Artesanía: Cultura, autonomía y territorio

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Artesanía Cultura, autonomía y territorio

FUNDACIÓN ETNOLLANO


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sta cartilla recoge el proceso de trabajo conjunto que desde el año 1993 la Fundación Etnollano y más de veinte grupos indígenas de la Amazonía y la Orinoquía colombianas han desarrollado en el tema de artesanías y fortalecimiento cultural.

Esa historia se narra a partir de la presentación de casos concretos y de los aprendizajes que ha dejado este proceso, en la búsqueda de alternativas económicas viables en los contextos actuales de las poblaciones indígenas.

Los capítulos se desarrollan a partir de cinco piezas artesanales que cuentan la experiencia de algunos grupos productores, siendo ejemplos representativos de cada uno de los principales ejes temáticos que se han promovido dentro de la actividad artesanal. Se aclara sin embargo, que en la práctica los procesos en cada lugar tienen un acompañamiento integral en torno a la labor, y esta es fortalecida desde todas sus facetas.

Índice cap 1 Alternativas productivas cap 2 Identidad cultural y transmisión de conocimientos cap 3 Territorio y conservación de bosques y sabanas cap 4 Organización comunitaria y colectividad cap 5 Fortalecimiento del papel de la mujer cap 6 Fortalecimiento comercial cap 7 Proyección de la práctica artesanal y de la economía indígena


I n t r o d u c c i ó n

Promoviendo relaciones equitativas entre los pueblos

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as comunidades indígenas de la Amazonía y la Orinoquía colombianas han vivido en los últimos años complejos cambios en sus modos de subsistencia que los enfrentan a diversas relaciones entre lo propio y lo ajeno. Las relaciones entre los pueblos y en especial frente a la sociedad mayoritaria, generalmente se han dado de forma no respetuosa y poco equitativa para las comunidades indígenas, generando vínculos desfavorables principalmente en los ámbitos económico, social y cultural, que se reflejan en factores como el aumento de las necesidades de consumo, la poca valoración de los sistemas de subsistencia tradicionales, la baja remuneración a su capacidad de trabajo y la venta de sus productos en canales injustos de comercio. Pese a esta situación, estas relacionales para muchos grupos indígenas han permitido construir puntos de articulación entre saberes que han contribuido a su fortalecimiento, en este tiempo de cambios y encuentros. Los diálogos generados desde los rasgos y culturas propias, permiten construir intercambios respetuosos y equitativos. Las comunidades buscan formas para mantener sus territorios y sus culturas, y de tener relaciones provechosas con los demás pueblos; en estos diálogos, distintos para cada comunidad y contexto, se ha brindado el acompañamiento a los pueblos por parte de la Fundación Etnollano, que desde 1984 ha apoyado en la construcción de una relación inteligente entre dos mundos, en la cual se reconoce la multiplicidad de situaciones, conocimientos y tradiciones que tienen los pueblos indígenas, y se aportan desde los conocimientos de las ciencias sociales, herramientas que permitan construir puentes y alianzas con la sociedad nacional, que les garanticen a las comunidades mantener el control sobre sus procesos de cambio y desarrollo. Actualmente, Etnollano acompaña estrategias definidas de forma participativa por cada grupo, con el objetivo de fortalecer temas vitales para el día a día de la población indígena, como lo son la salud y bienestar comunitario, la educación propia, la gobernabilidad y autonomía, y la promoción de alternativas productivas.

Zonas de trabajo en procesos de artesanías

Magdalena

Guajira

Cesar Sucre

VENEZUELA

Antioquia

Vichada Valle del Cauca

Meta

Cauca

Guainía

Nariño Vaupés

Putumayo

ECUADOR

BRASIL

Amazonas

PERÚ

Grupos de Artesanos del casco urbano de Puerto Carreño Grupos de Artesanos de los Resguardos del Bajo Orinoco Grupos de Artesanos del Gran Resguardo Selva de Matavén Grupos de Artesanos del casco urbano de Inírida Grupos de Artesanos de los Resguardos del Guainía Grupos de Artesanos del Gran Resguardo del Vaupés Grupos de Artesanos del Trapecio Amazónico Nuevas iniciativas de apoyo a grupos de artesanos en otras regiones del país

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Alternativas productivas

¿Por qué trabajar artesanías en las comunidades indígenas de la Amazonía y la Orinoquía? Matavén (Vichada) 1993: Los pueblos indígenas del Gran Resguardo Selva de Matavén se enfrentan a un nuevo panorama que los hace participar en espacios de trabajo lejos de sus comunidades. Las economías extractivas y los cultivos de coca hacen que mujeres y hombres se desplacen fuera de sus casas a trabajar asalariadamente. Los conucos en las comunidades son descuidados y los manejos tradicionales de la salud caen en desuso. Bajo esta situación los niños empiezan a perder peso y se manifiestan rápidamente problemas de salud y deterioro de prácticas tradicionales. La preocupación que esta situación trajo para muchos grupos implicó hacer una reflexión profunda sobre la salud comunitaria, la transmisión de la cultura, la producción y el bienestar general ante esta nueva realidad.

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acia el año 1995, los miembros de la comunidad La Urbana a orillas del caño Matavén, buscaban generar ingresos para cumplir las nuevas expectativas de vida y las crecientes necesidades; sin embargo al incursionar en espacios distintos a los comunitarios, sentían que corrían el riesgo de generar la pérdida de valores ancestrales y de poner en peligro el equilibrio de la vida en colectividad. Ante esta situación, se generó una evaluación conjunta que permitió buscar una salida económica que les facilitara volver a las comunidades para estar al cuidado de los niños y los cultivos. Fue así como el capitán, las mujeres y los demás líderes pensaron en la artesanía como una opción viable. El proceso inició como un trabajo para la recuperación de técnicas de tejido, que permitiera revivir prácticas de obtención y preparación de materiales, organizar la producción y unir grupos de artesanos para hacer artesanías con los ajustes necesarios en diseño y calidad para vender en un mercado externo. Este inicio pronto generó que más poblaciones del Vichada se animaran; otras comunidades Sikuani, Piaroa, Puinave y Piapoco empezaron a rescatar técnicas ancestrales y a revivir los oficios manuales de amarres, tejidos, talla y trabajo en barro. Al final de la década de los noventa los procesos de artesanías en Matavén comenzaron a dar sus frutos y grupos que como La Urbana recorrieron caminos de recuperación y fortalecimiento del oficio, participaron colectivamente en ferias en Bogotá, y lograron vender cantidades mucho mayores de artesanías a las acostumbradas en el mercado local, sintiendo la valora-

ción que los compradores dieron a su trabajo. Varias comunidades definieron a partir de ese momento la práctica artesanal como una de sus actividades productivas principales, como la pesca y la venta de productos derivados de la yuca brava. La práctica artesanal como alternativa colectiva, permitió a grupos y comunidades mantener costumbres tradicionales y seguir llevando a cabo los demás trabajos necesarios para la supervivencia. Estos procesos evidenciaron, que es prioritario encontrar la manera de generar alternativas económicas sólidas y acordes a las costumbres de los pueblos indígenas, que les permitan obtener un bienestar integral. El proceso fue para los grupos de Matavén una historia de aprendizajes encaminados a encontrar la mejor manera de organizar los trabajos, para definir las prioridades y aprender de los errores, logrando procesos exitosos y sostenibles. Los artesanos y habitantes de esta región, recorrieron caminos que dejaron las pautas e inspiración para la continuación de su proceso y el de otros grupos, marcando una ruta para la permanencia de la artesanía hacia el futuro de estos pueblos indígenas.

“El trabajo en artesanía es estar en la casa en una sombra y cuidar los niños al lado de nosotros y no dejarlos. Con otros trabajos hay abandono del hogar” Mujer Piaroa, Matavén, Vichada


Del fortalecimiento cultural al bienestar comunitario Después de varios años de trabajo conjunto y acompañamiento a diferentes procesos liderados por pueblos indígenas, Etnollano aprendió que la salud va más allá de no tener enfermedades, que su verdadero significado, como bien lo saben las comunidades, es cuidar la vida, tener una buena casa para dormir, tener un buen conuco para alimentarse, tener fuerzas para trabajar, vivir tranquilo y sin problemas, tener un ambiente bueno en el monte o en el río, tener animales para comer, vivir según el consejo de los antiguos y dejarle a los niños un buen futuro. Precisamente por esta visión integral de salud, fuertes procesos colectivos de participación social no son duraderos si las poblaciones no tienen la posibilidad de contar con alternativas productivas propias que propicien un manejo autónomo y sostenible de sus territorios, y que les permitan generar ingresos económicos para suplir algunas de las actuales necesidades, como la compra de alimentos, ropa, implementos de aseo y útiles escolares. Buscando alternativas que permitieran generar recursos económicos complementarios a las actividades de subsistencia que se realizan, como la tumba, siembra y cosecha de los conucos o chagras, las expediciones de caza y pesca, la construcción de casas y demás objetos, las comunidades empezaron a trabajar de la mano con Etnollano, en la recuperación de la labor artesanal y su producción con fines comerciales, con el propósito de no solo generar dinero, sino también, contribuir a los procesos colectivos que reforzaran la identidad, la tradición y los valores familiares. Hoy se entiende en Etnollano que la actividad artesanal es una actividad más de la vida diaria de los grupos indígenas, y por ese motivo su producción no se da en gran volumen ni en tiempos determinados, porque las piezas son valiosas no solo por su belleza, forma y terminados, sino también lo son por los procesos comunitarios en los cuales se refuerzan los saberes propios y se fortalecen los vínculos comu-

nitarios, así como a través de la inversión que se hace de las ganancias de la venta de los productos en educación, vestuario y salud, es decir en el bienestar familiar. Los objetivos generales de la Fundación Etnollano son trabajar por el fortalecimiento de la participación de la población indígena en los programas de salud, educación, mejoramiento económico y social, que refuercen el patrimonio cultural de las comunidades, y contribuyan a su desarrollo autónomo y sustentable. Dentro de este marco de apoyo, se creó la Sección de Productivos, para apoyar proyectos de artesanías, enmarcados en el principio de fortalecer las formas propias de gobernabilidad indígena en la región. El trabajo en artesanías es una estrategia que ha demostrado ser exitosa, en la medida en que es una alternativa económica, enmarcada en un panorama integral de fortalecimiento cultural. El apoyo se centra en una revalorización de conocimientos y prácticas culturales, la organización de la producción para que sea colectiva y sostenible, y el fortalecimiento de la actividad como alternativa de generación justa de ingresos. Luego de más de quince años de apoyo, Etnollano ha asesorado alrededor de veinticinco grupos de artesanos indígenas en los departamentos del Vichada, Guainía, Vaupés y Amazonas, principalmente de las etnias Sikuani, Piaroa, Amorúa, Curripaco, Piapoco, Cubeo, Puinave y Tikuna.

“En la artesanía estamos involucrados todos, con nuestros hijos y nuestros sabedores Nos aporta y es muy importante para nosotros porque estamos recuperando los conocimientos que estábamos perdiendo” Artesano Piratapuyo, Vaupés

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Identidad cultural y transmisión de conocimientos

“Con la artesanía mostramos nuestro pensamiento” Artesano Cubeo, Vaupés.

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a Tinaja de Chicha de Cubay. En la comunidad de Cubay en el departamento de Vaupés, las mujeres elaboran tinajas. Su uso tradicional es contener la chicha, bebida importante para el pueblo Cubeo en sus relaciones sociales. Esta tinaja es elaborada para las celebraciones especiales y se pintaba antiguamente con los símbolos que el payé consideraba adecuados para la ocasión. El mismo diseño se hacía a las vasijas en las cuales se repartía la bebida. Cada tinaja tiene un karuru especial, soporte hecho de varitas de palma para sostenerla dentro de la maloca. La chicha es rezada para que las celebraciones salgan bien. Los antiguos tomaban chicha en ofrecimientos de frutos silvestres y cacería, en eventos de yurupari, durante ritos de paso y encuentros familiares. Las principales variedades de chicha son de chontaduro o pupuño (ure yuaye), de caña de azúcar (cachivacoro), de yuca dulce (dorokoro), de árbol de pan (paumkoro), de maíz (beakoro), de ñame (ñamukoro) y de batata (turukoro). En Cubay se usa el barro azul, que debe recogerse en verano en las orillas de los caños Mitusueño y Cuduyarí. Estos barros son propiedad del güio o anaconda, quien se encarga de cuidarlos. La tradición Cubeo dice que para poder cogerlos, es necesario que el payé en su sueño pida permiso al guío y rece a las personas, para evitar el castigo. Igualmente, las mujeres que recogen el barro deben ir protegidas por pintura facial rezada y no deben estar menstruando porque enfermarían gravemente. El barro se mezcla con ceniza y se elaboran las piezas a través de la técnica de rollo. Estas se moldean con calceta de plátano y se alisan con piedras o cuentas de vidrio. Al momento de la elaboración, se recomienda que la mujer no se quede observando el vuelo del pájaro carpintero, pues esto podría llevar a que las piezas queden torcidas, imitando su vuelo. Para la quema, las piezas son untadas con el jugo de las hojas de lulo, se dejan secar, luego son ahumadas y posteriormente decoradas con pinturas elaboradas con arcillas amarillas, blancas o rojas mezcladas con leche del árbol juansoco. Esta técnica permitía a

los antiguos tener múltiples utensilios para distintos usos como cargar agua, preparar alimentos, preparar chicha y aguardiente de caña, elaborar curare y servir el yagé. La artesanía recoge múltiples tradiciones, sin embargo en Cubay estos conocimientos estaban siendo olvidados. Solo una mujer anciana, Judith Ortiz, recordaba este oficio ancestral en barro, importante labor de las mujeres para los Cubeo del clan Guaracú. De la mano de un trabajo comunitario, desde el 2007 esta mujer por decisión de la comunidad enseñó a las demás la técnica en alfarería y todo el trabajo asociado. Desde la recolección del barro, hasta la elaboración final de las piezas, se recuperaron y se enseñan hoy al resto del grupo los conocimientos de la técnica y los valores culturales relacionados con este trabajo. Se recordaron los símbolos Cubeo que vienen de visiones que tuvieron los sabedores al tomar yagé e inhalar yopo, y ahora se dibujan en las piezas. Todo este proceso implicó un fortalecimiento de la identidad Cubeo y una forma de enseñar estos rasgos a las nuevas generaciones. A raíz de este proceso, decidieron además recuperar el espacio comunitario de la maloca y se avanza en la recopilación de la tradición oral con el fin de tener una herramienta para la formación integral de los niños de la comunidad. La práctica artesanal Cubeo tiene una importancia cultural. Hoy la artesanía para Cubay tiene un valor, y la comunidad siente nuevamente que en ella está representada su cultura.

“Para nosotros lo más importante de estas artesanías, es el hecho de conservar nuestra tradición como pueblo Cubeo” Líder Cubeo, Vaupés


De la tradición al fortalecimiento de la identidad cultural La artesanía es una forma de representación cultural. Las piezas recogen y muestran conocimientos de los pueblos que las elaboran, y a través de estas se pueden transmitir y divulgar referentes y tradiciones. Las comunidades confirmaron y Etnollano entendió sobre este proceso, que los objetos que antes fueron utensilios para la vida cotidiana, han cambiado al dirigirse al mercado, aunque siguen conteniendo valores que muestran y enseñan características tradicionales. Los procesos de fortalecimiento artesanal son procesos de fortalecimiento comunitario, ya que a través del trabajo los grupos logran que los niños y jóvenes se interesen en sus culturas, y así la práctica de hacer artesanías activa la unión comunitaria, la organización y el rescate de valores que en otras actividades económicas externas pierden su importancia. Los procesos en las diferentes regiones han implicado un rescate de conocimientos asociados al trabajo artesanal como lo son el uso de materiales del bosque, tintes naturales, pegantes vegetales y técnicas ancestrales. Todos estos saberes hacen parte del valor de los objetos, al evidenciar el manejo de múltiples plantas y frutos, saberes que en los últimos años habían caído en desuso. Pese a esto, el trabajo de fortalecimiento cultural alrededor de la producción de artesanías que muchos grupos han buscado, ha generado el volver a llenar de sentido a la práctica, recuperar y reforzar esos referentes que la sustentan, y recordar y reforzar las características que hacían único al trabajo y a los objetos.

Cubay, Vaupés

Este proceso ha nacido de los grupos que incentivan esta reflexión, así la artesanía va llenándose nuevamente de sentido cultural. Las diferentes comunidades y grupos de artesanos han seguido distintos métodos, pero en general se enfocan en recuperar y reconocer la importancia cultural de la práctica según sus costumbres y en delimitar los rasgos distintivos de las piezas y de la práctica en sí misma.

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“Las artesanías recogen las historias de nuestros ancestros. Es un valor de nuestra cultura y por medio de la artesanía contamos nuestro pensar.” Artesano Tikuna, Amazonas

Símbolos Cubeo, Comunidad Cubay, 2011


“Por la artesanía hemos podido lograr el volver a recuperar la tradición de nuestra etnia. Yo creo que eso es para mí el futuro” Artesano Curripaco, Guainía

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Territorio y conservación de bosques y sabanas “Pensamos mantener nuestro espacio y mantener la artesanía en las comunidades” Líder Amorúa, Vichada.

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a Mochila Kokoto de Guáripa. Esta mochila, en Amorúa doro, es tejida en moriche por las mujeres de la Comunidad de Guáripa en el departamento del Vichada. La puntada en la cual está hecha la llaman kokoto, por imitar la concha de este pez, en español conocido como curito. El tejido para los Amorúa, ha sido fundamental en la elaboración de objetos para cargar alimentos y para la pesca. Los antiguos elaboraban sakato, mallas para pescar y doro que eran las antiguas mochilas en las cuales se llevaban los alimentos que se recolectaban en su vida nómada. Los utensilios se elaboraban con cortezas, bejucos y fibras de diferentes plantas del monte y de la sabana. Desde hace cientos de años, la palma de moriche o Inojobata, ha tenido un papel importante en la vida cotidiana, pues de esta se obtienen hojas para techar las casas, sus frutos se comen y las fibras de las hojas sirven para tejer. Los Amorúa creen que el tejido está asociado a las mujeres y dice la historia que el dios Juamasi puso en lo alto de las palmas de moriche, unas bolas de fibra ya torcida para que las mujeres las usaran para hacer sus tejidos. Unas mujeres, sin embargo, no hicieron caso y usaron también los cogollos. Juamasi al ver esto, ordenó de ahí en adelante que todas las mujeres tendrían que coger los cogollos y torcer la fibra con las manos. De ahí viene la tradición de torcer la fibra sobre la pierna, práctica hoy realizada por varios pueblos indígenas de la región. Los conocimientos sobre el manejo del medio se transmiten de generación en generación y representan un estrecho vínculo con el territorio. Para poder tejer esta mochila, es necesario ir a los morichales que se ubican en las tierras del resguardo, saber los tiempos de reproducción de las palmas, conocer los caminos y saber las formas adecuadas de manejo del entorno. En Guáripa hay seis morichales, a los cuales hoy se aplican técnicas de descanso para no acabarlos y hacerlos más duraderos. El cogollo se corta de las plantas, se sacan las fibras y estas se cocinan; luego son dejadas secando a la sombra. Una vez secas las fibras están listas para ser teñidas y tejidas.

En el 2005 las mujeres, en busca de obtener dinero para comprar sal, jabón, ropa y café, cosas que no se consiguen en la comunidad, recuperaron y adaptaron los tejidos tradicionales con el propósito de vender artesanías en Puerto Carreño y en ciudades vecinas en Venezuela. El número de artesanas empezó a crecer y más mujeres de la comunidad se unieron. Todo el proceso inició por una reflexión sobre los recursos ambientales, ya que al ser una práctica esporádica no se tenía certeza de las capacidades de uso de las materias primas. Las mujeres artesanas desde el 2007 con apoyo de Etnollano, hicieron recorridos conociendo y reconociendo los distintos sitios de obtención de cogollos de moriche, y se crearon diagnósticos iniciales que a través de la cartografía generaron en la comunidad un conocimiento mayor del territorio. La comunidad sabe que para que esta práctica sea posible actualmente, se deben respetar los ritmos de las plantas. La cosecha organizada, la rotación de morichales y de palmas y la obtención de la fibra con herramientas adecuadas, hacen que el aprovechamiento de moriche sea una forma sostenible de uso de los recursos. Las mujeres ahora realizan de forma constante artesanías. El proceso ha generado la organización de la producción, una mejoría en la calidad de las piezas y el rescate de puntadas y múltiples tintes naturales. El protagonismo de la labor artesanal ha hecho que el grupo avance en un proceso de reflexión para delimitar un protocolo de aprovechamiento de morichales que recoja manejos tradicionales de cosecha y que acuerde estrategias de organización para que sea perdurable a futuro. La artesanía ha permitido a la población de Guáripa tener una mayor apropiación de su territorio y sus recursos naturales.

“Nosotros somos de esas tierras, tenemos que mantener nuestro espacio, defender lo nuestro, cuidarlo, conservarlo, y mantener la artesanía en nuestras comunidades” Artesana Piratapuyo, Vaupés


Del conocimiento de las materias primas al cuidado del territorio Es innegable que los pueblos indígenas que habitan las regiones de la Amazonía y la Orinoquía conservan formas de manejo de sus territorios que les permiten aprovecharlos de forma sostenible. El habitar las mismas tierras por cientos de años, hace que las relaciones con el entorno sean fuertes y que se afinen muchos saberes en cuánto a manejo y conocimiento de los tiempos de producción y reproducción de los recursos que las selvas y sabanas ofrecen. Los pueblos indígenas han usado por muchísimos años diferentes fibras, bejucos y frutos, para a través de amarres, tallas y tejidos, hacer objetos que faciliten el trabajo diario. La forma como estos materiales eran manejados, permitía a los grupos seguir obteniendo de forma constante los materiales sin ponerlos en riesgo. Pese a este sustento, al generarse cambios y darse el encuentro con otros grupos humanos, se alteraron para algunas comunidades estos manejos regulados. Al presentarse, por ejemplo, nuevos trabajos asalariados individuales, se generó el uso no comunitario de recursos, y en algunas zonas las fibras se empezaron a vender de forma masiva, lo cual generó escasez de algunas plantas como fue la palma de chiquichiqui (Leopoldinia piassaba) para el caso del Guainía.

Guáripa, Vichada

Los objetivos que muchos grupos de artesanos se trazaron ante este panorama, partieron de la idea de fortalecer la recuperación y readaptación de formas tradicionales de uso, así como en la búsqueda e implementación de acuerdos actuales para el manejo de los recursos naturales, ante los nuevos retos de la actividad artesanal hecha ahora de forma colectiva y para la venta. Del proceso acompañado, los artesanos y Etnollano aprendieron que la artesanía pasa por una reflexión respecto a los usos del territorio, por una cuantificación y cualificación de materiales y por llegar a acuerdos colectivos para la obtención de las materias primas. Varias comunidades no tenían conocimiento sobre la oferta actual en sus resguardos y muchos jóvenes no recordaban o no conocían las formas apropiadas de manejar

ciertos recursos. El empezar a trabajar nuevamente en artesanías implicó a las comunidades divulgar manejos tradicionales, pero también encontrar formas nuevas de aprovechamiento. Actividades como la artesanía generan reflexiones que fomentan readaptaciones necesarias, sobre todo para grupos que enfrentan cambios recientes en sus patrones de asentamiento. En varios casos se observó que las formas de recolección y preparación de los materiales tenían problemas, no se hacían con el cuidado necesario o no se tenían las herramientas necesarias para el trabajo. Una de las líneas de acción para fortalecer el trabajo en artesanías consistió en regularizar la producción; un manejo organizado en cada una de las etapas, hace que la producción sea más eficiente. El trabajo evidenció que es necesario delimitar las actuales cadenas de producción para identificar eslabones débiles y trabajar sobre estos. La artesanía representa una forma ancestral de manejo de los recursos propios, la cual organizada y adaptada a la cotidianidad actual de las comunidades indígenas, es una estrategia de aprovechamiento autónomo y sostenible de los bosques y sabanas. Los aprendizajes se basan en varios años de trabajo conjunto que han implicado enseñanzas y que marcan la continuidad del proceso a futuro, es por esto que el tema ambiental es un pilar de trabajo determinante para que la producción artesanal sea duradera y genere relaciones de apropiación al territorio.

“Las civilizaciones dicen que somos los guardianes de la selva y somos artesanos que estamos recurriendo a la madre selva, a la naturaleza. Hoy estamos reunidos para concientizarnos de eso y de cuidar de donde sacamos la materia prima. Si a partir de ahora no tenemos cuidado, la cultura de la artesanía puede acabarse” Artesano Cubeo, Vaupés

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“Un hombre y una mujer, en la cultura indígena, no son adultos hasta que no aprenden a hacer con sus manos los elementos de los cuales dependerá la alimentación y la vida de su familia” Mujer Sikuani, Matavén, Vichada

Cartilla de Tintes, Comunidad Guáripa, Vichada, 2011


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Organización comunitaria y colectividad

“Debemos trabajar en unión como indígenas” Artesana Sikuani, Vichada.

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l Canasto de Mamure de Matavén. Este canasto es hecho en bejucos de mamure y piragua por artesanas Piaroa y Puinave del Sector Matavén Fruta, en el Gran Resguardo Selva de Matavén en el Vichada. Está inspirado en los canastos elaborados en diferentes bejucos para cargar los alimentos del conuco, y los canastos utilizados para guardar los alimentos antes de prepararlos. El mamure y la piragua se obtienen de la selva y han sido utilizados desde hace cientos de años para realizar distintos amarres y tejidos. Para los Piaroa, las situaciones que se dan en la comunidad son el reflejo de la naturaleza y de ellos en la naturaleza. El tejido ocupa un lugar importante y se dice que el hombre teje historias y relatos que se esconden en el sebucán, el manare o cernidor. La mujer las teje en el catumare, la uruta, la estera, el canasto y el mapire; estos elementos son los que permiten traer, llevar y preparar los alimentos. Cuando una mujer hace el catumare para sus hijos, lo impregna con el calor de sus manos y con el calor de la tierra de donde ha extraído los bejucos con los que lo teje; ese calor lo recibe el niño y lo lleva durante toda su vida, por eso cuando está lejos de su territorio, en su corazón siente el calor de estos tejidos. Todo lo que hace parte de la cultura material Piaroa lleva ese calor y tiene esa importancia para la comunidad. El tejido en mamure representa el trabajo de las mujeres en las comunidades.

dos colectivos para la participación en ferias nacionales. Desde hace unos años la coordinadora de artesanías del sector Matavén Fruta, Nury Fuentes, organiza la producción de treinta y cinco artesanos de las cuatro comunidades para participar de forma unificada en Expoartesanías en Bogotá. Esta unión permite tener a todos ventas superiores y que la variedad de piezas expuesta sea mayor. Esta unión de comunidades conformando un gran grupo de artesanos, vende de forma fija a nivel nacional, y con las ventas se creó un fondo que les permite ir a nuevas ferias, así como emprender proyectos de bienestar colectivo. Se construyó una casa de artesanías que se ha convertido en un espacio en el cual se comparten conocimientos y se generan acuerdos, además de propiciar escenarios de diálogo para otros temas importantes.

El canasto en mamure empezó a trabajarse como artesanía a finales de la década de los noventa. Matavén atravesaba por un panorama difícil que afectaba la forma tradicional de subsistencia; esta reflexión colectiva llevó a que se organizara en sectores y se titulara la delimitación del Gran Resguardo en el 2001; a que se fortaleciera la salud comunitaria a través de un sistema de salud intercultural con promotores; y a que se definiera la elaboración de artesanías como una alternativa económica viable. Las comunidades Piaroa y Puinave de Sarrapia, La Urbana, Pueblo Nuevo Matavén y Piedra Pintada, tras mucho tiempo de trabajo conjunto, actualmente lideran acuer-

“La organización es lo que nos permite proyectarnos hacia el futuro” Artesana Piaroa, Vichada


Del trabajo colectivo a la organización comunitaria La unión y el trabajo colectivo son características que sustentan las organizaciones de los pueblos indígenas amazónicos y de los llanos orientales; el proceso en artesanías en este grupo multiétnico de mujeres de Matavén dejó esta enseñanza. La mayoría de actividades tradicionales se realizan bajo esas premisas y están ancladas a la salud comunitaria. La artesanía como práctica, no puede contrariar esta idea si pretende ser una forma de economía indígena complementaria. En algunos casos se presentó el auge de nuevas economías como el trabajo en cultivos de coca o venta a intermediarios de materias primas como fibras de palmas y bejucos; incluso las artesanías implicaron para muchos un ejemplo más de esa nueva forma individual e indiscriminada de trabajo. Pese a esto, los grupos productores evaluaron que esa desorganización generaba peleas y conflictos internos. Así, para que fuera posible obtener resultados a partir de realizar y vender objetos, era necesario promover una mayor unión del trabajo y generar grupos de artesanos con acuerdos comunes y alianzas fuertes.

La organización es desde entonces, uno de los pilares hoy promovido por las comunidades y por tanto apoyado por Etnollano en el trabajo, por considerarse el medio a través del cual las actividades permiten el bienestar comunitario. Los procesos de fortalecimiento colectivo de la artesanía han generado la unión sólida de grupos, lo cual ha incentivado a la par procesos de fortalecimiento cultural, logrando que dentro de las comunidades y hacia afuera de ellas, la artesanía tenga una mayor visibilidad y reconocimiento. Los grupos han encontrado diferentes formas de organizar el trabajo, pero todos reconocen la importancia de contar con un líder o coordinador que los anima y representa. Esta organización logra no solo que la cadena productiva sea más eficiente, sino que también es un factor determinante en la representación del grupo hacia los espacios comerciales que se encuentran afuera del ámbito comunitario. La artesanía es una práctica de elaboración individual pero de planeación colectiva y/o comunitaria. Revivir la práctica implica fortalecer internamente a los grupos y llegar a acuerdos colectivos para que esta labor se articule con todas las demás actividades de la vida cotidiana.

“El día que no sepamos hacer con nuestras manos los elementos que necesitamos para trabajar la yuca, pescar y habitar el territorio, lo habremos perdido todo, porque esos son los conocimientos que nos dieron los antiguos para trabajar en unión y son los que nos hacen indígenas” Artesana Puinave, Matavén, Vichada

La Urbana, Matavén, Vichada

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Fortalecimiento del papel de la mujer

“El trabajo en artesanías lo manejamos las mujeres y por eso es recuperación de nuestra cultura” Artesana Piaroa, Vichada.

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l Ikuli de Arte y Reciclaje. Esta figura se llama Ikuli que es el nombre en Sikuani para el morrocoy, y está hecha en papel maché por mujeres del casco urbano de Puerto Carreño. Se realiza a partir de la masa de papel reciclado, mezclada con engrudo, pintada con vinilos y decorada con símbolos culturales del pueblo Sikuani. Esta pieza asemeja al antiguo plato realizado en barro por las comunidades, para el rito del rezo del pescado. Cuando una niña pasa a ser mujer con la llegada de su primera menstruación, se le debe celebrar este rito para evitar que los ainawi o espíritus del agua la perjudiquen; se le da a comer pescado que ha sido rezado previamente, así se evita que este la enferme.

autónomas en su labor como artesanas y promueven la replicación de la educación ambiental y de los valores de las culturas indígenas en la región, al ser voceras de este programa y talleristas en colegios e instituciones.

Con esta inspiración, mujeres indígenas y campesinas que viven en el casco urbano, realizan ahora piezas en papel maché que anteriormente se hacían en barro. Luego de una reflexión sentida, un grupo de mujeres cabeza de familia se decidieron a iniciar este proceso que buscaba principalmente generar una estrategia de reciclaje en una ciudad en crecimiento, que no tenía un adecuado manejo de basuras; buscando además, una forma de obtener ingresos económicos constantes y conseguir un mayor reconocimiento y fortalecimiento de las culturas indígenas, que no cuentan con una visión positiva por todos los habitantes de la población urbana. Luego de una exploración de materiales que pasó por el plástico y el tetrapack, se encontró en el papel maché una opción de trabajo que además tenía afinidad con el oficio tradicional Sikuani del trabajo en barro. Bajo esta técnica se perfeccionó el trabajo manual y se crearon diversas piezas que usan formas de antiguos objetos culturales y que recrean simbología tradicional. A través de las artesanías, las mujeres obtuvieron ingresos familiares que fueron invertidos en el cuidado de la salud y la educación de sus hijos, y encontraron una forma digna de trabajo, que además les permitió crear una territorialidad y arraigo con las nuevas condiciones y referentes de la vida en ciudad. Hoy las mujeres, como Carmenza Díaz y Yaneth González, son maestras de la técnica,

Programa Arte y Reciclaje, Vichada

“Las mujeres culturalmente somos las encargadas de criar a los hijos y mantener a la familia. Pero para esto hay que tener el orgullo de reconocernos como indígenas en cualquier lugar. La artesanía ha sido un medio para fortalecernos porque nuestra fuerza no es separándose de la cultura, sino al contrario, apoyándose en ella y fortaleciéndola” Artesana Sikuani, Vichada


Valoración y fortalecimiento del papel social de la mujer En muchas culturas indígenas la práctica artesanal hace parte del rol tradicional de la mujer, además actualmente son ellas las que en mayor medida se ocupan del cuidado de la salud familiar y comunitaria. En este sentido, apoyar el trabajo en artesanías ha implicado promover el papel de las mujeres dentro de sus grupos y fomentar la reflexión sobre otros temas como son la salud, la educación, el territorio y el desarrollo económico. En la actualidad las mujeres lideran varios procesos comunitarios encaminados a convertir la producción de artesanía en una actividad productiva alternativa orientada a cubrir gastos domésticos. Los procesos han permitido entender y aprender, que la artesanía es un espacio donde sus saberes femeninos son protagónicos.

nómicas de sus pueblos. La actividad artesanal ha demostrado ser uno de estos espacios. Se busca entonces fortalecer la artesanía en las comunidades de forma articulada con la revaloración de los saberes femeninos en el contexto actual. El fortalecimiento de estos espacios de trabajo artesanal se complementa con actividades enmarcadas en una reflexión del papel de la mujer como gestora comunitaria de bienestar y promotora de economías familiares estables. Bajo todas estas enseñanzas se han adquirido y adecuado estrategias y metodologías, que han permitido fortalecer y dar continuidad a procesos de trabajo comunitario en artesanías.

En la búsqueda de promover el fortalecimiento de espacios de reflexión propia de las mujeres, las experiencias de trabajo abonaron el camino hacia procesos fuertes de liderazgo comunitario, y cimentaron el enfoque transversal de género que hoy en Etnollano se ha constituido en pilar de la labor institucional, articulándose de manera integral en todos los frentes de trabajo y centrándose principalmente en el apoyo a procesos de base orientados a la recuperación y transmisión de los conocimientos tradicionales femeninos, al desarrollo de capacidades organizativas de las mujeres indígenas para liderar experiencias interculturales, y a la valoración comunitaria de los conocimientos y actividades realizadas por las mujeres en beneficio de sus pueblos. El papel de las mujeres indígenas dentro de sus contextos sociales y culturales es fundamental para pensar y comprender el presente y el futuro de sus pueblos. Las mujeres indígenas son sujetos activos dentro de su ámbito cultural, tienen espacios propios desde donde se manifiestan, participan y son autónomas en la toma de decisiones, que les permiten incidir en las relaciones políticas, sociales y eco-

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Fortalecimiento comercial

“Ahora la gente si compra nuestra artesanía” Artesano Curripaco, Guainía.

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a comunidad San Luis de Zama y el Fondo comunitario de Ahorro. La comunidad Piaroa de San Luis de Zama comenzó a trabajar en artesanías como estrategia comercial en el año 2000. Al inicio las piezas no contaban con alta calidad ni tenían una función clara para los compradores, los cuales tampoco entendían su valor. Después de varios años de ensayos y trabajo colectivo, se recuperaron técnicas y materiales, se delimitaron piezas y establecieron acuerdos en medidas y precios. Luego de fortalecer la producción, crear un comité de trabajo y contar con piezas de muy buena calidad, el grupo inició a participar en Expoartesanías de forma continua. Contando con más de diez años de participación, el grupo actualmente es autónomo y a través de la creación de un fondo año tras año los artesanos ahorran de forma colectiva, para pagar su participación en la siguiente feria y para realizar proyectos comunitarios anuales que permiten mejorar la calidad de vida de la comunidad. San Luis de Zama cuenta con clientes fijos en Bogotá que les hacen pedidos y los diecinueve artesanos compaginan una gran producción anual, con sus actividades tradicionales de siembra y cosecha de conucos. El reto de las ventas Un gran número de grupos de artesanos se enfrentan hoy al reto de comercializar sus artesanías. Varias comunidades empezaron a vender artesanías en los pueblos y así obtenían pequeños recursos, sin embargo la mayoría de estas ventas locales se daban a muy bajos precios, generando relaciones desiguales con la sociedad mayoritaria y espacios de comercio no justos.

“Ella no sabía que la artesanía tenía un valor. Ella vio que la artesanía, el canasto que tenía en la casa, donde ella echaba la ropa, lo tenía como un cesto de guardarropa. Pero después que las compañeras estaban trabajando se dio cuenta que la artesanía tenía un valor, tenía un costo y vio que las otras compañeras recibieron plata. Allí fue donde ella se enteró que la artesanía tiene un valor y tiene un costo para cubrir nuestras necesidades” Mujer Piaroa, Matavén

Al apostarle a revivir la artesanía desde la revaloración cultural y la búsqueda de una economía complementaria y autónoma, se hizo necesario para los grupos promover un trabajo de organización fuerte, que les permitiera acceder a escenarios de venta estables y justos, en los que reconocieran el valor de su artesanía. Los procesos de fortalecimiento comercial de los grupos, contaron con el apoyo de Etnollano para generar una regularización y mejoría en la calidad de las piezas, la creación de acuerdos y organización interna, la creación de materiales de divulgación de valores agregados, y la planeación colectiva para enfrentar nuevos escenarios de venta. A partir de contar con procesos fuertes internos, los grupos crean, ajustan y acceden a diferentes espacios y estrategias de venta según sus necesidades. Recogiendo en el trabajo artesanal todo el bagaje y significado cultural, así como el largo proceso de fortalecimiento, hoy se entiende que la comercialización debe ser un eje transversal de cualquier programa productivo que la comunidad defina para la generación de ingre-

sos. Las comunidades sin embargo, deben encontrar los espacios y estrategias adecuados a sus necesidades y contextos. No todos los grupos productores necesitan los mismos espacios de comercialización, esta es una de las grandes enseñanzas que deja este proceso para los grupos mismos y para Etnollano. Algunas comunidades alejadas y con fuertes actividades tradicionales de la vida comunitaria, encuentran salidas oportunas, por ejemplo en ferias nacionales o a través de pedidos, que les permiten hacer grandes producciones anuales haciendo más eficientes los costos de desplazamiento. Para otros grupos las situaciones son distintas, algunos elaboran piezas que tienen alta demanda, siendo más acertado para ellos vender su producción en el mercado local; otros grupos se encuentran muy cerca de cascos urbanos y buscan tener ingresos más constantes y fijos, siendo su reto encontrar espacios de venta local que den el reconocimiento directo a los artesanos. Ante este panorama comercial, se evidencia que la mayoría de comunidades que realizan artesanías tienen tiempos y capacidades de producción propios que no siempre se acoplan a los ritmos que demanda el mercado convencional. Para lograr la sostenibilidad interna de cada proceso, los grupos deben encontrar un punto de equilibrio en el cual lo que producen les baste para no poner en riesgo otras actividades necesarias para la subsistencia de la población. La actividad de hacer artesanías


es y debe ser, complementaria a la economía comunitaria y adaptarse a los ritmos de la vida individual y grupal. La meta es poder lograr a través de esta práctica obtener dinero que permita mejorar la calidad de vida de las familias y generar procesos generales de bienestar. La comercialización como forma de mostrar y exhibir valores culturales, y como estrategia económica actual, debe buscar espacios de venta justos, respetuosos y acertados; sin embargo, debe tenerse en cuenta que lograrlo hace parte de un proceso lento y laborioso, para ir en el camino encontrando las opciones más acertadas para cada región, comunidad y grupo productor.

“Junto con las actividades de siembra, las mujeres tienen tiempo para sacar fibra, torcerla y tejer para vender artesanías. Con ese dinero se puede comprar jabón, sal, café y otras cosas que no se producen pero que son necesarias; ese es el beneficio del trabajo en artesanías y fue por esto que surgió nuestro proceso” Líder artesana Sikuani, Bajo Orinoco, Vichada

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Guamal, Guainía

MAMI, Guainía

San Luis de Zama, Vichada

Sabanita, Guainía

Cachicamo, Vichada

Piramirí, Vaupés


Barranco Colorado, Vichada

Joval, Vichada

Puerto Vaupés, Vaupés

Grupo urbano Iñakape, Guainía

San Luis de La Rompida, Vichada

Gualema, Campoflorido y Juameto Iboto, Vichada

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Puerto Escondido, Vichada


C A P Í T U L O

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Proyección de la práctica artesanal y de la economía indígena

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a artesanía es hoy para muchos grupos indígenas, una actividad económica complementaria ligada a prácticas de manejo autónomo del territorio, de fortalecimiento de vínculos de organización comunitaria y de valoración cultural. Es por tanto una práctica social, cultural y ambientalmente sostenible, y es bajo estas premisas que los procesos han avanzado en las últimas décadas en los grupos de la región amazónica y de los llanos orientales colombianos. La artesanía en las comunidades obedece a un proceso holístico que se relaciona con las demás esferas sociales de la vida cotidiana de los pueblos indígenas, su éxito como estrategia comunitaria está en la integralidad de esta práctica para aportar al bienestar colectivo. Para poder fortalecer la elaboración de artesanías étnicas es necesario entender su particularidad, marcando diferencias en cada proceso, ya que su promoción no puede ser una receta, sino que los caminos a seguir deben ser definidos por cada grupo, según la reflexión que realicen sobre sus recursos propios, sus fortalezas y debilidades, y sobre sus contextos sociales y geográficos; cumplido este proceso es cuando se encuentra en la labor artesanal una alternativa productiva sostenible, deseada y adecuada.

“En el futuro, si nosotros fortalecemos la educación de nuestros hijos, sostendríamos la artesanía y tendría un valor superior al que hoy en día tenemos” Artesano Cubeo, Vaupés

Se entiende desde Etnollano que las comunidades indígenas que cuentan con territorio y autonomía son fuertes, y por lo tanto la artesanía no es una práctica exclusiva de sus economías ni de su vida diaria. Este proceso vivenciado en artesanías evidencia, además, una estrategia digna, real, acertada y concertada de lograr generar relaciones inteligentes entre el mundo tradicional indígena y el mundo no indígena, los dos en constante articulación y cambio. La artesanía en este contexto, más que una actividad productiva, significa para los grupos indígenas la materialización de fuertes procesos tendientes a consolidar su cultura, autonomía y territorio. Los procesos dejan un camino de grandes aprendizajes para las comunidades indígenas, los grupos de artesanos, así como para Etnollano, sus profesionales y todas las instituciones y personas que de una u otra forma han hecho y continúan haciendo parte de este trabajo. Grupos de

artesanos sólidos, líneas de productos definidas con altos valores agregados culturales asociados, reposicionamiento y fortalecimiento de saberes ligados a la práctica artesanal en las comunidades, así como canales de comercio establecidos, son solo algunos de los resultados tangibles de estos procesos. Estos resultados marcan además el impacto y las enseñanzas con las cuales se hace posible continuar los procesos y seguirlos fortaleciendo en un futuro. Por tal razón que pone en evidencia los avances, y frente a los cambios recientes y constantes en el panorama comunitario, regional y nacional que demandan mayor organización y generan competencia al mercado artesanal, se hace de todas formas necesario continuar en el fortalecimiento organizativo de los grupos para generar procesos autónomos a largo plazo, así como perseverar en la creación y consolidación de mercados fijos y perdurables para la artesanía étnica a nivel local, regional y nacional. La actividad artesanal en la actualidad enfrenta aún grandes retos. Esta práctica puntual evidenció ser una estrategia viable de economía comunitaria alternativa, que de forma organizada permite generar un mayor reconocimiento de la población indígena y promover procesos de autonomía. Esta premisa representa un reto para la economía indígena en general, ante la nueva incursión de distintas formas de explotación de los recursos en la región (minería, petróleo, agroindustria), y constituye una oportunidad ante la intención de los pueblos de mantener sus territorios y culturas. Los grupos han generado mayores expectativas y se abren distintas opciones, no solo desde las artesanías, sino desde diferentes formas de economía comunitaria, para buscar la manera de articular y generar estrategias económicas para los años venideros. La economía familiar está directamente relacionada con la salud y el bienestar, y es fundamental que estas economías se fortalezcan y se promuevan desde lo propio, para que encuentren su espacio y se consoliden además como formas exitosas de fortalecer la identidad étnica, mantener la autonomía y promover la gobernabilidad indígena. La artesanía puede ser una forma sostenible de manejo de los territorios, que puede eventualmente tener una posición protagónica para los pueblos indígenas de la


región, junto con otras prácticas que tengan también este sustento cultural propio. Las economías comunitarias y locales son premisas fundamentales para que los pueblos indígenas retomen el manejo de sus recursos de forma sustentable, y es la artesanía una estrategia que puede ser pionera en este proceso. Será necesario que esta faceta de la economía, que resultó ser fructífera para muchos grupos indígenas amazónicos y de la Orinoquía, se articule con las demás alternativas productivas de cada comunidad y región, para que las economías familiares y comunitarias puedan llevar a cabo con la necesaria organización y autogestión, las demás formas de aprovechamiento de recursos que empiezan a presionar sobre la región, sin generar alteraciones o cambios culturales no deseados e irreversibles. La economía indígena requiere pasar actualmente por procesos de fortalecimiento y articulación interna para generar economías comunitarias sólidas y acordes a planes de vida de los pueblos; de igual forma se hace cada vez más necesaria una articulación de estas alternativas con proyectos municipales y departamentales fomentados por las entidades de gobierno, que cada vez más, demandan la inclusión general de todos los grupos poblacionales en proyectos que ahora desde el orden nacional, ponen a estas regiones de la Amazonía y la Orinoquía en lupa para el desarrollo económico del país. En estos nuevos tiempos se requiere gran reflexión y fortaleza interna de la población y líderes indígenas en cuánto a sus economías, una forma constante y transparente de información de presiones económicas y proyectos en curso, y una alta participación y articulación con procesos económicos regionales, para que se puedan gestar alternativas productivas propias en el marco de economías regionales o nacionales. El reto está en que estos procesos permitan que dentro de estas lógicas de crecimiento económico general, pueda darse cabida a una respetuosa y acertada articulación de economías indígenas ancladas en sus propias visiones de desarrollo y bienestar.

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Esta cartilla se realizó en el marco del trabajo con las comunidades indígenas de la Amazonía y la Orinoquía, realizado por la Fundación Etnollano desde 1993 hasta el presente, en el marco del Programa Coama, bajo la financiación principalmente de la Unión Europea (UE) y la Fundación Interamericana (IAF).

COAMA

UNION EUROP

Publica

FUNDACION ETNOLLANO

www.etnollano.org contacto@etnollano.org Textos Simona Reyes y Vivian Rosado Revisión de textos Antonio Lobo-Guerrero Herrera

mambe sho

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Fotografías Archivo fotográfico Fundación Etnollano 1993-2013

red siama Diseño y diagramación Camilo Jaramillo / Studio Visual SAS Bogotá D.C. 2014 ©

UNION EUROPEA


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