Conversaciones con Dios 2

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Conversaciones Con Dios

Neale Donald Walsch

¿Cómo podemos alguna vez empezar a tener la esperanza de resolver estos problemas cuando luchamos por algo tan común y tan insidioso como esto? Muy sencillo. Eliminen el dinero. ¿Eliminar el dinero? Sí. O, por lo menos, eliminar su invisibilidad. No entiendo. La mayoría de las personas ocultan las cosas de las cuales se avergüenzan o no quieren que otros las conozcan. Ésa es la razón por la cual la mayoría oculta su sexualidad, y casi todos ocultan su dinero. Es decir, no son abiertos respecto a estas cuestiones. Consideran su dinero como un asunto muy privado. Y ahí radica el problema. Si cada una de las personas supieran todo lo relacionado con la situación económica de los demás, habría una sublevación en el país y en el planeta, que no tendría semejanza con nada que se haya visto. Y como secuela de eso habría justicia y equidad, honestidad y verdad en beneficio de lo prioritario en la conducción de los asuntos humanos. Por ahora, no es posible introducir al mercado la justicia o la equidad, o el bien común, dada la facilidad con que se oculta el dinero. En realidad, se le puede tomar y ocultar físicamente. Asimismo, hay toda suerte de medios por los cuales los contadores creativos pueden maniobrar para que se "oculte" o "desaparezca" el dinero de las empresas y las personas. Puesto que el dinero se puede esconder, no hay forma de que nadie conozca exactamente cuánto tiene otra persona o qué hace con él. Esto propicia que exista una plétora de inequidad. Por no hablar de juegos dobles. Las corporaciones, por ejemplo, pueden pagar a dos personas salarios extremadamente diferentes por el mismo trabajo. A un empleado le pueden pagar $57 000 y a otro $42 000 al año por desempeñar exactamente la misma función. A un empleado se le paga más que al otro debido sencillamente a que el primer empleado tiene algo de lo que carece el segundo. ¿Y qué es eso? Un pene. Oh. Sí. Oh, en efecto. Pero tu no entiendes. Con un pene, el primer empleado es más valioso que el segundo; más perspicaz, mucho más inteligente, y, obviamente, más eficiente. hummm... No recuerdo haberlos formado así. Quiero decir, tan desiguales en capacidad. Pues bien, lo hiciste, y me sorprende que Tú no lo sepas. En este planeta, todo el mundo lo sabe. Mejor dejamos ese enfoque, o los lectores pensarán que hablamos en serio. ¿Quieres decir que tu no hablas en serio? ¡Vaya, nosotros sí! Los habitantes de este planeta lo saben. Ésa es la razón por la cual las mujeres no pueden ser sacerdotes católicos romanos o mormones, o situarse al lado contrario del Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, o ascender al primer lugar de las compañías de Fortune 500, o ser pilotos de líneas aéreas, o... Sí, entendemos el punto. Y Mi punto consiste en que si todas las transacciones monetarias se hiciesen visibles, en vez de ocultarse, sería mucho más difícil, por lo menos, salir impune de esa discriminación en los salarios. ¿Te puedes imaginar lo que pasaría si a todas las compañías del globo se les obligara a publicar todos los salarios de sus empleados? No me refiero a las escalas de salarios para clasificaciones particulares de trabajo, sino a la compensación real que se otorga a cada individuo.

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