Ruta por de Montánchez, se encuentra la majestuosa y octocentenaria encina La Terrona, auténtico monumento natural. En el trayecto hasta Mirandilla, el viajero pude hacer una breve pausa en Montánchez, para probar sus reconocidos jamones y embutidos. O en Alcuéscar para conocer la basílica visigoda de Santa Lucía del Trampal. MIRANDILLA. El 3 de marzo de 1526 el Emperador hace un alto en su camino en Mirandilla para reponer fuerzas. Históricamente siempre ha estado ligada a Mérida, aunque su fundación parece tener lugar en época medieval cuando se repuebla esta zona. Existen dos hipótesis acerca del origen de los repobladores, que a su vez explican el origen del nombre. Una nos habla de gentes procedentes de Miranda del Castañar, en la actual provincia de Salamanca. La otra considera que los pobladores vendrían de Miranda do Douro que, aunque situada en Portugal, sus habitantes hablan un dialecto del castellano. Un paseo por el pueblo nos permite contemplar algunos edificios interesantes, como la iglesia de la Magdalena, obra el siglo XVI. Ya fuera del casco urbano, se encuentra la dehesa El Rincón, recientemente declarada como Lugar de Interés Científico. MÉRIDA. Este día, 3 de marzo, el Emperador llegó por la tarde a Mérida donde sería recibido con todos los protocolos y galas que exigía la situación. Es una ciudad que fue capital de la región romana de la Lusitania, siendo también principal en época visigoda, y que comenzó a decaer con la dominación islámica. Tras la Reconquista pasó a ser territorio de la Orden de Santiago dando nombre a una encomienda. La Mérida que vio Carlos V era muy distinta de la actual, si bien podrían apreciarse las huellas de la presencia romana
Foto J.M. López
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