FADAM 2011

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Patrimonio Intangible

Ningún futuro, sin pasado El patrimonio cultural habla a través de los valores que la gente le otorga.

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n el año 1997 el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio —CICOP Argentina— realizó las primeras Jornadas del Mercosur de Patrimonio Intangible, a las que se presentaron cerca de 150 trabajos, entre ponencias, comunicaciones y posters.

Recuerdo que meses antes viajé a París a entrevistarme con la Sra. Noriko Aiawa a cargo de la Dirección de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO y se sorprendió cuando le comenté de esto. Es más, nos envió un mensaje muy sentido, instando a que América Latina trabajara el tema del Patrimonio Intangible, cada vez con más fuerza. En el año 2000 el CICOP Paraguay realizó las Segundas Jornadas del Mercosur en Ayolas y también la Sra. Aikawa hizo llegar su beneplácito. Si bien en ese momento no había sido aún emanada la Convención que surge en el 2003, muchas habían sido las reuniones, talleres y declaraciones al respecto. Se venía preparando, lenta pero seguramente la Convención, este Acuerdo internacional que propulsara enérgicamente el Director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura. La realización de las Terceras Jornadas de Patrimonio Intangible realizada en abril de este año en Mar del Plata demuestran que el camino iniciado hace 14 años no fue en vano, lejos de ello abrió un camino de reflexión y análisis y de comprensión de la necesaria tutela y transmisión que requieren estas expresiones intangibles. Ahora bien, quiero volver por un momento a la década del 70 cuando la UNESCO emanó la Convención para la Protección del Patrimonio Natural y Cultural e instaló entre sus países miembros la necesidad de identificar, registrar y conservar las obras monumentales, los sitios arqueológicos, los centros históricos, los ecosistemas, la fauna, la flora, la biodiversidad y sólo pocos años después los países comienzan a elevar candidaturas para incorporar bienes culturales y bienes naturales un patrimonio excepcional y de carácter universal, a la Lista del Patrimonio Mundial fijando criterios a través de las directrices y de una guía operacional.

Tapa partitura para piano del Tango “Pelele”, del compositor Pedro Maffia, 1920 (dedicado a Pedro A. Zaballa)

Con el correr de los años se pone en crisis esta mirada de excepcionalidad y universalidad en casos donde las candidaturas ponían el acento en el criterio (vi) que sólo planteaba “estar asociado a eventos y tradiciones vivas, a creencias, obras artísticas o literarias de significado universal, excepcional. Este “valor asociativo” del criterio (vi) empieza a relevarse. Es decir, se pondera el componente intangible o inmaterial. Surgen así, entre otras inscripciones a la Lista, la del Campo alemán de concentración y exterminio de Auschwitz Birkenau, en Polonia en 1979 que obviamente no se incluye por sus valores artísticos, arquitectónicos ni urbanos sino fundamentalmente por el valor asociativo, por el mensaje de violación a los derechos humanos, represión y persecución a millones de personas, imponiendo una ideología racista y antisemita del Tercer Reich. No se trataba entonces de ponderar lo material, se trataba de ponderar lo espiritual.


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