Encuentro Internacional Cuentistas FIL 2016

Page 12

se repite sin tregua. Después de todo un vendedor que pasa tantas horas al día tocando puertas idénticas, repitiendo las mismas sonrisas y los mismos discursos, recibiendo siempre parecidas negativas y padeciendo constantemente parecidas frustraciones, no tendrá al cabo más remedio que vivir literalmente en un perpetuo déjà vu. Y si a esta constante reiteración añadimos que al volver a casa un vendedor frustrado sigue repitiendo en sus adentros los portazos pasados y temiendo los portazos futuros -y si además pensamos que sus sueños no pueden ser muy distintos-, no es entonces sorpresa que, por simple estadística, ciertas escenas vividas en la monotonía parezcan sin cesar escenas recordadas. La vendedora de cosméticos piensa que esta última versión de su padecimiento es lo más próximo a una diagnóstico razonable entre los muchos que le han prodigado. Mas no le basta aceptarlo para explicarse por qué en los demás actos de su vida cotidiana –aquellos que no parecen vinculados con su monótona actividad comercial- el déjè vu se repita con tal vehemencia que en ocasiones ella se ha descubierto sintiendo el déjà vu de un déjà vu, esto es, la reminiscencia de haber tenido una reminiscencia. La vendedora de cosméticos se pregunta entonces por qué razón, cuando el domingo se levanta tarde y ve por primera vez cierta película en la televisión, sigue teniendo la certeza de lo ya visto o lo ya vivido. Ha llegado a pensar que no es sólo ella quien se repite en su recuerdo sino que el mundo mismo lo hace fuera de su cabeza. Cree que tal vez su historia y todas las demás historias son sólo variantes desacomodadas de una misma escena, de otra cadena única de vida que ella, para su mal, tiene la capacidad de reordenar incluso de manera inconsciente. Acaso todas sean frases hechas, y todos los cafés y toda la ropa y todos los gestos están impedidos de ser nuevos desde el instante mismo en que comenzaron a existir en la consciencia de los hombres. Sea o no ésta la gran explicación de su drama, lo que más ofende a la vendedora de cosméticos es no saber ya en qué punto del tiempo y la consciencia está colocada su vida. Si somos nuestra memoria, especula, quien sólo recuerda que recordó algo no puede ser nadie. Definitivamente, se afirma, lo que ahora necesita es hacer algo extraordinario, romper de una buena vez con su rutina. Pero no se atreve, no se decide a planear ningún cambio pues sabe que al realizar lo planeado volvería a tener la sensación de estarlo recordando. De esta suerte, amedrentada y sola otro domingo sobre su misma cama, la vendedora de cosméticos dispone las cosas para su siguiente jornada. De pronto llora y al hacerlo tiene la clara impresión de no haber hecho otra cosa desde que vio la luz primera. OCHO El primer espadachín de la reina se ha preguntado últimamente hasta dónde tendría que aferrarse a su lealtad. No es que fragüe una traición, tampoco así una serie infinita de decapitaciones que a la postre, bien lo sabe, permitirían a otros más audaces que él instaurar en la región un directorio de edictos sangrantes y gabinetes erráticos. Él siempre se ha considerado un caballero honorable, monárquico a ultranza, de costumbres convenientemente libertinas sólo cuando así lo exigen o permiten los códigos de su bien ganada estampa.

ANTOLOGÍA DE CUENTISTAS 2016

10


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.