LECCIÓN
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Aunque estuvo un tiempo en la costa, Drost luego voló a Cali. Allí se encontró con el hermano Johnston quién en su lecho de muerte le dijo: ¡No temas! ¡Dios les visitará! Y el ahora misionero Drost quedó al frente de la obra de Dios. Fue tal el respaldo del Espíritu Santo, que desde Cali el mensaje se extendió a las ciudades vecinas traspasando hasta la frontera con el país del Ecuador. Al oír semejantes noticias, los Larsen se alegraban y como Dios sabía que su trabajo aumentaría, les envió más ayuda: Una joven a quién llamaban la señorita Sallie Lemons, se les unió en 1948 a ayudarles a recoger la cosecha. Al cumplir 15 años la obra colombiana en 1952, las congregaciones de Bucaramanga, Barranquilla y Cali se consolidaron y a regiones como Antioquia y Urabá el evangelio llegó, gracias a colombianos que al ser llenos del poder del Espíritu Santo sentían su respaldo para testificarle a otros. Maravillosamente, Dios también comenzó a levantar líderes que luego serían pastores como los hermanos Eduardo García, Mario Cadavid y Sergio Forero. Desde luego, muchos sufrieron el rechazo de la gente. Hasta los metieron a la cárcel y otros murieron. Pero a la par de eso, muchos milagros y prodigios acompañaban a los predicadores ¡Como en la iglesia primitiva! ¡El Avivamiento había llegado!