Forum Aragón 33

Page 3

En este final de curso parece importante lanzar un mensaje de reconocimiento a toda la comunidad educativa que con su esfuerzo ha sabido superar las incertidumbres y ha mostrado una gran capacidad de decisión y adaptación a los cambios. Queda ya muy lejos, más que ningún curso, un comienzo lleno de inseguridades y de grandes dudas que hemos podido dejar atrás no sin fricciones y conflictos. Hoy estamos en un final mejor de lo esperado y con la confianza puesta en que la normalidad se vaya imponiendo poco a poco. Alumnado, docentes, familias, administraciones, profesionales, nos sentimos hoy más seguros que hace diez meses y satisfechos de haber superado una prueba compleja. Además, afrontamos ese final de curso con la tranquilidad de quienes piensan que lo peor ya ha pasado. Las crisis suelen remover aspectos de nuestra vida social que pensábamos consolidados y descubrirnos que se asientan sobre terrenos inseguros. Así ha sucedido con la pandemia del COVID-19 que ha removido algunas cuestiones del sistema educativo y ha puesto de relieve sus fragilidades. Se ha cumplido ya más de un año desde que la pandemia se hizo presente a través del confinamiento, en este tiempo se ha hablado de muchos riesgos y de algunos problemas educativos. Solo como ejemplos, al finalizar el curso pasado, se hablaba de la idoneidad de la medida del gobierno para limitar las repeticiones de curso del alumnado; de las brechas digitales y de su origen en las brechas sociales; de las desigualdades educativas; o de la enseñanza online y de los modelos híbridos frente a la enseñanza exclusivamente presencial. Al comienzo del curso actual, los debates giraron hacia la seguridad de los centros y de las aulas, concretamente sobre la calidad del aire, la importancia de mantener las distancias y de reducir las ratios; esta última en sus dos aspectos, su relación con la calidad educativa y con la seguridad, interpretando que una ratio más baja se relaciona con la seguridad y con una práctica educativa exitosa; también y sobre todo los primeros días, se habló del absentismo y de la alarma generada entre ciertas familias por temor al contagio; más tarde, de las dudas que generaban medidas como la semipresencialidad y los riesgos que comportaba entre el alumnado adolescente en relación al fracaso académico y al posible incremento del abandono temprano... Además, con la aprobación de una nueva reforma de la ley educativa, la LOMLOE, asistimos a una tímida revitalización del debate educativo. En este contexto, me gustaría recordar cuatro elementos del sistema educativo especialmente frágiles a los que se debería prestar una particular atención desde todos los ámbitos de responsabilidad educativa, ya que se pueden ver afectados negativamente en este y en los próximos cursos. Se trata, en primer lugar, de la repetición de curso, contenida el año pasado por la administración, pero que veremos qué efecto tiene en el final del presente curso. En segundo lugar, del absentismo, un fenómeno que se encontraba en recesión, pero que ha podido resurgir como efecto no deseado, impulsado por el miedo, la inseguridad y la sobreprotección. En tercer lugar, del abandono escolar, como consecuencia de una posible desconexión, al principio con el paso a los tiempos forzosamente virtuales y después durante la compleja semipresencialidad. En cuarto lugar, y como resumen de los anteriores, los problemas derivados de una enseñanza en condiciones inestables: la disminución de oportunidades educativas, un empobrecimiento de las vidas en la infancia, adolescencia y juventud, y problemas de bienestar y salud mental.

Fórum Aragón, núm. 33, junio de 2021

Editorial

3


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.