129377195 schwaller de lubicz esoterismo y simbolismo

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sentidos, pero la existencia del oído ya nos permite creer en la existencia de un estado PRINCIPIO o IDEAL, que correspondería, como los Principios-Elementos, a Principios Formas. El hecho mismo de que exista en el hombre, una vez superado el simple estado animal humano, la posibilidad de concebir abstracciones que la inteligencia cerebral no puede comprender, demuestra la existencia de un Mundo, paralelo al nuestro en cuanto a su constitución, pero completamente diferente en cuanto a su aspecto, su extensión y su génesis; esta génesis sería entonces génesis del Retorno, del mismo modo que, del Origen hasta nosotros, existe una génesis del Devenir corporal. Si la inteligencia cerebral, que vemos desarrollada en el aspecto animal superior del hombre, está limitada por la frontera impuesta a los sentidos. La Inteligencia del Corazón es independiente y pertenece a este grandioso complejo que denominamos Vida. El Carácter fundamental de la Inteligencia cerebral es el haber nacido de la Dualidad, de la complementación de lo que podríamos llamar la SEXUALIZACIÓN DEL UNIVERSO. La calidad sólo se comprende a través de esta oposición de los complementos; por otra parte, la noción de Calidad sólo existe en la Naturaleza, es decir, en el Universo dualizado. La Calidad define la Cantidad y, a la inversa, la Cantidad, comparada con otra cantidad, define la Calidad. Toda noción considerada abstracta solo existe si podemos limitarla mediante una cantidad. Podemos comentarnos con palabras y decir, por ejemplo, “horizonte”, “eje” y construir frases con estas palabras; pero, cuando queremos analizar su sentido debemos objetivarlas, porque en caso contrario nuestro poder cerebral queda bloqueado. La abstracción tiene que concretarse porque, si no, no podremos comprender. Es típico el ejemplo de la palabra EJE, ya que esta noción, considerada como imaginaria, no puede imaginarse, es decir, objetivarse. (No hay que confundir el Eje con el cubo de una rueda). Y, sin embargo, el eje se impone en todo cuerpo rotatorio. Lo cual confirma la probabilidad de una inteligencia distinta a la de nuestras posibilidades cerebrales, puesto que nuestro mundo corporal nos muestra la existencia indiscutible de funciones e incluso de formas que se nos escapan y se nos escaparán siempre disponiendo únicamente de esta herramienta cerebral. Con el término “Inteligencia del Corazón”, empleado por los antiguos egipcios, designamos aquel aspecto del hombre que nos permite ir más allá de nuestra limitación animal y que constituye la característica necesaria del hombre humano para dirigirse hacia el Hombre Divino, es de cir, el despertar de este principio Original que dormita en cada ser humano animado.


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