Cita con Dios - La paternidad de Dios (Junio 2013)

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Ediciones Ginosko Año III Número 6 “Cita con Dios” ES UNA PUBLICACIÓN MENSUAL GRATUITA Tiraje 13,000 ejemplares CENTRO DE ALABANZA Y PROCLAMACIÓN Km. 6.5 Carretera Oaxaca-Tule (Deportivo Oaxaca), San Sebastián Tutla Oaxaca de Juárez, Oax. Reuniones dominicales: 10:00 am, 12:30 y 6:30 pm Martes: 7:00 pm Oficinas: 2ª Privada de Orquídeas No. 103, Col. Las Flores, C.P. 68050, Oaxaca de Juárez, Oax. Tel. 01 (951) 5151733/Tel. Fax (951)5184878 www.familiacap.org Si deseas anunciarte en esta publicación, llama al 518 4878 ó 515 1733 (951)1353675 Mario Mejía / (951)1353676 Susana Lozano e-mail: susanloz@hotmail.com


LA PATERNIDAD DE DIOS “… Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti.” Juan 17:1

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Jesús, las personas de su tiempo le decían Maestro. El título con el que Jesús se refiere a Dios es el de Padre.  En Juan 17 encontramos que en seis veces le dice a nuestro Dios, padre. Es una evidencia de que la relación con él es muy estrecha, muy afectiva, de mucha confianza y de seguridad.

Es posible que en nuestra experiencia y en nuestros recuerdos no encontremos esa relación cercana. En algunos casos físicamente nuestro padre estuvo presente, pero afectivamente muy ausente. No recibimos abrazos, besos, caricias, consejos o apoyo.  En la oración sacerdotal nuestro Señor Jesucristo manifiesta un acercamiento y una confianza absoluta en su Padre celestial.  Le reporta que ha cumplido el propósito y el plan propuesto para Él, pidiendo ser glorificado, así como Él glorificó a su Padre celestial en la Tierra al haber acabado la obra que le pidió que hiciera.   Durante este mes haremos un recorrido de aventura bíblica para explorar las diferentes áreas de la paternidad de Dios y así descubrir un Padre de verdad. En esta oración que marca el final del ministerio de Jesús en la Tierra, ora por sus discípulos y por nosotros (Juan 17:20). Pide que haya unidad entre nosotros y manifiesta su deseo de que en donde Él está, estemos nosotros viendo Su gloria, Su esplendor y el brillo de Su presencia. Agradezcamos a Dios por ser para nosotros un Padre proveedor, poderoso, que está con nosotros en toda situación, que nos lleva de victoria en victoria, de éxito en éxito, de triunfo en triunfo, que ha hecho de nuestra vida Su morada, un Padre que nos ama y que se interesa en la totalidad de nuestra vida.  Cada día meditemos en este maravilloso Padre de verdad.

Pastor Elías Betanzos Luis Director General


Lectura del día: Proverbios 23:22-28

Sábado 1º de junio

La paternidad “Escucha a tu padre, que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando sea anciana.” Proverbios 23:22 (NVI)

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omo una fórmula para realizarse en la vida, el popular refrán nos dice que “hay que plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo”. El ser humano tiene el enorme privilegio de ser padre. A la vez, es una responsabilidad muy grande delante de Dios y de la sociedad. Algunos han considerado la paternidad como una carga muy pesada de llevar, no sólo en el sentido de cuidado, protección, guianza, sino aun de dinero. Una buena cantidad de personas han decidido no asumir esta responsabilidad y perderse esa bendición, por temor de no hacerlo bien. Según el departamento de Agricultura de los Estados Unidos de Norteamérica, criar a un hijo hasta los 17 años cuesta aproximadamente un cuarto de millón de dólares. Mark Lino, economista encargado del reporte anual, dijo que, “Una familia de clase media en Estados Unidos puede gastar alrededor de 13 mil dólares anuales en promedio en un hijo, hasta que cumpla los 18 años”.Traducidos a pesos de $13.50 por dólar, nos daría tres millones, trescientos setenta y cinco mil pesos. Todo esto sin incluir el cuidado diario desde el nacimiento, las despertadas en la madrugada, las enfermedades propias de la niñez, las trasnochadas, las preocupaciones, los conflictos durante la adolescencia y mucho más que no tiene precio. Era tarde de la noche, un pequeño hacía grandes esfuerzos por no quedarse dormido. Cuando se abrió la puerta; el niño se incorporó como impulsado por un resorte, y soltó la pregunta que lo tenía tan inquieto: -Papi, ¿Cuánto ganas por hora? –dijo con ojos muy abiertos. El padre, molesto y cansado, le dijo: -Mira hijo, eso ni siquiera tu madre lo sabe, no me molestes, que ya es muy tarde. -Sí papi, sólo dime, ¿cuánto te pagan por una hora de trabajo? –suplicó el niño. Contrariado, el padre apenas abrió la boca para decir: -Ochocientos pesos. Mientras sacaba de su bolsa unos billetes arrugados –gritó jubiloso-. ¿Me podrías vender media hora de tu tiempo? Agradece a Dios por tu padre o por ser padre ¡Qué maravilloso privilegio!

No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: Salmos 56:1-13

Domingo 2 de junio

Él conoce tus cicatrices “Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?” Salmos 56:8

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odos hemos sido heridos de una forma u otra. Es sorprendente cómo muchas personas han hecho añicos su buen concepto de sí mismas cuando dicen: “Si supieras cómo eran las cosas en casa, si supieras cómo me trataban cuando era pequeño, o si supieras el mal trato que mi padre le daba a mi madre…” etc. Las cicatrices no sólo son de la infancia. Algunos tienen heridas recientes, muchas de las cuales quizá todavía están tan tiernas que aún no se les puede llamar cicatrices. Son heridas abiertas, sangrantes. Quizá hayan experimentado fracaso en los negocios o sufrido a través de agonizantes días y noches que terminaron en un amargo divorcio. Algunos han experimentado el horror de perder un hijo debido a un accidente o a una enfermedad incurable. Otros tal vez han sufrido por fracasos en las relaciones, en los estudios, altibajos económicos y quién sabe cuántas cosas más. En la antigua cultura del Medio Oriente cuando un soldado salía al campo de batalla, solía comprar una pequeña redoma (frasco) para lágrimas que daba a su esposa o madre. Éstas le decían: “Tu ausencia me pondrá muy triste. Voy a llorar todas las noches. Y cuando llore, verás mis lágrimas y sabrás cuán valioso eres para mí.” Cuando Dios nos dé la bienvenida en el Cielo, va a tomar la redoma de nuestras lágrimas frente a su rostro dulce, y nos va a decir: “No pasé por alto ninguna. Ni una sola”. Además de eso, Él no sólo recoge cada lágrima nuestra sino que registra cada una en un libro. Tu Padre celestial nunca deja de preocuparse por tus lágrimas, dolores y heridas. Gracias a un amor tan tierno y minucioso como el suyo, tiene todo el derecho de decir:

Estoy íntimamente consciente de todas tus lágrimas y cicatrices No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: 1 Corintios 4:1-15

Lunes 3 de junio

La paternidad espiritual “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.” 1 Corintios 4:15

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rincipiamos con la verdad de que todos los que hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador personal somos sus hijos. Como resultado de ser hijos de Dios, todos nosotros somos hermanos, por ser hijos del mismo padre celestial. La segunda gran enseñanza de las Sagradas Escrituras es que, al conducir a otros a los pies de nuestro Señor Jesucristo, nos constituimos en padres espirituales. El apóstol Pablo menciona a los corintios que aunque tuvieran muchos ayos, recordaran que él era su padre espiritual. Los ayos eran esclavos que dirigían la enseñanza y la conducta del niño. Le llevaban a la escuela, le atendían, le cuidaban, le enseñaban. Lo cierto es que un ayo no podía tener el mismo amor por un hijo como su propio padre. La paternidad espiritual incluye el afecto que se tenga por el hijo, la responsabilidad de mostrarle el nuevo camino de fe, y la sana preocupación por su crecimiento en la gracia de Dios y en el conocimiento de las Sagradas Escrituras. De la misma manera que un padre natural defiende la integridad física, emocional y moral de sus hijos, así lo hacen los padres espirituales. El padre espiritual comparte, también, una visión más amplia, general y de largo alcance, acerca de la vida cristiana. Es ejemplo en carácter, conducta, ministerio y en todo. Eventualmente aplica disciplina, para ayudar al hijo espiritual a desarrollar un carácter cristiano. Y provee las condiciones para que pueda desarrollar un ministerio en la obra de Dios. Juan aceptó a Cristo en su corazón, gracias a que su amigo Antonio le invitó a la Iglesia. A partir de allí le dedicó tiempo para enseñarle a leer la Biblia, meditar en ella, a ponerla en práctica, a ser fiel en su mayordomía del tiempo, las oportunidades y el dinero, hasta que llegó a integrarse en un ministerio, en donde sirve a Dios. Si recuerdas quién te compartió el mensaje de salvación por primera vez, toma tiempo para agradecerle esta semana esa bendición.

No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: Salmos 139:1-8

Martes 4 de junio

Él lo sabe todo “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.” Salmos 139:1

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uando la Biblia enseña que Dios es omnisciente, no está diciendo que Dios es brillante o que es un genio. Éstas son expresiones de personas seriamente limitadas por factores de espacio y tiempo. Lo que la Biblia en realidad está diciendo es que Dios lo sabe todo. Ninguna pregunta le puede confundir, ningún dilema le puede perturbar, nada le puede sorprender. Él tiene un conocimiento eterno, intrínseco, comprensivo y absolutamente perfecto. En el Salmo 139 el reconocimiento que David hace de la omnisciencia de Dios es tan abrumador que no puede decir otra cosa que: “Oh Señor”. No hay un lenguaje florido. No hay metáforas elaboradas porque no hay analogía con que compararla. La verdad misma parece demasiado hermosa para las palabras, de manera que David simplemente exclama: “Me has examinado y me has conocido”. Lo que estremeció a David fue haber comprendido que la omnisciencia de Dios tiene el propósito de que Dios le conozca a él. Sí, Dios entiende los misterios intrincados del átomo y las complejas interconexiones de nuestro sistema planetario, pero todo eso palidece en comparación con el entendimiento que David alcanza de que Dios le conoce a él. Por increíble que parezca, ese conocimiento se da incluso en la monotonía de nuestro diario vivir, tales como las actividades simples de sentarse y levantarse (v. 2). Dios no se pierde nada. Le interesa todo de ti. “Tú conoces mis pensamientos más distantes.” Dios conoce cada pensamiento que tenemos. Cada meditación de medianoche, cada estrategia calculada, cada tiempo de adoración privada, cada acto amable. Dios lo ve todo. No tienes que mirar a todos lados para comprobar si los ojos de Dios están abiertos o viendo hacia otra parte. Están siempre dirigidos exactamente sobre ti, y, ¿sabes algo? Dios nunca pestañea. Nunca has tenido un pensamiento que Dios no haya conocido. Simplemente tu Padre sabe todo de ti.

No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: Proverbios 17:1-6

Miércoles 5 de junio

Los deberes de un padre “Corona de los viejos son los nietos, y la honra de los hijos, sus padres.” Proverbios 17:6

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l considerar cuáles tendrían que ser los deberes de un padre, podríamos quedarnos solamente en aquéllos que tienen que ver con la provisión de alimentos, vestido, techo, educación, bienes materiales, inclusive herencia. Pero no podemos dejar de pensar en el deber de ayudar a los hijos y a las hijas en la formación de su carácter, en establecer su propósito de vida, en ayudarles a encontrar el destino eterno en Cristo Jesús, el ser para ellos un modelo a seguir, en enseñarles responsabilidad, liderazgo y autoridad. En una sociedad postmoderna como la nuestra hay un desconocimiento profundo de la paternidad y por eso el concepto de familia se ha tenido que redefinir y redireccionar. Se ha tratado de suplir la figura paterna sin lograrlo. Se ha desfigurado el papel de la maternidad, cuando la mujer ocupa el lugar del hombre, llegando a un matriarcado con no muy buenos resultados para los hijos y, por otro lado, la carencia o ausencia de la figura paterna en los hogares. Tenemos que volver a las Sagradas Escrituras para entender que Dios creó al hombre y a la mujer con características y cualidades específicas para llevar a cabo la función para la cual Él los diseñó. Al hombre, en particular, le ha dado el Señor las funciones de protector, proveedor, instructor, soporte para dar seguridad a la esposa y a los hijos, equilibrado en sus decisiones, dependiente de la sabiduría de Dios, productivo, honesto, entre muchas más. En noticias recientes leímos que, en el estado de Sao Paulo, Brasil, la abogada y notaria Claudia do Nascimento Domingues, registró la primera unión civil poligámica, entre un hombre y dos mujeres, que viven en la misma casa, comparten gastos y mantienen una relación de lealtad y compañerismo desde hace más de tres años en Rio de Janeiro. Abiertamente se identifica una alteración en el concepto tradicional de familia. La idea de una familia poliafectiva choca con los valores tradicionales de la sociedad brasileña, que según Domingues es “muy prejuiciosa y limitada”. Asumamos con responsabilidad la bendición de ser padres.

No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: Salmos 144:1-12

Jueves 6 de junio

La paternidad biológica “Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio” Salmos 144:12

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ios creó al ser humano con la capacidad de ser padre. Su constitución física y hormonal define al hombre como progenitor. Dicen los estudiosos de la anatomía humana que la hormona testosterona lleva a cabo todo el proceso de maduración en el hombre. Los cambios sexuales secundarios en la pubertad y en la adolescencia están asociados a la influencia formativa adecuada por parte de los padres, en las áreas mental, física y espiritual. Dios ha puesto en cada joven el potencial para llegar finalmente a ser padre. En cuanto al potencial biológico, se refleja en su capacidad productiva. Se dice que el hombre, en el acto sexual, deposita en la mujer de 300 a 500 millones de semillas o espermatozoides, cada uno con toda la información genética necesaria para que junto con el óvulo femenino puedan formar a un nuevo ser. Una sola semilla masculina realiza todo el proceso de fecundación y aporta el 50 % de la información genética del nuevo ser, incluyendo la definición sexual. El hombre, por no estar sujeto a cambios hormonales como el caso de la mujer, está diseñado biológica y hormonalmente para ser estable en sus emociones y firme en sus actitudes. Ana Delia Mejía, escritora y educadora peruana, en uno de sus cuentos infantiles con valores, que tituló “Las lágrimas de papá”, termina hablando de la enseñanza de su padre de que los hombres fuertes y seguros de sí mismos, se atreven a expresar sus sentimientos sin importar lo que digan los demás, escribe: “Yo salí a declamar un poema que escribí para mi papá. Se lo dediqué antes de empezar a declamarlo. Cuando acabé, todos aplaudían menos él, que se estaba secando las lágrimas con su pañuelo”. Ser un buen papá puede llegar a ser una tarea difícil y hasta sacrificial para un hombre, pero ver a los hijos caminar bajo la bendición de Dios no tiene precio. Llama, o escribe un correo electrónico, un twitter a tu padre para agradecerle lo que ha hecho por ti.

No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: Salmos 139:9-24

Viernes 7 de junio

Él conoce tus secretos “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos.” Salmos 139:23

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uando considero el hecho de que Dios sabe todo sobre mí, tengo que admitir que, a veces, tal atención es algo así como una bendición mixta. La buena noticia es que Él en verdad debe interesarse por mí para querer conocerme tan bien. La mala noticia es: si Él está íntimamente al tanto de todos mis caminos, eso significa que también está al tanto de todos mis pecados.Y eso puede ser algo terrible. Es probable que en este momento de tu vida estés haciendo cosas que Dios no quiere que hagas, y eso te hace sentir culpable. Sabes que has violado la ley de Dios y la enseñanza de Su Palabra. Sin embargo, Él ya lo sabe. Quizá tú creas que no o lo quieras ignorar, pero Él ya lo sabe. Así que, no te molestes tratando de perpetuar la farsa.

Él sabe nuestro futuro con la misma claridad con que sabe nuestro pasado. Ahora quizá te preguntes ¿entonces qué quiere Dios de mí? Sencillamente esto, quiere que dejes de disimular. Dios no sólo sabe por qué y cómo funcionan las cosas, sino que conoce el más mínimo detalle de tu existencia diaria. Quiere que seas sincero y que te decidas a cambiar tus costumbres y malas actitudes. Esto no significa que Él te va a condenar; simplemente quiere librarte de la culpa que has cargado y darte un nuevo rumbo. Probablemente te quedarás atónito, porque vas a descubrir que a pesar de que Él conoce tu pecado te acepta tal como eres y te sigue amando. Cuando te arrepientes delante de Él, como un Padre amoroso que es te dirá: “Ya pasó. Comienza de nuevo pero haz las cosas en forma diferente. Yo te ayudaré”. Eso es lo que me dice el Dios que yo conozco. Esa es una buena noticia.

No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: 1 Corintios 8:1-6

Sábado 8 de junio

Nuestro Padre celestial “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” 1 Corintios 8:6

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eniendo nosotros un modelo de padre muy distorsionado por causa del pecado, no siendo nuestro padre terrenal el mejor ejemplo, muchas veces nuestro concepto de Dios como nuestro Padre celestial está lleno de errores. Debe ser a la inversa: Del modelo de Dios como nuestro padre, debemos aprender para ser buenos padres en este mundo. A través de toda la Biblia, Dios se revela como nuestro padre y así en la oración modelo decimos: “Padre nuestro que estás en los cielos” (Mateo 6:9). Si quisiéramos encontrar motivos por los cuales establecer una relación de padre-hijo espiritual, diríamos que necesitamos que Dios, por medio de Jesucristo, no sólo nos alimente y provea todo lo necesario, sino que también nos dirija, modele, instruya y nutra. Lo mismo que nos sucede en la paternidad humana, en el que un niño no puede desarrollarse adecuadamente, crecer, madurar sin la ayuda, enseñanza y protección de sus padres, en lo espiritual necesitamos la guianza y dirección de nuestro Padre celestial. La palabra paidagogos en el griego se puede traducir como instructor, guía, profesor. De allí viene la palabra pedagogo o educador de niños. Podríamos hacer una comparación de lo que en nuestro Padre celestial encontramos y lo que hallamos en los demás: Un amigo nos puede herir, nuestro Padre celestial nos sana. Un maestro nos inspira, nuestro Padre celestial nos guía. Un hermano ve quienes somos, nuestro Padre celestial ve lo que podemos llegar a ser, ve nuestro potencial. Un pariente nos juzga, nuestro Padre nos corrige con amor. Un juez nos condena, nuestro Dios, como Padre nuestro, nos restaura. Un amigo nos derrumba, nuestro Padre celestial nos levanta. Un hermano nos acusa, nuestro Padre celestial nos perdona y dirige. Agradece a Dios que en Él tenemos al Padre celestial modelo y que Su amor para con nosotros es inmensamente grande.

No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: Job 23:1-17

Domingo 9 de junio

La recompensa del Padre “Sin embargo, él conoce el camino en que ando; cuando él me haya probado, saldré como oro.” Job 23:10

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ob hace tres declaraciones basadas en la fe, en medio de su sufrimiento. Todas tienen que ver con su Dios. Primera: Yo sé que mi Padre conoce la situación. “Él conoce el camino en que ando”. Segunda: Yo creo que mi Dios me está probando. “Cuando él me haya probado”. Tercera:Yo creo que después de las pruebas que he sufrido, Él me bendecirá de una manera especial. Él no niega las pruebas, pero hay esperanza más allá de ellas. ¿No sería fabuloso que pudiéramos estar en la situación de Job al final del libro, sin tener que sufrir todo lo que él sufrió a lo largo de todo el libro? ¡Qué bueno sería lograr el conocimiento que obtuvo sin pasar por todo ese sufrimiento! ¡Pero eso no es posible! Se necesita el fuego para refinar el oro. Así como todos somos diferentes en nuestra apariencia, en nuestras raíces, en nuestros grados de madurez y en edad cronológica, también las pruebas que experimentamos son diferentes. Así que, espero que estas dos palabras no te parezcan trilladas o santurronas: ten esperanza. Ten la esperanza de que esto no está sucediendo sin el conocimiento de tu Padre que te ama. Él conoce el camino en que andas y todo tiene un propósito. Después de la severa prueba tú también saldrás como oro.

Estás siendo refinado por la prueba que Él ha permitido, y mientras tanto estás siendo moldeado de nuevo, purificado y enseñado a ser humilde. Vendrán tiempos mejores. Si no es pronto, no te desesperes, seguro llegarán. Tu Padre te conoce, tu Padre siempre recuerda, y tu Padre siempre te recompensará.

No se puede exigir a los hijos los valores ausentes en sus padres.


Lectura del día: Romanos 3:21-31

Lunes 10 de junio

¿Qué piensa Dios de mí? “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.” Romanos 3:24

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lguna vez has pensado qué tanto le agradas a Dios? Quizá has llegado a creer que verdaderamente Él te ama, pero nunca cuánto le agradas. Es sólo después que experimentas su amor que sabes que Él te aprueba. Que le gusta pasar tiempo contigo; es más, le gusta estar contigo. Le gusta oírte cuando oras, y también disfruta hablarte a través de su Palabra. Sí, Él sabe que cometes errores, pero eso no demerita el amor que te tiene. Uno no llega a ese punto con base en sus logros ni en acciones específicas. Más bien, llegas a asumir esa posición única y exclusivamente porque tienes una apreciación nueva de la gracia de Dios obrando en tu vida. El Señor ciertamente espera tu obediencia; sin embargo, tú no has hecho nada para ganarte Su aprobación.

Tú le agradas a Dios tal como eres porque Él te creo para ser tal como eres. Su aprobación no se basa en algo que tú hayas logrado o que pudieras lograr en el futuro. Él te aprueba porque te encuentra perdonado delante de Él, y eres perdonado porque has aceptado a Jesucristo como tu Salvador y has recibido Su perdón. Eso te hace totalmente aceptado para Él. Jesús ha hecho por ti lo que tú no puedes hacer. Él compró para ti aprobación plena y perdón total. Tú no puedes tener gracia sin la cruz, pero a causa de la cruz tienes acceso completo a la gracia de Dios. Como creyente, tienes un deber de obedecer al Señor. Pero tú no puedes ganar la gracia, comprarla ni negociar con Dios para recibirla. La gracia es su regalo gratuito para ti. Sólo hay una cosa que puedes hacer con respecto a la gracia: ¡recibirla con alegría!

La admiración de un hijo por su padre es el mejor reconocimiento que éste pueda tener en su vida.


Lectura del día: Salmos 34:1-10

Martes 11 de junio

Un padre proveedor “Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.” Salmos 34:10

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n el Antiguo Testamento Dios se revela por medio de Sus nombres, cada uno de ellos expresa un atributo de lo que Él es. Uno de estos nombres en hebreo es Jehová Jireh, que lo presenta como un Padre que provee a Sus hijos todo cuanto necesiten. Por supuesto que nuestro padre celestial nos provee de aquello que no podemos obtener, pero espera que hagamos nuestro esfuerzo por obtener lo que sí podemos. El apóstol Pablo escribió en Filipenses 4:19 “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Cuando dice que suplirá todo lo que nos falta, se refiere no sólo a los bienes materiales, sino también salud, protección, fortaleza, ayuda, y lo más importante, el perdón de pecados, la salvación por medio de Cristo Jesús y la vida eterna. Una de las ocasiones en que se manifiesta a Abraham con este nombre, es cuando le pide que sacrifique a su hijo Isaac, el hijo de su vejez, el hijo de la promesa. Abraham e Isaac caminaron tres días hasta el Monte Moriah. Y cuando Abraham obedece e Isaac estuvo dispuesto a ser sacrificado, Dios no le permitió que lo ofreciera, y cerca del lugar, a sus espaldas, apareció un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Se cumplió lo que le había dicho a Isaac, cuando le preguntó, ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y a aquel monte le llamó Jehová proveerá. Cuenta una historia, que una señora muy pobre llamó a un programa cristiano de radio pidiendo ayuda, porque no tenía nada de comer. Un brujo que por casualidad oía el programa, consiguió su dirección, llamó a sus seguidores y ordenó que compraran alimentos y los llevaran hacia la mujer, con la siguiente instrucción: “Cuando ella pregunte quién mandó estos alimentos, respondan que fue el DIABLO”. Cuando llegaron a la casa, la mujer los recibió con alegría y fue inmediatamente guardando los alimentos que le llevaron los secretarios del brujo. Al ver que ella no preguntaba nada, ellos le dijeron: “¿La señora no quiere saber quién le envió estas cosas? La mujer, en la simplicidad de la fe, respondió:“No, mi hijo… no es preciso. Cuando Dios manda, hasta el diablo obedece”. Agradece hoy a Dios por Su provisión.

La admiración de un hijo por su padre es el mejor reconocimiento que éste pueda tener en su vida.


Lectura del día: Mateo 6:1-4

Miércoles 12 de junio

Él conoce tus actos de servicio “… y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6:4

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s probable que en algún momento de tu vida te hayas desanimado cuando parece que lo que haces pasa inadvertido y, por lo tanto, parece que nadie lo aprecia. Sientes el desagradable silencio y el desaliento que siguen a tu acto secreto de servicio y te sientes tentado a decir: “¿Para qué todo esto? ¿Qué sentido tiene? ¿A quién realmente le importa? Es aquí cuando necesitas recordar: “Tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. Lo que hay que hacer, debemos hacerlo a partir de un principio interior de ser aprobados por Dios, no la búsqueda del elogio de los hombres. Dios observa y toma nota desde el Cielo. Él sabe cuando has usado la lengua para contribuir a un rumor. Toma nota cada vez que saludas a un extranjero o visitas a una persona en el hospital o en la cárcel. Cada acto secreto de carácter, convicción y valor ha sido observado en toda su gama de colores por nuestro Dios omnisciente. Siempre hay alguien que te está escuchando. En cada actividad y en cada conversación Dios está presente y dice: “Yo lo vi, continúa, hazlo de nuevo. Te recompensaré. No has estado trabajando en vano.” Obviamente nuestras buenas obras no hacen que Dios nos ame más, pero es bueno saber que Él se alegra por ellas aun cuando los demás no se den cuenta. La condena que dicta Jesús parece primero una promesa, pero es su recompensa; no es la recompensa que promete Dios a los que hacen el bien, sino la recompensa que los hipócritas se prometen a sí mismos, una pobre recompensa “ser vistos por los hombres”. Cuando menos notamos nuestras buenas obras, Dios las nota más. Él te recompensará; no como un amo que da a su siervo lo que se gana, y nada más, sino como un Padre que da abundantemente a su hijo que tanto ama.

La admiración de un hijo por su padre es el mejor reconocimiento que éste pueda tener en su vida.


Lectura del día: Éxodo 15:17-26

Jueves 13 de junio

Un Padre que sana “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.” Éxodo 15:26

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econocemos que la enfermedad entró a la raza humana como consecuencia del pecado, también reconocemos que Dios en Su papel de Padre sanador ha actuado desde siempre a favor de nosotros. Uno de Sus nombres en hebreo es Jehová Rapha, que significa “Dios es mi sanador”. En Génesis 20:17 encontramos la primera oración por sanidad, “Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos.” Entendemos que la sanidad de Dios no se queda sólo en nuestro cuerpo, sino que sana también nuestra mente, nuestras emociones, nuestros recuerdos, nuestra memoria, nuestras relaciones interpersonales, nuestro matrimonio, nuestra familia. Es una sanidad integral. Lucas 4 dice que Cristo vino a sanar a los quebrantados de corazón y Santiago 5 nos recomienda orar por los enfermos. Isaías 53 nos recuerda que el Cordero de Dios llevó nuestras enfermedades, nuestros dolores, nuestras heridas y que por su llaga somos nosotros curados. Cuando los médicos le dieron el diagnóstico de cáncer en el páncreas a Gladis, su esposo Rogers y sus hijas se desmoronaron en angustia. Pronto su pastor les recordó que Dios tenía un propósito en esa prueba y que Él es un Dios que puede sanarnos, si es esa su voluntad. Decidieron creerle a Dios y se unieron en oración persistente, pidiendo sanidad. Los siguientes estudios sólo confirmaron el diagnóstico inicial. Semanas después, los médicos, al hacerle un examen más completo, no podían explicar cómo el tumor había desaparecido y Gladis estaba totalmente sana. Un milagro de sanidad había ocurrido. Ora hoy por alguna persona o familiar que sepas que está enfermo y pide a Dios sanidad para él o ella.

La admiración de un hijo por su padre es el mejor reconocimiento que éste pueda tener en su vida.


Lectura del día: Jueces 6:15-24

Viernes 14 de junio

Un Padre que nos da paz “Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.” Jueces 6:24

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l nombre hebreo Jehová Shalom significa “El señor es mi paz”. Para algunos, paz puede significar una vida sin problemas, no tener conflictos, tranquilidad, seguridad total. Sin embargo, a la luz de la enseñanza bíblica la paz que nuestro Padre celestial ofrece es mantener nuestra confianza en Él a pesar de las circunstancias que nos rodeen. Noé en medio del diluvio experimentó paz. David cuando enfrentó a Goliat. Daniel cuando fue echado al foso de los leones. Nuestro Señor Jesucristo al ir a la cruz del Calvario para ganar nuestra salvación. La paz no tiene nada que ver con la circunstancia ni con el nivel de vida que uno tiene. Esa paz depende de nuestra relación con el Príncipe de Paz. El apóstol Pablo dice en 2 Corintios 13:11: “Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.”Y en 1 Tesalonicenses 5:23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” Hay un canto que dice: “Cristo es mi paz, Él ha roto todas mis cadenas, Él es mi paz, Él es mi paz. Echo toda mi ansiedad sobre Él, pues cuida de mí, Él es mi paz, Él es mi paz.” El rey que había pedido que le pintaran un cuadro que manifestara paz, ahora está frente a dos cuadros magistralmente hechos. Uno de ellos era un paisaje tranquilo, una puesta de sol tras una montaña imponente y bella, con pasto verde y un lago cristalino, con pájaros en los árboles. El segundo era un barco en medio de una tormenta, siendo azotado por vientos huracanados, que amenazaban con hundirlo. Detenidamente examinó el cuadro y descubrió que en el mástil del barco había un nido, con una gaviota alimentando serenamente a su cría. Agradece a Dios que puedes tener paz en medio de la tormenta.

La admiración de un hijo por su padre es el mejor reconocimiento que éste pueda tener en su vida.


Lectura del día: 1 Samuel 17:40-47

Sábado 15 de junio

La batalla es mía “Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.” 1 Samuel 17:47

L

o increíble de esta historia es que es un ejemplo perfecto de cómo trabaja Dios. Él magnifica Su nombre cuando nosotros somos débiles. Él honra nuestra fe. Lo único que pide es que confiemos en Él, que estemos delante de Él en integridad y fe, y Él ganará la batalla. Dios sólo está esperando su momento, aguardando que confiemos en Él para poder darnos el poder que nos permita hacer frente a nuestros gigantes. Recuerda que Goliat sigue siendo un gigante… sigue teniendo una presencia imponente. David tenía todas las circunstancias en su contra. ¡Imagínalo! ¡David se para frente a esta voluminosa criatura sin ningún temor! El temor: esa es nuestra gran batalla cuando nos enfrentamos a los gigantes. Cuando éstos nos infunden temor, se nos traba la lengua. Nuestros pensamientos se vuelven confusos. Olvidamos cómo orar. Nos concentramos en las circunstancias que están en nuestra contra. Olvidamos a quién representamos y las rodillas nos tiemblan. Me pregunto lo que pensará Dios, cuando Él siempre nos ha prometido: “Mi poder está a tu alcance. No hay nadie en este mundo que sea más poderoso que yo. Confía en mí.” Los ojos de David estaban fijos en Dios. Con una confianza invencible en su Padre, David responde: “Todos estos congregados sabrán que el Señor no libra con espada ni con lanza. ¡Del Señor es la batalla!” Ése fue el secreto de la vida de David. “Del Señor es la batalla”. ¿Estás tratando de pelear tu propia batalla? ¿Estás tratando de hacer las cosas a tu manera? No podrás hacerlo, pero Dios sí puede; y Él te está diciendo:

Hazlo a mi manera, y yo te honraré. Hazlo a tu manera, y estarás condenado al fracaso. La batalla es mía. La admiración de un hijo por su padre es el mejor reconocimiento que éste pueda tener en su vida.


Lectura del día: Salmos 23:1-6

Domingo 16 de junio

Mi Padre y mi pastor “Jehová es mi pastor; nada me faltará.”

Salmos 23:1

D

avid en el salmo 23 hace referencia a nuestro Padre celestial como su pastor. Describe sus bondades, mientras ve las ovejas que se alimentan tranquilas en los valles de Judea. Están tranquilas, se sienten protegidas y todas sus necesidades son suplidas por su pastor. David, que era ovejero, sabía que la calidad de vida de estos indefensos animalitos dependía totalmente de la habilidad y el carácter del pastor. Algunos dicen que este salmo se refiere a Jesucristo, porque en el Evangelio según San Juan capítulo 10 menciona que Él es el buen pastor, que está dispuesto a dar su vida por sus ovejas. El título en hebreo usado en este salmo es: Jehová Rohi que significa El Señor es mi Pastor. La declaración que complementa este concepto es que siendo el Padre celestial nuestro pastor, nada nos faltará. Todos los días al terminar la jornada de trabajo, el pastor cuenta su rebaño y si le falta una sola de las ovejas va a buscarla en los matorrales, entre las rocas, en las quebradas, en los barrancos, hasta encontrarla; entonces cura sus heridas y la regresa al redil. Cristo hace referencia de esto en la parábola de la oveja perdida. Así que además de alimentarlas de buenos pastos, les da protección, cuidado, vigilancia, y busca siempre su bien. Por supuesto que espera que las ovejas sean obedientes y le sigan.Y para imponer autoridad usa la vara como arma de defensa y el cayado para levantar a la oveja cuando se cae o cuando quiere alejarse del rebaño. Se dice que cuando las moscas fastidian a la oveja y amenazan con poner sus huevecillos en su nariz para producir gusanos, el pastor mezcla aceite de olivo con hierbas amargas y unge la cabeza de la oveja y las moscas se apartan de ella. Quita así su inquietud y aleja el peligro, protegiéndola de sus terribles enemigos. Agradece hoy a nuestro Padre celestial por ser tu pastor, tu sustentador, tu guía y un excelente anfitrión que adereza banquete delante de nosotros, frente a tus angustiadores. ¡Felicitamos a todos los papás en este su día!

La admiración de un hijo por su padre es el mejor reconocimiento que éste pueda tener en su vida.


Lectura del día: Ezequiel 48:29-35

Lunes 17 de junio

El Padre que nunca nos deja “En derredor tendrá dieciocho mil cañas.Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama” Ezequiel 48:35

O

tro de los nombres con el que nuestro Padre celestial se revela en el Antiguo Testamento es el de Jehová Sama, “el Dios que siempre está allí, el Dios que nunca nos abandona, que nunca nos deja”. Él dice que hay una ciudad que se llama Jerusalén, que a pesar de cualquier circunstancia, siempre será llamada “La Ciudad de Dios”, porque el Señor siempre estará allí. El profeta Ezequiel, quien había sufrido el cautiverio en Babilonia y otras circunstancias adversas, le dice al pueblo de Israel y a nosotros, que a pesar del sufrimiento, a pesar de la angustia, de la enfermedad, de los problemas o de la escasez, existirá Dios y siempre estará a nuestro lado. Si el mensaje al pueblo de Israel es escuchado, tenían que descolgar sus arpas de los sauces, debían dejar de llorar y de quejarse, entonar alabanzas a Dios, cantar alegremente al Señor, porque no dependía de lo que sintieran ni de lo que vieran, sino del hecho de que son hijos de Dios, y Él como su Padre estará a su lado siempre. Su presencia les acompaña, aunque sintieran que habían sido abandonados por el Señor. Cuando en el hospital Margarita recibió la noticia de que en el accidente automovilístico que sufrieron había fallecido Raúl, su hijito de 9 años, su esposo estaba golpeado, pero estable y su hija Carina no había sufrido ningún daño, sintió, de manera especial y por la visión de una luz intensa que llenó la habitación, que Dios había estado con ellos para guardar al resto de la familia y que si se había llevado a su pequeño, ella lo interpretó que Dios le había pedido, como a Abraham le pidió a Isaac, una ofrenda de lo mejor que tenía para Él. Da gracias a Dios de que en las situaciones más adversas y difíciles que has vivido, ha estado contigo. Su presencia ha hecho la diferencia y no las circunstancias. Alábale con todo tu corazón.

Quienes a sus padres respetan, buenos hijos les esperan.


Lectura del día: 2 Samuel 6:1-11

Martes 18 de junio

A Dios le importa “David se enojó porque el Señor había matado a Uza, así que llamó a aquel lugar Peres Uza, nombre que conserva hasta el día de hoy” 2 Samuel 6:8 NVI

A

quí vemos a David enojado contra el Señor cuando, en realidad, era el Señor quien estaba airado contra David. Quizá podrías estar pensando: yo pensaba que David era un hombre conforme al corazón de Dios. Y así es, Dios lo dijo. Pero eso no significaba que fuera perfecto. Tener un corazón según Dios no significa que seas perfecto, sino que eres sensible. Significa que cada detalle es importante. Que cuando ves el mal, lo enfrentas. Que aceptas tu responsabilidad. Que reconoces que has fallado y te arrepientes. El problema es que David no había hecho su tarea. Muchas veces nos metemos en problemas cuando no hacemos nuestra tarea; cuando creemos que vemos claramente cuál es la voluntad del Señor, y por interés o por conveniencia, nos lanzamos a hacer las cosas a nuestra manera. Pero Dios dice: “Mira, yo he escrito muchas cosas en mi Libro en cuanto a esa decisión que acabas de tomar, y quiero que busques mi consejo. Si quieres tener un corazón sensible a mí y a mis asuntos, entonces examina mi Palabra, y encontrarás un precepto o un principio que deberás seguir. Si lo haces, te daré un gozo increíble. Pero si no lo haces, te convertirás en un desdichado.” Uza murió aparentemente por haber tocado un simple mueble, pero un mueble santo en sumo grado, el cual no debía haber tocado, especialmente por no ser un levita. ¿A quién le importan los levitas? A Dios le importan. ¿A quién le importan esos anillos y esos pequeños travesaños de oro que van entre los anillos? A Dios le importan. Si no le importaran, no habría dicho nada de ellos.Y porque le importan, a nosotros también deben importarnos. Ese es el punto central aquí: cuando nos comienzan a importar las cosas que le importan al Señor, nos convertimos en personas según su corazón, y sólo entonces comenzamos a tener verdadera libertad y verdadera felicidad.

Quienes a sus padres respetan, buenos hijos les esperan.


Lectura del día: 1 Samuel 16:14-23

Miércoles 19 de junio

Dios habla… nosotros respondemos “Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y le hizo su paje de armas” 1 Samuel 16:21

“L

as soluciones de Dios son a menudo extrañas y sencillas; por tanto, sé receptivo”. Nosotros tratamos de hacer a Dios complejo y complicado. Pero Él no lo es. En medio de todas las complicaciones con Saúl y el trono, el Señor simplemente le dijo a Samuel: “Ve donde te digo. Tengo una respuesta sencilla, un nuevo hombre. Sólo haz lo que te digo, y yo te lo mostraré”. No hagas del cumplimiento de la voluntad de Dios algo complicado, porque no lo es. “Las promociones de Dios son, por lo general, repentinas e inesperadas; por lo tanto, tienes que estar preparado”. En el momento que menos lo esperes, sucederá. Así es como se producen las promociones del Señor. Él te observa llevando a cabo con fidelidad sus tareas, y te dice: “Sé lo que estás haciendo. Sé dónde estás, y sé cómo encontrarte. Sólo mantente preparado mientras haces tu trabajo.” Finalmente: “Las decisiones de Dios siempre son soberanas; por lo tanto, sé sensible”. Esto se aplica a la elección de un cónyuge y también a la pérdida del mismo. Se aplica a ser trasladados de un lugar a otro, aunque habíamos pensado que estaríamos allí diez años más. También se aplica a los que Dios elige para que ocupen el puesto de otra persona. ¡Qué fácil es criticar las decisiones de Dios! Es necesario que cuando tengamos la tentación de hacerlo, nos recordemos a nosotros mismos que su voluntad es agradable y perfecta. Dios está mirando tu ciudad, tu pueblo, tu vecindario y está buscando gente a la cual pueda decirle: “Tú me perteneces. Quiero usarte allí porque demostraste ser fiel en ese lugar”. Nuestro llamamiento es que seamos fieles en las tareas exigentes, ya sea que se trate de nuestra educación, nuestro matrimonio, nuestra ocupación o simplemente de las cargas de la vida diaria. Esa es la clase de hombres y mujeres que Dios quiere usar.

Quienes a sus padres respetan, buenos hijos les esperan.


Lectura del día: Éxodo 14:1-22

Jueves 20 de junio

Papá interviene “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” Éxodo 14:14

D

espués de una liberación poderosa, Moisés se encuentra caminando delante de un montón de ex esclavos llamados israelitas. Durante cuatrocientos años nunca se han organizado en forma de un ejército. No tienen una sola arma. No tienen ni un solo líder militar: ni generales, ni mayores, ni capitanes, ni tenientes, sólo un grupo de campesinos rumbo al desierto. Cuando los israelitas están llegando a los linderos de Egipto, el Faraón se da cuenta de lo que ha hecho al dejarlos ir. Sin ellos ¿quién va a hacer todo el trabajo sucio? Así que, rápidamente reúne a todo su ejército bien adiestrado, y salen para hacer regresar a los israelitas a la esclavitud. Cuando el ejército de Faraón se acerca, Moisés mira a su alrededor y ve que está atrapado contra el Mar Rojo. Así que tuvo que haber pensado: “Y bien, Dios, ¿cómo nos vas a sacar de esta? No hay forma de escapar”. Observando a Moisés desde atrás, el pueblo tiene que haber pensado que estaba completamente loco. El primer axioma de la estrategia militar es tener siempre una ruta de escape. Pero aquí, Moisés iba caminando directamente rumbo al mar. De pronto, con un poderoso rugido, las aguas empiezan a separarse y Dios da una vía de escape, directamente a través del fondo del mar. ¿Sabría Moisés que Dios iba a separar las aguas del Mar Rojo cuando siguió las instrucciones de que caminara hacia la orilla de las aguas? Lo dudo. ¿Cómo habría podido saberlo? Nunca antes había ocurrido algo parecido. Estaba más allá de toda imaginación humana. Pero aquí está la clave. Aquí está el eslabón perdido que trasladó el poder de Dios a la vida de Moisés. “Aún cuando Moisés no sabía cómo habría de intervenir Dios, él actuó como si Dios lo fuera a hacer”. A menudo se requiere de un paso de fe antes que se revele el poder divino. Esta misma clave que funcionó para Moisés, también funcionará para ti. Papá siempre interviene.

Quienes a sus padres respetan, buenos hijos les esperan.


Lectura del día: Jeremías 33:1-3

Viernes 21 de junio

Clama a mí “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” Jeremías 33:3

L

a oración es una parte muy real de una relación vital con Dios. No está reservada para un grupo especial de gente muy “espiritual”, es para ti. Hay tres principios en estos versículos que pueden transformar tus viejas nociones acerca de la oración y darle un nuevo entendimiento. Primero, Dios te dice: “Clama a mí”. Su corazón amoroso desea escuchar tus pensamientos y sentimientos más profundos. Él quiere oír tu voz en esos momentos tan difíciles y también cuando las cosas marchan bien.

De hecho, tus tiempo de oración más gratificantes vendrán cuando acudas al Señor tan sólo para alabar, adorar y darle gracias por lo que ha hecho. Segundo, Dios te dice: “yo te responderé”. ¿Lo crees? Tal vez has pedido a Dios algo que Él no te dio, y desde entonces albergas en secreto la duda de si Él te oyó o ni siquiera le importó darte una respuesta. Puede ser que la respuesta no se presente en la forma que tú anticipas ni llegue cuando tú lo desees, pero Él responderá. Su respuesta podría ser “sí”, “no” o “espera”. Quizá no entiendas las razones detrás de su respuesta, pero puedes confiar que son las mejores para ti. Tercero, Dios te dice: “te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Tu sabiduría y entendimiento son finitos, mientras que Dios todo lo sabe. Él conoce la realidad en todas sus dimensiones, mientras que tú apenas ves una parte del cuadro. Cuando le pides Su guía, Él interviene y te dirige para dar cumplimiento a Su visión y Su llamamiento supremo. Si das el primer paso y clamas a Él, la oración puede convertirse en parte importante de una relación dinámica con el Dios Todopoderoso. Hazlo hoy mismo. Él está esperando oír tu voz.

Quienes a sus padres respetan, buenos hijos les esperan.


Lectura del día: Juan 5:1-9

Sábado 22 de junio

Aprende a escuchar “El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.” Juan 5:7 (LBLA)

L

os seres humanos, hoy en día, hemos perdido la capacidad de escuchar a los demás. Es tan común ver actualmente escenas de personas alrededor de una mesa “reunidas”, cada una entretenida con su celular, sin entablar diálogo alguno entre ellas. Parece que la tecnología, en su afán por acercarnos más a través de las llamadas de voz, de video y los mensajes, nos aleja de nuestro entorno cercano, incluyendo a las personas. Jesús nos muestra en esta historia, como en muchas otras, que Él sabía escuchar a otros, y le gustaba hacerlo. Él podía haber llegado con este hombre y sanarle, sin preguntas ni cuestionamientos, porque sabía exactamente cuál era su necesidad. Sin embargo, se toma el tiempo para escuchar su historia y el por qué no había sido sanado; Jesús muestra un interés genuino en lo que el hombre le dice, le escucha atentamente, y entonces le concede lo que él tanto había deseado: su sanidad. Erik Weihenmayer es un alpinista que, a los 13 años perdió la vista. A pesar de esta discapacidad, siguió escalando, no se dio por vencido y logró conquistar la cima del monte Everest contra la estadística del 90% de alpinistas que no lo lograban. Erik logró esta hazaña porque supo escuchar las instrucciones de sus compañeros, el sonido de su pico clavándose en el hielo y la campana atada a la espalda del alpinista que le guiaba. Él no solamente oyó, sino que escuchó, y por eso logró esta proeza. Hoy pídele a Dios que te dé la capacidad de escucharlo a Él, pero también a otros. Deja un momento tu teléfono, desconéctate de las preocupaciones y distracciones que te rodean, y disponte a escuchar y poner atención a las personas con quienes converses hoy, te darás cuenta de la gran bendición que puedes ser para otros si tan sólo aprendes a escuchar.

Quienes a sus padres respetan, buenos hijos les esperan.


Lectura del día: Mateo 14:1-14

Domingo 23 de junio

Primero tú, después yo “Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.” Mateo 14:14

E

sta historia, en tan pocos versículos, tiene un gran impacto si llegamos a comprenderla bien. Juan el Bautista acababa de morir cruelmente, y los discípulos de Jesús venían de enterrarlo para avisarle. Yo no sé qué haya pasado por la mente de Jesús, pero cuando recuerdo que lloró la muerte de Su amigo Lázaro, pienso que también querría llorar a Juan, más aún porque no sólo era Su amigo, sino Su primo, alguien con quien seguramente convivió durante muchos años. Estoy seguro de que a Jesús le dolió mucho la muerte de Juan el Bautista y probablemente hubiera querido estar solo por un tiempo, hacer duelo y llorar la muerte de ese ser querido. Sin embargo, Jesús nos da una lección tremenda, cuando al apartarse para tener ese tiempo de duelo, la gente le sigue y Él se compadece de ellos. A pesar de Su dolor, y de lo que sentía, en ese momento dejó a un lado Sus problemas y sentimientos, y dio prioridad a la gente necesitada. Una tarde, Kevin llamó a su mejor amigo Mike, y le dijo que tenía que hablar con él de algo urgente, por lo que iría a verlo. Cuando Kevin llegó a casa de Mike, le preguntó cómo estaba, y éste empezó a contar todos su problemas familiares y económicos, y lo mal que se sentía por ello, y Kevin le escuchó por horas, hasta que Mike se sintió aliviado. Al ver que era tarde, Kevin se levantó, se despidió y salió por la puerta. Mike entonces recordó que Kevin había llamado, y hasta entonces preguntó cuál era la urgencia. Kevin le sonrió mientras decía “tengo cáncer amigo, me quedan 4 semanas de vida. Fue un placer pasar la tarde contigo.” Tal vez hoy tú tengas un problema, pero seguramente hay alguien que tiene un problema mayor. Aprende a poner la necesidad de otros antes que la tuya, intercediendo hoy a favor de alguna persona que conozcas que esté pasando por una gran dificultad.

Quienes a sus padres respetan, buenos hijos les esperan.


Lectura del día: Jeremías 23:5-9

Lunes 24 de junio

Un Padre justo “En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.” Jeremías 23:6

C

onviene que empecemos definiendo la palabra justicia, en medio de un mundo injusto, con leyes injustas, con autoridades injustas y acciones del ser humano que van en contra de la justicia. En 1602, cuando Cipriano de Valera revisó la traducción de la Biblia hecha en 1569 por Casiodoro de Reina, en Sevilla, España, encontró que para entonces la palabra justicia significaba: “una vida justa, sin mancha, sin reproche”. De acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, ahora significa “hacer lo que es justo, hacer lo que es correcto” y teológicamente es, “hacer lo que uno debe hacer de acuerdo a lo que es la voluntad de Dios. Vivir de acuerdo al modelo de vida que Dios nos da en Su Palabra”. En Jeremías 23 Dios acusa a los pastores de llevar por el camino equivocado a su pueblo. A ellos y a nosotros nos enseña que tenemos que ir más allá de cumplir una serie de normas, reglas o mandamientos. No es hacer penitencias, prometer dejar de fumar o beber por ciertos días, es hacer lo que debemos hacer, porque queremos ser como nuestro Padre celestial: justos. Es cada día parecernos más a nuestro Señor: Él es santo, yo quiero ser santo, Él es bueno, yo quiero ser bueno, Él es fuerte, yo quiero tener más confianza, quiero ser como mi Padre, quiero conocerle más, quiero acercarme más a Él para vivir como Él. La primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación recientemente ordenó la libertad inmediata de 37 indígenas tzotziles, acusados de haber participado en la matanza de 45 personas en Acteal, municipio de Chenaló, Chiapas, hecho que se registró el 22 de diciembre de 1997. El argumento es que se comprobó que eran inocentes y que el juicio estaba lleno de irregularidades. Después de más de diez años las autoridades hicieron justicia. Pidamos a Dios que nos ayude a vivir revestidos de Su justicia, actuando como Él. Disfruta hoy el ser justo en todas tus acciones.

Un buen legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.


Lectura del día: Amós 4:1-13

Martes 25 de junio

El Dios de los ejércitos “Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre” Amós 4:13

D

e todos los nombres con los que nuestro Padre celestial se revela en una forma progresiva a nosotros, posiblemente el más mencionado en la Biblia es Jehová Sabaoth, el Señor de los ejércitos. Con este nombre majestuoso se declara la soberanía, como nuestro Rey y Señor, la omnisciencia, que todo lo sabe, su omnipotencia, que todo lo puede, que es todopoderoso y nos inspira confianza en Dios cuando hemos llegado a nuestro límite, cuando nos sentimos impotentes ante cierta situación, cuando tenemos una lucha espiritual o cuando necesitamos de Su fortaleza para no desmayar. Cada versículo de la Biblia en el que se habla del Señor de los ejércitos, enfatiza un área de nuestra vida en donde Él interviene a nuestro favor; por ejemplo, Amós 5:14 enfatiza que Su presencia nos da vida y por supuesto, entendemos que se extiende de la vida física hasta vida en nuestras finanzas, en nuestro matrimonio, en nuestra familia, en nuestros negocios, en nuestros estudios, en nuestros proyectos. Inclusive en Santiago 5:4 se constituye en defensor de los obreros. En uno de los himnos más conocidos, escrito por Martín Lutero: Castillo fuerte es nuestro Dios, se habla de Jehová Sabaoth. Seguramente usted lo recuerda: Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo; Con su poder nos librará, en este trance agudo. Con furia y con afán, acósanos Satán, Por armas deja ver, astucia y gran poder, Cuál Él no hay en la Tierra. Nuestro valor es nada aquí, con el todo es perdido; Mas por nosotros pugnará, de Dios el Escogido, ¿Sabéis quién es? Jesús, El que venció en la cruz, Señor de Sabaoth, y pues Él solo es Dios, Él triunfa en la batalla.

Agradezcamos que el Dios de los ejércitos está con nosotros y nos defiende de toda situación adversa que llegue a nuestra vida.

Un buen legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.


Lectura del día: Levítico 20:1-7

Miércoles 26 de junio

El Padre que nos santifica “Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.” Levítico 20:7

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l nombre de Jehová M´Kaddesh, que se traduce como: “El Dios que me santifica”, aparece en la Biblia unas 700 veces. Cuando hablamos de santidad, de santificación, de santos, nos asustamos o nos preocupamos, porque se ha puesto esta experiencia en un nivel tan alto que no es posible alcanzarla en esta vida o se dice que sólo es posible alcanzarla cuando hayamos muerto y unos 400 años después la Iglesia nos declare santos. Las Sagradas Escrituras nos enseñan que es la vida normal de todo creyente en Cristo Jesús, que es una experiencia relativa, que es una vida de amor hacia Dios y hacia los demás, que es ser apartados del mal para servir al Dios vivo. Por supuesto que la experiencia viene de Dios, por medio del Espíritu Santo, que purifica nuestro corazón y nos llena de poder para vivir conforme a Su voluntad (Hechos 1:8 y 15:8-9). Ser santos significa más que vivir en un convento, tomar un voto de celibato y de pobreza, dormir en el suelo con una piedra como almohada o ir por la calle con una cara de tristeza, con las manos al frente y mirando hacia el suelo, lentamente, como perdonando al viento. Es, más bien, disfrutar la presencia de Dios con un espíritu contento, feliz con lo que Dios nos da y confiando plenamente en nuestro Padre celestial. El hijo de una persona vino a su casa después de pasar varios meses en la universidad en el extranjero, vestido con el último grito de la moda juvenil europea. El padre le abre la puerta y al verle así vestido, no supo qué decir. Luego de unos instantes, le dice: “hijo, vestido así, pareces un payaso”. En eso pasa la vecina y al ver al joven le dice: “Juan, cada día que pasa, te pareces más a tu padre.” Él contesta: “eso es justamente lo que me estaba diciendo mi papá.” Pidamos a Dios que nos ayude para parecernos más cada día a nuestro Señor Jesucristo, amando, perdonando y sirviendo como él.

Un buen legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.


Lectura del día: Éxodo 17:10-16

Jueves 27 de junio

El Señor es nuestro estandarte “Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová- nisi” Éxodo 17:15

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ecuerdo que cuando era niño, mi padre me llevaba a las convenciones y cada Iglesia llevaba una bandera, un estandarte que los distinguía, tapizaban las paredes de la Iglesia anfitriona y parecía una competencia de colorido, tejidos y diseños. Uno de los nombres con los que se revela Dios en el Antiguo Testamento es el de Jehová Nisi que significa, “el Señor es nuestro estandarte”. Aunque ahora no le damos el mismo significado al estandarte, todavía los aficionados a algún deporte, como el futbol, cuando su equipo gana un campeonato, salen a las calles a festejar ondeando la bandera que identifica a su equipo. Reconocemos que estamos viviendo tiempos de desafíos sorprendentes, porque enfrentamos el peligro de la mediocridad, de contentarnos con poco, de buscar lo que esté relativamente bien, de no buscar la victoria total, el campeonato, la medalla de oro, el primer lugar; nos contentamos con un honroso empate o con el gol de la honra, aunque perdemos por goleada. En la vida cristiana puede suceder lo mismo y podemos llegar a conformarnos con vivir una vida cristiana mediocre, en lugar de desarrollar el potencial espiritual que Dios nos ha dado. Y así ganamos victorias a medias, preferimos la tibieza en lugar de ser ardientes o nos invade la apatía, prefiriendo ser espectadores y no participantes Cuando el General MacArthur fue llamado de vuelta a los Estados Unidos, después de la guerra de Corea, se presentó ante el congreso norteamericano y dijo unas palabras que serán siempre recordadas por la historia de esa nación. Él dijo: “No hay sustituto alguno para la victoria”. Si nuestro Padre celestial es nuestro estandarte, tenemos que recordar que Él es un guerrero triunfador. Que en Él nuestra victoria está asegurada. Que Él le arrebató las llaves del infierno y de la muerte al enemigo de nuestra alma. Agradece que en Cristo tienes victoria en las finanzas, en la familia, en los negocios, en tus emociones, en tu vida espiritual. Levantemos la bandera del Rey de reyes y Señor de señores.

Un buen legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.


Lectura del día: 1 Juan 3:1-7

Viernes 28 de junio

Un Padre amoroso “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” 1 Juan 3:1

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na buena manera de entender la paternidad de Dios, es mirando su amor, su misericordia, su bondad. Es precisamente en esa relación padre-hijo, hijo-padre en donde conocemos el verdadero amor, el amor de Dios por medio de Cristo, el que busca siempre lo mejor para nosotros, el que no es jactancioso, el que no se envanece, que no busca lo suyo, que es inalterable, que no cambia. Lucas 11:11-13 hace una comparación entre nuestro amor de padres terrenales y el de nuestro Padre celestial, diciendo: “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Es una bendición poder disfrutar de la gracia de Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, dándonos la salvación, el perdón de pecados, una nueva vida, purificación de nuestro corazón y abundantes bendiciones, además de toda provisión, cuidado, protección y ayuda en todo. Otra bendición es la relación íntima que podemos tener con Él. Ningún hijo llama a su padre Doctor, Ingeniero, Arquitecto o Profesor, le llaman papá y con confianza se acerca a él. Zubeidat Tsarnaev y su esposo Anzor Tsarnáev, desde Daguestan, Rusia han defendido a sus hijos Tamerlán y Dzhojar, de 26 y 19 años respectivamente, ambos chechenos, acusados de los atentados terroristas cometidos el pasado 15 de abril durante la maratón de Boston, que dejó tres muertos y casi 300 heridos. Esta actitud sólo puede ser entendida en función de la relación que como padres tienen con estos jóvenes, uno muerto y el otro convaleciente en un hospital. Agradezcamos a Dios que sea un Padre afectuoso para con nosotros y no tome en cuenta nuestras fallas para seguir amándonos a pesar de cómo somos.

Un buen legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.


Lectura del día: Jeremías 22:1-21

Sábado 29 de junio

¿Por qué a veces no lo escucho? “Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré. Éste fue tu camino desde tu juventud, que nunca oíste mi voz.” Jeremías 22:21

¿C

uál es la razón por la que muchos de nosotros no oímos lo que Dios está diciendo? Un obstáculo grande es que consideramos el acto de oír como una experiencia pasiva. Tendremos dificultad para escuchar si acudimos a nuestro Padre con incertidumbre, dudando que nos vaya a hablar. Más bien, debemos acercarnos con confianza y expectación. Tal actitud expresa nuestra fe y demuestra que creemos sus promesas. Otro problema es la desobediencia. Dios nos instruye, pero no nos gusta su respuesta.Tal vez queramos tener más información antes de dar un paso de fe. Quizá el Señor nos dirija a actuar de una manera que nos resulta intimidante, difícil o desagradable. Sea como sea, queremos que Él cambie de parecer y ajuste Su plan. El profeta Jeremías recordó una y otra vez a su pueblo que aunque Dios le había estado hablando, ellos se rehusaban a oír. Con frecuencia tenemos el mismo problema y bloqueamos Su voz. Por eso debemos arrepentirnos de nuestra infidelidad y desobediencia, y hacer de inmediato aquello que Él nos haya mandado a hacer. A veces Dios guarda silencio por la sencilla razón de fortalecer nuestra fe y nuestra relación con Él. A veces retiene información hasta que estemos listos para prestar atención y obedecerle. Debemos acercarnos al Señor con una actitud de paciencia y confianza, procurando escucharle activamente. A medida que leemos su Palabra y meditamos en ella, debemos permitir humildemente que la verdad divina llegue hasta lo profundo de nuestro corazón y luego que rebose en nuestras acciones. Aunque no tiene nada de malo que lleves una lista con tus motivos de oración, tu tiempo devocional debería incluir más que una letanía de peticiones. Debemos tomar tiempo para oír lo que Él nos dice. Tu Padre hablará, y cuando lo haga, te bendecirá grandemente.

Un buen legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.


Lectura del día: Lucas 6:46-49

Domingo 30 de junio

Atentos a Su voz y dispuestos a obedecer “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.” Lucas 6:46

L

a oración es un diálogo, no un monólogo. Para orar eficazmente, debemos tanto hablar como escuchar a Dios. Debido a que Dios nos ha llamado a una relación de amor, hemos de comprender la importancia de lo que implica este tipo de vínculo. Ya sea oír la Palabra de Dios para una mejor comprensión de la Escritura o a fin de recibir Su dirección divina para nuestra vida, el saber hacerlo es sumamente importante. Para escuchar la voz de Dios debemos tener la actitud correcta: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:17). En este versículo Jesús nos revela la importancia de una actitud dispuesta con relación a la voluntad de Dios. Por tanto, si no estamos dispuestos a hacer su voluntad, no podremos oír claramente la voz del Señor. Un hombre se deslizaba cayendo por el borde de un barranco. Mientras iba cayendo logró aferrarse a una rama y quedo colgando en el aire. Aterrorizado mira al cielo y grita: -”¡AYUDA! ¿Hay alguien que me pueda ayudar?”. Entonces una voz desde las nubes le dice: —”Soy yo, Dios. Yo te puedo ayudar”. El hombre se alivia, pero Dios le dice: —”¿Confías en mí? Confianza absoluta e incondicional?” El hombre dice: —Sí, por supuesto. —”Entonces te puedo salvar, pero primero tienes que soltar esa rama. No tengas miedo”. El hombre pensó por un momento, miró hacia el Cielo nuevamente y gritó: —”¡AYUDA! ¿Hay alguien más allá arriba que me pueda ayudar?”. Nuestro deseo de escuchar a Dios debe expresarse mediante una actitud dispuesta. ¿Por qué habría de hablar a alguien que no quisiera obedecer? Decide hoy escuchar Su voz y dispón tu corazón a hacer lo que Él te pida.

Un buen legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día.



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