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Libertad de expresión
Una breve mirada a la libertad de expresión
La libertad de expresión, como derecho está contemplado dentro de varios documentos que de una u otra forma respaldan la idea de una libertad en cuanto a pensamiento y actuar, eso sí, sujeto a responsabilidades ulteriores que priorizan siempre el respeto y la buena honra de todas las personas. En relación a ello, la Constitución Política de Colombia, en su artículo 20 y la Declaración Internacional de los Derechos Humanos en su artículo 19, por ejemplo, tratan de dar grosso modo una visión general, quizás muy general sobre lo que la libertad de expresión debe, o puede llegar a ser. Tomemos como punto de partida el concepto de libertad, ya que este dicta que es la facultad que tenemos las personas para elegir de forma responsable la manera como actuamos en la sociedad, entonces si a ello le agregamos lo que significa expresar, que más allá de la obviedad significa exteriorizar pensamientos y sentimientos mediante cualquier forma de comunicación que tengamos disponible, cabe preguntarnos, si existe o no una comprensión de lo que realmente es la libertad de expresión. ¿Cuántas veces se confunde la falta de prudencia con “libertad de expresión”?, o, ¿Cuántas más, se confunde el violentar de forma verbal a una persona o grupo de personas por su raza, ideología política, religión o género, con “libertad de expresión”?. Es prudente retomar aquel dicho popular que reza, que, “los derechos de una persona terminan donde empiezan los de
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los demás”, ergo, ¿nos detenemos realmente a pensar antes de 6hablar?, o ignoramos por completo las consecuencias de nuestra “libertad para expresarnos”.
Si a todo ello le sumamos, que escudados bajo el amparo de la ley en la Carta Magna colombiana, o la Declaración de los Derechos, se ha llegado a difamar, violentar y entorpecer el desarrollo de una sociedad, puesto que la palabra, ya sea escrita u oral, no tiene límite y más allá de todo ello, la razón de la libertad de expresión se pierde en su misma forma de ser como derecho.
Con lo anterior, no quiero apelar a malas interpretaciones, puesto que se puede tomar en malos términos la observación que hago precisamente sobre el mal uso que se le da a este derecho, sin pretender causar una ola de censura hacia quienes usan su voz para decirle al mundo su realidad, contar historias, actuar de forma apolítica, amoral antisistémica o incluso agnóstica.
Vale la pena, inferir de un derecho como la libertad para expresarnos, que su doble filo nos hace creer más en el escepticismo y la incertidumbre de si quienes ejercen su derecho lo hacen para el bien común y no el individual, si esa libertad que profesamos creer tener, realmente es nuestra, o si lo que creemos ciegamente que expresamos, es idea que nace de nuestras propias convicciones o es el producto de la ola de opiniones huecas y mucha veces sin fundamento que circulan por los medios y que simplemente por pertenecer o figurar, replicamos y hacemos viral.

Por: Jesús Meneses Estudiante de la Facultad de Artes y Humanidades