Dia de muertos Chihuahua

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Directorio

LIC. CÉSAR HORACIO DUARTE JÁQUEZ

GOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO DE CHIHUAHUA

ING. PABLO ESPINOZA FLORES

SECRETARIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE

ARQ. FERMÍN GUTIÉRREZ GALINDO

DIRECTOR DEL INSTITUTO CHIHUAHUENSE DE LA CULTURA

OFELIA CONTRERAS HERNÁNDEZ COORDINADORA DE LA CONMEMORACIÓN DEL DÍA DE MUERTOS”

MARÍA JOSÉ GONZÁLEZ MADRID COORDINADORA DE COMUNICACIÓN

CONSEJO EDITORIAL OFELIA CONTRERAS HERNÁNDEZ JEFA EDITORIAL

AMÉRICA A. ZAPATA SALAZAR CORDINACIÓN EDITORIAL Y CONTENIDO

JULIO MEDRANO JESÚS A. GUTIÉRREZ (EZPA)

CORDINACIÓN DE DISEÑO GRAFICO/EDITORIAL


LA MUERTE EN LA ÉPOCA PREHISPÁNICA EN MÉXICO

“…en medio del tumulto causado por la tormenta, en una pequeña casa en la isla de Xaltocan, nací de mi madre para empezar a morir. (Jennings)

Al analizar la concepción de la muerte en el mundo europeo desde la época prehistórica hasta la época contemporánea encontramos dos tendencias: una de aceptación y la otra de negación hacia la muerte. Sin embargo, cuando volvemos nuestra atención al continente americano, específicamente a México, nos encontramos con una dicotomía entre las ideas europeas y las mexicanas. Desde los tiempos precolombinos hasta nuestros días. El concepto de la muerte ha sido fundamental para los mexicanos. El tema de la muerte se presenta en el arte, la literatura, la comedia, la música y la vida diaria en general en México. Octavio Paz, en El laberinto de la soledad nos dice respecto de este fenómeno: “El mexicano la frecuenta [a la muerte], la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente.” (52) En México, según Paz, la mayor parte de la población está conciente de su propia mortalidad y vive aceptándola con indiferencia. Morir es natural y hasta deseable: “cuanto más pronto, mejor. Nuestra indiferencia ante la muerte es la otra cara de nuestra indiferencia ante la vida.” (52) Todas las culturas desde el principio de los tiempos, se han enfrentado con la idea de la muerte de diferentes maneras: unas buscándola por medio de la guerra, el sacrificio humano, otras temiéndola o negándola en lo posible. Para los aztecas la muerte y la vida eran una dualidad inseparable. Según Octavio Paz “para los antiguos mexicanos la oposición entre muerte y vida no era tan absoluta como para nosotros. La vida se prolongaba en la muerte. Y a la inversa. La muerte no era el fin natural de la vida sino fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección eran estadios de un proceso cósmico que se repetía insaciable.”(Paz 59) Debido a este proceso cósmico, los antiguos mexicanos no temían a la muerte sino que la veían como un proceso natural, parte del ciclo infinito del ser humano. Contrario a la visión de los aztecas, hoy en día, “en el mundo moderno todo funciona como si la muerte no existiera. Nadie cuenta con ella. Todo la suprime.” (62) En los países capitalistas, como ya lo vimos anteriormente, la muerte es algo de lo cual no se habla, “la muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios.” (52) El no hablar de la muerte es un fútil intento de borrarla de nuestro destino, una forma de evadir la realidad humana. Sin embargo, el mexicano moderno, desde el siglo XVII hasta el siglo XXI toma una actitud muy diferente respecto a la

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muerte; no sigue ese ciclo infinito “vida, muerte y resurrección” de los cristianos sino que toma con ella un sesgo familiar, amistoso y a veces humorístico. Octavio Paz no dice que: “el mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; mas al menos no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con impaciencia, desdén o ironía: “si me han de matar mañana que me maten de una vez.” (63) El mexicano aunque comparte los mismos sentimientos de incertidumbre y quizás miedo hacia la muerte con el resto del mundo, su manera de confrontarla es un poco disímil. El mexicano es más indiferente hacia ella, acepta la muerte como una realidad inherente al ser humano y la mira con resignación; la incluye en su música, poesía, arte, en su vida diaria, vive con ella y es su eterna compañera. Según Paz, “La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida. El mexicano no solamente postula la intrascendencia del morir, sino la del vivir. Nuestras canciones, refranes, fiestas y reflexiones populares manifiestan de una manera inequívoca que la muerte no nos asusta porque la vida nos ha curado de espantos. Morir es natural y hasta deseable; cuanto más pronto, mejor. Nuestra indiferencia ante la muerte es la otra cara de nuestra indiferencia ante la vida.” (63) Las ideas de Octavio Paz sobre la actitud sobre la muerte del mexicano, reflejan una idea mítica donde como nos dice Dante Salgado “el eterno presente que logra conjugar el pasado y futuro en un mismo espacio.”(Salgado 68) Esta idea mítica de la muerte viene de la herencia cultural prehispánica.

¿Te sientes identificado? O para ti que es la muerte desde una perspectiva cultural. LA MUERTE Y EL HUMOR EN MEXICO: JOAQUÍN BOLAÑOS, JOSÉ GUADALUPE POSADA, ELENA GARRO Y OCTAVIO PAZ Estudio crítico de Guadalupe Annette Cruikshank

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La Catrina La Catrina fue creada por artistas mexicanos para hacer una representación metafórica de la alta clase social de México, que prevalecía antes de la Revolución Mexicana. Posteriormente se convirtió en el símbolo oficial de la Muerte, ya que en México se celebra el Día de los Muertos el 1 y 2 de noviembre en toda la República Mexicana. El mexicano se burla de la muerte y juega con ella con cierta picardía y el debido respeto. De acuerdo con el folclor mexicano, “La Catrina,” mejor conocida como la Muerte y con muchos nombres más, puede mostrarse de muchas formas. Algunas veces se representa alegre, vestida de manera elaborada, con ganas de divertirse e incluso coqueta y seductora con los mortales. Otras, la encontramos “en los purititos huesos,” lista para llevarnos cuando menos lo esperamos. Sin embargo, la relación que los mexicanos tienen con “La Catrina” se define por una serie de circunstan-

cias íntimamente vinculadas con la historia y cultura de México, las tradiciones y costumbres de cada región; la consideran un huésped imprescindible en ocasiones importantes, como el Día de Todos Santos y el Día de los Fieles Difuntos. De acuerdo a esta tradición, se cree que la muerte y la memoria de nuestros fieles difuntos, nos da un sentido de identidad que arraiga nuestra cultura. A “ La Catrina” y a “El Catrín” los asociamos también, paradójicamente, con el placer de vivir ante la inminencia de la muerte. La Catrina, con su personalidad traviesa, ocurrente, simpática y coqueta nos invita a vivir con plenitud cada momento, y a través de las artes mayores y menores encontrar el sentido de la vida. La doble identidad de La Catrina nos recuerda que la vida es aquí, ahora y eternamente. Ahora les presentamos a los artistas que plasmaron la imagen de La Catrina en grabados que la han hecho inmortal.

Manuel Manilla

Fue un caricaturista nacido en 1830 y la Flaca, la Huesuda se lo llevó en 1890. Es considerado el precursor de José Guadalupe Posada por sus caricaturas que incluyen personajes esqueléticos.

José Guadalupe Posada

Nace en Aguascalientes, el 2 de febrero de 1852. Conoció a La Tía de las Muchachas un 20 de enero de 1913. Fue considerado por Diego Rivera como el prototipo del artista del pueblo y su defensor más aguerrido. Célebre por sus dibujos y grabados sobre la muerte y por ser un apasionado al realizar caricatura política. Desarrolló nuevas técnicas de impresión. Trabajó y fundó periódicos importantes. Consolidó la fiesta del Día de los muertos, por sus interpretaciones de la vida cotidiana y actitudes del mexicano por medio de calaveras actuando como gente común. Desde entonces tenemos a la conocida pareja: El Catrín y La Catrina.

Diego Rivera

Su nombre completo fue, Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez. Nace en Guanajuato el 8 de diciembre de 1886. La Calavera Catrina se lo lleva desde la Ciudad de México el 24 de noviembre de 1957. Fue un destacado muralista mexicano de ideología comunista y muy famoso por plasmar obras de alto contenido social en edificios públicos. Es creador de diversos murales en distintos puntos del Centro Histórico de la Ciudad de México, así como en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, en otras ciudades como Cuernavaca y Acapulco y del extranjero como San Francisco, Detroit y Nueva York.

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Nezahualcóyotl, reflexiones de la muerte en su poema ¡Ay de mí...! La vida del hombre en la tierra es sólo un momento. La seguridad de la muerte es inminente aunque no podamos saber el momento exacto de la nuestra. Somos pasajeros, viajeros momentáneos en la tierra. Después de la muerte todo es un misterio aunque se tiene la seguridad de depender de la voluntad de “aquél por quien todo vive”. Este es el pensamiento de Nezahualcóyotl, el cual expresa en su obra poética. A continuación presentamos el poema conocido como ¡Ay de mí...! ¡Ay de mí, sea así! No tengo dicha en la tierra, aquí. ¡Ah, de igual modo nací! De igual modo fui hecho hombre. ¡Ah, sólo el desamparo he venido a conocer aquí en el mundo habitado! ¡Que haya aún trato mutuo aquí, oh amigos míos, solamente aquí en la tierra! Mañana o pasado, como lo quiera el corazón de aquél por quien todo vive, nos hemos de ir a su casa. ¡Oh amigos, démonos gusto! En El Interior Del Cielo de Nezahualcóyotl Sólo allá en el interior del cielo tú inventas tu palabra, dador de la vida. ¿Qué determinarás? ¿Tendrás fastidio aquí? ¿Ocultarás tu fama y tu gloria en la tierra? ¿Qué determinarás? Nadie puede ser amigo del dador de la vida. Amigos, águilas, tigres, ¿a dónde en verdad iremos? Mal hacemos las cosas, oh amigo. Por ello no así te aflijas, eso nos enferma, nos causa la muerte. Esforzáos, todos tendremos que ir a la región del misterio.

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Poemas

Décimas a la muerte I He de morir de mi muerte, de la que vivo pensando, de la que estoy esperando y en temor se me convierte. Mi voz oculta me advierte que la muerte con que muera no puede venir de fuera, sino que debe nacer de la hondura de mi ser donde crece prisionera. II De tanto saberte mía, muerte, mi muerte sedienta, no hay minuto en que no sienta tu invasión lenta y sombría. Antes no te conocía o procuraba ignorarte, pero al sentirte y pensarte he podido comprender que vivir es aprender a morir para encontrarte. III Sufro tu cauce sombrío que bajo mi piel avanza fatigando mi esperanza con su oculto desafío. Yo siento que tu vacío de mis entrañas respira y que sediento me mira desde mi sangre hacia fuera como verdad prisionera que en contra de mí conspira.

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ElíaNandino (1903- ) que, ancho, profundo y señero, será elástico a tu paso de modo que el tiempo cierto prolongará nuestro abrazo y será posible, acaso, vivir después de haber muerto. En el roce, en el contacto, en la inefable delicia de la suprema caricia que desemboca en el acto, hay el misterioso pacto del espasmo delirante en que un cielo alucinante y un infierno de agonía se funden cuando eres mía y soy tuyo en un instante. Hasta en la ausencia estás viva: porque te encuentro en el hueco de una forma y en el eco de una nota fugitiva; porque en mi propia saliva fundes tu sabor sombrío, y a cambio de lo que es mío me dejas sólo el temor de hallar hasta en el sabor la presencia del vacío. Si te llevo en mí prendida y te acaricio y escondo; si te alimento en el fondo de mi más secreta herida; si mi muerte te da vida y goce mi frenesí ¿qué será, Muerte, de ti cuando al salir yo del mundo, deshecho el nudo profundo, tengas que salir de mí? En vano amenazas, Muerte, cerrar la boca a mi herida y poner fin a mi vida con una palabra inerte. ¿Qué puedo pensar al verte, si en mi angustia verdadera tuve que violar la espera; si en vista de tu tardanza para llenar mi esperanza no hay hora que yo no muera!

Décima Muerte ¿Qué prueba de la existencia habrá mayor que la suerte de estar viviendo sin verte y muriendo en tu presencia! Esta lúcida conciencia de amar a lo nunca visto y de esperar lo imprevisto; este caer sin llegar es la angustia de pensar que puesto que muero existo. Si en todas partes estás, en el agua y en la tierra, en el aire que me encierra y en el incendio voraz; y si a todas partes vas conmigo en el pensamiento, en el soplo de mi aliento y en mi sangre confundida, ¿no serás, Muerte, en mi vida, agua, fuego, polvo y viento? Si tienes manos, que sean de un tacto sutil y blando, apenas sensible cuando anestesiado me crean; y que tus ojos me vean sin mirarme, de tal suerte que nada me desconcierte ni tu vista ni tu roce, para no sentir ni un goce ni un dolor contigo, Muerte. Por caminos ignorados, por hendiduras secretas, por las misteriosas vetas de troncos recién cortados te ven mis ojos cerrados entrar a mi alcoba oscura a convertir mi envoltura opaca, febril, cambiante, en materia de diamante luminosa, eterna y pura. No duermo para que al verte llegar lenta y apagada para que al oír tu pausada tu voz que silencios vierte, para que al tocar la nada que envuelve tu cuerpo yerto, para que a tu olor desierto pueda, sin sombra de sueño, saber que de ti me adueño, sentir que muero despierto. La aguja del instantero recorrerá su cuadrante, todo cabrá en un instante del espacio verdadero

Javier Villaurrutia (1903-1950)

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LEYENDAS

Desde mucho antes de la Revolución, desde la segunda mitad del siglo XIX, Luis Terrazas era uno de los hombres más ricos de México, y el más rico del norte. Tenía haciendas, ranchos ganaderos, minas, propiedades, casas y todo lo que quería. Hasta fundó un banco, el Banco Minero de Chihuahua. Era tan rico que se convirtió en el cacique y con el poder que tenía ponía y quitaba gobernantes a su antojo. Cuando empezó la Revolución, en Chihuahua las cosas se pusieron difíciles. Todavía siendo Porfirio Díaz presidente, destituyó a Luis Terrazas de la gubernatura y los ánimos se caldearon. En esas fechas, ya con 80 años de edad, Luis Terrazas huyó a una de sus propiedades en Aguascalientes, pero al darse cuenta de que todo el país era un polvorín, mejor se fue a California, pero en 1912 regresó a Chihuahua cuando Francisco I. Madero se lo pidió y le ofreció garantías para que pudiera gobernar sin problemas. Regresó y encontró muchas de sus haciendas saqueadas. Creía que iba a poder restablecerlas, y fue cuando Pancho Villa azoló Chihuahua. Cuentan que Pancho Villa llegó personalmente a la casa de Luis Terrazas y lo sacó a punta de pistola para que lo llevara al banco, abriera la caja fuerte y poder saquearla. Luis Terrazas siguió las órdenes del general Villa. Fueron al banco y de la bóveda los revolucionarios sacaron todo el dinero, joyas y barras de plata y de oro que había. Pero Pancho Villa se dio cuenta de que no era mucho y que lo que estaba allí guardado era dinero de los ahorradores, no el de Terrazas. Entonces le ordenó al ex gobernador que le dijera dónde estaba su tesoro, sin mucho éxito. Villa amenazó con matarlo, sin que esto asustara a Terrazas tampoco. Muy enojado, Villa mandó traer a dos hijos y dos nietos de Terrazas y le dijo a éste que si no le decía dónde estaba el tesoro los iba a matar allí mismo. Luis Terrazas no tuvo más remedio que decir la ubicación. El tesoro estaba adentro del mismo banco, pero enclavado en los pilares. Los hombres de Villa tumbaron los pilares y se llevaron las riquezas que Terrazas habían acumulado en todos sus años de cacicazgo.

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TESORO DE LUIS TERRAZAS EL TESORO DE LUIS TERRAZAS Y PANCHO VILLA Leyenda de Chihuahua


Me han platicado a mí que allá rumbo a Sonora, pero todavía desde lado en Chihuahua, que había una bruja muy conocida que se llamaba Juana. La bruja Juana, le decían – explica Samuel Mireles, un guía de turistas en las Barrancas del Cobre. “Ella era indígena, pero no tarahumara porque allá d’ese lado viven otros que no son tarahumaras. No sé si era yaqui ella o warojío, pero cuentan qu’era una mujer muy conocida por sus brujerías, porque sabía mucho de la brujería y que aprendió de sus gentes de más antes. Cuentan que mucha gente iba hasta su tierra a consultarla. Se iban en el tren y allá en la estación de Témoris se bajaban para luego caminar como dos días seguidos hasta llegar a Chínipas, donde mero vivía la bruja Juana. Cuentan que mucha gente llegaba de muchas partes, de acá de Chihuahua, de Sonora, de Estados Unidos; de muchas partes llegaban a consultarla. Pero usted ha de saber que eso de la brujería no trae nada bueno porque mucha gente, y las autoridades también, no entienden bien y creen que las brujas nomás andan haciendo brujerías malas. Entonces parece que a ella la mataron a garrotazos unos policías porque dijeron que les había echado una mal.

Luego se platicó que a los policías les fue de la fregada porque cuando estaban golpeando a la bruja Juana que el Diablo mismo se presentó para defenderla a ella. Pero también dijeron que no era el Diablo –eso lo inventaron los policías para justificar su crimen, entiendo yo–, sino que fueron los espíritus que eran como los amigos de la bruja Juana y esos espíritus quisieron defenderla, pero ella comoquiera se murió de tanto garrotazo porque le abrieron la cabeza hasta que se le salió toda la sangre. Pero a esos policías les fue peor porque me contaron a mí que los espíritus los atormentaron pero muy feo hasta que se murieron ellos de una muerte muy fea como a la quincena. No, quién sabe si allá [en Chínipas] haigan brujas todavía, pero sí me contaron a mí qu’ella dejó así como descendencia. [...] No, bueno, no es que haiga tenido hijos sino que ella dejó gente que aprendió d’ella todos los secretos de la brujería. Y es que así son las cosas, lo que uno sabe se lo enseña a otros y así conservamos las costumbres, las creencias de uno, y entonces la bruja Juana dejó descendencia y esas brujas nuevas se fueron a otras partes a trabajar”.

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LA BRUJA JUANA (Leyenda de Chínipas, Chihuahua)


CALAVERAS

Yo os propongo al nunca bien ponderado y grande mico, ilustre Chónforo Vico, escapado de Belén. Prófugo de las Marías, gran maestro en la ganzúa, instruido en San Juan de Ulúa y en la Penitenciaría. Sabe abrir las cajas fuertes Y extraer una cartera. Ha sido gran calavera Y debe catorce muertes. Elegid pues pueblo amado sin dudar y a tapahocico al muy ilustre y nombrado y noble Chónforo Vico. Después de discursos tales llenos de frases sinceras se fueron las calaveras a las urnas sepulcrales. Salió electo presidente por su real y hermoso pico el notable, prominente, ilustre Chónforo Vico

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Pedro Páramo Juan Rulfo creó a un tal Juan por Mary Carmen Sánchez personaje muy preciado Ambriz que no andaba tan norteado

buscando a un Pedro truhán. Los muertos alborotados querían del páramo huir, aunque se les vio cansados no lo podían resistir: medio siglo ha que rumian en esa ardiente Cómala con el cacique patán que les da comida mala.

La Muerte por Daniel González Dueñas

También la Muerte llegó a la hora de la suerte y en el lecho de muerte la Muerte reflexionó: “Qué curiosa soledad, que entre tantas calaveras todas eran de a de veras y la mía no era verdad.” Y feliz fue a la cantina llamada “Del Otro Mundo” para que ya nada inmundo toque a la Vida Catrina.

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EPITAFIOS

“Parece que te has ido, pero no es cierto”

Cantinflas

“Aquí yace Moliére, el rey de los actores, en estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace muy bien”

Moliére

“Conocí el bien y el mal, pecado y virtud, justicia e infamia; juzgué y fui juzgado, pasé por el nacimiento y la muerte, por la alegría y el dolor, el cielo y el infierno; y al fin reconocí que yo estoy en todo y todo está en mi”

Hazrat Inayat Khan

“Que los amigos aplaudan. Beethoven La comedia se ha acabado”

“Quiso contar, cantar para olvidar su vida verdadera de mentiras y recordar su mentirosa vida de verdades”

“Lo que el alma hace por su cuerpo, es lo que el hombre hace por su pueblo”

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Octavio Paz para un amigo

Gabriela Mistral


Un niño bueno

Calaverita de azúcar, De azuquitar y canela, No me vayas a llevar, Aunque no vaya a la escuela. Es que déjame te cuento, Yo no te quiero engañar, Yo vivo rete contento, Aunque no quiera estudiar. Pero dice mi mamá, Que tú ya vienes dispuesta, Para llevarme a enterrar, En Noviembre que es tu fiesta. Pero yo quiero implorarte, Pues juro que voy a ir, A todititas mis clases, Y temprano pa’ dormir. Si mi Mami me lo pide, Haré mandado y quehaceres, Y ya no tendré descuide, De los que son mis deberes. Más por favor no me lleves, Que yo soy un niño muy bueno, Que te ofrece pa’ que pruebes, Atole y chiles rellenos. Espero, pues, Huesudita, Que visites nuestro altar, Dedicado a mi abuelita, Que llevaste a descansar. Y no te olvides, Catrina, Que nosotros celebramos, Tu autoridad, peregrina, Como buenos Mexicanos. Anónimo

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El Curro Se cuenta que en las calles empedradas de Santa Eulalia Chihuahua, sobre todo por las noches muy obscuras, se escucha cerca de las minas unas cadenas, las cadenas que arrastran de un cofre lleno de oro, el dueño es el Curro un hombre vestido al estilo español de la época de la colonia, aunque algunas personas aseguran que más bien asemeja un charro. Son cientos o tal vez miles de personas que lo han visto y se comenta entre las gentes del pueblo, que cuando Santa Eulalia tuvo su auge minero y bonanza económica haya por el año de mil setecientos treinta, un individuo de origen español cuyo nombre se ha perdido en los recuerdos, logro hacer una inmensa fortuna en poco tiempo, debido a que descubrió una mina que resultó muy prospera. Se comenta que ese sujeto hacía algunas décadas que había llegado procedente de España a las tierras de la Nueva Vizcaya, y que su mayor ilusión era ir a la madre patria a visitar a sus familiares que no veía desde que partió de España y de ser posible que algunos de ellos vinieran a vivir a Santa Eulalia para que se hiciera cargo de la mina y de sus negocios, se cuenta que antes de partir al viaje, como no tenía familiares y no confiaba en nadie, dejo toda su fortuna enterrada en oro, en un lugar cercano de Santa Eulalia. El destino quiso que nunca regresara, aunque se desconocen los motivos, algunos dicen que murió, lo cierto es que en las noches se aparece El Curro, como queriendo indicar a las personas en donde se encuentra oculto el tesoro, sin embargo el secreto sólo lo revelará a la persona que él crea que lo va a utilizar para ayudar a la gente, pero sobre todo para protegerlo de que algún intruso mal intencionado haga mal uso de él. y En un futuro ayudar al pueblo de Santa Eulalia que tanto amaba, recobre un poco de su antiguo esplendor.

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