Galaxia express

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Galaxia express Timo Berger Sara Uribe Rocío Cerón Paula Abramo Óscar De Pablo Nadia Escalante Maricela Guerrero Luis Felipe Fabre Luis Alberto Arellano Alejandro Albarrán

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Una galaxia hecha con velocidad y urgencia. Conjunto de estrellas, nubes de gas, planetas, polvo cósmico, materia oscura y quizá energía oscura, unido gravitatoriamente. Se especula que la materia oscura constituye el 90 % de la masa en la mayoría de las galaxias, averigüe.

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Und dann seh ich meine Hände die immer mehr aussehn wie die Hände meiner Großmama die hatte Rheuma und lernte Russisch aus dem Buch, lag monatelang in Baden-Baden in der Reha Katharina, ich liebte es in dem Haus (das schon längst verkauft ist, und von der Hälfte des Geldes meine Eltern ein eigenes …), ins Dachgeschoss zu steigen da wohnte schon lange niemand mehr aber Sombreros aus Mexiko hingen noch an der Wand Bücher auf Spanisch und die Star Wars Figuren meines Cousins, vielleicht auch das ein oder andere Kleiderstück meiner Cousine, in die ich vielleicht 7


verschossen war; wenn man stattdessen die Treppe nach unten nahm, stand man im Keller mit den Gsälz aus dem Garten; da gab es Stachelbeeren, weiße, rote und schwarze Träubles, Äpfelfragen, Birnen und Quittenfelle, und die Gewissheit, das all das in ein Weckglas passte. und dann wieder du, Katharina, in der Mitte, zwischen Keller und Bühne, auf den Stock gestützt zitternd, mit Wiener Akzent das Gesicht, das aufging wie die Sonne ich hab Kuchen gebacken für Euch, Puderzucker auf Zitrone gestreut, wir krachten auf die Hocker in deiner Küche, es war so eng, so scheißgemütlich.

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Y observo entonces mis manos que cada día más se parecen a las manos de mi abuela que tenía reumas y aprendía el ruso de su libro, que yació en Baden-Baden, varios meses, en la rehabilitación. Katharina, yo amaba cuando estaba en casa, (que fue vendida ya hace tiempo y de la mitad del dinero mis padres compraron su propia...) encaramarme al ático donde ya nadie vivía pero algunos sombreros de México aún colgaban en sus muros libros en español y de mi primo unas figuras de Star Wars, quizá también algo de ropa infantil de mi prima, de quien quizás estaba enamorado; cuando al contrario, uno descendía por la escalera, 9


se encontraba en el sótano con mermelada del jardín; había grosellas, uvas de color blanco, rojo y negro, preguntas de manzana y pieles, de membrillos, y la seguridad de que en un frasco de conservas cabía todo. Y luego tú de nuevo, Katarina, en el medio, entre sótano y desván, apoyada en el piso temblorosa, el rostro con acento de Viena, que se alzaba como el sol he cocinado un pastel para ustedes, espolvorée el azúcar glas sobre limones, en tu cocina crujimos en taburetes, era estrecho y cómodo de a madres.

Timo

Berger,

cofundador

de

http://timoberger.blogspot.de/, Latinale,

Festival

itinerante

Stuttgart,

Alemania,

de

latinoamericano.

poesía

1974,

AmérikaNOAmérika, Bonobos, 2012 y A cien cuadras del centro y otros poemas, Germinal, San José, Costa Rica, 2012. Daniel

Bencomo,

traductor,

http://cactusverbal.blogspot.mx/,

San

Luis

Potosí, 1980, Lugar de Residencia, Fondo Editorial Tierra Adentro, Ciudad de México, 2010, Morder la piedra, Mantis Editores, Guadalajara, 2009.

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Los incendios no los destruyen. Los incendios : alambre entretejido en forma de rombo : torcido : helicoidal : delimitación de predios y cercos : protección de perímetros no los destruyen : olvídese de poner los horribles vidrios rotos pegados con cemento en su barda no los destruyen : el vidrio no funciona tan bien como una fila de estiletes

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Producido a partir de la apropiación y curaduría de fragmentos de publicidad de empresas dedicadas a la venta de malla ciclónica y otros productos utilizados para cercar todo tipo de terrenos e inmuebles.

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no los destruyen : olvídese de otros sistemas de cielos y muros falsos : al principio y al final de cada cercado : en dos hilos y doble púa : olvídese. Los incendios no los destruyen.

Sara Uribe, @RaraUribe, Querétaro, Querétaro, 1978. Lo que no imaginas, Conarte, 2005; Antígona González, Sur+, 2012 y Siam, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2012.

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I. No es. No. La gravedad que mata. La intención que acalla. La ascensión y el oro dentro de Catedral. No es el proverbio. La entonación del canto. El gallo. La insólita gota que perdura en capelo. No. Brilla la boca, roja, Carmen de cármenes. El rayo que sale entre sí es lo que exige la piedra. Se

levanta

también

él.

Bálsamo

de

Ferabrás

entre

sus

manos. II Carmenta. Luz de sílbido, madera en corte de estaca o pluma salvaje que hiende sobre costado. Carmenta. Escalofrío en la nuca, padecimiento de estancia en terraza nórdica. Sobre las

aguas no había ya huesos, los lobos habían enmudecido a los corderos. Cuerpo celeste donde sobrevive el nombre del hijo. Pisada ligera de las que tuvieron nombre en el verano. Árboles de hojas firmes y frutos breves. Su piel era una montaña, su

sangre, espesa. Los nudillos tocaban las puertas de los mudos. Carmenta. Espejo acuoso frente a diamante negro. La herida sobrevive a toda cura. Taza humeante de ruibarbo. Sobre el mármol helado de la habitación plumas, ave hembra enunciada en rastros. C a r m e n t a. 13


III Manto multicolor sobre cuerpo tendido. Escarcha de sudor y vino. Entre las pisadas ligeras del verano una reliquia de santo. Aurora boreal bajo el brazo. Espejismo del desierto en tierra nevada. Conocido territorio de la infancia.

Come trufas silvestres hasta perder el sentido. Celebración de plegarias, rezo para los ciervos. Aerostático sobre línea metálica hasta alcanzar un punto de

e s a

distancia.

Rocío Cerón, http://www.rocioceron.com/, Ciudad de México, 1972. Diorama, UANL/Tabasco

189,

2012;

Tiento,

UANL,

2010;

Imperio/Empire,

interdisciplinaria y bilingüe, Conaculta, México 2009.

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edición


la palabra alegría no dice salto al centro del charco sol abierto no dice inmersión matutina en tu iris flores de jacaranda arriba y abajo no dice mira ahí está el mar no hunde los pies en la arena cada tanto no sabe al primer sorbo del café de cada día la palabra dolor tendría que prohibirse quien escribe dolor se obliga a aclarar dónde y cuándo y por qué y si irradia punza corta hiede o raspa por adentro o por afuera o ambas o si desemboca por ejemplo en unas ganas locas de /romperse todo contra un muro o en discreta náusea o en el absoluto pasmo del reptil que siente al gato 15


de lo contrario es caligráfico desagüe de la culpa fácil justificación del verso en cambio la palabra cerillo algo tiene de breve y fricativa dos o tres dedos que se unen la palabra fósforo algo dice de incendio pequeñito pero ninguna de las dos explica verbi gratia que: In principio creavit deus caelum et terram. Terra autem erat inanis. Dixitque deus: Produtos tradicionais da Companhia Fiat Lux de fósforos de segurança, há mais de vinte anos fabricando e distribuindo fósforos em todo o Brasil.

Dixit quoque deus: Por la niña, la mitad: salario del menor, menor salario, y en una de esas, si persevera y paga un cursito de dos años se convierte en aprendiz de fosforera. No cualquiera.

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Dixit vero deus: Marca Olho, Pinheiro e Beija-flor. Refratários à humidade do nosso clima traiçoeiro. Tum ait: Además no habla portugués, y el país del que viene quién sabe si existió alguna vez.

Dixit quoque: Confie na mais alta qualidade da indústria suíça.

Atque dixit: ¿Fosfonecrosis? Tonterías. Antimonio, clorato de potasio y alotropías rubicundas del elemento más fundamental. Su hija sólo va a moler un poco de cristal.

Ait etiam: Palitos de embaúba, vários portes. 17


Caixinhas com belos desenhos colecionáveis.

Dixit vero: De ocho a seis. que traiga su comida. o dinero.

Dixitque deus: Fiat Lux: pensando sempre nas nossas meigas e faceiras donas de casa brasileiras.

Paula Abramo, @paulicantropa, Ciudad de México, 1980. Fiat Lux, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2012. Tradujo El Ateneo de Raúl Pompéia y Poema

sucio de Ferreira Gullar entre otros.

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Ser Xipe Tótec, ser Sus sacerdotes. Para sus sacerdotes la epidermis es un mal necesario. Por su miedo a la muerte, por su mala suerte, para sus sacerdotes, las palabras son excrecencias, granos, manchas inevitables del poema. Llaman a desollarlo a desollarte a ti mismo por las buenas, desollar los poemas. Llaman desarrollar a desollar. Ser Xipe Tótec, ser su certeza y sentido, sin corteza de tacto y de sonido. Tener tacto en el verbo está prohibido. Sacerdotes de Apolo, yo qué sé, quieren hacerte Marcias, quieren hacerte San Bartolomé. Vergonzantes y gordos, sordos sus sacerdotes sortean todo lo sucio y lo desoyen. Quieren que se desuellen los jóvenes, los files. Quieren vestir sus pieles. Los sacerdotes viejos, arrugados, vestir sus pieles jóvenes y firmes, y te mandan que firmes, dicen que es lo sensato, que firmemos el trato y que queramos ser sus servilletas rotas. Su retrato. Sus brotes. Ser Xipe Tótec, ser sus sacerdotes.

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Sé que es Micltantecutli quien me arrastra, sé que es él quien me arresta y, con la toga puesta, él mismo ahora me levanta el acta. Una cárcel compacta, el Reclusorio Oriente se muestra de repente como el círculo interno de otra cárcel mayor: El barrio es el infierno. Pero peor. Laberinto de feria, el oriente es de polvo y de miseria: Laberinto estratégico, el círculo interior de la Ciudad de México es su mitad oriente. Un círculo tras otro donde nada se siente, dentro de otro más ancho. Un preso lleva el rancho en tambos de pintura. Es el círculo interno de nuestra cultura. Cultura del infiero. Miclanteculti reina en este emporio, pues dentro del país está el oriente y dentro del oriente el Reclusorio. En círculos concéntricos de aspiraciones rotas, en círculos concéntricos de cemento y de odio, con uniforme y botas de custodio, no sufre, no se alegra. Botas y ropa negra. Sin levantar la voz, cumple de todos modos. Allí Micltantecutli nos espera a todos.

Óscar

De

Pablo,

@OdePablo,

Ciudad

de

México,

1979.

Sonata para manos

sucias, UACM, 2006 y Debiste haber contado otras historias, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2006, El baile de las condiciones, Conaculta, 2011 y Dioses

del México antiguo, Mantarraya, 2012.

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La mesa y nosotros a la luz de la vela; el olor del aceite hacia las paredes como una ola. En la cocina del restaurante, conversación de cuchillos que hacen tiras de carne y verdura – retacería

de

vidas

pasadas,

antes

cuerpecitos

autónomos–

todavía sanguinolenta y pintada de tierra con pequeños tumores donde la vida empujaba por nuevos brazos. Pero se lavan y la sangre y la tierra desaparecen en círculos sobre el lavabo metálico.

Tan

limpio

es

el

metal

de

los

cuchillos

y

los

tenedores con que nos llevamos a la boca trozos de peces de aluminio pulcro, revolcados en harina como en una infantil escaramuza sobre el lodo, y las papas que se hincharon bajo la tierra: nadie quiso sus frutos ni sus ramas ni sus flores. Nadie quiso de los peces los saltos submarinos o el espasmo sobre la arena o sobre la cubierta del barco. Lo verdadero crece desde las profundidades, y ramas y saltos y flores y su menearse con el viento no sirve a nadie, como las hojas del rábano y las cáscaras del huevo. Tampoco precisa la memoria de las

hojas

ni

los

tallos,

sólo

del

bulbo

que

guarda

toda

posibilidad adentro de lo oscuro. “¿Cuál es tu recuerdo más antiguo?” Y la cabeza es más rápida en moverse o las entrañas que tienden hipotéticos pies en una estampida hacia una escena irrecuperable. Pero tengo una memoria excelente y me sé las líneas generales de cualquier historia que haya pasado por mi cuerpo. “Recuerdo que tenía dos años. Mi madre me bañaba y me di cuenta de que yo no era ella. Y tú, ¿qué recuerdas?” “Una 21


imagen borrosa y oscura de mi padre, a veces, amenazante, el sentimiento de su proximidad, y, cuando no lo tenía cerca, la certeza de saber con exactitud en qué lugar de la casa se encontraba.” La

infancia

encierra

correspondencias

irrepetibles,

ritmos de pasos y el rebote de la mirada sobre el pavimento y las banquetas. Nunca las carreras y caídas vuelven a ser tan obedientes a la tierra, ni las piernas tan flexibles en su imantación por el suelo que se conquista a cada paso. Luego son las manos, de adultos, las que nos imantan a la tierra, y las entrañas temerosas las que terminan por resentir más una caída que una rodilla raspada –sangre bicolor hecha lodo con el

polvo–,

miradas,

pero

de

también

otra

esas

forma

manos

que

tiene

se

entrelazan,

que

ver

y

con

las

otras

desconcertantes atracciones gravitacionales. Pero la memoria deja de ser necesaria mientras comemos, la receta olvidada mientras crujen las papas y el pescado sin huesos. Es un plato muy

sencillo,

inmediato

y

transparente:

su

cubierta,

un

disfraz muy ingenuo. “¿Cómo habrá sido este pez antes de ser pescado? ¿Qué luminoso recuerdo tiene de su muerte por aire?” Pero nuestras infancias en otras ciudades, otras formas de nombrar las mismas cosas visibles o invisibles, presentes o desaparecidas,

aunque

te

sigues

llamando

como

te

has

llamado siempre. Todo ha de trozarse –menos nuestro tiempo que es sin cuerpo ni raíces, mar que todo lo revuelve en olas y quietud y abismo y espuma, una presencia inabarcable, no hay principio ni hondura última en el pozo desde donde toda el agua brota– incluso

los

cubiertos sonrisa

y

de

nombres, el ojos

mezcla

cristal grises

de

del

las

también

sonido

botellas se

llena

metálico de y

de

cerveza, se

los y

tu

vacía,

se

escinde, y tus palabras se fraccionan, y otras, las otras, las mías, se trozan hacia otra suerte de alimento, y me invitas de 22


tu plato, y yo de mi cerveza, un poco más amarga que la tuya, y mientras masticamos pienso en cómo has de parecerte a tu padre, como siempre dices, aunque no eres para mí en absoluto una imagen borrosa, oscura, amenazante, es sólo que aquí estás y el sentimiento de tu clara cercanía es también una certeza.

Nadia Escalante, @nadia_nadiae, Mérida, Yucatán, 1982, Adentro no se abre

el silencio, Fondo Editorial Tierra Adentro, Colección La Ceibita, 2010.

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Esto no es una casa es una orilla pespunteos alrededor de un desfiladero de renuncias y manchas en la pared: va más allá de la radiografía: aprendimos a construir verdades a través de las palabras y nos quedaron radiantes: musicales y hermosas. Ahí viene el lobo: injurias y palabras-ladrillo-espuma de rabia: la ira más allá de las elucubraciones esto es una construcción y una herida mientras que el lobo: bosques, mudanzas y persecuciones. Aparece.

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Entre el cielo y la tierra, millones de casas de interés social que no interesan a nadie se construyeron en páramos que se incendian: maizales arrozales algodonales vueltos zurcos. Orillas y renuncias: huecos: —casas arrodilladas— —casas cabizbajas— —casas apachurradas, agachadas— —casas duelen como muñones y miembros fantasma-cuatrocientos millones de viviendas a la intemperie: cuatrocientas millones de heridas supurando: cuatrocientas preguntas entre el cielo y la tierra mientras que el lobo aparece y desaparece.

Maricela Guerrero, @papelcontante, Ciudad de México, 1977. .Peceras, Filo de Caballos, 2013, Kilimanjaro, Mano Santa, 2011, Se llaman nebulosas, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2010 y Desde las ramas una guacamaya, Bonobos-CONACULTA, 2006.

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Una chica desaparece en circunstancias misteriosas: otra chica desaparece y luego otra y otra y otra y otra y otra y otra: no hay motivos de alarma, explica el jefe de la policía: según las estadísticas, es normal que en México algunas chicas desaparezcan. Pero una noche, un cuello, un alarido, unos colmillos ensangrentados: hubo testigos: ¡las chicas han vuelto!: una linterna que se enciende en medio de la oscuridad sólo para iluminar el terror: una estampida de murciélagos: ¡las chicas han vuelto!: rosas dentadas, tarántulas de terciopelo, rojas bocas del infierno: son las mujeres vampiro que del crimen, la muerte y el olvido han vuelto como el karma, como los remordimientos han vuelto, sedientas de sangre y de venganza.

Las chicas han vuelto: una película de Luis Felipe Fabre. Las chicas han vuelto: próximamente en cines.

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Una trágica historia de amor: dos amantes que la muerte separa: una dama fantasma, un poeta desesperado. Un misterio: un poema sobre una trágica historia de amor que encierra las claves de un secreto esotérico: imágenes que se despliegan ante el lector como las cartas de un tarot desconocido ante una adivina atónita: “El sol negro”, “La torre abolida”, “El laúd constelado”, “La noche de la tumba”, “El llanto de la santa”: ¿cómo descifrar esa baraja espeluznante? Muchos lo han intentado, nadie lo ha conseguido… Hasta ahora… Del célebre autor de Las Quimeras, el alucinado poeta que a mediados del siglo xix paseaba una langosta por las calles de París, el inigualable Gérard de Nerval,

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Orpheus Productions trae a la gran pantalla su más enigmático poema:

El Desdichado. Una amada espectral metaforizada como un astro inerte: Helena Bonham. Una sirena que retoza en una gruta simbolista: Julianne Moore. Una reina cuyo beso enciende auroras: Glenn Close. Y Johnny Depp como el tenebroso príncipe de Aquitania: el desconsolado, el viudo. ¡Amor, intriga, ocultismo, crimen, sexo, acción y poesía! ¿Qué significa “La parra donde se alía el pámpano a la rosa”? ¿Qué

peligroso

conocimiento

cabalístico

resguarda

verso? ¿Un tratado de alquimia? ¿Una profecía milenaria? ¿El legado de los rosacruces? ¿La contraseña del infierno? Descúbralo en

El Desdichado: una película romántica y un thriller hermenéutico.

28

ese


Atrévase a escuchar “los clamores del hada”. Atrévase a mirar “el negro sol de la melancolía”. * Selección Oficial / Festival de Cannes Selección Oficial / Festival de Berlín Selección Oficial / Festival de Venecia Selección Oficial / Festival de Sundance Premio del Público / Festival de Guadalajara

Luis Felipe Fabre, @LuisFelipeFabre, Ciudad de México, 1974. La sodomía en

la Nueva España, Pretextos, 2011; y Poemas de terror y de misterio, Almadía, 2013. Escribió los ensayos de Leyendo agujeros, Fondo Editorial Tierra Adentro, 2005; Antologó La edad de oro, UNAM, 2012.

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Mayakovsky recuerda la infancia: camina por el bosque; su padre, el guardabosque, lo guía. Niebla. Los límites, confusos, Vladimiro tropieza. El rocío, su padre y la bruma lo mismo, lo sujetan de la mano; avanzan. El brazo de su padre tropieza con una rama. Escaramujo. Ésta al rostro de Vlady, puntas encajan en su mejilla rosada. Todos los rusos en la niebla, la edad, tienen mejillas rosadas. Sin decir nada, saca las púas de madera. Sangra. Vladimiro nació en Georgia, vivió en Bagdati. Un edificio de dos pisos durante su primera infancia. Piso inferior hacían vino. Llegaban los mujiks, así llamaban los rusos a la niebla (sangrante la mejilla rosada), también a los campesinos, 30


en oposición al proletariado, que llamaban Tovarich, llegaban mujiks jalando carretas llenas de uvas. Pisaban uvas. Vladimiro comía, estrujadas. Las bebía. Vladimiro recuerda, la niebla, olor del mosto fermentando a sus anchas las vasijas de vidrio cubiertas por paja. Vladimiro estudió primeras letras con su madre. Madre enseñaba lo que debía saber un ruso. Mejillas sangrantes por mundo que lo rodeaba. Vladimiro aprendió sin emoción. Mayakovsky odiaba la aritmética. Para qué sumar si lo que sumaba eran peras, manzanas. Las peras y manzanas eran grandes y olorosas. Se daban y se pedían sin trámite. Crecían en árboles del patio. Suma y resta, pérdidas de tiempo. Vladimiro memorizaba poemas de bosques, fauna silvestre: alma rusa. Su padre pedía, antes de morir, que dijera poemas en festividades. Padre, mujik, orgulloso de niño/loro. Lágrimas. Vladimiro no.

(GRANDES

Luis

ATLETAS NEGROS)

Alberto

Arellano,

@eleiarellano,

Querétaro,1976.

Plexo,

Fondo

Editorial Tierra Adentro, 2010 y Bonzo, Quirófano ediciones, 2012. Tradujo

Todo alrededor de lo que se vacía, de Linh Dinh, Mantis editores, 2012; y Una

probada

de

miel,

de

Bob

Flanagan

Cartonera, 2013.

31

y

David

Trinidad,

para

Kodama


Dices que insistir en esto es un error. Siempre lo dices. Entendimos que comer el mismo error, que

comer,

que

cometer

el

mismo

error,

que

insistir,

que

acometer en la monotonĂ­a del error, era lo nuestro, hacerlo un hĂĄbito, habitar el error, despertar en la maĂąana y lavarnos la cara, ir a la cocina, dormir, convivir con el error, con ese mismo error diario, imperceptible. Comer nuestro arroz, con el error, comer el error, ingerirlo, digerirlo, hacerlo nuestro, defecarlo. cantando.

Cuando Cuando

desafines, tropieces,

hazlo hazlo

dos

veces:

vas

a

estar

dos

veces:

vas

a

estar

bailando. Cuando te digo que te vayas lo repito varias veces porque siempre quiero que te quedes. Insistir en esto, dices, es un error, y yo insisto en el error, lo repito, hasta que pierda sentido, hasta que tenga uno nuevo, reluciente como tus zapatos

negros,

un

motivo,

un

leitmotiv,

hacerlo

estilo,

hacerlo un gesto, hacerlo nuestro: hacer el error lo nuestro.

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No me gusta lo fundamental. No me gustan, por ejemplo, las personas con gorrito. ¿Te gustan los gorritos? Una amiga me dijo, de un tipo con el que salía, que su gorrito le daba mucha personalidad. Si me pongo un parche en el ojo, ¿sales conmigo? Me gustaría llenar la ciudad de mantas negras. Tapar edificios enteros con mantas negras. Tapar a políticos enteros con

mantas

negras.

Agregarle

misterio

al

misterio

que

le

falta. Volver el día una funda. Comprarme un gorrito. Comprar cien

gorritos.

Comprar

cien

mil

gorritos.

¿Crees

que

le

vendría bien a nuestra relación, llegados a este punto y dadas las circunstancias, un gorrito? También podríamos ponerle un parche. llenarla

Agregarle toda

de

misterio palomas:

al

misterio

quitarle

la

que funda,

le

falta.

quitarle

O lo

mental.

Alejandro Albarrán, @TPLimitrofe, Ciudad de México, 1985. Ruido, Bonobos, 2012. Conduce La Rara radio en Nofmradio.

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When I was young Timo Berger Malla ciclón Sara Uribe Somos un punto de esa distancia Rocío Cerón En memoria de Anna Stefania Lauff, fosforera Paula Abramo Xipe Tótec Mictlantecutli Óscar De Pablo

Fish & chips Nadia Escalante

Lo que no es Casa en la orilla Maricela Guerrero Trailer 1 Trailer 2 Luis Felipe Fabre Lo que un hombre debe aullar antes de lanzarse al vacío Luis Alberto Arellano

Dices que insistir en esto es un error No me gusta lo fundamental. No me gustan, por ejemplo Alejandro Albarrán

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