marcado los ritmos de mi existencia. Como si fuera el signo por el que transcurriera aún mi vida. Nada fue sencilllo, pero mi insistencia marcó el logro de los objetivos, que me propuse siempre. Académicos, profesionales, sentimentales y familiares. Esa fue una firme lucha. Mi objetivo era claro: me he entregado, abierto, confiado e insistente. Fui tenaz y me dejé llevar por la bondad de su logro. Después de muchos esfuerzos, he tenido la satisfacción de obtener la recompensa. “Nada es fácil”, y lo que merece la pena, cuesta. Es como un mantra que se repite, grabando el camino en la senda. Conseguí lo que pretendía. Muchas veces, dejé de vivir, por alcanzar el objetivo. Pero también es verdad que una vez conseguido, me relajo. Doy las gracias, y disfruto del inmenso gozo de sentirlo. Reconozco que soy un disfrutón cuando lo consigo.

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“No me llevará pa‘lante”. Me determiné. Y, en el último instante, salí del cáncer. Trece años hace ya de aquel percance. “Las crisis y las enfermedades son para superarlas”, todos sabemos en qué acaban si no se superan. Son para aprender. De forma contundente, es cierto, pero se acaba siendo más fuerte. Teniendo mayor coraje. Se aprende de lo duro mucho más de lo que es fácil. Hay que aprender a ser fuerte y flexible a un tiempo, sin perder esa entereza de convicción que te hace dulce y suave. Hay que seguir al amor, puede que sea ésa la clave. Mejorando de las penas, de los amores, duros y abruptos unos, otros suaves y frágiles. Ambos me dejaron y me pusieron en mi sitio. Tuve a cada tiempo que afrontarlos. Aprendí con amor a abandonar aquellos lugares. Tuve que sentir y vivir lo que me costaba tanto darles. La libertad en el amar, en libertad como circula el aire. Sentir que del abandono nunca sale uno solo, descubres lo que de verdad sientes: un puro gozar de cada instante. Libre es amar sin depender de nadie. Estoy en ese aprendizaje. Para aprender nunca se está tarde, la dicha es conocer. Se aprende, que no es bueno pedir amor. El amor se da de buen agrado, es generoso; no es bueno pedir ser amado. Ese relacionarse es libre, no hay vallas para el ser amado, rejas, cercas ni cadenas, para él no se inventaron. La dicha y el consuelo mejor es estar a gusto con uno mismo. Así puedo estar con cualquiera. Es un lugar recoleto, pequeño e inmenso a la vez, ese querer y amar desde lo profundo. No obstante, para que haya relación tiene que el amor ser recíproco. Ese ideal, esa dicha, bien lo tengo cierto dentro de mí. Conocer quién lo articula, conocer quien lo dirige, es conocerme a mí mismo. Es un camino difícil, camino es a los abismos. Dejé los miedos atrás, sé que habrá otros distintos. Más cierto sé que es ésa la fórmula de estar en paz con uno mismo. Es también de mucho gozo, solo o con quien quiera acompañarte. Vaivenes de toda clase hasta que en un nuevo equilibrio, lograr la onda adecuada que ponga a tu vida ritmo. Creo que nunca se es tarde para andar ese camino. Tampoco venderse por un plato de lentejas, por saciar el hambre sin tino. Pasatiempo, que no destino. Pienso, siempre se es joven para enfrentarse a uno mismo. Cualquier relación es un arte, que empieza por uno mismo. Si a mí mismo sé tratarme podré tratarte a ti mismo. Nunca se llega tarde al más hermoso objetivo, al colmo de esa ansiedad, que satisface nuestro vacío. Siempre a través de uno mismo, el otro podrá a ti arrimarse. Ambos tendrán que seguir ese recíproco ritmo. El ritmo de las palabras, de lo que con los sentimientos decimos, como se expresa el corazón valiente, abierto y por escrito.

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Jorge Pailhé

LA FRASE QUE QUEDÓ EN MI POR SIEMPRE

De tantísimas frases de cabecera, la que suelo utilizar, o a la que una y otra vez vuelvo lamentablemente empujado por la realidad, es una que leí en los años '80 en la histórica revista Humor y que siempre mencionaba Aquiles Fabregat: "La inteligencia humana tiene lamentablemente, es ilimitada".

límites.

En

cambio

la

estupidez,

Para mí, es un prodigio de brevedad, contundencia y sabiduría, si se entiende por sabiduría una manera inteligente -y otra vez aparece la inteligencia- de entender la realidad, la vida.

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Caro Barba

LA FRASE QUE QUEDÓ EN MI POR SIEMPRE

La época en que las palabras se plasmaban en un papel y que rescataría de cualquier aljibe si pudiera hacerlo, Van Gogh y su hermano Theo se escribían cartas: ésas en las que las palabras eran verdaderas porque era tan largo el camino que tenían que recorrer, que nada podía ser tirado al azar. En una de esas cartas, Vincent le escribía a su hermano Theo: "Encuentra bello todo lo que puedas"... Esa frase dejó un eco en mí, tanto que por momentos sentía que era mía. Apareció cuando todavía no entendía que levantarme a la mañana era un regalo, un milagro real. A partir de esa frase, empecé a buscar lo lindo en cada cosa que veía y mi mirada, nítida, captaba lo bello de lo simple.

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Daniela Acher

LA MÁXIMA

“Eras la beba perfecta”, le decía siempre su mamá. “Ni siquiera un llanto al nacer. Nunca te quejaste de nada, comías de todo, dormías la noche entera.” A los ocho años, Ana fabricó su primer títere: un león de pañolenci con ojos de botones, al que pronto se le sumaron los príncipes, el dragón, el sapo y las mariposas con los que remontaba historias en la semipenumbra de su cuarto cuando sus padres no estaban, y era su secreto mejor guardado. A los 12, sus compañeros le regalaron palmadas de orgullo cuando fue elegida mejor alumna del distrito. A los 18 escondió sus ganas de recorrer caminos con historias y títeres, y se inscribió en la carrera de Biología. A los 25 terminó su noviazgo con Agustín porque el trabajo de él en el taller mecánico de sus padres le impedía acompañarla a la universidad de Alemania en que la habían becado. A los 30 se casó con Hans y guardó en una caja muy oscura sus ganas de ser madre. A los 40 fue elegida científica del año y aceptó un contrato para una multinacional que tapizó sus ideales con dinero. A los 50 compró una casa con un jardín muy grande para empaparse de la vida que le faltaba a su matrimonio. A los 70 cambió las mañanas en la montaña por estanterías de mármol con medallas y estatuillas tan doradas como opacas. A los 80 ni siquiera tenía deseos que tapar. A los 90 se miró al espejo y no vio nada. Estiró la mano y no sintió ningún hombre a su lado. Encontró los anaqueles desnudos y la biblioteca desaparecida. Fue a su empresa y le dijeron que nunca nadie con su nombre había trabajado allí. Nunca, nadie, nada.

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Fue entonces cuando recordó la frase del general San Martín “SERÁS LO QUE DEBAS SER Y SI NO, NO SERÁS NADA”. Esa frase que la había amenazado por primera vez con sus letras de molde desde la pared del inmenso comedor de la escuela a sus seis años y la había aplastado el resto de su vida. Fue recién en ese instante cuando comprendió que la máxima a la que creía haber homenajeado siempre, podía tener otro significado. Descolgó una caja cubierta de polvo y distancia, revolvió desesperada y vio una punta de pañolenci y unos ojos abotonados con hilos. “Todavía estoy a tiempo”, se dijo. Y salió, liviana, a la tardenoche bajo la lluvia.

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Daniel Casas

El salvapantallas de una añeja PC 380 aparecía en mi rescate cada vez que me demoraba en escribir, a veces porque estaba haciendo otra cosa, a veces porque me quedaba en blanco pensando qué me faltaba hacer o qué inventar para hacer. Eran tiempos de periodismo free lance, que significa trabajar sin tiempos fijos, pero también sin certezas. Eran los lejanos 1998 y 1999, luego del cierre abrupto del diario Perfil, que me dejó junto a otros 300 trabajadores de prensa con unos mangos en el bolsillo, pero en la dura calle. No sé de dónde la saqué. Tiendo a creer que la inventé en un rapto de creatividad, como quien rasguña el fondo del tarro en busca de ánimo, y me acompaña desde entonces, como sobreviviente de varios cambios y colapsos informáticos: “Aunque a veces no lo parezca, vale la pena”.

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Gisela Krapf

"La escritura es la mejor forma de autoanalizarse. Porque esta noche me enseñaste que la locura existe y que hay dos locos caminando por sus sueños", me escribió en una notita que me dio esa noche. Apenas nos habíamos conocido, y estuvimos hablando de la escritura y otras yerbas. Él escribía de una forma increíble, yo tenía 16 y apenas esbozaba algunas pocas líneas, pero a él le gustaba, decía que le gustaba mucho como escribía. Nos hicimos muy amigos, nos mandábamos mails todo el tiempo, nos contábamos de todo. Nos vimos apenas 4 veces en persona, y la última vez que lo vi nos confundimos, creímos que daba para más, y nos dimos cuenta de que no era así. Después de esa tarde, hablamos algunas veces más, por teléfono, estuvimos de acuerdo en que no pasaba nada, de que íbamos a seguir siendo amigos. Pasó el tiempo, lo llamé varias veces, pero no pude comunicarme. La última vez que lo llamé fue un 3 de Marzo. El 4 me llamó una amiga común, ella hacía mucho que no hablaba con él también, y me dijo que se había muerto alguien en la familia, pero no sabía si era él o el hermano. Me volví loca, empecé a llamarlo, no me atendía... hasta que llamé a donde trabajaba. Su compañero de escritorio me dijo que él se había suicidado el 12 de Enero, que la familia lo había encontrado. Fue una de las peores cosas que me pasó en la vida. Él iba a escribir el prólogo de mi primer libro... y hoy lo siento como el prólogo de mi vida.

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María Gabriela Failletaz

LA FRASE PREFERIDA

A mí me cagaron las monjas con sus frases solemnes cargadas de modelos y preceptos aburridos y culpógenos. No mentirás... no robarás... no matarás… (¿No matarás? ¡Qué ridiculez! Ni tenía pensado...) No desearás al chico de tu amiga… dirás SIEMPRE la verdat hija… Y quedate tranquila... Cuando vayas a confesarte, podrás contarle al sacerdote que peleaste con tu hermana y le metiste las puntas para adentro a las Silvapen nuevas. También venían munidas de frases célebres la educación rígida de padres y maestros. Nos las presentaban camufladitas en forma de consejos. Ahora recuerdo la prolijidad caligráfica en el cuaderno de tapa dura que mutiló el trazo espontáneo de mi escritura que jamás voy a conocer y seguramente tantos aspectos de mi personalidad aniquilada por la falsa moralidad y por las modas de quien fui marioneta. Los prejuicios también trajeron frases hechas, siempre negadoras de la realidad, protegiendo formas esperables, modelos únicos y ocultando los innombrables. Incluso las restricciones de la dictadura, la censura, la condición sagrada del matrimonio, con la correspondiente lealtad y fidelidad inseparables del concepto, nos llenaron de bellos y filosóficos enunciados, de anhelos y arquetipos ideales. A todo eso y a mucho más lo fui modelando a medida que me iba poniendo cada vez más imperfecta. Así, de a poco, iba conquistando pequeños logros: independencia, autoconocimiento, libertad, aceptación de mí misma y, por ende, mayor disfrute. Las primeras desobediencias a la autoridad de la adolescente rebelde fueron hazañas deliciosas. Dejar de lado el intimidante “el no ya lo tenés” al no presentarme a rendir la materia de mierda ésa, o burlar la típica frase de mi padre: “no hagas las cosas a la sans façon” (léase en francés), o abandonar hoy día la pila de platos sucios en la pileta de la cocina, es un verdadero libertinaje y una minuciosa tarea de reconstrucción del yo. “Todos los extremos son malos”. ¡Horroroso! ¿Quien proclamó semejante pelotudez? Nada más maravilloso que desconar una noche con una buena borrachera y dejar que la vida se alce en volandas o ponerle alas

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a un sueño sólo por un día, aun sabiendo que el siguiente traerá la pena. Muchas son las frases que se oyen por ahí y, aunque hay que ser responsable y prudente, yo me quedo con mi preferida, que me acompañará de por vida: “¡quién te quita lo bailado!”.

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Cecilia Gómez Nale

DESPUÉS DE LOS 30 AÑOS CADA UNO ES RESPONSABLE DE LA CARA QUE TIENE

Esta frase bien podría coronar la pared de un consultorio de cirugía estética: “Achicame la nariz, Doc”. “Quiero la boca de Kim Basinger o la de Angelina Jolie”. (Imposible; vinieron así de fábrica). “¿Vos decís que con un toquecito de bótox se me borran estas arruguitas? ¿Y el ácido hialurónico me rellena pero después también se va…?” Y así sucesivamente. Bueno, el que quiera y tenga los recursos, adelante. Cámbiese la jeta, nomás. Usted y el cirujano de turno serán los responsables; pero más usted, que fue quien tomó la decisión de cambiarse la cara; pueda ésta volver a su estadio original o no. Desconozco el autor de esta frase; mi viejo la usaba mucho. Era una manera sutil de decirle a alguien que no culpara a la noche, ni a la playa, ni a la lluvia. Mucho menos a los padres. O al amigo, a la novia, o al jefe. Un basta a las justificaciones y a las excusas: “Soy así porque…” No, cariño. Hasta los 18, sí, te la tomo. A los 25… y… qué querés que te diga... Pero, ¿a partir de los 30? Lo que no hagas por vos y para vos, otros difícilmente lo harán. Hoy la leo como punto final y punto de partida: hacete cargo. De lo que hiciste, de lo que provoques. Es un karma a futuro. Un presente a plazo fijo. Y si me permiten una addenda, desde un determinado momento, uno no sólo es responsable de la cara que tiene, sino también de la que va a tener.

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Diego Albé

EL BULLDOG RESPIRA SIN SOLTAR

Tendría unos nueve años. Estaba aburrido, un sentimiento casi pecaminoso hasta el grado del ocultamiento. Pero llovía y las gotas golpeando las ventanas pudieron más que la discreción. Papá, estoy aburrido, dijo en un hilo de voz. Llevándolo del brazo con la determinación de un capitán, su padre lo enfrentó a la biblioteca diciéndole: ¿Decime cómo es que podés aburrirte en esta casa? ¿Te creés que muchos tienen una biblioteca así? Ignacio asintió con vergüenza y estaba decidido a reparar los hechos con un acto de arrojo; sabía que lo que venía ponía a prueba sus condiciones de hijo y por tanto, de merecedor del apellido. El padre elevó secamente su mentón inquebrantable como si fuera un índice y con los ojos puestos en los lomos de cuero y colores le dijo: elegí algo, todo eso es tuyo. El chico se esforzó en elegir lo que supuso a su padre iba no sólo a hacerlo olvidar del incidente, sino también a llenarlo de orgullo. La Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, Ediciones Peuser. Su padre lo palmeó con fuerza y le dijo: me pone muy contento hijo. Cualquier duda, me llamás, y se fue dejando en el aire un fuerte olor a colonia inglesa. Ignacio puso todo su empeño y poco pudo comprender de lo intrincado de una guerra que no conoció, pero al cabo de dos tardes, una frase horadó su pecho como una fragua, dejando una huella para siempre: “El bulldog respira sin soltar”. La vista se le nubló y ante su mente de niño desfilaron como en una pintura negra de Goya, el perfil de Churchill, los compromisos, las balas de cañón silbando en su dormitorio, los brazos que sólo sirven si son fuertes y un enorme mentón. Pasaron los años forjados en verdades de hierro y una tarde de lluvia, aburrida como la que lo llevó a leer a Churchill, Ignacio se encontró tomando una de las asas del cajón de su padre. Inmóvil ante la muerte del gigante, se preguntaba cómo había hecho ese hombre para vivir tantos años sin soltar el aire. Creyó ahogarse y sin embargo no derramó una lágrima. Su madre lo tomó del brazo y al salir del entierro, el pecho de Ignacio crecía haciendo que su quijada se asemejara a una proa. Desde lejos podía verse a una débil anciana aferrada a una montaña. Ignacio se llevó todo el viento.

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Maribel Martínez

Recuerdo la clase de filosofía y estética en la universidad, en donde la profesora disertaba sobre algunos autores y el medievalismo epocal. Y en un instante, preguntó a la clase, si alguien sabía qué era la felicidad, para ese contexto histórico. En el último banco, entre mi seriedad habitual, mi concentración de siempre y mi aspecto dark, sugerí la respuesta a la inmediatez. −Querida, dime, ¿qué puedes aportar sobre la felicidad?, me dijo la profesora de modo asombrado. −Un concepto valioso, señora, según Tomás de Aquino: la felicidad es el eterno descanso en un bien intensamente deseado y ampliamente poseído. ¡CORRECTO!, todos los alumnos de esa clase que yo adoraba, me aplaudieron por esa frase iluminada y la profesora, con una sonrisa profunda, me felicitó.

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Guillermina Silva D’Herbil

LA FRASE QUE QUEDÓ EN MÍ

Los techos altos, las paredes cubiertas de pesado mármol, el sonido rítmico de los pies dentro de esos zapatos masculinos marchando por el pasillo. El aire denso, pesado y antiguo. Ni un mechón de pelo se escapa de la apretada cola de caballo, ni siquiera uno chiquitito que roce libre la frente. Ni un centímetro de piel, las medias empiezan donde termina la túnica, que cae espantosa, con sus tablas anchas, dentro de la cual los cuerpos parecen no existir. Hasta la garganta está presa de la corbata azul con rayas rojas. Llegó el momento… nos dirigimos a la capilla. Ya es hora de matar tanta ebullición, ya es tiempo de anular el impulso,l as ganas, los deseos. Más vale prevenir que curar. Encomendemos a estas vírgenes a la Virgen ya, no sea que descubran la belleza del pecado. Consagración a la Virgen. Y desde esos 16 años brotó al unísono: Antes muerta que manchada. Por Dios, menos mal que existe el Skip.

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Horacio Tort

Ante todo, debo confesar que atravieso una etapa con una mala combinación de mucho trabajo, poco tiempo para leer los textos de otros lipeños y mucho menos para seguir los comentarios, y, lo que es peor, pocas ganas de escribir. Habiendo formulado las disculpas del caso y ya metiéndome en la consigna, reconozco que nunca me había puesto a pensar en qué frases me han acompañado a lo largo de la vida hasta que Sanchu me hizo prestar atención a ello. Creo que, en mi caso, así como no admiro a nadie en especial sino a muchos, no hay tampoco una frase que resalte del resto. De todas formas, hay frases y frases, y es bueno diferenciarlas. Y yo lo hago de esta forma:

− Algunas frases que marcan de alguna manera mi línea de conducta: •

No hagas a otro aquello que no querés que te hagan a vos. (RESPETO).

La libertad de uno termina donde empieza la de otro. (URBANIDAD).

Si ha de ser para vos, ni aunque te quites; si no ha de ser para vos, ni aunque te pongas. (¿DESTINO?).

La paciencia es una planta (IMPRESCINDIBLE).

Barajar y dar de nuevo. (UNA CONSTANTE EN MI VIDA).

La vida es corta y hay que disfrutarla. (INDISCUTIBLE).

Hay un momento para todo. (SÓLO ES NECESARIO TENER LA PACIENCIA NECESARIA).

El sentido común es el menos común de los sentidos. (IRREFUTABLE).

amarga

de frutos

muy

dulces.

− Algunas frases que nunca entendí y que me parecen un poquito sin sentido: •

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Todo sucede por alguna razón. (SÓLO QUE A VECES SE EXPLICA 20 AÑOS DESPUÉS).


No hay mal que por bien no venga. (ANDATE A LPMQTP CON ESA FRASE, metetela en el…).

River, el más grande de la Argentina. (GRACIOSO QUE ALGUNOS LO CREAN).

− Algunas frases que uso porque me divierten (en el contexto adecuado, por supuesto): •

¿Sabes cuál es la diferencia entre Flores y Floresta?

Pedile a tu hermana que te cuente.

Viejo es el viento y todavía echa polvos.

Se te escapó la tortuga.

Estás más lento que Only you.

− Algunas frases que me irritan (dependiendo del emisor, a veces lo dejo pasar y otras no): •

Cualquiera que sea enunciada desde cualquier tipo de fanatismo.

Cualquiera enunciada por un pelotudo/a evidenciando que se cree dueño de la verdad.

Cualquiera que apoye en su esencia algún tipo de injusticia.

Cualquiera pronunciada por un político que te está mintiendo en la cara. (Creo que diciendo por un político era suficiente).

Cualquiera en la que me tomen por boludo o ignorante.

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Mercedes Antón Cortés

LA FRASE

El buen paño en el arca se vende. La verdad, tardé tiempo en comprender su significado....Así, una frase dejada caer al desgaire, sin paño, ni arca, ni tienda de por medio.

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Mirta Linda Saiegh

Una frase que escuchaba cuando era chica y no entendía: “El que nace barrigón es añudo que lo fajen”.2 No la entendía. Tampoco preguntaba. Me imaginaba un gordo muy panzón, como el personaje de Upa, y alguien tratando de pegarle... influida por las historietas trataba de imaginar que quería decir. Ya más adelante, en la adolescencia, encontré una frase que me gustó mucho y la puse bajo el vidrio del escritorio donde me sentaba a estudiar “Si lloras por no haber visto el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas”. Ésa me acompaña hace tiempo, intento que sea mi brújula, aunque no siempre obtuve el resultado esperado al aplicarla... Otra frase acuñada en el ámbito de recursos humanos, con los grupos de trabajo. Me pareció que sintetiza un concepto con mucho humor. “No hay peor cosa que un bruto con iniciativa”. En relación a la gente que hace aportes creyendo que es una manera de mostrar su motivación con el trabajo. Y la última. Hace unos días iba en el auto a la altura de Soler y Juan B. Justo a una cena, no sintiéndome muy armada y bien de ánimo para enfrentar alguna situación. Leo una pintada que tenía una frase que me impactó. La leí, paré el auto a las cuadras y la escribí (por temor a olvidármela); decía: “La actitud es el pincel con el que la mente colorea nuestras vidas“. Sentí que era un mensaje puesto para que yo lo leyera ese día. Coincidencias azarosas que vienen oportunamente. Esta última me llegó, me la adueñé y la comparto, porque, como dicen por ahí, la poesía es para el que la necesita, y las frases como ésta también.

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Al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen.

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Mariasi Cañizal

FRASES QUE QUEDARON EN MI

Lo primero que me pasa con esta consigna, muy buena por cierto, Guille, es que me hacen putear contra mi escasísima memoria, máxime cuando todos espetan tan a boca de jarro las suyas con esa inmediatez, que, encima y seguramente, tengan aún hablando. Por citar un ejemplo, lo que hace Cristian del Rosario a veces, que minutos después de haberse publicado la consigna, el tipo “escupe” un magistral desarrollo de la misma, ponele... ¡no hay derecho! Bueno, no es mi caso. Entre las ocupaciones me suele pasar que en momentos de ¿espera?, me pongo a pensar en esto que me han propuesto recordar y entonces, fórceps mediante, mi tímida y adormecida memoria, pareciera que poco a poco empieza a funcionar… Así me trajo algunas frases, que necesitan más que un cuento de contextualización, una especie de clasificación, digamos. Todas las aplico tanto en la búsqueda de algunas soluciones, o en racionalizaciones para algún acto jugado, o como consejo o sugerencia para alguien al que veo comprometido, así: − Dicha por mi madre cuando le requeríamos recursos: LA NECESIDAD ES LA BASE DE LA CREACIÓN − Dicha por mi padre cuando le pedía plata y que he repetido a mis hijos, ya que expusieron ese temita: ¿VOS TE CREÉS QUE A LA PLATA LA CAGA LA GATA? − Encontrada y enmarcada en un poster para regalarle a mi marido, fanático de la cerveza, rondando los treinta y pico de años, donde uno entiende verdaderamente el significado de esto (puede aplicarse a la bebida favorita de uno): LIFE IS TOO SHORT TO DRINK CHEAP BEER − Dicha por mi psicóloga en varias sesiones y entendida y aceptada a fuerza de frustraciones: TODO NO SE PUEDE

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− Encontrada hace poco y me produjo mucha identificación: SI LES MOLESTA LO QUE DIGO, IMAGÍNENSE SI SUPIERAN LO QUE PIENSO − Y, por qué no, una frase para putear lindo, extraída de una novela argentina que no recuerdo, pero sí a quién la decía, que era Gerardo Romano: ¡VALLEJO Y LA REPUTA QUE TE PARIÓ! Me nace instintivamente…

¡He dicho!

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Horacio Petre

FIRULETES o EL MAPA NO ES EL TERRITORIO (Alfred Korzybski)

Esta frase, la leí incorrectamente atribuida a otro pensador y luego de muchos años encontré a su autor original. El mundo del lenguaje y su tergiversación constante es la piscina en la que soy feliz como foca en cancha de bochas. A su vez, virginiano como soy, vivo obsesionado por el pie a tierra y los constantes rocanrroles entre lo real y su relato, me generaron todo tipo de angustias, fanatismos y berrinches. Hasta que apareció esta frase… y de alguna manera me ayudó a ordenar un poco el juego. El mar… ¡el mar está en todas partes! Pero hablando de juego y de mapas, no podría soslayar el nombre de Carlos Alberto Maceira: “…ES EL PUTO AMO”, como le ponían en la prensa española. Maceira surgió del fútbol portugués a fines de la década del veinte, y unos años más tarde ya estaba jugando en España. Más precisamente en el año 2036, Carlos Alberto ya revistaba en el Barça, con Messi de DT donde logró superar todos los récords del argentino. Llevó a Portugal a ganar la copa del mundo por primera vez en Italia 2034 y nuevamente en el mundial de 2038, realizado en la Antártida. Un crack absoluto. También un freak… Nadie lograba explicarse su forma de juego, ya que no hacía caso a sus directores técnicos ni a sus compañeros… jugaba solo. En realidad entraba al campo de juego abstrayéndose por completo del partido; muchas veces se paraba en un arco, mientras sus compañeros, aguantaban que no les hicieran goles hasta tanto Carlos Alberto (O marciano, como le decían en su país…) se inspirara. Y entonces, cuando se inspiraba, al cabo de 20 minutos o menos de juego, tomaba la pelota cerca de su propio arco y, haciendo recorridos extrañísimos, sin ayuda de sus compañeros, y sin que ninguno de los contrarios pudiera sacarle la pelota, llegaba hasta el arco rival haciendo su gol. Cuando se activaba, Carlos Alberto podía hacer un gol cada dos minutos. Algunos equipos contrincantes practicaban la defensa de los once literalmente colgados del arco cada vez que el portugués se encendía… pero de nada servía, ya que de una forma u otra lograba meter la pelota adentro.

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La FIFA se vio inundada de denuncias de todos los países (salvo Portugal y los dirigentes del Barça) pidiendo cambios en el reglamento que impidieran el juego casi autómata de Carlos Alberto… Pero no había con qué darle, intentaron poner reglas que impidieran el juego en solitario (sin al menos que la toque otro jugador) por más de treinta segundos… Pero por un lado, Maceira se las ingeniaba en hacer rebotar en propios y ajenos la pelota sin perder ni por un milímetro el hilo de sus incomprensibles recorridos y por otro, a los demás jugadores se les complicaba no poder estar más de treinta segundos sin pasar la pelota. Lo que más llamaba la atención a todos, eran los extraños firuletes que hacía en zonas alejadas del arco contrario, sin sentido alguno, para luego enfilar hacia la meta y efectivizar su clásico y predecible gol. Sin embargo, luego de años de seguir sus jugadas, Frank Magri, agente de la CIA, logra entrever el enigma. Empieza a explicar su teoría, pero no tiene eco alguno y todos lo toman por loco. Nadie nunca había podido saber (ni siquiera Frank Magri) que la madre de Carlos Alberto había sido secuestrada e inseminada por alienígenas, y que el niño había crecido con poderes especiales. Los intrincados recorridos que armaba en cada partido, llevando él solo la pelota entre los contrincantes, eran dibujos sobre el césped que contenían códigos secretos para sus hermanos extraterrestres, en donde Maceira (de manera inconsciente) pasaba información de todo lo que ocurría en el mundo de los humanos. Al haber sido una mega estrella mundial del deporte más popular, había recorrido todo el planeta, y en cada partido, con sus firuletes, se la pasó emitiendo toda la data a través de los mapas que pespunteaba sobre el field. En el año 2042, al ganar Portugal por tercera vez la copa del mundo gracias a su crack, en el momento exacto de la ceremonia de entrega de la copa y medallas, se oscurece por completo el estadio Bin Laden de Chicago, donde se cerraba el mundial de fútbol de la FIFA. En ese preciso instante, el desembarco alienígena que luego conocimos como el Inicio del Período Oscuro, empezó. Frank Magri desde el neuropsiquiátrico gritaba “¡Lo sabía, lo sabía!” al tiempo que Carlos Alberto Maceira estallaba literalmente, rompiendo su crisálida con forma humana, para salir volando, con la copa del mundo asida, convertido en un espantoso insecto rumbo a la nave madre, que ya se alistaba para iniciar la invasión total del planeta.

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Daniel Dionisi

IDENTIDAD (UNA DE TOLSTOI)

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Yo hubiese preferido otra cosa. Y se lo dije al Rubén. Le insistí mucho. Él no entendía, se enojaba, estaba emperrado. Siempre me lleva la contra. Pero yo pensaba en el nene. ¡Qué manera de pelear por este tema! Es que para mí el nene, Kevin, mi nene, es lo más importante del mundo. Yo se que Rubén lo quiere, que tiene devoción por su hijo. ¡Pero a veces es tan cabeza dura! Y yo quiero lo mejor para el Kevin, aunque me haga sufrir, aunque me ponga loca desde que anda con esa pituca. Pobre, parece buena chica, pero es una pituca, una cheta. La verdad que no sé como hizo Kevin para engancharse a una platuda, a una rubiona acostumbrada a los lujos. ¡¡Bah, sí sé!! Cómo no se va a enamorar de mi nene, si con esos ojitos claros que heredó del padre, el Kevin es el más lindo, un galán de propaganda. ¡Claro que se enamoran de él! En cualquier lado, hasta esta chica de Nordelta se enamora de mi Kevin. ¡Nordelta! ¡Capaz que viven al lado de Francella o de Tinelli! ¡Y el Rubén parece que no se diera cuenta! Le dije que le pedía a mi prima Irma, la que cocina para afuera, que me hiciera un vitel toné como el que trajo en la navidad. Y listo, quedábamos como duques. Pero no, cuando al Rubén se le mete algo en la cabeza, no hay con qué darle. Desde que supimos que el Kevin iba a traer a sus futuros suegros a casa, se le metió eso de hacerles la buseca y no hubo caso. ¡Buseca, mi Dios! En el country de esta gente ni debían haber escuchado la palabra. Que el padre, mi suegro, se lo había enseñado, que nadie hacía la buseca como él, que se iban a chupar los dedos. Ni siquiera me dejó comprar unos canapés en la panadería de la avenida para hacerles una entradita. ¡Salamín y queso! gritaba. En casa de los Stafuza la entrada es salamín y queso y después ¡buseca! ¡Qué nervios! Estuve nerviosa todo el día. Compré un mantel nuevo, la casa la puse linda, pero no podía sacarme de la cabeza el tema de la buseca. Qué iban a pensar los padres de Josefina. ¿Josefina o Agustina? ¿O Delfina? ¡Nunca me puedo acordar el nombre de la chica!, debe ser una negación que tengo con esta perra que se va a llevar a mi

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Pinta tu aldea y serás universal. Me gusta más esta versión y es la que inspiró el relato.

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nene. Pobre, jajaja, parece buenita y muy educada. Pero, qué iban a pensar los padres cuando bajaran del auto y ya desde la vereda sintieran el olor del mondongo. ¡Qué nervios, mi Dios! Cuando llegaron, él estaba muy seriote. Un tipo alto, con mucha presencia, un señorón. Ella, una petisa rubia teñida. Yo estaba que temblaba de los nervios, pero igual me llamó la atención que un hombre tan elegante pudiera andar con esa chiruza. Y el Rubén, el Rubén… Los saludó con la mano izquierda, porque con la derecha no dejaba de revolver la cacerola. Yo me deshacía en gestos, pero él nada, ni me miraba. Meta revolver mientras recibía a las visitas. Yo me fui al comedor con la chiruza y los chicos. Los hombres se quedaron en la cocina comiendo la picada. El papá de Josefina ya estaba más amable, vi que pelaba el salamín. En el comedor yo hablaba con ella, pero tenía una oreja en la cocina. Es que el Rubén me da miedo. Siempre saca el tema de Perón, no aprende que con visitas no hay que hablar de política ni de religión. Ni me acuerdo de qué me hablaba la rubia. No aguanté más y me metí en la cocina de pura chusma. Moría por saber de qué hablaban los hombres. Y justo cuando entro, el papá de Josefina estaba metiendo un pancito en la cacerola. Parece que le gustaba la buseca. Le preguntaba a Rubén adónde compraba el chorizo colorado. En la mesa la pasamos muy bien. El señor contó que en su casa lo querían mucho a Kevin. Yo ya estaba más relajada. Hasta me animé a hablar un poco de religión. Resulta que la mamá de Josefina es devota de la Vírgen Desatanudos como yo. Simpática la señora, se llama Patricia. Todos repitieron la buseca y cada vez que llenaba un plato con el cucharón el Rubén me miraba fijo. ¡Qué orgulloso estaba! Él es poco demostrativo, pero yo me doy cuenta. Le brillaban los ojitos como a un nene. Si lo conoceré... ¡Cómo lo elogiaron! Es que, hay que reconocerlo, es un gran cocinero. Antes de irse los padres de Josefina nos invitaron a comer un asado la semana que viene. Josefina me dijo que estaba feliz de que las familias se llevaran tan bien. Ah, también me dijo que se llamaba Agustina. Divina la novia del Kevin. Ahora lo veo ahí, sentado en el patio a las risotadas y me gusta verlo así. A él le encanta sentarse de noche abajo de la parra. Habla solo. No entiendo bien lo que dice, algo de pintar una aldea, no sé muy bien, pero me pone contenta. ¡Qué linda noche! Al final lo de la buseca nos salió bien. Y yo que pensé que íbamos a quedar como unos pelagatos. Pero no, salió todo bien. El Kevin estaba feliz. ¡Qué linda risa tiene el Rubén! Está con unas copas y dale que dale con eso de que pintó una aldea, de que es universal. Cosa de borrachín, pero me gusta, me enternece. ¡Lo quiero tanto al Rubén!

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Profe Ballán

LAS FRASES QUE QUEDARON POR SIEMPRE

Muchos dirigentes nos han dejado sus frases, que quedaron en la memoria colectiva como un recordatorio de sus marcas personales, sus aspiraciones, ambiciones, deseos, o su visión de cómo es (o debería ser) su (un) gobierno. Dejo algunas con apostillas ideológicas para los nostálgicos. Para los más jóvenes, es un camino que posiblemente no tengamos que volver a recorrer, nos identifica como Nación y como pueblo, con sus vaivenes, avances y retrocesos. “Recuerdo” (el encomillado es por no haber vivido algunas, aunque también están en mi memoria): 1959: “Hay que pasar el invierno”, Álvaro Alsogaray, Ministro de Economía del gobierno de Arturo Frondizi (Unión Cívica Radical Intransigente, más adelante Movimiento de Integración y Desarrollo) 1979: "No están ni muertos ni vivos, están desaparecidos", presidente Jorge Videla (dictador). 1981: “El que apuesta al dólar, pierde”, Lorenzo Sigaut, Ministro de Economía del gobierno de Roberto Viola (dictador). 1983: “Con la democracia no sólo se vota. Con la democracia, se come, se cura y se educa”, Raúl Alfonsín, candidato a presidente por la Unión Cívica Radical. 1987: “¡Felices Pascuas! La casa está en orden”, Presidente Raúl Alfonsín (Unión Cívica Radical). 1989: “Ramal que para, ramal que cierra”, Presidente Carlos Menem (Partido Justicialista). 2000: “El 2001 será un gran año para todos. ¡Qué lindo es dar buenas noticias!", Presidente Fernando de la Rúa (Unión Cívica Radical). 2002: “El que depositó dólares, recibirá dólares”, Eduardo Duhalde, Senador a cargo de la presidencia (Partido Justicialista). 2003: “Vengo a proponerles un sueño”, Presidente Néstor Kirchner, en el discurso de asunción a la presidencia (Frente para la Victoria, rama del Partido Justicialista).

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La mayoría de las frases están en el artículo de Nicolás Litvinoff: “El que apuesta al dólar pierde, y otras frases poco felices”. 4

4

[http://www.lanacion.com.ar/1608298-el-que-apuesta-al-dolar-pierde-y-otras-frasespoco-felices]

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Mariano Durlach

LA FRASE

I Un socio mío, cada vez que le hacían una pregunta indiscreta preguntaba "¿Vos sabés mantener un secreto?" Por supuesto que la respuesta era afirmativa, entonces respondía "¡Yo también!" También tenía otra respuesta, pero me tendrán que perdonar porque... "si se las digo... ¡los tengo que matar!".

II Los leo y me vienen más frases, así que como "es más fácil pedir perdón que permiso", voy a violar esa ley lipeña que dice que no se puede postear más de una vez... 5 Según nuestro profe de filosofía, en Irlanda, su tierra natal, aseguran que "la realidad es un estado de ánimo producido por la falta de alcohol". También acuñaba cada tanto otra que aplico más de una vez cuando me reclaman lo que debiera ser en lugar de lo que es: "Si mi tía tuviera huevos sería mi tío". Y como también me rijo por eso de "no prometas lo que no estás seguro de poder cumplir", no sé si éste será el último. "El que avisa no traiciona".

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Nota del editor: no se trata de una ley, sino de una recomendación. Se puede, pero no se debe, por respeto al resto de los lipeños. No obstante, se acepta la inclusión de dos textos en el cuaderno, siempre que no sea un abuso ni una violación de espacio.

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Pablo Miguel

Dudaba de si sólo dos palabras podían considerarse una frase, así que recurrí a los reales académicos y ellos dicen: 1. f. Conjunto de palabras que basta para formar sentido, especialmente cuando no llega a constituir oración. Supongo que sí, entonces... Al menos para mí forman sentido. Corrían los primeros 90 y la vida era básicamente sexo, droga y rocanrol. Mucha diversión y pocas responsabilidades. Entre otras cosas, con mi pareja cogíamos como conejitos despreocupados, ya que por alguna cuestión hormonal ella no menstruaba regularmente y le habían dicho que sólo mediante un tratamiento podía quedar embarazada. Los médicos no saben nada. Un día me encaró con la tirita del test; nunca entendí por qué estaba tan preocupada, como si se le viniera el mundo abajo, y me preguntó "¿Y ahora qué vamos a hacer?" Yo la miré como si me consultara cuánto son dos más dos y respondí "¿Quererlo mucho?" Por supuesto funcionó, quisimos mucho al energúmeno y también a la energumenita que llegó tres años después, pero lo que importa acá es que esa minifrase quedó como leitmotiv en el folklore familiar. Cada vez que alguien hacía en nuestra presencia alguna pregunta cuya respuesta era absurdamente obvia, ambos exclamábamos al unísono, incluso desde distintas habitaciones, "¡Quererlo mucho!" y nos doblábamos de la risa. Pasaron punta de años. Yo soy otro, o tal vez el mundo es otro, o quizás ambas cosas a la vez; no importa, no tengo intención de ponerme a filosofar. El asunto es que hace tiempo que no tengo relación con quien compartía aquel código, pero todavía (no lo hago porque nadie entendería) cada vez que me preguntan alguna redondísima boludez muero de ganas de contestar "Quererlo mucho, simplemente quererlo mucho."

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Sanchu De Raedemaeker

Desde chica tuve un tema con las frases. Las usaba cuando el ambiente no era propicio. Por eso, en mi parecer, quedan grabadas, porque son inesperadas. Debo reconocer, que algunas inventaba y terminaba sufriendo una especie de bullying familiar, con cariño. Cuando hablo con Carito, por ejemplo, en medio de la charla me dice, − Anotá lo que dijiste. − ¿Qué dije? − ¡¡¡Esa frase!!! Y empezamos a reírnos. A veces las metáforas me ganan, ya que pienso que es la mejor manera de ser escuchada, hablando bajito y con un comodín que no faltan en el puño de mi camisa. …//… Estábamos un grupo de mi ex y yo tomando el té en la casa de una señora muy aseñorada en Córdoba. El ambiente muy formal, la infusión servida a la manera de la señora Rottenmeier, en la serie de Heidi. Rosita Ferreyra de Roca era muy fina y elegantemente distante. − ¿Cómo anda tu padre, Sandra? − Ahí… Rosita, vos lo conocés desde chico, no sé si presumir o esconderme del apellido que llevo, está en Europa y mi madre enferma, como sabrás.. − Ay, perdón... me desubiqué. − No hay problema. "El que no habla de sus cucarachas, es porque tiene ratas".

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Diego Pascual

LA FRASE QUE QUEDÓ EN MÍ POR SIEMPRE

No es muy profunda, ni me ha marcado de por vida, pero puedo decir que admiro la ocurrencia popular y que esta frase me llena de energía positiva y me hacer reír mucho, lo que no es poco decir. "No hay problema, dijo Alf, y tenía cuatro patas de lana".

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Dicky Schefer

LA FRASE QUE QUEDÓ EN MÍ POR SIEMPRE

Me gustó mucho esta idea de una frase que te marcó y se quedó para siempre. Debo haber tenido en mente varias en distintos momentos, pero se me fueron borrando, quizá porque no les doy mucha importancia. Pero para no ser tacaño les comento dos, que probablemente sean adecuadas en cierta etapa en que crees que algo aprendiste. Una se refiere a la aceptación de que uno controla muy poco: "es lo que hay". La otra es relativa a apreciar momentos o cosas que antes no le dábamos importancia, pero ahora nos damos cuenta que son tesoros: "mucho más que esto, no hay".

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Amelia Molina Burgos

CADA ELECCIÓN ES UNA RENUNCIA

Un paso, otro paso, y otro más. Sus pies deambulan alrededor de la caja que está en el suelo, marcando el ritmo el inexorable tictac del artilugio que aprisiona su muñeca y le asfixia las venas. Las agujas parecen avanzar al antojo de alguna mente miserable que hubiera inventado almacenar el tiempo y comprimirlo mezquinamente dentro de una esfera perversa. Las manos, a ambos lados de la cabeza, ejercen presión sobre las sienes. Una avalancha espesa le crece desde el centro del pecho y le sube hasta detenerse en la garganta. Escupe como si quisiera arrojar las entrañas e inspira profundo, uno, dos, tres, cuatro… Con un ademán tajante, se arranca el reloj, lo contempla unos segundos sobre su palma y lo deja encima de la mesa. Despacio, se sienta en el suelo delante de la caja y la abre. Sobre un montón de fotografías en blanco y negro, la de un hombre de aspecto tosco y firme, de pie, rodeado de cuatro muchachos. Le dedica apenas una mirada, la pone a un lado y saca un envoltorio de papel de seda del fondo de la caja. Se lo lleva al pecho como si acunara un bebé. Entonces, cierra los ojos y al instante vuelve Tchaikosvky. Bambolea el cuerpo con movimiento hipnótico y mece los brazos que acurrucan el envoltorio de seda, al compás de la música que resuena en su cabeza. La afilada voz de su padre se impone por encima de los acordes y de un tajo, cesa la música: “Teta y sopa no caben en la boca, Angeliño”. Son las seis de la mañana. Hoy se reúne el consejo de administración de Milldos&Faber para elegir un nuevo presidente, las quinielas apuestan por el mayor de los hermanos Milleiro, el hombre que ha colocado a la compañía en el número uno de las multinacionales del sector. El envoltorio de seda ha caído al suelo. Una zapatilla de baile vuela desde el pecho de Angel Milleiro y se estrella contra la radio. Sus tres carreras y la vida misma, le han enseñado que cada elección es una renuncia.

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Paula Ancery

LA FRASE QUE QUEDÓ EN MÍ POR SIEMPRE

Resulta que en italiano murciélago se dice pipistrello. Créanlo o no, Batman es para los italianos “l’uomo pipistrello”, lo cual explica muchas cosas acerca de ese bendito pueblo, como por ejemplo que hayan tenido a Berlusconi como jefe de estado. Pero me voy de tema, como es mi costumbre. Resulta que Tita Merello cantaba un tango en el cual decía de sí misma que algunos se burlaban de ella por lo fea que era, pero que ella, en vez de darse por aludida, se hacía la que no se daba cuenta de que la estaban criticando, porque esa actitud le rendía más. La manera que tenían en el barrio de hacer mofa de su aspecto físico era llamándola murciélaga en italiano, porque había mucha inmigración itálica por aquel entonces en estas tierras. Y aquí viene la frase que estoy escuchando desde mi infancia, en la equivocada creencia de que sólo era una performance muy simpática de Tita: “Me llaman la pipistrella. Yo me dejo llamar. Es mejor pasar por gila si una es viva de verdad…” Me llevó toda mi juventud y casi la mitad de mi así llamada carrera periodística entender que todos, y particularmente las mujeres, tenemos mucho más que ganar pasando por tontos que subiéndonos a un pedestal para deslumbrar al mundo haciendo alarde de inteligencia, belleza, gracejo y cualesquiera otras virtudes que pretendamos tener. En principio, porque puede ser que no las tengamos o no estén particularmente activas en el momento en que procuramos lucirlas. Segundo, y no menos importante, porque subidos a un pedestal es más fácil que den en el blanco los cascotes, las flechas, los dardos envenenados, los redoblantes y las bolitas de papel amasadas con saliva que el vulgo soliviantado intente embocarnos. Pero además, por mera cuestión de táctica. Sigue Tita, sin cambiar de tango: “Tengo un coso al mercao que me mira. (Es un tano engrupido de criollo.) Yo le pongo lo’ojo’ pa’rriba y endemientra’, le afano un repollo.”

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Saber, y que el otro no sepa que uno sabe (que el tano “gusta de mí” pero yo estoy dispuesta a llevarme un repollo sin pagar), he ahí una buena definición de paraíso para cualquier periodista y, en general, para cualquier ser humano. Ser, y que en los momentos estratégicos parezca que no se es (fea como un murciélago, por ejemplo), lo mismo. Pero el sistema escolar nos ha hecho mucho daño. Nos hacen creer, en una etapa decisiva de nuestras vidas, por lo temprana, que no sólo hay que ser, sino también parecer lo que se es (que no puede ser otra cosa que lo que se debe); que los últimos jamás serán los primeros y que los primeros no son sólo los más inteligentes, ni los más bellos, sino también los que más se esfuerzan y hasta es posible que los más buenitos. De la puesta en práctica y hasta del alarde de todas estas cualidades sólo podían sobrevenir aplauso, medalla y beso. Entonces, yo no sólo no quería ser tomada por gila, sino que hasta me creía que era una viva bárbara, porque era cierto que en el colegio era la abanderada. Me confié y fui por más: adopté como modelo a Sarah Connor en Terminator II, cuando ella, con un brazo lesionado y un arma larga en el único brazo bueno, hace retroceder al cyber malvado a los disparos limpios, hasta que él solo se cae en un tacho de ácido. Entiéndase: nunca disparé un arma. Pero sí me olvidaba de que no estaba en una película, así que quedé toda lesionada por enemigos que no tenían precisamente la categoría de un Terminator. Hasta que un día escuché un consejo que le estaban dando a otro (soy periodista, y nos entrenan para ser chismosos profesionales). Creo que al aconsejador le hice caso por eso: porque él se estaba dirigiendo a otro. Yo todavía estaba bastante en Sarah Connor y me habría ofendido en lo más hondo que alguien se dirigiera a mí en estos términos: -Haceme caso, pibe: ponete en la cola de los giles. Porque en la cola de los vivos yo ya estuve, y me llenaron la cara de dedos. Ahora voy y me pongo yo solito en la cola de los giles, sin que nadie me diga nada. Es una fila laaarga, larga. Pero garpa. Era Tita Merello recargada. Hace rato que asumí que no soy Sarah Connor, pero conservo cierta tendencia a creer que ya me avivé; así que ahora, cada tanto, cuando voy al supermercado y llego a la caja, o tengo que hacer fila para sacar el boleto del tren o algo así, si no estoy muy apurada, a propósito me fijo cuál es la cola más larga, y me pongo en ésa. Y para amenizar la espera, y para no olvidarme de por qué estoy ahí, vuelvo a escuchar mentalmente a Tita: “es mejor pasar por gila…”

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Arturo Chianelli

LAS FRASES QUE QUEDARON EN MÍ

¡Son tantas...! Aquí sólo algunas de ellas.

Tal vez caseras, bien caseras: − ¡No le pongás tanta sal! (Y la consecuencia del aquello: El salero en la mesa, ¡no!) − La rebanada de pan tiene que tener dos milímetros de manteca (Conforme pasaron los años la materia más grasa dio paso al queso para untar). − Cuando cae el pan con manteca, siempre cae con la manteca para abajo.

Con un tinte de responsabilidad: − En mi ausencia sos el hombre de la casa. − Cuando te caes, te tenés que levantar de nuevo y seguir.

De la vida diaria y actual: − Siempre releé el mail antes de presionar "enviar".

Historia y literatura: − Hasta la victoria, siempre. − ¡A mí, los tigrecillos! (Sandokan)

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Javier Russo

CONSIGNA DE SANCHU

Digamos que hay muchas frases en mi vida que dejaron algo, pero hay una que me causaba mucha gracia. Hace muchos años era técnico de videograbadoras profesionales. Cuando la era digital llegó a las VCR los precios de los equipos se dispararon y los gerentes de canales y productoras se ponían como locos cuando sus bebés no funcionaban. La ecuación era: VCR parada = plata esfumándose. Un compañero de trabajo medía la neurosis de los gerentes técnicos con una frase que decía en vivo y en directo. Al preguntarle el gerente técnico o dueño de la productora:

− ¿Por qué estará andando mal la VCR? Mi compañero respondía:

− Seguramente hay algo mal que no anda bien. Pocos se daban cuenta y reaccionaban. Las reacciones eran muy variadas y coloridas. Reaccionaran o no, nos reíamos igual.

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David Haskel

La mayor parte de mi vida la pasé sin una frase favorita. Nunca encontré una que pasara todos los filtros. Que me pluguiera o pluguiese. Es más: siempre les tenía ojeriza. Las relojeaba así, con reconcomio y recelo, porque reconocía que en lo más recóndito de su relato, se las rebuscan para recagarte reiterada y reciamente. “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”. ¿Ah, sí? Entonces mejor nunca doy una limosna, porque no quiero que nadie me ande tirando dádivas. “Al que madruga, Dios lo ayuda”. Claro, pero “No por mucho madrugar, amanece más temprano”. “Haz bien sin mirar a quien”. Pero, ¿cómo? ¿Y lo de “No tires margaritas a los chanchos?” “Persevera y triunfarás”. ¿No era que “Si no quieres los mismos resultados, no hagas las mismas cosas?” Y así. Después están las otras que nunca logré entender. Como cuando San Martín frunció el ceño y enunció: “Serás lo que debas ser, o no serás nada”. Ma, questo, ¿come si mangia? “Segundas partes nunca fueron buenas”. No jodamos, che. No jodamos. O sea: no jodamos. Entonces decidí que las frases hechas eran el enemigo. Te las manda el enemigo mismo para emboludecerte. Para que te llenes la boca y el bocho con ellas y no pienses. Para que dejes de recapacitar, de usar el criterio propio y sin embargo no te sientas mal porque igual tenés una frase inteligente para decir o para que la pongas a repimporotear en tu loca cabecita. Una especie de Tinelli, que llega para llenar huecos en las vidas de gruyere, pero los rellena con aserrín húmedo.

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Recién ya de bastante grandecito (OK, admitámoslo: de boludo grandote) encontré ésta, que se ha convertido en una especie de mantra: “Atención. Aquí y ahora”. Paradójicamente, al igual que las otras, se propone y te propone que no pienses. Sólo que en ésta no hay margaritas para los chanchos, ni gato por liebre, ni aserrín mojado. Ésta no te falla. Atenção. Aqui e agora. Attenzione. Qui e ora. Achtung. Hier und Jetzt. Attention. Here and now. Attention. Ici et maintenant. Atención. Aquí y ahora.

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Claudia Castañeda

ANDÁBAMOS SIN BUSCARNOS PERO SABIENDO QUE ANDÁBAMOS PARA ENCONTRARNOS (Rayuela. Capítulo 1)

Una frase de un capítulo que te hace creer que encontraste, cuando, en realidad, no encontraste un carajo. Sé que no suena poético, pero la realidad no resulta tanta poesía en prosa. La realidad suele ser bastante diferente de lo que se sueña dormida y despierta. La realidad suele ser un devenir que viene y que, a veces, te hace feliz y otras te hace sentir una mierda: “andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Muchas veces resultan desencuentros y desilusiones. “No todo lo que brilla es oro”, diría La Turca (mi abuela, para quienes me han leído alguna vez). No sé si estoy en condiciones óptimas para escribir esta consigna. No sé si ningunearán esta publicación que intenta ser lo que se siente. Igual, a quienes dicen lo que sienten, bienvenidxs a leer. 6

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Perdón por esa “x” que le jodió a no me acuerdo quién.

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Viviana Goldman

TRES FRASES QUE ME HAN ACOMPAÑADO A LO LARGO DE MI VIDA

Una me ha marcado profundamente y es probable que sea la responsable de que siempre me haya arreglado solita, con todo lo negativo que eso pueda implicar. Mi bisabuela decía que “lo único que se puede hacer con las manos de los demás es remover mierda”, o algo así era el dicho. Lo que quedaba muy claro es que los demás no sirven para nada. Terrible. Todavía lucho para tratar de neutralizar semejante mandato. Otra frase me llegó después; por lo general la asocié negativamente, pero podría servir también en forma opuesta. “Esperar lo inesperado”. La verdad de esta frase se me ha revelado demasiadas veces de forma contundente y negativa. También intento revertir esto y dejar que la vida me sorprenda, esperando que suceda algo maravillosamente inesperado. Y me quedo con la tercera, que me recitaba mi marido en francés (idioma que no hablaba, salvo para esta frase), que es muy dulce y también sabia: “Le couer a ses raisons que la raison ne connait point”. Y me traducía en su versión: “El corazón tiene razones que la misma razón desconoce”. Esta frase me ayudó a ser menos escéptica y algo creyente.

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Cecilia Pérez Hillar

DE CHICO JUNTABA FRASES PARA REFUTARLAS

Mi Vieja decía: "Ay, sos taan inteligente, que podés ganar una discusión con argumentos que ni siquiera te crees". Con el tiempo me di cuenta que esa habilidad era pura flojera de corazón, porque hasta en lo malo le encontraba su razón de ser. De mis victorias, las que más recuerdo fueron a costa de mi Tío Osvaldo. Sí, ese que venía de Bs As para las fiestas, con mucha comida y rica, regalos para todos… lo que lo convertía en el más gracioso, el más sabio… A mí me ponía de la nuca. "¿Por qué no sos Payaso?" "Porque los payasos son pobres", contestaba, mientras disfrutaba de hacerme engranar contándome el cuento de la Buena Pipa. DESCONFÍA Y ACERTARÁS y YA SE TE VA A PASAR La primera ni en mil años hubiera o hubiese yo podido con ella, porque, a mi pesar más de una vez, todo bicho que camina ES INOCENTE HASTA QUE SE DEMUESTRE LO CONTRARIO. Lo tachó el tiempo… nunca vi a alguien más que no tuviese ni un solo amigo. La segunda me la dijo con una palmadita en el hombro, cuando me fueron a buscar allá por mi prejuventud a Retiro. "¿Cómo que no venís a la quinta?", preguntó mi Tía. "Porque paro en Barrio Norte (¡¡¡tomaaaa!!!) en lo de Rogelio Garcia Lupo". Paró el auto..."¿¿¿El periodista???" "Sip". "¿¿¿Y que vas a hacer ahí???" "Me manda el Partido". Se miraron entre ellos, él giró, y con su mejor sonrisa... ¡¡¡Y pegó en el palo!!! Por esta costumbre que tiene la izquierda de autoeliminarse. Pero veinte años después, libre de cualquier "ISMO" volví por estos zurdos lados. De las películas, rankeó primero muucho tiempo la MAÑANA SERÁ OTRO DIA de la bellísima Scarlett. Jamás había oído una frase tan idiota (ni tan real). YO TE VI CUANDO CUANDO NO ERAS NADIE que, de entrada, nomás se autobocha, si no era nadie, ¡era algo ya! Cuando, además, ¿¿¿ALGUIEN

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es NADIE??? ¿¿¿Con qué parámetros un NADIE, ponele, se convierte en un ALGUIEN??? Pero hubo una que me pudo, sí, que opaca mi talento, la gran derrota… que esgrimió como propia alguien que no recuerdo, con la certeza de que no me cruzaría ni por causalidad con el autor: SOMOS LO QUE HACEMOS CON LO QUE HICIERON DE NOSOTROS.

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Luis Alfonso Martín Delgado

LA FRASE DE MI VIDA

Probablemente,… No. Con total seguridad, las frases que más he oído repetido a lo largo de mi vida (aparte de las fórmulas habituales de saludo y despedida) no aparecen en ningún libro de literatura, filosofía, ni autoayuda, sino en los discos de Les Luthiers. He de confesar que desde que los conocí en 1974 me convertí en un fanático prosélito de su visión cosmológica de la existencia. Tanto he escuchado y repetido litúrgicamente sus discos, que me resulta imposible escoger una entre tantas, tantísimas frases, que han iluminado mi existencia llenándola de lucidez y felicidad. Por eso no voy a reseñar aquí ninguna. No obstante, con el fin de no incumplir compromisos, les dejo un par de frases que siempre han representado para mí la más castiza y popular definición de lo que significa el respeto a la personalidad individual e inalienable de cada individuo. Ambas fueron dichas, o al menos así se les atribuye, por dos toreros andaluces que fueron muy famosos en la primera mitad del siglo XX. Ambas están dichas desde el estoicismo de quien se toma la vida como viene y sabe que en cualquier momento se va. Desde el punto de vista de quien sabe de la relatividad de cualquier prejuicio y del error que puede suponer no mirar al toro a los ojos, no ponerse en su lugar. La primera de las frases es “Ca’ uno é ca’ uno” (Cada uno es cada uno) y se atribuye a Rafael Guerra Bejarano (1862-1941), más conocido como Guerrita o el Guerra. La segunda frase es “Hay ente pa’ tó” (Hay gente para todo) y se atribuye a Rafael Gómez Ortega (1882-1960), apodado el Gallo, hermano mayor de Joselito, uno de los más famosos toreros de la historia. Esta última frase tiene un origen anecdótico, ya que se cuenta que la soltó el maestro en una fiesta, después de una gran corrida en Madrid, en la que le presentaron a don José Ortega y Gasset, diciéndole que era un gran filósofo, ante lo que el Gallo preguntó: -¿Filósofo? ¿Y eso qué é?

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Cuando le explicaron que se trataba de una persona que trabajaba en las ideas y el pensamiento, el Gallo, asombrado por tal profesión, sentenció: -Hay ente pa’ tó.

Y como coda final o cierre del círculo empático, una sentencia o refrán popular andaluz (por cierto, muy orteguiano) que incide en la inutilidad de hacer prejuicios sin respetar ni conocer la circunstancia individual de cada persona: “El que la lleva la entiende”, originalmente referido a la mula o al animal que cada cual dispusiera para sus afanes diarios y posteriormente traspasado a cualquier asunto de cualquier tipo que se tuviera que afrontar, teniendo en cuenta que ha de haber gente para todo y que cada uno es cada uno.

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Daniel Goldenberg

Vamos con una del poeta... (y esto no es lo mejor... ÂĄhay mucho mĂĄs!) "QuĂ­tate el complejo de teniente, que el amor sin libertad dura lo que un estornudo." Ricardo Arjona

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Roxana Conti

Noe Jitrik, novelista y crítico literario argentino. Una frase suya me conmovió hace tiempo por lo inconmensurable de su contenido. Y cada día le encuentro más sentido. Tenderte al sol y cerrar los ojos, levantarte en las mañanas, quedarte pensando hecho un nudo en el sillón, o salir a caminar si atardece con linda brisa, o hay luna y un aire de verano. Cada día elegir un camino según tu inspiración divina, y del que elijas y cómo lo transites dependan muchos otros caminos posibles. Que cada elección sea una renuncia también, con más o menos repercusión en tu vida futura. Andar desnudo por la casa si te place y cantar mientras bailas bajo la ducha. Levantarte con ganas de sentir el viento helado y viajar a donde quieras para obtenerlo, sentado en una ladera nevada con vista a un azul-lago o en la alfombra crujiente de un bosque. Trabajar hasta el cansancio sintiéndote feliz por la tarea realizada. Comer lo que tengas ganas, nutriéndote del placer que produce preparar un manjar casero o no comer un día entero y meditar sintiendo que los bordes de tu cuerpo desaparecen en el espacio. Tomarte una bebida espirituosa y brindar a tu salud, o si es propicio, a la salud de tu compañero. “La libertad tiene de bueno que no se nota cuando está, se confunde con la luz o con el movimiento”.

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Julio Fernando Affif

ESTOY EN PAMPA Y LA VÍA

Con algo de retraso quiero rescatar una frase que me ha acompañado durante toda mi vida, que la he y hemos utilizado todos, pero pocos sabemos de dónde proviene. Resulta que el Hipódromo Nacional o Hipódromo de Belgrano funcionó a partir de 1886 en el Bajo Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires, en la zona aledaña a lo que es hoy la cancha del Club Atlético River Plate, como consecuencia de la desaparición del Circo de las Carreras que funcionó desde 1857 hasta 1886 en la zona delimitada por las calles Cramer, Mendoza, Melián y Pampa. Y desde la estación Belgrano, en cuya punta norte está la barrera de la calle Pampa, un tranvía a caballo llevaba gratuitamente a los apostadores al “H Nacional” -como rezaba su cartel- y los traía de regreso hasta ese mismo lugar. Los que tenía la mala fortuna de perder todo, como se decía en esa época “estoy sin un cobre”, no podían adquirir los pasajes que los acercaran a sus domicilios y quedaban varados en “Pampa y la vía”. Esta expresión, entonces originariamente de “los burreros” como se llama en Argentina a los amantes del turf, fue luego sinónimo de quedar en bancarrota, y, generalizada, se utiliza para denotar que uno no tiene dinero.

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EDICIONES LIPE DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014



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