El sueño de los Záparas. Patrimonio onírico de un pueblo de la Alta Amazonía

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El sueño de los záparas

para estar la historia”. Y ellos me quedaron mirando, después dijo: “Ya vamos a tomar ayahuasca”. […] Me llevaron a una casa, esa casa no era tan grandota, era chiquita, así no más. Era diferente tejida la casa. Y llegué allá. Sentamos. Después me dijo: “Alza la cabeza”, yo estaba sentada así. Chik, le miré, era casa piedra, Ángela. Solo con piedra era esa casa. Casa con palo, así, el palo era sólo con piedra chukchukchukchuk, y todo era piedra, encima piedra, era puro piedra, y negras piedras, esas piedras eran bien negras. Y tomaron adentro, me hicieron tragar una piedra dentro de mi estómago, ha sido una piedra, no alcanzó esta parte, pero era muy chico. Yo les dije: “Está muy chico”. Le soplaron como si fuera… como para que entre la piedra, me entró, sentí pesadísima, y después ellos me limpiaron, limpiaron, limpiaron para dar las pasadas. Ahí estaba así sentada. ¡Puk! Comencé a mirar así las pasadas, así, atrás, y miré pues todo eso, así como era antes. ¡Ah! Yo le dije: “¿Así era antes?” “¡Sí, claro! Este es pasado así”. Yo le digo: “Yo quiero aprender ese pasado, para estar así igual como ustedes”. “Hija, te va a costar muy duro para ti para hacer eso”. Pero yo les dije: “Yo quiero saber toda la verdad que pasó”. Ahí nos sentamos a hablar, porque ellos estaban con visión de ayahuasca. Yo no haciendo más, me hicieron sentar en un banco chico, con un tabaco. Estaba fumando un tabaco y yo tenía grabadora según yo. ¿Sabes qué era esa grabadora? ¡Esa era boa, pues! ¡Chiquita, así! Yo tenía eso, boca abierta, y grababa eso, grababa por la cola, entraba la boca, grababa por la cola, y con eso estaba grabando. “Tío”, yo le digo, qué puedo decir: “Tío o abuelo, no sé qué”. “¡Ah! ¡Tú dígalo, hermanos!” ¡Ah! ¡Eran mis hermanos todos! Estaba única mujer adentro con ellos. Ya. Yo le dije: “¿Cómo mataron? ¿Cómo llegaron ellos? ¿De dónde llegaron?” Ahí me dijeron que esos grupos achuaras vivían atrás de donde están… el río Bobonaza, por el Montalvo, por el Montalvo vivían por atrás a un río se llama… Mangayacu…

En su pueblo, sola cerca del agua, ella lloró e hizo un pedido para saber. Luego se fue a acostar, durmió y soñó. En el sueño apareció el padre del abuelo, desconocido pero ubicado en su ascendencia directa. La filiación es definida: es el padre de Ah pano, pero también de toda una fratría de shímano. Él le preguntó quién era y ella respondió de quién era la hija. Es más, se encontró inmediatamente frente al mismo Ah pano,


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