La sostenibilidad energética y la ética
III. El reto de un futuro sostenible en una sociedad dependiente del petróleo El uso de la energía en Puerto Rico puede dividirse en tres grandes sectores: transportación, energía eléctrica y procesos industriales, en los cuales la dependencia de derivados de petróleo está entre 90 y 95%. La gasolina como combustible domina el sector de la transportación. En la capacidad instalada para generación de energía eléctrica, el petróleo domina con aproximadamente un 79% seguido del gas natural y carbón con aproximadamente 20% entre ambos, y cerca del 1% de energía hidroeléctrica. Esta dependencia de combustibles fósiles tiene un gran impacto social y ambiental. Puerto Rico tiene un área de 3,435 millas cuadradas. Con una población aproximada de 3.8 millones de habitantes, y 3,015,227 vehículos de motor las emisiones per cápita de los puertorriqueños son 230% mayores que el promedio per cápita del resto del mundo, y 333% mayores que el promedio en América Latina (EPA, 2008). La perspectiva tradicional de igualar el uso de energía con el desarrollo económico de una Isla como Puerto Rico es insostenible. La dependencia y uso intensivo de combustibles fósiles, sin tener ninguno de esos combustibles disponibles localmente sugieren que en Puerto Rico se vive de forma insostenible, consumiendo más recursos de los que físicamente se producen en la Isla. A nivel normativo, la legislación local ha intentado integrar referentes, estándares y criterios necesarios para fundamentar las prácticas que adelanten el desarrollo sostenible. Por ejemplo: ―La estrategia de desarrollo sostenible de Puerto Rico debe reconocer la necesidad de una nueva visión que tome en consideración el ambiente y los recursos naturales que le sirven de base: en particular, en lo relacionado al uso de tierras y el recurso agua, la transportación, la producción de energía; el manejo de los desperdicios sólidos y líquidos; y el manejo de nuestra zona costera. Debemos apoyar que nuestro desarrollo económico continúe, pero en forma sostenible, para asegurarnos de que el costo de ese desarrollo no sea la excesiva degradación y destrucción del ambiente y los recursos naturales o la injusticia social‖.
Esta es la ley número 267, Ley sobre Política Pública de Desarrollo Sostenible, firmada el 10 de septiembre de 2004. De dicha Ley se puede identificar la definición de sostenibilidad de la ONU (mencionada anteriormente) como el paradigma sugerido para Puerto Rico. Sin embargo, es importante adaptar tal
ETHOS GUBERNAMENTAL
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