de la depredación de estos cánidos quizá podamos defender la conducta de los lobos desde el punto de ue nunca podremos justificar las consecuencias de este tipo de comportamiento desde la base del interés a nuestra especie. Mucho antes de que la mano del hombre descompensara el orden trófico que mantenía raba en todas las latitudes de la Tierra, los lobos podían autoabastecerse suficientemente con sus presas que la actividad humana tomó la voz de mando de una Naturaleza que no entendía y empezó a provocar obos no tuvieron más remedio que enfrentarse al hombre para poder nutrirse de su ganado doméstico.
nte diría yo, tanto los lobos como la ganadería extensiva de montaña siempre han sido imprescinor unos motivos o por otros, y lo más curioso de todo es que estos dos elementos siempre han conmos sabido compatibilizar a ambos en su medio, pero eso es algo que por desgracia ya no sabemos te uno de los principales retos actuales en cuanto a conservación de especies, y si no ponemos egaremos a recuperar con la Naturaleza esa simbiosis que perdimos con ella hace ya mucho tiempo.
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