Ruta por 2. Desfiladero del río Ruecas. El encajamiento del Ruecas ha sido posible gracias a la erosión fluvial sobre una larga falla tectónica que recorre el fondo del cauce del río y que divide en dos partes el anticlinal de Cañamero, cuyos estratos cuarcíticos plegados pueden ser observables en el risco de Las Cuevas. Este estrecho anticlinal se prolonga desde aquí hasta las Apreturas del Almonte pasando por sitios de gran interés geológico como la sierra de La Madrila en Cañamero, los canchos de Las Sábanas en Berzocana, el cancho del Reloj de Solana y el castillo de Cabañas, sirviendo de límite occidental a la gran megaestructura tectónica del sinclinal del rio Ruecas - Santa Lucía. Las cuarcitas armoricanas de estas estructuras de plegamiento contienen infinidad de icnofósiles, huellas de la actividad vital de animales marinos paleozoicos (crucianas, Skolithos, etc.) así como otras huellas sedimentarias producidas por el oleaje (Ripple marks). A la belleza del paisaje del valle del Ruecas podemos añadir la visita a sus abrigos rupestres, como la citada cueva de Álvarez que fue ocupada pasajeramente como lugar de refugio por los hombres del Calcolítico hace unos 3.500 años. Las condiciones físicas del encajamiento fluvial ayudaron también al asentamiento de poblados calcolíticos y durante la Reconquista a la construcción del inexpugnable castillo musulmán de Cañamero, donde estuvieron aposentadas en el año 1220 las huestes del príncipe leonés Sancho Fernández. Así mismo, en la Edad Media se construyeron en este angosto valle numerosos molinos harineros escalonados para aprovechar la fuerza motriz de las aguas del Ruecas, algunos de ellos poseen curiosas leyendas relacionadas con los icnofósiles (crucianas) grabados en las cuarcitas del cauce.
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