Reportaje
Carretera y manta CHEFCHAOUEN AZUL de cerámica, armas, bordados, instrumentos musicales o trajes tradicionales. Cuando paseas por las calles de la medina es fácil perderse y, sin darse cuenta, el viajero se introduce en un espacio tan pintoresco y relajado como es Ras el-Ma, donde fluye el manantial subterráneo. Un lugar rodeado de vegetación y agitación, donde el rugir del río invita a tomar un té en uno de los cafés más atractivos de la ciudad. Sobre la corriente del manantial se encuentra el lavadero, siempre lleno de mujeres que, ajenas a tantas miradas, lavan sus ropas o alfombras con destreza para, más tarde, secarlas al sol sobre los muretes cercanos.
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Chefchaouen al fondo, a los pies de las montañas denominadas Ech Chaoua
i decides viajar hasta la ciudad santa de Chefchaouen son varios los caminos que el viajero puede escoger para llegar a la región de Gomara, entre la Yebala y el Rif occidental. Si partes desde Melilla puedes dirigirte en dirección a Alhucemas y desde allí decidir entre dos opciones, la montaña rifeña atravesando los bosques de Ketama o continuar por la costa, también montañosa pero junto al mar, atravesando los pueblos de El Jebha, conocido por los españoles como Punta Pescadores, o Bou Ahmed, ambos son muy pintorescos y de singular belleza. Chefchaouen se sitúa entre dos montañas denominadas Ech Chaoua que significa Los Cuernos, de donde toma su nombre. En ella se establecieron los andalusíes, judíos y musulmanes que huyeron de España, estableciendo una cultura árabo-andalusí con características propias. La ciudad fue construida por Moulay Ali Ben Rachid en 1471 y, con el fin de frenar las invasiones española y portuguesa fue amurallada. Chefchaouen fue una ciudad santa, amurallada y cerrada al mundo, por lo que alberga actualmente ocho mezquitas, varias zagüías y morabitos. Chefchaouen en una ciudad turística, sin embargo, son muchas las razones por las que no abandona ese carácter distintivo y peculiar que no deja indiferente al viajero. Entre sus calles estrechas, luminosas de color azul, lentamente el visitante se aproxima a un verdadero estado de tranquilidad placentera que va a confluir en el bullicio de la plaza Uta el Hammam.
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Hilando fino, Nº 4 - 2012
Es en el corazón del casco antiguo, rodeado de árboles, tiendas y cafés. Dominando la plaza está la Gran Mezquita que fue fundada en el siglo XVI, aunque su alminar de forma octogonal es más reciente, quizá del XVII. En este centro neurálgico también se encuentra el Fondac donde se alojaban viajeros y mercaderes en sus más de 45 habitaciones, incluso hoy sigue cumpliendo esa función de antaño. Mención aparte merece la kasba-museo en el centro de Uta el Hamman, pues está considerada el alma de la ciudad. Su construcción se inició en el siglo XV por Muley Ali Ben Rachid y dos siglos después sería completada por Mulay Ismail. En su interior se encuentra el Museo Etnográfico donde se exhiben colecciones
Muchos son los atractivos de esta localidad, un relieve montañoso y un espacio natural muy bien preservado rodean a Chefchaouen y hacen posible el ecoturismo. Dos ejemplos son el Parque Nacional de Talassemtane, situado en el corazón de la Yebala y adosado a la ciudad de Chefchaouen, y el Parque Regional de Bouhachem, de una riqueza natural excepcional y compartido entre la provincia de Chefchaouen, Tetuán y Larache. Ambos lugares ofrecen infinidad de rutas a pie hacia rincones privilegiados. En cuanto a su costa, la provincia tiene un espacio litoral que va desde la desembocadura del Oued Laou hasta el cabo donde se encuentra el pueblo de El Jebha, cuyo puerto es de obligada visita. La villa de Targha, al este de Oued Laou y con un fortín del siglo XV, también merece un paseo.
La Kasba situada en la plaza Uta el Hamman, a los pies de la medina