Verbo(des)nudo no 4

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ISSN 0719-1626

Año 2 Número 4

Junio 2012



Un grano de poesía es suficiente para perfumar un siglo. José Martí.

No le temas a la poesía. Ella que es solo amor; transgrede las prohibiciones y se atreve a mirar de frente lo invisible.

Alejandro Jodorowsky.


Verbo (des) nudo Año 2. Número 4 Santiago de Chile Junio 2012 © Todos los derechos reservados. ISSN 0719-1626

Consejo Editorial: Mafalda Migliaro Anouna Fabio Luis Cerón Edición y dirección: Fidel Ginoris

©Editorial Verbodesnudo Email: revistaverbodesnudo@gmail.com


Contrastes de la tierra chilena


Honrar honra Rosamel del Valle Un Visionario olvidado, revisitado hoy por las nuevas generaciones de poetas.

Rosamel del Valle Seudónimo de Moisés Filadelfio Gutiérrez Gutiérrez (1901-1965) De origen campesino, se marchó a Santiago siendo aún menor de edad. Debido al temprano deceso de su padre, en 1918, se vio forzado a dejar sus estudios para mantener a su familia numerosa. Trabajó como obrero de imprentas durante un largo periodo. Publica poemas con diversos seudónimos en diferentes revistas y periódicos hasta que en 1920, saca a la luz su primer libro, Los poemas lunados, en donde adopta su seudónimo tomado del nombre de un romance juvenil: Rosa Amelia del Valle. Estos primeros textos son de una estética marcadamente modernista y postromántica, muy diferente de la escritura que lo hará reconocido, más ligada al surrealismo y la poesía metafísica. Apenas publicado Los poemas lunados desaparece de las librerías, probablemente por intervención del propio autor, que se sentía insatisfecho por el resultado, influido por los movimientos vanguardistas. El texto incluso es sacado de las listas de "obras del autor" que posteriormente se publicarán La escena cultural de Santiago en la que participaba con otros artistas lo lleva a fundar dos revistas de corta duración Ariel y Panorama, las que sólo tendrán dos números cada una. La poesía del autor es de una actualidad inmensa, posicionando al hombre por encima de todo, una poesía personal, de vigorosos recursos emotivos y profundos pensamientos. En 1946, partió a Nueva York como corrector de pruebas de la oficina de publicaciones de la ONU, allí conoció a Thérèse Dulac, con quien se casó en 1948. A fines de 1962 regresó a Chile y se radicó en Santiago hasta su muerte en 1965. Rosamel del Valle está considerado por la crítica como uno de los poetas fundamentales del periodo vanguardista en Chile, junto a Vicente Huidobro, Pablo Neruda, y Pablo de Rokha.


Libros de Poesía publicados Los poemas lunados, 1920 Mirador, 1926 País blanco y negro, 1929 Poesía, 1939 Orfeo, 1944 El joven olvido, 1949 Fuegos y ceremonias, 1952 La visión comunicable, 1956 El corazón escrito, 1960 Adiós enigma tornasol, 1965 (póstumo)

Rosamel del Valle El corazón sumergido Venid, agua de vientre obscuro, raíz de la luz En eternidad y vaso necesario para el oído. Venid, haz y corona de jóvenes chispas de aire Y pupila del hombre frío que empieza a invadir Sombra y resplandor, nada y violencia y sitio Para el hueso y para la ansiedad de la carne, Transformada en pájaro de fuego y grano del cielo. Herido en su sangre y permanecer como el espanto Que habla con largas raíces en la boca y un rayo En la mano del corazón. Es el hombre, una lámpara en dos pies Y dos alas y vidrio y tiniebla alrededor. Abramos los ojos, las sienes, los tallos, las piernas, Las puertas del cuerpo y de la obscuridad.

VOLUNTAD Esta primavera de frías paredes y de presencias enfermas de sombra es el ruido secreto que desata los pies en el clima largo tiempo nocturno. Una paloma en el aire de la nada del pecho derrama el mensaje sospechado en el temblor de alambre del sueño. Que el libro de invisible escritura que nadie abre en el miedo de las venas muestre por fin su dichoso o terrible resplandor de lengua desgarrada. Que esté oscuro el hombre como el mundo está oscuro, pero que abra para siempre sus inmensos ojos de viajero que regresa en el día.


Rosamel del Valle

Lámpara detrás del muro

Sitiado de vellones en movimiento Imagen que la memoria me deja caer. El tiempo nada en un color de atmósfera O vuelo de sombras despiertas, Guiado por lámparas de negro andar. Las tribus aparentan descanso en tus huesos. Nada te es familiar si no viene Desde la cascada de ritos de la sangre desaparecida. Piedras de lenguas habitan en tu imagen de siempre, Imperturbable cabeza de sonámbulo. Vivo en piel rayada por signos, Historias de muertos en los laberintos del pecho. Fantasma con oído destrozado, Fantasma con pies de aureola, Fantasma sentado en largas raíces, Esperas bosques ausentes y minerales de sueño, Cascadas de cuello de garza abandonada, Raíces que leen su diario bajo tierra, Angustia de cielos colgantes que destruyen tu boca Mientras el humo se reclina en hojas de uñas ciegas, Y pasan coronas de agua, coronas de soles, coronas De animales asidos a la sangre de los años. Habitante del alba prendida en tus cabellos, Habitantes de las mañanas que lamen viviendas y sueños, Habitante de las tardes, danza de gotas de hilo a hilo, gota a gota, Y de la noche con puertas de vidrio abiertas al miedo.


Bertolt Brecht Por Anouna Fabio

Dramaturgo, poeta, director de teatro y actor. Augsburgo, Alemania, el 10 de febrero de 1898.

Nació en

Hablar de Bertolt, es hablar de un idealismo que no existe hoy en día. Desde su infancia optó por lo distinto a la época, su rebeldía lo hizo sentirse atraído hacia lo extravagante y a vivir al borde de las normas establecidas. Para ese tiempo, fue un indisciplinado. Destacado intelectual, que a temprana edad hizo una crítica con un ensayo sobre el poeta Horacio “Dulce y honorable es morir por la patria” a lo que él replicó con la frase “propaganda dirigida” en la que sólo los “tontos” caen. Tuvo repercusiones su osadía, casi fue expulsado de la escuela, no llegó a cumplir el castigo, su padre y uno de sus profesores intervino para que no se le tomara en cuenta. Quedó así marcado para sus siguientes trabajos. Su comienzo poético lo hizo a temprana edad, más bien plasmó en la poesía sus vivencias personales, en donde el contacto con prostitutas y vagabundos, fue el tema principal de sus primeras obras. Entre estudios interrumpidos por servir como soldado en la Primera Guerra Mundial, hizo también, sus obras primeras de teatro. La nueva visión realista de Brecht, hace estremecer a los que asisten a ver las obras . Su mensaje pretende desmantelar al teatro tradicional, que hasta entonces era muy imparcial en los temas reales. Bertolt se atreve a quitar la máscara superficial. Su primera colección de poemas publicados se llamó “Devocionario doméstico” Su idea era en cada trabajo hecho, el poder hacer pensar y educar al espectador o lector. Su meta era clara, un cambio social. Vivió el exilio en diferentes países y sus libros, la gran mayoría fueron quemados en Alemania. Retornó a su país en el año 1948, instalándose en Berlín. Su poesía, como cada una de sus obras, estuvo alejada del sentimentalismo y estuvo enfocado a las razones políticas e históricas de su época, totalmente comprometido a sus ideales. Una de sus frases conocidas mundialmente y una de mis preferidas al leerle, es, “Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y


son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles” Sin duda alguna, este mensaje muestra completamente la idea principal de Bertolt Brecht, una lucha por la libertad, libertad que él siempre experimentó a pesar de las opresiones y aprensiones de esos años. Muere en Berlín del Este afectado por una trombosis coronaria a la edad de 58 años. Su poesía…

Quiero ir con aquel a quien amo... Quiero ir con aquel a quien amo. No quiero calcular lo que cuesta. No quiero averiguar si es bueno. No quiero saber si me ama. Quiero ir con aquél a quien amo.

Contra la seducción

No os dejéis seducir: no hay retorno alguno. El día está a las puertas, hay ya viento nocturno: no vendrá otra mañana. No os dejéis engañar Con que la vida es poco. Bebedla a grandes tragos porque no os bastará cuando hayáis de perderla. No os dejéis consolar. Vuestro tiempo no es mucho. El lodo, a los podridos. La vida es lo más grande: perderla es perder todo.

Epitafio Escapé de los tigres alimenté a las chinches comido vivo fui por las mediocridades.


Bertolt Brecht

Preguntas de un obrero que lee.

Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó? En los libros figuran los nombres de los reyes. ¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra? Y Babilonia, destruida tantas veces, ¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron? La noche en que fue terminada la Muralla china, ¿a dónde fueron los albañiles? Roma la Grande está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió? ¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada, ¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida, la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban pidiendo ayuda a sus esclavos. El joven Alejandro conquistó la India. ¿El sólo? César venció a los galos. ¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero? Felipe II lloró al hundirse su flota. ¿No lloró nadie más? Federico II ganó la Guerra de los Siete Años. ¿Quién la ganó, además? Una victoria en cada página. ¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria? Un gran hombre cada diez años. ¿Quién paga sus gastos? A tantas historias, tantas preguntas.


La poesía de Gaspar LEVEDAD

La sangre fluye como si importara. Mientras mi sexo duerme entre manos escarchadas un futuro incógnito colinda con cada respiro, y abrazado al ser maldito desprecio aires de renuevo. ¿Será que aún no muere la esperanza inútil? quizás no sea más que negarse a la repulsiva obviedad. Sólo una rodilla canta inclinándose ante el nuevo altar veintiún dedos recorren el camino imaginario con la levedad de un infinito deseado. Hoy una repentina obscenidad me invade los ojos El cuerpo La mente El alma El ser caduco

de un abril sepultado.

No te duermas No me olvides Que el día señalado cubriré tu campo de mil rosas y lloverá de mí en cada rincón de tu piel deseada. Aunque hoy la sangre fluye, como si importara.


Gaspar

De - mencia

Niega mi ser la mente maldita recuerdos inconclusos de un viaje a tus entrañas Trayecto sin recorrer Caminos por andar Arenas por deshojar Un crucero a tu infinito Aún quedan montes por escalar y perderme en la enredadera de tu piel en el espesor de tus sueños en tu plenitud….que colma mi goce No dejes que la crueldad del tiempo te lleve lejos, Hoy no, que aún guardo el dolor de aquella partida.


Gaspar


Gaspar

Recapitulando

¿Dónde viven los versos no encontrados? ¿En qué lugar se esconde el poema que aún debo? Quizás es solo un juego, algo oculto tras un puñado de letras mal escritas y la palabra se seca en un tintero escarlata esperando nacer en el sin sentido de una hoja amarillenta ¿De dónde nacen tus preguntas? ¿Afloran desde el afán de cargarme una culpa? Pero mi culpa eres tú aunque el deseo se desdoble y la sangre se seque es el tiempo el que dictaminó su fin. Y ahora vivo el recuerdo de un futuro que no fue errando a cada paso en la locura de amores ocultos y nonatos es el vértigo que irrumpe impetuoso el derrumbe de cada sueño por soñar.

http://sololanada.blogspot.com/


Visiones

Una mirada a Mujer de la Perla, de Camille Corot - Museo del Louvre. Por Mafalda Migliaro

Mujer de la Perla, Museo del Louvre.


Jean-Baptiste Camille Corot, eximio pintor de paisajes, nació en París en 1796 (16 julio 1796 – 22 febrero 1875).

Sus primeros años de aprendizaje fueron dentro del“academicismo” imperante en esos años. En 1825 se traslada a Italia, instalándose durante dos años en Roma. La campiña romana se convertirá en lugar de inspiración para sus paisajes, por la luz y tonos que aportan esa zona de Italia. De regreso en Francia, volverá más tarde a Italia en varias ocasiones (1843). A partir de esa época comienza a matizar su paleta captando suavemente la textura luminosa de los amaneceres y crepúsculos en una especie de anuncio del Impresionismo (idealismo y realismo). Hacia 1850 la pintura de Corot sufre otro importante cambio, variando hacia un estilo más nebuloso y artificial, que provoca una mayor aceptación entre el público y la crítica. En esta época produjo obras maestras tales como Mujer de la Perla (1868-1870) y Mujer en Azul (1874).

Mujer de la Perla, es una obra que al visitante provoca un impacto a primera visión. Una especie de “enamoramiento a primera vista” producto de la expresión de sus ojos, como por la limpieza de los trazos. En esta obra, Corot prescinde de toda alusión al medio que la rodea, alejándose del paisajismo. El retrato se atiene a fórmulas tradicionales, inspirándose en modelos renacentistas. Corresponde, sin duda, a la etapa de su permanencia en Italia, en que su obra se acerca al clasicismo, manteniendo características de difuminación tonal y lumínica.

La influencia de Corot fue decisiva en los primeros pasos de los impresionistas Claude Monet, Jean Renoir y Berthe Morisot, así como en la obra de Camille Pissarro, siendo con toda seguridad el punto de origen del Impresionismo, aseveración que seguramente podrá ser precisada con exactitud por quienes son críticos y conocedores de arte y no una simple admiradora de Corot por la obra que menciono, dada la fuerte impresión que me causó el primer encuentro con el cuadro Mujer de la Perla y posteriormente, conociendo su obra, como pintor de paisajes.


Narradora Invitada

Felicidad Batista

Isla por origen y por escritora, nace en Tenerife, una de las siete Islas Canarias (España). Es Licenciada en Historia del Arte y bibliotecaria. Ha publicado en diferentes revistas y libros colectivos, digitales y en papel, en Venezuela, Argentina y España. Fue finalista del II Concurso Relato Corto Mujeresisla, organizado por el Cabildo Insular de La Gomera con La atormentada vida de Martina Darias (noviembre 2010). Escribe para que los lectores entren en el relato sin percibir que leen una historia sino que, de alguna manera, están dentro de ella. Su blog es Buenos Aires 1929 Café Literario

http://www.buenosaires1929cafeliterario.com/


Felicidad Batista

La marea ucedió la noche que Virginia Silva soñó por primera vez. Pasó la infancia apostada bajo las sábanas esperando el asalto de imágenes, secuencias, escenas para intercambiar al día siguiente con sus amigas de colegio. Debió conformarse con los monstruos de Sira, los desfiles de moda de Vanesa, los duendes que luego se transformaron en príncipes de Lucía o los veleros voladores de Sabrina. Cuando le requerían sus peripecias nocturnas Virginia contestaba invariable que al estar su casa al final de la calle los sueños se demoraban en llegar a la alcoba y el sol, fisgoneando por la ventana, terminaba espantándolos. No pudo recorrer los cuerpos de jóvenes desnudos en el secreto de los sueños de la adolescencia. Ni saciar sus brasas bajo labios indómitos, ni perder su virginidad onírica en la cálida espuma de un hombre sin rostro. Pero una madrugada de agosto la mar rompió con el Océano, emergió desde sus fondos y se exilió embravecida tierra adentro arrasando todo lo que encontraba a su paso. No tuvo piedad de los autos que circulaban por la vía marítima. Los maleó dándoles un aspecto de sombras ferruginosas y sus pasajeros desaparecieron engullidos por las olas o quedaron aprisionados en su interior. Abofeteó las casas, reptó por los resquicios de las puertas, desmembró ventanas, se sentó en cómodos sillones, se subió a las mesas, vació despensas, trepó por escaleras de madera y de mármol, y solo se remansó entre las camas que se animaron a nadar con el resto de los enseres domésticos. Las lavadoras, vientres de tantas aguas, navegaron como balandros sin velas, los frigoríficos se cambiaron por icebergs a la deriva, los televisores perdieron sus imágenes y singlaron por las calles de agua salada.


Virginia llevaba apenas unas horas dormida cuando la mar abrió la ventana de par en par y la sitió como a una isla. Y aunque no la asustó el quejido de las olas no se atrevió a poner los pies en el suelo acuático y se entregó a los designios del mar y el viento que la sacaron en volandas. Su marido la encontró abandonada en el viejo muelle del dique sur bajo una colcha de algas. La atrajo y la envolvió entre sus brazos. La zarandeó para que se despertara pero Virginia se resistió. No quería dejar de soñar, no escuchaba la voz de Mario, ni sentía su cuerpo rodeándola desde el día en que él murió.


Poesía de GinoGinoris

Juzgar conlleva ciertas cuotas de silencios

¿Quién se atreve a castigar al irredento al de escamas en la piel y verso libre? ¿Qué culpa le asiste si no estaba listo a las nueve de la noche desnudo y febril para la foto? ¿Quien dijo el basta, en la mañana cuando Dios no aparecía? Se muere de vida el irredento, clama un engaño, uno más, el último diría, la huella que le obligue a trocarse en viudo de todos sus costados. ¿Cuál es la condena, merecida, al que se niega tres veces a sí mismo, minutos antes de la media noche? Seamos justos, comprensivos y también un poco ausentes.

Lo proscrito y la suerte He sentido el vértigo de palabras cinceladas en el vientre como testigos hambrientos de las despedidas, esa hambre pueblerina, casi justa, de sonido vacio, de falta de letras. He sentido la presión en las axilas, los intentos de parir versos agrestes, enajenados del ruido de las flores, solo parirlos y punto, sin intenciones de llegar a la pupila. He sentido el miedo a conquistar tu nombre, eso también, pero hablaba de poemas sin nacer y de campos libres de todo regocijo donde el destierro del color y los aromas son la sentencia del instante. Volvamos al inicio, vengo y me voy y no escribo silencios, solo la aspereza de saberme destinado a la cordura.


GinoGinoris

Canción

Madre no le temo a la lluvia que impertinente me seduce sus helados pétalos de perfiles limpios son como carnada lanzada de reojo. ¿Seremos el pez que cruza la delgada línea del misterio? ¿El anzuelo brillante que convida a la última mordida? No le temo al corredor enorme que de ti me separa, las distancias, son atributos usados para la sobrevivencia. Le temo al iris silente de tus ojitos claros, a la paciencia con que esperas el retorno de la calma.


GinoGinoris

La dualidad de la espera o el tiempo perdido Lo que hemos perdido se desconoce a tiempo.

Cuidado… más arriba por sobre su pecho puede estar abrazada la hoja sin filo que degusta vientos.

La cúpula es su vientre libre en ausencia de cruz que contamine.

Más abajo tu descalzo, más abajo, rodeando la pregunta que nunca hiciste a la espera de la única caída.


GinoGinoris

Conveniencia o la inconstancia de los versos

He aquí la palabra herida en el labio emergiendo ahora del jardín o de los sueños. La palabra, exactitud de garras. Su sonido detenido en la sangre, allá donde la razón no alcanza a desnudar la rosa. He aquí los signos, el alud de polvo que espesa su destino y lo retrasa como rostro indeciso de algún errado sendero. La palabra prendida al labio inútil calzando el filo de la espuela, convertida al fin en esa angustiosa costumbre a resignarse.


Paisajes del fin del mundo


Verbo(des)nudo

Junio / 2012


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