Una bolsa de frascos rotos

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UNA BOLSA DE FRASCOS ROTOS


UNA BOLSA DE FRASCOS ROTOS Autor: Facundo Grehan

©2018, De esta edición: Nauseamundo & Abdulah ©2018, De la obra: Facundo Grehan Edición y Diseño General: Abdulah Arte de tapa: www.shitthappy.tumblr.com

Contacto Facundo Grehan: www.infacundia.tumblr.com Contacto Nauseamundo: www.nauseamundo.tumblr.com Contacto Abdulah: facebook/Abdulah Libros

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Impreso en diciembre de 2018 en Abdulah. San Juan. Argentina (el Potosí del siglo XXI).


A mi viejo, todas las veces a mi viejo.


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«En mi casa ratones y luciérnagas se llevan bien» Issa Kobayashi


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Semirrígido ¿Quién se sienta cada día en el pañuelo del alba? Todavía se escucha el motor raspando leve, único sonido en el lago espejo.

Se ve pasar bajo nuestro una trucha fugaz, tornasolada perdiéndose, yéndose por puertas de agua inescrutables como una infancia. Qué bote más solo.

Delante, una isla rocosa de todo un año de discurrir violento.

Mis dedos se hielan en la estela. Una silueta adulta es timonel en huida de esta transición resolanada: acá estamos bien, ¿o no?

A mí que todo el lago es rejunte y desembocadura del lagrimear de dos o tres salmones, pero hay tanta paz… 7


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Suena el chiflido de una caña y la entera fundición de cielo y paisaje y todo alrededor parece decirnos que hoy no habrá pique.

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El clamor En todos los balcones rogué la calma, en los últimos azares y en cada sol rogué la calma. Por el peso del pasto, por el furor de los días a cada estampa helada rogué la calma. En medio de la calma rogué la calma. Desesculpiendo los misiles de la esperanza y de la mansedumbre rogué la calma. A la mañana y a los pasos huidos, a la madera empapada de mí rogué la calma. Saltando al volcán rogué la calma. Por el frío a las veredas del alma, a la canción trasera por su cascabel arrasante rogué la calma. En la maleza eterna rogué la calma, por el vidrio en llamas y a los nacimientos rogué la calma. Izando las persianas del ruido rogué la calma. Rogué la calma cayendo por todas las orillas. En la liminalidad de las bocas y agotando los vilos del infierno rogué la calma. A cada dios, a cada monstruo, a cada aullido que atraganto agonizante rogué la calma. En medio de la calma rogué la calma.

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Mudanza Amigo primo, veo mis dedos como armados de ceniza, veo mis párpados como cañitas en flor y no puedo, te juro, abrir ninguno de ambos pares para el flete enquilombado de tu esquina que acelera. Se me hizo el pecho arroz pasado, me acuerdo, en los días de valija: nosotros cauquenes allá en el amarrillo y acá, que es siempre otoño, giles de los trenes que aceleran. Debí enmarcar algo de eso, lo sé. Carajo, todo nos supera tanto, la marea porteña, los pisos… ¿no ves cómo deviene la ternura, la frecuencia en incógnita verde? Primo amigo, no me hables más del escape, de la huida y el retorno: yo sé que todavía podés más lejos.

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mufasa mi perro se llamaba mufasa y como el león también murió asesinado por sus pares. un día nos despertamos y había un goldenretriever en la galería. eran tiempos de opulencia. era el hijo de la perra de mis primos y nos dijeron que se llamaba mufasa, como el del rey león. estuvo con nosotros toco de años pero yo creo que nunca le di pelota, realmente. se escapaba constantemente y siempre había que ir a buscarlo a alguna casa o a algún mecánico de la zona. se escapaba porque nosotros no le dábamos pelota. marcos me parece que lo quería más. yo llegaba del colegio, lo rozaba como acariciándolo y me olvidaba. después nos mudamos a una casa con jardín más chico y ahí no aguantó más. rompía el alambrado, hacía pozos para escaparse e irse a la mierda. después me enteré o entendí que era porque se iba a coger. no aguantaba más mufasa en la nueva casa así que lo fletamos a areco. se lo dimos a los vecinos de mis tíos arequenses. no sé cuánto les habrá durado a ellos, tenían una quinta con bastante espacio para que el perro se mueva. no me acuerdo cómo reaccioné cuando se lo llevaron, tendría nueve años… nunca conocí a sus nuevos dueños, tampoco.

hoy lo vi en una nube a lo lejos. tenía forma de esporádicos rayos naranjas sobre el río. algo me decía pero no lo escuché, la verdad, me distraje con la forma y el ritmo de sus ladridos de luz. estaba hermoso, tan hermoso y radiante como en vida. era realmente bello el bicho. a pesar del enorme jardín el perro se escapaba igual, parece que se veía con no sé qué perra hasta que lo terminaron agarrando entre un par de rottweilers y lo cagaron matando.

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serán pulgas espero que caigan la cerrazón los nubarrones que se acuestan sobre el cerro y toda el agua que acá corría un asado con el chisus y padilla devorados por sus propios perros yo perdí mi par de ojos también en un lugar así de fértil para el fracaso y la desolación de un río de nubes que escapan y de piedras qué importarán los colores les digo un perro lagañoso medianamente sofocado por intoxicaciones del silencio qué importarán si acá la fragmentación del cielo la existencia desparramada exalta las sequedades del viento tajeando el abismo y tanto borde empieza un toque a deprimirme

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Sobre la existencia del huemul Origen del origen y porvenir de porvenires, al ciervo fantasma no lo vimos irse por los fuegos australes estáticos, por los atardeceres eternos de fondos infinitos que vigilan densos ejércitos del pehuén y la lenga no lo vimos irse; aun el grito del mangrullero, aun el insistente bordoneo de esos últimos acordes que tanto repite el pastizal no lo vimos irse. No lo vimos irse o quizá nadie lo vio nunca. ¿O se puede creer hoy día en una mitología de esas: descornadas sirenas en bosques patagónicos cabalgando entre la niebla? No lo vimos irse al pobre bicho, al animal divino que supo brillar en el arroyo y ser la foto faltante en cada álbum, que supo colmar el sur (tiempos aquellos) con su imperio de belleza y esgrimirse en el risco reflejando todo sol, el frío a sus pies.

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Así y todo no lo vimos irse ni llegar o cruzar al menos el blanco ripio, imponente: algún furtivo entre el descuido del guarda cantó un bingo rancio sobre la chimenea y salió entonces el humo más negro llevándose toda su cérvida gloria, tosiendo una epopeya vieja y llorona que se fundió finalmente entre las nubes. Y al niño de la tierra y a todas las bestias de su estela barrosa les lloró el cuerpo, la sangre, la piel sin saber por qué.

El pichón solitario y milenario, tan muerto, tan exterminado, tan por nosotros, se había hundido hondísimo en el fondo de la nieve y para siempre.

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Cyborg Desparramado en el jardín de los muñecos, me abro paso en el calor. La mano de un cristo se posa sobre mi cabeza. De alguna siniestra maquinaria se proyecta a la conciencia, al cuerpo el pasado, lo pisado; como si según la taza la cuchara, dice el cristo.

En la esquina de la cuadra más larga de este plato alguien sigue jodiendo con el cruce.

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Pasto Apoyada el alma debajo de los polvos que la filtran y la cubren hasta y con el manto terrestre en harto scrolleada ensoñación, y el cielo tan pulcro aplastando, me dejo pinchar caricia por el verde rapado en brote. Dejen la paz en mí. En trinada barullera el coro agudo de ampollas en la garganta tan pronto como el chiste que no ríen las reidoras del fondo, amansa y el desangrarse del sol parece trotar leve solo para que me acueste en su piedra. Dejen la paz en mí.

Basta de este gemido tosco que me atolondra en tantos peregrinajes hacia el centro de la tierra, ciego y muerto sobre las polvaredas levantadas y esta mugre santa que me baña y me purga el alma en su tibio abrazo, finalmente torcido de espíritu, cuero y nervio. Dejen la paz en mí.

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A menos que en el empalme A menos que en el empalme guarde los cuerpos carbonizados de las guitarras alejándose o la última mueca de la vieja muerta que se inclina como siguiendo la trayectoria del aire que logra escaparse por la ventana entreabierta a la nada. Pero yo vi al menor de los hermanos golpear el pecho desnudo de su padre en el quejido, en una percusión cuasi tribal por los días de los días, ay, los perros carroñaban costillares de ángeles bajo sus alas.

¿Y adónde va, adónde va la sangre esparcida en este yermo pisoteado, la electricidad del cerebro que brota de un cráneo abierto?

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Mortaja «Aúlla el blanco frío; el suelo se ha caído de mis manos» Jacobo Fijman; Velada.

Los chicos quemándose al paso. Chimangos embalsamados en ramas. Necesito que me atraviese la espada de un santo. Salgo un rato del gran salón, tironeado; la mancha de hilo comienza a destejerse. Tengo la espalda que me deja de ser liberándome en armonía a esa tensión que genera la paz y que la sostiene. Oigo también cómo caen las imágenes: rocas en halo de oscuridad declamando sus márgenes, su hondura en picada. Necesito que me atraviese la espada de un santo.

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los chicos arrastraban globos negros por los charcos cruzar el fango lloroso de Capital en bondi el metal humedecido encharcado de temblores un capitán de otro mundo cargando a los pasajeros del silencio el bajón y la calma y cómo no sentir esa reminiscencia cómo no acordarse no oír el cauce de aquella sensación ancestral torrentoso extático por las venas que carga a todos mis abuelos de allá que huyeron de la huida de la papa por las aguas primordiales salpicados de lágrimas de tormenta a caer montados en su cisne hasta acá hasta acá donde nos dejaron a sus hijes a sus liendres infernales tímidas qué hacer hijes de los druidas celtas les pregunto ahora qué hacemos acá para dónde respondan giramos el mundo vendrá Brandán a buscarnos a salvarnos vendrá Gráinne Ní Mháille en un 57 guerrera pirata todo lo que necesitamos a pisar el gris dejando atrás el azul y el verde neblinoso de esa tierra prometida otra vez que hasta el fin de los tiempos por el círculo parece que no va a terminar de bajar nunca

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Cartoon cartoon Era un recital de pena, estaba lleno. El sepulturero llegó a preguntar si se había muerto un político o algo así. Colmábamos como si te dijera el perímetro de una plaza, de una cuadra entera el cementerio. Estaban todos. Es más: si hubiese tenido el coraje necesario para subirme al montoncito de tierra que había al lado del pozo por donde bajaba el ataúd y que lo cubriría, hubiera llegado a ver detrás de todo su vasto y ancho imperio de amor al fondo a esos amigos de la infancia que lo acompañaron toda la vida, incluso en mi nacimiento y en mi crianza y que ahora se acercaban camuflados de lágrimas entre la gente: Patán, Don Gato y su pandilla, la Pantera Rosa, el Correcaminos, los Picapiedras y todos los demás.

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Desalojo «¿Será en la noche inquieta, aterida, un recuerdo translúcido, esta tarde?» Juan L. Ortiz

El Puerto de Frutos sonaba un barullo lindo, manso atrás nuestro y sobre el Luján los botecitos vadeaban trayendo cocacolas y demás mercadería. Habrá sido aquel año, ahora que lo pienso, de los mejores después de la muerte primera. Mi cuerpo trataba de resistir bajo el claro del cielo tanta dicha que le hervía adentro. Había que conservar todo eso, todo ese silencio; yo era al fin y al cabo el único que picaba con la invisibilidad de un anzuelo indudablemente asimétrico. Esa vez, como otras tantas, estaba logrando aburrir al ángel pero no me importaba nada o casi.

El agua hermosa, marrón ya señaba de algún modo todos mis fracasos, mis pasiones rapadas y una mano sin dueño ni origen flotante las acariciaba, oscureciendo la oclusión de las nubes que empezaban a tapar o a filtrar por lo bajo el último día de besar la tierra. 21


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Monte Chingolo Un cielo al borde de estallar fucsia despierta la máquina perdida entre esos espacios de luz que deja la sombra de los paraísos pelados sobre las terrazas.

Ay, ay, los anillos de los días que nos tironeaban hacia una turbia periferia eran la bronca concatenación de una jauría de perros aislados, cada uno ladrando mestizos tras los portones sus veredas. La música que entonces sonaba curtió ese hilo que de pronto unió los propios gritos y el latido de la tarde toda, de la nueva tarde. Y ahí estábamos.

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con la boca partida

mi amigo tiene una playlist para estar flashear que arranca con un tema de dumbo él me dijo eh volviste cambiado había leído con una máscara puesta y me estaba poniendo un suéter norteño porque sí porque la madrugada daba aún en verano pero es mentira no cambié / me compré cosas tengo demasiado atrás una espalda tan larga que se curva y muy poco por delante miopía y autosabotaje como para conjurar la necesaria energía vital mental para cambiar posta / en cambio

arranqué el dos mil dieciocho diciendo espero este año traicionarme en todas las formas posibles

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Emergencia de Juanele o ablución al fin Durante una cantidad líquida de días lo que hacía era bajar a eso de las once al río desde la calle y luego subir por él evitando ser absorbido por las seemannias, hasta llegar a un punto de invisibilidad perfecto. Entonces plantaba la reposera, me sacaba el calzado y la ropa y me sentaba a leer acariciándome el agua las piernas sumergidas.

La soledad era tal que súbita, súbitamente tras la sombra de un arbusto se podía oír cómo sentado ahí cerca sulfuraba el Diablo. ¿O era Ortiz? No pocas veces la gente de acá se lo ha cruzado, ellos dicen no se da cuenta cuando lo miran y tiene los ojos como olvidados, crepitándoles resignadamente a la belleza. Me entumecía

de tal modo que en la otra orilla era como si se dibujase, con los peligros que bordea sin sucumbir la figura larga y convexa del viejo entrerriano maligno. La pena terca casi sonreía a la fábula, amansando el cuerpo pero no el alma. A eso de las doce me vestía y con el terror envuelto en la remera armaba el asiento, vaciado, y ya pegaba la vuelta —¿o era Ortiz?— torciendo los palos y los pájaros que se aparecían con los ojos como olvidados.

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bajo otras banderas en esa barranca siempre se me abren las bolsas se me caen las leches se me desparrama la vida como en ese sueño en que me meto en una palangana llena de agua tibia y voy desvaneciéndome lentamente barranca de la serpiente que da vueltas en ocho alrededor de mis pies acorralándome la vida como en ese sueño en que alguien de un bocado me zampa la lengua y voy enterneciéndome lentamente

esa barranca como un limbo donde estoy vivo para los muertos pero muerto para los vivos y la vida es como en ese sueño en que tomo la forma de una bolsa de frascos viejos y voy refabricándome lentamente la barranca donde el ultrasonido de la arena chiflada entre los dientes y el crudo que me ensilla toda la vida como en ese sueño en que descubro los palmos de mi manija desasida y voy abandonándome lentamente

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ian curtis escribía un poema en que ian curtis aparecía en el recuerdo de aquel cumpleaños en que mi abuela me hizo llorar yo me escondía abajo del sofá y él me decía qué hacés, nene, bailá representaba mis ataques epilépticos de niño y yo le hacía caso un poco imitando su peinado su imagen era doble / se difuminaba alternando en un mismo cuerpo su rostro quieto y tierno y una vibración frenética – paniqueante que después secuestraría la cultura pop por un stroszek poco creíble y su twinkyface desesperada ian curtis era de los nuestros abandoned too soon él sabía la gente como vos lo encuentra más fácil / no se casa a los diecinueve eso es temor a la soledad eterna – irrecuperablemente su envejecimiento precocísimo y rápido y galopante / lo que nos pasa looking for a guide to come nosotros ya no – ya no esperamos nada un fusil para acabar con todo pero no conocemos pares y estas pequeñas habitaciones pueden llegar a resultar cómodas llenas de posters y poemas y canciones sonando el desmembrarse de la vida descajonada y otras tristezas de life rebuilding y depresión 26


masculina / saber tirar del propio fin bailar como un idiota acostarse en las veredas – linyera emocional en busca de la serenación del tiempo y ser pisado para otro ataque / lo que nos pasa

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♋ «This thing of darkness I ackownledge mine» Qué pasa con mis pies que a muerte con lo que raspa erosionando lo que brota nadan adentro del gran pez que logra morderse la cola en temerosa profecía: el monstruo siempre vuelve. Peludas mis venas, el inverso de mi piel atardeciendo chapotea encapsulado su metamorfosis.

Qué pasa con mi garganta llena de nuevo de agua, de nuevo de vacío de aire de hidrosfera; de nuevo como un signo vencido. De este flash que nos hunde a pura garúa y nos tacha del sol lo que más quema en este estómago gigante es volver(se otro).

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pentakismyriohexakisquilioletracosiohexacontapentagonalis una boca una lengua blanca en medio de una mancha negra titila embrión titila aborto la lengua blanca uhm ah uhm ah se abre como un tambor la lengua blanca agrandándose la mancha negra una maraña de rayas estirando la mancha negra la lengua blanca se abre se expande a martillazos sobre sus bordes escupe y repta penetra la sangre la mancha negra se dilata la lengua pálida lombriz contoneándose mutilando su matriz se ramifica la lengua blanca achaca ahora ancha sobre la negrura chillona desploma la lengua blanca uhm ah uhm ah sí el verdadero cuco nace y explota matricida blanca blanca negra ensanchándose genital gotitas de agua surcando la tierra

aparecen las moscas «Tanto el desecho como el cadáver me indican aquello que yo descargo permanentemente para vivir. Esos humores, esta impureza, esta mierda, son eso que la vida apenas soporta, y con esfuerzo. Me encuentro en los límites de mi condición de viviente y de esos límites se desprende mi cuerpo como viviente»; Kristeva

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pensando sobre mi futuro tengo toda una década todavía para volverme un veinteañero hitero porteño pegarla en internet introvertido me queda tiempo para armar playlists llenas de temas de los noventa y moribundos bibliotecas un archivo de videos del diego en el nápoli una huerta fletarme quién sabe adónde perder un dedo y la dignidad ir quedándome solo hasta dormirme escuchando seraya.

tengo bastante tiempo para sacar un segundo libro y seguir siendo joven un poeta joven y seguir robando con eso sacudirme de los hombros mi complejo ya que estamos de inferioridad etaria y poder matar a mis amigos desde la solemnidad y la ternura.

cada día pensarlo como una hora y vivir así hasta los toco de años pero pero y si hoy no escribo? si hace meses que nada por lo menos copilable? y mi estado de ánimo enlutado y fértil? en realidad está en los eventos literarios las lecturas la carrera como que sin eso no proceso se suspenden el lenguaje mis papilas gustativas. 30


sé que nunca paliaré igual ciertas inseguridades virginidades estados solipsistas asociales de abstemia amorosa estas manos gigantes que no saben dónde meter su inutilidad este cuerpo crispado este rostro de brotes físicos y psiquiátricos ostra llegó para encerrarme pero yo oigo al menos mis cadenas arrastrarse y suenan lindo.

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quién te afeita chabón mes cuatro del período de recomposición. repito: todo pasa, nada permanece; todo fluye. señora a la que dejé el asiento no puede parar de mirarme. nada permanece. está bien.

¿suspiran los árboles alimonando la tarde? todo esto puede ir a parar a algún lado. todo fluye. observo en el aire mi nueva conjugación del ser. todo pasa. no te desplomes, dejalo quieto.

dios. dios. retoñan desde el remanso unos camalotes tan rosados, innominables, tan diáfanos.

señora no puede dejar de mirarme. no, por favor, que es tan frágil. nada permanece; bastaba negarlo. bajo qué frío observo en el aire el nuevo desgajamiento, patear para los lados. todo pasa

a pies juntitos. claro, y sí, por qué iría a sostenerse. bastaba decir: no me tala, por ahora estoy tranquilo. debería ir a perderme a alguna orilla como para ya ir empollando el próximo desgarro. ¿otra triste emulación en los pasillos heredados?

repito: no me tala, todo deviene, nada es, todo pasa y suspiran estos árboles alimonando la tarde.

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sólo cuando bailo I

amiga de amiga me dice qué copado que sos lo cual me asombra y sorprende yo nunca entiendo ese tipo de líneas más bien diría prefiero enrollarme en tamaños tersos de «yo nunca entiendo ese tipo de líneas» de nuevo atrapo mi propia sortija es difícil tener tanto por delante en el pantano al menos sabía andar despacito y por la sombra sorteando los charcos y los claros saliendo del sueño me repito en mis brazos para evitar partirme del todo como cuando mi vieja me confesó que nací de pilones de tristeza cosechada un año en que ya habían macheteado cada paraíso sobre la tierra pero no todo es mambo a veces bailo bailo II

hoy entraron por mi ventana más sonidos o más fuertes que de costumbre cuando vuelvo feliz y estúpido por la calle a casa siempre pienso «qué lindo sería morir ahora que me sangren por unas zapatillas y hundirme por los espacios entre las baldosas» haber crecido hacia una neblina estéril y lo de 33


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haber fijado el desierto como único destino posible tiene esas cosas a mi viejo tampoco le cabía el tema de la juventud entonces flasheó redimir su infancia de mierda formando una familia ideal cuando nací me aterró un poco la adolescencia sonriente del rostro de mi padre no era algo prometedor pero no todo es mambo a veces bailo bailo III

estoy cerca muy cerca puedo sentirlo de algún modo aunque no sé de qué ni si en verdad es portón benévolo pero un toque sí que me alivia como pruebas tengo 1) hace nueve horas que estoy escuchando Roxette en loop 2) mi piel empieza a dispensar códigos gilada y 3) cuando Bob Flanagan dice debo estar equlibrando algún bad karma en las sandyshores entre then and now recuerdo esa vez que caí en lo de mi abuela como última alternativa y me dije no puede haber nadie más solo en este puto mundo y ya no pienso salir de acá más nunca pero no todo es mambo a veces bailo bailo

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suenen el clarín después pensé que todo esto es un show breve. después pensé que todo esto es un freak show breve a pesar de lo breve que es mi vida. de lo breve que es mi vida para atrás y para adelante. después pensé que no le estoy diciendo nada a nadie… (¿se escucha bien así?). pensé que mientras emitía los sonidos estos se distraían y llegaban sin significado a los oídos de quienes trataban de prestarme atención. después pensé que los sometí a todos al silencio al pedo. después pensé en enterrar el tiempo de mi turno y que nunca más iba a ser el primero en morder. que esa tarea es más para el pedante que frena los aplausos o la piba puán que se quedó encerrada afuera con sus sentimientos. pensé en que esto al final es otra manera de decepcionar y que debería llegar sobrio a la tarima. después pensé en volver solo y afligido a mi casa de la mano de google maps y ponerme a escuchar el soundtrack latino de spirit acostado y pensando en mi viejo mirando el blanco techo, melanco. después pensé que ya no podía sentir nada de lo que estaba leyendo, que ya fue todo. pensé que debería estar mucho más dado vuelta y caldear dos veces en medio de la lectura adentro de este disfraz de barney. después pensé que esto es un freak show demasiado largo y que la gente no debería aplaudir.

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Outro Todo lo que es nuestro, amigos, se va, se va. Y si algo nos queda, amigas, se irรก, se irรก.

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NingĂşn animal fue maltratado durante la realizaciĂłn de este poemario.

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Semirrígido El clamor Mudanza mufasa serán pulgas Sobre la existencia del huemul Cyborg Pasto A menos que en el empalme Mortaja los chicos arrastraban globos negros por los charcos Cartoon cartoon Desalojo Monte Chingolo con la boca partida Emergencia de Juanele o ablución al fin bajo otras banderas ian curtis ♋ pentakismyriohexakisquilioletracosiohexacontapentagonalis pensando sobre mi futuro quién te afeita chabón sólo cuando bailo suenen el clarín Outro 39



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