La interculturalidad y la salud desde el marco ético de la salud pública
sión en el armaje de las políticas locales de salud, así como el establecimiento de veedurías para valorar las políticas y de formas de contraloría para ponderar la gestión. Finalmente, todo esto significa crear una estructura política necesaria de forma permanente que integre a la población, las autoridades y los trabajadores de la salud. Esto permitirá socializar los entes de control poblacional, que sólo es posible con una alta participación, la misma que también permitirá generar políticas locales por consenso. Estos procesos de consolidación de la calidad en sus diferentes ambientes, demandan el desarrollo de una ‘intelectualidad orgánica’. El reto está planteado.
126