Revista n° 12 del Hospital de Niños dbv

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Autores: Andreatta V., Arevalo J., Calero, L., Decaluba F., eschevarria, S., Girodo, J., Gonzalez, B., Guerrero N., Guardo A., Lopez de Sabando H, Nicolari P., Roffe M., INTRODUCCIÓN: Los trastornos del desarrollo (TD) son un grupo heterogéneo de alteraciones del desarrollo psicomotor, forman parte de las nuevas morbilidades en pediatría cuyas demandas en la atención van en aumento. Se estima que entre el 12-18% de la población presenta algún tipo de TD. La tarea del pediatra en relación a ello incluye: la vigilancia del desarrollo del paciente, la promoción de pautas de crianza y de un entorno saludable para alcanzar el máximo potencia de cada niño, hasta la detección temprana de TD y el acompañamiento del niño y su familia como eje coordinador de los equipos intervinientes. OBJETIVOS: Compartir la experiencia del trabajo de un equipo interdisciplinario coordinado por pediatras cuyos objetivos son la vigilancia del desarrollo, la detección temprana e intervención oportuna en pacientes con TD en un hospital público. POBLACIÓN: Se evaluaron pacientes de 0 a 5 años y 11 meses oriundos de la ciudad de Tandil y sus alrededores derivados a un consultorio denominado “Día del desarrollo”. Los niños fueron derivados de los consultorios externos de Hospital de Niños D.B Villegas por pediatras u otros especialistas, de los Centros de Atención Primaria de la Salud y de instituciones educativas, ya sea para realizar pruebas de screening del desarrollo en pacientes presuntamente sanos, niños con factores de riesgo o con sospecha de alteración en el desarrollo. Se excluyeron niños con diagnostico de base de TD e inicialmente a aquellos con cobertura social. MATERIALES Y MÉTODOS: Se derivaron 176 pacientes desde el mes de abril de 2014 hasta julio 2015, (63% niños, 37% niñas). Se utilizó como prueba de screening la PRUNAPE en todos los niños derivados, donde el 56% Pasaron la prueba. De los pacientes que no lo pasaron, la mayoría fueron varones (51% varones vs. 33% mujeres). Los niños que no pasaron la prueba se los derivo a los talleres de intervención diagnóstica y terapéutica del equipo (Juego y Movimiento, Lenguaje y Comunicación o Cognitivo), servicio social según el caso y especialistas según necesidad (neurología, psiquiatría, etc.). Cuando fue oportuno, se realizaron encuentros con la institución educativa a la que concurría el niño. A todos se les hizo seguimiento hasta 6 años de edad, con contrareferencia a sus pediatras de cabecera. Al contar con una historia clínica informatizada integrada en todo el sistema de salud público (SISA), se facilita el acceso a la información. CONCLUSIONES: La creciente demanda de la asistencia integral e interdisciplinaria de los niños con sospecha o diagnóstico de TD, debe ser parte de la política de salud pública de todas las instituciones gubernamentales que cuenten con hospitales pediátricos y servicios de pediatría. Trabajar en forma interdisciplinaria, coordinada por médicos pediatras es el modo más eficaz de abordar esta problemática. El trabajo en redes con las distintas áreas de salud y coordinados con educación enriquece las intervenciones y optimiza la escolaridad futura de estos niños. Desarrollar políticas institucionales abocadas a la vigilancia del desarrollo, detección temprana e intervención oportuna de los TD en formato taller, empoderando a la familia como agentes de cambio, es el modo posible y óptimo para el abordaje de esta problemática emergente.


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