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Los mismos caminos que aceleraron el avance español también ayudaron al Inca Túpac Yupanqui a conquistar el valle de Lambayeque y el resto del imperio incaico, tres generaciones antes. Contando con la ya existente red de caminos, estos guerreros andinos, bien organizados, dividieron las tierras bajas del Pacífico en provincias y comunidades, tan bien controladas desde el Cusco y Tomebamba como lo estaba el Imperio Romano desde Roma. Los incas han sido acertadamente considerados como los romanos de América del Sur medieval --fueron grandes conquistadores y estadistas que absorbieron la cultura de otras civilizaciones más antiguas. Por lo general, se les considera como la cima de la civilización peruana, pero las excavaciones arqueológicas a lo largo de toda la costa están actualmente descubriendo detalles de las poco conocidas pero impresionantes civilizaciones más antiguas, todas diferentes entre sí y, sin embargo, claramente relacionadas.

La historia de estas culturas olvidadas nunca ha sido escrita debido a que fueron parcialmente destruidas y absorbidas entre sí y, finalmente, devoradas por los invasores incas unas cuantas generaciones antes de que arribaran los conquistadores españoles. Para llegar a entender alguna vez la intrincada red de culturas peruanas interrelacionadas y, sin embargo, aparentemente independientes, primero tenemos que apreciar la habilidad de los indígenas peruanos para comunicarse a través de largas distancias.

Los emperadores incas dominaron una nación tan vasta que tenía dos capitales: Cusco en el Perú y Tomebamba (hoy Cuenca) en el actual Ecuador, ambas situadas a tal altura en los Andes como los picos promedio de los Alpes suizos y más alejadas una de la otra que París y Roma. Las caravanas y los administradores incaicos, así como los ejércitos se beneficiaron con los caminos construidos por otros pueblos antes que ellos, que habían tenido también la necesidad de comunicarse a grandes distancias. La arqueología moderna ha demostrado que la mayor parte de lo que se ha denominado caminos incaicos son realmente de origen preincaico. Por tanto, no se deberá pasar por alto la posibilidad que algunas de las civilizaciones preincaicas tales como Tiahuanaco, Chavín o los valles costeños como Lambayeque o Chicama hayan sido pan-peruanos o, por lo menos, hayan estado temporalmente unidos por lazos religiosos o el comercio organizado.

En realidad, es cada vez más evidente al observar todo el Perú que las antiguas comunidades de los valles costeños no estaban tan aisladas unas de otras ni de las poblaciones de la zona andina como se presumía hasta ahora. Por lo menos mil años antes de que los incas descendieran de los Andes para conquistar la costa del Pacífico, mercaderes del val le de Lambayeque obtenían grandes cantidades de conchas marinas del Ecuador y, quizás, de Panamá y lapislázuli de la costa central de Chile. De manera que la élite cultural de sociedades bien organizadas tales como Sipán, Batán Grande y Túcume fueron capaces de absorber los impulsos culturales de un litoral, por lo menos, tan extenso como el del posterior imperio incaico.

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