Arquetipe

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Mayo 2012 / 3,5 € Número 0


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PORMENORES

MAYO 2012

16 Dicen de... Ana Pastor en Twitter / 18 Su estilo Por Littleprp / 20 Su juguete Barriguitas negra / 22 Su música Los Limones / 24 Su libro y su película Cosas que he callado de Azar Nafisi. Criadas y Señoras / 26 Ella lo vivió 1990. Liberación de Nelson Mandela / 28 Estuvo allí Níger / 30 Viajaría allí China/ 32 Su plato Canelones/ 34 Desde la profesión Por Lourdes Maldonado 4

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RAYUELA

Autenticidad 56 24H. Ruta por Madrid 60 Sobrevivir al éxodo 68 Vitoria Gasteiz, pulmón de Europa 72 El show de Daniel O’Donnell 76 Entrevista. Pedro García Aguado

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34 Esencia Perfil de Ana Pastor 42 Diálogo con su maestro Iñaki Gabilondo

Creatividad 80 Cultura de calle 86 Arquitectos 92 Tijeras 98 A la medida de Ana

Perseverancia

Iniciativa

Solidaridad

Curiosidad

100 Sueños bien urdidos

134 Trotamundos del s. XXI

166 Ayuda con renombre

188 Anatomía de una idea

124 Deportistas de matrícula

144 Un trabajo a medida

172 Niños de La Habana

190 De profesión: mirar

148 Un pueblo en busca de la prosperidad

178 Universitarios Voluntarios

154 Un hospital sin dolor 159 Reyes de las redes sociales

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Carta de la editora

“¿Y Ana pastor?” “¿Quién?” “La de los desayunos”

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sí empezó todo. Es una mujer trabajadora orgullosa de Nadie se percató. Pero algo acaba- serlo no tanto por ella misma como por las ba de moverse. Arquetipe había dado que lucharon para que eso fuera posible. un paso. Una zancada. Tiene pocas horas de sueño. Unas cinco Ana Pastor no podría haber aterrizado en mal contadas. Pero disfruta, a cambio, de nuestra revista de una manera distinta. No muchas de vida. sin signos de interrogación que adornasen su Esas horas robadas están marcadas, sobre llegada. todo, por tres detalles colosales: el PeriodisPor otra parte, ¿quién mejor que ella para mo, su hijo Simón y el convencimiento de dar sentido y esencia a un primer ejemplar que la hambruna tiene salida. “No hay que colmado de interrogantes? perder el sur ni lo que allí ocurre”, dice. Este es el número cero de las preguntas. ¿Cómo lo sabemos? Obvio. Se lo hemos “¿Saldrá adelante?”, “¿Alguna novedad?”, preguntado. “¿Pero crees que encaReivindicamos el valor ja?”, “Dime la verdad, de dudar. Y también el va¿te la comprarías?”. Hacer preguntas no lor de tomarse la molestia Las anteriores son solo es nuevo para nadie, de resolver las dudas, no una modesta porción todos hemos sido niños fabricando impresiones, más pequeña de las que sino formulando pregunacompañaron nuestros alguna vez tas. Como Ana, buscando primeros pasos y no son respuestas. nada comparado con las que acompañan No es nada nuevo para nadie. Todos cada día de la primera cara de Arquetipe. hemos sido niños. Como tales, nos hemos Hemos conseguido resolver muchas de preguntado el porqué de todo lo absurdo y nuestras dudas. Sabemos que tenemos una hemos añadido otro insoportable ¿por qué? base -en este caso, Ana- y, para este núme- detrás de cada nueva contestación. ro, seis valores: Autenticidad, Creatividad, Se ve a varias leguas de distancia que ahoPerseverancia, Iniciativa, Solidaridad y Cu- ra no lo sabemos todo.Y es bien probable riosidad. que tengamos más dudas que antes. ¿Por qué Tenemos también una veintena de histo- no preguntar? rias muy mal escondidas en las páginas veniCon suerte, toparemos con alguien que deras. Y sabemos también que no sabíamos conozca la respuesta o sepa dónde buscarla. nada de Ana Pastor. Sin ella, tendremos que hacer lo que Ana: Es fácil decirlo. Pero no es “la de los de- volver a preguntar. sayunos”, ni “aquella de velo, ¿te acuerdas?”, -¿Saldrá adelante, entonces? ni -para los nostálgicos- “la de 59 segundos”. -Aquí está.

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Montse Hidalgo Editora María Pedraza Asistente de edición Cristina Mancebo Redactora jefe Gorka Alonso Director de arte Raquel Páramo Directora de arte

Redacción Mamen Bueno Olga García Cristina García Beatríz García Daniel González Leticia Gutiérrez June Peral Natalia Pérez Han colaborado: Zigor Aldama, Íñigo Antón, Manuel Bartolomé, Isabel Castaño, Patricia Ferreiro, Lola Gómez, Miguel Goñi, Cristina Lich, Lourdes Maldonado, Eric Mas, Miriam Miralles, David Moralejo, Beatriz Moreno, Javier Pedraza, Víctor San Martín, Enrique Vaquerizo Agradecimientos: Ana Pastor Iñaki Gabilondo Miguel Ángel Jimeno Contacto: arquetipe@gmail.com Twitter: @arquetipe www.facebook.com/arquetipe

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Lola Gómez, ilustradora invitada Por Raquel Páramo

¿De dónde nace su interés por la ilustración? Dibujo y pinto desde niña. Más adelante estudié Diseño Gráfico y empecé a trabajar en prensa como maquetadora, esa es mi especialidad. En los últimos años he trabajado en el Heraldo de Soria, un periódico pequeño con pocos medios en el que maquetar e ilustrar por fuerza iban de la mano. ¿Considera que la labor del ilustrador está suficientemente valorada? Creo que cada vez más, afortunadamente. ¿De qué manera se relacionan el periodismo y la ilustración? Una ilustración como una fotografía -aunque tengan distinto lenguaje visual- es otra forma de comunicar y de contar una historia. Se trata de un complemento fundamental para un texto y al igual que el diseño, una forma de atraer al lector hacia él. ¿En qué se inspira para ilustrar? Cuando tengo que ilustrar algo lo primero que hago es escribir palabras en una hoja en blanco, después miro a mi alrededor. Estamos rodeados de elementos que acompañan a la perfección a esas palabras sin que necesariamente tengan su significado literal. Me gusta jugar con esos dos elementos, darles un giro, un doble sentido y, ¿por qué no? un contrasentido. A la hora de enfrentarse a un proyecto, ¿lo plasma primero en papel o se ha pasado al ordenador? Normalmente hago un boceto a papel, a veces ese mismo boceto lo escaneo y lo trabajo después en el ordenador. También las texturas se pueden elaborar en papel o cartón y después modificarlas en pantalla. ¿Qué matices adquiere una ilustración a color que supere a una en blanco y negro? El color es un elemento más para aportar información a la ilustración. Pero he de decir que hasta hace unos años he tenido que ilustrar un suplemento en blanco y negro porque la rotativa no daba color a todo el periódico. El resultado siempre era muy sencillo y directo. Hubo algún caso en el que el color era fundamental, por ejemplo, ¿cómo ilustras un reportaje sobre frutas del bosque, frutos en su mayor parte de color rojo... sin color?, el resultado fue la palabra ROJOS escrita con un puñado de frutos cogidos en el monte. El color se hizo presente pero en blanco y negro. ¿Hay algún color por el que siempre se suela decantar? En ilustración y diseño, colores neutros, indefinidos y en pintura, el azul ultramar. ¿En qué soporte se defiende mejor (revista, periódico, cartel...)? Periódico arrevistado (risas). ¿Cuál cree que es el punto fuerte de sus trabajos? El concepto. ¿Investiga sobre la idea que quiere plasmar antes de ponerse a dibujar o deja que fluya su creatividad y luego decide? Depende. A veces, cuando me dan el encargo, lo dejo en mi cabeza un tiempo reposar y de repente, no sé muy bien por qué, surge la idea. Otras veces, en el caso de un artículo de opinión, leo el texto y me informo adecuadamente. Hay una revista de ciencia en la que colaboro, ahí sí tengo que informarme mucho porque son temas más complicados para m. ¿Qué cualidad específica cree que debe tener un buen ilustrador? Imaginación. La técnica por su puesto es fundamental pero vendrá después. ¿Considera que la originalidad de las ilustraciones es clave para tener éxito? Sí, y esa originalidad no tiene por qué tener fuegos artificiales, la sencillez puede ser original. ¿Cree que la abstracción en los dibujos está infravalorada? No, no lo creo. Creo que los lectores cada vez tienen más educación visual. ¿Cuál es el valor que considera más importante en su vida? La honestidad.

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Dicen de... Ana Pastor en Twitter

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Su estilo

Imagen prudente Por Patricia Ferreira,

autora del blog

‘Little Prp’

¿Qué es la elegancia? Esta es una cuestión muy discutida desde antaño en el mundo de la moda; y que, pienso, nunca desaparecerá. ¿Quién es elegante y quién no lo es? ¿Quién tiene el suficiente criterio para decidir tal cosa? Todas estas cuestiones forman parte de los cientos de interrogantes que dan lugar, probablemente, a uno de los temas más subjetivos del mundo de la moda. En este caso me remitiré a algo que, en contraposición con esto, es totalmente objetivo. Y es parte de la historia, la cultura… El lenguaje: la palabra. (“verba volant scripta manent”). Por eso, acudiendo a la raíz de la palabra elegancia, obtenemos el significado: “saber escoger”; que será lo que utilizaré para dar pie al siguiente análisis de la forma más objetiva posible. Desde el punto de vista de las tendencias puede gustar más o menos el estilismo de Ana Pastor por no ser lo que se conoce en moda como “trendsetter” (persona que crea tendencias) , como podría ser el caso de su compañera de profesión Sara Carbonero, quien consiguió que se agotasen unas pulseras, que a simple vista eran hilos de colores con cruces colgando, en cuestión de horas. Pero lo que sí que está claro es que teniendo en cuenta el significado latino de la elegancia, podemos definir a la periodista como alguien que, ante todo, sabe escoger su vestuario para cada ocasión y evitar que se hable negativamente de ella por ir en contra de los protocolos del vestir. No puede decirse que se encuentre fuera de lugar en ninguna de sus apariciones públicas por llevar el vestido más extravagante de la fiesta o por llevar el escote más bajo. Analizando a fondo su forma de vestir, podrían diferenciarse tres grandes tipologías (nada raro para la gran mayoría de mujeres trabajadoras), en donde aparecen distintos matices: diario en televisión, el día a día fuera de cámara, y los looks de noche en premios, galas, fiestas… En sus apariciones televisivas nos tiene acostumbrados a looks discretos, compuestos por prendas básicas; y, generalmente, apuesta por los tonos neutros, aunque en ocasiones se le puede ver con toques de color. Esta neutralidad podría deberse a no querer destacar por encima de las noticias o los temas tratados y aportar así sensación de seriedad y, en el caso de las entrevistas, para no restar protagonismo a su interlocutor. Las fotos de ella fuera de la pantalla muestran unos looks más desenfadados, juveniles y sobre todo, cómodos. camisetas, shorts, sandalias, zapatillas, jeans… son las prendas a las que recurre en mayor medida; y esto es lo que utilizamos todas cuando necesitamos dejar aparcados los tacones y la ropa formal. En cambio, en sus looks de noche es en donde más sorprende. Porque, aunque sigue fiel a su estilo de “no arriesgar más de la cuenta” muestra, a través de los escotes palabra de honor, aberturas, el rojo, el negro, y un maquillaje un poco más arriesgado que el que utiliza habitualmente, a una mujer más sexy que la que estamos acostumbrados a ver en el día a día Suele decirse que “quien no arriesga no gana”, pero, en ocasiones, es mejor dejar esto para otros; cuando ya estás expuesto a críticas de otro tipo debido a tu profesión.

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Su juguete

Gordita y de color

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igura esbelta, largas piernas, melena rubia y un novio o amigo -todavía está por confirmar- atractivo. Sin duda estamos hablando de la muñeca más codiciada por las niñas -y también por algún que otro niño, ya que el tiempo de los juguetes de niños y niñas pasó a la historia-, que posee vivienda propia, casa en la playa, descapotable y se dedica a todas las profesiones imaginables: Barbie. Pero esta jovencita, que tiene medio siglo de vida, alcanzó su popularidad en generaciones posteriores a la de Ana Pastor. Por aquel entonces Nancy ya se estaba retirando, y una muñeca más entrañable, regordeta y con cara de bonachona triunfaba entre los más pequeños. Con esta escueta descripción, ¿de quién estamos hablando? No hay otra, de las Barriguitas. Estos simpáticos bebés nacieron una década después que la rubia por antonomasia y además con un espíritu mucho más nuestro, más español. Allá por 1969, la empresa española Famosa -cuyas muñecas iban a visitar al niño Jesús al portal de Belén cada Navidad- sacó a la venta unos adorables bebés rubitos, de ojos azules y con el pelo algo rizado. ¡Ah!, y una tripa regordeta. Versión niña, con blusa rosa, y versión niño, con blusa azul. Ese era el modelo de serie, y luego cada niña insistía a su mamá hasta que confeccionaba un nuevo vestidito para la muñeca -algo que se estilaba mucho, más que comprar complementos-. Pero fue sin duda en la más tierna infancia de la periodista Ana Pastor cuando se popularizaron, y en 1979 renovaron su imagen haciéndose más internacionales con muñecas negritas, chinas e indias. Las pequeñas iban haciéndose con más y más complementos: un taca-taca, un caballito balancín y una cuna. La variedad de modelitos fue en aumento aprovechando que la burbuja de popularidad iba en aumento, hasta que en la década de los noventa quedó relegada -aunque en los últimos años Famosa ha intentado revitalizarlas lanzando nuevas nacionalidades-. Su pequeño tamaño y el precio económico hicieron que a finales de los setenta, cinco millones de Barriguitas se repartieran en los hogares españoles, portugueses e incluso colombianos, y una de ellas, una muy especial, encontró un huequecito en casa de los Pastor-García, en Madrid. Una Barriguitas negra, gordita gordita, hizo las delicias de la popular periodista, como si el destino ya fuera encaminándole en su preocupación por los más desfavorecidos y por los niños de color, por los que se desvive al luchar contra la hambruna en muchos países africanos. TEXTO: Gorka Alonso

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Su música

“Cuando cogemos la guitarra no es para llorar, es para que nos dé vidilla” Con el paso de los años, la música española e internacional ha ido evolucionando, pero la esencia de muchos grupos permanece intacta. Las letras, las melodías y los recuerdos de juventud de Ana Pastor nos acercan un poco más a Los Limones, un grupo que marcó y sigue marcando momentos clave de la vida de la periodista. Arquetipe habla con Santi Santos, vocalista del grupo que celebra las bodas de plata, quien nos cuenta las experiencias vividas a los largo de estos 25 años encima de los escenarios. TEXTO: Mamen Bueno

Santi, como buenos ferrolanos que son sabemos que 25 Aniversario dejará su huella en Galicia. De hecho, la última actuación fue el 30 de abril en el torneo gallego Eclub, ¿tienen Los Limones cerradas muchas más fechas allí? Sí, de hecho acabamos de tocar en Puentes de García, en La Coruña, donde también tenemos confirmados más conciertos: en el Palacio de Conciertos de Lugo, en Pontevedra, luego Ourense, y otros bolos que se están cerrando. En octubre salió un nuevo tema, Cientos de bares. ¿Podría ser la primera canción de un nuevo disco? Estoy muy contento con mi última canción. Sintetiza en tres minutos mi historia de estos 25 años. Cuando acabé la canción dije “joder, no tengo nada más que decir”. ¡Tenemos un montón de temas nuevos como para hacer un par de discos más! Ese siempre ha sido el motor de Los Limones, componer y componer. El primer disco lo grabamos en el 87 y es una buena forma de festejarlo, sacando una colección escogida, acústica y bonita que incluya un libreto con nuestro centenar de temas publicados, sus letras y poemarios. Con un estilo más literario que musical. Saldrá a final de año. Acaba de decir que tienen muchas más canciones, ¿Santi Santos es el autor de todos los temas, o los otros limones te echan una mano a la hora de componer? Yo sólo, pero autor no sería la palabra más adecuada. Soy compositor, sí. Pero realmente los que las convierten en canciones son el público, aunque las hayas hecho tú. Siempre me pareció muy pretencioso el tema de las autorías, la creación y todo eso. Piensa que una canción primero la haces, acto seguido se la enseñas a un colega guitarrista, luego se une el batería, después vas a un técnico, la grabas, gusta o no gusta, la registras... Hay

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todo un periplo y, como dicen los grupos míticos, al final las canciones son del pueblo. Pero vamos, las letras y la música son mis vivencias, y el origen y la motivación son míos al 100%. ¿Y ese sonido de las nuevas canciones tendrá influencias gallegas, con gaitas e instrumentos más de la tierra como en Arriba esas gaitas, o sonará a folk, como en otros discos? Bueno, lo del folk, rock o el country son sólo adjetivos o subgéneros. Es una suerte poder codearnos con grandes del pop, rock, del country, folk o de la música tradicional gallega, pero lo que define a Los Limones es poprock español. A veces hay gaitas, o vamos así muy guitarreros. Pero entiendo que la música española está por encima, como un gran género que lo engloba todo. Siempre nos ha gustado pertenecer a ella y la llevamos por bandera desde hace 25 años. Ha colaborado con Antonio Vega, Enrique Urquijo, la gaitera Susana Seivane, Fran Rey... ¿Qué otros dúos recuerda con especial cariño o con grandes de la música? Hombre, yo creo que más importante que Antonio Vega no hay nadie. Luego, tener la suerte de cantar con Sherpa, mítico compositor, cantante y bajista de Varón Rojo. Es sin duda la ley del heavy en España y fue un placer increíble. También están Miguel Costas, de Siniestro Total, Javier Urquijo, con quien tocamos mucho y que me encanta. También le gusta el trabajo de Quique González, ¿tiene pensado colaborar con él? Sí, hemos cantado algunas veces. Es un lujazo cada vez que aparece Quique, es brutal. Con Chema Vargas también te podría decir. Es que son tantos... Por fortuna la música española goza de tan buena salud, hay gente tan válida y tan increíble. Siempre que hay posibilidad ahí estamos juntos. No se da muchas veces por desgracia, pero ya vendrán

tiempos mejores. Lo que nunca buscamos esas colaboraciones como un tema comercial, sino que salen de forma espontánea y son muy sentidas, muy de verdad. Tal y como está la industria de la música actual, ¿se puede vivir bien sólo de ella? Sí, no sé si bien o mal. Ahora es un momento crítico pero de gran esperanza. Yo llevo denunciando los abusos de la industria desde hace muchos años y era un incomprendido. Y fíjate cómo acabó la SGAE. La Guarcia Civil entrando al Palacio de Longoria, poniendo hasta al último en pie, con los móviles sobre la mesa, los ordenadores encendidos y una investigación de la Audiencia Nacional. Si eso es poco escándalo... Puedes hacer una música tremenda pero, si no tienes la aprobación de la Sociedad General de Autores no puedes gestionar los derechos musicales, ni hacer promoción, ni cantar. La música se queda en un ámbito muy doméstico. Pero bueno, esta tiranía que lleva tantos años parece que se está desmontando. Espero que cambie para bien. Fue un grupo que pegó fuerte en los 90. Ahora sigue pero quizás de forma más discreta, ¿cree que no se ha reconocido su trayectoria como a otros grupos de la época? Sí, sí. Yo parto de la base de que soy un privilegiado. Me dedico a cantar, la gente viene a vernos y afortunadamente seguimos llenando todos los conciertos. Al público le encanta escucharnos en directo y creo que tenemos muy buena música. Eso es algo que nunca nos ha faltado. Más reconocimiento que ese no puede haber. Los premios, los discos de platino y demás ya lo pasamos. ¿De modo más intimista, quizá? Bueno, intimista no sé. Nos sigue encantando el cachondeo como a todos. Tenemos bien claro que somos un grupo para que la gente lo pase bien y sino estaríamos fallándoles. Todavía tenemos muchas ganas, mu-

cha salud y mucho que contar. Va a sonar muy presuntuoso, pero yo creo que cada vez lo hacemos mejor. Las canciones de Los Limones emanan vida y optimismo, ¿de dónde saca esa alegría? Siendo un grupo con los pies muy en la tierra, ciudadanos que no nos recluímos para hacer música. Partimos de cosas muy negativas o malas, pero siempre intentando verles el punto optimista. Cuando cogemos la guitarra no es para llorar, es para que nos dé vidilla. Creo que lo fundamental es eso, subir los ánimos, tirar p’alante. Pero desde la realidad, sin tapujos. Le hemos cantado a todo: al terrorismo, a catástrofes, a la muerte, pero también, al nacimiento de seres queridos y a las alegrías. Intentar buscar la sensibilidad a las cosas, esa es nuestra motivación. Algunas de las canciones recuerdan un a Ducan Dhu u Hombres G. ¿Cuáles han sido las principales influencias musicales? Esas mismas, con el referente siempre de Antonio. Antonio es lo más grande. Yo soy historiador de Arte, y me da vergüenza decir, después del título y los cinco años de universidad, que sigo sin tener ni idea de lo que es el Arte. Pero sí reconozco que, por ejemplo, cuando estaba con Antonio, era como si estuviese con Dalí o con, yo que sé, Picasso o Cervantes. Antonio Vega tenía una grandeza, una motivación y espiritualidad. Y después, a su sombra, todos los grandes de la música española: Duncan Dhu, Hombres G, Los Secretos. También estoy descubriendo mucho el rock urbano madrileño desde que me trasladé a Madrid, hace ocho años. Los integrantes de Los Limones han ido cambiando desde su nacimiento en el 83, ¿quiénes tocan en el grupo en la actualidad?

ALo dele de la artista

Santi Santos, líder de Los Limones.

Pues un poco según las necesidades o el lugar donde actuemos. En este momento estamos muy centrados en bares y fiestas. Los Limones han tocado en hospitales, cárceles o ferias, pero el fundamento y donde nos gusta estar es en el bar. No sólo como sitio donde beber copas, sino como centro cultural de primer orden. Lo bueno de Los Limones es que un día aparecen unos y otros días, otros. Ahora la banda con la que me estoy moviendo es la que viene del último disco, Arriba esas gaitas. A las teclas está José Luis Rodrigo Arrabal; en la batería, Dani Sánchez; Miguel Ángel Varela a la guitarra, y Pacheli Lanzas en la Steel Guitar. ¿Sigue siendo tan divertido como en los 90 subirse al escenario?

¡Qué va, qué va! Al revés, va a más. Hace un par de semanas me salió una doble voltereta desde la batería, y puedo decir que salí perfectamente ileso y muy bien. ¡Eso que no decaiga! Están celebrando las bodas de plata, ¿nos invitarán a las de oro? Hombre, ¡y a las de platino! ¡Por supuesto! Yo soy muy enemigo de los números pero bueno el número 25, por esto de la rima española, me hacía mucha gracia. ¿Qué sueños o qué metas tienen Los Limones de cara al futuro? Pues salud para todos, y dinero y amor a mansalva y felicidad y seguir buscando estas utopías que gustan a los músicos. A veces soñamos con hacer una canción que cure el cáncer, que vuelva millonario a todo el mundo... Claro que ya llevas tantos años que a veces dices “a lo mejor no es posible”. Pero no perdemos la esperanza (risas). Que Dios nos dé mucha salud y podamos seguir muchos años viviendo por, para y con la música. Continuando en la búsqueda del sonido, de la armonía, de la melodía y de lo más espiritual. Los Limones es uno de los grupos favoritos de nuestro personaje de este mes, Ana Pastor, ¿qué opina de ella? ¿Ah, sí? ¿En serio? ¡Qué bueno! ¡Pues ya se me ha subido el ego! (risas). Ana Pastor me encanta, en todos los aspectos. Como periodista, como mujer y como profesional la mejor. Su forma de preguntar incisiva, su mítica entrevista con Ahmadineyad... Además las tertulias de Los Desayunos son muy interesantes, llevan gente muy culta, que no ves en otros programas y los tertulianos van rotando.

Los indispensables de Ana A. Sanz LHanimones Alejandro Sanz vuelto.

británica ya no tiene nombre. Tras arrasar en la pasada edición de los Grammy y llevarse tres galardones en los Brit Awards, ahora 18 nominaciones para los Billboard la erigen como la favorita. Habrá que esperar hasta el 20 de mayo para verla cargada de estatuillas. Mientras tanto, disfrutaremos de la música que encandila a Ana Pastor.

sacó a la venta en noviembre de 2011 el disco Recopilatorio definitivo. ¿El motivo? Celebrar sus 20 años en la música. No ha pasado un año y el cantante español vuelve a estar en pleno proceso creativo de otro álbum con nueva productora. Proyectos no le faltan, como una colaboración en Papitwo, lo nuevo de Bosé, o la candidatura a la presidencia de la SGAE.

Pero, ¿alguna vez se fueron? Para Ana Pastor, igual que para muchos treintañeros, la música de Los Limones va ligada a la adolescencia, a esos locos años de juventud (más aún), a movida madrileña, a nostalgia, a melenas cardadas. La banda del incombustible Santi Santos y su mítico Te voy siguiendo cumplen el cuarto de siglo.

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Su película

Criadas y señoras La trama se ambienta en los años 60, en un pequeño pueblo de Missisipi llamado Jackson. Allí la aspiración de casi todas las mujeres es casarse y formar una familia, algo que no parece encajar con Eugenia Phelan, “Skeeter” (Emma Stone), una joven de 23 años, adelantada a su época, que acaba de regresar al pueblo tras pasarse cuatro años en la universidad, decidida a convertirse en escritora. El espíritu libre de esta joven hace que no esté dispuesta a dejarse llevar por el ambiente o por alguien le impida alcanzar su sueño. Y si para ello tiene que comenzar en un periódico local escribiendo una columna sobre consejos de limpieza, está dispuesta a todo. Buscará la ayuda de Aibileen Clark (Viola Davis), una mujer de color que trabaja como criada en la casa de una de sus amigas. Entonces su espíritu literario la lleva a empezar a escribir sobre aquellas mujeres negras, que realmente cuidan y educan a las niños blancos, en medio de una sociedad tan separatista que no permite usar el mismo baño a las señoras blancas y las criadas negras. Se retrata así la dura y castigadora discriminación racial que soportan las mujeres negras, no sólo en sus trabajos de servicio doméstico sino también en su vida personal. En plena efervescencia del reverendo Martin Luther King, del Ku Klux Klan y el asesinato de Kennedy, Skeeter junto con Aibileen y su inseparable amiga Minny Jackson (Octavia Spencer), intentarán contar su historia y mostrar un mundo para muchos desconocido. “The Help”, traducida en España como “Criadas y señoras”, es la segunda película del director Tate Taylor. Está basada en la novela homónima de la escritora Kathryn Stockett. Quizás el mayor defecto del filme es que algunos de los personajes rozan el estereotipo, de forma que su papel se limita a representar la maldad personificada frente a algunos protagonistas que son prácticamente heroínas próximas a la santidad.

Su libro

Cosas que he callado Cosas que he callado es una novela de la escritora iraní Azar Nafisi. A través de su experiencia personal reflejada en sus diarios, de fotos en blanco y negro, y de su característico toque, reconstruye lo que fue su infancia y juventud. Es una memoria personal explicada en primera persona, donde la protagonista no se deja nada en el tintero. Trata temas tan peliagudos como fue, los abusos sexuales que sufrió de pequeña por parte de un pariente. En este libro abre las puertas de su casa, presenta a través de sus relaciones, a su familia y la forma de vida en la que estaba sumergida. Pero no se queda en una mera biografía familiar sino que muestra la historia reciente del país asiático. Comenzando por su difícil infancia, su primer matrimonio fallido, sus encontronazos con la injusticia, y el despertar de su activismo político en la República Islámica de Irán, analiza los acontecimientos y las personalidades que la llevaron a convertirse en la mujer que es hoy en día, valiente, comprometida e insubordinada. Desde la revolución islámica, hasta la guerra con Irak así como el peso de los instrumentos de represión y la corrupción, todo ello encuentra su lugar en el espíritu combativo de la autora que lo sufre en su propia piel. En Cosas que he callado quien habla de Irán no es un viajero ni nadie que con ojos de extranjero se sorprenda o se deje seducir por el enorme peso que tienen la cultura, la historia, las tradiciones, el arte y tantas otras cosas relacionadas con Irán. Son las palabras de alguien que durante años permaneció en silencio hasta que decidió mostrar lo que sus ojos percibieron. Y lo hace con un texto repleto de interés y el apoyo de una pequeña pero valiosa colección de fotografías que da más viveza a la historia.

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Ella lo vivió

Nelson Mandela, el símbolo del perdón

Por Manuel Bartolomé, profesor de la Universidad de Navarra

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l centenar de personas reunidas pensaban que con su decisión recién adoptada agradarían a su líder. Era conocido que Nelson Mandela, primer presidente negro de Sudáfrica tras la abolición del apartheid, solía celebrar durante sus 27 años de prisión las derrotas de los Springboks, la selección de rugby. Sus colores verde y dorado, su himno y su bandera eran símbolos que evocaban un pasado difícil de perdonar y olvidar por la mayoría negra del país. Por eso, a pocos meses de que este país organizara la Copa del Mundo de 1995, el partido de Mandela aprobó por unanimidad la eliminación de dichos símbolos. Se debía notar el cambio político, era el momento de la revancha. Los afrikáners, la minoría blanca del país para quienes el rugby era su gran vínculo y pasión, de repente no se reconocerían en su equipo. La anfitriona de la Copa del Mundo sería una selección huérfana dentro de su propio país. Mandela, en cambio, tenía otros planes. Millones de personas pondrían su atención en su país durante un mes y eso era una gran oportunidad. Sudáfrica ya recibía desde hacía más de una década una generosa cobertura por parte de los medios de comunicación internacionales. Su país quedaba como uno de los últimos y más salvajes reductos donde la segregación racial era legal, por lo que desde la década de los ochenta el mundo era un clamor y reclamaba cambios legislativos. El definitivo tuvo lugar en 1994: al fin, los negros podían votar y Mandela fue elegido presidente. Sin embargo, los cambios en las leyes tardaban en llegar a la calle. La separación entre ambas comunidades seguía siendo evidente, y en plena crisis económica e inseguridad ciudadana, el país estaba al borde de la guerra civil. El mundial debía desempeñar un papel fundamental para evitarlo. Los medios ahora, con la excusa del rugby, debían mostrar al mundo un país en vías de transformación económica y una sociedad con voluntad de reconciliación. Nada ayudaba a ese propósito la votación unánime del CNA así que, en cuanto tuvo noticia, Mandela se

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presentó en la sala y se dirigió a los suyos: “La victoria está conseguida. Nuestro enemigo ya no son los afrikáners, ahora somos compatriotas y compañeros de democracia. Para ellos lo más sagrado es su equipo de rugby. Si les arrebatamos eso, les perderemos. Les demostraremos que somos como ellos temían que éramos. No podemos caer tan bajo. Tenemos que sorprenderles con compasión, templanza y generosidad”. Por doce votos, la decisión se anuló. A pesar de haber pasado casi tres décadas encerrado en una celda minúscula, Mandela no optó por la revancha. Para construir la nueva nación sudafricana, blancos y negros debían mirar al futuro juntos, sin que nunca más se repitiera la opresión de unos hacia otros. Había que evitar a toda costa la guerra, para lo que Mandela puso el empeño en lograr prosperidad económica que apaciguara algunos ánimos. Pero sabía, a su vez, que con eso no bastaba para que todos los sudafricanos se sintieran representados por una misma bandera. Para la reconciliación de dos comunidades debía haber millones de actos cotidianos de perdón. Conocedor como pocos de los símbolos en política, Mandela comprendió que el rugby ya no podía ser el deporte de los blancos y el fútbol el de los negros nunca más y se presentó en la final de la Copa del Mundo vestido con la camiseta verde y dorada de los Springboks, la que evocaba sus 27 años de prisión y tantas humillaciones. Y el país entero, ese día, acabó celebrando la victoria de la selección de todos. Mandela no optó por el camino más fácil durante los cinco años de su presidencia. La mayoría de su país anhelaba revancha; la minoría, la temía. Pero todos la esperaban. Templar los ánimos de los suyos y superar los recelos de los contrarios era una misión casi imposible de lograr a la vez. Lo consiguió, en buena medida, con su ejemplo. Como decía el propio Mandela, el perdón libera el alma y disipa el temor. En el camino hacia la pacificación de su país, seguramente obtuvo también su reconciliación interior después de tanto sufrimiento.

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Estuvo allí

Enrique Vaquerizo, periodista y cooperante en Níger.

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Llegar a Níger

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legar a Níger, a Níger se llega siempre entre la expectativa, el temor y la fascinación. Las referencias sobre el país en prensa, hemerotecas o internet son inexistentes. Como el inmenso Sahara que inunda casi el 70% de su superficie. Niger es un vacío, una zona sin cartografiar, un triángulo de las Bermudas informativo. Por eso cuando aterrizo en Niamey, su capital, para pasar seis meses como cooperante para la ONG África Directo, me enfrento al país desnudo, sin referencias. África se muestra con toda su crudeza. Una ciudad destartalada, muchedumbres coloridas, ojos que te escrutan con curiosidad y una urdimbre complejísima de razas, religiones y curiosidad. La segunda noche llega el golpe Aqmi, rama de Al Quaeda en el Magreb secuestra a dos ciudadanos franceses en “Le Touloussan”, bar donde la noche de mi llegada había tomado un par de cervezas. Unas horas y un intento de rescate después sus cuerpos yacen calcinados en el desierto. Ello provoca la fuga y el enclaustramiento del hombre blanco los siguientes meses en todo el país, somos seis europeos en Zinder la ciudad de 200.000 mil habitantes donde trabajo en diversos proyectos en un barrio de leprosos, mi estancia se endurece pero a la vez me veo obligado a zambullirme en el África auténtica. Los siguientes meses fueron un desfile de descubrimientos y sensaciones. Saludos interminables, apartar un batallón de moscas para comprar a mi carnicero, una colección de sonrisas francas y miradas divertidas, el encuentro con el otro de forma abierta, sin convenciones. Descubrir que los que menos tienen son los que más comparten, nada temen perder y por eso son los que más pueden ofrecerte. Níger es la risa de su niños, el sonido al pilar mijo de sus mujeres, tener tiempo para pensar, romper el reloj y rescatar la paciencia. África es la humildad de aprender que quien acude a echar una mano acaba siendo el ayudado. En los meses que estuve allí fueron las elecciones generales en Níger, colaboré como corresponsal para la web de temática africana Guinguinbali, tuve ocasión de vivir una huelga militar en Burkina Faso, la vuelta de los refugiados de Costa de Marfil tras la captura de Laurent Bagbo, casi nada de eso llegó a las cabeceras de los noticieros europeos. Níger y África en general siguen siendo un agujero informativo. Sin embargo el periodista se atreva a seguir las huellas de Kapucinsky buscando historias que contar, descubrirá que en el continente olvidado, encierra la esencia de lo que fuimos y de lo que somos, encierra la historia más fascinante que ningún periodista pueda contar, la historia del ser humano.

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Viajaría allí

Retransmitir el despertar del dragón Contar los cambios que vive China sin caer en tópicos y sesgos políticos es una de las grandes asignaturas pendientes del periodismo en España.

Zigor Aldama, corresponsal en Extremo Oriente. Grupo Vocento / El País

¿Pero a qué te vas tú a China? ¡Estás loco!”. En perspectiva, tengo que reconocer que las advertencias que recibí no eran infundadas, pero hay ocasiones en las que la suerte convierte la temeridad en oportunidad. En mi caso fueron la elección fortuita del destino y el momento elegido los que iban a encargarse de que no me arrepintiese de una decisión que tomé con la irreflexión de los 19 años, en primer curso de Ingeniería Industrial. Viajé a Shenzhen, una de las cinco Zonas Económicas Especiales que habían nacido para que el dragón despertase de una vez por todas. Cuando llegué, ya tenía una sobredosis de cafeína. Todos los tópicos con los que aterricé se vinieron abajo: ni los chinos eran amarillos, ni iban todos ataviados con el traje Mao o el gorro cónico de las películas. Al contrario. En muchos aspectos, pero sobre todo en lo que se refiere a tecnología, Shenzhen daba mil vueltas a mi Bilbao natal. Y la sociedad bullía con una fuerza tan atractiva como aterradora. Fue entonces cuando comprendí dos cosas: que China iba a liderar el mundo el siglo XXI, y que quería contarlo. Ha llovido mucho desde entonces. Dejé Ingeniería y me matriculé en Periodismo, carrera que hice entre China y Euskadi. Comencé a expandir mi horizonte y a interesarme por otros países del entorno. Y empecé también a pelearme con los medios de comunicación locales que, en aquel momento, sólo se interesaban por las costumbres exóticas de los chinos. “¿De verdad que comen perro? ¡Hazme un reportaje! Ah, y vete también a la Gran Muralla”. Pero en 2001 comenzó a cambiar todo: China entró en la Organización Mundial del Comercio y recibió el encargo de organizar unos Juegos Olímpicos. Desde entonces, las informaciones sobre el país se han multiplicado, hasta el punto de que la emergencia de China se ha considerado la noticia más importante de la pasada década. No obstante, prevalecen tópicos y sesgos políticos en la cobertura que se hace en España de todo lo chino. Sólo se puede estar a favor o en contra, ser pro comunista o neoliberal. Y una vez que se ha elegido un bando, hay que mantenerse en él independientemente del tema que se aborde. La China mala vende, tiene tirón, pero si bien el Gobierno nos dificulta con ganas el trabajo de informar sin cortapisas, hay que reconocer los espectaculares avances del gigante. Nada es negro o blanco, todo es una paleta de grises. Y utilizar esas tonalidades para hacer una radiografía de China es el gran reto del periodismo internacional. Conseguirlo es más importante de lo que parece, porque ya es un hecho que el país de Mao liderará nuestro mundo.

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Grafismo: Íñigo Antón

Su plato

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Desde la profesión

Entrevistadora incómoda Por Lourdes Maldonado, periodista y presentadora de ‘Las Noticias del fin de semana’, en Antena 3.

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a conozco, la sigo y la admiro profundamente. Personalmente, sólo he coincidido una vez con ella, en la última gala de los Premios TP donde estaba nominada como mejor presentadora junto con dos ases de la televisión: Ana Blanco y Matías Prats. No hubo sorpresas. Amable, cordial, inquieta...así me la imaginaba. Hay personas que sin apenas conocerlas sabes que puedes guiarte por la primera impresión. Profesionalmente, Ana Pastor me parece una crack, una periodista que domina como pocos el difícil arte de la entrevista. Incisiva de más, quizás, pero en esta disciplina mejor pasarse por exceso que por defecto. Busca respuestas sin descanso, repregunta sin que el entrevistado haya terminado de esquivar la primera cuestión. De tan insistente llega a incomodar al político de turno, al que somete a un tercer grado que no se imaginaba ni en sus peores sueños. No da tregua, sabe que una entrevista es buena si las preguntas lo son y si la entrevistadora está a la altura. Sabe que se trata de buscar titulares y declaraciones exclusivas. Su imagen valiente frente al siniestro presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, es un documento periodístico que conviene sacar a relucir como defensa y reivindicación de los derechos de la mujer en países y regímenes donde se vulneran a diario los derechos más fundamentales. Ana Pastor tuvo el arrojo, la valentía de lanzar su batería de preguntas a ese hombre que desafía y da miedo al mundo entero con su programa nuclear, según se le deslizaba de la cabeza el pañuelo obligatorio que la ley islámica establece para las mujeres. De la intención y de lo casual de ese gesto se habló mucho, ella aseguró que estaba tan concentrada en la entrevista que ni se dio cuenta, yo me lo creo....y la credibilidad es la principal virtud y la más difícil de conseguir por un periodista. Ella la tiene.

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Ana Pastor, hacerse periodista “No me gusta la vida fácil. No la he tenido fácil”. Responde como pregunta, sin vacilar. Es firmeza. Ha tenido que serlo para ganarse la silla y el derecho a cuestionar

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33 TEXTO: Montse Hidalgo FOTOS: Beatriz Moreno/Isabel Castaño


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as manos de Ana Pastor se despiertan a las cuatro de la mañana. En adelante, inventarán mil maneras de no estar quietas: jugar con las llaves, colocar un mechón de pelo, quitar y poner la tapa de un bolígrafo, tamborilear con él sobre cualquier superficie, anotar una idea, reorganizar cualquier pequeño desorden, escribir un tweet, y, sobre todo, acompañar sus palabras. Cuando habla, a ratos se turnan. Mientras una descansa, la otra sube, baja, se abre, se cierra, traza formas inexistentes o da golpecitos sobre la mesa al son del discurso. Y a ratos danzan al mismo tiempo removiendo el aire, como un pulpo con cierto sentido de la coordinación y la oratoria. Hasta las once de la noche apenas las detendrá, acaso para apoyarlas sobre la mesa del plató, el respaldo de una silla, o morderse las uñas; según parece, su único vicio junto la necesidad incontenible de merendar pan con Nutella. Al margen de esa notable incontinencia motora, son un par de manos corriente. No demasiado anchas, bastante morenas y con el número habitual de dedos levemente rechonchos y más bien pequeños. Sus ojos, por el contrario, son grandes, miopes, de color café; llevan lentillas y sonríen casi de continuo. Ora amables, ora burlones. Sin embargo, encuentran a menudo coartadas para volverse adustos. Entonces, Ana pone ojos de incógnita: bien abiertos, pero de alguna manera entrecerrados, por encima de ellos el ceño se frunce y se forman en su frente cuatro arrugas que exigen casi siempre una respuesta. Si algún día se agotasen en todo el planeta los signos de interrogación, bien podrían ser sustituidos por esa mirada. -¿Y mi pinganillo? Quiero un pinganillo, Pepe –Ana pregunta con ganas de jugar, sin ojos de incógnita. -No hay -la respuesta llega desde realización, en forma de misteriosa voz en off. -No es posible. Lo buscamos. El otro día apareció. Habla algo distraída. Ocupada en no moverse demasiado mientras la peluquera y el maquillador aletean a su alrededor dando los últimos retoques, anotar los últimos detalles en la escaleta, revisar la última hora en el ordenador portátil y escribir un par de tweets desde su iphone. -Sergio, si te lo has llevado, tu vida está en juego. Sus manos continúan saltando del ordenador al ipad y de ahí a los periódicos, el teléfono móvil y el bolígrafo. -Pepe, Pepe, Pepeee… –canturrea, sin respuesta-. Claro, como no tengo pinganillo,

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no me quiere contestar. Pues hoy todo públicamente. Lo que nos tengamos que decir, que lo oigan todos los españoles. Un camarero entra y comienza a colocar y llenar de agua cuatro copas de cristal. Ana ya está lista: vestida, peinada y maquillada. Se ha quitado la blusa blanca que traía de casa para ponerse un vestido naranja y lila, pero sigue llevando puestos unos vaqueros y un par de zapatillas deportivas que quedan ocultos tras la mesa del plató. Todo ocurre en una sala amplia con techos altos y muros de ladrillo que se esconden detrás de tres enormes planchas blancas que delimitan el plató. La mesa está en el centro, blanca con una franja azul y colocada sobre una tarima de iguales colores en pleno proceso de descascarillamiento. También, cuatro pantallas de diferentes tamaños, un croma, tres cámaras, una grúa y bajo ella, el elemento más exótico de la estancia: un corazón de manzana seco, mustio, roñoso, de antigüedad imprecisa. Hay cuatro sillas giratorias tras la mesa. Ana lleva ya un buen rato incómodamente sentada en el filo de la suya, con la espalda erguida en una postura similar a la de los suricatos, atenta a todos sus bártulos y a las indicaciones de su equipo. Al cabo de unos minutos, entran las tertulianas. Son las nueve. Ha aparecido el pinganillo. Empieza el programa. Ana Pastor lleva más de cinco años deambulando por las dependencias de Torrespaña, sentándose en sus platós y redacciones. Ahora es la directora y presentadora de Los Desayunos de TVE, pero en 2006 era “una mujer poco conocida que no hubiera aparecido en otros medios”, según le dijeron a Ana en el casting que buscaba una sustituta para Mamen Mendizábal en la silla del recién extinto 59 segundos. No ser especialmente conocida ni haber aparecido en otros medios tiene escaso mérito, pero Ana no intenta aventurar las demás cualidades que la hicieron apta. “Traté de ser lo que parecía. No me gusta la gente que cambia cuando se apagan las cámaras”,

Cada día, Ana Pastor se levanta a las cuatro de la madrugada para preparar su programa “Cuando estuve en 59 segundos aprendí a ver los límites del entrevistador y el entrevistado”

evoca. Superado el casting, entró en lo que llama la NBA. La intensidad de los debates y las diferencias de temperatura entre unas tertulias y otras le enseñaron a timonear situaciones complicadas. Así, pudo medirse como moderadora y pidió separar las entrevistas del debate. “De ese modo aprendí a ver los límites del entrevistador y el entrevistado”. También aprendió a marcar su territorio. Primer día de trabajo, primer minuto de programa. A un lado estaba Fernando Ónega, al otro, Pedro J. Ramírez. Las hijas de ambos habían estudiado con ella. Ana marcó el comienzo de la tertulia como aún lo hace en Los Desayunos. -Buenas noches, Pedro J. -Ya nos han dicho que mandas mucho. Y afloró el dilema. “Tenía dos opciones: callarme o no callarme. Casi siempre opto por la segunda”. -Mando mucho, no. Mando bien –replicó, y se apresuró a saludar a Ónega. “En la profesión, a veces las cosas transcurren con normalidad. Nadie percibe si eres mujer o no. Cuando no ocurre así, tienes que defender tu posición. Si es una forma de ser, saldrá natural. Si no, tendrás que esforzarte en hacerlo”, reflexiona. Aquel día, como casi siempre, la respuesta brotó de manera espontánea. “No me importaría admitir que me pensé la respuesta. Pero no fue así. Esto es lo que a veces se ve en las entrevistas e indica que soy así. No me he creado un personaje”. #modoaprendizajeON Lo cierto es que la Ana Pastor del televisor parece, en principio, la misma que una hora después del final del programa se presenta en una salita de Torrespaña con unos cuantos papeles y su ipad en una mano, y en la otra el iphone y unas llaves. Más delgada -tal vez- de lo saludable y más morena de lo que cabría esperar en las postrimerías del invierno. Ella misma entonces, no su personaje, es omnipresente en los medios. Cada día en televisión, en Los Desayunos; cada lunes en Radio Nacional, Asuntos Propios y en prensa escrita, cada mes, un artículo en SMODA. En los dos primeros se mueve como una carpa en el estanque donde ha vivido siempre, no en vano, pasó más de siete años en la Cadena SER antes de entrar en TVE. El trato con el periodismo escrito, el territorio que menos ha pisado, es harina de otro costal: “Para mí es más fácil hacer diez programas como el de Ahmadineyad que escribir un solo artículo para SMODA”. El primer obstáculo, confiesa, es encontrar una idea. “Que quien lo esté leyendo

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diga: ¡Anda, no se me había ocurrido!”. Se devana los sesos hasta que topa con ella. Después la escribe, la lee, la relee, la encuentra mediocre, reescribe, vuelve a leerla… Pero no se rinde. Cree que probarlo todo es un buen camino: afronta lo nuevo como una ocasión para aprender; las críticas, como un impulso para querer ser mejor periodista. Ana Pastor lleva mucho tiempo enfocando así su vida. “En Twitter lo llamamos #modoaprendizaje”, añade. Hizo prácticas desde su primer año de carrera. Primero, en Tele Toledo -“un tercer piso para abajo, un infierno sin aire acondicionado”- adonde se desplazaba cada día desde Madrid y que le regaló uno de sus primeros recuerdos del quehacer periodístico: un reportaje que califica, cerrando los ojos y sacudiendo la cabeza, como “terrible, terrible, terrible”. A la joven Ana se le encomendó la misión de desplazarse hasta el cuartel de la Guardia Civil de un pueblo toledano. Al parecer, habían encontrado un alijo. Ésta, suspicaz y sabedora de las tropelías habituales de los traficantes, se dirigió al lugar pensando en drogas, armas y quién sabe qué atrocidades… “¡Encontré tortugas! ¡Cientos de tortugas! Yo pensaba, ¿para qué querían esto?”, rememora aún sorprendida. En cualquier caso, hizo su trabajo. Comenzó el reportaje con estas palabras: “Como ven, hoy, el uniforme de la Guardia Civil no es lo único verde que hay en este cuartel”. Entonces se abría el plano. Aparecía el responsable de las dependencias, tan serio y profesional como requería su cargo, y debajo del brazo de Ana, la tortuga -“una de las muchas”- viviendo su minuto de gloria. Después de Tele Toledo, trabajó en Radio Nacional, también en la agencia EFE y por último, ya licenciada, entró con una beca trimestral en la Cadena SER. Allí, después hacer algunas rotaciones obligadas por las inclemencias del horario, tropezó con quien se convertiría en su maestro, aita –‘padre’ en euskera- y dios en lo que a Periodismo se refiere: Iñaki Gabilondo. “Gran parte de lo que soy se lo debo a la Cadena SER y, en concreto, a Iñaki”, asegura. Estuvo en su equipo durante casi siete años, sometida a un nivel de exigencia “estratosférico”: de doce de la noche a diez de la mañana durante días y días y días y días… Pero con la satisfacción de estar trabajando para el que consideraba el mejor. “Nunca he conocido a nadie con tal obsesión por el trabajo bien hecho a todos los niveles. Muchas de las cosas que ahora pongo en práctica las aprendí allí sentada, viéndole a él y pensando: Dios mío, si algo quiero en esta vida, es ser como Iñaki”. Dicho esto, hace

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“Me resulta más fácil hacer diez programas como el de Ahmadineyad que un solo artículo para SMODA” “Nunca cambiaría el periodismo por la política. Los políticos me gustan sólo para entrevistarlos”

una pausa, se encoge de hombros, baja la voz y añade: “Bueno, en ello estamos”. Podría decirse, entonces, que la Ana Pastor que hoy conocemos nació en las dependencias de Cadena SER. Pero sería verdad solo a medias, o menos. La historia empezó mucho tiempo atrás –es un decir, Ana tiene 34 años- antes incluso de la llegada a la universidad. Política y Mandela Ana descubrió a Nelson Mandela después de que uno de sus hermanos volviese de Sudáfrica con las historias de lo que allí estaba ocurriendo: “Me contaba cómo la gente estaba separada socialmente de aquella manera racista y lamentable. Entonces empecé a tener conciencia política. Y para mí, la política era Mandela”. Esto unido a cómo la prensa había luchado por la libertad del

país le planteó varias opciones. Por supuesto, le hubiera gustado ser Mandela, pero eligió ser periodista: para denunciar al político que defiende el racismo y elogiar al que había conseguido aquello. No está segura de si ese fue su único motivo, pero, sin duda, su decisión estuvo relacionada con la injusticia, con su convicción de que la política sí puede cambiar las cosas y su consecuente enfado cuando, no sólo no las cambia, sino que además las provoca. “Si un país que había sufrido tanto había dado a alguien como Mandela, que como ideal en política me parecía lo mejor, ¿por qué no iba a ocurrir lo mismo en otros lados?”. -¿Y no se plantea dar el salto? Ana, abre los ojos, resopla y ríe. -¿A la política? ¡No, no, no! Los políticos me gustan sólo para entrevistarlos. Entonces sí, llegó la universidad. “Vengo

de una familia en la que los recursos eran escasísimos. Mi madre apenas sabía leer y escribir, estudié siempre con beca y el año en que iba a entrar en Periodismo en la Complutense, subió mucho, como ha ocurrido otras veces. Entonces, pedí una beca en el CEU y me la concedieron por renta familiar”. Cosas de las becas y de tener ya en la mente el objetivo de ser algo concreto, la obligación de esforzarse era pesada e ineludible. “Me pasó ya durante el colegio, pero en la universidad lo tuve siempre muy presente, sobre todo, porque en mi casa había dificultades hasta pagar el abono de transportes”. Ni en broma se planteó la posibilidad de no trabajar en verano. Era un sueño tan importante y estaba tan a su alcance, que quiso hacerlo todo a la vez. Después de terminar la carrera: “la vida”. No hubo cursos ni másteres, igual que no

había habido viajes al extranjero ni Irlanda en verano para aprender inglés. “Ya había invertido tiempo suficiente en estudiar. No digo que no me hubiera gustado hacerlo, pero tenía que trabajar. De todas formas, estar con Iñaki fue suficiente máster”, explica. Cuando Gabilondo dejó la radio para presentar los informativos en Cuatro, Ana recibió una nueva oferta de la SER –“para mí, una de las mejores cosas que pueden pasarle a un periodista”-: hacer internacional. Así, tuvo por fin la oportunidad de reconciliarse con el único detalle del pasado que cambiaría si el chófer de la máquina del tiempo le ofreciese una excursión: viajar. En su nuevo puesto viajó de sobra. Cubrió, entre otros acontecimientos, la muerte del Juan Pablo II y unas elecciones en Estados Unidos; pero lo que más le marcó fue el Tercer Mundo. “África. Los campos de refugiados del Sudán, las hambrunas de Níger, el Sáhara… Lugares que cualquier periodista debería conocer para comprender la realidad de todo lo que está pasando”. Según Ana, viajar es importante por dos motivos: “Para ejercer y, sobre todo, para oler. Porque la basura no huele igual en Níger. La de aquí es del Primer Mundo, y la de allí, del tercero. Saber eso y saber que allí un niño como el mío no tiene nombre hasta los dos años porque se va a morir cambia un poco la manera de ver las cosas”. Por lo que respecta al ejercicio profesional, no le importa tanto el viaje en sí, sino lo que el periodista viere allí donde fuere. Ana está convencida de que sus entrevistas no son tan incisivas ni insistentes cuando se comparan con las que pueden verse en la BBC o la CNN. “Pienso que deberíamos tender a eso. Sin ser mejor el periodismo de allí, que también tiene sus mediocres, como en todas partes”. -Entonces, ¿se iría al extranjero? -Sí. Si hubiera podido, me habría ido antes. Es más, no lo descarto. Me parece que todavía hay muchas cosas que aprender en otros lugares. -¿A trabajar? -No, no. En principio, a aprender…– hace una pausa-. Pero si te llama la BBC para ofrecerte un puesto, no les vas a decir: “No, mira, perdona. Es que he quedado con… Montoro”. Modos de hacer Hoy no está Montoro, sino Álvarez Cascos, al que Ana Pastor bombardea a preguntas mientras sus manos, incansables, siguen con su agotadora jornada. Y entonces, estés o no de acuerdo con lo que pregunta, con su estilo y sus miradas escrutadoras, nadie se atre-

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vería a poder en duda que se lo está tomando en serio; que el periodismo es algo serio. Y para ella lo es, aunque admite que las circunstancias son difíciles, pero no cree que las cosas estén peor de lo que hayan podido estar. “Si hace treinta años les hubieran dicho a nuestras madres: ‘Mira, que no hay nada que hacer, que ellos dominan todo’; pues se habrían quedado en casa”. Considera que hay que aplicar lo mismo a las nuevas generaciones, “más cómodas, tal vez, por lo que han vivido”. Ana fundamenta su opinión en los detalles que ha observado en alguno de sus becarios: suena el teléfono en la redacción y alguien muy joven que está a su lado no lo coge. “¿Y si es una noticia?”, pregunta muy seria, achinando los ojos. “Es verdad, que no es lo mayoritario. Si lo fuera, me pegaría un tiro. Pero me cuesta mucho imaginarme a alguien como mi padre o mi madre preguntando por sus vacaciones en su primer día de trabajo”, añade. Esos becarios están sometidos al mismo nivel de exigencia que Ana aprendió en la SER y que aplica sobre sí misma sin concesión alguna. Pocos minutos después de levantarse y horas antes de que amanezca, está sentada en el baño con el móvil a escasos centímetros de la cara, intentando vencer a sus cuatro dioptrías para descifrar lo que ha dicho Obama durante la noche en Twitter. Después, en el coche, hojea los periódicos. Cuando conduce ella, los revisa durante la hora que está sentada en maquillaje y peluquería, momento que aprovecha también para rematar las entrevistas. “Otra de las ventajas o desventajas de ser mujer”. Desde las cinco de la mañana hasta las siete, todos los esfuerzos se centran en perfilar y rellenar la escaleta con los contenidos del programa del día, que incluye siempre –desde septiembre- una noticia sobre la hambruna. “Llámese Cuerno de África o México. Cualquier sitio donde haya gente que pasa hambre. Para mí eso es lo que diferencia al periodismo decente del que no lo es, porque es absurdo estar todo el día hablando de la crisis y no decir que esa misma crisis mata a niños”. A las once comienza a prepararse el siguiente Desayuno, cuyos contenidos quedan a medio cocinar desde esa misma tarde. En cualquier caso, Ana abandona Torrespaña hacia las doce o la una, para seguir trabajando desde casa. “Es una gran ventaja, teniendo en cuenta que tengo un niño de un año, Simón. Puedo organizarme, llevarlo al pediatra si está enfermo… Pero no deja de suponer un arrastre físico brutal”. Cuando dan las ocho, Ana Pastor no

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“Cuando dan las ocho de la noche he perdido toda mi dignidad, no quiero ni cambiar un pañal más” “Mala periodista sería yo si pensase que el público se merece una respuesta para salir del paso”

puede ni levantarse. Ha pasado toda la tarde preparando el programa, negociando entrevistas con el teléfono en una mano mientras, con la otra, da el biberón a su hijo, decidiendo los directos necesarios en función de las previsiones, en definitiva, dejando las cosas “un poco hiladas”. Si es lunes, ha estado también en Asuntos Propios. “A esa hora he perdido toda mi dignidad, no quiero cambiar ni un pañal más”. Tanto esfuerzo para hacer honor a una sencilla premisa: “El público que nos está viendo desde su casa es, por lo menos, igual de inteligente que yo”. Por eso trabaja como los enanitos de Blancanieves en su gruta de diamantes y por lo mismo se enoja como el más cascarrabias de los siete cuando no obtiene los resultados esperados. Ahí está también la clave de su ampliamente discutida insistencia como entrevistadora. “Mala periodista sería yo si pensase que la audiencia es tonta y se merece una respuesta para salir del paso. Puede que hasta ahora ese tipo de posición ante la vida haya funcionado. Pero creo que en un momento como este la gente no compra cualquier mensaje”, explica. Afirma que un periodista no es más que un político, pero tampoco menos. Por eso no entiende dónde está escrito que no se pueda volver a preguntar, aunque alguien le dijo al llegar a TVE que el límite estaba en el segundo intento. “Solo busco respuestas. Lo que no puede ser es que te pregunte qué hora es y me respondas que está lloviendo. Que me digan que no lo saben”.

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La entrevista con Alfonso Guerra -2011fue un tenso ejemplo de esa búsqueda de respuestas. Empezó tranquila, Guerra hablaba parsimonioso, recostado sobre la mesa, Ana preguntaba y escuchaba mientras despeluchaba un clip. -Le he dejado que acabase la explicación sobre el poder pero quería saber, ya sabe cómo somos los periodistas, una opinión de lo que ha estado haciendo nuestro gobierno… -Los periodistas, no, será lo que usted piense –interrumpió Guerra. Ana se encogió de hombros sonriendo. -Bueno, a los periodistas, en general, nos gusta preguntar. A mí en concreto, me gusta preguntar y mucho… En ese momento se esfumó la media sonrisa que había acompañado la última intervención de Guerra. Ambos se cerraron. Él como el baúl de la abuela, celoso de sus secretos. Ella como un cepo, decidida a conseguir una respuesta que al final del brete no obtuvo. Ana conoce las bondades de la apatía. Sabe que le sería más fácil pensar “Mira, si no me contesta, pues tampoco pasa nada. Ésta no es mi batalla, que la haga otro”. Pero entiende que la valentía es una parte del periodismo. “No me gusta la vida fácil. No la he tenido fácil. Y me gustaría que mi hijo creciera en un país donde a su madre no la llamasen ‘puta’ por preguntar”. En cualquier caso, no se siente prota-

gonista de las hazañas que unos elogian y otros critican. “No es bueno que el periodista se convierta en noticia. Es noticia el político porque no ha respondido, no porque el otro insista más o menos”. Entiende que trabaja en un medio público para cuarenta millones de jefes que son todos los españoles y no duda de un detalle que le enseñó Gabilondo: “Gestionamos un derecho que nos es ajeno: el derecho a la información. De ninguna manera somos los protagonistas de ese proceso. Sencillamente, se lo guardamos a la gente de la menor manera posible”. Los demás y los premios Los otros no protagonistas se reparten durante el programa entre el plató y realización. Los últimos, son cinco dirigen la orquesta desde una sala dos plantas más arriba. Los primeros, otros cinco -cuatro cámaras y la regidora- están abajo viendo cada movimiento desde el puesto del apuntador. -¡¿Otra vez?! –pregunta la regidora cuando entra el vídeo que Ana acaba de introducir. Ha anunciado una nueva subida en ciertos impuestos. -¡Pero si tú no fumas! –contesta Ana mientras revisa sus papeles. -¡El tabaco no!, ¡la gasolina! -¡Ah! Termina el vídeo, Ana vuelve a mirar a cámara, la regidora le indica con un folio el

Pepa Bueno, Iñaki Gabilondo y Fran Llorente. Para Ana, sinónimo de

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instante en que puede empezar a hablar y el programa sigue su paso sin traspiés. “Al final de la hora y cuarto, lo importante es el engrase del equipo. Eso marca un buen o mal programa”. Además de contar siempre con su equipo, Ana Pastor asegura que no podría mover ni un dedo, profesionalmente hablando, sin contar con el respaldo de Fran Llorente, director de informativos de TVE. “Si no tienes un jefe que te permite ser valiente, no eres nadie. En esta cadena nunca me han marcado nada. Y el día que lo hagan, probablemente no querré estar aquí”. Han pasado casi seis años desde que Ana Pastor recibió la noticia de que iba a sustituir a Pepa Bueno. “Por un lado fue una alegría, y por otro no me veía preparada”. El día antes solo tenía una cosa en mente: “La voy a liar, seguro”. Lloró en la víspera. Y a punto estuvo de llamar a Fran Llorente, para decirle: “Dile a Pepa que lo haga ella”. Pero no lo hizo. “El miedo a no estar a la altura tampoco está tan mal, así no vas de sobrada”, añade. Y luego están los laureles, relativamente recientes en la vida de Ana, que no obtuvo ese tipo de reconocimientos en el colegio, al menos en lo que se refiere a concursos de canto y dibujo. “Son reconocimientos al equipo. Da igual lo que yo haga. Si no tengo a todos los demás, no soy tan lista”, asegura. El caso es que no han dejado de llover premios desde 2011, y han caído ya dos en lo que va de año –el premio Lourdes Cha-

profesionalidad. Por Lola Gómez.

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cón y el de la revista Shangai-; pero les da su justa importancia. ¿La clave? “Cuando no te planteas las cosas en términos de éxito, sino de disfrutar lo que haces, todo lo que llega es un regalo. Da igual que te dirijas a veinte o a doscientos mil”. Además recibe otro tipo de galardones: “Hace poco, una profesora de la universidad me dijo que me recordaba muy peleona. Eso a mí ya me pareció un premio. Ver que no he cambiado, sino que era una forma de ser”. Ana Pastor está encantada de estar en donde está, aunque sabe que es circunstancial. “Hay otra gente que vale igual o más que yo pero no ha tenido la oportunidad”. Además cuenta con la comprensión de su pareja: Antonio García Ferreras, director de La Sexta. “Sólo alguien que es periodista y que está tan enfermo como yo puede entender que un domingo por la tarde me dedique a ver una comparecencia en el canal 24 horas”, explica. Por otra parte, es un hecho impepinable que “su chico” trabaja en la competencia. Y esto tiene dos consecuencias: la primera, toda la obsesión de una y el otro es levantarse mutuamente las entrevistas. “Si él puede tener una exclusiva antes que yo, lo va a intentar. Y yo, si puedo, convenceré antes a su invitado para que venga a mi programa”.

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“Si no planteas tu vida en términos de éxito, todo lo que llega es un regalo. Te dirijas a veinte o a doscientos mil” “Cuando estoy delante de un entrevistado, intento pedir lo que pediría quien está en casa, aunque me equivoque”

-¿Ha llegado a ocurrir? -Sí. Lo prudente es hablar por teléfono en otra habitación –añade divertida. La otra consecuencia, no da para tanto juego. “A mi chico nadie le ha dicho: ‘Claro, como te estás tirando a Ana Pastor, te han puesto a presentar’. A mí me ha colocado todo el mundo, desde él, hasta Zapatero”. En cualquier caso, esos barruntos no le quitan el sueño, está centrada en su trabajo: “Cuando me siento delante de un entrevistado, pienso en quien está en su casa. Intento pedir lo que creo que pedirían, aunque muchas veces me equivoque”. Después del programa, vuelve a ponerse su blusa blanca. “Ya está, ya me he quitado el vestido de presentadora, vuelvo a ser persona”. Por lo demás, continúa siendo la misma, con escasos aditivos. Siguen ahí las perlas que le regaló su madre y que tanto critican en su equipo -“Mira a Margaret Thatcher, llevaba perlas y ganó unas elecciones”- , una pulsera de amuletos que le recuerda el nacimiento de Simón y su dignidad, herencia materna: “Es un buen límite más allá de lo material. Si negocias con ella, no tienes patrimonio”. Y ahí continúan sus manos, tenaces, subrayando cada palabra, sosteniendo lo que dice Ana, lo que dice Ana Pastor.

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Una vieja aventura compartida Ahora él es su aita y, tal vez, de las pocas personas que pueden llamarla “Anita”, pero fueron alumna y maestro. Ana Pastor repasa lo aprendido e Iñaki Gabilondo recuerda lo enseñado

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ñaki Gabilondo y Ana Pastor no se dan la mano. Se abrazan. Después de seis años trabajando en TVE, es la primera vez que se reúnen en las instalaciones de Torrespaña. Se lo recuerda alzando la voz mientras se acerca a la sala donde la espera su maestro. Lo dicho: se abrazan. Se toman de las manos. Intentan recordar cuando se vieron por última vez y planear su próximo encuentro. Se sientan cada uno en un extremo del sofá sin dejar de hablar. Se conocieron hace más de una década cuando Ana, como becaria de la SER, se encargaba de informarle a primera hora de la mañana de todo lo ocurrido durante el programa de la noche. -Yo con Ana me equivoqué –comienza Iñaki, volviéndose hacia ella-. No sé si te lo he dicho alguna vez, pero tuve un primer grave error contigo. Ana cruza los brazos, se recuesta y lo mira curiosa. Él prosigue. -Como mi equipo era muy joven, cada día notaba que tenía que convertirlos de aficionados a profesionales. -Esto sí nos lo decías a nosotros. -Cuando llegaba por la mañana y Ana me contaba que había pasado, notaba que me estaba hablando un amateur. Iñaki sabía que le hablaba una “aficionada” por una sencilla razón: ni ella ni sus compañeros comprendían lo que le estaban contando. “Si un periodista no comprende lo que tiene que contar, no puede conseguir que nadie entienda de lo que va a decir”. Los jóvenes periodistas de la redacción, hacían todo lo que tenían que hacer. Habían cogido la noticia, la habían redactado… -Habían hecho todo exactamente bien. Menos una cosa: entenderlo –sentencia Iñaki-.La prueba de que no lo entendían en todo su detalle era que apenas me resistían dos o tres preguntas sobre el tema… Ana ríe recordando su propia experiencia. -Era una prueba de selectividad brutal comenta sacudiendo un brazo. -Sí, había una cierta tensión… Y sí, a lo mejor te he hecho llorar algún día. Ana lo perdona con un gesto. - Tuve en principio la impresión de que tú eras una chica con una cierta hostilidad o un poco colocada en una posición desde la que no estabas entendiendo bien la naturaleza de mis observaciones y mis reproches –explica Iñaki, escogiendo cuidadosamente sus palabras-, como si creyeras que estábamos librando un juego de orgullos. Yo pensaba: “Esta señora no está enterándose bien de que no es que yo así le hable a ella

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“Al principio, tuve la sensación de que no entendías mis críticas, creías que librábamos un juego de orgullos”, Iñaki “Creo que Ana Pastor se ha convertido en la periodista más importante de su generación” “¡No está de más recibir un cariño de cuando en cuando, que por lo general, recibo mucha caña!”, exclama Ana

porque yo me crea alguien y ella sea una mierda”. La sonrisa de Ana no puede ser mayor. Pero no dice nada, ni falta que hace, Iñaki tiene mucho que contar. -Creí que estabas en una actitud de resistencia de personalidad, y de hecho lo era, porque ocurría que tú tenías ya entonces mucha personalidad y te ofendía profundamente que yo pensara en ocasiones que tú estabas en la superficie de las cosas. Y casi como todos los días os pillaba… -¡Nos pillabas siempre! -interrumpe Ana-.Lo cual era buenísimo… En el fondo. -…Esto era tremendo, a la redacción le daba muchísima rabia. Pero yo no pretendía hacer el numerito –añade Iñaki encogiéndose de hombros con cara de inocente-, pero al fin y al cabo, todos habían estado siete horas allí. Resulta que les hacía dos o tres preguntas y no tenían ni puta idea ninguno. Yo estaba allí haciendo mi trabajo. Como lo haces tú ahora, de una manera muy exigente. Finalmente, me di cuenta de que estabas planteando una defensa de personalidad profesional. “El hecho de que en este caso concreto tengas razón porque yo no me haya enterado bien. No te autoriza a creer que eso pasa siempre”, pensabas. Y por eso pasamos una etapa más “chirriante”. -No… de adaptación. - Bueno, con todos mis compañeros he pasado una etapa chirriante. Pero todos los que han trabajado conmigo son después mis amigos. Algunos, mucho. Y Ana, muchísimo. Pero con ninguno he hecho un rodaje que haya sido sin tensión. -Bueno, pero eso pasa con los padres, con los amigos, con las relaciones…-matiza Ana. Así empezó el rodaje de Ana e Iñaki. Ella ya lo conocía y admiraba por su reputación. Poco a poco, fueron estableciendo una relación distinta. Primero de compañerismo, como con todos los demás, después, de muchísimo afecto. Y luego vino la admiración: “Creo que es la periodista más importante de su generación”, asegura Gabilondo.

amateurismo a la profesionalidad y eso es ley de vida. No se hace sin sufrir. Pero pasada esa etapa, enseguida me di cuenta, muy enseguida, de que estaba ante una persona de mucha importancia –razona Iñaki, volviendo a retomar el hilo inagotable de sus pensamientos-. Otra cosa es a dónde te lleve la vida. Porque he conocido a gente de mucha valía que ha naufragado, o no ha tenido las oportunidades; pero supe muy pronto que estaba ante una persona de muchísimas posibilidades profesionales y que estaba llamada a hacer grandes cosas. -¡Me voy a ir hoy encantada! –exclama Ana resoplando. -Pero si ya lo sabes. Esto lo hemos hablado. -Sí, pero no está de más oír de vez en cuando un cariño, que recibo mucha caña –replica mohína. No sabe exactamente cuándo dejó de ser aficionada para convertirse en profesional, pero sabe lo que tuvo que ocurrir: “Empecé a saber responder las preguntas de Iñaki”. -¿Entonces, tú lo percibiste así también? –pregunta el maestro, que ve demostrada su teoría. -Sí, sí. Era un examen brutal. Cada día cuando llego a las cinco y les digo, “oye, lo que lleva el país de monago…” y me miran con cara de “cómo es posible que acabes de llegar”… Pues esto lo aprendí de él -asegura-.Es decir, tú cuando llegas ya tienes que

haberle ganado el partido a varios, porque si no, te lo van a ganar a ti. El examen brutal Una de las preguntas recurrentes de Iñaki se refería al índice Nikei. -Que ahora está muy de moda –aclara Ana-. Hace 10 o 15 años nadie hablaba, nadie ubicaba esto en un país asiático. Pues Gabilondo daba todos los días a las ochoy-media-en-punto, no sé si tú te acordarás –añade mirándolo, mientras este asiente- tenía que llevarle el índice Nikei. Si a las 8:29 no estaba en el estudio para dar el índice, el mundo se hundía. A él le daba igual. Él necesitaba saber que a y treinta ibas a estar ahí con el índice Nikei. -Sí, pero no es manía profesional. Iñaki apoya su teoría con el relato del cardenal Tarancón. Una noche, cuando se iban a casa después de una entrevista, Joaquín Prat abordó al cardenal. -Oiga, ¿nos puede dejar un mensaje grabado para mañana? -Sí, sí. Muy bien. -¿Cuánto? -No, pues una cosa corta. -¿Corta? -Un minuto y medio o dos. En este punto de la historia, Ana reconoce la frase. -No sabía yo que la habías aprendido de él. -No, no. Espera –corrige Iñaki-, ¡que la

frase buena viene ahora! El cardenal dijo: “Ustedes me van a perdonar, pero es que a mí no me corta ni Dios. Yo no me voy de aquí dejándoles una cinta que ustedes vayan a cortar. Ustedes me entienden, ¿no?”. Ambos estallan en carcajadas, Iñaki más que Ana. -Todos mis compañeros saben que hay varias cosas que, como las digan, salen directamente por la ventana, una de ellas, el minutoymediodos… -“No, no. ¿Cuánto dura?” –imita Ana-. Eso y el parece. “No, no. ¿Es o no es?”. -Cuando tú sabes una cosa, dices que sabes una cosa, cuando tú crees una cosa, lo dices; y cuando a ti te parece una cosa, no dices que sabes una cosa. Luego están los errores que se pueden cometer, pero lo importante es el juego limpio. -Ahora yo soy igual que Iñaki en eso. Yo lo traía incorporado, pero él lo potenció –explica-. Parece una manía, pero no. Un ejemplo del programa de hoy: si las crónicas del principio, referidas a la crisis económica, duran treinta segundos no –hace especial hincapié en el último monosílabo- puede entrar de repente en directo alguien que me haga tres minutos de la monja imputada en el caso del bebé robado. No es lógico si, cuando el mundo se está cayendo, decimos que el mundo se está cayendo en treinta segundos. Iñaki se muestra de acuerdo. -El reloj no es sagrado por manía. Es un

¿Se veía venir? Ana se incorpora rápidamente haciendo aspavientos. -¡No, no, no! Si dice que sí, no, no, no. -Sí, sí. Se veía… -contesta Iñaki, aún cómodamente apoyado sobre su respaldo. -No, no, no, no… -No, perdona… No, perdona… -interrumpe Iñaki estirando un brazo. -Que no. No he olvidado yo las primeras broncas. -No, no, no. En la época de la bronca, no. En ese momento estamos pasando del

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juego de respetos combinados. Primero, el respeto a la jerarquía informativa. Segundo, respeto a tus compañeros. Y tercero: el respeto a la estructura en la que trabajas. La radio siempre da la hora exacta y ese respeto a los pitos no se ha logrado así, de una manera muy natural. Aunque el observador a distancia corta, en un primer encuentro cree que lo son. Luego descubres… -Que es profesional –completa Ana. -Se trata de un oficio en equipo. El programa de Ana, para la gente, es el programa de Ana. Su madre se creerá que lo hace ella sola. Cuando yo hacía Hoy por Hoy, mi madre se creía que yo hacía el programa solo. Son operaciones de corte orquestal en las que todos los instrumentos están tocando. Quiero decir, cuando está sonando la novena de Beethoven, tan novena de Beethoven es la parte melódica que están haciendo que están tocando los violines como el del triángulo que está haciendo ping. En ese momento hace una pausa y se incorpora alzando la voz. -Incluso los trombones que en este pasaje concretamente no intervienen, están en silencio de la novena de Beethoven -concluye. -Exacto –sentencia Ana. -La idea de la actuación colectiva lleva a la disciplina de una forma automática. Un anarquista infiltrado en un equipo hace papilla el mejor programa del mundo. A mí me dan un genio desordenado y se lo regalo al primero que pase. -En uno de los cien mil premios que ha recogido, dice que él es un pseudónimo, porque en realidad, aunque su madre piense que hace él solo el programa, se trata de un equipo que nadie ve y que ha pasado muchas horas trabajando. -Y al final, el sonido lo da el mejor de los elementos: si está jodido el cable, suena mal. Si está estropeado el altavoz, distorsionará también. Si está mal el micrófono… -gira la cabeza hacia Ana-. En tu programa perfectamente preparado, la chafa hoy el iluminador y se ha cargado el programa. No la iluminación, sino el programa. -Por eso, el paso de ser amateur a ser profesional es cuando ves que la exigencia debe ser no de cien, sino de trescientos cincuenta. Tal vez no llegues siempre a ese nivel, pero si tu exigencia está muy arriba, que es lo que nos enseñó Iñaki, habrás dado el salto –razona-.Eso lo pongo en práctica, sobre todo conmigo misma, que me castigo bastante el hígado, pero también con el equipo, que es lo que decía Iñaki. Aquí no puede fallar ni el de maquillaje. Si yo salgo con una raya negra en la cara, nadie va a escuchar la entrevista. -Al final, la cadena sale bien si sus miem-

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bros funcionan –asegura Gabilondo-.En este momento hay miles de periodistas parados en España. Si ahora yo salgo al balcón toco el pito y digo: “necesito un redactor para Hoy por Hoy”, hay tiros en los ascensores. Por eso, en nombre de la propia justicia, debemos dar el máximo nivel en nuestro trabajo. -Incluso por la propia profesión, por respeto a la gente que no tiene un trabajo, tenemos que matar por el nuestro. Antes y después de pegar tiros en los ascensores. ¿Cuando las cosas se tuercen? -Nuestras formas de echar la bronca son bastante parecidas, yo también tengo mi mala leche. Si Iñaki te tenía que montar una, lo hacía en público –recuerda-, a mí me gusta hacer lo mismo. Cada viernes hacemos reuniones para sacar fallos. Los silencios son brutales, la tensión es brutal, pero ayudan mucho a todo el equipo. - Pero hay que saber pedir disculpas y elogiar en público –apostilla Iñaki-.Solo estás legitimado para criticar en público a alguien si estás acostumbrado también a elogiar a la gente. La gente acepta que la puedas reñir cuando se está en un juego limpio. Sin cuchilladas por la espalda. -Directo todo. -Así es. Todo el mundo perdona sin problemas las discusiones con tal de que se desarrollen abiertamente. He conocido equipos en los que se vive una falsa cortesía y bajo la superficie anidan cruzándose las dagas envenenadas… -asegura asqueado-. Yo no podría, si tuviera diez minutos esa experiencia, me cargaría el equipo ese mismo día. Ana se sienta ahora con los codos sobre las rodillas. Muy seria. -Eso se traslada a la forma de entender el periodismo, no sólo en la gestión de equipos. Iñaki es muy directo y a mí me gusta eso de él, por eso intento ponerlo en práctica. Pero luego, él en las entrevistas lo hacía también. No andaba con flores alrededor de una pregunta. ¿Por qué las críticas? - La gente que te llama impertinente, pedante no se da cuenta de que eso está más relacionado con tu edad que con tu oficio. En las entrevistas y la comunicación con la gente, tú finalmente eres el resultado de una solvencia que se fabrica con decencia más tiempo. El día que llegas a ese punto de solvencia se produce un reconocimiento de autoridad por parte de la audiencia. -Buenísima la ecuación –juzga Ana-. Iñaki continúa hablando tranquilo. -Sólo con decencia, no se logra. Sólo con tiempo, tampoco. El asunto es que las

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circunstancias técnicas de tu trabajo, que a mí me parecen irreprochables, pero mucha gente todavía no ha llegado al punto de reconocimiento en el cual lo consideraría absolutamente natural. ¡¿Comenzando por tu interlocutor?! –exclama volviendo a incorporarse.- El otro día… ¿quién fue el imbécil ese que te empezó a llamar Anita? -Rafael Correa, el de Ecuador. -¡Ese! El presidente de Ecuador. Él te llamaba Anita, así en ese juego un poco paternalista, dando el sentido que estoy diciendo yo ahora -Ana asiente-. Como para él tú eras una muchacha…simpática, cualquier exigencia le puede parecer una impertinencia. Los críticos te están observando a lo mejor en una fase de tu proceso en el que todavía no han entrado en ese punto de reconocimiento, empiezan a hacerte este tipo de reproches, pero tú no tienes que dudar. Eso último lo dice con ternura, como un padre a un hijo que llora porque se ríen de él. Pero Ana no llora. -No, no, no. Yo no me llamo Anita y menos para el presidente de Ecuador. -Lo que ocurre es que este tipo de cosas está todavía en una inevitable fase de maduración que incluye sociedad, audiencia… -Género… –agrega Ana resignada. -Y si hubiese sido un hombre, habría sido lo mismo pero menos. -A él no lo habrían llamado Iñakito. Es evidente. Nunca. Jamás. -Pero sí me habrían mirado con desprecio. O como me dijeron una vez: “A mí no me haces esa pregunta” –explica-. Eso cuando tenía treinta años. Cuando tenía cincuenta, en las entrevistas ya me concedían un respeto de saque. -No, y a ver, que tengo treinta y cuatro años, al fin y al cabo –aduce Ana. -Por eso, tienes que tener más cuidado, medir, para evitar que se te termine fijando una especie de estereotipo de impertinencia que no es realmente eso, sino una manera de hacer el periodismo que, si fueras hombre, llamaría menos la atención, y si tuvieses 20 años más te convertiría la “incisiva” Ana Pastor. -No hay más que ver la entrevista que Mike Wallas hizo a Ahmadineyad. Dio bastantes más pasos que yo e incluso, en un momento dado, levantó la mano y le dijo: “Ojo, que yo soy periodista”. Ahmadineyad le responde lo mismo que me dijo a mí: “Eso no es periodismo”. Ahí nadie le dijo: “Menudo impertinente este que viene a decirle al presidente de Irán…”. -Bueno, y eso es una cosa que tienes que saber –remata Iñaki -.Pero mientras viajas hasta ese punto de solvencia, irán actuando todos los tics de la sociedad: el machismo, la

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A Iñaki no lo habrían llamado “Iñakito” en medio de una entrevista. Es evidente. Nunca. Jamás”, afirma Ana “Si fueras hombre, llamarías menos la atención, y si tuvieses 20 años más, serías la incisiva Ana Pastor”

superioridad del intelectual, el político que se cree que eres una colegiala... Tienes que ser consciente de que eres muy joven; y has tenido un impacto de notoriedad en un nivel que no recuerdo haber visto antes. Gabilondo tiene el tema muy pensado. Apenas se detiene para hacer sus razonamientos. Habla y habla mirando a ratos a Ana y a ratos al vacío. -Por muchas circunstancias, has sido identificada ya con media docena de adjetivos que unos cuantos ciudadanos te han colocado, y te acompañan hagas lo que hagas –continúa. «Vivimos en una sociedad en la que primero va la etiqueta. ¿Viriato? Pastor lusitano. ¿Algo más? No. ¿Holanda? Tulipanes. Tú has tenido la mala suerte de que la han tomado contigo unos cuantos señores que son especialistas en poner sellos, pero a hierro candente». -Bueno, y la propia empresa, y el propio medio. Una entrevista en la radio no tiene el mismo impacto que una entrevista en televisión. Y tampoco es lo mismo una tele privada que una pública –matiza Ana. -Sí, pero detrás de ti está flotando siempre: “¿Ésta quién coño se cree que es?”.

Ana ríe pero guarda silencio. -No, no, ¡que esto es muy importante! -Pero en la parte política, dices. -Bueno, lo dicen por razónes políticas, pero lo dicen. Igual que los cantantes de ópera tienen que superar un foso con noventa y cinco músicos; tú en el momento de decir “Buenos días”, tienes que superar un foso en el que unos cuantos señores están gritando: “¿Ésta quién coño se cree que es?”. ¿No? Ana le da la razón -Bueno, pues a seguir pedaleando. El tiempo irá dejándolos atrás. Decencia más tiempo juegan a tu favor. Te ocurre porque eres guapa, porque has triunfado, porque lo haces muy bien y porque a lo mejor no estás en la posición ideológica que otros quisieran, pero, ¿quién dijo que esto era fácil? -Nadie, claro. Si no, estaríamos todos en una mercería en Jaca. Ambos ríen. ¿La clave del éxito? -El éxito que ha tenido Ana es un éxito de personalidad y de calidad profesional –dice Iñaki mientras se vuelve hacia ella-. Porque tú dices que las entrevistas en la tele

tienen más impacto, pero las entrevistas de las 9.30 de la mañana no han tenido mucho impacto hasta hace poco. Lo tenían a las 9.30 de la noche. Ana recula ante las afirmaciones de su aita. Que es también el aitona -abuelo, también en euskera-de Simón. -Bueno, yo creo que ayuda el medio y el momento: el cansancio generalizado que hay en lo referente al discurso monolítico de los políticos. Y que es verdad que en televisión, probablemente, esa figura tampoco existía mucho. Pero estaban ya en la radio. Y estaban, digo. -Sí. Pero vamos a ver. Nos hemos detenido en el ángulo de la impertinencia como si fueras tú una impertinencia con faldas. Nos ha ocupado un ratito, es cierto, pero no es la clave de todo. El impacto lo tienen tus entrevistas –afirma enérgico-. Y eso está relacionado contigo. Dirás que eres un pseudónimo, pero… -No, y que Los Desayunos existían ya –interrumpe Ana-.Lo que es evidente es que si me preguntas por Hoy por hoy, te diré que antes, ahora, después y en el futuro, se recordará el programa por Iñaki Gabilondo.

-Bueno, pero yo construí el programa. Fue mío y lo hice 20 años. ¿Ana como maestra? -Lo que Ana me ha enseñado es que ha confirmado que tenía razón. Tal vez sea algo egoísta por mi parte. Pero yo creo en unos valores en mi vida personal y profesional y ella los tiene. Y muy parecidos. Por eso, me he sentido muy gratificado al comprobar que lo que yo creía que tenía un peso, tiene aún más importancia de la que yo creía. «Por otro lado, tiene una naturalidad en la televisión que yo nunca alcanzaré. Yo llevo cuarenta años en la radio y ese es mi medio. También me ha dado más tiempo de hacer más cosas en la tele, pero ahí soy un aficionado. Ana, aunque nació en la radio, entró en la televisión joven y vive en ella con una gran naturalidad. A mí, por el contrario, me recordaba el artificio y me rompía completamente los esquemas. «Hasta el punto de que muchas veces he pensado que si a mí mañana me hace Dios una declaración exclusiva en su primera entrevista en la historia de la humanidad y Dios me da la fecha del fin del mundo con todo detalle. Y durante ese intervalo tengo la corbata torcida, al día siguiente, cuando vaya al kiosco a por el periódico, me dirá la gente: “¡Oye, tenías ayer la corbata torcida!”. «Lo que me da mucha envidia de ella es ver que en la tele trabaja con la misma naturalidad con que la he visto en la radio –mira a Ana-. Si tuviera que elegir por ti qué hacer con tu vida profesional, te diría que no renuncies, si haces una cosa a tener un pie metido en la otra, porque la vida es muy larga y es peligroso ir perdiéndole el toque a un instrumento que sabes tocar. -A mí me gusta mucho seguir vinculada a la radio. No solo ha sido mi escuela, es que yo me monto en el coche y escucho la radio, estoy en casa y escucho la radio, y forma parte importante de mi vida. Los becarios -Se dividen, como los demás seres humanos, en dos grandes grupos el que viene equivocado y el que no. El que viene equivocado es el que llega y lo primero que pregunta es cuándo se libra o el que dice lo que me dijo a mí uno: “Yo también correría si me pagaran lo que te pagan a ti”. Y luego está el que viene queriendo aprender. «Ahora y siempre yo he conocido vagos, trabajadores, caraduras y gente seria… Y los jóvenes de ahora son los de antes y los de siempre. Son gente que está asustada y soñando y temiendo soñar y muerta de ganas y muerta del susto».

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-Los becarios que llegaban a Hoy por hoy se subían a un coche en plena competición –describe Ana-. Iñaki era un jefe que se sabía tu vida. Sabía si estabas bien, peor, mejor o regular en lo humano. -Es que trabajas con personas y tienes que entender que la relación con ellas también es parte del trabajo y de la manera de entender la vida. Yo no sé vivir con compañeros que me importan un pito. -O que no te hablan... Esto ocurre en la profesión, pero no es el caso de Iñaki –aclara Ana -. Además, al final, el resultado es mejor. Yo lo noto mucho en el equipo que he ido formando desde hace un par de años. Es que termina el programa y quieren desayunar juntos. -Es mejor si estás con compañeros en una aventura compartida. También se puede no vivir así. Yo no sé cómo lo hacen, como se reparten… -Se puede, se puede. Otros lo hacen -añade Ana mirando al suelo. -Bueno, pero si un grupo humano no se siente orgulloso de la camiseta, no se siente enfadada por que ha salido mal y feliz porque ha salido bien y no les pide el cuerpo irse un día a cenar, algo no va bien –sentencia Iñaki-. ¿Tú te crees que te puedes levantar a…? ¿A qué hora vienes tú aquí? -A las cuatro de la mañana... -¡¿ Y tú te crees que se puede estar todo el día con gente que viene aquí a las cuatro de la mañana, hablando como los apaches?! - La acción colectiva tiene que estar convertida en un objetivo común. Convertir tu aventura en nuestra aventura. Primero familia, periodismo después -A mí me ha importado muchísimo mi oficio, pero no es lo que más me ha importado en la vida. Me ha importado infinitamente más el éxito de mi aventura familiar. Que ha sido suficientemente dramática. Conseguir que mis dos familias estén unidas ha sido el objetivo de mi vida. «¿Se puede compatibilizar? Sí, se puede. Si esa, a su vez, es una aventura compartida. Si después de trabajar empiezo a vivir, valiente vida es ésta. Cuando todo está enmarcado dentro de un único objetivo vital. En realidad es un problema de administrar tiempos». -Si me dieran a elegir, claro que prefiero trabajar a quedarme en casa –afirma Ana-, pero también quiero ir a buscar a mi hijo todos los días. Durante ese rato no estoy pensando en otras cosas; voy conduciendo y para mí ese es el mejor momento del día: cuando miro por el retrovisor y ya lo llevo en el coche.

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Autenticidad Soy lo que parezco. Para bien o para mal. Ana Pastor

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24 horas: ruta por Madrid TEXTO Y FOTOS: David Moralejo, autor del blog ‘Cuaderno secreto de Bon Vivant’

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legué a Madrid hace doce años más uno. Bueno, en realidad llegué antes, cuando solo era un adolescente y Malasaña un planeta prohibido en el que podías comprar ropa de segunda mano y discos viejos sin mirar al suelo. En aquellas visitas nunca me perdía lo suficiente, el tiempo suficiente, quiero decir, pero sabía que algún día lo haría. El provincianismo feroz a menudo nos empuja a la capital con ínfulas de comemundos y, sin embargo, lo que me provocaba Madrid era otra cosa. Notaba que el asfalto, el ruido y la contaminación que adornaban el velazqueño azul del cielo iban bien para mis branquias. Me sentía como pez en el caos, supongo. El otro día les pedí a mis amigos que esparcieran mis cenizas en Madrid allá por 2080 (que antes no me quiero ir). Me dijeron que vale, pero que dónde concretamente. La respuesta hoy serían los sitios que aquí comparto con vosotros, mañana quién sabe. En realidad, sólo confío en que el viento haga su tarea y me empuje de un lado a otro allá por 2080 (que antes no me quiero ir). Lo dicho entonces: de momento, éste sería el plan: 9.30 a.m. Madrid enciende pronto los motores, pero no es necesario estar ahí para verlo. Ergo no madrugues. Podríamos ir a alguna coqueta pastisserie del barrio de las Salesas...pero eso sería copiar París. Y podríamos sentarnos frente al Thyssen y mojar el arte en el café... pero eso sería copiar Londres. Así que mejor nos quedamos en HD Guzmán el Bueno, en el corazón del grisáceo, bullicioso y castizo barrio de Argüelles. Modernos de anteayer y señoras antediluvianas comparten barra en este bar de toda la vida que han rehabilitado sin borrar las huellas de lo que fue. Tienen churros, porras, tortitas de yogur, molletes de nocilla, bollería y mermeladas caseras. ¿Dónde?: HD (Guzmán el Bueno 67, tel. 915 44 23 82). 11.00 a.m. Ahora sí, toca dar una vuelta por las Salesas, también llamado barrio de Justicia. Situado entre Alonso Martínez y Chueca, en los últimos años se ha convertido en la Milla de Oro de los

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Lo Siguiente, perfecto para reponer fuerzas tras comprar en la Milla de Oro.

Qué mejor que ver atardecer con un buen gin tonic en la mano en la azotea del Ada Palace, en plena Gran Vía.

bo-hos madrileños. Entra en tiendas como Yube (Fernando VI 23, tel. 913 19 76 73) y Pez (Regueros 15, tel. 913 10 66 77), y descontrola los movimientos de tu Visa. Duele, pero compensa.

está hasta los topes, así que conviene reservar. Pide los huevos rotos con pimentón, el taco de atún, los garbanzos con sepia o, directamente, déjate asesorar por ellos. Eso sí, deja espacio para el postre: su tarta de queso es digna de un puñado de estrellas Michelin.

alrededores del Palacio Real. Desde las Vistillas, cruzando el viaducto, contemplarás una panorámica impresionante de la ciudad. Y en los alrededores de la plaza del Cordón el silencio monacal te hará creer que se ha parado el tiempo.

15.30 p.m. Nada de siestas... porque ahora toca bajar la comilona con un paseo. Y ningún sitio mejor para hacerlo que los

16.30 p.m. Si aún así necesitas una infusión desengrasante, quizá sea el momento de visitar el lugar del que todo el mundo ha-

11.45 a.m. Celebra que acabas de renovar tu armario con un espectacular pincho de tortilla y el segundo café del día en Lo Siguiente (Fernando VI 11, tel. 913 19 52 61), punto de encuentro de los shopaholics de la zona. Déjate ver un rato. 12.30 p.m. Cruza los barrios de Chueca y Malasaña... porque ya casi es hora de tomar el vermú. ¿Dónde? En Muy Placer en Conserva (Amaniel 36, tel. 915 59 57 84) un mini local sin cocina donde todas las tapas se preparan a partir de latas... y de conservas, claro. Está justo enfrente del Museo ABC (Amaniel 29, tel. 917 58 83 79), un espacio dedicado al dibujo y la ilustración que te sorprenderá. 14.00 p.m. ¿Te gustaría comer en un sitio diminuto, tanto que apenas tiene seis mesas, pero que es el favorito de Francis Ford Coppola cuando visita Madrid? Se llama El Mollete (Bola 4, tel. 915 47 78 20), su cocinera es una artista en la revisión de guisos de toda la vida y siempre

Con un diseño modernista, en el Mercado de San Miguel encontrarás todo tipo de infusiones digestivas.

bla últimamente: el Mercado de San Miguel (Plaza de San Miguel s/n, tel. 915 42 49 36). Quienes vivimos aquí intentamos evitarlo en hora punta, ya que los turistas suelen colapsarlo, pero es tan bonito que nunca está de más dedicarle unos minutos. Te entrará hambre de nuevo, seguro. 18.00 p.m. Si cruzas la plaza Mayor y subes hacia Santa Ana llegarás al barrio de las Letras, repleto de pequeños cafés, librerías y tiendas de anticuarios. Posiblemente, sus calles sean las más bonitas del centro de Madrid, y cualquier alto en el camino merecerá la pena. También si te desvías un poco y entras en La Fugitiva (Santa Isabel 7, tel. 91 468 24 53), diminuta librería en la que puedes hojear cuidadas ediciones, tomar un café o conectarte a internet. Silencio, aquí se lee. 19.15 p.m. Atardecer obliga... y tienes que verlo a bordo de un gin tonic. Os propongo dos opciones. La primera, en el corazón de Lavapiés, es la azotea del edificio Escuelas Pías, donde se encuentra Gaudeamus Café (Tribulete 14, tel. 915 28 25 94). Desde aquí se contemplan las corralas del viejo Madrid, los tejados irregulares, el ímpetu urbanístico...te fascinará, pero nada tiene que ver con lo que encontrarás en el hotel Ada Palace (Gran Vía 2, tel. 917 01 19 19): casi podrás tocar la mítica cúpula del

edificio de Metropólis y sentirás el bullicio de la Gran Vía bajo tus pies. 20.15 p.m. Estés dónde estés... ha llegado la hora del afterwork. Lo de siempre, tomar una caña al salir del trabajo, ahora se dice en inglés y se alarga hasta las tantas. Pero no cojas carrerilla porque todavía falta mucha noche por vivir. Entra en Martínez Bar (Barco 4, tel. 910 80 26 83) y mézclate con lo mejor (y lo peor) de la fauna madrileña antes de seguir la ruta. 21.00 p.m. Vamos, rápido, que empieza el teatro. Mejor dicho: el microteatro. Obras de apenas ocho minutos que atraen cada día a infinidad de curiosos y en las que verás a conocidos actores a un palmo de distancia. Lo que comenzó como un experimento casi amateur se ha convertido en el termómetro de la escena teatral y en un hervidero de artistas. En la parte de arriba hay bar, por si necesitas otra caña. ¿Dónde?: Microteatro x Dinero (Loreto y Chicote 9, tel. 911 39 78 82). 21.30 p.m. No tiene estrellas Michelin, pero las listas de espera para conseguir una mesa aquí son dignas de El Bulli. De hecho, Adrià es un incondicional de este local en el que es bastante probable que te encuentres con más de un

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La Posada del dragón, una antigua fonda de viajantes, ideal para descansar durante unas pocas horas.

político o personaje conocido. Se llama La Tasquita de Enfrente y su especialidad son los callos a la madrileña, la ensaladilla rusa con erizos y, en definitiva, una selección de productos de mercado bestial. Barato no es, pero quién dijo que vivir (bien) lo fuera. Dónde: Ballesta 6, tel. 915 32 54 49. 23.30 p.m. La primera copa deberías tomarla en... José Alfredo (Silva 22, tel. 915 21 49 60). Una coctelería que parece salida de Mad Men y en la que se mezclan tribus urbanas de todo tipo en busca del mejor gin tonic. La música está bajita, para que puedas hablar, y hay un montón de mesas bajas. Si consigues una... siéntete (y siéntate) privilegiado y no te muevas en un buen rato.

en la pista... o, en el mejor de los casos, te invitarán a salir por donde has entrado. 5.10 a.m. Ya te puedes ir a dormir. Y vas a hacerlo en una antigua fonda de viajantes, situada en una típica corrala y convertida en hotel hace un año. Más madrileño, imposible. Se llama la Posada del Dragón (Cava Baja 14, tel. 911 19 14 24) y sus habitaciones lo tienen todo para que no quieras despertarte. Lo malo es que tendrás que hacerlo. 9.30 a.m. Me dijeron que esto debían ser 24 horas en Madrid... así que despega

los párpados que toca desayunar. Dentro de la Posada podrás quedarte en su propia taberna, La Antoñita, que antaño fue una fábrica de jabones. Tómate aquí el croissant con ibuprofeno, pero si te quedan fuerzas deberías empezar el día en la Puerta de Alcalá, no vayan a decirte que has estado en Madrid y no la has visto. Aquí tienes la panadería Harina, donde querrás comértelo todo, incluida la decoración (Plaza de la Independencia 10, tel. 915 22 87 85). Y ahora sí, a descansar. Cuando vuelvas a Madrid ya buscaremos otra ruta, pues aún quedan muchos rincones que no te puedes perder.

1.30 a.m. Ya, ya imagino que no podrás más... pero venga, la última y a dormir. Aquí, de nuevo, dos opciones. Si te va el rollo más clásico, tira de taxi (aunque no está muy lejos) y cuélate en Whitby (Almagro 22, tel. 913 19 70 88), uno de los bares de moda entre la gente guapa (sí, de la jet en estado puro). Pero, si prefieres toparte con Alaska y su troupe, entonces salta de José Alfredo a El Fabuloso (Estrella 3), un club de decoración tiki regentado por la cantante Sylvia Superstar. 3.30 a.m. Venga, a la Latina. ¿Ahora? Sí, ahora. Al Contraclub (Bailén 16, tel. 913 65 55 45) que además está cerca del hotel donde pretendo que duermas un rato. Funk, flamenco, cabaret... aquí suena de todo y todo es divertido. Abstente de hacer fotos aunque veas a algún famoso dándolo todo

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Tras 24 horas por Madrid, empieza un nuevo día en La harina, junto a Alcalá.

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sobrevivir al éxodo

En España 45 pueblos con menos de 20 habitantes tiene ayuntamiento propio. Unos presupuestos ajustados y mucho que mejorar en unas localidades en las que va quedando menos gente a pasos agigantados. La Rioja es la tercera provincia con mayor número de municipios de este tipo y alterna el cultivo de la vid, montañas pedregosas en las que el ganado es el único y escaso medio de vida, y pueblos escondidos en la sierra de Cameros en los que pueden encontrarse huellas de dinosaurio en perfecto estado de conservación. El turismo es la esperanza de muchos de estos pueblos, algunos de ellos pertenecientes a condes y Grandes de España. Un paraje perfecto para perderse y escapar del bullicio de las grandes urbes como Madrid y Barcelona donde lo auténtico se hace palpable TEXTO: Gorka Alonso FOTOS: Eric Mas

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A excepción de los meses de verano, las calles de Pinillos, en la sierra de Cameros, en el centro de La Rioja, permanecen prácticamente desiertas.

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ay momentos en los que el bullicio de la ciudad resulta estresante. Días en los que salir a la carretera y recorrer los parajes más insospechados de España es casi una necesidad. Madrid, Barcelona, Valencia... Ciudades que ofrecen cientos de actividades diarias, planes diferentes con los que poder innovar. Pero eso, muchas veces, no es suficiente. Respirar aire puro, alejarse del mundanal ruido y disfrutar de la soledad es posible en muchos rincones de nuestro país, en zonas urbanas poco pobladas o en pueblos en los que la densidad de población es menor de la que uno puede llegar a imaginarse. Rincones en los que lo auténtico se hace palpable, donde los habitantes trabajan por salir adelante y no quedar relegados a un mero punto diminuto que apenas aparece en los mapas de carreteras. Alcaldes que dejan a un lado ideologías para mejorar las condiciones de vida de aquellos pueblecitos en los que, con suerte, llegan a reunirse cinco o seis vecinos

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en la plaza central -la única plaza existente-. La tecnología llega con cuenta gotas y hasta el alumbrado público se resiste a funcionar, quedando la electricidad como un lujo dentro de las viviendas particulares, donde septuagenarios calientan su rostro frente a la pantalla del televisor en los largos inviernos viendo cómo, desde el punto de la mañana, los periodistas como Ana Pastor se afanan por informar sin tapujos de lo que ocurre en nuestro país e incluso más allá de nuestras fronteras. Periodistas que acostumbrados al bullicio disfrutan de la paz de los parajes escondidos, como los que pueden encontrarse en La Rioja, la tercera provincia que cuenta con más pueblos de una lista muy especial en la que sólo figuran 45 afortunados: aque-

La sierra de Cameros, en La Rioja, recoge entre sus picos una gran concentración de pueblos semiabandonados

llos municipios con menos de diez habitantes y que poseen ayuntamiento propio. Recorrer la sierra de Cameros, en la parte sur de La Rioja y a tan sólo una decena de kilómetros de Logroño, supone sumergirse en un mundo diferente por el que el tiempo parece no pasar. Carreteras serpenteantes y mal asfaltadas sitúan al viajero junto a despeñaderos en los que el fondo no aparece, y le conducen a lo más alto del sistema montañoso. El silencio es absoluto conforme las colinas van deshaciéndose de la vegetación al mismo ritmo que de las personas. Cuando los desvíos obligan a abandonar la carretera nacional N-111, los caminos se estrechan y la naturaleza parece hacerse con el trayecto. La localidad de Pinillos, poco a poco, se deja ver en la lejanía, en una hondanada, rodeada de manchas blancas, restos del crudo mes de febrero que ha dejado a los cinco vecinos del pueblo aislados durante días. Un cercado indica que nos adentramos en el término municipal y el serpenteante

sendero que conduce hasta el núcleo urbano pasa a ser dominio de ovejas y carneros, que campan a sus anchas como si el camino fuera una mera extensión de la pradera. La veintena de rojizas casas, la mayor parte recién reformadas, forman hileras de estrechas y sombrías callejuelas en las que la nieve permanece congelada a la espera de que las temperaturas asciendan lo suficiente como para derretirla en aquellos lugares en los que el sol no consigue penetrar. La plaza central, en la parte más baja del pueblo, presidida por una antiquísima fuente, apenas alberga un par de bancos, tres plátanos de sombra y unos letreros descoloridos con el paso de los años en los que se recoge la historia de la villa y de la ermita de santa Engracia. La ermita, que data del s.XVII, en la actualidad se encuentra en ruinas, fruto del paso de los siglos y de la escasez de fondos del consistorio, quien en los últimos años ha invertido en la reurbanización de la localidad, reformando la iglesia de Nuestra

Señora de la Asunción, que data del s. XVI, y dotando a los vecinos -sobre todo de cara al verano- de parques y zonas de juego. Es precisamente en verano cuando “el pueblo se llena de gente”, declara Engracia Lacalle, de 50 años. La vida del campo le ha curtido el rostro y los surcos de la cara le confieren un aspecto de ancianidad. El pelo blanquecino y grasiento y la ropa pasa de moda y raída hacen imaginar cómo debe ser la vida en un pueblo con 17 habitantes censados, un dato muy engañoso, ya que realmente “viven dos familias: unas cinco personas”. “Si hace sol pues salimos a pasear. Si hace malo pues nos quedamos en la casa. La televisión, pues la vemos y así nos entretenemos. Alguno tiene un huerto pequeño y nada más, cuatro yeguas y la pensión”, explica moviendo las manos y dejando al descubierto el antebrazo derecho, abultado y deformado a la altura de la muñeca. Desde la ventana de una casa cercana, recelosa, la madre del alcalde, de 86 años, observa a las ovejas pasar sin preocupación alguna mientras Engracia relata el mes que han permanecido aislados a causa de las intensas nevadas en un invierno que “no ha sido tan duro como otras veces”. “Cuando empieza a nevar, el pueblo queda más muerto que de normal. No salimos de casa porque tanto mi padre como la madre del alcalde son ya muy mayores y con el hielo puede ocurrir una desgracia. Un mes aislados, con pan duro y con toa la comida en el arcón”, recuerda Lacalle encogiéndose de hombros y disfrutando de los cálidos rayos de sol. Unos rayos que después de varias semanas vuelven a iluminar el valle, durante casi un mes oculto bajo un espeso manto de nieve de “más de medio metro”. La agradable temperatura preprimaveral incita a pasear y a los gatos a asomarse entre las rendijas de las tejas para observar, inmóviles, si algo perturba la tranquilidad de Pinillos. Es un día más tranquilo que de normal, ya que el alcalde ha ido a Logroño a reunirse con el presidente de La Rioja para negociar una mayor inversión en el pueblo. Además es jueves, por lo que el quinto habitante de la localidad ha tomado el autobús que martes y jueves se acerca hasta el valle para trasladar a quien lo desee hasta Torrecillas, el núcleo urbano más cercano, y la capital riojana. “En Terrecillas está el médico, el panadero, el de la carne... Tenemos que comprar cosas para

Hasta 2006, los vecinos de Torre en Cameros no tuvieron conexión a la red general de sumnistro eléctrico

una semana más o menos. Aquí no tenemos nada, sólo viene el cura los sábados por la tarde, y eso igual a veces, porque ya casi no viene. No queda nadie, se han ido a Logroño o están allí -comenta Engracia señalando con la mano a lo alto de la colina, junto a la iglesia-. Se han ido muriendo”. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción se alza sobre el pueblo, sirviendo este punto como torre de vigilancia, ya que desde ahí la vista alcanza a comprobar que el silencio absoluto, tan sólo roto por balidos y trinos, se debe a que las empinadas e irregulares calles están completamente desiertas. Junto al edificio religioso, en el sombrío cementerio la quincena de tumbas se reparte sobre el suelo de forma desigual y sin aparente orden. Hasta los muertos parecen haber huído del pueblo, ya que el último enterramiento tuvo lugar hace siete años y, curiosamente, el féretro ocupa el único nicho de los quince habilitados, demasiados para los cinco residentes. En uno de los extremos del pueblo, agarrado con una mano a un barandado de madera y con la otra asido a un bastón fabricado con un palo, el padre de Engracia camina torpemente sobre unas desgastadas zapatillas de casa en dirección al monte, como si huyera del ruido del motor del coche que abandona el pueblo, dejándolo de nuevo sumido en el silencio. Sin alumbrado público Reemprender la marcha hacia los picos más altos de la sierra de Cameros por senderos sombríos convierte el trayecto en una especie de ascensión a una estación invernal. La nieve en las laderas, cada vez más abundantes, refleja la luz del sol y permite ver los restos de la diversión de días anteriores. Finas líneas descienden por las laderas y restos de pisadas hacen imaginar las risas y juegos de niños en días pasados. Algunos quizás vuelvan pronto: un pequeño trineo azul ha quedado olvidado al final de una de las cuestas. La carretera que conduce a Torres de Cameros se estrecha cada vez más hasta llegar a lo alto de una de esas colinas que presiden la sierra. La decena de casas se erige dispersa al borde del despeñadero. Construcciones individuales, todas ellas con las persianas bajadas y ventanales cerrados. Silencio. La iglesia, perfectamente conservada, preside el acceso a la pequeña localidad. Varios coches aparcados en las inmediaciones de una de la viviendas hacen intuir que, al menos a lo largo del día, hay algún atisbo de vida. Tranquilidad inquietante. Pero sin duda debe serlo aún más por las noches, cuando el sol se ponga y la luna ilumi-

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ne tímidamente las piedras, siendo aquella la única fuente de luz. Hasta 2006, la pequeña localidad permaneció a oscuras de puertas hacia afuera de las viviendas. Fue en ese año cuando los torreros pudieron disfrutar de los lujos de la conexión a la red general de luz eléctrica. “Fue todo un acontecimiento cuando hace tan sólo seis años hicimos una cena popular en medio de la calle para festejar que la única farola del pueblo por fin podía lucir con normalidad”, recuerda Óscar Sáenz, alcalde de Torres, poco después de bajar del camión lleno de comida para ganado. “Hasta entonces en las casas nos alumbrábamos con candiles o conseguíamos energía gracias a placas solares. Todas las casas tienen en el tejado alguna lámina y siguen usándola”, relata el edil de 33 años, quien en el censo consta como uno de los doce habitantes de Torres, aunque reside en San Román, una localidad cercana y núcleo urbano con servicios báscios. Por la noche, el pueblo permanece a oscuras y desierto. Ni el alcalde pernocta en él. ¿Hay futuro? Sáenz no lo ve tan claro: “Si quieres llevar una vida más o menos normal tienes que salir de aquí. Hace unos veinte años que todos se fueron a Logroño y quedamos muy poco. A veces, en invierno, viven dos tíos míos, pero no siempre se quedan. En verano, como es lógico, sí que nos juntamos unos cuantos”. El abandono es bastante notable, al menos en las fachadas de las viviendas, a excepción de la iglesia. El edificio religioso, cuya fachada sirve de soporte para el único punto de alumbrado público, fue restaurado con la llegada de la luz, como si ésta fuera un haz de esperanza que intenta sacar al pueblo del abandono y del olvido. “Hasta hace diez años la usábamos como pajar. Ahora está restaurada pero no se usa... Costó más de 10.000 millones de euros reformarla, pero todo lo pago una congregación religiosa. La madre superiora de una orden era de aquí, y aunque salió muy joven no se olvida y siempre ayuda para mejorar el pueblo”, comenta Óscar, quien confiesa sentir el temor de que, en unos pocos años, “ni en verano recupere algo de vida”. ¿La solución?, El turismo rural. “Queremos revitalizarlo con turismo. Hemos conseguido que el gobierno de La Rioja nos financie el encementado de las calles, y hace un par de años que construyeron un albergure rural. Pero todo ha quedado en un proyecto. ¿Quién va a querer venir aquí a pasar un fin de semana? ¡Si aquí no hay nada!”, lamenta el edil montando en otro camión diferente con más pienso para yeguas, el único medio de vida junto al cuidado de cabras.

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De izda. a dcha. y en el sentido de las agujas del reloj: hasta 2006, Torre en Cameros no tuvo alumbrado conectado a la red general, por lo que las viviendas conseguían electricidad a partir de placas solares; Héctor Martínez, José María Santos y Juan José Santos en la plaza central de Hornillos; una mujer vuelve a casa tras llenar dos cubos en la fuente, que data de 1804; José Santos, alcalde de Hornillos, vive a caballo entre la localidad y Logroño, a donde se trasladó con su mujer y sus hijos hace 47 años; dos vecinos de localidades cercanas a Hornillos descansan tras ayudar en las labores de limpieza en las calles y en la reforma de una vivienda en esta localidad.

“¡Hay que salir de aquí. Yo estoy a gusto, pero entiendo que nadie quiera quedarse. Mi mujer no quiere venir aquí y está en San Román, así que imagínate... ¡ Ni la mujer del alcalde!”, comenta entre risas encendiendo el motor y maniobrando en la minúscula plaza para descender hacia los pastos en los que el ganado yace apaciblemente. Siguendo las huellas Un par de kilómetros antes de entrar en Hornillos de Cameros, una figura de más de cinco metros de altura vigila la carretera en una recta. A su regazo un amplio recodo con gravilla sirve de apeadero. Su mirada, fija sobre los

curiosos. No se amedrenta. Las huellas de la ladera, conservadas en arenisca, han sido obra suya, o mejor dicho, de sus antepasados, de esos a los que ahora representa. Los palmípedos poblaron la zona hace millones de años y son los únicos que no han querido abandonar la localidad. Dejaron bien grabada su presencia. Un par de carteles en el comienzo del sendero que desciende peligroso entre las huellas sitúa al viajero en el tiempo y le enseñan los conceptos básicos para comprender, o al menos tratar de hacerlo, cómo podía ser hacer millones de años la sierra, un territorio repleto de animales de varios metros de altura. La figura del dinosaurio queda poco a

poco en la lejanía mientras la calzada se interna en el valle rumbo al pueblo, un conjunto de casas apiñadas y bien conservadas. Una fuente con un pequeño abrevadero a su alrededor, que gracias a las nevadas vuelve a emanar agua tras dos meses sin hacerlo, la preside. Curiosamente, hoy el centro está más concurrido que de normal. Únicamente hay censados 15 habitantes y, aunque faltan gran parte de ellos, el espíritu de comunidad y ayuda al prójimo imperante en los núcleos urbanos de la sierra lleva a que Hornillos viva una jornada especial. Con cuentagotas, unas y otras personas cruzan de una casa a otra, se asoman a las puertas o comentan

entre ellos el partido de fútbol de la noche anterior. Mientras una vecina llena dos cubos de agua en la fuente, el alcalde, Juan José Santos Martínez, ordena lo que antiguamente era el establo de su vivienda. “Aprovechando que ya ha desaparecido la nieve vuelvo de nuevo al pueblo y hay que tener todo ordenado. Vivo a caballo entre Logroño y Hornillos, pero cuando vengo aquí suelo hacerlo solo. Mi mujer prefiere la ciudad. Yo me crié aquí, y con 33 años y dos hijos me convenció la señora para marcharnos”, comenta calándose la visera para salir de nuevo a la calle. La intensa luz que refleja en las paredes

hace que cierre los ojos y desaparezcan al instante tras los cristales de sus gafas, oscurecidos de forma automática para adaptarse al sol. El mostacho, algo descuidado, se mueve gracioso mientras habla. “Hoy estamos bastantes. Coincide que ha venido el panadero y el veterinario ha pasado a controlar a las vacas que tenemos en cuarentena. Están enfermas y podría haber una epidemia”, señala pasando junto al albergue municipal, actualmente vacío pero que los fines de semana, y sobre todo en verano, está completo. Las calles, bastante embarradas, rodean las casas hasta llegar a una ermita y un parque infantil, situados en un pequeño alto

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La casa de los Manso de Zúñiga posee una iglesia y una torre, convertida en el dormitorio del conde.

desde el que puede verse una atalaya. “Somos un pueblo pequeño y sin dinero, pero tenemos muchas cosas de interés. Sólo recibimos ingresos por las amortizaciones de terrenos y por el parque eólico, aunque estamos intentando revitalizar todo un poco. Los restos de dinosaurio son un atractivo muy importante, pero al ser un descubrimiento tan reciente tenemos que amortizarlo todavía”, apunta Juan José Santos, quien a sus 80 años sigue ágil, algo que demuestra saltando una pequeña acequia. En cada rincón del pueblo, un cartel. La historia se hace patente a cada paso. Restos de construcciones antiquísimas, como las atalayas, y huellas de palmípedos no son los únicos elementos atractivos, aunque sí que suponen el principal reclamo. Pero son elementos recientemente conocidos. Aún queda mucho por estudiar. “Hacia el año 2000, cuando empezó a hablarse del yacimiento de Enciso mi hermano y yo nos dimos cuenta de que en nuestro pueblo había huellas casi idénticas, entre las que solíamos jugar cuando éramos críos y junto a las que pastaban las ovejas. Dimos el aviso y tontamente han aparecido unas 700 huellas. Y se calcula que hay muchas más”, señala orgulloso el edil. La falta de recursos ha impedido que el yacimiento llegue a explotarse en su totalidad. La lluvia y el hielo podrían dañarlo sin un tratamiento adecuado. Decenas de jóvenes paleontólogos, estudiantes y aficionados se acercan cada verano para intentar que esto siga adelante. Héctor Martínez es uno de

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esos inexpertos que por curiosidad, año tras años, pasa unos días en el albergue. “Empecé porque mi compañero de piso me convenció y, la verdad, es que me ha sorprendido gratamente. Sólo está descubierta una quinta parte y esperemos que cuando pase la crisis vuelva a analizarse”, relata mientras se funde en un abrazo con el alcalde, a quien desde hace dos años no veía. Tras varios minutos de conversación monta de nuevo en su bicicleta y se aleja de regreso a casa, a varios kilómetros de distancia, devolviendo la tranquilidad a las calles que, durante unos minutos, han vivido un ajetreo típico de los meses de verano. En tierra de condes El descenso de la sierra de Cameros es casi continuo hasta Logroño. Conforme la altitud va disminuyendo, la zona de viñedos va en aumento. La Rioja en toda su esencia. Una carretera; la general. Sólo una calle para un pueblo de una única familia. Torremontalbo, propiedad del conde de Hervías, permanece con aire aristocrático sumergido en una paradójica tranquilidad bulliciosa. El palacete, anexo a la iglesia y antigua casa del párroco, es una de las viviendas con más solera de un pequeño pueblo antigua propiedad de un Grande de España. Desde la

El yacimiento de Hornillos ha sacado a la luz 700 huellas, una quinta parte de lo que se cree que puede encontrarse

torre puede verse la extensión de viñedos, la antigua escuela y cuatro edificios. Dos perros corretean por el jardín delantero y ladran asomando el hocico por la verja metálica que limita la vivienda. Todo a sólo un paso. Otro más allá, cruzando la concurrida carretera que perturba la tranquilidad de un pueblo en el que a diario sólo cuatro ancianos pernoctan, otros dos palacetes simbolizan lo fértil y próspero que fue el Señorío de Montalbo. Pero eso fue, como en tantos otros casos, cosa del pasado. El linaje de los Manso de Zúñiga, que en tiempos mantuvo el pueblo lleno de vida gracias a emplear a decenas de familias, se resiste a abandonar una localidad que, hasta hace una decena de años, pertenecía en exclusiva a la familia. María Elena Ugartechea lo recuerda bien: “Cuando yo era pequeña salía a jugar con mis hermanos y con los hijos de los jornaleros. Íbamos a la escuela, que estaba en frente de mi casa y pasaba las horas tan feliz. Eso era en invierno; en julio y agosto veraneábamos y no volvía a pisar el pueblo hasta entrado septiembre”. A sus 75 años, los disgustos y el tabaco le han hecho envejecer más rápido de la cuenta. Con agilidad se pasea por la casa, subiendo y bajando constantemente escaleras adornadas con tapices. Su delgada figura hace, a pesar de la ligera curvatura de su espalda, que la condesa viuda de Hervías no pierda ese aire de grandeza que consiguió al unirse dos aristocráticas familias: los Manso de Zúñiga y los Ugartechea. “Conocí a Íñigo porque era

el hermano de una amiga, y me enamoré de él desde el primer momento. Mientras estuvimos casados nuestra casa era un ir y venir continuo de amigos. Los salones y comedores siempre estaban listos para recibirles y nunca faltaban unas sábanas limpias”, recuerda con nostalgia entre calada y calada. Pero como en muchos de los pueblos de La Rioja, por una causa o por otra, las últimas décadas fueron despoblándolo. En este caso, la carretera que actualmente llena de relativa vida al pueblo fue la culpable. “Aunque es un pueblo muy pequeño estamos muy cerca de Ceniceros, a cinco minutos en coche. Allí hay de todo y, como los tiempos fueron cambiando, dejamos que los jornaleros comprasen casas allí y vinieran todos los días a trabajar. Eso fue a mediados de los setenta, cuando Íñigo y yo vivíamos a caballo entre Torremontalbo, Valladolid, Bilbao y San Sebastián”, rememora con alegría. “Decidimos asentarnos en Valladolid y eso favoreció que el pueblo quedase abandonado. Era lógico. Los jornaleros querían tener su casa propia y podían tenerla a cinco minutos de nuestras tierras”, sentencia. Y así como la vía que cruza el pueblo hizo que muchos salieran, también sesgó de lleno la historia de los condes de Hervías, pues una salida de un camión provocó el fallecimiento de Íñigo Manso de Zúñiga. “Lo pasé muy mal y todo cambió mucho más. Mis hijos ya se habían ido de casa y de la noche a la mañana me quedé sola. Por aquel entonces ya nos habíamos afincado aquí y esto ya estaba sin gente. Si de normal las habitaciones siempre estaban llenas, poco a poco fueron quedándose vacías; los amigos se hicieron mayores y ya no podían conducir hasta aquí”, lamenta mientras recoge varios ejemplares de la revista ¡Hola! esparcidos sobre el sofá en los que los duques de Palma son portada. “¡Ay! Viendo esto me acuerdo tanto

María Elena Ugartechea, condesa viuda de Hervías, en su casa.

de la Reina. ¡Qué desmejorada está con todo este revuelo -comenta haciendo referencia al Caso Urdangarín-. Aunque hace tiempo que no le veo en persona, eso se nota”. Aunque todo aquello forma ya parte del pasado, las fotografías colocadas sobre la chimenea de piedra del salón del segundo piso dan fe de quienes visitaron esos muros cubiertos por tapices y cuadros. María Elena se pasea inquieta de una a otra estancia cerrando las puertas tras de sí para evitar que los juguetones canes “mordisqueen todos los muebles o rompan la vajilla de porcelana”. A pesar de las precauciones, en más de una ocasión han tenido la oportunidad de hacer de las suyas y las patas de las sillas tapizadas son testigo de lo que unos afilados dientes pueden llegar

En los años 70, Torremontalbo quedó casi desierto al comprar los jornaleros casas en localidades cercanas

a provocar. El sol brilla en el exterior, pero ella prefiere permanecer sentada en uno de los sofás planeando el siguiente fin de semana, cuando sus nietos corretearán por el ático –ahora acondicionado como sala de juegoscomo ella hiciera cuando era niña. Junto a un aparador de varios siglos, un pequeño interruptor. La condesa viuda lo enciende y mira a través de una cristalera a la espera de que los focos se calienten. Al otro lado, un retablo renacentista, un confesionario, unos bancos y Santo Domingo de Silos, algo de lo que pocos pueden presumir de tener en su propia casa. Calefacción, electricidad, teléfono y ascensor. Adaptaciones que a lo largo de los años los Manso de Zúñiga han ido efectuando forzosamente. Casas rurales, rutas históricas o llegada del alumbrado público, estrategias para revitalizar los pueblos. Ni una cosa ni la otra han conseguido evitar, al menos por el momento, que estos pequeños pueblecitos hayan quedado casi deshabitados.

Los más pequeños

Aunque La Rioja y la sierra de Cameros son un paraje ideal para perderse dada la alta concentración de pueblos escasamente poblados y el fabuloso paisaje que los rodea, en España la ruta es mucho más amplia y puede dividirse por provincias. La riojana, con un total de nueve pueblos de los 45 que componen la lista, se sitúa en tercera posición. No obstante, las cifras de empadronados son engañosas, ya que, en realidad, en la gran mayoría apenas residen de forma habitual cuatro o cinco vecinos, por lo que la lucha por ostentar el título de pueblo más pequeño de la lista es más reñida de lo que el censo indica. Pero, ¿qué pequeños municipios tienen el curioso honor de aparecer en ella? He aquí un listado con los que encabezan dicha lista: 1- Illán de Vacas (Toledo): 5 habitantes. 2- Salcedillo (Teruel): 8 habitantes. 3- Balconchán (Zaragoza): 9 habitantes. 4- Estepa de San Juan (Soria): 9 habitantes. 5- Valdelamera (La Rioja): 9 habitantes. 6- Jaramillo Quemado (Burgos): 10 habitantes.

7- Villanueva de Gormaz (Soria): 10 habitantes. 8- Villarroya (La Rioja): 10 habitantes. 9- Villarmentero de Campos (Palencia): 11 habitantes. 10- La Losilla (Soria): 12 habitantes. * En La Rioja también se encuentran en la lista Torre, Cellorigo, Hornillos, Torremontalbo, Pinillos y Bezares.

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Vitoria-Gasteiz, pulmón de Europa

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itoria-Gasteiz se estrena como Capital Verde Europea. La localidad alavesa, con más de diez millones de metros cuadrados de parques y zonas verdes -unos 42 metros cuadrados por habitante- es ya la ciudad española con mayor superficie ajardinada, y se encuentra a la cabeza entre el continente europeo. El título European Green Capital lo otorga un jurado de expertos en desarrollo sostenible y urbanismo de varias ciudades del Viejo Continente y de Estados Unidos, así como distintos representantes políticos. De esta forma, Vitoria se sitúa en el epicentro de responsabilidad y ejemplaridad medioambiental para el resto del mundo. Un reconocimiento a toda una red de zonas naturales que cuenta con parques y sendas de distinta vegetación, y un Anillo Verde que rodea la ciudad con más de cinco mil hectáreas repartidas entre seis parques: Zabalgana, Armentia, Olarizu, Salburua, parque del río Alegría y parque del río Zadorra. Pero también, el reconocimiento lo es a treinta años de propuestas e iniciativas comprometidas con el medio ambiente, entre las que destaca el transporte público -especialmente el tranvía, puesto en marcha hace apenas tres años y medio; y la bicicleta, uno de los vehículos que cuenta con mayor popularidad- las huertas ecológicas, el consumo de bombillas renovables y el reciclaje. Aunque ser Capital Verde no solo se consigue a partir de proyectos políticos, sino que la conciencia ciudadana es más que necesaria para conseguir una ciudad limpia y ecológica. Los vitorianos han sabido cuidar su tierra, formando una cultura medioambiental que se ha transmitido de generación en generación, y que ahora, con el nuevo título, intentan inculcar al resto de ciudadanos de la Unión Europea. Entre tantos espacios verdes, Vitoria dispone de una amplia variedad vegetal, entre las que se encuentran especies de todos los rincones del mundo. Un hecho que llena de orgullo a los alaveses, pero que a su vez no impide que cada uno tenga un árbol predilecto con el que se sienten identificados. Entre ellos, la Secuoya Gigante, situada enfrente del parque de la Catedral. Se trata de un árbol muy significativo para la ciudad por su alto contenido histórico y su espectacular tamaño. Pero esta secuoya solo es una pequeña muestra de la Capital Verde Europea, donde sus vecinos abren las puertas para mostrarnos las zonas más puras y ecológicas de Vitoria.

TEXTO: June Peral/Natalia Pérez FOTOS: Olga García

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¿Y tu árbol? 1. Nombre: Alberto Bravo. Parque: de la Catedral. Árbol: Laurel cerezo (Pronus Laurocerasus)

“Soy una persona muy expresiva, y para mí, este árbol también lo es. Su frondosidad refleja la riqueza interior que puede tener una persona. Cada hoja es una personalidad distinta, todas aceptables e igual de buenas.”

2. Nombre: Eduardo Medina. Parque: Arriaga. Árbol: Chopo.

“He vivido en Vitoria desde que nací, y soy muy tradicional. Ver una chopera es muy típico de aquí por la gran humedad que tiene esta ciudad. Por ello, como buen alavés, me identifico con este árbol”.

3. Nombre: Eloy Iturritza. Parque: de la Catedral. Árbol: Secuoya gigante.

“Es un árbol muy importante para nuestra ciudad. Está plantado desde 1860, y fue adquirido por don Juan Ibarrondo en la Expo de Bruselas dos años antes. Representa a Vitoria, una ciudad que ha ido creciendo y se ha hecho fuerte como el tronco.”

4. Nombre: Judith Gaspar. Parque: Arriaga. Árbol: Pino.

“Puede que suene absurdo, pero siento que el árbol transmite energía. Cada vez que lo toco, me recarga, me llena de vida. Además, la fuerza que desprende hace que le llene de júbilo, y eso me gusta.”

5. Nombre: María del Mar Blanco. Parque: Armentia. Árbol: Sauce llorón.

“No sé por qué me llama tanto la atención. Siempre que paso por aquí me fijo en él, tal vez por las ramas tan largas que cuelgan. Si algún día tengo una casa con jardín, sin duda alguna, plantaría un sauce como éste“.

6. Nombre: Xiu Lan Zhang. Parque: de La Florida. Árbol: Arbusto de China.

“Este parque cuenta con una gran variedad de especies. Puedes encontrar árboles de distintos puntos del mundo, y entre ellos, éste, que proviene de mi país. Me gusta porque me recuerda a China. Verlo es como estar, por un instante, allí”.

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EL SHOW de

Daniel O’Donnel D

aniel O’Donnel concibe el periodismo, en su nivel más básico, como una herramienta para contar algo que le ha pasado a alguien, siendo el periodista el encargado de transmitir esa información de modo veraz a la par que entretenido. “Esto no implica que las historias deban ser exageradas o contadas de un modo ‘edulcorado’”. A Daniel le gusta tanto contar historias como buscar el mejor medio de comunicación para transmitirlas, ya sea en papel, radio o televisión. El joven británico de 23 años está licenciado en Periodismo y Deportes en la Universidad de Southampton y actualmente cursa un máster de Periodismo en Televisión en Londres, estudios que compagina con la dirección de un programa de radio y la producción de documentales. TEXTO Y FOTO: Raquel Páramo ¿Cómo se adentró en el mundo de la comunicación? Además de cursar estudios en Periodismo, decidí buscarme un camino alternativo, o más que alternativo, paralelo a los cono­ cimientos teóricos que he ido aprendiendo y pensé que una op­ción era empezar a moverme en la red creando una web. ¿Qué le llevó a crear su propia página web? Empecé con la web hace aproximadamente dos años. Básica­mente, en el corto periodo que llevo en este mundo del Periodis­ mo, he aprendido que uno necesita ser algo innovador si quiere llegar lejos, ya sea por buscar un hueco laboral o ir creando un currículum de experiencias extra que apoye nuestros estudios teóricos. A pesar de que pensé en crear la web como una for­ma de destacar, con la proliferación de este tipo de plataformas, ahora ya se ha convertido en una más que compite en el merca­do audiovisual. ¿Cómo planeó crear una web desde cero? Realmente, no lo planeé. A pesar de que, desde la universidad, siempre nos habían animado a crear nuestro propio sitio online, por entonces no era algo que me llamase la atención. Recuerdo que estaba asombrado por los acontecimientos que se estaban sucediendo durante la Primavera Árabe en Túnez así que decidí crear un pequeño espacio para dar voz a mi opinión sobre este tema después sobre las revueltas de Egipto, y así fue como em­pezó un poco mi idea. ¿Dónde cree que radica el éxito de su página web?

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El éxito fue principalmente para mí, a título personal. Me ayu­dó a practicar mi escritura y redireccionó mi trabajo. A la hora de buscar empleo es muy útil, sobre todo en el mundo de las empresas creativas, tener tu propia página web es esencial. Varias empresas y tutores se interesaron por la web. Es todo un recono­cimiento que te reconozcan por lo escribes, y más siendo joven y, en muchos sentidos, aún inexperto. ¿Cuándo empezó a dirigir su programa de radio? Precisamente fue gracias a la promoción de mi web por lo que contactaron conmigo para crear El show de Daniel O’Donnel, que se trata de un espacio en el que analizamos las noticias de la semana, además de ofrecer entretenimiento. No sólo cumplimos una labor informativa, sino también social. En nuestro programa tienen cabida todos aquellos estudiantes que quieran colaborar dando su opinión en los debates que organizamos en torno a los temas candentes de la actualidad. ¿Tiene un formato específico? La ventaja es que no es una estación de radio con un formato ce­rrado, así que tenemos total libertad para explayarnos. Nuestra juventud e iniciativa nos llevan a plantearnos retos, como el de in­vitar a personajes conocidos del mundo del Periodismo, muchos de los cuales han accedido a aportar su punto de vista experto. ¿Cuánto tiempo dura el programa? El programa dura dos horas y se emite los miércoles. Sin em­bargo, no tenemos un ho-

rario establecido dentro del show, ese campo abierto a la improvisacón es lo que más nos gusta. ¿Cuántas personas trabajan allí? La verdad es que depende mucho del programa que vayamos a realizar. En total trabajan alrededor de 30 personas, pero en mi show este número varía según las colaboraciones y los temas a tratar. ¿A qué público llega su programa? El programa se puede escuchar online así que se podría decir que nos dirigimos a un público internacional. Esto es un aliciente porque tengo la presión de que el contenido que ofrecemos sea amplio y eso implica profesionalidad, pero a la vez tiene incon­venientes: el perfil del oyente no llega a estar del todo definido. ¿A qué dedica su tiempo aparte de dirigir el programa? Estoy inmerso en la producción de dos documentales, uno de ellos trata sobre el sistema educativo en el Reino Unido. Además colaboro con la publicación Leopard, con la que tuve la suerte de llevarme el premio al Mejor Escritor del Año, otorgado por la propia revista. Todo esto compaginándolo con mis estudios en el Máster de Periodismo en Televisión. ¿Cuál cree que es el futuro del programa? Sin lugar a dudas es incierto, pero yo confío en que se siga apostando por él, es una buena forma de dar cabida a voces jóvenes y con ganas de mostrar su punto de vista libremente respecto a temas de actualidad. ¿Y el suyo? Estoy escribiendo el guion para una película independiente. Es mi primera vez en el mundo de la ficción y estoy realmente emocionado. Además tengo en mente crear otra página web con varios compañeros que he ido conociendo en la radio. Todo esto sin dejar atrás el resto de mis obligaciones. El que se organiza, puede compaginar todo tipo de actividades, y más si es un apasionado de la comunicación, como es mi caso.

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“Nunca hemos dejado una historia por imposible, por eso no me queda ninguna espinita” Uno de los mejores waterpolistas españoles, campeón olímpico en Atlanta 96, campeón del mundo en Perth 98, 565 veces internacional, siete veces campeón de liga, seis veces campeón de la Copa del Rey, presentador de TV, autor de dos libros y coautor de otro más, terapeuta, conferenciante reclamado en toda España y padre de dos hijas. Él es todo eso que reluce, pero no todo son oros. Pedro lo sabe mejor que nadie, y lo muestra sin tapujos. No trata de engañar a nadie hablando sólo de un pasado lleno de brillos de trofeos, sino que también lo hace de sus penumbras. Sabía que tenía talento, “quería ser el mejor del equipo”. Pero un sinfín de sustancias estupefacientes que había consumido truncaron su prometedor futuro: “Lo había tirado todo por la borda”. Él es lo bueno que se ve y lo malo, que si no se ve, él lo narra con humildad. Por no ser un chapado en oro como sus medallas, ni como tantos famosos de pose, alfombra roja y dientes blanqueados, por su derroche de autenticidad, Pedro García Aguado nos cuenta su historia, sus triunfos y fracasos y cómo intenta ayudar a jóvenes para encaminar su vida. TEXTO: Mamen Bueno FOTOS: Cedidas

¿De pequeño siempre supo que quería ser jugador profesional de waterpolo? Nunca pensé que sería jugador, pero siempre tuve claro que quería destacar. Una de las profesiones con las que soñaba, como tantos otros niños, era con ser actor. ¿Cómo empezó esa escalada hacia la selección española de waterpolo? A base de mucho esfuerzo, sacrificio y algunas dosis de talento. Comencé en una escuela de waterpolo de Madrid cuando tenía 12 años, y con 17 me marché a jugar en el Club Natació Catalunya. Mi ambición era ser el mejor del equipo y meter muchos goles. Sólo con metas altas se llega a ser algo. ¿Cómo se metió en el mundo del consumo de alcohol y estupefacientes? Por curiosidad y tolerancia. Primero probé el alcohol y luego fueron otras sustancias. Dices “por una vez no va a pasar nada” y los límites se acaban diluyendo. Hachís, cocaína, éxtasis, quetamina, marihuana, LSD... La falsa sensación de autocontrol es lo que te lleva a consumir de forma abusiva y a la adicción. ¿Cómo era su día a día en ese túnel de la drogodependencia? La verdad es que no me enteraba de mucho. No era la típica vida de un yonqui, era más bien divertido y sin conciencia del riesgo. Hasta que dejó de serlo y se convirtió en una pesadilla. Cada vez que consumía, la sustancia que fuera, no sabía como parar y dejaba todo de lado. Mis obligaciones, mis compromisos, etc. La droga me

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aportaba placer y evasión, pero me quitó muchas más cosas. Vivir la realidad de las cosas, la paz, las amistades, la familia, el dinero, a mí mismo y mi compromiso. Me dejó sin poder disfrutar de aquello que realmente sabía hacer, jugar al waterpolo. Se convirtió en un sufrimiento cuando tenía que haber sido un disfrute. ¿Cuál fue ese punto de inflexión en que decidió cambiar? En el año 2003, después de tres días consumiendo. Lo había tirado todo por tierra. Sin embargo me vino bien tocar fondo para reaccionar. En ese momento fue muy dramático, pero hoy estoy aquí gracias a darme cuenta y pedir ayuda. ¿Cómo reaccionaron sus familiares y amigos? Bueno, ellos ya se intuían algo, así que no les pilló de sorpresa. Su reacción fue muy buena y me ayudaron en todo momento. ¿Cuál fue su mayor motivación para dejarlo? Mi principal motivo no era otro que yo mismo. En la recuperación tienes que ser egoísta. Pensar en tu salud, en tu vida, en la persona que eres y en la que quieres ser. Si basas tu recuperación en otras personas corres el riesgo de recaer si éstas desaparecen de tu vida.

“En la recuperación tienes que ser egoísta. Pensar en tu salud, en tu vida, en la persona que quieres ser”

¿Cuándo se puede decir que se está rehabilitado? Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) deben pasar entre tres y cinco años para una correcta recuperación. En mi caso, yo ya llevo nueve años limpio. Mi decisión fue radical y desde ese día de 2003 no he vuelto a probar la droga. Tuvo que renunciar a otras cosas: compañías, amigos, a la competición deportiva, ¿qué fue lo que más le costó dejar por el camino? Lo que pensaba de la vida y las creencias que yo me había hecho. Pero, sobre todo, dejar de odiar. Odiaba todo, la situación a la que había llegado y a mí. Me sentía mal y para esto era para lo que me iba fenómeno consumir, para desconectar de todo lo que me rodeaba. Lo más duro era dejar de echar las culpas a los demás y hacerme completamente responsable de lo sucedido. Eso fue lo más difícil. Hoy, mucha gente no le conoce por Pedro sino como Hermano mayor. ¿Pero cuándo empezó a comportarse en su vida como ese hermano mayor? A partir del año 2006. Trabajé como monitor en el mismo centro en el que me habían ayudado tres años antes, y posteriormente como terapeuta. ¿Y cómo surgió el programa Hermano mayor? Nosotros trajimos el formato Le gran frère creado por una productora francesa, Le Concepterie. Ellos lo hicieron primero y nosotros lo amoldamos a la realidad de

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España desde 2009. Estos tres años trabajando con las familias y conviviendo con todos esos jóvenes han sido una fuente de sensaciones y conocimientos. De aprender a ser paciente, de credibilidad, de amor, gratitud, satisfacción... ¿Sigo? (risas). Pero también ha habido sufrimiento y frustración. Nunca hemos dejado ninguna historia por imposible o tirado la toalla. Siempre lo hemos intentado y por eso nunca me he quedado con la espinita de no haber podido ayudarles. En todos pongo lo mejor de mí. ¿Y esa determinación que ellos toman delante de las cámaras, luego se cumple en su día a día? Si hacen lo que se les dice tanto los padres como ellos, ¡claro que se mantiene! Tanto los chicos como las familias tienen mi correo electrónico y el del equipo de psicólogos para lo que necesiten. Aunque es voluntario, muchos de ellos me escriben después, me cuentan sus avances y sus temores. Algunos sufren porque se dan cuenta de las limitaciones, del tiempo que ellos piensan que han perdido y se arrepienten de su falta de formación. Sin embargo, otros incluso han llegado a irse de casa porque los padres no apoyaban el cambio y seguían reprochándoles cosas del pasado constantemente.

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Sorprende que delante de las cámaras se comporten así y hay quienes dudan de la veracidad de las imágenes. Para los escépticos, ¿es todo real o está dramatizado? ¿Tiene alguna especie de guion para darle más dramatismo y emoción al programa? Real, como la vida misma. Ellos no tienen capacidad de autocontrol y que les vean no es su problema. Quieren conseguir algo y para obtenerlo harán lo que sea necesario, esté quien esté delante. Pedro, con tantas tragedias personales, ¿cómo consigue desconectar cuando llega a casa y hace que no le afecte? ¡Muchos años de terapia! (risas). Pero sí que ayuda haber pasado por lo mismo. Saber que se pasa mal, pero que hay salida. Y que igual que yo, ellos también pueden cambiar, que están a tiempo de todo. ¿Alguna vez le han dado ganas de dejarlo, de desistir en su labor? Sí, muchas, pero nunca hay que tirar la toalla y hay que intentar seguir adelante con los chavales.

“Para que un cambio permanezca en el tiempo hace falta mucho trabajo y dedicación”

¿Cómo ha afectado el programa a su vida diaria? ¿Ha beneficiado en la ayuda de quienes acuden al centro de rehabilitación donde colabora? Ha cambiado mi vida en el anonimato. Ya no puedo ir tranquilo por la calle, aunque la gente es muy educada y me anima a seguir con mi trabajo. Y respecto a que la fama haga más fácil ayudar a estas personas en el centro, más bien al contrario, perjudica un poco. Esto se debe a que el programa da a entender que el cambio se produce de la noche a la mañana. Sin embargo, para que un cambio permanezca en el tiempo, hace falta en algunos casos mucho trabajo y mucha dedicación. Esto da lugar a la confusión o al desánimo, porque mucha gente espera cambios a corto plazo, y eso es algo que no se puede garantizar de inmediato. ¿Qué es lo que más valora de su vida hoy, libre de adicciones? Ante todo hay que puntualizar. No estoy libre de adicciones. Soy adicto y lo seré hasta el dia en que me muera. Lo que ocurre es que ya no consumo y eso es una de las cosas que más aprecio. Como también valoro muchísimo mi trabajo y la vida que comparto ahora con mis hijas, con toda mi familia, mi madre, mi padre, mis hermanas, mis amigos... los de verdad.

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Creatividad Talento y ansiedad. Creo que est谩 muy vinculado a nuestra profesi贸n, las ideas, el movimiento a la posibilidad de que surjan cosas nuevas. Envidio a la gente creativa. Ana Pastor

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CULTURA DE CALLE En el barrio madrileño de Lavapiés descubrimos la antigua fábrica de la Tabacalera, perteneciente al Ministerio de Cultura, pero cedida durante dos años a los voluntarios de una veintena de proyectos relacionados con la estimulación de la cultura, hasta que lo convierta en el Museo de las Artes Visuales. Este edificio del siglo XVIII refleja la peculiar idiosincrasia del barrio. Un lugar alternativo, cambiante y lleno de posibilidades para uso y disfrute de todos TEXTO Y FOTOS: Cristina García

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l esfuerzo de los vecinos del barrio de Lavapiés hace posible que la antigua tabacalera se haya convertido en un punto de reunión para personas inquietas que quieren participar y otros que quieren aprender. En definitiva, absorber lo que allí se desarrolla. Solo la planta baja y el sótano de la antigua fábrica situada en la glorieta de Embajadores están cedidos a colectivos comprometidos a fomentar la cultura y los servicios sociales en todas sus vertientes. “Con este proyecto pretendemos que la Tabacalera vuelva a ser un espacio que dé autonomía a los vecinos y vecinas, ya que aquí pueden realizar las actividades que ellos quieran. No queremos otro museo, queremos un lugar que responda a las inquietudes reales de la gente”, afirma Jordi Claramonte, uno de los coordinadores. Las comisiones se reúnen de vez en cuando en asambleas para debatir los temas comunes y para proponer nuevos proyectos. En este contexto una comisión es un grupo de personas que se unen para desarrollar una labor interna sobre economía, comunicación, los turnos de limpieza y de mantenimiento. El responsable de la comisión de comunicación, Luis Calderón explica el ambiente que percibe: “Es como un pequeño mundo. Hay gente que participa, otros que vienen de paso y otros que sencillamente se dedican a tomar el sol, beber y fumar po-

rros. A nadie se le encarga ninguna actividad concreta”. Por otro lado, él cree que esto no entorpece las actividades, pues hay una convivencia “extraordinariamente buena”, con puntuales conflictos como en cualquier sitio. Un escultor de Nave Trapecio, José Luis Como, brasileño de 54 años, explica que, en general, la convivencia es complicada porque aparte de los voluntarios también hay gente que colabora poco, algunos incluso llegan a ser destructivos. El servicio de seguridad otorgado por el Estado por tratarse de patrimonio público no puede cubrir todos los conflictos internos. Por ello existe la comisión de bienestar, integrada por personas que median en los robos, en hechos violentos o cualquier tipo de conflicto interno. Las ideas que se proponen y se votan en las asambleas deben estar respaldadas por un grupo responsable y estable. Calderón se muestra rotundo al respecto: “El que se la propone, se la come”. En general se consideran progresistas alternativos con las ideas claras y con ganas de actuar por el bienestar común. Tabacalera cambiante Calderón aprecia que el rasgo más característico y fascinante de la Tabacalera lo compone sus constantes cambios, ya que un día es de una manera y al día siguiente ha mutado. “La experiencia es muy rica por tantísimo

Pasillo de la planta baja que enlaza la nave principal y los patios.

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contenido que alberga. Además todo resulta espontáneo y de forma autónoma”, apuntilla. El Ministerio de Cultura tiene previsto convertir a largo plazo este edificio en el Museo de las Artes Visuales. Hasta entonces la Tabacalera albergará los diversos proyectos promovidos por la ciudadanía. En la entrada principal hay tres posibles accesos. Si se gira a la izquierda, esta zona alberga varias salas para exposiciones como la actual de Gervasio Sánchez, varios despachos, una guardería, la sala de control de seguridad y un jardín. Girando a la derecha encontramos el bar, la sala de lectura, la sala de ordenadores y los baños. Si tomamos la tercera entrada nos adentramos en una gran nave con un escenario y un par de barras. Después la zona de arte en estado puro, merced de la sala de exposiciones “Muestrarte”, cuyas paredes acogen la exposición de su colectivo hasta el 17 de mayo, y la sala de proyecciones audiovisuales. De ahí se sale a un descansillo donde encontraremos un huerto de cactus que da a unas escaleras exteriores para acceder al patio. La tenue y fría nave principal de la planta baja enlaza con los patios a través del pasillo, repleto de dibujos y grafitis que van mutando cada cierto tiempo, donde se encuentran un espacio de construcción artesanal de muros de paja para acoger un mercado ecológico, el Templo Afro, la Sala Buitre, la Kung

Fu y una zona multiusos. En la zona de patio también tienen su espacio las iniciativas culturales: Tabacanal, el taller de bicicletas, un centro para realizar talleres de jabones naturales, Metrópolis, el Skate Park, Nave Trapecio, un huerto urbano y el Molino Rojo. Este último cuenta con una treintena de personas al servicio del teatro y la danza para llevar a cabo representaciones. Aparte de estos proyectos fijos, la tabacalera cuenta con asesores judiciales y sociales gratuitos, clases de portugués, clases de español para inmigrantes, clases de yoga impartidas por Antonia para niños y jóvenes de hasta 15 años. Abren sus puertas de martes a domingo, pero como cualquier servicio, también merece un descanso. Por eso los lunes echan el cerrojo para el público, pero no para sus trabajadores. Alrededor de doscientas personas permanentes dan voz y poner en marcha sus ideas. Metrópolis congrega a la ciencia en una pequeña bajera enfrente del patio sur. Alrededor de una decena ingenieros suelen reunirse para trabajar y a su vez experimentar. El representante de la comisión de comunicación de la fábrica, Luis Calderón, es voluntario de dicha iniciativa. El madrileño de 46 años es ingeniero industrial. Este espacio le permite poner en práctica tanto sus conocimientos como para poder hacer volar su imaginación. Sin duda representa el sitio más peligroso por los experimentos que ejecutan. Por fortuna nunca ha ocurrido ningún contratiempo pero, tal y como relata Calderón, un día experimentaron con hidrógeno y hubo una leve explosión que hizo un boquete en la pared. Al lado de Metrópolis se encuentra una puerta con un grafiti de un skater. Dentro se respira la “cultura skate”, como indica un cartel, con cuadros de la misma temática, pequeñas rampas para los que se inician y un skate park para los más avanzados de este deporte. Nave Trapecio se sitúa enfrente del patio donde se reúnen los visitantes para tomar algo. Esta amplia zona está restringida a niños, pues en su interior se almacenan materiales relacionados con el bricolaje, la carpintería, la escultura y la pintura. Durante las cinco horas que permanece abierto, desde las cinco a las diez de la noche, los profesionales, estudiantes y aficionados del mundo del arte buscan inspiración, investigan nuevos materiales que proporcionan los cooperantes de este proyecto artístico y crean sus obras. En la actualidad alrededor de cuarenta personas han encontrado en este espacio un lugar interesante para motivar su creativi-

Acceso al jardín y a las salas de reuniones de la antigua fábrica de tabaco.

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dad. De modo que todo aquel que quiera cooperar debe asistir a la asamblea de los miércoles al atardecer para exponer sus ideas. Jimmy Kirchner, alemana de 26 años, es una de las voluntarias. Estudia Diseño de Interior en la escuela Arte4 de Madrid. Hace dos años visitó la Tabacalera por primera vez. Dada la buena impresión que percibió quiso repetir experiencia. Asistió a un par de asambleas y desde entonces no falla ni una semana. “En Alemania, que yo sepa, existen casas ocupadas para los artistas, pero esto no”, explica sorprendida. Cuenta que los artistas que trabajan en Nave Trapecio son solidarios con sus compañeros. Tanto es así que las obras individuales

se convierten en colectivas. No existe el creative commons, es decir, que se puede copiar cualquier invento u obra que allí se realice. La estudiante de Diseño destaca la confianza y respeto que se profesan entre ellos. Kirchner cuenta su percepción: “Aquí hay gente joven y mayor. No importa que hayas llegado hace poco porque no te hacen sentir extraño, no hay prejuicios y todos tenemos voz y voto. Está genial, nos ayudamos entre todos para mejorar”. Por otra parte, ella cree que es el “espacio perfecto” para experimentar dada la amplitud y el buen ambiente. En ocasiones especiales, los materiales y creaciones desalojan Nave Trapecio. Suelen celebrarse conferencias y espectáculos, sobre

todo de circo. El bufón Leo Bassi protagonizó una de las últimas charlas. El compañero de Kirchner, José Luis Como, se unió al proyecto hace año y medio. Este vecino de Lavapiés y ecologista de corazón tenía inquietud en trabajar en grupo y contactó con la Tabacalera. “Es un lugar precario. No obstante, va mejorando día a día con el esfuerzo de la gente”, afirma el brasileño. Siendo realista, explica que cuesta ser generoso con la gente, pero se aprende tanto de la convivencia que al final prevalece lo común a lo privado siempre. “Es una experiencia muy enriquecedora y recomiendo que todo el que pueda pase por aquí”, comenta Como.

La artista ‘amateur’ del proyecto Nave Trapecio, Jimmy Kirchner, en el estudio donde prepara su nueva obra.

Comida popular para recaudar fondos con motivo de la nueva replantación del huerto urbano.

La sala de arte urbano Sinvergüenzas, donde trabaja un Dj su sesión.

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Madrid

Paralelismo incomparable, inexacto. La coexistencia de palabras de un profesional con una trayectoria ya bien definida y una joven estudiante a punto de salir al mercado laboral. Uno admirado y el otro que admira. Dos visiones distintas pero igual de válidas que se lanzan a describir, desde puntos de vista arquitectónicos diferentes, los cuatro edificios preferidos de Ana Pastor TEXTO: Raquel Páramo

IGNACIO VICENS Ignacio Vicens es el maestro, ya curtido, uno de los arquitectos fundadores del estudio Vicens + Ramos de Madrid, profesión que compagina con la de docente en la Universidad Politécnica. De entre las obras que ha realizado, guarda especial cariño a la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Navarra, según el propio Vicens: “un edificio que resultó ser muy complejo pero que me ha dado muchas satisfacciones”.

CARMEN ORTEGA En esa universidad estudia Carmen Ortega, de 22 años, pero ella en el edificio de Arquitectura. Había querido estudiar esa carrera desde pequeña. Entonces, inventaba casas para cuando fuera mayor. Ahora, reconoce en Vicens a todo un referente profesional: “Es uno de los arquitectos más importantes de España, con un estilo muy propio” y valora muy positivamente su intención didáctica a la hora de impartir conferencias: “Es muy claro en sus explicaciones y eso hace que uno aprenda técnicas concretas con sólo escucharlo”.

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“El edificio de Correos está tan bien diseñado para el lugar en el que está que se ha convertido en un hito de la capital, en un landmark de Madrid. Es la postal típica. El matrimonio entre Cibeles y el Palacio de comunicaciones es un acuerdo que ha pasado ya al imaginario popular para describir a Madrid, con lo cual es un éxito”.

“A las Cuatro Torres del Paseo de la Castellana le pasa algo muy parecido al edificio de Correos, que ha recibido muchas críticas injustas. Vienen a ser esa imagen del Madrid del futuro, del Madrid contemporáneo. Lo mejor de todo es que sean cuatro. Esos cuatro dedos aislados son una imagen extremadamente importante”.

Ignacio Vicens, arquitecto de Vicens&Ramos

Ignacio Vicens, arquitecto de Vicens&Ramos

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“Esta ampliación de Jean Nouvel acerca el museo a la ciudad, hace que participe de él y a la vez produce un choque, primero con el casco antiguo y segundo, con el propio edificio preexistente con el que consigue reconciliarse finalmente gracias a la gran cubierta de vidrio que los une, la cual refleja la vida a su alrededor”.

“Se trata del edificio modernista por excelencia de la capital. La fachada, que parece un castillo de arena moldeado por las manos durante el día, pasa a definirse completamente por la noche con ese juego de luces y sombras en el que se pueden apreciar sus motivos orgánicos con mucha más claridad”.

Carmen Ortega, estudiante de Arquitectura

Carmen Ortega, estudiante de Arquitectura

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Tijeras 94 años se ha tomado Clemente Benito para alcanzar la madurez artística. Ahora vive en Barcelona y dedica sus días a recortar “muchachas guapas” para sus murales, expuestos en la Galería Alegría. Atrás quedan Navarra, la Guerra Civil, las charlas con San Pedro y las playas tinerfeñas TEXTO Y92 FOTOS: Montse Hidalgo

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lemente Benito escucha cómo su hijo desgrana la “versión oficial” de su vida con el mismo interés que dedicaría al zumbido de una mosca. Entretanto, se frota los pulgares, ya añejos pero esbeltos, y recorre con la mirada distraída el pequeño pedacito de Barcelona que compone su territorio: una mesa y un trozo de pared blanca. Después de noventa y cuatro primaveras, se ha ganado el derecho a hacerse el sueco sin parecer descortés. Eso sí, cuando se trata de hacer hincapié en las partes bonitas, no duda en interrumpir a la mosca. -Es verdad, es verdad –apostilla cuando Alberto termina de hablar sobre el tiempo que pasó trabajando en una finca navarra. Agarrado a los brazos de su silla, comienza a girarse hacia su hijo –sentado un par de metros detrás de él– dando pequeños pasitos acartonados con sus pantuflas blancas de goma perforada. -¿A mí me ha mandado alguien? –pregunta, curioso, una vez completada la maniobra. -Nadie, papá –responde Alberto con la voz llena de paciencia. Don Clemente sonríe luciendo una superficie considerable de su dentadura postiza y, convencido de haber dejado las cosas claras, emprende ufano el camino de vuelta. Una zancadita, después otra… -Bueno, estaba el hijo del dueño de la finca, Fredi… Pero ese era buena persona –explica–. Yo es que he sido muy mío, he dependido muy poco de nadie. Antes de terminar de hablar, vuelve a estar sumergido en su mesa, bajo una alfombra de retales de papel couché. Después de hurgar entre ellos durante unos segundos, saca una página casi entera: una niña abrazada a una tuba. -¡Pero mira qué chavalica más maja! -¿Va a recortarla? -Pues no creo, no… Cada mañana, ni muy temprano ni demasiado tarde, alrededor de las nueve, don Clemente se despega de las sábanas pronunciando para sí un par de palabras de aliento, igual que hace cuando se levanta de su silla giratoria. “¡Una, dos y tres! ¡Cago en los cojones otra vez!”. Un rato después, con el desayuno en la barriga, puede abalanzarse –a pasitos de cartón– sobre su mar de revistas, cribarlas, separar las páginas donde sus ojos marrones advierten un atisbo de belleza, y llevar a cabo la tarea que él mismo se asignó hace veinte años: recortarles todos los trocitos feos. Así, a tijeretazos, ha alcanzado –dicen– la madurez artística. Don Clemente y sus tijeras actúan con

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disimulo. Tienden decenas de emboscadas a cada foto antes de darse por satisfechas con el resultado. Entre corte y corte dedica largos ratos a coger hojas al azar y leerlas –sin gafas– con detenimiento, como fingiendo que ha perdido el interés por los demás papeles. -Payaso marioneta, ya en tu quiosco y también la máscara del Gato con Botas… ¡Joé! –entonces pasa a otra imagen, un anuncio de un parque acuático-. Mira, aquí arriba la chica está contenta. Debajo, ya quiere irse a su casa, ¡porque ha visto los tiburones brincando detrás! De pronto, atrapa en silencio una nueva foto. Con la boca entreabierta y sin previo aviso, le pega un tajo. Una viruta de papel de menos de un centímetro de ancho cae sobre la mesa. Fin de la ofensiva. Las manos de don Clemente no son de cartón. Mientras recorta, su pulgar derecho se dobla y se estira con la flexibilidad de un fideo recién cocido. La clave está en las tijeras. Últimamente utiliza dos pequeñitas, de mango negro y con un punto de apoyo para un dedo adicional. Las de cocina son una mala elección, a don Clemente se lo enseñó la tendinitis. Aunque a una de sus tijeras “ortopédicas” le falta un trozo, se niega a tirarlas, igual que el reloj parado y desvencijado que ocupa una buena parte de su mesa de trabajo, el bote de pistachos cerrados y su colección de mecheros gastados y frascos vacíos. -¿Y este qué te parece? –pregunta sosteniendo un gato en miniatura que descansaba sobre la caja de un CD-. ¡Con su cascabelico y todo! Hay algo infantil en don Clemente. En sus ojos, en su sonrisa guasona y relajada, en su colección de tesoros, en el sombrero de plastilina que ha puesto a la figura de un beato que su hija esculpió para él, y -cómo no- en sus hábitos de esteta recalcitrante, que le han llevado a recortar también los retazos feos de su propia vida. Incluida su infancia. “La gente me dice que nací en Fontellas (Navarra) en 1918, pero yo creo que nací crecido de un día para otro”.

“habladurías” de la gente sobre el pequeño Clemente. Según cuentan, al morir su madre durante el parto, le tocó crecer en casa de una de sus hermanas mayores “y no estuvo muy bien allí”. Entonces, la guerra lo puso todo patas arriba y se lo llevó al frente. Pocas cosas debió de ver allí que merecieran ocupar siquiera una pequeña parcela de su memoria. Después vino la mili, un par de años trabajando para un tal Marqués de Urquijo y, de nuevo, Josefina. -¡Mira ahí!, ¿ves la pareja que hay debajo de la chica con forma de corazón y el cachivache que está ahí pegado? Pues somos mi mujer y yo de jóvenes. Esa fotografía en blanco y negro es la menos recortada de cuantas han pasado por las manos del nonagenario. Solo le falta una esquina. Ahí están los dos: Josefina delante y su marido detrás, apoyando su pómulo sobre la cabeza de ésta. En aquel momento, todavía vivían en Navarra, y Clemente, aunque poseía la misma mirada esquiva, mostraba una sonrisa muy distinta de la actual. Su expresión cambió durante los años cincuenta, cuando un accidente de moto lo tuvo tres días en coma. Como era de esperar, don Clemente recortó también este capítulo de su vida, pero entre los jirones que han quedado de su convalecencia destacan tres conversaciones con San Pedro. “Nunca nos ha contado qué se supone que le dijo el santo, si es

Retazos La vida recortada de don Clemente comenzó un par de décadas más tarde. Al volver de la Guerra Civil y la mili, se casó con Josefina y entró a trabajar en una finca navarra. Entonces, con veinte años, empezó a guardarse algunos recuerdos en los bolsillos. Solo los más bonitos. Alberto, uno de sus tres hijos, también ha escuchado las

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que habló con él. Pero lo que sí es cierto es que nunca más fue el mismo. Volvió con la cabeza girada”, explica Alberto. El caso es que antes del accidente era un hombre serio y severo en extremo, exigente en la limpieza, el orden y las buenas costumbres hasta el punto de “rozar lo maniático”. Sin embargo, despertó del coma alegre, cariñoso y despreocupado. “Seguía siendo él, pero ya no era un cabronazo. En la familia nos adaptamos de maravilla al cambio”, admite su hijo.

“Si el autor fuese joven, no llamaría la atención. Se trata de un arte sin más ambiciones que matar el tiempo” Los recortes de don Clemente, expuestos en la galería Alegría, se venden ahora por cincuenta euros

Cambiar de aires Poco o nada ha recortado don Clemente de la parte de su vida que siguió a las charlas con San Pedro. Después de vender todas sus posesiones en Navarra, se mudó a Tenerife con Josefina y sus hijos y compró un apartamento junto a la playa, preparado para iniciar unas vacaciones eternas. Allí encontró motivos de sobra para no volver: sus conocidos de la península se habían hecho mayores y “solo hablaban de tonterías”, mientras que en Canarias convivía con gentes de todas las procedencias que “nunca hablaban del pasado”. -Desde que salió de Navarra no volvió a

Las herramientas de trabajo imprescindibles de don Clemente.

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trabajar –afirma Alberto. En esta ocasión, don Clemente, que ha dejado de recortar y lleva un rato colocando en línea sus preciados e inservibles mecheros, no pierde tiempo en girar la silla. Rápidamente, tuerce el cuello y se encara con su hijo. -¡¿Cómo que no?! -Bueno, trabajaste en lo que te dio la gana –corrigió. -Es verdad, es verdad. Me cansé de mandar y me fui de la finca antes de que me mandaran a mí a hacer puñetas –añade travieso. Y así, sin más, da un nuevo tijeretazo a su vida. El dinero que había cobrado por sus tierras le bastó para llevar una vida sencilla: cada día bajaba a la playa con Josefina y unos prismáticos y, desde un montículo, contemplaba a todas las “muchachas guapas” –como las que ahora recorta para sus collages– que pasaban por la orilla. El tiempo restante lo dedicaba a la lectura y al papel maché. Con este último hacía todo tipo de esculturas para regalarlas a sus amigos. “Solíamos decir que quien se quedaba demasiado quieto en su presencia corría el riesgo de acabar envuelto en papel maché”, recuerda Alberto.

Veinte años más tarde, cuando don Clemente descubrió que los mejunjes que utilizaba para sus esculturas liberaban ciertos vapores poco provechosos para su salud, llegaron las tijeras y se pasó recortando dos décadas más. Hasta hoy. Don Clemente vive con su hijo en Barcelona desde la muerte de Josefina, hace dos años. Se ha adaptado bien al cambio. Le bastan una silla, una mesa y unas tijeras para sentirse en casa. Y si Alberto se olvida de dejarle una fuente de imágenes, él mismo se la procura, localizando todas las superficies recortables que, por suerte o por desgracia, estén a su alcance. Así, el álbum familiar, los trabajos de Alberto –que es fotógrafo– y el ficus de pata de elefante que crece inocente junto a la ventana del salón han quedado en más de una ocasión a merced de los mandobles despiadados de las tijeras de don Clemente y se han integrado en los murales donde coloca sus imágenes cuando ha terminado de acicalarlas. La Galería Alegría Esos murales de caras y cuerpos abigarrados son los que le han permitido alcanzar, a los 94 años, su madurez artística. El encargado de descubrirlos, Sebastián Roselló, quiso verlos después de que Alberto le hablase de ellos. Ahora expone seis de ellos en su pequeña Galería Alegría: una encantadora habitación, de tres metros de ancho y cinco de largo, medio escondida en un patio de vecinos que debe a don Clemente su mayor éxito hasta la fecha. Ante los ojos de Roselló, los recortes de papel couché cobran un sentido distinto: “Si esto lo hiciera un niño de una escuela de bellas artes, no llamaría la atención. Pero su autor tiene noventa y cuatro años. Se trata de un arte hecho sin más ambiciones que matar el tiempo”. La Galería Alegría también vende –por 50 euros– las imágenes de don Clemente por separado, pegadas sobre un fondo blanco “para que se aprecie mejor lo fresco y casual de sus cortes”. Entretanto, él continúa en su silla, sentado sobre una manta rosa, regodeándose en todo lo bello, robándole a Alberto el frasco de perfume para incorporarlo a su colección, ora ordenando su mesa, ora desordenándola, examinando sus papeles, leyendo en voz alta. -¿No acaba aprendiéndose de memoria lo que pone en cada página? -¿Para qué quiero aprender? –pregunta tranquilo mientras levanta una foto de la actriz Sarah Jessica Parker, casi irreconocible después de tanto tijeretazo-. Mira, ésta es amiga mía. Está mal recortada. Otra viruta de papel cae sobre la mesa.

Fachada de la Galería Alegría, donde expone don Clemente.

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La profesión de Ana Pastor requiere una continua exposición pública, por lo que debe cuidar en todo momento su imagen y su estilo. En esta ocasión, contamos con Maider Alzaga, diseñadora vasca, que propone vestidos a medida para completar su armario, tanto de uso diario como para ocasiones especiales

Parte delantera del vestido propuesto por Maider Alzaga para salir Ana a plató en ‘Los desayunos’.

Parte trasera del vestido propuesto por Maider Alzaga, con medios volantes en los hombros.

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esde el inicio de la televisión estamos acostumbrados a ver a los periodistas, tanto hombres como mujeres, trajeados y siempre muy serios y correctos en su estilo. Pero con las nuevas teconologías y la cultura de masas, en la que la tendencia en la moda viene marcada por personajes públicos, los periodistas son los primeros en estrenar y marcar tendencia. En este caso, nuestra periodista es joven y guapa, además de reputada en su profesión, por lo que es ideal para ser pionera en la moda a seguir en la calle. Por ello, el dia a día, en Los desayunos de TVE marca tendencia con el estilismo. Sería ideal otorgarle un aire más casual, menos formal y más desenfadado, algo así como una camiseta larga o vestido con colores animados, con algún pequeño toque de diseño que le otorgue un cierto aire de elaboración. Serían prendas trabajadas desde el patronaje y que a primera vista tampoco sean muy complicadas, pero que la sutileza que tengan sea debido a un trabajo previo y elaborado. La sencillez de la prenda no significa que sea simple, sino elegante. No obstante, cuando los personajes son públicos, resultan el centro de todas las miradas en las galas, entregas de premios y eventos. Las mujeres, en estos casos, acuden a diseños que causen impacto y siempre quieren lucir guapas y radiantes y sorpender con el modelo elegido. Ana Pastor, en el último año recibió varios premios y, además, acudió a multitud de galas. Por ello, para los eventos públicos y galas especiales, la elección acertada sería un vestido corto con colores flúor, que tan de tendencia se encuentran esta temporada. En las mangas podría llevarse a cabo un diseño más trabajado, dando ese toque de elegancia que estos eventos requieren.

TEXTO Y BOCETOS: Maider Alzaga, diseñadora.

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Un vestido color verde flúor, tendencia esta temporada, diseñado en exclusiva para Ana Pastor como atuendo para una gala.

El negro, sinónimo de elegancia, alternado con el estampado blanco otorga sofisticación. Un look sobrio a la vez que desenfadado.

El vestido rojo propuesto por Maider, alterna la sencillez cromática con la elegancia del patronaje en mangas abonbadas y caderas con vuelo.

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Perseverancia Otra actitud ante la vida. Sin perseverancia no se consigue nada y sobre todo, ningĂşn sueĂąo. Ana Pastor

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Sueños bien urdidos En el ruedo, bajo el agua, sobre el escenario, ante la cámara o subidos al trapecio, niños y jóvenes buscan que lo que hoy es un sueño se convierta en un futuro en su realidad. No hay lugar para la derrota, para el abandono ni para el miedo. Creen en el trabajo diario, en el esfuerzo y en la superación para derribar todos los obstáculos que se les interpongan. Ilusionados, ambiciosos, persistentes luchan a diario con el propósito de crecer y construir los modos de vida que tanto desean TEXTO: Cristina Mancebo FOTOS: C.Mancebo/C.García

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Familia acuática Sin perder la sonrisa ni el compás, pequeñas nadadoras luchan a diario por convertirse en estrellas de la acrobacia y del baile en el agua. Con energía, ganas y mucha ilusión, las más pizpiretas de Sincro Retiro buscan la mayor compenetración con sus compañeras y dan sus primeros pasos en la natación sincronizada

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n, dos, tres, cuá. Un, dos, tres, cuá. Chapoteo, tronco estirado, cabeza arriba, giro. Un, dos tres, cuá. Sumergidas, pierna arriba, la otra, las dos. A ritmo de la música y de los pasos que marca Rut, la entrenadora, mientras golpea la escalera de la piscina con una especie de tubito de metal y cuenta cada paso, siete sirenas construyen una coreografía muy movida. Colores, muchos colores dan vida a la primera y segunda calle. Una extensa gama de bañadores y gafas se refleja en el agua. Entre tanto movimiento se consigue apreciar en sus gorros: I Love Sincro. En los 50 metros de largo de estas dos primeras calles se distribuyen distintos equipos de natación sincronizada. El extremo derecho, al lado de los trampolines azules, es de ellas, de las más jóvenes del club Sincro Retiro. Alrededor, equipos de natación, waterpolo y saltos de trampolín entrenan en la piscina olímpica cubierta del Centro de Natación Mundial M-86 en el distrito del Retiro en Madrid. En cada rincón de las instalaciones se apilan, entre charcos, una variedad de montículos de chanclas, toallas y mochilas. El intenso olor a cloro invade el lugar, también impacta el bullicio y resuena la fusión ensordecedora de músicas, silbatos y entrenadores dejándose la garganta. Las alevines de Sincro Retiro forman un semicírculo y escuchan atentas las indicaciones de Rut, que en el bordillo reproduce algunos de los pasos que posteriormente llevarán a cabo ellas en el agua. Asienten. Forman una especie de pirámide y esperan. Rut se acerca al altavoz que hay a un metro de la escalera, conecta bien un pequeño mp4 y, ¡play! Las pequeñas chiscan sus dedos siguiendo el ritmo de la música. La niña situada en primera posición hace una especie de seña y toda la rutina de brazos, piernas, piruetas llega a continuación. Bailan, paran, escuchan las indicaciones y vuelven a bailar. No hay descanso. Atónitas escuchan a Rut mientras ayudándose de los brazos y piernas flotan en el agua. Sonríen. Es lo que más les gusta: el equipo. Una modalidad en la que de cuatro a ocho nadadoras actúan sincronizadas aunque no todas realicen las mismas figuras. “A mí también

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me gusta el combo”, dice María Pérez, de 11 años, que explica que es otra modalidad en la que diez nadadoras unen solos, dúos y equipo. Una fusión. Las escenografías acuáticas atrajeron a jóvenes como María; Irene Ruiz, de 10 años y María Criado, Mini, de 11. Las tres coinciden en que veían este deporte por la tele y les empezó a enganchar. Les impresionaba cada figura, cada giro y tirabuzón que aquellas nadadoras realizaban. María emocionada y muy deprisa recuerda que fue hace tres años cuando decidió que quería nadar: “En verano fui a un Campus de Natación Sincronizada, me gustó y entré en la escuela”. Ahora, como Mini, lleva dos años en Sincro Retiro. Algo menos lleva Irene, que hizo la prueba el año pasado, después de que algunos entrenadores le animasen cuando acudía a sus clases de natación. Segunda casa Pero no todo es bailar. Mariposa, braza, croll, saltos, respiración. Cada día, los primeros tres cuartos de hora se dedican a calentar y realizar ejercicios técnicos que después ponen en práctica en el equipo. En dos filas, el grupo de Rut y el de Esther, también entrenadora de las alevines, siguen las indicaciones que éstas les dan desde el borde de la piscina. Algunas se despistan, otras no paran cuando tienen que hacerlo y otras se quejan porque hay compañeras que van muy lentas. Hora de poner orden. “Algunas irán más rápido en mariposa, otras en croll y por eso no lloramos. ¡Venga, seguimos!”, señala Rut, sin perder ni la sonrisa ni la tranquilidad, adquiriendo casi el papel de madre. “Paciencia”, dice acompañado de un guiño. “Es difícil entrenar a las más pequeñas. Se cansan, lloran, pero son muy agradecidas. Se quieren comer el mundo”. Ella también fue nadadora, desde los siete hasta los 19. Desde entonces se dedica a entrenar equipos y entiende el cansancio y la dificultad: “Entrenan tres horas diarias y a veces también los sábados”. Esfuerzo. Agotamiento. Sacrificio. Algo lo supera: la diversión. María, Mini e Irene entre saltito y saltito y medio tiritando,

De izda. a dcha. en el sentido de las agujas del reloj: Las nadadoras alevines de Sincro Retiro entrenan de modo riguroso antes de ensayar en equipo; el grupo de Rut Maldonado, entrenadora, posa junto a una de las primeras nadadoras de sincronizada de España: Esperanza Pintado; Rut da las indicaciones pertinentes para llevar a cabo la rutina mientras las más pequeñas de club ocupan sus puestos; una de las nadadoras equipada con el gorro I love Sincro en el calentamiento.

cuentan con desparpajo lo mucho que les gusta ‘la sincro’. “¡Mola un montón!”, expresa María. Irene y Mini lo afirman. Con las gafas sobre el gorro, goteando, descalzas y cantando los pasos: un, dos, tres, cuá, repetidamente, muestran la coreografía en seco. Primeros pinitos Dicharacheras y muy graciosas repasan su trayectoria. Hasta ahora formaban parte

de la escuela pre-competición. Irene, tímida, aún recuerda los nervios de su primera competición en Madrid: “No podía parar de temblar: las piernas, los brazos... Después, una vez en el agua se me fue pasando”. Este año han dado un paso más. Compiten más a menudo y sienten mayor seguridad en el agua. María coge la palabra y cuenta su mejor experiencia casi sin coger aire: “Fue en

Los días de competición son especiales. Tiene que estar todo listo: música, baile, bañadores, peinados, maquillaje...

Barcelona. Fuimos el 9 de marzo. La piscina era gigante, molaba un montón. Era mi primer campeonato de combo y salió muy bien. Había mucha gente”. A Mini también le gustó aunque recuerda con especial cariño el campeonato de Valdemoro: “Fue en marzo del año pasado, campeonato de España y quedamos primeras”. Tantas horas de dedicación acaban teniendo su recompensa. “Yo ya tengo ocho medallas”, apunta

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Mini. Y tras varios segundos de recuento con su compañera María, concluyen que son diez. Irene, más tranquila, hace memoria: cinco. Mejor o peor, más allá de los resultados, los días de competición son especiales. “Tenemos que preparar todo desde antes. La música la elige la entrenadora, el baile también”, dice María. “Y la niña que vaya a hacer las figuras”, le recuerda Mini. Y pisándose entre ellas describen lo emocionante que es preparar los bañadores para ese gran día, que las pinten, las peinen, “aunque te llenan el moño de gelatina -añade Mini con gesto de desagrado-. También es muy importante el calentamiento y las pruebas con la música”. Pieza indispensable Entre tanta preparación y organización hay algo imprescindible: ellas. Cada una de las sirenas que componen el equipo. Necesitan conocer a la perfección su cuerpo, sus puntos fuertes y débiles. También el de sus compañeras. Solo un modo de alcanzarlo: trabajando. “Se trata de una especialidad a la que hay que dedicarle muchas horas, mucho esfuerzo”, apunta la entrenadora. El calentamiento y el entrenamiento en seco no han de pasar desapercibidos. Necesitan explosividad y resistencia para poder aguantar a pulso después durante tanto tiempo en el agua. Si en plena competición tocan el fondo de la piscina, los jueces que las evalúan no se apiadarán. Penalización. También si se apoyan en los bordes o simplemente si no actúan con la expresividad y la gracia requerida. En un primer momento, para la prueba de acceso, en la escuela no son tan duros. El único requisito que se les exige para formar parte del club es que sepan nadar y tengan un mínimo de elasticidad. Muchas horas en las que batallan con dificultades

y con mucha tensión, pero saben que la fuerza del equipo y de las rutinas reside en la compenetración, algo que les hará progresar. Rut pone y quita la música las veces que haga falta. No pierde detalle en cada movimiento. Bostezos y resoplidos reflejan el cansancio de alguna, que con el ritmo acaban en sonrisas. Las pequeñas ganan la batalla a las pesas que llevan en la cintura y en los pies para adquirir más fuerza. Avanzan. Realizan una parte más de la coreografía. Cuatro o cinco veces más. Rut pide que se acerquen. Las felicita. Apoyadas en el bordillo disparan una serie de preguntas. Otras muerden un cacharrito de plástico. La pieza fundamental del equipo: la pinza. Con tanta pirueta, rizo y movimiento, las chicas necesitan que no les entre agua en la nariz cuando están boca abajo. En las exhibiciones suelen llevar otro adherido al bañador. Al principio resulta molesto. Más molesto, no disponer de ella. Si no, que se lo pregunten a Esperanza Pintado, una de las nadadoras de sincronizada más veteranas y que más conoce sobre este deporte. Participó en el primer equipo de sincronizada español, disputó el primer campeonato nacional en 1958 y ganó. Sin pinza. Tampoco disponía de mp3, ni de CDs, y mucho menos de altavoces subacuáticos. “Teníamos un tocadiscos, y no pienses que aquí al ladito -dice riéndose mientras señala el altavoz cercano a la piscina-. Cada vez que queríamos hacer una pausa o dar indicacio-

Muchas horas en las que batallan con dificultades pero saben que la fuerza del equipo reside en la compenetración

nes, alguna corría, lo paraba, volvía para saber qué decíamos, otra carrera hasta el tocadiscos para ponerlo en marcha de nuevo y a la piscina. ¡Era otro mundo!”, exclama. Ballet acuático Ni siquiera sabían en qué consistía aquello a lo que se dedicaban. No había reglamento. Acrobacias acuáticas. Bailes en el agua. Ballet acuático. Sabían que era duro, “pero la experiencia mereció la pena. Señal es que hoy sigo aquí enganchada”, apunta Esperanza con humor mientras con vaqueros, polo y excepcionalmente con zapatos, complemento prohibido en la zona, pasea por el borde de la piscina. Observa detenidamente al equipo de Rut. “¡Cómo han mejorado en tan poco tiempo!”, se dirige boquiabierta a Rut, que asiente y sonríe. Esperanza ahora acude días sueltos a echar una mano a las entrenadoras. Ha sido durante muchos años árbitro nacional, internacional y entrenadora de grandes nadadoras como Alicia Sanz, Ana Montero o Alba Cabello. María, Irene y Mini lo tienen claro. Quieren seguir luchando para llegar a ser como ellas. Sueñan con las Olimpiadas. Es difícil, lo saben, pero están dispuestas a dar todo de sí mismas. Si no llegan, les gustaría ser como ‘Ruti’, como se dirigen a ella cariñosamente. “Es muy buena, mira cómo le quieren”, comenta Esperanza mirando a Rut y a las niñas que salen del agua para los ejercicios de flexibilidad. “¡Cuánto ha evolucionado! Cada vez la sincro es más exigente”, anhela Esperanza. Con o sin pinza, con tocadiscos o CDs, con reglamento o sin él, comparten una pasión. La pasión por las acrobacias acuáticas. “Si nosotras no hubiéramos existido, puede que ellas tampoco”.

Las siete alevines del equipo de Rut cogen aire para completar después, a compás de la música y con mucho ritmo, cada paso, cada movimiento que forman la rutina. Expresivas y con mucha compenetración ensayan una y otra vez la coreografía con el objetivo de perfeccionarla al máximo.

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El maestro Bernardó, junto a algunos alumnos de la escuela, entre ellos Jorge Isiegas (primero por la derecha) y Fernando Giménez (segundo por la derecha, con sudadera Oxford).

Lidia de futuros maestros “Llegar a ser figura del toreo es casi un milagro. Pero al que llega podrá el toro quitarle la vida; la gloria, jamás”. Bajo esta premisa de la Escuela de Tauromaquia de Madrid, más de medio centenar de chicos y chicas se enfrentan cada día a la dureza de un modo de vida. Su mayor virtud: la fuerza, el carácter. Pero sobre todo, la ilusión

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ajo un toque de corneta, o gesto, proveniente de uno de los maestros, el Macareno, los futuros matadores realizan el paseíllo a uno de los pabellones de la Venta del Batán en Madrid, seguidos de su cuadrilla y de algunos miembros del personal de la escuela: maestros y entrenadores. Una docena de jóvenes con capote y espada en mano se distribuyen a lo largo de la nave. El fuerte color fucsia y amarillo de los capotes

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y el rojo intenso de las muletas resalta sobre la frialdad de las paredes blancas en las que cuelgan algunos pósters sobre toros. Cada uno conoce su tarea y puesto. La mayoría desliza el capote controlando cada movimiento del brazo y tronco. Arriba y abajo, a un lado y a otro practican diferentes tácticas de pases. Otros sujetan unos cuernos de color caramelo y a la cita de los pequeños matadores corren encorvados con intención de embestir. El juego del toreo.

El rostro serio, miradas fijas, el tronco estirado y la cabeza bien alta. Concentración. El silencio de aquellos que individualmente manejan el capote contrasta con la energía y fuerza con la que otros, muleta en mano, citan a los cuernos acaramelados que sostienen sus compañeros. Carácter, estilo. Es algo más que el juego del toreo, es el arte de torear. “Quiero ser torero” Casi 70 jóvenes componen la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Cada semana de lunes a jueves, en los alrededores de la Casa de Campo, entre arboledas y pinares, chavales de 12 a 18 años intercalan, durante algo más de dos horas, entrenamientos de capote y muleta en el pabellón Marcial Lalanda con los de banderillas en el ruedo, además de los ejercicios físicos correspondientes. Otros, en cambio, lo hacen los fines de semana. Apren-

foto: c.mancebo

den la lidia completa, con un único objetivo: convertirse en matadores. Tras los capotes una veintena de chicos y una chica ataviados con chándal y deportivas comparten una misma pasión: la tauromaquia. Fernando Giménez, madrileño de 17 años, se sintió atraído por el mundo taurino a partir de los tres años y recuerda lo impactado que quedaba cuando acudía con sus padres a la feria de San Isidro. Este estudiante de segundo de Bachiller, con sudadera gris de Oxford y pantalones azul marino, asegura con voz grave y contundente que “desde los 12 sabía que quería ser torero”, aunque forma parte de la escuela desde hace tres años. El mismo tiempo que lleva su compañero Jorge Isiegas, zaragozano de 16 años, que, entre el bullicio del entrenamiento, comparte que desde muy pequeño le gustan los toros pero que tardó en convencer a sus padres

El rostro serio, miradas fijas, el tronco estirado y la cabeza alta. Es algo más que el juego del toreo, es el arte de torear de que realmente se trataba de algo más que de una pura afición. Desde que pronunciaron “quiero ser torero”, comenzaron las luchas. La lucha por superarse cada día. La lucha por compaginar los estudios con los entrenamientos. Por sacrificar tiempo con los amigos, viajes u otras aficiones. Pero sobre todo, la lucha por demostrar que los toros significan más que un hobby. Jorge lo tiene claro: “Me ha aportado mucha madurez. Compaginar estudios y toros no es fácil. Aunque yo tenga becerradas, si tengo un examen el lunes la profesora no hace excepciones. Esto exige responsabili-

dad, venir todos los días a entrenar y dar la cara. Y esto pedírselo a un niño no resulta siempre fácil, pero es la forma de vida que hemos elegido” y además, asegura que le está aportando más que la vida académica. La lucha de Mari Carmen Sánchez comenzó ya hace mucho tiempo. Esta joven madrileña de 25 años es actualmente la única chica del centro. A los 11 años dio la noticia en casa y aunque su familia es muy aficionada a los toros y siempre han acudido a los festejos, no asimilaron sus palabras. Tras unos años de pelea por ingresar en la escuela, lo consiguió a los 15 años como recompensa por haber sacado buenas notas. “Siempre solían premiarme por las buenas notas final de curso. Ese año decidí que yo elegiría la recompensa y así fue. Les tendí una trampa”, recuerda sonriente. Emocionada, coge carrerilla y hace un repaso por sus diez años de experiencia: “Mis padres me impusieron acabar la carrera y retomar los toros después”. Después de estudiar Magisterio y realizar estudios en lengua extranjera, Mari Carmen trabaja en un colegio y a diario, cuando acaba la jornada laboral, acude a los entrenamientos. Los fines de semana, por su cuenta. “Aún así -lamenta- no me apoyan cien por cien, pero ya no les queda más remedio que acatar mis decisiones”. Esa ilusión es lo que les hace seguir cada día. Una ilusión que ha convertido los toros en una forma de vida que comparten, a pesar de la diferencia de edad, alumnos y maestros. “Yo con sus años también me comía el mundo -dice sonriente ‘el Macareno’ mientras aconseja a Mari Carmen cómo coger la muleta-. No pensaba en tragedias. Y la primera vez que me pegó el toro una cornada, era casi hasta feliz. Tenía una cicatriz y eso me hacía importante”. Sin perder la gracia ni el acento sevillano, Juan Antonio Alcoba, ‘El Macareno’, relata que lo suyo era jugar al toro hasta que a los 13 años vio una corrida en su ciudad natal. Ahí se dio cuenta de que no era un juego, era vocación y fue buscando la manera de torear alguna vaca. “Cada uno buscaba su escuela”, afirma. Joaquín Bernardó, de 77 años, catalogado como el mejor torero catalán de la historia, relaciona su afición a los toros a la asiduidad con la que acudía a los festejos con su padre. Muy pronto, con 10 años, quería ser torero y ya empezaba a torear de salón. El siguiente paso fue ir relacionándose con gente del entorno taurino e imitar a los toreros. Esa era su forma de perfeccionar y de coger experiencia. “Ahora tienen escuela, nosotros nos la buscábamos”, comenta ‘El Macareno’. Pero, no solo eso. “Ellos tienen zapatillas Nike, sus padres les traen en coche cada día,

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cio de banderillas. Ellos mejor que nadie conocen los altibajos de la profesión. A El Macareno se le nota el brillo en los ojos a través de sus finas gafas, cuando habla de su vida como torero. Recuerda los sentimientos tan especiales que le ocasionaba situarse frente al animal y el miedo que le provocaba muchas otras. Pero nunca pensó en correr. Sí en que le podía matar; pero en correr, no. Entre la emoción de los recuerdos, la ilusión de su vida: el día de la alternativa y el día en que salió a hombros en Madrid en 1968. Continúa el brillo en sus ojos pero asoma un gesto amargo. Habla de su retirada: “Una cornada a destiempo me dejó una pierna imposibilitada y tuve que dejar de torear”. Aún así, ha sabido continuar con esa pasión al mundo taurino y, sobre todo, con su buen humor: “He sido un torero genial”, -contesta para definirse-. “¿Y mi mayor éxito en la vida? ¡Ay que me pongo melancólico!” –bromea pero emocionado: “Tener tres hijos maravillosos y mis nietos”. Bernardó también insiste en la dificultad de la profesión y en la importancia de tomársela en serio: “Si no están plenamente convencidos, mejor que se dediquen a otra cosa”. Riesgo, dureza, sacrificio. Ilusión, mucha ilusión. “Afortunadamente ha habido muchos momentos felices: primer novillo, la alternativa, el debut monumental en México, en Sevilla, en Madrid”, dice sonriente aunque contenido. “La alternativa Mari Carmen Sánchez pone en práctica la lidia aprendida en la escuela en El bolsín de Zamora.

les llevamos al campo a torear y a la vuelta les decimos qué está bien y qué no. ¿Nosotros? Procurábamos estar en los bares donde estaban los ganaderos a ver si había suerte y nos dejaban ir a los tentaderos y a las fincas”. La vida en general ha cambiado y el mundo taurino no iba a ser menos. Bernardó hace hincapié: “Por mucho que en las escuelas se les enseñe y ayudemos a formar toreros, el que funciona es porque tiene algo dentro. Nosotros intentamos que esas condiciones se demuestren y salgan a la luz antes”. Es hasta este momento cuando los jóvenes viven su propio tercio de varas. Tanto en su familia como los maestros les ‘miden su bravura’. Aptitud y actitud Trabajo, esfuerzo, constancia, sacrificio, responsabilidad. Y así, llega el día en el que están frente a frente con el primer becerro. Torean sobre todo desde primavera hasta octubre. Los días de becerradas, a partir de 13 años, o novilladas, a partir de los 16, suelen ser ajetreados: viaje, sorteo de los novillos, preparación de la vestimenta… Suelen ser

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seis novillos y cada joven lidia dos. Los sueños empiezan a cumplirse. Nervios, alegría, miedo. Mari Carmen esboza una sonrisa cuando se recuerda situada en el ruedo de la escuela por primera vez y el becerro embistió. “Es muy gratificante. Te das cuenta de que puedes. Aunque meter la espada me costó muchísimo”, expresa. Gesticulando, cuenta que es en el momento de estar en la plaza, ver que salen las cosas bien, que corta orejas y sale por la puerta grande, cuando todo lo demás se olvida. Ella vivió con mucha emotividad ese momento. Fue en su segundo año de escuela, en su pueblo, Valdilecha, donde cortó las dos orejas y el rabo. Los sueños avanzan. Jorge lo sabe bien. Pese a su corta edad tiene ya grandes experiencias. El primer año en la escuela pudo torear en público, matar su primer novillo, cortar dos orejas y salir a

“Sientes que no te cambiarías por nadie aunque no seas nadie”, declara Isiegas al explicar la sensación de salir al ruedo

fue uno de los grandes sueños de mi vida. Hace unos meses se han cumplido 56 años. Estuve en una nube hasta llegar a la plaza. Mi futuro dependía del éxito de ese día y fue muy importante para mí poder compartirlo con Antonio Bienvenida y Julio Aparicio”. ¡Al toro! Un día con el que todos los alumnos sueñan. Algunos están empezando muy por abajo y hay otros que ya van cogiendo forma como toreros. Jorge no ve mal su futuro. En tres años ha toreado mucho. Ahora, algo desanimado, espera volver a tener tan buenos momentos como en el verano, porque en las últimas ocasiones no ha tenido demasiada suerte. Espera alguna oportunidad importante. Lo mismo ocurre con Fernando. “Anda muy bien, tiene muy buen concepto del toreo” –comenta Bernardó, mientras observa cómo realiza los pases con el capote. Fernando considera que la organización y la dedicación son dos de sus puntos fuertes. Ve bien su futuro, “al menos el cercano” -apostilla-, pero tiene claro que quiere seguir estudiando periodismo para especializarse en

La suerte juega un papel imprescindible para empezar, llegar y mantenerse, pero el esfuerzo es el primer paso

toros. “Nunca se sabe qué va a pasar…” -afirma. Aunque si ambos tienen algo claro es que todo se lo deben a los maestros. Entraron sin saber nada y ellos se lo han enseñado todo. Respeto, humildad y la importancia del trabajo diario. “Las 24 horas del día son una lucha tremenda” -sostiene Bernardó-. “Muchos valores: voluntad, amor propio y a una profesión, como en el caso de Padilla o el sacrificio de estos muchachos no trascienden, no se valorarán al salir a la plaza. Hay gente que piensa que en dos días se hacen toreros”. Aunque coinciden en que la suerte juega un papel imprescindible, para empezar, para llegar y para mantenerse, aseguran que el esfuerzo es el primer paso. ‘El Macareno’ insiste en que si quieren ser toreros que lo demuestren, que se entrenen, que se preparen, que se entreguen, aunque es de los que cree que el torero además nace con algo dentro. “Un don que Dios da. Yo no puedo enseñar a los chavales a tener valor. Yo les tengo que enseñar a torear, que luego se queden quietos…”. Los juegos acabaron. Paso a paso quizá lo próximo sea tomar la alternativa en Zaragoza, ilusión de Jorge, por ser ésta su ciudad natal y una plaza con muchos recuerdos; en el Puerto de Santa María, en el caso de Fernando, por ser la ciudad de origen de su padre y de su apoderado; o en Sevilla, la plaza del arte para Mari Carmen. En cualquier caso, ese será el tercio de muerte.

foto: cedida

hombros. Sus resultados tuvieron como consecuencia, además, que sus padres le tomasen más en serio. Hasta entonces, se trataba solo de un juego. “Fue uno de los días más importantes de mi vida. Sientes que no te cambias por nadie aunque no seas nadie”, cuenta mientras contiene la emoción. Al año siguiente, fue su debut de luces en Valdilecha. “Ahí te sientes el doble de grande”. El traje fue un regalo de El Tato, un matador de toros zaragozano que suele ayudarle. Y en su experiencia destaca la oportunidad de haber indultado un novillo. “El novillo salió muy bueno, el presidente sacó el pañuelo naranja y… -coge aire y concluye- fue lo más grande”. Como cuando se pone en el campo con el matador Alberto Aguilar, que también le ayuda, frente al toro. “Es como torear al becerro pero multiplicado en todos los sentidos: tamaño, miedo…”. Isiegas tiene claro lo que quiere. No sabe si continuará con los estudios o no, pero él ha elegido su oficio. Confía en sí mismo e intenta controlar cada situación. Para los momentos de duda o bajón, ahí están los maestros para avivarles. Llega el ter-

En un entrenamiento, Mari Carmen cita a un compañero, que enviste, para que ella practique la muleta.

foto: c.mancebo

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El actor Alfonso Begara, El Chato en ‘Bandolera’, en su terraza en La Latina.

Una carrera de fondo Gestos, palabras, acciones y textos ayudan a jóvenes del mundo de la interpretación a exteriorizar sus inquietudes. Ilusionados, con mucha energía y sin parar de trabajar buscan un papel; su papel. Principiantes, estudiantes o ya profesionales comparten una misma pasión: la magia de comunicar mediante sus acciones

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in caballo, ni cuadrilla, ni siquiera en un lugar solitario y desierto, sigue teniendo algo de bandolero. Sentado en una silla blanca de plástico, en su terraza en la Latina, en Madrid, rodeado de plantas y un par de sofás, sustituye las pistolas por un cigarrillo, y el vino, por un vaso de agua. No es aficionado al robo, al contrabando ni al secuestro, como El Chato, su personaje en la serie Bandolera, pero sí que tiene algo en común con él: Alfonso Begara es un luchador nato. Tampoco viven la misma época, ni visten el mismo atuendo, pero son libres, viscerales y transparentes. Actúan por impulsos. Defienden a ultranza a los suyos y reaccionan ante el mal reparto de la riqueza. El Chato dice todo lo que piensa, Alfonso a veces tiene que callar. Natural, reflexivo, desprende sencillez. Con pantalones bombachos, una camiseta básica azul, el pelo abultado y la barba un tanto desaliñada, cuenta con simpatía y un

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toque interesante que la necesidad de expresar, “de soltar cosas”, le impulsó a la interpretación. Desde pequeño siempre “la estaba liando”. Le gustaba participar en todas las actuaciones del colegio y también formó parte del grupo de teatro La casa inventada, en su pueblo Torredonjimeno. Una vez acabado el COU, no tenía ninguna duda: quería ser actor. Pistoletazo de salida Pruebas y más pruebas. Estudio de autores, chequeo físico de voz y cuerpo, interpretación... y cuando quiso darse cuenta ya estaba dentro de la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga. Estaba más cerca de su

No necesitan ser los más talentosos, ni tener el mejor físico, ni la mejor voz, basta con tener inquietud, vocación

sueño. Un sueño por el que luchan muchos jóvenes cada año y para el que superan duras pruebas de acceso a las escuelas. Ana Cañas lo sabe bien. Esta cántabra de 19 años está a punto de acabar su primer curso de interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD). Desde pequeña sabía lo que quería: actuó en el grupo de teatro del colegio, más tarde en una compañía de Santander y cuando acabó Bachiller se preparó específicamente para acceder a la escuela. “Un día en la RESAD es, sobre todo, divertido, aunque también muy cansado. Lo bueno es que hay muchas clases prácticas, algunas que desde fuera incluso parecerán juegos, pero realmente para nosotros no lo son”, cuenta Ana, con mallas y camiseta de deporte, apoyada sobre la espada de esgrima, mientras hace un parón en su clase. Considera que es imprescindible que un actor tenga una buena base. Alfonso opina lo mismo. No son los únicos. Cientos de jóvenes como Ana (y no tan jóvenes, las edades se comprenden entre los 18 y los 40) se preparan cada año en la RESAD, la escuela española más antigua e importante. Según sus preferencias, seleccionan los itinerarios: interpretación textual, gestual o musical; dirección de escena y dramaturgia o escenografía. No necesitan ser los más talentosos, ni tener el mejor físico, ni la mejor voz; basta con tener inquietud, vocación. “No hay una predeterminación genética para ser actor”, opina Mario Ballesteros, estudiante de 25 años de último curso de interpretación. Su compañera Marta Guerras, de 22 años, asiente y apostilla: “Lejos de que una persona tenga mejores aptitudes que otras, que siempre ayuda”. En forma Iniciativa, esperanza, paciencia, constancia, pasión. A coro enumeran qué no puede fallar tanto dentro como fuera de las aulas, mientras terminan el pincho y el café y apuran

Marta Guerras y Mario Ballesteros, alumnos de último curso de Interpretación en la RESAD.

los últimos minutos de cafetería antes de la siguiente clase. “Llegamos a las nueve de la mañana y no nos vamos de aquí hasta las nueve de la noche. Exceptuando días de principio de curso y alguno que conseguimos escaparnos”, explica Marta con los ojos bien abiertos. Mario añade: “Por norma los días aquí son agotadores; pero, ¡sarna con gusto no pica! Cómplices, sus ojos verdes brillan y muy sonrientes concluyen que “aguantan del tirón”. Los días no acaban a la salida de la RESAD. La formación continúa. Entre semana no encuentran mucho margen, pero siempre necesitan tiempo de reflexión. Alfonso, que hace ya un tiempo que dejó las aulas, reconoce que la labor de uno mismo es imprescindible: “Los actores tenemos que mantener a tono una serie de ejercicios. Depende después de lo que cada uno se exija y haga”. Crean su papel. Carácter, actitud y mu-

cho empeño son necesarios para obtener resultados. “La suerte la buscas tú con tu actitud, con la forma de hacer las cosas”, afirma Alfonso, mientras molesto por el sol achina los ojos. No cree en la suerte; sí en las coincidencias. Después de trabajar algo mucho, llegan las posibilidades. “Estaba en forma en ese sentido”. Maratón Tras varias prácticas en la Escuela de Interpretación en Málaga y unos pinitos en la serie andaluza Arrayán, Alfonso aterrizó en Madrid “más perdido que la leche”, ríe. Trabajó como figurante en algunas series y, finalmente, llegó su momento. Había preparado un monólogo impresionante de La vida es sueño, también tuvo que cantar y tanto trabajo tuvo su recompensa: la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Después de algún que otro papel, desde hace año y medio es el momento de El Chato. Mario y Marta también han compaginado estudios y trabajo. Entre el bullicio de la cafetería y el chirrido de la vajilla, ella

Alfonso es tajante: “La experiencia te ofrece más presencia, tranquilidad, pero nunca sabes cómo vas a acabar”

levanta la voz y alegre cuenta su experiencia. Grabó la miniserie Karabudjan para Antena3 entre España y Colombia, y el año pasado fue compañera de Alfonso en Bandolera. Tuvo que dejarlo para poder llevar el curso al día, pero espera volver cuando acabe. Mario, en cambio, ha vivido la experiencia de la gira de teatro. Desde que comenzó en el grupo de teatro clásico del instituto, se asomó a la ventana de este mundo y supo que era para ella. “Le miré a los ojos a mi padre y le dije: Yo quiero hacer esto. No tuvieron otra opción”. Mario ha intercalado sus clases en la Resad con la experiencia de la gira en teatro. Como su compañera, él también dio sus primeros pasos como actor en el instituto y aunque con dudas al principio, se vio dirigido y avocado a esto. No vale confiarse ni acomodarse. Alfonso es tajante: “la experiencia te ofrece más presencia, tranquilidad, seguridad, pero nunca sabes cómo vas a acabar”. Resopla. Bebe agua. A veces, se ve y no se reconoce, saca pegas de todos los lados aunque ahora admite que se está empezando a gustar algo. “Me aplaudo también”, bromea y da palmas. “Hay que coger el tranquillo a este mundo que es una salvajada, tan rápido y tan locamente haciendo, a contrarreloj”, concluye pensativo y pausado. Una carrera de fondo. Nunca se sabe

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cuándo va a salir un casting, no puedes parar de moverte, no puedes elegir. “Nunca sabes dónde va a estar el tren y si no estás atento…”, señala Mario que coge aire y mira a su compañera. Con mayor o menor seriedad en sus palabras, no importa, no pierden la sonrisa. Carlos Tuñón, periodista sevillano de 27 años, estudia segundo curso de Dirección de escena y hace una analogía con la maratón de los 30 kilómetros. “Encuentras un muro en el transcurso de la carrera. No te queda nada pero ves que no llegas. Un bache mental. Eso suele ocurrir en todos los montajes: un actor lo deja, se lesiona, la sala se cae… Ahí se ve cómo es un director y cómo otro”. Vaso medio lleno Pero la satisfacción de hacer lo que les gusta puede más. Las sensaciones sobre el escenario, para algunos, y detrás, para otros, resultan indescriptibles. Mario, risueño, cuenta que es un proceso que engancha, “al final estás investigando sobre el mundo, sobre ti y sobre lo que queremos comunicar”. “Es una conexión mágica con el compañero y el público”, añade Marta. Carlos, más serio y correcto, levanta la mirada sobre el ordenador portátil con el que trabaja y destaca la relación con sus compañeros en la escuela. “Somos muy distintos, con poéticas, ideologías y gustos diferentes, pero llama la atención la compenetración que tenemos”. Hace hincapié en la importancia de llevar hasta el final aquello que quiere contar, el papel que en cada momento quiere interpretar y que tiene un mensaje que trasladar. Alfonso, en su experiencia, también describe mágicos esos momentos a la hora de subir al escenario. Recuerda con especial cariño la interpretación en Córdoba de El sueño de una noche de verano, “hubo un eclipse de luna, fue algo mágico, de esos momentos de estar en el teatro y ser feliz”. Como si estuviese metido en un papel que representó aquella noche continúa: “Cuando interpreto me concentro. Por un lado, no siento, me distancio y actúo de manera fría. Pero por otro, cambias eso que sientes tú por lo que siente tu personaje”. Aunque guarda recuerdos y momentos increíbles como en la película de Camarón, o su papel de El gitano en Amar en tiempos revueltos, valora realmente al actor de teatro: “Esa respiración, esa pausa, ese silencio mágico que se experimenta con el público”. Marta y Mario disfrutan a diario con lo que hacen pero consideran que la mejor experiencia está por llegar. El culmen de estos cuatro años pronto lo verán reflejado en las

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Los alumnos perfeccionan su expresividad corporal en clase de gimnasia.

obras que día y noche se dedican a preparar estos últimos meses y que, a final de curso, podrán representar, momento en el cual demostrarán todo lo aprendido, todo lo que han ido absorviendo en estos cuatro e intensos años. A Carlos aún le queda un poco más. Los tres, positivos, esperan encontrar la satisfacción de trabajar en el mundo de la interpretación. Poco a poco han ido cumpliendo sus sueños. Alfonso lleva ya casi diez años

Las sensaciones sobre el escenario, para algunos, y detrás, para otros, resultan indescriptibles

en Madrid. Y esto sigue. ¿Su sueño? Le encantaría tener una casita alejada de la gran ciudad donde poder grabar y componer allí con sus colegas. Pura humildad. Lo natural es lo que más le gusta, por eso cuando le dicen “eres famoso”, con gracia y mucho desparpajo contesta: “No, no te equivoques. Yo soy un currito, un currela, un currante”. Buscan comunicar. Y en este punto, la profesión de actor o director, no difiere tanto de la de un periodista o un comunicador. Quieren expresar. Expresar con gestos, palabras, música, texto. Carlos lo tiene claro: “Queremos ser reflejo de la sociedad, de lo que pasa, transmitir ciertos mensajes y poder cambiar”.

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Paso firme Desde el director hasta los alumnos más jóvenes, pasando por un puñado de diseñadores, constantes y con mucha ilusión, trabajan en la escuela y en la agencia Promodelia en Madrid. Con paciencia y mucho empeño procuran no tambalearse ni perder el equilibrio para alcanzar la meta: un hueco en el mundo de la moda

E

n el número cuarenta y seis de la calle General Díaz Porlier, en el Barrio de Salamanca, en Madrid, existe una fábrica de sueños. Sueños lejanos, otros próximos y algunos ya reales. Cinco maniquíes, tres vestidos de mujer y dos de hombre, asoman tras una cristalera en la que se puede leer: belleza y estilo. Un vestido blanco, un par de camisas de cuadros, unos vaqueros y algunos complementos: un cinturón, un bolso, un par de sombreros y varios collares presentan Promodelia, una de las agencias de moda más dinámica. Detrás de la cristalera, los maniquíes de carne y hueso: una decena de jóvenes modelos, varios diseñadores y Fermín Asensio, director de la agencia. Hace ocho años Fermín tenía un trabajo que estaba bien, cada día con traje y corbata se encaminaba a su puesto, pero “echaba más horas que un tonto” y no trabajaba para él. Al final, animado por compañeros de profesión y un puñado de amigos decidió montar Promodelia. Indirectamente el mundo de la moda siempre había estado presente en su vida: la costura a través de su madre y su abuela y la fotografía a través de su padre. Ahora, cada día acude a su despacho simplón, en la planta baja de la agencia, en el que no destaca más color que algunos cuadros entre las paredes y estanterías blancas. Allí, combina la parte vocacional y la pasión por la moda, con lo complejo de la empresa: trasfondo económico, pagos a cuadrar, cuentas y gestiones financieras. Lo que menos le gusta y para lo que menos preparado está. Toda una aventura. Desde que puso en marcha la empresa en 2004, el balance ha sido positivo. Dos años de agencia lograron un bagaje y un conocimiento que sirvió para poner en marcha en 2006 la escuela de modelos. A partir de ahí, sin acomodarse en las clases, tocó luchar con el objetivo de que los chicos y chicas de la escuela pasaran a la agencia. Un modo de filtrar a la gente con la que se quiere trabajar. “Hoy en día todo el mundo tiene un book, te mandan propuestas, algunas muy interesantes pero no sabes nada sobre esa persona y no te puedes jugar todo guiándote únicamente por la primera im-

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Está seguro de que el camino se hace andando. Por eso, prefiere ir pasito a pasito pero con firmeza Un perfil luchador y constante, con una vida ordenada, cumple con los requisitos de Promodelia

presión”, comenta Fermín para seguir explicando el funcionamiento de la escuela. Los cursos duran cinco meses y después, ofrecen unas prácticas “y con suerte algún trabajo remunerado”, añade. Está seguro de que el camino se hace andando. Por eso, prefiere ir pasito a pasito pero con firmeza. Le gustan las cosas serias, como él, bien hechas. Se interesa por cada uno de los jóvenes que componen la escuela. Considera primordial tener una visión sobre sus modelos: preparación, si son de fiar, mínimamente profesionales, puntuales, qué trato muestran con el cliente. No todo fachada Un perfil luchador y constante, con una vida medianamente ordenada cumple con los requisitos de Promodelia. No exige unas medidas, pero sí unas aptitudes. El primer asalto: entrevista conjunta con padres e hijos. Para los alumnos, de entre 13 y 17 años, resulta indispensable el papel de sus padres. “No solo en las autorizaciones,

Futuros modelos se preparan en la escuela cada sábado. A la izda. Fermín Asensio, director de Promodelia.

Una modelo sigue las técnicas que ha aprendido en el curso de maquillaje.

sino en el paso del acceso”, aclara el director de la agencia, Fermín Asensio. Cada sábado una decena de chicos y chicas acuden al barrio de Salamanca para atender desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde clases de pasarela, técnicas de certámenes de belleza, fotografía, ‘posing’, estilismo, asesoramiento de imagen, maquillaje, casting, pautas para una entrevista de trabajo y protocolo. Cursos exclusivos donde las plazas son muy limitadas con un único propósito: formar y formar bien. Fermín insiste en la idea de poder dedicar tiempo a los chicos, en conocerlos personalmente y que ellos puedan disfrutar más de la agencia. “De otro modo, la empresa sería más boyante económicamente seguro, pero eso no te da calidad”, opina. Comunicación, personalidad, carácter, actitud ante las cámaras, ante las prácticas y los trabajos, constancia. Les preparan como modelos pero buscan además constituir una experiencia como personas con el objetivo del aprendizaje. Las medidas y el físico varían según el tipo de trabajo. “No todas las modelos tienen que ser el prototipo de Cibeles”, defiende Fermín, “allí son todas maniquíes”. En la agencia dependiendo del trabajo solicitan chicos y chicas de distintos perfiles. “Si esto de las tallas y medidas fuera matemático, a Messi cuando le llevaron a la

cantera del Barcelona le hubieran dicho que era bajito y que se dedicara a otra cosa”. Morenos, rubios, más altos, menos, con ojos claros u oscuros, con estilos muy diferentes, sentados en semi-círculo, las siete chicas y los dos chicos escuchan atentos la lección de maquillaje. En la sala principal, frente a los espejos con bombillas en los márgenes que ocupan la pared blanca y sobre los que se distribuye una colección de las revistas de moda actuales, los futuros modelos en silencio observan los pasos que Jonathan Cirujano, asesor de imagen, maquillador y peluquero, sigue mientras maquilla a una de las chicas, Raquel Real, de 18 años, que lleva en la escuela desde diciembre. Sin pausa Hace escasos meses emprendieron la marcha en el mundo de la moda. Sin previa experiencia, algo perdidos pero con muchas ganas llegaron a Promodelia. Raquel, morena, muy coqueta recuerda con simpatía lo mucho que le costó convencer a sus padres. Insistió y al final, lo logró. Desde entonces ha hecho sus primeros pinitos en casting, pasarela y fotografía. Otros compañeros aún no han tenido la oportunidad. Sergio Andrés, de 13 años, lleva apenas dos meses en la escuela y su objetivo es compaginar moda y cine, aún no ha tenido la oportunidad de

realizar unas prácticas pero espera ilusionado ese día. También Andrea Lalueta, de 14 años. Hace un mes que entró en la escuela pero tiene muy claro que es su sueño, a lo que quiere dedicarse. Tímidos, serenos, se observan unos a otros y sonríen. Buscan la manera de romper el hielo. Sonríen, todo el rato. Transmiten alegría, sus ojos brillan y de vez en cuando sueltan algo por impulso. Bajito, muy bajito. Jonathan, equipado con un cinturón en el que porta los distintos cepillos, brochas, pinceles y demás utensilios, con mucho desparpajo intenta promover el diálogo mientras rebusca entre los neceseres colocados en las baldas de los espejos. De fondo la radio ameniza la sala en la que destaca un ligero aroma a incienso. Cada sábado suben un peldaño, dan un paso más. También le ocurre a Fermín. Pequeños logros y éxitos dan forma a la escuela y agencia, en la que cada vez consiguen más convenios para prácticas, eventos para pasarelas, revistas y firmas importantes. Se requieren muchas horas de trabajo, sacrificio y esfuerzo. Promodelia sigue unas líneas claras como marca: punto de vista pedagógico, formativo y de trabajo en equipo. Yulema Lien Cruz, de 18 años, lleva tres semanas en la escuela, aunque ella ha tenido contacto profesional como modelo. “Hasta

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que cumplí 18 que fue cuando me decidí a entrar aquí, me he movido por mi cuenta. Hice un desfile para JVera, una diseñadora de Madrid, en el que tuve que abrir y cerrar la pasarela. Estaba muy nerviosa pero solo pensé que iba a hacerlo bien”, cuenta elegante Yulema con mirada penetrante mientras se coloca bien el pelo oscuro y rebelde en una coleta. Su compañera Laura Suárez, dulce, de rasgos finos y ojos claros ha hecho prácticas para la imagen de una discoteca, un desfile de Tele5 y para una marca del showroom, Piquilla. En cadena Los sueños se van cumpliendo en este rincón del barrio Salamanca, donde también hay hueco para los diseñadores, que exponen sus muestrarios a lo largo de los 200 m² del local. Piquilla ha apostado por darse a conocer así. Raquel Rodríguez, toledana de 30 años y Beatriz Sanabria, madrileña de 34, son jóvenes emprendedoras en la moda. “Primero lo ves como algo inaccesible, ni te lo planteas cuando tienes la oportunidad de estudiar pero llega un momento en el que te das cuenta de que es lo que te llena”, comenta Raquel mientras enseña su colección. Los colores, la vivacidad y un toque andaluz crean Piquilla. Las marcas del showroom, las modelos de la escuela, de la agencia y Fermín acaban formando una misma imagen. Sueños más o menos lejanos pero en los que los protagonistas comparten la misma ilusión. Dedicación, constancia, iniciativa no pueden despegarse del trabajo en equipo. “Hay gente que a todo esto después le llama suerte”, reflexiona Fermín mientras observa cómo Raquel organiza sus vestidos y los futuros modelos se maquillan después de seguir las instrucciones de Jonathan. El trabajo resulta esencial. “Y sí, a veces echando horas acabamos teniendo ese factor suerte que nos da prestigio”, afirma. Sin padrinos, ni contactos, ni ningún tipo de familiaridad se relaciona con los trabajos que han hecho para Agatha Ruiz de la Prada, Paco Roca o Juanjo Oliva. Ni tampoco para el último gran trabajo para Loewe. Labor de pico y pala, profesionalidad y una buena formación son el secreto. No basta con ser guapa, ni siquiera la más guapa. El carácter es imprescindible. “Una chica puede resultar diez en cuanto a físico, alta, guapa, delgada, pero puede no funcionar a nivel personal: no tener sentido del trabajo, irresponsabilidad, impuntual. Aquí lo medimos todo. La clave es la actitud”, zanja Fermín que deja entrever una vez más su esencia.

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Yulema Lien Cruz, de 18 años, busca hacerse un hueco en el mundo de la moda.

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Gorros, pelotitas, sombreros y aros. Juegan a voltearlos y mantenerlos sin que caigan al suelo. Concentración.

Los alumnos de primer curso en Carampa practican malabares en una de las carpas que sirve como aula.

Equilibrio mágico Con ilusión, esfuerzo, positivismo y muchas horas de trabajo, jóvenes a partir de los 18 años se forman en la escuela de circo Carampa, en Madrid. Acrobacias, verticales, trampolín, cuerdas y malabares suponen más que un espectáculo, les aportan una forma de vida que quieren dar a conocer a través de su lucha diaria

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equeños moratones manchan sus piernas y brazos. Dos heridas en los pies y las manos. Hace tiempo que dejaron de sentir el dolor. Ásperas, secas, con durezas y la piel levantada. Ella es fuerte. No muestra ningún tipo de lamento. Se observa la palma, frota sus dos manos y sonríe. Recoloca la camiseta negra de licra y los pantalones cortos del mismo color, que tenía arrugados, mueve la cabeza, y con ella la rasta que asoma de su pelo negro afro. Descalza camina firme sobre la colchoneta azul. Seguridad. Se estira y se dispone a volver donde él. El culpable de sus magulladoras, pero también de su incesante sonrisa: el trapecio. Hamali Valdovinos, mexicana de 25 años, estudió Conservatorio y a los 18 años se mudó a Francia para dedicarse a lo que más le gustaba: la danza contemporánea. Cuatro años más tarde se dio cuenta de que podía seguir formándose y descubrir cosas

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nuevas en Carampa, la escuela madrileña de circo, donde está a punto de acabar su segundo y último curso, especializada en trapecio y verticales. Domina la técnica, se desenvuelve con soltura en las colchonetas y tiene una inmensa agilidad para colgarse del trapecio, dar una pirueta y mantener el equilibrio. No es talento, sino el resultado de muchas horas de incesante entrenamiento y preparación. Calentamiento, acrobacia, trampolín, preparación física, trapecio, flexibilidad y verticales son las causantes de sus resultados. En eso consiste su día a día. Cuando a las cinco de la tarde acaba las clases, sigue tra-

Mañana, tarde e incluso apurando algún momento de la noche, resulta perfecto para entrenar en Carampa

bajando por su cuenta, hasta las nueve o las diez, dependiendo del día. El espíritu Carampa La pereza no existe. Día a día. Mañana, tarde e incluso apurando algún momento de la noche, resulta perfecto para entrenar. Las carpas blancas y azules, ubicadas en el Albergue Juvenil Richard Schirrmann, en la Casa de Campo, no conocen el aburrimiento. Tampoco la derrota. Malabares, acrobacia, danza, aéreos, verticales, flexibilidad, equilibrio de mano, preparación física y cama elástica, además de las especialidades a las que optan los de segundo curso: equilibrio sobre objetos, portes acrobáticos, cuerda, trapecio, telas y malabares. Sin olvidar las clases teóricas: iluminación y sonido, escenografía, anatomía, nutrición, historia del circo, informática o dramaturgia. Mientras los de segundo curso repartidos entre los compartimentos de la gran carpa azul preparan sus números o asisten a algunas clases, según sus especialidades, un grupo de alumnos de primero descansa. La hora de la comida. Algunos, con tuper en mano, aprovechan el momento para sentarse al sol en unos bancos de piedra situados en la entrada; otros se distribuyen por el chiringuito. Cuatro mesas de colores decoradas con recortes de revistas, sillas amarillas y al

fondo una barra de bar americana abarrotada: tupers de ensaladas, macarrones, arroz; termos de té; una sandwichera; una cuchara excesivamente curvada; una mochila; unas galletas y un rollo de papel higiénico. Una mezcla irreconocible de olores se expande por la zona. Jóvenes entran y salen de detrás de la barra donde preparan la comida en los tres microondas de los que disponen, cogen algo del frigorífico, se sirven agua de los garrafones que se apilan en una esquina o rebuscan algo para picar en los armaritos. “Un, dos, tres. ¡Vamos! ¡Otra vez!”, se escucha repetidamente tras el segundo telón de la carpa, mientras los alumnos de primero devoran sus platos y bromean, con la boca llena, antes de asistir a la siguiente clase: malabares. Llega el turno de la práctica favorita de Lucas Sileri. Este peruano de 21 años sintió especial atracción por los malabares a los nueve. Empezó a estudiar Psicología, pero no acababa de entusiasmarle. “Entonces investigué sobre la opción de estudiar circo y no era tan irreal como lo pintan”, explica Lucas. Fue importante. Materializó la idea y puso rumbo a Carampa, que había conocido gracias a unas charlas que se impartieron en Lima. ¿Por qué? No tiene ninguna duda: “Es muyyyy divertido”, dice con seguridad mientras sonríe, mira a sus compañeros, da una palmadita a uno y susurra con gracia: “Además son un amor estos chicos. Lo dejamos acá como misterio…”. Crea un breve silencio, al que le siguen carcajadas. Se da media vuelta y sale de la carpa. Hora de trabajar. Lucas acude con otros cinco compañeros a una carpa blanca, más pequeña, situada a escasos metros. Cada uno se acerca a sus instrumentos: gorros, pelotitas de distintos tamaños, sombreros, aros y juegan a voltearlos y mantenerlos con equilibrio sin que caigan al suelo. Pero caen. Vuelven a ello. Concentración. Poco a poco van complicando el número. Ensayan sobre tablas, en movimiento. Se respira tranquilidad. Solo una música de fondo interrumpe el silencio presente en la carpa. El profesor se pasea, les observa, pero no interviene. Mientras, otro grupo de primero asiste a

No todo es práctica; también hay clase de Anatomía y Relajación, entre otras.

la clase de anatomía y relajación. Tumbados sobre unas colchonetas azules en el último compartimento de la carpa principal, algunos se dan masajes, otros cogen notas y otros aprovechan para estirar mientras la profesora les pregunta por algunos músculos. “¡Que eso es un hueso!”, corrige una alumna a otra mientras todos ríen. Sin límite En la barra del bar también se escucha jolgorio. Los madrileños Óscar de Nova, de 21 años, y Miguel Rubio, de 26, suplican al tutor que deje de comerse sus galletas. “¿Ves?

Hamali Valdovinos, mexicana de 25 años, prepara su número de verticales para su trabajo de fin de curso.

Se come la comida de sus alumnos”, vocea Óscar. Es la hora de la tutoría de los alumnos de segundo. Algunos preparan sus números, otros optan por tumbarse durante un rato en las colchonetas o sentarse en la zona-bar. Es viernes y las horas pesan. Javier Jiménez, profesor y fundador de la escuela les ha dado luz verde. Carampa es eso. “Entrenar, cansarme, pasármelo bien, estirar y sufrir. Bueno, y pasármelo bien otra vez”, afirma Óscar que sentado en uno de los taburetes se apoya en la barra. Lleva una camiseta gris de tirantes que muestra sus brazos musculosos y en sus manos se observan durezas y rasguños. Su compañero, Miguel, relaciona el sufrimiento y la pasión. Van unidos. “Al final el dolor es el camino para llegar a los resultados. Si algo no te duele está mal hecho”, añade mientras estira las asas de la mochila negra, se coloca la chaqueta y se sienta. Desde el principio supieron que el camino no iba a ser fácil. Óscar, hace unos cinco años que tomó la decisión. Por más que le dijeron que se buscase un trabajo él estaba convencido de lo que quería y siguió los consejos de su tía: “Si vas a hacerlo, sé el mejor”. “¡Ey! Y míranos, que somos Premio Nacional de circo”, exclama y da un salto del taburete. “Eso, eso”, afirma Miguel, que bromea acerca de lo importantes que son. Decidió que quería formar parte del circo en un botellón: “Era el único que no bebía y entonces me dedicaba a hacer malabares”. A continuación, pruebas de acceso en las que se enfrentaron a estudios físicos de flexibi-

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vier, que de vez en cuando se pasea para observar a aquellos que siguen preparando sus números. En el ambiente, dos sensaciones palpables: la felicidad y el compañerismo. Conviven en Carampa, algunos también fuera, entrenan durante horas y horas a diario, pasan momentos de frustración, tristeza, sufrimiento, dolor, pero aún así no pierden el humor. “¡El circo es felicidad!”, “¡diversión!”, “¡pasión!”, “¡alegría!”, apuntan a coro Miriam Díaz, canaria de 27 años; Mar Torres, murciana de 20, y Hamali, que merodean dentro de la barra en busca de su comida. “¡Fuera de aquí, que con vosotras no va la cosa. Nos quitáis protagonismo!”, señala expresivo Óscar a sus compañeras y hace un gesto para que salgan. Hamali trepa al final de la barra donde se sienta de piernas y brazos cruzados. A su izquierda, sentada en un taburete, Miriam se dispone a comer un tuper lleno de arroz. Mar, en busca de su comida, se queda con la puerta del frigorífico en la mano. Sorprendida, sonríe e intenta colocarla lo antes posible. El resto ríe y aplaude. En los descansos, también malabares.

lidad y fuerza, presentación de un número de tres minutos y pruebas específicas de cada asignatura. El bullicio se hace cada vez más notorio. Tres alumnas se incorporan a la barra donde se sitúan Óscar y Miguel y donde asoma Ja-

Segunda casa Por fin, todos sentados, se tranquilizan y agradecen ese momento de paz. Dura poco. No pasan ni cinco minutos cuando Javier da una vuelta por allí y se dispone a coger otra galleta con total normalidad. Algunos ríen y otros se meten con él: “Deja de quitarnos nuestra comida”. “Son buenas personas”,

apunta Javier sarcástico acompañado de un guiño cómplice. Jefe, creador, papá, boss. Muchas maneras de llamarlo. Es el presidente de la Asociación de Malabaristas y quien decidió fundar Carampa en 1995. España era muy virgen en el campo del circo y vio que en Europa este tipo de asociaciones estaban funcionando bien. Tuvo que “buscar debajo de las piedras” al principio, pero enseguida vio que había dado en el clavo con la escuela. El “creador” de la que es y ha sido la segunda casa de miles de jóvenes. Considera que aún tienen que crecer, encontrar más profesionales que les ayuden a llevar a cabo el proyecto y les gustaría luchar porque en España, como en otros países, los estudios de circo tuviesen equivalencia a una carrera. Tiempo al tiempo. Se necesitan productores, espacios más amplios, subvenciones, pero, sobre todo, romper tópicos. No son perro flautas, ni siguen el cliché del Circo del Sol, ni siquiera viajan en caravana con sus familias. Tampoco son íntimos de leones y elefantes. Son, por lo general, chicos y chicas con estudios, aficionados al deporte, con familias sin ningún tipo de relación con este mundo, pero que comparten la pasión por las cuerdas,

No son perro flautas, ni siguen el cliché del Circo del Sol. Tampoco son íntimos de leones y elefantes

Javier Jiménez (segundo por la izda), fundador de Carampa, imparte la tutoría a los alumnos de segundo.

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los malabares, las piruetas, la danza y, sobre todo, la diversión y satisfacción que esto les produce. “El circo ha cambiado, pero culturalmente la gente no se ha dado cuenta”, apostilla Miriam mientras el resto de sus compañeros le da la razón. No hay rastro de sus sonrisas, ni de las bromas. El bullicio se convierte ahora en una conversación seria, profunda en la que todos comparten una misma idea. “El circo es otro tipo de arte capaz de expresar cosas con un lenguaje propio. Y se ve como un show, pero es más que eso”, reflexiona Mar. Miguel rompe el silencio. Va a descansar un rato, coge su mochila y se despide de los compañeros, que cómplices dialogan sobre sus dos años en Carampa. Son una familia, así se definen. “Cambia mucho tu vida cuando estás aquí, pasamos todos por el mismo proceso y nadie nos entiende mejor”, explica Hamali, que ha pasado de estar sobre la mesa al taburete que ha dejado libre Miguel. Poder cautivador No son genios, ni superhéroes, aunque a veces dé la impresión de que hacen cosas imposibles. Todos ellos son luchadores apasionados del circo. Dedican muchas horas, pero para ellos no es ningún sacrificio. Hacen lo que quieren. Miriam con suavidad y con brillo en los ojos cuenta que en Carampa siempre pasan cosas buenas. “Te da mucha experiencia, te enseña a vivir, a convivir con los demás y a conocerte a ti misma”. Se requiere constancia, paciencia y mucho esfuerzo físico, como señala Mar. Cada día están al límite, trabajan además con las emociones. “Te acabas conociendo muchísimo”, repite. Llevan los ejercicios, y con ellos su vida, a los extremos que a veces les aporta muchísima alegría y otras, mucha tristeza. “Pasamos crisis, claro que sí. A veces te subes al aparato, te frustras y te echas a llorar, y es súper agradecido tener a alguien que está pasando por el mismo proceso que tú”, añade Hamali que acto seguido baja a las colchonetas donde se pone a estirar. Óscar le sigue. En la pista central realizan varios estiramientos y ejercicios verticales. Alrededor compañeros descansan tumbados o sentados sobre dos potros. En el compartimento del centro otros ensayan sus números en las cuerdas o en las cintas. Javier les da una serie de indicaciones. Cada uno según su especialidad, que habitualmente es lo que mejor se les da, prepara el espectáculo de fin de curso. Crean lo que quieren, juegan libremente con sus cuerpos y aparatos. Se traducen a sí mismos. Mar, con camiseta de tirantes,

Óscar de Nova y Hamali Valdovinos practican en las cintas y el trapecio.

pantalón de chándal y tres pares de calcetines, se acurruca sobre una colchoneta a ver los números de sus compañeros: “En el circo cualquier cosa puede ser mágica”. Óscar coge un sombrero marrón, se sujeta bien a las cintas y comienza su espectáculo: giros, flexibilidad, volteretas y cada vez sube más: parece que vuela. La energía y resistencia son sus puntos fuertes. “Es tan genial cuando te sale algo”, exterioriza Miriam sin quitar ojo a cada movimiento de su compañero.

Óscar coge un sombrero, se sujeta bien a las cintas y comienza su espectáculo: giros, flexibilidad, volteretas...

Saben que están cogiendo la base para lo que conseguirán en el futuro. Pero todos ellos quieren llegar más arriba. Cuando acaben en mayo piensan en escuelas superiores en Ginebra, Londres o Montreal. Un peldaño más. Aprenden a ver la dificultad de la cosa, a mejorar, a poner todo de ellos mismos. “Cuando eres espectador esto no se ve”, indica Mar. Una forma de vida. Ilusión, alegría, diversión y mucho trabajo. Lo más importante, que les llena. “Porque del circo se puede crear de algo muy pequeño, algo muy grande. En el circo todo es posible. Eso sí, igual tienes que estar toda una vida para conseguirlo. Yo estoy dispuesta”, concluye con seguridad Hamali.

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Deportistas matrícula

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Si cada 6 de julio Pamplona alza los pañuelicos rojos al viento, Navarra entera se emociona durante el resto del año con los logros deportivos de sus equipos de élite. Como si de un milagro de San Fermín se tratara, la Comunidad Foral, con tan solo 641.293 habitantes, cuenta con diecisiete conjuntos profesionales que compiten al máximo nivel. Pero aún sorprende más que un buen número de sus componentes no solo comparta la pasión por el deporte, sino también por sus estudios universitarios. Una faceta diferente y desconocida con la que esperan disparar el chupinazo del éxito en ambas disciplinas TEXTO Y FOTOS: June Peral/Natalia Pérez FOTOS: I.Antón/C.García/O.García/L.Gutiérrez

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ecenas de ojos se posan sobre él cada vez que acude a la biblioteca. Muchos jóvenes se le acercan para felicitarle, criticar su actuación o comentar las jugadas más polémicas del último choque liguero. ¿Admiración? ¿Curiosidad? No lo tiene claro. Pero a Andrés Fernández, portero titular del Club Atlético Osasuna, no le incomoda sentirse observado cuando acude a un centro público para preparar sus exámenes de Ingeniería Informática, titulación que cursa en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Reconoce que le cuesta aprobar porque el fútbol no le permite llevar los estudios tan al día como le gustaría. Y menos esta temporada, que ha supuesto su consagración en Primera División y le ha otorgado un enorme prestigio a nivel nacional. “Intento realizar trabajos mentales para que la popularidad no destruya mis ganas de aprender”, declara el meta rojillo, que siempre soñó con disfrutar de la vida universitaria. Andrés asegura encontrar la motivación en la auto-exigencia de saber que la carrera deportiva del futbolista es muy corta. Y aunque no niega la dificultad que supone para un jugador profesional embarcarse en el mundo de los estudios superiores, cree que existe un estereotipo de futbolista que no engloba a todos los integrantes del gremio. “Hay jugadores que estudian, pero la mayoría no hace nada. Pienso que es por la percepción de que su vida va bien. Muchos se dejan llevar por el lujo y la vanidad y se engañan inconscientemente, para aparentar en esta sociedad donde se nos muestra que el que tiene dinero y vive de fiesta es más feliz. Es un lastre que tiene cualquier joven que adquiere un nivel adquisitivo alto a temprana edad”, sentencia el cancerbero. Sin embargo, Osasuna no parece un buen ejemplo de esta imagen del futbolista despreocupado por su formación. Marc Bertrán es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Y además de Andrés Fernández, otros tres rojillos cursan estudios superiores en la actualidad. Eneko Satrústegui estaba matriculado en tercero de Magisterio en Educación Primaria cuando el entrenador del club navarro, José Luis Mendilíbar, le reclutó para el primer equipo. “Desde ese día me considero un trabajador que estudia. Ya no veo la universidad como una obligación, sino como una fuente de conocimiento que muchas veces me ayuda a tener la mente ocupada y no pensar en otras cosas”, confiesa. El defensa asegura que, a pesar de ello, vive momentos de agobio porque los entrenamientos muchas veces le impiden acudir a clase o presentarse a exámenes y prácticas

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De izda. a dcha. y de arriba a abajo: Óscar Raya e Iñaki Sanz, del Grupo Iruña Basket, utilizan libros de su carrera para hacer un mate; María Asurmendi, jugadora de baloncesto, estudiando en las gradas del polideportivo de la UPNA; las hermanas Ilargi y Maialen Ona se dedican al waterpolo femenino a la vez que lo compaginan con los estudios; Amaia Antoñana, Ainhoa Silanes, Sandra Ibirucu, Judith Alonso, Itziar Cantero, integrantes del Iskiza Sakana, de gimnasia rítmica, y a la vez estudiantes; Asier Esteban, estudiante de INEF, y Diego Tébar, estudiante de ADE con Derecho, compaginan su face académica con el deporte, ya que forman parte del club Waterpolo Navarra.

obligatorias. En esos casos, organiza su día a día en base a sus compromisos deportivos. “Tengo muy claro que el fútbol es ahora mi prioridad”, sentencia el navarro. Sin problema de horarios Quien confiesa no tener grandes inconvenientes para compatibilizar el fútbol con sus estudios es Jon Echaide. El lateral comenzó a cursar Empresariales en la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Y aunque no le fue del todo bien, no se le pasó por la cabeza dejar de formarse. Reconoce que cuando se acerca un partido oficial, la presión le hace muy difícil concentrarse. Por eso ha aprovechado los últimos meses para recuperar el tiempo perdido en los

“Para mí, la universidad no es una obligación, sino una fuente de conocimiento”, apunta Eneko Satrústegui

estudios. Y es que el canterano osasunista sufrió en verano una grave lesión de rodilla que le alejó más de medio año de los terrenos de juego. “Apenas podía hacer nada y tenía mucho tiempo libre, por eso me centré en ponerme las pilas con la universidad y avanzar lo máximo posible”, recuerda el rojillo. Sin embargo, y aunque desde muy joven ha estado más centrado en su carrera profesional que en los estudios, no achaca al fútbol sus malos resultados académicos: “Me di cuenta de que los números no eran lo mío y decidí matricularme en Trabajo Social en la UNED”, confiesa. Ante la pregunta de qué le empuja a ser universitario, Echaide lo tiene claro: “Mi madre siempre me ha animado a estudiar, pero mi verdadera motivación es la inquietud por querer aprender cada día algo nuevo y mantenerme entretenido”, declara el futbolista, que reconoce que sus horarios le permiten compaginar el deporte y los estudios sin demasiadas dificultades.

“Es verdad que se puede sacar tiempo para hacer otras cosas aparte del fútbol, pero el problema es mental”, interviene Miguel Flaño, que mantiene la teoría de que “cómo vayan las cosas deportivamente influye a la hora de estudiar”. El central osasunista es licenciado en Administración y Dirección de Empresas (ADE) por la UPNA y realiza un curso de postgrado de Derecho Tributario. Tiene claro que cuando deje de competir estará vinculado al mundo de los negocios, por eso continúa formándose con estudios más específicos. Confiesa que el deporte de alto nivel es muy exigente, tanto de forma física como psicológica, y que prioriza su profesión sobre cualquier otra actividad, pero niega que la privilegiada situación económica y social de la que gozan los futbolistas sea un handicap para formarse intelectualmente. “Tenemos menos urgencia para aprobar y eso nos permite tomárnoslo con mayor tranquilidad, pero ser futbolista no es una excusa para no estudiar”. Flaño no olvida que la

carrera deportiva es corta y tendrá que dedicarse a otras cosas. “Será en ese momento cuando pueda aprovechar todo lo que he ido estudiando y ésa es mi motivación”. El central declara que sus profesores y compañeros de clase le hablan de fútbol de forma constante. Además, recuerda más de una cara de sorpresa cuando se enteran de quién es. “Me suelen preguntar si soy el de Osasuna, el de Primera, y a muchos les cuesta creerlo”, confiesa entre risas. A pesar de su popularidad, no recibe privilegios para cambiar fechas de exámenes o trabajos. “Nosotros nos adaptamos a los horarios de la universidad, no al revés. En un par de ocasiones he tenido que pedir permiso al entrenador para presentarme a exámenes y no me

“Los resultados deportivos influyen en la concentración a la hora de estudiar”, recalca Miguel Flaño

ha puesto inconveniente”, asevera el segundo capitán rojillo, por detrás de Patxi Puñal, que recomienda a sus colegas de profesión que se embarquen en la educación superior. Y tiene un mensaje claro para la cantera: “La formación académica y deporte son compatibles. Una cosa sin la otra se queda corta. Pero la prioridad para cualquier niño debe ser estudiar, porque triunfar en el fútbol es muy complicado”. Pero el deporte navarro no se limita a Osasuna. La Comunidad Foral cuenta con diecisiete equipos de élite y, en la mayor parte de ellos, varios de sus deportistas compaginan la competición con estudios superiores. La empresa de pelota vasca ASPE guarda entre su plantel a dos universitarios: Mikel Idoate y Aitor Zubieta, quienes ven el centro superior de enseñanza como un añadido al deporte. “Lo primero es la pelota. Los estudios son algo secundario pero que nunca está de más tener”, comenta Idoate. El pelotari asegura haberse decantado por estudiar

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Derecho porque la asistencia a clase no es obligatoria y, según declara, “no exige casos prácticos presenciales, simplemente hay que estudiar”. A pesar de arrastrar dos años sin acudir al aula, el de ASPE ha ido superando cursos a base de apuntes de compañeros y de las facilidades que los profesores le han concedido: “Recupero las horas perdidas con trabajos y siempre cuento con la disposición del profesorado para resolver dudas”, asevera con rotundidad. Por la misma razón la presencia en clase es facultativa, Aitor Zubieta dedica parte de la mañana y de la noche a la Ingeniería Técnica. Aunque se considera un buen estudiante y ya está sumergido en el proyecto de fin de carrera, el pelotari también resta importancia al estudio en favor del deporte. Recuerda una anécdota desafortunada del año pasado: “A punto de terminar la carrera, me rompí la rodilla y no pude presentarme a los dos últimos exámenes, ya que quise dedicarme en exclusiva a mi recuperación”. Del mismo modo, ha tenido que aparcar asignaturas debido a la coincidencia de exámenes y partidos, puesto que en febrero juega el Campeonato de Parejas y, en mayo, el Manomanista. “Parece que el calendario está planificado para perjudicarme”, comenta con humor. El jugador de Pamplona Béisbol, Juan Latienda, muestra una postura opuesta. Considera el trabajo y el estudio como algo principal, y el deporte como una afición. El beisbolista, que trabaja como profesor y se ha matriculado en su tercera carrera, con-

sidera el estudio un ejercicio de gimnasia mental donde el sacrificio es la clave para rendir al cien por cien. Filosofía compartida, en cierto modo, por Iosu García, perteneciente al Club de Remo Lodosa y estudiante de ADE, y Aitor Otazu, velocista del ISN Pamplona Atlético y matriculado en Dirección de Empresas y Estudios Jurídicos. Ambos piensan en el futuro y consideran su especialidad deportiva como minoritaria, razón suficiente para poner el punto de mira en la universidad como base sólida para el día de mañana. “El remo lo tomo como un hobby y, si algún día no puedo entrenar por algún examen o trabajo, no lo dudo y me quedo en casa”, afirma García. Además, el remero lodosano añade que “la ambición y el instinto de superación siempre deben estar presentes”. Para Otazu, el estudio y el deporte son dos disciplinas complementarias donde la motivación en una influye en la otra, y viceversa. El sábado es el único día de la semana que libra al completo, pero reconoce que, a diferencia de su época en el instituto, los horarios de la universidad le otorgan mayor margen para entrenar y disfrutar también de ratos de ocio entre semana. Ambos jóvenes recomiendan a otros deportistas adentrarse en el mundo universitario siempre y cuando

“Gracias a los apuntes de mis compañeros puedo sacar la carrera adelante”, destaca Iñaki Sanz, del Grupo Iruña

les guste estudiar y no lo tomen como una obligación, sino como una opción que sirva para obtener satisfacción personal y nunca para aumentar el nivel de estrés o agobio. Buena organización Si existe un elemento común entre los deportistas navarros que estudian es la organización. Acostumbrados a llevar una vida complicada en cuanto a tiempo y espacio para ejercitar sus disciplinas académicas y deportivas, muchos opinan que su apretado horario conforma un punto a favor, puesto que conforme más se ven en la obligación de seguir un planning estricto, más fácil les resulta amoldarse a sus deberes. Es el caso de Diego Tébar, portero del Waterpolo Navarra, quien considera que “cada uno debe saber cuándo hay que pensar en deporte y cuándo en estudios”. El guardameta ha sabido aclimatarse a este ritmo de vida y, en más de una ocasión, ha tenido que renunciar a tiempo de ocio y sacrificarse. Lo mismo opina su compañero de equipo Asier Esteban, que dice que “hay que aprovechar al máximo los ratos libres y ponerle ganas. Si lo haces, es fácil compaginarlo”. Aunque sus viajes a Vitoria para acudir a las clases de INEF le han dado más de un quebradero de cabeza. No obstante, al cultivarse en una carrera que gira en torno a la educación física, todo es más fácil: “Cuenta con matriculados que compiten a nivel profesional, e incluso los profesores son deportistas, así que nos comprenden y no suelen poner trabas a la hora de cam-

Casos famosos de deportistas universitarios NACIONALES Pioneros: 1- José Martínez Sánches Pirri (exfutbolista del Real Madrid): Licenciado en Medicina. 2- Emilio Butragueño (exjugador del Real Madrid): Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y posee un Máster en Gestión de Entidades Deportivas por la Universidad de California (EEUU). 3- Manolo Sanchís (exfutbolista del Real Madrid): Licenciado en Económicas y tiene un Máster en International Business en la Universidad Politécnica de Madrid. 4- Pablo Alfaro (exfutbolista del Sevilla): Licenciado en Medicina, finalizó el MIR y se especializó en Ginecología. 5- Xabi Alonso (Real Madrid actualmente) y su hermano Mikel (Charlton Athletic que disputa la Segunda División inglesa): Licenciados en Empresariales. 6- Julen Guerrero (ex del Athletic de Bilbao), Toni Doblas (jugador del Xerez) y Moisés Hurtado (ahora en el Granada): Licenciados en Periodismo.

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Estudiantes en la actualidad 1- Esteban Granero (Real Madrid), estudiante de Psicología. 2- Andrés Iniesta (Barça y autor del gol que le dio el Mundial a España), está matriculado en INEF. 3- Javi Gómez Noia, triatleta. 4- Bruno García y Rebeca Mariño, taekwondistas. 5- Teresa Portela y David Mascato, piragüistas. * Pau Gasol empezó Medicina pero lo dejó al trasladarse a Estados Unidos. INTERNACIONALES 1- Michael Jordan se licenció en Geografía en la Universidad de Carolina del Norte. 2- Shaquille O´Neal es licenciado en Comercio por la Universidad Estatal de Luisiana. 3- Tom Brady, quarterback de los Patriots de Nueva Inglaterra, se graduó en Estudios Organizacionales en la Universidad de Michigan.

Los osasunistas Andrés Fernández, Jon Echaide y Miguel Flaño defienden la portería ante el disparo de Eneko Satrústegui.

biar exámenes, por ejemplo”. Pero el Club Waterpolo Navarra también facilita que sus jugadores puedan compatibilizar los estudios. “Cuando tenemos clase o exámenes, nos permiten faltar a entrenamientos sin ningún problema y eso se agradece”, confirma Tébar. La misma o mejor suerte corren los jugadores de fútbol sala Íñigo Amezketa e Isidoro Garrido, del Triman Navarra. Las dos horas de entrenamiento diarias -cuatro si tienen doble sesión- y disputar partidos únicamente los viernes les permite disponer de mucho tiempo libre, también los fines de semana. Un espacio que ambos aprovechan para dedicarse en exclusiva a sus respectivas carreras. Por su parte, todo ello se ve aún más favorecido en el caso de Garrido, que estudia en la UNED y no tiene clases presenciales. Aunque recuerda que cuando comenzó los estudios solía llevar sus apuntes en los viajes largos en autobús con el equipo, confiesa que ya ha desistido: “No hay forma de dar palo al agua con los compañeros al lado jugando al mus o viendo películas”, confiesa entre risas. Complicaciones Pero no todos los jugadores cuentan con las mismas facilidades. En muchos casos, las numerosas horas dedicadas al entrenamiento ponen a más de uno en un aprieto. Iñaki Sanz y Óscar Raya, pertenecientes

al Grupo Iruña Basket Navarra, son un ejemplo. “El baloncesto a este nivel requiere muchas horas y exigencia física. Al llegar a casa, cuesta demasiado estudiar y concentrarse”, explica Sanz, licenciado en Ingeniería Agrónoma y estudiante de Ciencias Ambientales en la UNED. Así, la disciplina se convierte en su aliada. Un valor común que consideran aplicable al deporte y a la universidad. Pero aún más llamativo es el caso de Raya, canterano de la sección de baloncesto del Fútbol Club Barcelona, que se lanzó a la aventura del estudio obligado por el club, que le exigía una formación de grado superior. Aunque más tarde, cuando abandonó el conjunto azulgrana, decidió continuar con sus estudios pensando en su futuro. El pívot cursa Marketing a distancia por la Universidad Oberta de Cataluña, donde realizar cada examen se convierte en un reto para él debido a la distancia. “Jugamos los viernes en Pamplona y me examino los sábados en Barcelona, así que según termina el partido, cojo el coche y viajo hasta allí”. Pero el caso más extremo viene del ba-

“Los profesores me dicen que he escogido la vida del deportista, no del estudiante”, señala Ibai Meoki

lonmano. Un deporte muy azotado por la recesión económica y que ha visto aumentar el número de jugadores que se han reincorporado al estudio. Lo explica Javier Borragán, balonmanista del Helveita Anaitasuna y estudiante de Ingeniería en la UPNA: “La crisis ha provocado impagos y muchos deportistas ven peligrar su salario y buscan una alternativa”. Además, añade que no solo se trata de universitarios, sino de jugadores que optan por finalizar la secundaria o realizar un curso de Formación Profesional. Un ejemplo lo protagoniza su rival en las pistas Ibai Meoki, jugador del Amaya Sport San Antonio. Explica que estudiar se ha convertido en la única salida debido a la mala situación que vive su deporte. En su club sufren un incumplimiento sistemático de pagos desde diciembre y no existe una fecha definida para la resolución del caso. Por eso, Meoki da prioridad a sus estudios de Ingeniería y asegura que seguirá en el balonmano mientras le permita obtener dinero sin tener que renunciar a la universidad. “He tenido dificultades e incluso un profesor me recriminó que he escogido la vida del deportista y no la del estudiante, pero sé que mi futuro se encuentra en los estudios”, no duda en reconocer el navarro, que declara que desea seguir compitiendo, terminar la carrera y realizar un postgrado o perfeccionar idio-

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mas para incorporarse al sector de la ingeniería en el futuro. Ellas son minoría Pero si hay un sector dentro del deporte con una fortísima presencia en el ámbito universitario es el femenino. Son muchas las deportistas navarras que se embarcan en la aventura de compaginar competiciones y entrenamientos con largas sesiones de clases y biblioteca. Y casi todas comparten un motivo. “El baloncesto es todo en mi vida, pero con el sueldo que tengo no puedo vivir siempre. Por eso me he formado, para optar a un buen puesto de trabajo cuando deje el deporte profesional”, asevera María Asurmendi. La jugadora de UNB Obenasa Lacturale completó en enero sus estudios de ADE, siete años después de matricularse. “Aprobé todo el primer curso, pero en segundo me fui a jugar fuera y se complicó”, recuerda la base, que tomó la decisión de estudiar durante el año y presentarse a los exámenes en junio y en septiembre. “Cuando volví a Pamplona retomé las clases y he logrado licenciarme, aunque me ha costado mucho esfuerzo”. La baloncestista confiesa no haber recibido ningún tipo de facilidad: “El 90% de mis profesores no sabía ni qué era Obenasa. Cuando les pedía un cambio de fecha para un examen pensaban que era una excusa. El deporte femenino está por debajo del masculino y creo que eso me ha perjudicado”. Asurmendi reclama que se tenga más en consideración a los deportistas profesionales con modificaciones que rebajen los impedimentos de su ajetreado día a día. “Nos es imposible acudir a clase con asiduidad y ahora con el Plan Bolonia, que obliga a estar presente en el aula, resulta muy complicado sacar las asignaturas”, se queja la navarra, que pide otro tipo de evaluación para los que compiten a primer nivel. Sin embargo, no todo es negativo. “Me considero una privilegiada por haber podido compaginar el baloncesto, mi pasión, con los estudios que me ayudarán a encontrar mi futura profesión”, concluye. Izaskun Turillas permanece en la universidad de nueve de la mañana a siete de la tarde de lunes a viernes. Y lo compagina con el salto de altura, que practica dos horas diarias, cuatro jornadas a la semana, en el club ISN Pamplona Atlético. ¿Su motivación? La superación personal. “Siempre se puede mejorar”, afirma. Ilargi Ona comparte esta postura. Es licenciada en Magisterio, trabaja como profesora y cursa a distancia su segunda carrera. Sabe que llegará un momento en

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“El deporte femenino está por debajo del masculino, y creo que eso me ha perjudicado”, lamenta María Asurmendi que su cuerpo le obligue a dejar el UPNA 9802, equipo de waterpolo en el que coincide con su hermana Maialen. Pero no le apena. “No puedo vivir del deporte, pero mi vida no es solo el waterpolo. Me encanta ser maestra y estar con mis niños”, confiesa. Sin embargo, Maialen, que ha disputado campeonatos de Europa y la Copa de la Reina, asegura que, de tener que elegir, se quedaría con la competición. Estudia ADE en la universidad que da nombre a su equipo, por lo que el centro le convalida créditos de libre elección. Ambas entrenan todas las tardes de lunes a viernes y compiten los fines de semana. “El waterpolo requiere compromiso y motivación y te organiza la vida en cierta manera. Hace que me sienta realizada”, continúa Maialen Ona, cuyo vínculo con su deporte es tal que se está preparando para ser entrenadora cuando deje de jugar. Amaia Olmo es preparadora y licenciada en ADE, título que comparte con Marta Pérez. Amaia Antoñana tiene un diploma en Relaciones Laborales, Ainhoa Silanes ha cursado Ingeniería Agrónoma, Sandra Ibiricu,

un grado superior en Educación Infantil y Judith Alonso e Itziar Cantero están inmersas en sus carreras de Magisterio de Primaria y Enfermería, respectivamente. Conforman el Iskiza Sakana, club navarro de gimnasia que programa los entrenamientos en base a sus horarios académicos. “No tenemos opción de llegar a mayor nivel y los estudios nos dan seguridad para encontrar un buen trabajo. La gimnasia es un hobby”, confiesa Cantero, que asegura que si le coincidiera un examen con una competición, escogería examinarse. Coinciden en que no pueden vivir de la gimnasia y por ello complementan el deporte con preparación académica. Igual que las futbolistas del Lagunak, equipo de la Primera División nacional. “Para los futbolistas profesionales, los estudios, si es que los cursan, son secundarios. Para nosotras son primordiales porque no cobramos”, revela Sara Labiano, estudiante de Bioquímica en la Universidad de Navarra (UNAV). María Cortés cursa Farmacia y Nutrición en el mismo centro. Confiesa sentir apuro a la hora de pedir cambios para examinarse o entregar trabajos y por ello ha faltado a varios choques ligueros. Aunque reconocen alegrarse más tras ganar un partido que al aprobar un examen, todas anteponen los estudios a su carrera deportiva.

De izda. a dcha. y de arriba a abajo: los pelotaris Mikel Idoate y Aitor Zubieta; Ibai Beoki, jugador del Amaya Sport San Antonio; los jugadores del Triman Navarra Iñigo Amezketa e Isidoro Garrido bromean con un libro y una pelota; el equipo del Lagunak femenino está conformado por Sara Labiano, María Cortés, Susana Lerma e Irene Samprieto, entre otras, que compaginan a la vez deporte y estudios.

Susana Lerma es profesora de Educación Infantil y cursa Trabajo Social. Es una de las más veteranas del conjunto y aconseja a sus compañeras abstraer sus mentes cuando los resultados deportivos no son buenos. Irene Sampietro se licenció en Farmacia y Nutrición en la UNAV y ahora realiza un máster en Investigación y Desarrollo de Medicamentos. Recuerda que cuando iba a empezar la carrera le llamó la selección española y pasó dos meses convocada, por lo que se incorporó a las clases en noviembre. A pesar de su internacionalidad, confiesa que la mayor parte de sus profesores y compañeros ni siquiera saben que es futbolista. Un problema que no tiene la estudiante de Trabajo Social Nekane Terés. La balonmanista acaba de proclamarse campeona de la Copa de la Reina con el Asfi Itxako. Es su décimo título en los últimos tres años, por lo que el club de Estella goza de una enorme popularidad en el balonmano nacional y especialmente en la sociedad navarra. “El curso pasado, un profesor paró la clase para decir que yo jugaba en el Itxako. Pasé mucha vergüenza porque me gusta pasar desapercibida”, recuerda Terés, que reconoce que tanto su equipo como la selección española le facilitan justificantes con los que la universidad no pone obstáculos para cambiarle la fecha de los exámenes.

Confiesa que nunca ha pensado que jugaría a balonmano de forma profesional, por lo que estudiar una carrera era clave para ella. Y aunque ahora integra las filas del mejor equipo femenino de España en su disciplina y asegura vivir muy ajetreada, no ha abandonado la universidad. “Apenas tengo tiempo para mí. Casi no veo la televisión ni navego por internet. Pero si tengo una tarde libre, me agobio al ver que no he hecho nada. Me he acostumbrado a estar siempre ocupada y aprovechar el tiempo. No sabría vivir de otra manera”, concluye Terés. Deporte y estudios. Estudios y deporte. Una combinación de sacrificio y esfuerzo que ofrece como resultado una enorme satisfacción personal para todos ellos. A pesar de llevar vidas completamente distintas al resto de alumnos y compañeros de equipo, estos ganadores han sabido compaginar su pasión con las miras al futuro. Una muestra de responsabilidad y ejemplo para todos aquellos jóvenes que hoy en día carecen de motivación para emprender nuevas actividades.

“Cuantas más cosas tienes que hacer, mejor te organizas el día”, concluye Irene Sampietro, futbolista del Lagunak

Universiadas A pesar del escaso conocimiento que en España se tiene sobre ella, se trata de la segunda competición más importante a nivel mundial tras los Juegos Olímpicos. Las Universiadas concentran a un grupo de deportistas que, a la vez, estudian carreras universitarias. Cada participante representa a su centro de enseñanza superior aunque éstos compiten como selección y son convocados por sus respectivas federaciones. El portero de Waterpolo Navarra, Diego Tébar, ha formado parte de este torneo en dos ocasiones -Serbia en 2009; y dos años más tarde, en China, donde representó a la Universidad de Navarra- “. “La motivación es máxima ya que, en mi caso, fui convocado por los entrenadores de la selección absoluta”, comenta el guardameta. Es el Consejo Superior de Deportes (CSN) quien se hace cargo de los gastos y no los centros universitarios. Es aquí donde el waterpolista encuentra un punto débil: “Representamos a nuestras universidades, llevando su nombre lo más lejos posible y otorgándole el máximo prestigio”. Y continúa: “A cambio, no recibimos ningún tipo de privilegio como puede ser, al menos, la convalidación de créditos”. Durante casi tres semanas, atletas llegados desde distintas partes del mundo, y representando un amplio abanico de disciplinas deportivas, comparten experiencia durante estos días. “La convivencia es muy buena. Tenemos un comedor común para todos, y tiempo libre para conocer a nuevas personas que guardan la misma pasión por el deporte”. Este año, Tébar tendrá que esperar a la decisión tomada por la selección absoluta para poder participar en las Universiadas, algo que ve complicado debido al alto nivel del que ahora mismo goza la selección española de waterpolo, recién clasificada para los Juegos Olímpicos de Londres del próximo verano.

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Iniciativa Ponerse en pie cada dĂ­a. Nuevos retos. Ana Pastor

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Trotamundos del s. xxi Aventura, emoción, adrenalina, reto personal... Son algunas de las causas por las que hoy en día hay gente realizando viajes largos, originales, andando miles de kilómetros, o dando la vuelta al mundo. Todo por una buena causa, cada cual por lo que considera realmente importante. Aquí sólo hay cuatro historias, pero son el reflejo de las muchas que se están llevando a cabo TEXTO: Beatriz García FOTOS: Leticia Gutiérrez/Cedidas

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“Llegamos a chabolas donde repartimos algo del material que llevábamos. Fue lo mejor de la aventura”

Un Renault 4L, dos semanas en el desierto y una acción solidaria Dos universitarios navarros participan en la decimoquinta edición del Raid 4L Trophy, un rally solidario por el sur de Marruecos. En total, recorrieron 6.000 kilómetros en doce días, orientándose sólo mediante un mapa y una brújula para llevar 50 kilos de material escolar a los niños marroquíes. Un trasbordo en barco desde Algeciras a Tánger, les situó en el punto de salida

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ikel Markotegi e Íñigo Ocáriz son dos estudiantes de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Los dos empezaron la carrera en Valladolid aunque son de Pamplona, y ahora, Markotegi estudia en Vitoria. Hace nueve meses los dos amigos se embarcaron en un proyecto, seducidos por la aventura y por la acción solidaria que suponía. Participaron en la decimoquinta edición del 4L Trophy, un rally ideado por un antiguo participante del París-Dakar, Jean Jacques Rey, y que tiene como objetivo que los estudiantes europeos sean solidarios en colaboración con la Escuela de Negocios de la Universidad de Rennes (Francia) y la ONG Enfants du désert. Este año se presentaron 1.360 Renault 4L, conocidos como Cuatro latas, tres de ellos españoles: dos de Valencia y el de Íñigo y Mikel. Para poder participar en el rally hace falta: llevar un mínimo de 50 kilos de ayuda humanitaria (material escolar, ropa o juguetes), ser universitario, tener entre 18 y 25 años e ir con un Renault 4L. La inscripción en el rally cuesta 3.100 euros, de los que una parte se destina a la ONG Enfants du désert, que ya ha escolarizado a 70.000 niños en el sur de Marruecos con lo recaudado en anteriores ediciones. “Estuvimos nueve meses preparando el viaje, lo más duro fue buscar patrocinadores para conseguir un poco de dinero y arreglar el coche, que lo compramos por 400 euros y estaba en muy mal estado”, comenta Iñigo Ocáriz. Los dos estudiantes, de veinte años, salieron el miércoles 14 de febrero en dirección San Juan de Luz (Francia), donde la organización verificó que el Renault 4L de los dos pamploneses se ajustaba a las pautas marcadas. Desde allí viajaron en su Cuatro latas

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bautizado como Piolín hasta Algeciras, donde hicieron trasbordo en barco hasta Tánger. La competición no está basada en la velocidad, sino en la orientación. Brújula, mapa e instinto es lo que tienen que saber usar los participantes del rally, ya que el uso de cualquier dispositivo GPS dejaría al equipo fuera de la competición. Así, se guiaron los dos pamploneses durante las cuatro etapas en las que consistía el rally y especialmente en la última que se trataba de una maratón de 700km y dos días de duración y que ponía fin a la aventura al llegar a Marrakech. En total 6.000 kilómetros en doce días. Una experiencia única. Esto lo tenían muy claro los dos pamploneses por eso “quedamos en que durante el rally no íbamos a discutir por nada, llevábamos mucho tiempo preparando todo, y en la competición teníamos que disfrutar”, comenta Mikel Markotegui. Y así fue, porque no hubo motivo de disputa, incluso cuando el coche se les atascaba en la arena o cuando se perdían. Si algo no funcionaba la culpa era de los dos, por eso el uno no podía reprochárselo al otro. Dos semanas conduciendo desde el alba hasta media tarde, un Renault 4L, un amigo por copiloto y una ilusión. Y es que ni a Iñigo ni a Mikel les movía el afán competitivo, sino la acción solidaria con los niños marroquíes y el compañerismo con el resto de participantes. A pesar de la barrera del idioma los dos navarros se las ingeniaron para hacer amigos. Sobre todo, con los dos equipos de Valencia, con los que quedaban para las comidas y tam-

La competición está basada en la orientación. La brújula y el mapa son los únicos recursos de los que disponen

bién se esperaban para acampar juntos y pasar la noche. “De la aventura me quedo con la sonrisa de una niña marroquí que vivía en unas chabolas en medio del desierto y a la que le dimos un balón. Se quedó paralizada, no sabía qué hacer, y su madre nos miraba llena de agradecimiento, la sonrisa de las dos mereció todos nuestros esfuerzos”, añade Iñigo Ocáriz. Iñigo fue el que se enteró del concurso porque es amante de las motos y los quads, y uno de sus sueños era ir a Marruecos y poder conducir por las dunas, pero era consciente de que no se podía embarcar en una aventura tan cara. “Al principio, cuando me enteré de la existencia del 4L Trophy lo que me movió fue el viaje, pero fue la causa solidaria lo que hizo que me decidiera y a Mikel también”, comenta el estudiante. A los padres de los jóvenes no les gustaba la idea de que sus hijos estuvieran dos semanas por el desierto, “con lo puesto” y conduciendo en un cuatro latas, pero cuando les contaron el aspecto solidario del viaje, les hizo convencerse. El primer paso y más importante fue conseguir un Renault 4L, sin él no había competición. Se lo compraron a un señor de Villava, localidad cercana a Pamplona, que lo utilizaba para ir a trabajar y les cobró 400 euros. Después, y esto fue más costoso consiguieron patrocinadores, además de que El Corte Inglés y la UEMC (La Universidad Europea Miguel de Cervantes, de Valladolid) les facilitaran los 50 kilos de material escolar y ropa que tenían que repartir en Marruecos. También consiguieron algunas ayudas que “vinieron muy bien, para los arreglos del coche”, comenta Iñigo Ocáriz. Y es que la organización del 4L Trophy se encarga de supervisar las rutas, gestionar todo el material que llega para repartirlo

equitativamente y de proporcionarles asistencia médica y mecánica siempre que la necesiten, lo demás corre a cuenta de los participantes. La parte competitiva del rally consistía en que los equipos salían de un pueblo y tenían que llegar a otro sin pasarse de unos kilómetros concretos. A la salida, la organización apuntaba los kilómetros de cada coche, y los volvía a anotar a la llegada. “Pero nosotros decidimos que íbamos a disfrutar, sólo íbamos a estar en el desierto una vez así que en bastantes ocasiones nos salimos del camino marcado y llegamos a agrupaciones de chabolas donde repartimos algo del material que llevábamos. Fue lo mejor de la aventura”, comenta Mikel Markotegui. Y no les fue mal, quedaron en el puesto 392 de 1.360. Y al día siguiente todos los equipos salían temprano para llegar a Tánger dónde cogían el ferry que los dejaba en Algeciras. Los dos universitarios fueron conduciendo desde Algeciras hasta Valladolid, al día siguiente tenían que ir a clase. “Llegamos a las tres de la mañana, acabamos de llegar y ya lo echamos de menos”, comenta Iñigo Ocáriz con una sonrisa. No sabe si volverá a participar en una aventura así alguna vez en su vida.

Uno de los participantes observa el horizonte subido a su Renault 4L.

Los participantes hacen un alto en el camino antes de reanudar el viaje.

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Mochila ligera, 8.000 km y una buena causa Jose Antonio Santamaría, un vecino de Mioño pedanía de Castro Urdiales en Cantabria, recorrerá toda España corriendo para recaudar fondos contra el Alzheimer. Tiene 39 años, está en paro y ha decidido emplear su tiempo en una causa solidaria. Un reto personal que tiene previsto lograr en siete meses

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osé Antonio Santamaría es de la pedanía de Mioño, Castro Urdiales (Cantabria). Es pescador de profesión, pero actualmente está en paro. Es muy deportista y todos los días sale a correr, al menos, dos veces. Ahora, ha decidido usar su forma física para combatir el alzheimer. José Antonio reconoce que esta idea parte de una experiencia personal. Su suegro padece esta enfermedad, y también, algunas personas de su entorno. “Es muy duro no poder llevar a estos enfermos a centros especializados porque son muy caros”, explica el castreño. Desde hacía ya unos meses, Santamaría estaba dándole vueltas a este problema hasta que se le ocurrió la idea de “hacer algo útil”: cruzar el país corriendo para recaudar fondos y repartirlos entre ese colectivo. Anunció su hazaña en los medios de comunicación incluso antes de contárselo a su familia, pero “los suyos” reaccionaron muy bien. Así, José Antonio ha estado tres meses preparándose física y mentalmente para lo que califica como “el reto” de su vida. Santamaría salió el pasado 1 de abril del Ayuntamiento de Castro Urdiales, solo, y con una mochila de aproximadamente 15 kg en la que lleva: un móvil, ropa, medicamentos y algo de comida. Antes de partir se colocó varias banderas de diferentes comunidades autónomas, además de la bandera que tiene el logotipo del reto: “Entre todos aplastaremos al alzhéimer”, que él mismo ha diseñado y que simboliza una mano aplastando un cerebro. Su primera intención es recorrer 40 kilómetros diarios por la mañana por las carre0 KM

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El dinero que recaude en cada una de las capitales de provincia lo donará a centros de esas ciudades teras nacionales, y por la tarde planea visitar los centros de acogida de enfermos de alzheimer. Si todo va bien, José Antonio calcula que tardará unos siete meses en completar el recorrido. “Me siento totalmente preparado para recorrer esos 40 km diarios, y si cuando acabe todo ha salido bien, repetiré por otra buena causa”, afirma el castreño. Lo más arriesgado del reto es que Santamaría está llevando a cabo su recorrido sin ningún tipo de apoyo logístico, no lleva compañía, ni coche escoba por si le pasara algo. Tan sólo una mochila con lo necesario y unas buenas zapatillas deportivas. Para pasar las noches, el castreño intentará alojarse en las residencias que la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA) tiene repartidas por los municipios. Y tiene claro que lo que recaude en cada provincia lo donará a un Centro de Alzheimer o Centro de Día de esa localidad o capital. Sobre este tema, Jose Antonio ha explicado que todavía no existe una cuenta corriente definida donde las personas interesadas en colaborar puedan llevar a cabo sus donaciones. Mientras tanto, ha animado a todo el mundo a ponerse en contacto directamente con CEAFA para informarse y así saber a dónde va a parar su dinero. José Antonio recorrerá el país entero, con

todas sus capitales, incluyendo Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla. Muchas Comunidades Autónomas ya conocen el objetivo del castreño y esperan su llegada para mostrarle su agradecimiento por tanto esfuerzo y dedicación. Y es que a pesar de que José Antonio ha asumido la realidad social del alzheimer como un reto personal, los beneficiados de la hazaña solidaria van a ser muchas personas afectadas. Algunos deportistas de élite, tanto a nivel nacional como internacional, se han puesto en contacto con él para mostrarle su apoyo. Además, José Antonio tiene la ilusión de que cuando llegue a Madrid pueda ser recibido por Sus Majestades los Reyes de España o el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Desde el principio, el castreño es consciente del esfuerzo que le va a suponer este duro reto, pero confiesa que está con mucha ilusión. “Espero que sea una aventura bonita, y sobre todo, que la gente colabore mucho porque el alzheimer es una enfermedad que destroza”. Además, José Antonio ha advertido que lleva el dinero justo para el recorrido, pero “si algún día tengo que dormir en la calle sobre un banco o quedarme sin comer, lo haré encantado”, comenta. En su primera etapa, fue desde Castro Urdiales hasta Ambrosero, la última etapa será aproximadamente dentro de siete meses en Mioño, su localidad natal. Y mientras tanto, el castreño ha creado una cuenta en Facebook en la que colgará fotos y escribirá comentarios para que quien quiera tener noticias suyas, las tenga; pero sobre todo, para que su lucha y su esfuerzo contra el alzheimer no caigan en el olvido. 40 KM

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Dar voz al Alzheimer de Santiago a Jerúsalén Guillermo Nagore, periodista navarro, acaba de dejar su trabajo para hacer realidad un proyecto sobre el Alzheimer. Su objetivo es lograr una política de Estado que ayude a los enfermos de alzhéimer, a sus familiares y sus cuidadores. Y para eso andará desde Finisterre hasta Jerusalén. En total, 7.000 kilómetros pasando por quince países

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uillermo Nagore, periodista navarro que trabajaba como redactor jefe en Noticias de Gipuzkoa, un poco saturado de la prensa escrita y con ganas de hacer cosas nuevas, decidió cerrar una etapa de su vida. El 1 de diciembre de 2011 dejó su trabajo y se lanzó a hacer realidad un proyecto de la CEAFA (Confederación española de asociaciones de familiares de personas con Alzheimer y otras demencias). El proyecto se llama La memoria es el camino y pretende concienciar a la sociedad sobre el problema del alzheimer. El proyecto consiste en hacer el camino de Santiago al revés, y nada menos que hasta Jerusalén. El fin de esta hazaña es lograr una política de Estado sobre el alzheimer, que mejore la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad, y también la de sus familiares y cuidadores. Nagore salió el pasado 18 de marzo desde Finisterre. Andará todos los días una media de 25 kilómetros y calcula que tardará unos diez meses. Unas 45 semanas de viaje aproximadamente. Si todo sale bien, llegará a Jerusalén en Navidad: “Ojalá pueda estar en la iglesia de la Natividad el 24 de diciembre”, comenta Nagore. En total recorrerá más de 7000 kilómetros, quince países, contando Palestina, y en principio pasará por la peligrosa Siria, “aunque no voy a arriesgar mi vida. Si cuando llegue allí, las cosas siguen mal, daré un rodeo o tomaré un barco para esquivar el país”, asegura el periodista navarro. Mientras tanto, por todos los países por los que pase, visitará centros de Alzheimer o Centros de Día e irá contando historias de personas que sufren alzhéimer y cómo lo viven sus familiares. Nagore quiere sensibilizar a la gente y cuando termine la peregrinación, recogerá todas esas experiencias en un libro. Y aunque el periodista navarro no tiene ningún familiar afectado por alzheimer, en los últimos seis meses se ha topado con una enfermedad muy cruda y a la que antes sólo consideraba “un fenómeno meteorológico que afecta a personas mayores”. Ahora, Nagore asegura que “el alzheimer se ha convertido en una enfermedad de emergencia nacional que requiere una política de Estado. Sólo en nuestro país hay más de tres millones de afectados, y las previsiones dicen que en veinte años la cifra se duplicará.”. La gran dificultad para concienciar a la población sobre esta enfermedad es que pasa muy desapercibida y para muchos es considerada una “enfermedad de segunda”. Sin embargo, la realidad es que es una afección que desgasta mucho, sobre todo la dependencia que genera un enfermo de Alzheimer

es total, y las personas que lo cuidan dejan de lado sus propias vidas, para cuidar al enfermo. Nagore se resiste a que esto siga así, y por eso se ha calzado las botas y se ha echado a andar para que la importancia de esta enfermedad cale en la opinión pública. El presidente de la CEAFA, Antonio Hueros asegura que “no podemos sino agradecer esta locura encantadora de Guillermo Nagore para dar a conocer una enfermedad bastante invisible y avisar a los poderes públicos de la que se les viene encima”. La financiación de La memoria es el camino se ha conseguido, como dice Nagore, a base de “dar mucho la paliza y echándole jeta”, con cenas para recaudar fondos y con el patrocinio de colaboradores. Todavía no se ha conseguido todo el dinero necesario, que cubra los gatos de comida y de alojamiento de Nagore; por eso, hay una grupo de amigos del periodista que siguen buscando más patrocinadores. Por ahora, el colaborador más importante que han conseguido es Sunstroom, una empresa de plantas de energías Renovables. La memoria es el camino es un proyecto personal al que después se ha unido mucha gente que se ha enterado de esta iniciativa por las redes sociales. Los amigos de Nagore las actualizan continuamente y de forma desinteresada. “Todo esto no hubiera salido sin un grupo de amigos de Pamplona”, reconoce Nagore. Ahora tienen cuenta en twitter: @congnagore, un blog: lamemoriaeselcamino.com, donde el periodista cuenta todos los días sus experiencias del viaje y donde comparte tiem-

Durante el recorrido recopilará historias de enfermos y familiares que después plasmará en un libro

po con diversos afectados y asociaciones. Y en él también escriben compañeros suyos que se turnan, cada día le llama uno por teléfono y cuenta sus impresiones. Y además, han creado un grupo en Facebook que se llama Amigos de la memoria es el camino en el que ya hay más de 1300 miembros. Todo un reto en el que ganar mucho: “Ganaré vivencia personal, eso lo estoy haciendo ya, llevo casi 450 km y he conocido sitios muy bonitos, y a gente estupenda. Espero llegar a Jerusalén, pero no lo sé, pueden pasar muchas cosas. Lo que sí espero con mi aportación es ganar la batalla de la opinión pública y que esto llegue a gente que no estaba sensibilizada”, asegura Nagore. El viaje aparte de ser un reto físico, -para el que ha estado preparándose un par de meses-, sobre todo lo es psicológico: “necesitas mucha fortaleza para levantarte todos los días a las 6.30 de la mañana cuando suena el despertador, ponerte las botas y empezar a andar aunque llueva, nieve o haga mucho frío”, asegura el periodista navarro. Y ahí no acaba su jornada porque cuando termina de andar se pone a escribir y atiende las numerosas entrevistas que tiene concertadas, pero Nagore reconoce: “no estoy preparado para esto, y espero que al salir de España no haya tanta repercusión mediática, y me pueda dedicar más a andar y al libro que estoy escribiendo”. En el ejemplar donde va a recoger todas las historias, Nagore quiere mostrar el lado más humano de esta cruda realidad. Y por eso, está andando de Santiago a Jerusalén, para volver al origen, al origen de todas las religiones monoteístas, a la Ciudad Santa y al verdadero arranque del camino del apóstol. Volver al origen, como los enfermos de alzheimer, que se acuerdan de su infancia, pero no de lo que acaba de sucederles.

Guillermo Nagore, durante su recorrido hacia Jerusalén.

foto: cedida

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La vuelta al mundo con los ahorros de una vida Dos jóvenes parados vigueses han emprendido el viaje de sus vidas tras tres años planeándolo. Una especie de vuelta al mundo en el que pretenden recorrer, durante doce meses, alrededor de 32 países de diferentes continentes. No hay vuelta atrás, tienen 16 billetes de avión comprados y un mapamundi que están dispuestos a trillar

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drián Alvarellos y Pablo Cons son dos amigos vigueses que han decidido emprender el viaje de sus sueños. Van a recorrer 32 países de diferentes continentes en doce meses. “¿Razones? La pregunta correcta no es sobre las razones del viaje. La pregunta es si hay alguna razón para quedarnos en casa”, explica Cons. La idea del viaje surgió hace tres años, una noche de copas, en un bar de Vigo. La idea empezó en un contexto desprovisto de cordura y sensatez. Pero además se juntaron varias causas: Adrián y Pablo ahora son pareja; Pablo -que es profesor-, en aquel momento se acababa de quedar sin trabajo; y Adrián -ex vigilante de seguridad-, que apodó a su empresa Nazis.S.A, decidió dejarlo. Se unieron así dos formas muy parecidas de ver la vida y con ganas de hacer grandes cosas. El contexto fue perfecto, sólo había que esperar a ver en qué quedaba la cosa. En estos tres años Adrián y Pablo han combinado trabajos ocasionales con los preparativos de su aventura. “El primer año lo invertimos en ir avanzando para que fuera algo seguro, vimos las posibles rutas y los países donde iríamos; los dos siguientes, fuimos comprando los billetes de avión y concretando todo”, comenta Alvarellos. Así, poco a poco, la utopía se transformó en ilusión, la ilusión en obsesión, y con el tiempo, la obsesión fue un hecho. Los pasos

se completaron, se cumplieron los objetivos, y antes de que tuvieran todo cerrado, se pusieron todas las vacunas necesarias y se lanzaron a comprar 16 billetes de avión. Pero los motivos del viaje son más profundos de lo que pueda parecer: “Cons y yo estamos metidos en política, creemos firmemente que otro mundo es posible y este viaje es para conocer el mundo que en un futuro queremos cambiar”, asegura Alvarellos. Además, se consideran nómadas, anticapitalistas y nacionalistas: “Defendemos la independencia y la persistencia de los pueblos, huimos de la manera de vivir del capitalismo, siempre atados a una hipoteca, a una letra del tesoro, a un plan de pensiones, o a un trabajo donde te mangonean. Este viaje es una mirada al otro mundo, al mundo oprimido y aplastado por el nuestro y en el que viven el 90 % de las personas. En el viaje vamos a gastar los ahorros de nuestra vida, pero creemos que merece la pena”, afirma el ex vigilante de seguridad. Cuando contaron la idea del viaje a sus familias, no les creyeron, pero al final la evidencia se impuso. “Los que peor lo llevan son mi madre y mi hermana -comenta Alvarellos -, mi madre no dice nada, pero se nota que sufre; y mi hermana dice que va a estar un año en vilo por mi culpa”. Antes de partir, hicieron una despedida con familiares y amigos “fue un poco dramática, y eso que no nos vamos a la guerra y que tenemos idea de volver. No sé por qué están tan preocupados, si vamos a tener cuidado y ser prudentes”, comenta Cons. Y por fin, el pasado 17 de febrero comenzó la aventura. Salieron hacia Madrid para coger el primer avión. Ligeros de equipaje, como recomienda Machado, en la maleta llevan sólo: un mapa, poca ropa, una bandera independentista de Galicia y muchas ganas. “Vamos con mucha ilusión y con los ojos bien abiertos para aprender de todo lo que vamos a ver. Es uno de mis sueños, estoy muy nervioso y sólo espero estar a la altura de conocer y apreciar este privilegio en su justa medida”, afirma Cons. Hablan inglés, castellano, gallego, portugués, y además Cons habla turco, de modo que esperan no tener ningún problema de comunicación, y tienen la ilusión de conocer a mucha gente interesante y empaparse bien de otras culturas. La aventura exige tiempo, pero también una gran dosis de valentía.

Invertirán sólo 12.000 euros cada uno, y gastarán 4.700 en alojamiento gracias a webs de estancias gratuitas

Llevan todos los billetes de avión comprados y un itinerario perfectamente estudiado, pero todavía hay muchos flecos que esperan resolver sobre la marcha. La residencia en algunos de sus destinos ya la tienen apalabrada a través de CouchSurfing, un servicio vía Internet que les permite contactar con gente de diferentes nacionalidades para encontrar alojamiento. En total invertirán sólo 12.000 euros por cabeza: 4.300 euros en alojamiento, 2.000 euros en el seguro médico, 1.300 en transporte, y llevan 7.000 euros para sobrevivir un año entero. Llevan ya dos meses de aventura y están muy contentos: “Estoy descubriendo muchos lugares, pero sobre todo a personas; en todos los sitios de CouchSurfing donde hemos estado ya, en los hostales, en los autobuses, en la calle…Así que, a 20.000 kilómetros de mi tierra, y después de estar en cinco países diferente sólo puedo decir que me estoy encontrando con cosas muy buenas, todo muy bueno, lo mejor: las personas”, comenta Cons. Por ahora, el camino recorrido ha sido: Vigo-Madrid-Miami-Recife, Olinda–Salvador de Bahía, Chapada Diamantina-Victoria-Río de Janeiro-Angra dos Reis, Ilha Grande-Sao Paulo, Curitiba-Foz de IguazúFlorianópolis-Portoalegre–Uruguay, y Mar de la Plata en Argentina, donde se encuentran ahora. En la ruta van a recorrer países como Japón, Canadá, EE.UU o Nueva Zelanda, pero lo que más ilusión les hace es conocer la realidad de los países pobres por los que pasarán: Camboya, Vietnam, Malasia e Indonesia. Durante todo este tiempo, los dos vigueses están contando todas sus aventuras en un blog en el que escriben en gallego, Dende o Mundo para Galiza: à procura das Bolas Maxicas: Desde el mundo para Galicia, en busca de las bolas mágicas. Lo han llamado así por la serie de dibujos del mismo nombre. Desde ahí contestan a los comentarios que les dejan sus amigos, y suben las fotos de los lugares por los que van pasando. Además, siguen con atención la realidad española. Y el pasado 29 de marzo, día de la huelga general, los dos vigueses se unieron desde la plaza de mayo de Buenos Aires a las marchas que había convocadas en toda España. Cons y Alvarellos están convencidos de que una salida a la crisis por la “izquierda” es posible, y por eso hicieron varios carteles que decían: ¡No a la reforma laboral! Si todo sale bien, a mediados de febrero de 2013 estarán de vuelta en Galicia. Lo que no sabemos es a qué se dedicarán cuando vuelvan, ya que han dejado sus trabajos y gastado los ahorros de su vida. De momento, esto a ellos no les importa, van a disfrutar al máximo de su viaje, y luego ¡ya se verá!

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Un trabajo a medida Desde hace tres años su modo de vida consiste en cumplir los deseos de la gente. No es el genio de la lámpara, sino que ella se describe más bien como una mezcla entre el Equipo A y Mary Poppins. Su marca es La Conseguidora y su tarjeta de presentación, su sonrisa. ¿Sabrías cómo hacer de “tu día perfecto” tu profesión? Iolanda Ortiz lo sabe y en Barcelona nos anticipó algunos de sus ingredientes: romper con la monotonía, mucha imaginación y un puñado de ilusión. Esta es su historia TEXTO: Cristina García/Mamen Bueno FOTOS: Cristina García

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uien tiene imaginación, tiene un tesoro. Ella ofrece un tiempo y sus clientes ofrecen una necesidad. Su lema es: “Quien la sigue, la consigue”. Iolanda Ortiz, de 35 años, nació en Úbeda (Jaén). Sus padres se trasladaron a Lérida cuando tan solo contaba con tres años de vida. De niña soñaba con ser cantante o diseñadora, pero fue a los doce cuando decidió que lo que realmente deseaba era ser fotógrafa. Cursó Fotografía en la escuela de Arte y Diseño Serra i Abeia. Su pasión por el arte de las instantáneas sólo fue el comienzo de su carrera laboral, pues trabajó como ayudante de un fotógrafo en Lérida. Se mudó a Barcelona, donde después de no dar con un artista que precisase sus servicios, tuvo que aceptar un empleo como administrativa, algo que no le motivaba lo suficiente. Cuando comenzó su andadura profesional pensaba que lo suyo era la fotografía, sin embargo, a medida que iba conociendo sus gustos supo que tenía que cambiar de rumbo. Inquieta por naturaleza, apostó por ella misma. “Ya que era yo quien organizaba las fiestas de cumpleaños de la oficina, el amigo invisible o las cenas de Navidad, ¿por qué no dedicarme d e ma-

nera profesional?”, argumenta ella. Y así fue. En 2009 creó su marca: la Conseguidora. Nos recibe en la oficina de “Carlitos y Patricia”, un piso muy luminoso de una calle concurrida cercana a las Ramblas de la ciudad condal. Trabaja de ama de llaves en esta agencia de publicidad. De fondo se escucha Bon Iver, una música hipnótica de uno de los grupos que le gustan. Iol es entrañable y su rostro redondeado transmite serenidad y confianza. A primera vista, destacan su amplia sonrisa rouge, su mirada penetrante de ojos verdes con motas amarillas, enmarcados por unas gafas grandes de pasta negra. Su media melena es rizada, bermeja y luce un flequillo, cortado por ella misma, que junto con el color de labios, le da un toque a lo Mad Men, como ella dice entre risas. Su derroche de ilusión por cualquier cosa que hace marca su personalidad. Alegre, detallista, perseverante y temperamental. Confiesa que para saber lo que realmente quería hizo un ejercicio para el que respondió a la siguiente pregunta: “¿Cómo sería mi día perfecto?”. Ella se veía consiguiendo cosas para los demás y enfrentándose a retos diarios: así ha convertido un sueño en su forma de vida. “Intento que los encargos sean parte de mí, no quiero ni puedo separar a Iol de la Conse”, apuntilla. Como la Conseguidora, hay más personas que se dedican a lo mismo, pero se llaman de diferente manera. El nombre que cada uno se da es el que los diferencia del resto de asistentes personales de España y del resto del mundo. Su marca constituye su señal de identidad. Definir su ocupación resulta complicado porque abarca múltiples facetas. Un día Iol puede ser coctelera en una peluquería y, al siguiente, coordinadora de una boda. “Soy una mezcla entre Mary Poppins y el Equipo A, pero sin un bolso ni una furgoneta. Es decir, voy cuando me necesitas y me marcho cuando ya no te hago falta. En eso se basa mi trabajo, en solucionar necesidades”, explica. Aborrece los trabajos mecánicos y rutinarios. Cumplir con las variadas expectativas de sus clientes aporta el dinamismo que demanda en su vida. A parte de esto, Iol destaca de su profesión la posibilidad que le da de relacionarse con personas diferentes, así como de experimentar cosas que de otro modo nunca viviría.

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Iolanda Ortiz, la Conseguidora, en la oficina de Carlitos y Patricia, un ambiente en el que su personalidad reluce.

Sin embargo, ella es consciente de que no puede realizar todos los encargos. Ya sea por falta de tiempo, de conocimientos o por la dificultad que entraña el pedido en sí. Por ejemplo, le fue imposible encontrar la maqueta de una moto que le pidió un cliente o conseguir un piso barato y en una zona muy céntrica, por la incompatibilidad de ambas características. Si le dijeran que una persona puede entregar un documento importante en el Ayuntamiento o comprar los regalos de cumpleaños de su pareja, a muchos les parecería increíble o sencillamente no confiarían en un desconocido para llevar a cabo asuntos tan personales. Pero para la Conseguidora cada misión es algo muy serio. Ella procura obtener los datos necesarios para cada tarea (detalles sobre los gustos de la persona o su forma de ser), sabe crear un vínculo de confianza pero sin sobrepasar unos límites: “Mi cliente y yo sabemos dónde poner la raya”. Además garantiza la confidencialidad de cada servicio. Queda patente que la confianza es imprescindible en este oficio, y que sin ella no se puede concebir su reconocimiento profesional. “En general mi trabajo está muy mal considerado. Cuando explicas a la gente en

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qué consiste se queda con cara de póquer, y te pregunta: ‘¿pero tú de esto tienes trabajo?’ Creo que es una pregunta muy lógica. Si dices ‘soy banquera’, la gente ya tiene una concepción. Pero mi ocupación va cambiando según lo que me piden. Mi madre ahora está empezando a comprender de qué vivo, solo porque me ubica en la oficina de Carlitos y Patricia que si no...”, explica Iol. Los instrumentos de los que se sirve para conseguir son la empatía, fijarse en los detalles y una buena agenda de contactos. “Contacto me parece una palabra muy fría. Son todos muy amigos míos, tengo amigos por todas partes. Con cualquier encargo enseguida se me enciende la luz y llamo a alguno de ellos”, remata. También son sus mejores amigos los que se comprometen a reemplazarla si por causa de fuerza mayor debe ausentarse de sus tareas. Lo que le motiva como Conseguidora es la satisfacción del reconocimiento a un trabajo bien hecho. “Me gusta ver la cara de la gente cuando realmente consigo lo que me pide. Es una subida de ego bestial. En el fondo es un poco egoísta; lo que te gusta es que te den las gracias y te digan lo bien que lo has hecho. Un poco como a todos, ¿no?”, reconoce.

¿Lo negativo? La ausencia de un horario fijo. Si le piden que trabaje en domingo, por las noches, o en cualquier momento, ella accede porque es su deber. Iol puede cubrir sus gastos, pero no se puede permitir descansos habituales de un trabajo con horario fijo cuando la requieren sus clientes. Esto conlleva la falta de tiempo de ocio y para la dedicación personal. Una de las peculiaridades de la Conseguidora es que se le puede pagar con dinero o mediante trueque. Como ocurre con un proyecto de una clínica dental de Lérida. Una parte del centro está dedicada a exposiciones de fotografía, denominado enArt photo and co. Ella se encarga de la comunicación institucional de esta sala a través de las redes sociales. Por esta tarea no cobra en dinero, sino que los dentistas le llevarán el tratamiento de una ortodoncia. El arte, su evasión Cuando saca un rato le encanta disfrutar del arte y la lectura. Su gran debilidad son los collages. Ella se cree incapaz de llevarlos a la práctica, pero admira las obras de Iñigo Aragón, Arancha Ruedo o de Gabriel Guerrero. Además colecciona fotografías curiosas, desde puntos de vista inusuales y con las que

imagina las historias de las personas retratadas a través de los detalles que visualiza en las instantáneas. Entre sus últimas adquisiciones literarias destaca Monstruos invisibles, de Chuck Palahniuk y Microsiervos, de Douglas Coupland. Aunque normalmente lee revistas de moda, el blog Mi mesa cojea de Jose A. Pérez o el blog musical de Diana Aller. La ciudad del amor por antonomasia, París, es su destino deseado, aunque deberá esperar a sus vacaciones. Mientras tanto disfruta de Barcelona y, de vez en cuando, de alguna que otra escapada. Su vena filantrópica roza lo enigmático. Se encuentra a la espera de conocer los resultados de las pruebas para ser donante de médula. Le encantan las croquetas, aunque no le salen bien. De hecho da clases de repostería a domicilio. Su especialidad, el crumble de manzana. Iol se considera una mujer con la suerte de su lado. Narra con alegría cómo ha llegado a descubrir su vocación. Cuando comenzó a ser free lance un amigo le ofreció llevar la producción de un festival de fotografía. Un fortuito empujón para dar a conocer sus servicios a los asistentes. Desde entonces su blog y su cuenta en Facebook le han permitido crear su imagen corporativa y son la mejor manera de contactar con los clientes. La mayor parte de sus ofertas de trabajo las ha conseguido mediante las redes sociales. Sin publicidad ni promociones. Acompañante o ‘personal shopper’ Habla de su encargo más divertido mientras riza y desriza los caracolillos de su pelo. En primavera de 2011 acompañó a una niña de diez años al concierto de Justin Bieber. La ilusión que le aporta a cada tarea se expresa en sus palabras entusiastas. “Aún recuerdo cuando me llamaron sus padres. Eran las diez de la mañana y fue un shock. Primero, porque confíen en mí para llevar a una niña a un macroconcierto, y segundo, porque jamás hubiera imaginado tener este encargo tan guay”, explica. Para romper el hielo tuvieron un primer contacto. La niña le mandó un e-mail hablando un poco de sí misma, con una foto y Iol hizo lo mismo. Luego en el concierto la cosa fue a pedir de boca y, desde entonces, no han perdido el contacto. Le acompaña a clases de hípica y recientemente preparó la fiesta de su cumpleaños. Menos placer le produjo renovar el armario de un hombre divorciado, al que su mujer había tirado todo su vestuario, o hacer de intermediaria en el final de una relación de una pareja adolescente. Un encargo inhóspito que relata así: “Surgió charlando sobre mi trabajo con el recepcionista del gimnasio al

que iba, y me pidió que cortara con su novia. Entonces acepté y le pedí el móvil para contactar con ella. Le escribí por Whatsapp que ella no me conocía, pero teníamos que quedar para contarle algo. Ya en persona le dije: “Vengo a decirte que tu novio corta la relación contigo”. Lloró mucho. Fue muy desagradable, pero al final ella pudo desahogarse a gusto conmigo y sin vergüenza porque él estuviera delante. Lo que no haría sería entrar en cosas de adultos -aclara-. Nunca mediaría un divorcio, pero esto era cosa de críos y en ese caso me daba igual. Estuve un buen rato hablando con ella hasta que se calmó”. La Conseguidora, en la actualidad, cubre la baja de la ama de llaves en Carlitos y Patricia. Una agencia publicitaria que sus creadores la hacen llamar “boutique de ideas”. Se ha convertido en su ocupación más estable

como asistente. La oficina es un gran piso de decoración vintage, donde realizan eventos de todo tipo. Aquí se encarga de que todo esté a punto. Uno de los últimos encargos, en el que volvió a quedar patente su derroche de buena suerte, fue en el hallazgo de tres i-Phone nuevos. “En ese momento estaban agotados en Barcelona”. Iol se puso en marcha. Durante un día llamó a todas las tiendas de telefonía. En casi todas obtuvo negativas. Excepto en una donde le ponían en lista de espera. Pensó en trasladarse a otra ciudad para conseguir su pedido, pero al día siguiente recibió una llamada. Si quería los móviles debía presentarse de inmediato. Y así volvió con los tres únicos i-Phones de toda Barcelona. Los retos motivan a la Conseguidora. Una vez más se cumple que quien la sigue, la consigue.

un día de arquetipe con la conseguidora 9.30 horas: Acondiciona la Casa de “Carlitos y Patricia”. 10.00: Empieza su jornada junto con los demás compañeros. Consulta su agenda para ver si tiene reuniones programadas. Trabaja como asistente/ ama de llaves para los que allí trabajan. 13.00-14.00: Come y aprovecha para hacer recados. Entrega un documento al Ayuntamiento de Barcelona. Consulta en una juguetería si pueden arreglar una muñeca. 16.00: Modo secretaria on en “Carlitos y Patricia”. 20.00: Finaliza su jornada en la agencia de publicidad. Atiende encargos de otros clientes: lleva la comunicación de la sala en Art photo and co y llevar el perfil de Facebook de una tienda multimarca de Lérida. Contesta e-mails a clientes.

La mirada curiosa de Iol y su sonrisa, rasgos que inspiran confianza.

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“El conflicto palestino-israelí se está solucionando” MARIO JAVIER SABAN, investigador del origen judío del Cristianismo

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ario Javier Saban nació en Buenos Aires hace ya cuarenta y seis años. Descendiente de una familia de sefardíes expulsados de España hace 500 años, tiene 16 apellidos judeoespañoles: Astruch (de Besalú), Carmona, Baldú, Arditi (de Barcelona), Benveniste (de Zaragoza), Saban... Recuerda con nostalgia los momentos de su infancia en los que su abuelo le enseñaba rashi: palabras ladinas escritas en grafía hebrea. La curiosidad por conocer el origen de sus raíces familiares le llevó a doctorarse en Filosofía y a estudiar el pensamiento judío. A raíz de estas investigaciones, ha escrito importantes obras teológicas e históricas como El judaísmo de San Pablo, El genio de Maimónides, Mil preguntas y respuestas sobre el judaísmo español y portugués o El judaísmo de Jesús. Esta última obra, escrita en 2008, suscitó un gran revuelo entre los estudiosos en religión, ya que en ella el autor demuestra que Jesús, la máxima figura representante del Cristianismo, era en realidad un perfecto judío: “Por ese motivo podemos decir, sin lugar a equivocarnos, que Jesús fue un fariseo comprometido con la interpretación de la Torá, como los demás rabinos” (pagina 65, El judaísmo de Jesús). Mario Saban encarna el valor judío del afán por el estudio y defiende que es lo único que no se le puede arrebatar a la persona. Por eso, además de estudiar teología, se licenció en Derecho por la Universidad de Buenos

TEXTOS: María Pedraza FOTOS: Javier Pedraza

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Aires. Más tarde, se interesó por la docencia ejerciendo de profesor-ayudante de Historia del Derecho Argentino en esta misma universidad. Vive en Barcelona desde hace diez años. Está casado y tiene dos hijos, Max David y Lucas Elí a quien dedica algunos de sus libros. Practica un judaísmo moderado. Por sus estudios religiosos, es designado profesor de Interpretación Mística de la Torá en la OCSI (Órden de Cábala del Sendero Interior). A lo largo de su carrera, ha ejercido varios cargos como representante de instituciones que promueven la colaboración entre judíos y cristianos. Hoy en día es presidente de la organización Tarbut-Sefarad, que fundó él mismo en junio de 2007. Se trata de una asociación cultural que difunde el pensamiento y la cultura hebrea por España. Así, dedica parte de su tiempo a abanderar iniciativas que pretenden mejorar el conocimiento de la cultura judía por parte del resto de la sociedad. Una de las aspiraciones de Saban es llegar a la integración total de la sociedad judía en el mundo. Por ello, Tarbut Sefarad diseña una programación cultural en diversos campos de la cultura hebrea: pensamiento, historia, religión, literatura, música, pintura... y ofrece la posibilidad de contratarla a quien lo desee. Todo esto demuestra que Saban continúa la tradición judía de la laboriosidad. Es otro de muchos hebreos que buscan y están encontrando el progreso.


El negro denota humildad y modestia para los judíos ortodoxos.

¿Qué motivó sus intereses intelectuales? Mi abuelo me enseñó rashi: palabras ladinas escritas en grafía hebrea. El ladino es el castellano de las familias judeoespañolas expulsadas hace 500 años. Lo del estudio lo llevo en la sangre, el pueblo judío siempre se refugió en él. Es el gran deber de todos los judíos. ¿Son tan diferentes cristianismo y judaísmo? Las diferencias entre ambas religiones surgieron cuando Constantino creó la iglesia en roma. Aun así, hubo un punto de inflexión a finales del siglo II con la creación del Nuevo Testamento, que se convirtió en el texto de la revelación para los cristianos. Antes de esto, los primeros cristianos leían la biblia hebrea, el Antiguo Testamento, porque no tenían otra cosa que leer. ¿Jesús predicó el judaísmo, entonces? Jesús era un súper judío. Era rabino (maestro) y predicó lo mismo que otros rabinos fariseos anteriores. Los diez mandamientos se los dio Yahavé a Moisés. Son valores judíos. Cuando a un judío le nombras a Jesús piensa automáticamente en la Iglesia Cató-

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lica. Por eso los investigadores decidimos separar la figura de Jesús del cristianismo. Al hacer esto todos llegamos a la conclusión de que es necesario ver a Jesús como judío para entenderlo. ¿No aportó Jesús nada nuevo? Encarnó unas ideas ya existentes y las transmitió con mucho carisma. ¡Yo como judío me enorgullezco! Me alegra pensar que el hombre más influyente de la historia fuera judío! Y más a mí favor diré que tres de los libros del Nuevo Testamento, que narra las enseñanzas de Jesús, fueron escritos por judíos: Levi ben Alfeo (Mateo), Mordechai ben Johanon (Marcos) y Johanan (Juan). Lucas no, él era griego. Pero los judíos no aceptan el Nuevo Testamento como revelación... Los judíos lo ignoran. Nosotros funcionamos mediante la interpretación. Los rabinos se dedican a interpretar la ley, sólo el Antiguo Testamento. Es en esa interpretación constante de la ley donde se crea la tradición oral que recoge el Talmud. En el judaísmo se interpreta todo y si hay problemas de in-

terpretación se vuelve a interpretar. La interpretación está abierta porque los judíos no tienen una autoridad que les diga cómo hay que entender las escrituras. La autoridad es de cada uno para libre interpretar. ¿Y cómo saben los fieles cómo deben actuar si cada uno puede interpretar lo que quiera? Sólo la verdad es de Dios y el hombre lo único que puede hacer es interpretar. Hay dos categorías en el judaísmo: el conocimiento humano y la verdad. A la verdad no llega nadie porque es de Dios, nosotros lo único que podemos hacer es conocer. Claro que los más grandes rabinos dejaron algunas pautas con las que los fieles tienen una referencia para actuar. Porque el judaísmo no es ortodoxia sino ortopraxia. La santidad no se logra rezando, sino actuando. Y para saber cómo actuar hay que investigar. Si un fiel quiere saber más tiene que profundizar, tiene que estudiar... ¡El judaísmo ha perdido fieles sólo por todo lo que hay que estudiar! ¿Cómo se enfrenta la religión a temas controvertidos como el aborto, la eutanasia o la homosexualidad si no hay un acuerdo preestablecido? Todo está en la tradición oral. Pero vayamos paso por paso. Con respecto al tema del aborto hay diversidad de opiniones entre los distintos grupos de judíos. En principio, el aborto está prohibido por la ley de Moisés. Pero sucede que para todas las autoridades rabínicas la persona es persona una vez ha salido del vientre de la madre y ha respirado dos veces. Por tanto no lo es en el momento de la concepción. Aún así, está condenado el aborto premeditado, pero cuando hay un aborto espontaneo o cuando la madre pude tener riesgo de muerte, no hay ningún problema en abortar. ¿Y la eutanasia? La eutanasia activa está prohibida porque se considera que nadie puede quitarle la vida a una persona, sean cuales sean los motivos. La pasiva está permitida por otros motivos: cuando una persona necesita de máquinas y no vive por sus propios medios, debe morir porque eso es lo que dicta el juicio de Dios. Hay que dejar que Yahvé siga su proceso natural. ¿El aborto? Con respecto al tema del aborto hay diversidad de opiniones entre los distintos grupos de judíos. En principio, el aborto está prohibido por ley. Pero sucede que para todas las autoridades rabínicas la persona es persona una vez ha salido del vientre de la madre y ha respirado dos veces. Por tanto, no lo es en el momento de la concepción. Aún así, está condenado el aborto premeditado, pero

cuando hay un aborto espontáneo o cuando la madre pude tener riesgo de muerte, no hay ningún problema en abortar. ¿Qué hay del divorcio? Está permitido desde siempre. Empezó como un repudio machista del hombre a la mujer. Sin embargo, con la tradición oral del talmud se reformó y ahora la mujer también puede pedirlo. El proceso de divorcio comienza cuando una pareja se presenta ante el tribunal rabínico que los convoca tres veces para analizar las causas. Una vez realizadas las tres reuniones, el tribunal puede dictaminar el guet o corte, de la relación. De esta forma, la persona divorciada se puede volver a casar en la sinagoga nuevamente. Si una de las partes no va al tribunal porque se niega, si la otra persona va tres veces, se considera que la falta de presencia significa el divorcio. El matrimonio no es un sacramento en el mundo judío sino que es un contrato que se puede rescindir por falta de amor. Los rabinos opinan que no se puede mantener un contrato basado en el amor cuando el amor desaparece, porque se viola el mandamiento de amor al prójimo, manteniendo una situación en la que dos personas se odian. ¿Cómo se entiende que practicando la religión judía se pase a formar parte del pueblo de Israel? Así como el cristianismo fue evolucionando con la idea de hacerse internacional, el ju-

“Hay cada vez mas acuerdos entre judíos y palestinos. La gente en Cisjordania está muy dispuesta” “Para las autoridades rabínicas la persona es persona una vez ha respirado dos veces y no en la concepción”

daísmo establece que debe ser una religión nacional. Por eso cuando entras a formar parte de la comunidad judía también empiezas a ser ciudadano de Israel y miembro del pueblo judío. Es un poco abstracto porque puede plantear problemas de identidad, de patriotismo... hay una renuncia a tu anterior pueblo. Pero al cristianismo, por ejemplo, también se le plantean otros problemas. Al querer ser internacional y pertenecer a ciudadanos de distintos pueblos, dos pueblos cristianos pueden luchar entre sí. No es lógico que puedan matarse dos cristianos de distinta nacionalidad. Esto es tan absurdo como que al ser judío puedas sentirte de dos pueblos. ¿Hablando de pueblos, qué pasará con el conflicto israelí-palestino? Es una gran pregunta. Yo viajo dos veces al año a Israel y me estoy dando cuenta de que se está solucionando. Hay cada vez mas acuerdos y negociaciones entre judíos y palestinos. La gente está por la labor, sobre todo en Cisjordania. Gaza es otro tema. De hecho creo que habría que hablar de dos conflictos: uno en Gaza y otro en Cisjordania. Hasta me atrevería a decir que creo serán dos estados divididos, porque en mi opinión no hay continuidad territorial en Gaza. Prueba de que el mesías todavía está por llegar es que todavía hay guerras. ¡El mesías traerá paz universal y el fin de la pobreza!

Los judíos ortodoxos se cubren la cabeza con la kypá u otros sombreros como símbolo de que Dios está por encima.

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Análisis

Un pueblo en busca de la prosperidad Por María Pedraza

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omerciantes, mercaderes, médicos o expertos en leyes son algunas de las profesiones que los judíos han venido desempeñando a lo largo de la historia. Fueron famosos también por su destreza en la artesanía pues eran excelentes trabajadores del vidrio, de la seda y otros materiales. Tenían más interes por desarrollar actividades artesanales, comerciales, mercantiles o liberales que por las propiamente agrícolas. Y es que contaban con una gran ventaja respecto del resto de comunidades: todos los judíos sabían leer y escribir. Así lo establecía su religión: en el paso a adultos debían leer la Biblia en la sinagoga. Además, era muy habitual que tuvieran conocimientos sobre aritmética, gramática y otras disciplinas. Nada tenía que ver con la situación de la comunidad cristiana, en la que sólo los clérigos o algunos nobles sabían leer. Se dedicaban a las finanzas y a los negocios cuando en el mundo cristiano estaba prohibida la usura, protagonizando de esa manera un papel muy importante en el sistema comercial de Occidente. Además, las legislaciones de los pueblos gentiles les prohibían ejercer cargos en la administración o la posesión y el cultivo de tierras, por lo que tuvieron que dedicarse a otros menesteres como el comercio. Esta tradición de laboriosidad se debe a que una de las características más importantes del pensamiento judío es la permanente búsqueda del progreso. Por eso, difícilmente veremos a un judío sentado en un banco de la plaza sin hacer nada. Los judíos siempre han andado un lado a otro, trabajando o estudiando... Incluso en momentos de la historia en la que los pueblos no estimaban el trabajo considerando que sólo los siervos debían faenar. La llegada del judaísmo, la

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religión monoteista más antigua, trajo consigo la enseñanza de que uno de los deberes humanos es el trabajo. Por ello, empezaron a considerarlo una bendición y un consuelo ya que este da al hombre una finalidad en su vida. De ahí se deriva su compromiso con el mundo ya que aseguran que la humanidad espera de su labor para construir un futuro mejor. El hombre está hecho para vivir en sociedad, dice la Torá, y todos debemos trabajar en pro de la sociedad humana. Además, puntualiza, cualquier trabajo realizado con dignidad ennoblece al trabajador. La semana hebrea Sin embargo, los judíos no siempre fueron considerados un pueblo trabajador debido a una de sus más importantes costumbres: el Shabat o el descanso del sábado. Esta práctica se ecuentra descrita en algunos textos del Antiguo Testamento: “Acuérdate del día sábado para santificarlo, seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo es sábado para el Señor tu Dios: no hagas en él obra alguna”. (Éxodo 20:8-11) El séptimo día es sábado en el calendario hebreo porque la semana empieza con el domingo, en lugar del lunes. Otro dato a destacar es que los días comienzan cuando atardece, con la salida de tres estrellas, y culminan con el ocaso. Esta costumbre se debe al texto del Génesis en que al final de cada día se comenta:”Y fue la tarde, y fue la mañana...” Es por esto que a partir de las 18,30 horas del viernes, las familias se reúnen para reflexionar en un mundo donde se ha perdido este valor del diálogo. De esta forma, pretenden desconectar del ruido de toda la semana y de la velocidad de la vida diaria, para conectarse con ellos mismos y con la

familia, la institución más importante del mundo judío. En su momento, esta tradición fue revolucionaria ya que los días de labor eran siete. Por este motivo, los romanos tachaban a los judíos de holgazanes y vagos por no trabajar los sábados. Hoy en día, los judíos más ortodoxos evitan incluso el contacto con cualquier dispositivo que funcione mediante electricidad. No encienden la televisión ni la radio, tampoco cocinan y utilizan las escaleras en lugar de coger el ascensor para subir a sus casas. En cualquier caso, los judíos ortodoxos son una minoría. En concreto, hay tres grupos principales de judíos: los reformistas, los conservadores y los ortodoxos. Las principales diferencias entre ellos radican en la forma de enfrentarse a las sagradas escrituras. Los reformistas consideran que tanto el Antiguo Testamento como el Talmud, son interpretaciones que hacen los hombres respecto de la verdad de Dios. Los judíos conservadores, por su parte, creen que el mensaje del Antiguo Testamento es palabra divina, mientras que el Talmud proviene de los hombres. En el otro extremo, los ortodoxos sostienen que tanto el Antiguo Testamento como el Talmud son escritos divinos. Los judíos no sólo fueron emprendedores. Sino que, además, han demostrado ser ejemplo de superación a lo largo de miles de años de historia. Desde su huida de Egipto liderados por Moisés, el pueblo hebreo ha ido vagando por el mundo. Y no siempre ha encontrado su lugar. Unas veces forzado por el dominio de otros pueblos. Otras, por voluntad propia, persiguiendo la prosperidad económica. Han sido los forasteros y viajeros por antonomasia sin perder por ello su identidad y sus costumbres.

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n quirófano, la más alta tecnología, médicos, residentes y pacientes convertidos en maniquís. En el Hospital virtual Valdecilla, en Santander, no existe dolor ni riesgo. Es el primero en Europa y tan solo existen cuatro en el mundo, en Tel Aviv, Israel, y en Texas y Arizona, Estados Unidos. Las funciones del Hospital se reparten entre el edificio de anatomía patológica, el pabellón 21 y el Hospital de Laredo con el objetivo de formar profesionales mediante la simulación clínica, y así entrenar de la manera más eficaz para mejorar la seguridad de las personas. Trabajan más de 70 profesionales en 17 especialidades. El Hospital virtual es el resultado de la unión del Centro de Estudios en Medicina de Urgencias (CEMU), el Centro de Formación en Cirugía Endoscópica (CENDOS) y el Centro de Entrenamiento en Situaciones Críticas (CESC). En el Pabellón 21 está el área médica, con procedimientos médicos y de trabajo en equipo. En el Hospital de Liencres se sitúa el área de emergencias, donde se realizan cursos para el 112, 061, bomberos… Utilizan pacientes robotizados, maniquís robots, actores y otras partes no robotizadas del cuerpo humano.

Un HOSPITAL SIN DOLOR El Hospital virtual pretende proveer a los sanitarios de un lugar único en Europa y que incorpora los últimos avances de su campo. De este modo, los especialistas podrán completar su formación y entrenar en un entorno virtual con pacientes simulados para mejorar la seguridad de las personas TEXTO: Leticia Gutiérrez FOTO: Cedidas

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Da Vinci, más que un robot En el edificio de anatomía patológica la estrella del quirófano se llama Da Vinci, compuesto por un “esclavo”, con cuatro brazos articulados, que se manipula inicialmente para acercarse al paciente y anclar los trocares, un punzón con punta de tres aristas cortantes, revestido por una cánula; una consola en tres dimensiones, a través de la cual el cirujano tiene el control mediante pedales de lo que es la óptica, los bisturís y los intercambios de las pinzas de los brazos. El director de esta área es el doctor Palazuelos, quien elogia las funciones del robot: “La cirugía es más precisa gracias al 3D y a la óptica que amplifica la imagen, porque el equipo anula movimientos respiratorios que puedan influir en los de la mano del cirujano o cualquier brusquedad que ocurra”. Además, puede aumentar hasta en diez tamaños las imágenes. “Las piezas son muy ergonómicas, si la laparoscopia produce unos 700 movimientos, una pinza del Da Vinci produce entre 600.000 y 700.000 movimientos”. La consola está conectada mediante Intranet a la central de datos de California. “Si detectaran cualquier anomalía leve del equipo, podrían

En el Hospital virtual Valdecilla trabajan más de 70 profesionales de casi veinte especialidades Es necesario miniaturizar los robots para que puedan entrar adecuadamente a los quirófanos

actuar desde allí, sino, se pararía la cirugía y se mandaría a un técnico”, señala Palazuelos. Aunque hoy no está permitido, en un futuro podrán tomar el control y operar desde allí. Pero las funciones no son solo tecnológicas, sino que con este artilugio se facilita la realización de cirugías complejas, como del esófago o recto bajo, con respecto a la laparoscopia. Y posee unos empalmes, “anastomosis”, que lo facilita y lo hace mejor. En un futuro lejano se podrá simular en un ordenador, que él mismo asumirá esa simulación y lo trasladará al paciente. En la actualidad, lo que se pretende es miniaturizarlos para que entren adecuadamente en las salas de operaciones y crear robots que permitan un paso intermedio, por ejemplo, que bajen desde una lámpara al quirófano, que se introduzcan a través de un trocar y que, desde fuera, con una consola, se puedan manipular. Estos robots se utilizan para entrenamiento (de certificación robótica), para su manejo se necesita un certificado que se obtiene con un curso de dos horas, y para clínica (de entrenamiento específico), destinado a cirugías más complejas. En ambos casos, son manipulados por urólogos y cirujanos. Un nuevo inquilino En verano llegará al Hospital virtual el pri-

Instante de un curso impartido en enero de este año.

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mer bebé-robot, el cual llora, abre los ojos, sufre cólicos, hace ruidos abdominales, cardiacos y respiratorios, tiembla y convulsiona. Se unirá a Celedonio, el primer maniquí, que llegó hace 15 años. Para el doctor Palazuelos la tecnología ha avanzado enormemente: “Los robots actuales se parecen más físicamente a las personas, no poseen cables y realizan funciones similares a un humano: tienen venas, arterias… y pueden aprender algunas prácticas y guardarlas en la memoria”. Pero en el Hospital no solo trabajan con maniquís, también lo hacen con animales, principalmente con perros, cerdos, conejos y ovejas, ya que a un robot no se le puede extraer el colon, por ejemplo. Los cadáveres también tienen un papel importante, puesto que son esenciales para realizar prácticas con el cerebro. El Hospital virtual Valdecilla trabaja conjuntamente con el centro de simulación de la Universidad de Harvard, en Boston, donde se realizan los cursos de formación para Instructores. Asimismo, se ha convertido en asesor de un centro en Bogotá y de forma más puntual, establecen relaciones con hospitales de Chile y Argentina, entre otros de Latinoamérica. Las prácticas se realizan en cursos que duran entre 3 y 5 días, aunque también existen de una sola jornada. Los alumnos intentan buscar financiación, ya que los cursos no son gratuitos. Los participantes no solo proceden de Cantabria, sino que llegan de todas las ciudades de España, incluso de Europa y Latinoamérica, para los que numerosos hoteles de la región realizan ofertas en el alojamiento. El curso pasado, la agenda estuvo ocupada al 80 por ciento con 130 actividades diferentes, pero la crisis también se ha dejado notar. Aunque es una empresa pública, se financia fundamentalmente con los cursos que realiza, con proyectos de investigación o docentes que proceden del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla o de la Universidad de Cantabria como Campus de Excelencia, además de las 17 empresas que requieren sus servicios, lo que suma un total de 800.000 euros al año, aproximadamente. Para mejorar en el área virtual, Palazuelos cree necesario “completar la plantilla de instructores en todas las áreas, que será cuestión de dos o tres años”, y en cuanto a la tecnología, “adquirir simuladores virtuales cuando éstos estén más desarrollados y sean más realistas”. Una vez llevadas a cabo esas medidas, el hospital podrá disfrutar de unas instalaciones más completas.

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Diferentes estancias del Hospital virtual de Valdecilla.

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Reyes de las redes sociales MĂşsicos, deportistas, actores, humoristas, periodistas, polĂ­ticos. No existe una profesiĂłn determinada para formar parte de las redes sociales. Caer en el olvido o ser los lĂ­deres solo depende de ellos, de sus comentarios, palabras y de la complicidad que logren establecer con los internautas TEXTO: Cristina Mancebo

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a presencia de famosos en las redes sociales es hoy un hecho corriente. Nadie se extraña al ver fotos personales de su ídolo ni de conocer cada uno de los movimientos de su día a día. Actores, cantantes, políticos, deportistas, comunicadores son hoy ‘medios de comunicación’, encargados de ofrecer información de primera mano. La mejor manera de llegar a más personas en cualquier rincón del mundo. Con frecuencia surge el debate: ¿deben las celebrities consultar antes de publicar? Algunos consideran que, a pesar de las equivocaciones, es la mejor manera de conocer a la persona que hay detrás, tal y como es. Sin embargo, también hay detractores que opinan que una mala comunicación a través de las redes puede destruir la imagen y reputación online del personaje en cuestión. La rapidez constituye uno de los factores más importantes en estos canales de comunicación, la posibilidad de dar a conocer al instante algo que provoca miles de reacciones al segundo. A veces la obsesión por la velocidad, desemboca en la falta de reflexión. ¿Consecuencias? Meteduras de pata que acarrean oleadas de críticas e incluso insultos. Desde la creación del perfil, nada pasa desapercibido. Las redes constituyen ‘nuevas plazas’ donde todo el mundo habla sobre cualquier tema. Facebook y Twitter conforman las más utilizadas por los famosos, que desde hace ya un tiempo se decantan por ésta última. 140 caracteres son los causantes de este boom, donde cada día las celebrities suben fotografías, interaccionan con sus seguidores, desvelan secretos y hacen eco de opiniones, informaciones y otros hechos que consideran relevantes. ¿Quiénes son y de qué hablan los famosos españoles con más seguidores? Número uno Alejandro Sanz es el cabecilla de los 140 caracteres. Ocupa el primer puesto en España y el quincuagésimo quinto entre los cien más seguidos del mundo. Día a día se vuelca con sus seguidores: @AlejandroSanz: “Os

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mando un cariño grande del bueno, del autentico, del que casi no hay. Del que guardo para ocasiones #11M #NoOlvidamos”, Pero donde también ha provocado la indignación y críticas a causa de sus meteduras de pata como “New Orleans fue la capital de la provincia Española llamada Luis y Ana, hoy en día Lousiana… Curioso”. Los tuiteros, creativos, respondieron con inmediatez: “He ido a visitar las ruinas de los Maya, parece mentira que la familia de una abeja pueda con tanta piedra #AlejandroSanzFacts” o “Andalucía se fundó cuando Lucía dio sus primeros pasos #AlejandroSanzFacts”. Lo mismo ocurre con el número dos del ranking. Su amigo y compañero de profesión, David Bisbal, con más de tres millones de seguidores, no ha pasado desapercibido

millones de ‘me gusta’ en Facebook, lidera el ranking de deportistas en esta red social. El resto de puestos se tiñen mayoritariamente de azulgrana con Piqué, Fàbregas, Puyol, Valdés y Villa y de blanco con Ramos, Arbeloa o Xabi Alonso. Queda un hueco para otros deportistas como Nadal, Gasol o Ricky Rubio. Comparten a diario sus entrenamientos, viajes, partidos, visión sobre los equipos e interactúan con otros compañeros y amigos de profesión. Las fotos y vídeos sobre su vida personal y profesional no fallan, y la influencia de sus comentarios, por breve o insignificante que sea, tiene un eco tremendo. “Muy buenas a todos, hemos cumplido el sueño de conseguir el mundial, nos vemos por aquí otra vez, deciros que ha sido

por la red social, donde se observan con lupa sus tweets, desde que publicó: @davidbisbal: “Nunca se han visto las Pirámides de Egipto tan poco transitadas, ojalá que pronto se acabe la revuelta”. Todavía hoy algunos tuiteros utilizan el hashtag #turismobisbal. La música triunfa también en Facebook. El equipo de Enrique Iglesias comparte de manera activa los vídeos, viajes y las actuaciones más importantes con los 28 millones de personas a quienes les gusta su página.

maravilloso. Millones de gracias por todos los mensajes¡¡ Me voy de vacaciones, nos vemos a la vuelta. Un fuerte Abrazo¡¡¡¡”. Iniesta lanzaba el 13 de julio de 2010 este mensaje en Facebook acompañado de una foto con la estrella del mundial. ¿Resultado? Más de 90.000 ‘me gusta’ y de 48.000 comentarios. Lo mismo ocurría con Casillas el 15 de marzo cuando en su página de Facebook publicaba: “Todo el ánimo del mundo a un compañero de profesión. Da igual el color de la camiseta que se defienda, lo importante es la persona. Mucha fuerza Abidal!”. Si en alguien piensan es en el que está al otro lado, en sus seguidores. Agradecen su apoyo incondicional, crean concursos e intentan contestar a sus mensajes.

Éxito multitudinario del deporte El deporte, el fútbol en concreto, invade la red. De los dieciocho puestos de los famosos más seguidos en Facebook y Twitter, doce se los llevan ellos. Las mujeres, deportistas o no, quedan relegadas a puestos inferiores del ranking. Cristina Pedroche, reportera de Otra Movida, es la primera mujer con 672.062 seguidores. En España el fútbol es el tema que mayor interés suscita. Iniesta ocupa el tercer lugar de los españoles más seguidos y encabeza la lista de deportistas con casi tres millones de seguidores en Twitter. El tenista Rafa Nadal, con más de diez

Comunicación bilateral Los famosos, conscientes de la importancia de mantener la sintonía con sus fans, buscan su cercanía, formar parte de los mensajes que escriben. Complicidad, simpatía y una mención aunque no siempre resulte posible, Dani Martínez, presentador y humorista, cuando está online hace una batería de preguntas y respuestas con sus fans: “@dani-

martinezweb : Buena ronda de preguntas!! Siempre mola contestaros lo que pasa es que hay días que solo puedo a unos pocos!!”. Cada vez, con más innovación y originalidad. Andrés Iniesta, centrocampista del Barcelona jugará un partido de fútbol organizado por la empresa Qé!, para celebrar los nueve millones de seguidores en Facebook y Rafa Nadal prepara una subasta de su coche en la que los beneficios irán a su fundación. Solidarios Reciben por distintos motivos infinitas menciones a diario con la petición de “RT por favor”: enfermedades, problemas personales, nuevos proyectos. La gente conoce el alcance de sus palabras e intentan que la difusión sea más efectiva. “@SSantiagosegura Por favor, necesito RT, para la de #AsociaciónAKAFI para este sábado”, pedía Yolanda Forniès a favor de la integración social. En otras ocasiones, ellos mismos tuitean o retuitean informaciones acerca de eventos solidarios, fundaciones o catástrofes. Estas redes son además, un trampolín para dars a conocer,: sus valores, ideas y pensamientos. Aunque fundamentalmente utilizan las redes para promocionarse: anuncian fechas de conciertos, entrenamientos, páginas web, fundaciones y, en ocasiones, publicitan algunas marcas. “Buenos días desde LA! Hoy jugamos a las 21:30 hora española contra los Mavericks, seguro que será un gran partido!”, dice Pau Gasol en su perfil de Facebook. O el nuevo vídeo del rapero Porta: “Para los que todavía no habéis visto el vídeo de “Etiquetas” aquí os lo dejo de nuevo!saludos portadores/as!”. Tan pronto reciben alabanzas como críticas, consiguen un seguidor más y otro abandona la lista. Algunos les adoran y otros, buscan la manera de meterse con ellos, pero si algo queda claro es que son las estrellas de las redes. ¿Son además los que más influyen en la opinión pública?

Los seguidores buscan complicidad y una mención por parte de sus ídolos aunque no siempre sea posible “Mi afán desde pequeña era comunicar y Twitter me permite comunicar tantas cosas”, afirma de Twitter. A diario hablan sobre los temas que atañen a la política y sociedad española, intercambian opiniones y crean debate. La opinión pública no pasa desapercibida. Ana Pastor, protagonista de nuestra revista, lo sabe bien. Cada mañana, durante y después de los Desayunos recibe cientos de menciones en las que los followers comentan su labor, su persona o le mencionan en tweets que nada tienen que ver con lo anterior. Además, cada vez que se le ocurre una idea, ve una película o tiene algo que decir, ya sabe dónde ir: “Mi afán desde pequeña era comunicar y Twitter me permite comunicar tantas cosas”, afirma. Considera ‘fascinante’ este mundo. Eso sí, insiste en que le quita muchísimo tiempo. Pérdida de tiempo que se compensa con todo lo que le ofrece Twitter personal y profesionalmente. “Por ejemplo, hemos conseguido rebajar la edad de la audiencia. Hasta ahora el grupo de edad que va de los 15 a los 25 era muy muy minoritario. De un tiempo a esta parte hemos conseguido incorporarlo. En eso puede influir que vean a una persona joven, pero sobre todo el tema de internet. Es verdad que no todo el mundo tiene acceso a internet, no todo el mundo está en las redes sociales ni le interesan, pero los que están sí nos sitúan como parte de la red”.

¿Más seguidores, más influencia? Paradójicamente no es así. Estos famosos disponen de una interminable lista de seguidores, que por lo general aumenta cada día, pero parece que no son los más relevantes en el panorama online. Según un análisis de la consultora Burson Marsteller, dentro del proyecto #G20influencers, entre los que se analiza los “influenciadores” en Twitter de los veinte países miembros y seis invitados entre los que se encuentra España, los españoles más relevantes son: Jordi Évole, Ignacio Escolar, Pedro J. Ramírez, Ana Pastor, Gaspar Llamazares, Julia Otero, Fernando Garea, Toni Cantó y Javier Solana. Políticos y comunicadores llevan el peso

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MÁS SEGUIDOS EN TWITTER 1. Alejandro Sanz

2. David Bisbal

5.505.040 seguidores

3.127.018 seguidores

3. Andrés Iniesta

4. Cesç Fábregas

2.975.033 seguidores

2.937.729 seguidores

5. Gerard Piqué

6. Carles Puyol

2.615.442 seguidores

2.601.254 seguidores

7. Sergio Ramos

8. Xabi Alonso

2.123.990 seguidores

2.091.811 seguidores

9. Enrique Iglesias 1.929.974 seguidores

10. Rafa Nadal 1.938.512 seguidores

11. Santiago Segura

12. Pau Gasol

1.005.152 seguidores

980.863 seguidores

13. Andreu Buenafuente 969.743 seguidores

15. Dani Martínez

14. Álvaro Arbeloa 962.581 seguidores

16. Víctor Valdés

939.357 seguidores

822.686 seguidores

17. David Villa

18. Ricky Rubio

808.336 seguidores

797.992 seguidores

MÁS SEGUIDOS EN FACEBOOK 1. Enrique Iglesias 27.960.707

3. Andrés Iniesta 9.439.593

5. Iker Casillas 5.331.674

7. Cesç Fábregas 4.958.133

9. Gerard Piqué 3.937.074

11. Carles Puyol 2.715.970

13. Alejandro Sanz 1.852.549

15. Víctor Valdés 1.195.249

17. Morodo 829.195

2. Rafa Nadal 10.250.048

4. Fernando Torres 9.073.426

6. David Villa 5.061.099

8. Porta 4.808.233

10. Pau Gasol 2.909.190

12. Pep Guardiola 2.371.151

14. Sergio Ramos 1.662.451

16. David Bisbal 905.594

18. Eduard Punset 728.251

*Datos recogidos el 10 de mayo de 2012

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Es la ideologĂ­a del siglo XXI, aplicada a casi todos los aspectos, pero sobre todo a la posibilidad de conseguir un mundo un poquito mĂĄs justo. Es otra forma de hacer polĂ­tica. Ana Pastor

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Solidaridad

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Ayuda con renombre Cada vez son más los famosos que muestran su compromiso con causas justas y colaboran con asociaciones benéficas o incluso han fundado las suyas propias. Luchar contra la pobreza y el hambre o promover la educación y la igualdad en países en desarrollo son valores que promueven muchas de las estrellas del cine, de la música, la moda y el deporte. Los motivos que les llevan a realizar este tipo de acciones son muy variados, y aunque nadie tiene la obligación de ser solidario, los famosos saben que usar la propia imagen pública para promocionar causas justas puede tener una gran y positiva influencia TEXTO: Beatriz García/Raquel Páramo FOTOS: Cedidas

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Ana y Unicef: ayudar a difundir

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weets tan impactantes como “En Níger, el país más pobre de la tierra, los niños como el mío o el vuestro mueren por una simple diarrea. Aquí no.” no dejan a ninguno de los seguidores de Ana Pastor indiferentes. Si la periodista se caracteriza por algo es por su solidaridad con los niños más desfavorecidos. Así lo muestra públicamente en las redes sociales y, en la medida en que puede, en los contenidos que establece para Los Desayunos. En más de una ocasión ha reconocido que una de las experiencias que más le marcó en su labor periodística fue “el tercer mundo, África, los campos de refugiados de Sudán, las hambrunas en Níger, el Sáhara...”. Ha colaborado con la ONG Acoger y Compartir y, desde el pasado mes de septiembre, introduce al menos una noticia sobre la hambruna como sección fija dentro de su programa. Raquel Fernández, directora de Comunicación de Unicef en Madrid, conoció a la periodista por casualidad. Como dos mujeres relacionadas con el mundo de comunicación habían coincidido ya en distintos eventos solidarios. Al fin y al cabo, tienen un objetivo común, concienciar a la sociedad sobre la difícil situación que viven los niños en países en vías de desarrollo. La misión de Raquel es contactar con los distintos medios de comunicación para intentar introducir este tipo de contenidos y TVE no es una excepción. La directora de comunicación reconoce que Ana Pastor es líder de audiencia y de ahí su papel primordial para esa labor de sensibilización social que busca la ONG. “Desde el

primer momento- asegura Raquel – Ana nos trasladó su interés por las noticias que lanzábamos. Es una sinergia de la inquietud que tiene ella sobre estos temas, lo que difunde lo hace por iniciativa propia, y nosotros precisamente nos interesamos en difundir esos temas, por eso confluimos en un punto en común”. La labor comunicativa de Unicef no consiste sólo en informar a los personajes públicos que están dispuestos a colaborar sino también en formarlos para que estén al tanto de todo lo que ocurre con los niños en el mundo y así puedan difundir esos mensajes de concienciación correctamente. Raquel explica que a la hora de trabajar con esas personas conocidas, la ONG debe tener la seguridad de que su compromiso es real, de que se trata de una inquietud personal, que no buscan nada a cambio y les mueve un compromiso humano y Ana Pastor cumple con esos requisitos. “Es una persona muy involucrada con el tema de la infancia. Ella, por su

Ana y Unicef tienen un objetivo común: defender los derechos de la infancia a escala mundial La difusión en los principales medios de comunicación es un factor clave para conseguir los objetivos

inquietud personal, se vuelca por estos temas en cámara y fuera de ellas. La colaboración con Ana, es una colaboración de iniciativas concretas. Le enviamos la información que creemos interesante y luego es ella quién decide cuándo las cuenta y en qué medios”. La difusión en los principales medios de comunicación es un factor clave para conseguir los objetivos que este tipo de asociaciones humanitarias persiguen. Lo que en el terreno se llama comunicación para el desarrollo, se intenta concienciar de las carencias y las posibles soluciones al gobierno de un país concreto proporcionando datos objetivos derivados de estudios, “aquí la labor de sensibilización es diferente pero a la vez la misma, y el papel de líderes de opinión como Ana Pastor es muy positivo”, explica la directora de comunicación. En 2008, Unicef impulsó la campaña “Concienciados con la infancia” en colaboración con TVE, un proyecto que consiste en dedicar especial atención en la programación de la cadena a contenidos relacionados con los niños que viven en situaciones críticas. Esta iniciativa se creó 19 años después de que Naciones Unidas aprobase la Convención sobre los Derechos del niño. Este tipo de programación especial no queda fuera tampoco de Los Desayunos. Raquel Fernández está segura de que Ana Pastor se vuelca con estos temas precisamente por su vocación de servicio público:”Yo soy periodista, y creo que en la vocación de periodismo, hay implícito un deber de responsabilidad profesional de poner altavoz a cosas que no se están viendo. Por ejemplo, del Sagel no se habla en los medios, y está a un paso de lo que ocurrió en el Cuerno de África el año pasado”, comenta la directora de comunicación. La misión de Unicef es que se cumplan los derechos de la infancia en todo el mundo, desde que nacen hasta que cumplen la

Raquel Fernández,directora de comunicación de Unicef España.

mayoría de edad. Y no sólo eso, su labor va más allá. Trabajan con las madres durante el embarazo, para que tengan condiciones de salud aceptables, el niño nazca sano y la mujer esté bien nutrida. Sobre todo, buscan proteger esos derechos en el mundo en vías de desarrollo, donde no hay recursos suficientes, las circunstancias son muy duras o los círculos de pobreza son extremos y prolongados en el tiempo. Como confirma Raquel: “En esos países, tratamos de ofrecer incluso los recursos para que los derechos básicos de los niños estén suplidos”. El problema de esta precariedad infantil radica en la falta de equidad. Aún así, los avances que se van produciendo son remarcables. Un dato: En 1990 se morían cada año por causas prevenibles más de 12 millones de niños menores de cinco años, y en 2010, por las mismas causas, se murieron

8,1 millones de niños de esa misma franja de edad. La labor de organizaciones como Unicef es la de armar el puzzle para que los países en vías de desarrollo vayan caminando solos cumpliendo los derechos de los más pequeños. Raquel sostiene que el objetivo final de la ONG es que un día dejen de ser necesarios. Y Ana apoya la misma causa, ella misma repite que antes que perder el norte, ella prefiere no perder el sur: “En el sur pasan cosas, como en Níger, donde niños como el mío no tienen nombre cuando nacen porque se van a morir”, explica tajante la periodista. Sin embargo, en un debate periodístico sobre la desnutrición infantil, Ana aportó su visión optimista apostando por un periodismo más activo que consiga vincular lo que ocurre en España con lo acontecido en África para así concienciar a la sociedad en su papel de agentes visibles.

Ana Pastor, junto a otras periodistas, en una conferencia organizada por Unicef España sobre niños y pobreza.

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Rosana: una voz solidaria

Rafa: integración y deporte

Anne: sin descanso

Javier: nado por Malawi

ROSANA ARBELO, cantautora

RAFAEL NADAL, tenista de élite

ANNE IGARTIBURU, presentadora de televisión

JAVIER LECUMBERRI, nadador

La carismática cantante y compositora canaria, Rosana Arbelo, es un gran ejemplo de famosa implicada con las causas sociales: Ella no ha recibido ningún galardón que premie su labor comprometida, pero todo el mundo reconoce su colaboración con diferentes causas. Rosana ha participado en varias ediciones de la campaña “Un Juguete, una Ilusión” que organizan RNE y la Fundación Crecer Jugando y que tuvo gran éxito de convocatoria. La recaudación íntegra de la campaña fue destinada a que cada niño desfavorecido pueda tener un juguete. Muchos de sus temas recogen una visión optimista de la vida, con una temática social y solidaria: “Llegaremos a tiempo”, “Sin miedo”, “Soñaré”. A la pregunta de en cuántos conciertos solidarios ha participado, Rosana asegura: “No los llevo contados, pero muchos. Y a diario, intento actuar de manera solidaria, creo en los grandes y en los pequeños actos solidarios. Además de todos he aprendido algo, y sobre todo la certeza de que a ‘imposible’ le sobran dos letras”. Además, la cantante dio un concierto en solitario en Pamplona con motivo del terremoto de Haití. La recaudación íntegra del concierto fue destinada a la reconstrucción de una escuela en Jacmel (Haití), localidad situada a 40 kilómetros al sur de la capital Portau-Prince y que quedó totalmente destruida en el seísmo ocurrido en 2010. El espectáculo se tituló “Como en casa”, ya que la cantante, acompañada por su guitarra, trasladó el salón de su casa: sofá, sillón, lámpara de pié, unas velas…al escenario de Baluarte (lugar del concierto); dejando de lado cualquier otro tipo de complemento escenográfico, así la música se convertiría en la verdadera protagonista. Rosana: “Cuando doy este tipo de conciertos lo hago porque quiero otro mundo, ayudar nunca me supone esfuerzo, y sin embargo sí me cuesta levantarme y ver como se sigue insistiendo en una realidad que no funciona”.

Rafa Nadal es el mejor en su campo, y siempre ha querido aprovechar esa posición privilegiada para ayudar a los que más lo necesitan. En el 2007, creó una fundación que lleva su nombre y que realiza proyectos solidarios en muchos países como la India, con niños pequeños, creando escuelas, o con personas discapacitadas. La misión de la Fundación Rafa Nadal es ofrecer programas de educación a los más desfavorecidos con un denominador común: el deporte. Ya que se trata de una herramienta básica de integración personal y social y por lo tanto, se convierte en el eje principal sobre el que basa todas sus acciones. La última acción que realizaron en conjunto la Fundación Rafa Nadal y la Fundación Vicente Ferrer fue la inauguración de Anantapur, una escuela. “Estoy muy contento de estar aquí para poder ver de cerca la escuela y conocer a los niños que van a estudiar en ella. Espero que les guste, que la aprovechen y que este proyecto les ayude a formarse y a recibir todas las atenciones que los niños de esta edad merecen. Ojalá pueda volver dentro de unos años y ver que los que hoy estudian, tienen una nueva vida”, manifestó Nadal tras inaugurarse el centro educativo. El deportista ha participado por segundo año consecutivo en el evento solidario “Por un mundo libre de malaria”, junto al portero del Real Madrid, Iker Casillas. La jornada solidaria para recaudar fue en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Y entre los eventos deportivos de los que pudieron disfrutar los participantes había: un partido de tenis, uno de fútbol y una carrera de karts por relevos. Todo el dinero recaudado de las entradas se destinó a financiar diferentes proyectos solidarios. Y por si fuera poco la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) le concedió a Nadal el premio humanitario “Artur Ashe” por sus “esfuerzos caritativos a través de la Fundación Rafa Nadal, que brinda nuevas oportunidades a jóvenes con desventajas sociales”.

Anne Igartiburu fue elegida el personaje más solidario del 2011 por su implicación con los más desfavorecidos. Este premio lo concede el INESE, la División de Seguros de Reed Business Information que va ya por la XII edición de estos galardones. Cuando Igartiburu recogió el premio se lo dedicó a los miles de voluntarios y misioneros que luchan cada día para que los más desfavorecidos tengan mejor calidad de vida:“Nada obliga a ser solidario, es algo que va innato en el ser humano, creo yo. Con la diferencia de que el ‘dar la cara’ públicamente tiene más repercusión. ¡Pero hay muchos a los que no se les ve y hacen obras maravillosas!” Anne Igartiburu tiene una hija adoptada que es natural de la India, Noa. Y desde el principio se ha preocupado de que la niña mantuviera su idioma natal, el hindi. Con ella viaja todos los veranos a la India. Allí la presentadora colabora con el Centro de acogida de Ankur, en el barrio de Morivli de la ciudad de Bombay, regentado por las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y donde gracias al esfuerzo de la presentadora, más de doscientas niñas desamparadas viven y estudian en un ambiente familiar. Además, su pasión por el deporte y su entrenamiento diario la han llevado a correr por causas solidarias tanto en España como en Nueva York, ya que Igartiburu colaboró en la Carrera Proniño de Madrid de la Fundación Telefónica, contra la explotación laboral infantil en Latinoamérica y en la maratón de la ciudad de los rascacielos. Igartiburu presentó la última edición “Gala FAO Mira quién baila” que consiguió un récord de recaudación con más de 2,2 millones de euros para erradicar el hambre en el mundo a través de la Agencia de Naciones Unidas contra el Hambre. Colabora también con Manos Unidas, con la Fundación Real Madrid por los damnificados del terremoto de Haití y dando charlas para las mujeres en la cárcel. Hace unos años y a través de la ONGD Miguel Vacas acogió en su casa a niños afectados por la catástrofe de Chernobil.

El nadador onubense Javier Lecumberri es otro buen ejemplo de famoso solidario. Colabora con la ONG Ayuda en Acción desde hace tres años, tiene apadrinada una niña de Malawi y ha participado en numerosos actos solidarios, pero pensó que todavía podía hacer más. Al final se le ocurrió montar un reto solidario. “Por qué no aportar mi granito de arena para ayudar a conseguir un mundo mejor para todos, donde no haya tantas diferencias, donde los sueños de todos sean más accesibles, y donde se tenga la oportunidad de vivir mejor”, asegura Lecumberri. La aventura consistió en recorrer a nado los 10 kilómetros que separan Punta Umbría de Huelva, con una temperatura del agua estimada en 12ºC y en un tiempo aproximado de tres horas. Para llevar a cabo el reto, “aparte de los entrenamientos que suelo realizar, tuve que aumentar los metros totales de entrenamientos en piscina, debido a la distancia del reto, y también hacer entrenamientos en aguas abiertas para aclimatar el cuerpo a las bajas temperaturas que iba a tener que soportar ese día”, asegura Lecumberri. Finalmente, se fijó el día del reto en el 28 de enero, y se le llamó “Desafío por África”. En todo momento contó con la ayuda y el apoyo de sus familiares, de la ONG Ayuda en Acción, y de numerosos patrocinadores que también quisieron poner su granito de arena. Lecumberri realizó con éxito y sin ningún tipo de asistencia la travesía. Recorrió los 10 kilómetros que separan los dos puertos sin hacer ninguna parada ni ingerir líquidos o algún alimento energético. “Para mí ha sido una experiencia inolvidable, unir mi pasión, nadar, con una acción que va ayudar a personas muy necesitadas es fantástico. Además en lo personal, superar un reto de este calibre es una satisfacción inmensa”, comenta Lecumberri. En los puertos de salida y llegada se instalaron dos carpas stand de Ayuda en Acción para recaudar fondos y lograr apadrinamientos. Los beneficios del evento se destinaron a un proyecto solidario de Ayuda en Acción en Malawi.

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Texto: Raquel Páramo Fotos: Íñigo Antón, Miguel Goñi

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Una mayor urbanización es inevitable. Según el Informe Mundial de la Infancia 2012, dentro de pocos años, la mayoría de los niños crecerán en ciudades grandes y pequeñas, y no en las zonas rurales. El 60% del aumento en la población urbana corresponde a menores que nacieron en las ciudades.

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José Juan Ortiz, representante de Unicef en Cuba, al referirse al trabajo de la ONG en la isla, resaltó que “el país muestra resultados muy alentadores porque, a pesar de las dificultades económicas, todas las niñas y los niños tienen garantizados sus derechos primordiales, como son la salud y la educación”.

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Unicef insta a los gobiernos a otorgar a los niĂąos un lugar central en los procesos de planificaciĂłn urbana, y a ampliar y mejorar los servicios para todos. AdemĂĄs, se hace necesario el reconocimiento de los esfuerzos de aquellas comunidades cuyo objetivo sea abordar la pobreza urbana.

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Universitarios

Voluntarios En España hay alrededor de cuatro millones de voluntarios. Un porcentaje alto son jóvenes y de ellos, la mayoría son universitarios. Estudiantes de tres universidades de España nos cuentan su experiencia personal TEXTO Y FOTOS: Olga García

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No es tanto la edad como la actitud

Lucía tiene 27 años. En 2008, tras finalizar la carrera de Trabajo Social, decidió colaborar como voluntaria en Vagalume. Escogió esta asociación porque desde joven le interesó el tema de los menores y familia. Acudió, durante un año, dos veces por semana. La buena impresión que causó mientras estuvo trabajando allí hizo que se contara con ella en cuanto hubo una plaza disponible como becaria. En menos de un año la contrataron de manera indefinida como responsable de la parte educativa. Requisitos Pero no todo el mundo sirve como voluntario. Hay que cumplir una serie de condiciones. Discreción, habilidades de relación y trabajo en equipo, disponibilidad de tiempo, buenas condiciones psíquicas, confidencialidad a la hora de desarrollar su labor... “Queremos personas que posean características, que con el tiempo puedan ejercitar, que sean abiertas y estén dispuestas a trabajar en equipo”, comenta Lucía. No suelen admitir a personas menores de veinte años porque en

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legó antes de la hora, pero estaba preparada. Aunque era su segundo día, seguía un poco nerviosa. A Laura Gutiérrez Bara le tranquilizaba saber que iba a tener una sesión formativa con la educadora social. Había estudiado Magisterio Infantil y Psicopedagogía, pero estaba en el paro, por eso decidió trabajar como voluntaria en la asociación Vagalume (Santiago de Compostela), que le había aconsejado una amiga. El primer día, supervisada por una educadora social, se encargó de un niño de tres años. Disfrutó al comprobar que ya desde el principio podía aplicar lo que había aprendido en la carrera. Laura se dio cuenta a través de juegos, ejercicios y diferentes actividades, de que el niño demostraba que algo le sucedía, pero era pronto para descubrir qué. Vagalume significa luciérnaga. Y luz es lo que ofrece esta asociación, abanderada por las hermanas Oblatas y Cáritas, a las mujeres abocadas a la prostitución. Desde los años 90 trata de mejorar la calidad de vida, tanto de esas mujeres como de su familia, que en muchos casos se encuentra también en situación de riesgo social. Un centro de la mujer, un piso de emergencia, trabajo de calle, un centro psico-familiar… Aunque están ubicados en lugares diferentes, todos se encuentran unidos por un mismo fin: la recuperación de la mujer y de su familia. Porque en primer lugar, es imprescindible que ellas estén totalmente recuperadas para que luego puedan hacerse cargo de su familia. Volver a reunir a la fa-

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“Queremos personas que sean abiertas y estén dispuestas a aprender a trabajar en equipo y a colaborar” En muchas ocasiones, a través del voluntariado, los jóvenes puede aplicar lo aprendido durante la carrera

milia, o en infinidad de casos, hacerlo por primera vez. Y es precisamente en la última fase, Atención Psicopedagógica y Familiar (PAPF), donde se trata de mejorar el bienestar de la familia y de cada uno de sus miembros. Cada familia es un mundo y no se pueden agrupar en un mismo paquete. Están aquellas donde alguno de los miembros, normalmente la madre, está o ha estado vinculada a contextos de prostitución y tiene dificultades para relacionarse con sus hijos: “Una mujer que tras cinco años ejerciendo la prostitución, quiere recuperar su figura o imagen de madre pero se encuentra con una serie de dificultades”, explica Ana María Prieto Porto, psicóloga del programa y responsable de las actividades. En otros casos, esas mujeres no saben como tratar a sus hijos. Y, en muchos casos, dificultan el desarrollo de sus hijos. Por eso, dentro de las diferentes opciones que se ofrecen en esta fase como es, proyecto de Atención Familiar, proyecto Vínculo, proyecto Hora especial y proyecto Abriendo horizontes, cada una escoge la que más se ajuste a sus necesidades. Ana María Prieto Porto conoció la asociación cuando estudiaba Psicología en Santiago. Siempre había querido dedicar parte de su tiempo al voluntariado. Su máster de Psicología Jurídica requería hacer prácticas con niños. Entonces cuando entró en Vagalume. Lleva trece años trabajando ahí junto con su compañera Lucía Rodríguez González, encargada en la enseñanza de los niños.

el centro hay chicos de hasta diecisiete años. Es necesario que los jóvenes encuentren en el voluntario una figura de referencia y apoyo. Si la edad marca, la actitud aún más. Todos tienen claro que lo más importante son los niños. “Es difícil permanecer si uno viene por unas razones ajenas al voluntariado; es decir, si no tienes un deseo de darte a los demás”, afirma Lucía. En este cuatrimestre están colaborando doce voluntarios. Todos parten de la base de que trabajan con niños que suelen tener más problemas que los meramente escolares. En ocasiones, los maltratos, la exclusión social y la inmigración se encuentran muy presentes. Desde que comenzó, la psicóloga Ana Prieto es consciente del cambio que ha sufrido. “Uno cambia porque te impacta lo que te cuentan, porque sueles cambiar tus prioridades. Hay niños que realmente lo pasan mal y necesitan una intervención”, afirma. Dena Maceira Triñanes estudia segundo de Educación Social y hace el practicum en Vagalume. Aunque solo lleva tres meses y le queda todavía bastante para alcanzar las 120

horas exigidas, quiere permanecer por más tiempo. Siempre quiso realizar actividades de voluntariado, mucho antes de empezar la carrera. Realiza actividades con cinco niños, el número máximo de menores que permite el centro por persona. Las edades que le corresponde a ella son de seis a doce años. Aún no ha pasado mucho tiempo, pero nota un gran cambio. Reconoce que al principio la dinámica le resultaba un poco difícil, pero cree que ha encajado. “Se necesita tiempo en lograr que los niños se acostumbren a uno y descubrir las dificultades que éstos puedan tener”, explica.

PARA SABER MÁS Centro Vagalume - Santiago de Compostela Email: vmuller@teleline.es Teléfono: 981585515 Fax:981586867

Unirnos para ser más fuertes

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l profesor José Carlos García Fajardo, fundador de la organización Solidarios, estaba impartiendo el seminario “Solidaridad, tercer mundo y exclusión”, en la Universidad Complutense de Madrid, cuando uno de sus alumnos fue detenido y encarcelado en Segovia.

Desde allí, el estudiante se puso en contacto con el profesor y le consultó la posibilidad de seguir desarrollando en prisión la labor de voluntariado que ya había iniciado en la Universidad. “Lo ocurrido entonces fue el germen de todo, la génesis de la actividad que hoy seguimos desarrollando en las

prisiones, en lo que se conoce como Aula de Cultura, que consiste en llevar a un invitado todos los sábados al Centro Penitenciario para que dé una conferencia, y que tanto el invitado como el voluntario o interno se encuentren de igual a igual”, comenta Álvaro Crespo, coordinador del voluntariado en

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Solidarios. Tiene 35 años y es el responsable de los tres programas de actividades: el área de prisiones, la atención a las personas mayores y la de hospitales. Tres programas muy diferentes pero con un objetivo común: la ayuda desinteresada a los demás. Desde sus inicios, los jóvenes universitarios han sido el punto fuerte de esta organización y aunque a día de hoy el perfil del colaborador ha ampliado sus horizontes, la Universidad sigue configurando el mayor tanto por ciento de la cantera de Solidarios. Celia Corbacho, de 21 años, estudia segundo de Enfermería en la Complutense. Su delgada constitución contrasta con lo grave del timbre de su voz. Sus ojos son de un negro tan oscuro que resulta difícil distinguir la pupila. Desde joven ha estado interesada en actividades relacionadas con el voluntariado. Durante años participó como monitora en campamentos de verano para niños y actividades de entretenimiento para jóvenes los fines de semana. La primera vez que entró en contacto con Solidarios fue hace dos años, por medio de un amigo suyo estudiante de Periodismo. Le invitó a asistir a una de las charlas que se realizaba en su facultad sobre la organización. Quedó sorprendida y decidió colaborar. De todos los programas escogió el de hospitales, tanto por su interés en el ámbito clínico como por trabajar con personas mayores. Aprendizaje Comenzó en el Hospital Universitario 12 de octubre, un lugar complejo y masificado, pero tras un año se traslado al Carlos III, con solo 90 camas. Al principio, supuso un gran cambio para ella porque trastocaba su rutina en todos los sentidos. Pero con el tiempo se adaptó y en estos momentos considera que constituye un aporte directo para su profesión, porque necesita de un contacto directo con gente que está en este tipo de situaciones y también para ella misma. “Tú que eres joven, no hagas esto, no hagas lo otro. Eso me lo dicen los pacientes y me llama mucho la atención porque me lo dicen basándose en su experiencia. Y yo como no tengo abuelos, me encanta”, afirma Celia. Además, gracias a su compañero Paco y a los propios pacientes, siente que todos los días aprende algo nuevo. Paco es un hombre de estatura media. Las arrugas en su rostro y manos no denotan vejez sino experiencia. Tiene 65 años. Cada vez que habla el rostro se le ilumina y demuestra disfrutar con cada palabra que dice. Al año siguiente de su jubilación comenzó a colaborar en el Hospital Carlos III. Asistía a enfermos de Sida. Como empresario apenas tuvo

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Crespo se encarga de tres programas con un objetivo común: la ayuda desinteresada “Cuando vamos al hospital no llevamos nada, únicamente nuestra presencia durante las horas que estamos” La mayor parte de la carte de socios son universitarios, por lo que tienen una cantera muy importante

PARA SABER MÁS Asociacion Solidarios Madrid Email: info@solidarios.org. es. Teléfono: 902 123 125

Un puente entre dos realidades

tiempo para nada más. Sentía un profundo orgullo y envidia de la sana al ver como sus hijos realizaban actividades de voluntariado. “Escogí esta actividad porque me parecía que era una forma de contribuir a paliar el sufrimiento. Es verdad que de esta manera no evitas que otras personas puedan caer enfermas, pero al menos ayudas, apoyas a los pacientes y consigues que se entretengan”, explica. Para él, charlar con un enfermo es como tomar una cerveza con un amigo. Le gustan esos momentos porque consigue despejar las mentes de los pacientes. Expectativas cumplidas Ha tenido diferentes compañeros pero, desde hace casi un año, trabaja junto a Celia. Los voluntarios visitan tres veces por semana a los pacientes durante dos horas, normalmente de cinco a siete de la tarde. En el Carlos III el voluntariado se realiza de lunes a viernes en horario de mañana y tarde. Esa amplitud de horas supone que cada voluntario puede escoger su turno y distribuir su agenda según le convenga. Las visitas se realizan en parejas por tres razones: se mantiene el sentido de pertenencia a la organización, el paciente cuenta con una mejor referencia al estar con dos personas y, por último, para el propio voluntario es importante tener un compañero que le pueda complementar y apoyar. El primer mes es crucial, sirve como periodo de prueba donde el voluntario observa si se cumplen sus expectativas o no, antes de integrarse de forma permanente en el programa. La experiencia revela que se sienten especialmente gratificados y que el resultado supera toda expectativa previa. “No llevamos nada, únicamente nuestra presencia durante las horas que estamos aquí con ellos. Procuramos que en ese rato el enfermo se sienta acompañado, querido. Tratamos de tejer esa red social que muchas personas han perdido o incluso nunca han tenido”, comenta Álvaro Crespo. Cuando hablan de voluntariado, Celia y Paco siempre lo hacen con sumo cuidado. Tratan de evitar ir con el cuento de que es algo que va a ser bueno para ellos, o les va a hacer crecer como persona o que les llenará su inquietud. Saben que en muchos casos es cierto, de hecho Celia siempre sale eufórica, pero no es ese el objetivo. Y, por supuesto, no todo es fácil. “Uno lo primero que debe aceptar cuando viene a un trabajo de estos es que pone parte de su tiempo a disposición de otras personas sin la garantía de que ellas quieran ese tiempo. Hay que aceptar que has salido de casa, has venido hasta aquí y no quieren tu compañía”, explica Paco.

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na voz retumba por todo el pabellón: “¡Empezamos!”. Y diez jugadores comienzan a moverse al compás de una pelota de fútbol que parece tener vida propia. La diferencia de edad entre los miembros de un equipo y de otro, que puede ser de incluso veinte años, se difumina cuando se ponen a jugar. Caras sonrientes, euforia al marcar un gol, gritos de ánimo, caídas. El primer tiempo está reñido. Cualquiera que vea al partido podría pensar que se trata de un grupo de amigos que hacen deporte un lunes cualquiera a las cuatro de la tarde en el polideportivo de la Universidad de Navarra, pero la realidad es bien distinta. La mayoría de esos jugadores llevan años sin poder salir a la calle salvo cuando reciben permisos especiales o el centro penitenciario de Pamplona les ofrece algún premio por buen comportamiento. Una vez al mes voluntarios y presos se reúnen en el pabellón de la Universidad para jugar un partido de fútbol. Esta actividad no hubiera sido posible sin UAS, Universitarios por la Ayuda Social, que se inició en el curso 90-91 de la mano de unos estudiantes de la Universidad de Navarra para intentar paliar algunos de los problemas que desde hace años existen en la sociedad. Y eso se nota, sobre todo cuando se dirigen a jugar el partido. Los traslados son siempre andando. Durante tres horas encuentran un respiro y una oportunidad para

disfrutar de un paisaje diferente. Los pequeños detalles se valoran mucho, como tener la opción de ducharse sin necesidad de esperar a la hora asignada, poder cambiarse en los vestuarios, ir cada uno a su aire e incluso jugar en un suelo tan diferente al de cemento que están acostumbrados. “Es algo muy breve, pero les produce mucha satisfacción. Por supuesto, hay una gran diferencia entre el viaje de ida al de vuelta. Este último siempre es algo triste porque uno debe regresar a la realidad”, afirma Jesús María Yoldi, que desde hace más de ocho años lleva organizando esta actividad. A sus 54 años, este funcionario de prisiones se ha pasado casi veinte trabajando en el Área de Deportes de la cárcel de Pamplona y ya no recuerda cuántos partidos habrá jugado con ellos. No pierde casi ninguna oportunidad de participar, pues está convencido de que es un modo de hacerles ver a los presos que no es tan diferente a ellos. Parece una actividad sencilla, pero entran muchos factores en juego. Desde el punto de vista de los voluntarios, cada vez que se va a celebrar algún partido reciben una llamada de la coordinadora de UAS y organizadora de estos eventos, María Iserte Alfaro, preguntándoles si estarían interesados en jugar un partido, tal día a tal hora. Desde UAS se les da todo prácticamente hecho. Pero, en el caso de los presos, existe todo un proceso muy complejo y que lleva su tiempo. Cuando se quiere jugar un par-

tido, Jesús María Yoldi propone a la Junta de Tratamiento, que se reúne una vez cada quince días, que se desea realizar una salida con un determinado grupo de personas. Esta junta, integrada entre otros por el director del centro penitenciario, el subdirector de tratamiento, el subdirector médico, el psicólogo y psiquiatra del centro y el educador social, es la que se encarga de estudiar la situación de cada interno y dar el permiso. Si se aprueba la petición, se envía a Madrid. Y si Madrid da el visto bueno, se pone en contacto con el juez de Pamplona. Una vez hecho esto, se avisa a los presos del día y la hora para que puedan organizarse. Algunos realizan trabajos dentro de la cárcel y por eso tienen que acordar con alguien cambiar el turno. Balance positivo Aunque todo parece bajo control y dentro de la normalidad, eso no significa que no existan problemas o preocupaciones. Siempre que hay una salida aparecen las dudas. Yoldi no se queda tranquilo hasta que no hayan vuelto todos a la cárcel. Pero esto no sucede por falta de confianza sino por ese temor o nervio que siempre se tiene por si las cosas no llegan a salir como uno espera. “Pero aún incluyendo los problemas, para mí todo son ventajas. Se gana, tanto en deportividad e integración, como en autoestima e incentivos”, comenta. Guillermo González, de 21 años, Igna-

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cio Carricas, de 20, Joan Gubrt Ros, Adrián Veth y Jorge Gordo de 18 años, son cinco amigos que estudian en la Universidad de Navarra. Además de su pasión por el deporte, comparten un interés por realizar alguna labor de voluntariado. Es verdad que no todos llevan el mismo tiempo. Para algunos es su primer año, pero no su primer partido, como es el caso de Joan, estudiante de Derecho. Conoció esta actividad gracias a un amigo del Colegio Mayor Mendaur que llevaba tiempo participando en ella. Decidió participar en parte movido por una fuerte curiosidad y por romper un poco con los prejuicios que siempre tuvo sobre los presos. “En mi entorno tenían prejuicios, al igual que yo, y no les gustaba mucho la idea. Pero, en general, una vez que fueron escuchándonos hablar y comentando lo gratificante que era la experiencia, fueron rompiendo esa reticencia. Incluso alguno se decidió a participar ”, comenta. Agendas compatibles Normalmente, se juega el segundo lunes de cada mes a las cuatro y media de la tarde, aunque el horario siempre es flexible y a disposición de los voluntarios. Es algo puntual, por tanto, se puede realizar una colaboración esporádica con la organización. Este detalle fue algo decisivo y fundamental para Adrian Veth estudiante de Farmacia, pues su carrera le exige muchas horas de estudio. Aunque no fue el único motivo, ya que lo que acabó por inclinar la balanza fue el hecho de saber que la mayoría de los presos esperan impacientes durante casi un mes para jugar cada partido de fútbol. Guillermo González, estudiante de Administración y Dirección de Empresa Bilingüe explica que el tiempo que tiene que dedicar es muy corto. “Además, es una actividad diferente y que normalmente la gente no hace”, comenta. Al igual que su compañero Jorge, este es su primer año realizando esta actividad. También estudia Administración y Dirección de Empresas y le apasiona el deporte. Por eso está encantado con una labor en la que, a la vez que hace lo que le gusta ayuda a otras personas que, por diversos motivos, están en la cárcel. Él tiene claro que juega con el objetivo de ganar, pero no solo porque sea un joven de naturaleza competitiva, sino porque sabe que si dejase ganar a los presos por cualquier otro motivo, estos no tendrían el mismo grado de motivación para luchar por la victoria. Sin embargo, no todos son inexpertos en materia de voluntariado. Ignacio Carricas, estudiante de Administración y Dirección

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Una vez al mes voluntarios y presos se reúnen para jugar un partido de fútbol en las instalaciones de la UN El preso debe tener la cuarta parte de la condena cumplida para poder jugar en los partidos contra voluntarios Durante hora y media no existen prejuicios, solo un objetivo común: pasarlo bien y disfrutar

PARA SABER MÁS Universitarios por la ayuda Social - Pamplona Email: uas@unav.es Teléfono: 948425600 Ext. 2912

de Empresa Bilingüe, lleva ya varios años realizando diferentes actividades de voluntariado desde que estaba en el colegio, como visitar a personas mayores a los asilos o ir a la Clínica Universitaria a estar con enfermos de cáncer. Pensando en todo lo que ha hecho le parece curioso que por muy diferentes que sean las actividades, uno siempre termina con una sensación de euforia, y sintiéndose mejor. Suele desempeñar la actividad en sus tiempos libres y, considera, que es un tiempo bien invertido. En el segundo tiempo las cosas se decantan cada vez más por los presos. Al no haber marcador, el 3-1 lo indican los espectadores que desde las gradas observan como sus compañeros tratan de ganar sobre el campo. Están extenuados y, sin duda, no es para menos porque no han querido hacer descanso. A pesar de todo, se les nota en la forma de jugar que no tienen intención de detenerse hasta que, al fin, se termine el partido. Recompensa La composición de los equipos casi nunca es la misma. En el caso de los voluntarios, la razón de que se vayan rotando de un mes a otro es que son un total de veinte. Por otro lado, en el centro penitenciario, de los treinta presidiarios que cuentan con la opción de salir, entre mujeres y hombres, suelen participar entre cinco o seis personas cada vez en equipos de ambos sexos. En cuanto se les da este tipo de oportunidades son muy pocos los que la rechazan. Es verdad que no todos pueden salir. Uno de los requisitos es que el detenido tenga una cuarta parte de la condena cumplida y un buen comportamiento. “Al final todo se reduce a una excusa para integrarles un poco más, para que tomen conciencia de la situación. Empiezan a darse cuenta de que haciendo las cosas por las buenas y bien, hay recompensa”, afirma Yordi. Durante hora y media no hay diferencias, no existen prejuicios, solo jóvenes y hombres jugando con un objetivo común: pasarlo bien y, si se puede, ganar. No hay una relación posterior, ni tampoco conversaciones al margen del fútbol. Es deporte. Y ellos lo practican. O miran, porque no todos los que van al partido juegan. Algunos son ya mayores y prefieren ver jugar al resto, y no por eso van a dejar de salir. Tienen el mismo derecho. Acaba el partido y todas las caras reflejan una mezcla entre cansancio y satisfacción. Los apretones de manos y comentarios de agradecimiento vienen por ambas partes. Pero el resultado es contundente: los presos han ganado 4-1.Ganan los presos.

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Curiosidad Primera lecci贸n de primer d铆a de primero de Periodismo. Fuera de la profesi贸n, plantearte la vida sin curiosidad es un aburrimiento. Lo contrario de curiosidad: gris. Ana Pastor

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Anatomía de una idea Todos hemos tenido una idea alguna vez. Hemos imaginado cosas e incluso las hemos creado. Pero, ¿acaso sabemos cómo? ¿Y qué hay de esa gente que se dedica profesionalmente a ello? Las ideas y sus secretos según tres “materializadores de ideas” TEXTO: Montse Hidalgo FOTOS: Cedidas

Myles O’ Reilly

Myles O’ Reilly es cantante -vocalista del grupo Juno Falls-, pero su trabajo es rescatar de lo que considera un anonimato inmerecido a músicos cuyo trabajo valora. En 2009 creó Arbutus Yarns, la productora que se encarga de grabar a estos artistas en conciertos y sesiones de estudio. Sin embargo, sueña con ser director de cine.

Julia Galdo

Julia Galdo es la mitad de JUCO. Junto a la otra mitad, Cody Cloud, se dedica a la fotografía creativa y de moda. Un giro curioso para una niña que quería ser bióloga marina, pero en ningún caso un error. Hasta la fecha, JUCO ha trabajado con marcas de la talla de Nike, Microsoft, Sony Music y ha fotografiado a infinidad de artistas para múltiples revistas de moda.

Magnús Trygvason y Guðmundur Vignir

Magnús Trygvason Eliassen y Guðmundur Vignir Karlsson componen desde 2009 la sección masculina del grupo islandés Amiina, que hasta entonces había sido un cuarteto de cuerda. Amiina mezcla en sus composiciones el sonido de instrumentos tradicionales con piezas de música ambiental electrónica.

Según tu propia experiencia, ¿qué significa imaginación? Myles: para mí es la mayor fuerza de la naturaleza. todo lo que nos rodea a lo largo de nuestra vida en su momento fue fruto de la imaginación. Julia: Es un producto de la inspiración. Crece a medida que observas el mundo a tu alrededor y los trabajos de otros Magnus y Guðmundur: un elemento que cada ser humano utiliza cada día. ¿Cómo describirías tu trabajo? M.: Capturo la belleza de música cuyo valor no está realmente reconocido durante espectáculos en directo. J.: Tiene dos lados: uno brillante, alegre, a veces irónico, más refinado; y otro el otro aporta una cualidad tangible más suave y apela a los sentimientos. M. y G.: Nuestro trabajo es un proceso muy creativo. No nos asusta utilizar nuevos instrumentos sobre cuyo funcionamiento no tenemos ni idea. Podemos describirlo como un negocio creativo. ¿Qué significa para ti? M.: El comercio ha desarrollado una fórmula musical que no cambia, crece o inspira nuevas maneras de escuchar y hay tanta gente acostumbrada a ella que estos artistas “nuevos” suelen sonar oscuros y extraños. Quiero que el mundo se de cuenta de esto a través de mi trabajo, que para la audiencia sea tan fácil como lo es para mí. Comprender un sonido único y que la industria cambie, ayudando a la gente a darse cuenta de lo que está perdiendo. J.: Bueno, está el trabajo que hago por dinero - que a veces no es tan satisfactorio como quisiera-, y el otro, más personal, es una experiecia catártica. M. y G.: El trabajo es trabajo, por supuesto. Pero es mucho más que eso. Se trata de conectar con otra persona a nivel creativo, de ser honesto, de ser capaz de dejarse llevar; y tiene mucho que ver con cómo te encuentras cuando estás trabajando, en definitiva, con los sentimientos. Si tuvieras que escribir un manual de instrucciones para crear algo nuevo... M.: Comprender por completo todo lo antiguo. J.: No existe “crear algo nuevo”, sólo crear cosas que son honestas con uno mismo. Del mismo modo que se han hecho millones de autorretratos, es tu propia experiencia lo que lo convierte en algo original y novedoso. M. y G.: No sabemos realmente como funciona. No escribimos manuales. Como persona creativa, ¿crees que tus ideas son mejores que las de la gente corriente? M.: Todos tienen ideas, pero algunos son más pacientes que otros. En el mundo actual no todos tienen la confianza para ser pacientes. Yo me he críado en un entorno que me ha hecho tener confianza en todos los sentidos. Tengo suerte. J.: No creo que mis ideas sean mejores, pero sí que pienso que estoy mejor entrenada para conocer mejor mis ideas creativas, así como para ejecutarlas. M. y G.: No creemos que nuestras ideas sean mejores que las de cualquier otra persona. Sin duda, diferentes, pero no mejores o peores.

Creatividad. ¿Es un regalo para unos pocos elegidos? M.: Todos somos creativos, pero, como he dicho, la paciencia para crear proviene de la confianza, y el mundo está lleno de inseguridad por muchas razones obvias. La gente tiene miedo de imaginar y utilizar su creatividad porque les han hecho sentir que la imaginación es una práctica infantil. No podrían estar más equivocados. Pero el mundo no quiere que todos seamos creativos. Necesitamos que las personas se conviertan en robots para trabajos que necesitan robots. J.: No creo que yo sea una elegida, nunca he pensado eso. Creo que tenco la suerte de tener una “voz” que puedo compartir con otros. Pero cualquiera que esté realmente decidido a hacer arte puede hacerlo. M. y G.: Todos somos personas normales. Y todo ser humano tiene también un lado creativo. Puede ser creativo en el marketing, y puede serlo también en las labores del hogar. ¿Inspiración instantánea o trabajo duro? M.: En mi caso, todo es instantáneo. Nada de lo que hago está diseñado previamente. Los artistas que grabo hacen el trabajo duro por mí. J.: Ambas. M. y G.: Ambas. Considerando lo que has hecho hasta ahora, ¿tienes algún otro objetivo? M.: No, ahora mismo sólo pretendo cambiar el mundo. J.: Me encantaría seguir trabajando en una profesión creativa. Obviamente, en proyectos más y más grandes, porque eso me permitirá hacer mis trabajos con mayor libertad. Si consigo la cantidad de tiempo y dinero para centrarme en mis propios trabajos, entonces seré feliz. Ahora mismo es un poco “dar y tomar”. M. y G.: Ser capaces de vivir y trabajar en el negocio de la música, ser capaces de tocar durante, por lo menos, veinte años más, y tener buena salud. Algunas personas consideran la creatividad una forma de abrir la mente y escapar de los problemas diarios, ¿qué opinas al respecto? M.: Sí. Para empezar a utilizar la creatividad inherente, fruto de varios millones de años de evolución, debemos aprender a abrir nuestra mente. Para mí es un ejercicio terapéutico que recomiendo a todo el mundo. J.: Yo diría que es una forma de abrir la mente, a mí me permite explorar cosas que he llevado conmigo durante mucho tiempo. M. y G.: Bueno, estamos de acuerdo en que la creatividad puede ser una vía de escape, pero no por ello deja de estar presente en casi todo lo que hacemos. ¿Es posible carecer por completo de imaginación? M.: Sí, puedes decidir vivir como la sociedad actual quiere que vivas. Muchos artistas famosos repiten una fórmula que ha sido consolidada por el comercio. Están siendo verdaderamente “no-creativos” pero son percibidos como artistas. Es normal que estos sujetos tengan una vida corta en las estanterías dado que son sólo productos, y como tales, tienen que ser reemplazados. M. y G.: Cuando te sientas frente a la televisión y dejas de pensar no estás siendo muy creativo. Pero más allá de eso todos tenemos imaginación.

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De profesi贸n:

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a gente no me entiende cuando me escucha decir que ser coolhunter es una de las profesiones más interesantes dentro del mundo de la moda. No sólo eso sino que últimamente se ha convertido en una actividad en alza, sobre todo en las grandes ciudades. El coolhunting comenzó inicialmente como una modalidad directamente relacionada con la moda pero pronto se extendió al ámbito de la arquitectura, el interiorismo y la publicidad. Los lugares donde esta labor fashionista se desarrolla más activamente es en ciudades como Milán, Nueva York, Londres y Tokio debido a su tamaño, donde se puede encontrar a gente vistiendo ropa de muy diferentes estilos. España tampoco se queda atrás en esta moda entre las modas. En 2009 se creó la Asociación Española de Coolhunting, con sede en Madrid, gracias a la iniciativa de un grupo de profesionales, motivados por la importancia cada vez mayor que la disciplina empezaba a adquirir dentro de las empresas españolas, además de suplir las necesidades de formar, ayudar, potenciar y respaldar institucionalmente a un nuevo sector profesional, los coolhunter. Hay que remontarse a 1995 para empezar a hablar de la novedosa actividad que surgió en Estados Unidos. Al principio, las grandes marcas mostraron reparo ante esta original tendencia debido a que no tenían ninguna garantía de que se tratase de un iniciativa rentable dentro de sus compañías. Pero al fin y al cabo, el objetivo de las empresas radicaba en encontrar la moda más atrevida en la gente corriente para luego incorporar ese estilo a sus propios diseños. Por ello, el coolhunting se afianzó y empezó a establecerse como una profesión free lance. Pero además, las grandes firmas reconocieron los be-

neficios de tener su propio departamento de “cazatendencias” y empezaron a desarrollar sus gabinetes particulares. Los coolhunter se fijan en aquellas personas que utilizan su forma de vestir como definición de su personalidad. De esta manera, identifican los elementos sobresalientes de su estilo para luego introducirlos en sus propios diseños (los que más adelante llegarán a las tiendas). Los coolhunter tienen la habilidad de transformar las prendas pasadas de moda en lo más trendy del momento. Un ejemplo claro es el reloj Casio. Hace 20 años era considerado un accesorio barato que llevaban los hombres de mediana edad y pocos recursos. En cambio, actualmente, está de moda y muchos adolescentes y jóvenes veinteañeros lo llevan demostrando que siguen las últimas tendencias. Generalmente, estos profesionales de la moda tienen cierta base en áreas como la publicidad, el diseño de moda, marketing o el diseño de interiores. Sin embargo, hoy en día, el Coolhunting se ha convertido en una profesión en sí misma y muchas universidades han visto en ello una oportunidad para ofertar máster especializados. Scott Schumann también supo ver este fashion-boom y hoy es considerado un gurú dentro del mundo de la moda, descubridor del street style. Es todo un referente que va ligado a la palabra coolhunting desde la “c” a la “g”. Con su cámara de fotos y su ordenador logró hacer de su blog, The Sartorialist, todo un ejemplo de estilismo. El gigante online que ahora recibe alrededor de 350.000 visitas diarias sirve de inspiración a bloggers, artistas e incluso a gente que no está directamente relacionada con la moda. Su éxito: mirar a su alrededor e inmortalizar a gente “real”.

TEXTO Y FOTOS: Miriam Miralles

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Scott Schumann nunca pensó que su idea de hacer fotos a gente que desde su punto de vista “tenía estilo” y colgarlas en la web, se convirtiera en semejante éxito, y menos que su blog, The Sartorialist, no fuera a ser más que un medio para la llegada de otros importantes proyectos publicitarios.

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La aparición de los blog de moda ha traído nuevas ventajas y algunos inconvenientes. Gracias a la proliferación de este tipo de contenidos, tenemos muchas más fuentes de inspiración para vestirnos, pero en el caos fashionista hace falta buen olfato para seleccionar la mejor moda y no acabar perdidos.

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La caricatura

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Por Alexander Almarza

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