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I 8 ingredientes de la “fórmula màgica” de la comunicación

8 ingredientes de la “fórmula màgica” de la comunicación

Aurora Masip - Periodista. Asesora de comunicación

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Comunicar es casi como respirar. Lo hacemos de forma natural, sin pensarlo demasiado y sin valorar del todo el impacto que tiene lo que transmitimos en quien nos está escuchando, mirando o leyendo.

Las empresas y las personas podemos hacer grandes mejoras en la manera cómo comunicamos simplemente si somos conscientes y nos formamos un poco en la importancia que tiene aquello que transmitimos.

Para empezar, estos son algunos principios que merece la pena tener en mente.

1. En el siglo XXI no hay secretos. Sobran los ejemplos de que hoy todo se sabe. Ni siquiera la realeza con todo su poder puede mantener la privacidad de ninguna de sus acciones. Por lo tanto, es absurdo ser reactivos y esperar a que alguien filtre informaciones que tenemos o acuerdos a los que hemos llegado. Es más inteligente que pensemos y planteemos la mejor manera de comunicarnos rápido para que se puedan entender bien nuestras decisiones y los motivos que las sustentan. En comunicación, como en tantas otras cosas en la vida, ir a remolque e intentar cambiar ideas ya prefijadas no es en ningún caso una buena estrategia. 2. Haz sólo lo que puedas explicar. José Montilla fue presidente de la Generalitat después de una campaña electoral en la que su lema era “Hechos. No palabras”. Tampoco se trata de eso, pero sí de que las palabras acompañen, den luz y visibilidad a los hechos. Si lo que hacemos no se adecua a lo que hemos anunciado, si no se corresponde con nuestros valores, ideas y criterios, entonces no habrá explicación posible. Y, como no hay secretos, tarde o temprano se acabará sabiendo. Es útil pensar siempre: “Si una decisión no la puedo explicar, es que no la puedo hacer”.

si una decisión no la puedo explicar, es que no la puedo hacer

3. Todo comunica. Llamé a un ayuntamiento y me dejaron a la espera con un hilo musical preestablecido. Era la banda sonora de… “Titanic”!. Me dio tan mal rollo, que colgué inmediatamente. Y es que todo comunica: desde el hilo musical hasta el discurso en la convención anual o la imagen en nuestro Whatsapp. Desde tu “buenos días” subiendo las escaleras del trabajo hasta el mail que envías cuándo te desvelas a medianoche. Todo son oportunidades para construir y transmitir lo que pretendemos. Simplemente, conviene ser conscientes y ponernos a ello.

si no nos entienden a la primera, hemos perdido la oportunidad

4. Si sabes el para qué, encontrarás el cómo. En una encuesta del Bolton Consulting Group, un 90% de las empresas con perfil en redes sociales, no sabían muy bien para qué tenían esos perfiles. Es difícil ser eficiente en una acción si no tienes claro para qué la haces. Por tanto, es clave pensar primero para qué comunicamos una determinada acción, idea o imagen. O para qué queremos tener un perfil personal o profesional en redes sociales. Pensarlo y definirlo nos ayudará a decidir la red más adecuada, encontrar la campaña más apropiada o transmitir el mensaje óptimo para alcanzar nuestro objetivo.

5. Hazlo fácil, explícalo súper fácil. La Covid 19 nos ha hecho a todos experto en virus. Ahora bien, no es lo mismo decir “es inmunodeficiente”, que decir “tiene las defensas bajas” o “splitting bursátil” que “desdoblar acciones” o “framework” que “plantilla inicial”. Simplificar el lenguaje, buscar la forma que sea comprensible a la primera, no nos hace parecer menos expertos. Al contrario, ofrece una imagen positiva de nosotros, porque evidencia que tenemos interés en que el otro nos entienda. Hoy vivimos en la inmediatez y la hiperinformación, así que, si no nos entienden a la primera, hemos perdido la oportunidad. Como dicen los británicos: KISSS: Keep It Super Simple, Stupid! :)

hoy tiene más valor que nunca una sonrisa, una mirada cercana o una voz directa

6. No eres tú, eres él, ella, ellos. Si quieres que la comunicación llegue al otro, es mejor que te pongas en sus zapatos. Es básico saber quién es, qué le puede interesar de mí o de mi organización y también en el contexto en el que me escucha. No es lo mismo estar con un compañero o compañera en un despacho que en un auditorio lleno de personas que llevan 4 horas escuchando charlas una tras otra. Adaptarnos al otro, conocerlo y saber cuál es su interés nos permite adaptar la comunicación para que lo que le queremos transmitir realmente le llegue.

7. Cuando te expreses, haz buena letra. Nos indignan las faltas de ortografía en un informe, en un correo electrónico o en un cartel. Pero también nos deberían molestar las palabras inapropiadas, algunos tonos de voz tan bajos que ni los oímos en un auditorio o los gritos de autoridad fuera de lugar. Incluso las expresiones de cara que se denotan desde desinterés hasta menosprecio. Sé consciente que todo comunica, que siempre comunicas y haz “buena letra”.

MIRADOR 9

es clave pensar para qué comunicamos una determinada acción, idea o imagen

8. Humaniza. En nuestro entorno, especialmente en el vuestro, la tecnología es el centro, es omnipresente. Hoy hacemos videoconferencias, enviamos Whatsapps, tenemos cuentas en bancos virtuales, organizamos vacaciones y compramos online. En tanto que es un “bien escaso” hoy tiene más valor que nunca una sonrisa, una mirada cercana o una voz directa. (¡No me digas que no te ponen de los nervios las opciones 1, 2, 3, 1000, de los contestadores automáticos de determinadas empresas!) Por tanto, si puedes, llama, visita a tus compañeros, y acude en persona si quieres comunicar de una forma más eficiente, especialmente si se trata de informaciones difíciles o negativas.

A estos ingredientes añádele una sonrisa, que es la distancia más corta entre dos personas, y la escucha, que es la primera acción imprescindible para comunicar bien. Y todavía una cosa más: que no falte nunca el agradecimiento. Así que: ¡muchas gracias por leer este artículo!