Manos Misioneras, decimonoveno número de la Publicación de la Delegación Misiones de Toledo

Page 1

Manos

Delegación de Misiones de Toledo www.misionestoledo.org

Abril 2014 - Número 19 Publicación Mensual

Misioneras Toledo Misionero

El Arzobispo de Toledo pide a los niños y jóvenes de la Infancia Misionera que trabajen por “todos los niños de otras partes del mundo y con todos los misioneros”

Doce grupos musicales de Colegios, Parroquias y movimientos llegados de toda la Diócesis han participado en el Festival de la Canción Misionera de la Archidiócesis de Toledo, haciendo realidad el lema “ser misioneros con el canto”, convocados por la Delegación Diocesana de Misiones de Toledo y la Dirección Diocesana de Obras Misionales Pontificias.


Manos Misioneras

Página 2 de la 7

La alegría del Evangelio unió a los participantes en el Festival de la Canción Misionera “Es la hora de la misión...”, ahora más que nunca es la “hora de la misión”, es la canción con la que el Arzobispo de Toledo, Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, ha unido su voz a los más de 600 participantes del Festival de la Canción Misionera de la Archidiócesis de Toledo, organizado por la Delegación Diocesana de Misiones de Toledo y la Dirección Diocesana de Obras Misionales Pontificias. Monseñor Braulio Rodríguez ha pedido a todos los niños y jóvenes que cantaran con él, por todos los misioneros y misioneras que están repartidos por todo el mundo, y que en el caso de Toledo son más de 170. De igual modo, Monseñor Braulio Rodríguez ha recordado que “hoy estamos viviendo la Infancia Misionera”, en unión con “los niños de otras partes del mundo y con todos los misioneros”, enfatizando que “no nos podemos quedar aquí viendo, simplemente, cómo pasan las cosas sin hacer nada”. Además, dirigiéndose a todos los participantes les ha recordado que “cuando vosotros cantáis y os lo paséis bien, tenéis que recordar a todos los niños que no tienen las mismas condiciones de vida que nosotros”, por ello, “todos los que estáis aquí tenéis que pensar que no les pasa a otros niños lo que vosotros vivís”. El Arzobispo de Toledo ha destacado que “son muchos los misioneros que están en todas las partes del mundo para que estos niños puedan crecer” con dignidad. Aseverando que “por eso es importante lo que vosotros vais a hacer, es muy importante, pero cuando volváis a vuestros pueblos, tenéis que decir que habéis sido enviados a la viña por el Señor, una viña en la que todos caben, una imagen que pone Jesús, como la de la barca en la que todos vamos juntos”. Acabó Monseñor Rodríguez Plaza destacando que la “Infancia Misionera hace presente una verdadera red de solidaridad humana y espiritual entre los niños del mundo”, como refleja este Festival de la Canción Misionera, en el que todos los participantes ponen con su canción y testimonio un “granito de arena para transformar el mundo con el mensaje alegre y esperanzador del Evangelio”.

“Es la alegría del Evangelio”, como también ha destacado el Delegado de Misiones de la Diócesis de Toledo, Jesús López Muñoz, encargado de anticipar en la palabra al Arzobispo de Toledo para presentar a los doce grupos que han participado en el Festival. Este año han participado de la Parroquia “San Pedro Apóstol” de Olías del Rey, el Colegio “San Juan Bautista” de Toledo, la Parroquia “San José Obrero”, de Toledo, la Parroquia “Santo Domingo de Guzmán”, de Valmojado, la Parroquia “San Estebán Protomártir”, de Lominchar, el Colegio “Conde de Orgaz”, de Orgaz, el Grupo Oasis de Toledo, la Parroquia “Santísimo Sacramento” de Torrijos, la Parroquia “Nuestra Señor de la Asunción” de Villafranca de los Caballeros, la Parroquia San Juan Bautista de Yuncos, la Parroquia “San Andrés Apóstol”, de Miguel Esteban, y el Coro de la Capilla del Cristo de la Parroquia de Mora. En este Festival de la Canción Misionera, que ha estado presentado por José Miguel Seguido, cantautor cristiano, también han participado el Misionero diocesano Padre Mariano Merchán, y el Párroco del Valmojado, Padre Enrique del Álamo, que acaba de regresar de la Misión en Moyobamba (Perú). Todos los participantes han recibido un marcapáginas, con el mensaje del Papa Francisco, con su frase “¡Sean misioneros de la alegría!”, además de un diploma acreditativo de participación por parte de la Delegación de Misiones de Toledo.


Manos Misioneras

Página 3 de la 7

El Festival de la Canción Misionera… ¡en imágenes!


Manos Misioneras

Página 4 de la 7

El Colegio Público “Conde de Orgaz” descubre Perú de la mano de la Delegación de Misiones de Toledo El Colegio Público “Conde de Orgaz”, de la localidad toledana de Orgaz, ha acogido un acto de animación misionera que ha contado con la presencia de Eulalio Martín – Tadeo, voluntario de la Delegación Diocesana de Misiones. Marta Blanco Cabeza, profesora de Religión de dicho colegio, pensó tener una clase en la que los niños conocieran la Infancia Misionera, para lo cual invito voluntario de la Delegación de Misiones quien explicó a los niños el Testimonio de su experiencia Misionera en la Misión que la Diócesis de Toledo tiene en Villa El Salvador, Sur de Lima, Perú. Se trataba de que los niños conociesen la realidad de los territorios de Misión donde tantas personas y en especial tantos niños sufren muchos problemas derivados de las carencias de centros de salud y educativos. Además de carecer de medios para poder recibir alimentación básica, así como cuidados y atenciones espirituales por la falta de sacerdotes. Se explicó como los niños pueden colaborar para ayudar a otros niños necesitados a través de la Infancia Misionera, institución dependiente de Obras Misionales Pontificias, que trabaja en los países de Misión. Su lema “Los niños ayudan a los niños” se presenta por sí mismo.

Fotografía: Una de las realidades educativas en Perú que pudieron conocer los alumnos de Orgaz

Otra forma de ayudar es participar en el Festival de la Canción Misionera que todos los años organiza la Delegación Diocesana de Misiones de Toledo la cual invita a todas las Parroquias de la Diócesis para que hagan un llamamiento a Coros, Agrupaciones o Grupos Parroquiales y que componiendo una canción, se presenten a dicho Festival representando a sus Parroquias. También llega esta invitación a los Profesores de Religión de los colegios. El colofón de este acto ha sido la presentación de un grupo de niños del Colegio al Festival con una canción compuesta por la Profesora de Religión titulada “SEREMOS TESTIGOS” y que interpretaron acompañados de algunos profesores y padres, el pasado sábado día 5 en el Salón de Actos “Jesús Hornillos” del Colegio Ntra. Sra. de los Infantes de Toledo. Actuaron doce grupos lo cual hizo que los chicos pasaran una mañana muy agradable. Desde estas líneas queremos agradecer la exquisita colaboración y ayuda a la dirección y profesores del Colegio para la realización del Acto Misionero especialmente a la Profesora de Religión, Marta Blanco y también la participación del grupo de niños del Colegio en el Festival de la Canción Misionera.


Manos Misioneras

Página 5 de la 7

La Pascua en medio de la desolación, por el misionero David Rolo Cabello He tenido la oportunidad de vivir esta Pascua 2014 en el contexto de la zona cero del gran incendio de Valparaíso, Chile. Estoy en estas tierras haciendo una visita a nuestra casa de formación en Santiago, ya que soy de Toledo y actualmente vivo en Roma. El sábado 12 de abril se desató un terrible incendio en varios cerros de la bella ciudad de Valparaíso. Con preocupación nos llegaban las noticias acerca de las dificultades para hacerle frente, ya que el viento, la peculiaridad de las construcciones (mayoritariamente de madera) y la dificultad de acceso rápido para los bomberos hacían muy complicada las labores de extinción. Las cifras de afectados que llegaban dejaban entrever ya una catástrofe de grandes dimensiones, en un país ya de por sí bastante castigado por los terremotos. Desde la Conferencia de religiosos de Chile llegó la petición de ayuda a los religiosos y religiosas presentes en el país, ya que desde todos los puntos del mismo se movilizaron rápidamente grandes grupos de voluntarios para ayudar en la zona, y como Iglesia era necesario hacerse también presentes. El hecho de “estar de visita” me hacía estar más disponible, ya que para mis compañeros de Santiago esas fechas de Semana Santa eran de muchos compromisos imposibles de dejar. En coordinación con mis hermanas, las Misioneras del Verbum Dei presentes en Viña del Mar (ciudad vecina a la zona afectada), el miércoles santo me subí a un autobús rumbo a Valparaíso. La petición de ayuda de la Conferre iba encaminada a poder crear equipos de ayuda espiritual que atendieran los ocho albergues que acogían a las numerosas personas que habían quedado sin casa (las cifras oficiales hablan de 2800 damnificados, pero a ninguno de los que estuvimos allí se nos escapa que son muchas más. Un militar con el que hablé valoraba en cerca de 5000 casas quemadas, y por poca gente que viviera en cada una, fácilmente llegamos a cifras en torno a las 15.000 personas que han perdido sus casas y todas sus pertenencias). Se nos pedía ofrecer en dichos albergues soporte humano y espiritual, oración y las celebraciones propias de la Semana Santa. Ese mismo día por la noche, el sacerdote encargado de la coordinación diocesana de esta iniciativa nos llamaba por teléfono para comunicarnos una triste noticia: las autoridades no permitían la presencia de

esos equipos en los albergues de acogida, alegando a cuestiones de seguridad y a que ya estaba todo organizado para ayudar a los damnificados y no había espacio para la presencia de la Iglesia. En ese momento a mis hermanas y a mí nos llegó un fuerte sentimiento de incredulidad y rabia, porque no lográbamos entender las razones que se nos daban. Había espacio en aquellos albergues para todo tipo de iniciativas, todas ellas muy generosas y creativas, pero no había lugar para el acompañamiento espiritual de la gente… No salíamos de nuestro asombro. Nos sentimos impulsados a no quedarnos con los brazos cruzados, y al día siguiente pudimos subir directamente a la zona afectada acompañados por el sacerdote coordinador. “Si no nos dejan ayudar abajo en los albergues, seguramente arriba en los cerros habrá mucho que hacer”, nos dijimos. Sorteando los numerosos controles policiales y militares que restringían el acceso vehicular, logramos subir al Cerro la Merced, donde se había mantenido en pie la capilla del lugar, dedicada a San José Obrero y atendida por los Salesianos.


Manos Misioneras Antes de subir habíamos dialogado sobre la posibilidad de visitar a las familias afectadas en el mismo lugar del incendio, y tratar de llevar adelante las celebraciones de Pascua previstas, para que la comunidad cristiana del cerro pudiera, al menos, asistir a los oficios y encontrar en Cristo muerto y resucitado el apoyo que necesitaban. No creo poder describir en este breve testimonio la escena que pudimos contemplar cuando conseguimos llegar a lo alto del Cerro. La imagen que más puede acercarse es la de una zona bombardeada en un territorio de guerra. La devastación era total, y la mezcla de escombros, ceniza y polvo hacía de aquel lugar un escenario casi apocalíptico. Miles de voluntarios se sumaban con su esfuerzo y generosidad a las labores de desescombro, ya que la magnitud del incendio y la sucesiva explosión de las bombonas de gas había hecho que todo se hubiera convertido en escombros. Hierros calcinados, cristales, restos de techos de hojalata… Como decía más arriba, realmente como una zona bombardeada en pleno conflicto bélico. Llegamos a la capilla en cuestión, nos presentamos a los encargados de la misma, y ofrecimos nuestros servicios como unos voluntarios más. Todos los días de Semana Santa estuvimos subiendo a la zona afectada. En medio de los ingentes trabajos de limpieza, nuestra primera labor se centró en visitar a aquellas personas que, ya sea por edad, por enfermedad o por otras razones, no podían trabajar, y estaban allí, sentados bajo el sol donde antes habían estado sus casas, esperando que llegara la ayuda que necesitaban y “custodiando” las pocas cosas que les habían quedado, o, más bien, las cosas que les habían ido llegando tras el incendio, ya que no les quedaba absolutamente nada ya que todo había sido consumido por las llamas. Y cuando digo “nada” no estoy recurriendo a ninguna hipérbole expresiva… Nada es nada: ni casa, ni propiedades, ni ropa, ni utensilios, ni comida, ni papeles de propiedad o de identificación personal, etc. Con ellos (porque el que podía trabajar, bastante tenía ya con hacerlo y no estaba como para atendernos a nosotros) nos sentábamos un rato, a permitirles hacer algo que hasta ese momento no habían podido hacer: expresarse, contarnos cómo se sentían, sacar la rabia, y llorar… Habría muchas experiencias que contar, rostros e historias concretas, pero sería muy largo hacerlo.

Página 6 de la 7

El segundo de nuestros trabajos era la colaboración en el centro de acopio que se había montado en la capilla: recibir las donaciones que llegaban, clasificarlas y distribuirlas a los que se acercaban con la esperanza de recibir algo. Se nos unieron dos religiosas de la Consolación, a las que, como a mí, el incendio les llegó estando de paso en Chile, y que se habían ofrecido para echar una mano. Así, nuestro humilde intento era recibir con una sonrisa y con la mayor empatía posible a cada de las personas que venían a pedir, interesarnos por su situación, permitirles expresarse y, en la medida que podíamos, darles una palabra de aliento, mientras les proporcionábamos algo de despensa, ropa, medicamentos, etc. Y por último estaba la cuestión celebrativa: vivimos con ellos las celebraciones de Semana Santa, en un contexto tan existencialmente cercano a la Pasión de Jesús. El jueves santo, aquel panorama de desolación, y el trabajo de los miles de voluntarios, era la expresión concreta de un inmenso “lavatorio de los pies”, en el que las manos de todos los que estaban colaborando generosamente eran como las manos del Maestro lavando los pies de los suyos. El Vía Crucis del viernes, en medio de aquellas montañas de escombros nos recordaba ese Cristo crucificado de hoy, que sufre y experimenta el dolor. Y, cómo no, aquella cruda y profundamente vivida Vigilia Pascual, donde el gesto de encender el fuego nuevo en un contexto donde todavía olía a humo y se respiraban cenizas, cobraba un sentido cargado de pasión y a la vez de esperanza. En medio de aquella capilla medio chamuscada, la voz angelical de la joven que cantó en pregón pascual hizo que a todos se nos saltaran las lágrimas, y al final, la presencia de Cristo resucitado hizo que todos los asistentes salieran con un ánimo renovado para emprender la reconstrucción total de aquel lugar, contando no sólo con sus fuerzas sino con la de Aquel que fue capaz de vencer a la muerte. Queda un largo camino que recorrer a partir de ahora. Los voluntarios ya hemos ido dejando la zona cero y volviendo a nuestros hogares. Es hora de que las autoridades den un paso al frente y asuman la situación. Personalmente necesitaré tiempo para digerir una experiencia tan llena de contrastes, pero convencido que nuestra presencia allí fue un signo de la presencia de la Iglesia entre los que sufren, y sobre todo de la predilección de Dios por los más pequeños y castigados. David Rolo Cabello es sacerdote de la Fraternidad Misionera Verbum Dei


Manos Misioneras Publicación editada por la Delegación de Misiones de Toledo y la Fundación EUNTES – Toledo para el Mundo Dirección y Edición Jesús López Muñoz Delegado de Misiones Francisco Villacampa Director Fundación EUNTES Coordinador Fernando Redondo Benito Secretaría Marisa López Sánchez Dirección C/ Arco de Palacio, 3 45002 – Toledo Teléfono 925224100 (Ext. 163) Correo Electrónico toledo@omp.es

Visita nuestra web: www.misionestoledo.org

@MisionesToledo

Manos Misioneras

Página 7 de la 7

El Papa Francisco en Twitter @pontifex_es La desigualdad es la raíz de los males sociales. Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social (EG 201) Nunca nos dejemos arrastrar por la vorágine del pesimismo. La fe mueve montañas. Un estilo de vida sobrio nos hace bien y nos ayuda a compartir lo que tenemos con quien pasa necesidad. Cada encuentro con Jesús nos colma de alegría, aquella alegría profunda que sólo Dios nos puede dar. Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida. Jesús nos enseña a no avergonzarnos de tocar la miseria humana, de tocar su carne en los hermanos que sufren. (EG 270)


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.