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El Dr. Espriu y el Dr. Ivorra en el acto de entrega del premio Txemi Cantera. Bilbao, 1998.

Una vida marcada por la vocación médica ¿Qué le impulsó hacia la medicina? Soy un médico vocacional, heredero de una tradición vinculada a la medicina tanto por parte de mi padre como por parte de mi abuelo y de mis dos tíos. Era una saga familiar que yo continué, a pesar de no ser el mayor; pero mi hermano mayor optó por la química y fui yo quien dio continuidad a la tradición. Mi vocación se despertó de niño. Mi padre era neurólogo y tenía la consulta en el mismo piso donde vivíamos: pasabas la puerta y a la derecha estaba la consulta, y a la izquierda, la vivienda familiar. Antiguamente era muy frecuente organizarse así. Yo conviví pues con la bata blanca desde muy niño. Las llamadas de urgencias, que en aquellos tiempos no eran por teléfono sino porque alguien se desplazaba y llamaba a la puerta, forman parte de mi infancia. Supongo que esas experiencias me dieron la predisposición que me llevó a estudiar Medicina. ¿Cómo llegó a la familia cooperativista? Hice el MIR en el Hospital General de Alicante y en ese tiempo entablé amistad con un médico de Salamanca, el doctor Fernando Martín Aparicio, que estaba en Madrid y era consejero delegado de Asisa. Fue él quien me inoculó el veneno del cooperativismo, de ser los médicos mismos los empresarios de la medicina. Me repitió el juego de palabras del doctor Espriu, nuestro fundador: «No se trata de que las compañías tengan médicos sino de que los médicos tengan una compañía». El presidente de Asisa era en aquel tiempo el doctor Francisco Carreño y me pidieron que me encargara de Asisa en la provincia de Alicante. El doctor Espriu había comprado una pequeña compañía aseguradora, la Asociación Médica Alicantina, y con sus dos mil pólizas empezó Asisa en Alicante. Hice gestiones con el colegio de 40

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médicos y conseguí la autorización del colegio para empezar a actuar como Asisa y en una asamblea me eligieron primer delegado de Asisa en la provincia de Alicante. ¿Cómo pasó de la dimensión regional a la española? El doctor Carreño presidía Asisa y me pidió, viendo que en muy pocos años habíamos crecido en Alicante hasta las 70.000 pólizas, que aceptara ser consejero responsable de la dirección comercial de Asisa en toda España. A la muerte del doctor Fernando Martín Aparicio fui nombrado consejero delegado y años más tarde sustituí al doctor Carreño como presidente. ¿Qué relación mantuvo con el doctor Espriu? Recuerdo una de sus visitas a Alicante para dar una conferencia a diversos médicos, entre ellos varios jefes de servicio de los hospitales de Alicante y Elche. En una conversación le propuse que nos quedáramos la clínica de San Carlos de Denia, que estaba en alquiler, lo autorizó y así conseguimos la primera clínica que gestionó Asisa. A partir de esa experiencia surgió nuestra inquietud por garantizar una asistencia sanitaria óptima, lo que nos llevó con el tiempo a las trece clínicas actuales, más los tres hospitales en concesión. ¿Qué le atrajo del discurso del doctor Espriu? Era un magnífico orador, un seductor con las palabras. Transmitía el valor del cooperativismo con intensidad y convicción. Podía hacerte reír o llorar con la fuerza de lo que contaba. Las ideas eran muy nuevas cuando nos hablaba de la capacidad de gestión por parte de los médicos de una compañía sanitaria.


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