Tlacualero. Alimentación y cultura de los antiguos mexicanos

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bién desecarlas. Hoy las conocemos como totopos o como totopostles, y siguen siendo provisión de viaje. Francisco Javier Clavijero precisa la información acerca de los pinoles: [...] el soldado que llevaba consigo un saquillo de harina de maíz y de chía, se creía abundantemente provisto de víveres; en llegando la ocasión cocía en agua la cantidad que le parecía, añadiéndole un poco de miel de maguey y con esta bebida deliciosa y nutritiva toleraba los ardores del sol y las fatigas de la guerra.316 Para las culturas nómadas del norte era indispensable contar con alimento sobre todo en época de sequía. En esas regiones las harinas que se utilizaban provenían de las vainas del mezquite, de las cáscaras de tuna desecadas o de los huesos y espinas de pescado molidas. Los caminantes de Tabasco, Yucatán y Chiapas se proveían de pozol, preparación de masa de maíz que envolvían en una hoja para conservar su frescura. Hoy los campesinos de esa zona, como lo hicieron sus antepasados, al llegar a un río toman agua en su jícara y disuelven el pozol; con esta fresca y alimenticia bebida pueden aguantar toda una jornada. En algunos casos se le agrega cacao y azúcar. Otra forma de elaborarlo es dejando que se fermente; a este pozol agrio, se le puede añadir chile. Estas alternativas podrían tomarse en cuenta como apoyo a los deportistas de hoy.

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