La Lorera de la Trucha de vegetación, la abundancia de agua, su discurrir por la garganta, que va lavando y aportando a las raíces desnudas y visibles de los árboles centenarios que se entrelazan y abrazan entre sí, su sonoridad... no permitiendo que pase el tiempo en este lugar. Subimos la garganta hacia arriba. A unos 350 metros aproximadamente, gozaremos de la lorera en su máximo esplendor, un bosquete de loros perfectamente conservados algunos de un diámetro y altura considerables se entremezclan y se asemejan a tentáculos de pulpos gigantes, aferrándose unos a otros; algún mostajo (Sorbus torminalis) querrá protagonismo y disfrutaremos del mismo. Si bajamos desde el molino de la Trucha garganta abajo, a unos 300 metros disfrutaremos del sonido ensordecedor de la cascada y de la belleza del charco de la Trucha, aguas retenidas detrás de un potente crestón de cuarcitas que se encuentran fracturadas transversalmente. A través de ellas las aguas de la garganta han excavado un profundo pasillo en el que se canalizan dando origen al charco y a diferentes saltos escalonados. En la zona el mirlo acuático (Cinclus cinclus), martín pescador (Alcedo atthis) y algún acebo (Ilex aquifolium) descubriremos en nuestro camino.
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