Máquinas de mirar de Juan Carlos Robles

Page 6

mente, en unos procedimientos que, en esta ocasión, no se manifestaban y encontraban su razón de ser en el qué sino en el cómo, esto es, en los procesos discursivos. Las estrategias artísticas que tenían que ver con la creación tridimensional, al menos durante los años de actividad creativa pública de Robles, se han visto sometidas a unas transformaciones estructurales a las que nuestro artista no ha sido ajeno por asistir a estos cambios desde una primera línea de fuego activo. A lo largo de las últimas tres décadas, más incluso, hemos podido asistir a la ruptura de los límites concepto-formales de lo escultórico y su deslizamiento hacia ámbitos donde lo constructivo y lo espacial confluían para dar a luz procesos instalativos, que a partir de un determinado momento se harían hegemónicos, desplazando a lo escultórico y adueñándose de su posición en la contemporaneidad. En segundo lugar, la adopción de estos procesos constructivos no podían quedar recluidos en el interior y pronto necesitaron del espacio urbano como campo de expansión, lo cual devino en una mayor visibilidad –la visibilidad pública- pero también se vieron sometidos a fricciones sociales por ser pronto instrumentalizados por el poder político, quien utilizó –y sigue utilizando- el arte público como altavoz de consignas ideológicas o como paradigma de falso bienestar socio-cultural. Finalmente, la democratización tecnológica y, fundamentalmente, el fácil acceso de los artistas y del ciudadano en general a lo económico herramental de producción, gestión y manipulación de la imagen, a través del paradigma digital, ha sido determinante para la comprensión de las más recientes derivas creativas y, también, por qué no decirlo, de la paradójica y dispar recepción obtenida. El individuo y la multitud. El individuo y la actitud El siglo XX fue el siglo de las multitudes, en las cuales el individuo se subsumía en el colectivo para tratar de esquivar la soledad de pensarse a sí mismo, de encontrar una finalidad para su existencia que bien podía quedar solapada por los objetivos del grupo, que eran tomados como propios. Sin embargo, desde mediados de los sesenta y a partir de entonces fue posible constatar un cierto cambio significativo: la multitud iría progresivamente dejando paso al colectivo. Si la multitud era masa informe y desorientada, susceptible por ello de ser manipulada por las ideologías para alcanzar o consolidarse en el poder, el colectivo era


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.