Vilardevoz csic compilacion

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Editorial ISBN Esta publicación se realizó con el apoyo de la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la UdelaR.

Facultad de Psicología Comisión de Referato:

Diseño de tapa: María Noel Givogre mail: mgivogre@gmail.com

Corrección: Maria Eugenia Viñar

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A los participantes de Radio Vilardevoz y a todos los que se sienten extranjeros en la tierra de los cuerdos...

Agradecimientos: Al equipo de Radio Vilardevoz por creer que es posible... A María Viñar por su atenta lectura A María Noel por el diseño de tapa A Mónica, Alejandra, Lourdes y Nati por estar aún en la distancia

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Prólogo

La siguiente publicación surge de la necesidad de colectivizar algunas producciones en torno a la problemática de la locura y la salud mental en nuestro país.

Este libro, en la “época del abando del loco” como bien señala Agustín Cano, pretende dar cuenta cómo es posible instalar dispositivos que den visibilidad a lo invisible, a lo olvidado, a lo callado. Ser una radio, “ponerle una antena a la locura”, como dijera una vez un participante de Vilardevoz, es más que un acto simbólico, es instalar formas de hacer y de pensar lógicas de cuidado y de contención, alternativas a las existentes, ante tanto desamparo. Dar cuenta de las condiciones de posibilidad de prácticas instituyentes, como las llevadas adelante por este colectivo autogestionado por participantes, egresados, docentes y estudiantes, es producir conocimiento acerca de los procesos y las prácticas de resistencia en experiencias de autogestión como nos muestra Victoria Evia. Por otra parte, el equipo de investigación conformado por Noelia Correa, Natalia Rodríguez, Martina Celiberti, Tamara Tábarez y Belén Itza nos demuestra que es necesario conocer, describir, sistematizar los dispositivos capaces de sostener un proyecto comunicacioal y participativo que tiene como objetivos incidir a la vez en el diseño de politicas de inclusión social y de alternativas a nivel del trabajo en el campo de la salud mental. A su vez, poder analizar los impactos que se genera a nivel subjetivo en los que participan en Vilardevoz, es dar luz sobre la importancia que aún tiene para las personas pertenecer a espacios de referencia que devuelvan la importancia del encuentro y del reconocimiento. En ese sentido es pertinente introducirnos en la “función del otro” cuando estamos en el terreno de la “enfermedad mental”. Lugar fundamental a la hora de pensar cómo contribuir a cambiar los imaginarios sociales en torno a locura y la enfermedad tal como lo trabaja Andrés Jiménez al preguntarse si la locura está en el aire.

Para terminar, hemos seleccionado dos trabajos de estudiantes que realizaron su práctica preprofesional en Radio Vilardevoz. Los trabajos de Fiorella Piazza y Alicia Migliaro nos dan muestra de la riqueza de los aportes que se pueden generar desde la Universidad con trabajos que sistematicen concepciones y marcos referenciales para que los propios 3


colectivos puedan seguir pensando y transformándose.

Queremos destacar que los autores además, tienen en común, ser universitarios comprometidos con la temática de la autonomía, el cooperativismo, la locura y la lucha de los derechos humanos de los llamados “pacientes psiquiátricos”. También que han demostrado tener capacidad para cuestionar y cuesitionarse e ir en busca de aquellas cosas que nos ayuden a comprender qué hacemos, cómo y a qué puede contribuir lo que hacemos, lo que investigamos. Ha sido un honor haberlos convocado para realizar este sueño de mostrar algo de lo realizado, de lo producido, de lo hallado por ellos durante estos años de trabajo intenso. Ellos han sido compañeros de camino y una vez más me llena de orgullo y alegría haber realizado algo juntos.

Cecilia Baroni, abril del 2011.

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Notas para una genealogía del manicomio en Uruguay. Lic. Psic. Agustín Cano

“Dime tú: ¿Cuál es mejor? ¿Conciencia de visionario Que mira en el hondo acuario Peces vivos, Fugitivos, Que no se pueden pescar, O esa maldita faena De ir arrojando a la arena, Muertos, los peces del mar?”

Antonio Machado

Presentación:

El presente trabajo fue realizado a partir de fragmentos del proyecto “Costruzione partecipativa di una proposta di cooperativa di abitazione per persone internate presso gli istituti psichiatrici di Montevideo” (Tesis de graduación del Master en “Costruzione e gestione dei progetti nel sociale”, LUMSA –Università, Roma, 2007). Como lo dice el título, se trata de algunas notas dispersas acerca del proceso histórico del manicomio en Uruguay. La realización de un trabajo profundo y sistemático de genealogía del tratamiento que históricamente la sociedad uruguaya ha dado a su locura y sus locos, es una cuenta pendiente en la comunidad académica nacional, particularmente necesaria en el actual contexto de transformación del sistema de salud mental en nuestro país.

La Salud Mental en Uruguay: situación actual y proceso histórico

El sistema de salud mental del Uruguay no ha logrado aún superar el peso que en él tiene el modelo de institucionalización en manicomios de las personas con sufrimientos psíquicos caracterizados como problemas de salud mental. Este modelo genera cronificación de los cuadros psicopatológicos, violencias múltiples tanto para las personas internadas como para los trabajadores de estos centros hospitalarios, 5


marginación social de las personas internadas así como graves violaciones a sus derechos humanos, tal cual ha sido demostrado por estudios de organismos de derechos humanos nacionales y extranjeros1. Actualmente en Uruguay hay unas mil personas internadas en instituciones psiquiátricas, una cifra que equivale a tres personas cada diez mil habitantes.2 Casi novecientas personas están internadas en las llamadas “Colonias de Alienados” (“Colonia Etchepare” y “Colonia Santin Carlos Rossi”) ubicadas en un espacio de 372 hectáreas a 70 kilómetros de Montevideo. Más de cien personas están internadas en el Hospital “Vilardebó”, histórico manicomio de la ciudad que ha sido reestructurado y actualmente es sobre todo un hospital para internaciones breves para pacientes en episodios agudos. No obstante ser muy alta, esta cifra representa el mínimo histórico desde que existen registros. En 1950, por ejemplo, la cantidad de personas internadas en manicomios eran 18 de cada diez mil habitantes (una cifra que se encuentra entre las más altas de la época: en 1950 Uruguay no solamente era campeón del mundo en fútbol). A partir de entonces, la población manicomial uruguaya ha decrecido considerablemente hasta alcanzar las cifras actuales en el año 2000. 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 1879

1890

1910

1950

1960

1970

1980

1992

2000

2005

- Evolución de la población manicomial del Uruguay 1879-2005 (0/ooo)3 1

Ver por ejemplo el informe de Mental Disability Rights International: “Human rigths and mental health Uruguay (Washington DC, 1995) o el Documento de la Comision Asesora Técnica Permanente del Programa Nacional de Salud Mental: “Salud Mental en la emergencia social y en el nuevo modelo asistencial. Documento Programático” (Montevideo, 2005). 2 Esta cifra no incluye a personas internadas en el Hospital “Piñeiro del Campo” (de personas ancianas), ni a las internadas en las llamadas “Casas de Salud” de gestión privada, donde se presume se encuentran internadas al menos otras mil personas más. 3 Gráfica elaborada en base a datos extraídos de: Ginés, A; Porciuncula, H; Arduino, M (2005); “El Plan de Salud Mental veinte años después”, en: Revista de Psiquiatría del Uruguay, Vol. 69, 2, Montevideo,

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Las causas de esta pronunciada disminución de la población manicomial ocurrida en los últimos 40 años son numerosas. En primer término se debe considerar que esta misma tendencia se ha registrado más o menos en el mismo periodo en casi todos los países en que existían grandes manicomios. Fue en la Europa de la posguerra, en el contexto histórico de la reconstrucción de los países destruidos por el conflicto bélico, cuando nacieron las primeras experiencias alternativas al manicomio, así como las primeras construcciones teóricas sobre estas experiencias. Entre las transformaciones propias de este período cabe mencionar las experiencias de las Comunidades Terapéuticas en Inglaterra, la experiencia francesa inaugurada luego de la apertura del manicomio de Saint-Albain, y la experiencia italiana de Ancona, que a pesar de ser interrumpida en aquel momento, constituye un antecedente (incluso anterior a Gorizia y Trieste) del movimiento de renovación que, bajo el impulso del grupo de Franco Basaglia, algunos años más tarde logró la aprobación de la histórica Ley 180/1978 que abolió los manicomios en Italia.4

Esta tendencia internacional se manifiesta en Uruguay algo tardíamente, y de modo singular. Para comprenderlo, es necesario analizar el contexto histórico social en que se dieron los procesos de crecimiento y disminución del encierro manicomial en Uruguay.

Si se analiza la línea de mayor crecimiento de la población manicomial uruguaya (del año 1879 al 1950) se puede observar que la misma coincide con el período que José Pedro Barrán llamó “período de 'disciplinamento” de la sociedad uruguaya, describiendo con este término la profunda transformación cultural ocurrida como parte del proceso general de modernización económica y político-institucional del país (Barrán, 1992). La creación de los manicomios más grandes del Uruguay coincide de hecho con la universalización del acceso a la educación primaria. Paralelamente, el debate universitario entre espiritualistas y positivistas se resuelve a favor de estos últimos, y la Universidad comienza a dejar atrás su viejo ordenamiento y comienza a desarrollar la investigación científica y las profesiones modernas.

diciembre 2005. En la actualidad, las cifras constatadas para 2005 no han variado sustancialmente. 4 Junto a estas experiencias se fue consolidando un nuevo sentido común en cuanto a la atención en salud mental, que también se expresaría en la Conferencia de Alma Ata en 1978, en los movimientos de “Antipsiquiatría” y “Psiquiatría Democrática” de los años '70, y más cercano en el tiempo, en la Resolución 46/119 de las Naciones Unidas en 1991.

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El término “disciplinamento”, como punto de inflexión en la historia de la sensibilidad en el Uruguay, describe entonces un complejo proceso de transformaciones culturales, éticas y subjetivas, que entre otras cosas implicó la institución de la razón como fundamento del sujeto político naciente (el ciudadano) y como necesidad del nuevo esquema económico-productivo (obreros calificados capaces de responder a las necesidades de la industrialización de la economía). En el contexto histórico de institución de la razón como fundamento del nuevo orden social la locura no tiene espacio: ésta significa el cuestionamiento del nuevo orden de las cosas. La locura será entonces peligro y amenaza, y será encerrada. Este es el punto de partida del nacimiento, desarrollo y auge del manicomio en Uruguay, y será con el agotamiento de este período que comenzará la progresiva disminución de la población manicomial: en Uruguay, como en todas partes, la función “médica” del manicomio vehiculizó su función política histórica. Cuando la institución manicomial comenzó a fracasar en la respuesta al encargo por el cual fue creada, se activó el proceso de reconfiguración de las instituciones totales, donde el encierro sistemático fue perdiendo terreno frente a otros mecanismos de disciplinamiento, control y modelación social.

Retomando el analisis de la evolución histórica de la población manicomial uruguaya, es importante considerar que su disminución se ve fuertemente acelerada en los años 90', cuando arriba a una media de decrecimiento del 6% anual, casi triplicando la media de 2,5% de los precedentes 25 años. Durante la década del '90 las puertas del manicomio parecen abrirse con mucha facilidad.

Este período en que la media de decrecimiento de la población manicomial se ve fuertemente asentuada coincide con un período en el cual se opera a nivel latinoamericano una fuerte re-organización institucional del Estado mediante reformas promovidas por organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Así, en el marco de las concepciones y transformaciones implusadas por dichos organismos, el manicomio es también resignificado, y pasa a concebirse como un establecimiento “pesado” cuyo costo económico es demasiado alto para el Estado. En este contexto comienza a aplicarse la política de “rápido egreso” de los pacientes de las instituciones psiquiátricas, fercuentemente de la mano de una retórica progresista de crítica al manicomio como institución represiva. Sin embargo, esta política no fue acompañada por el desarrollo de 8


estructuras y equipos de salud mental a nivel territorial, ni por suficientes programas de asistencia y prevención capaces de acompañar y favorecer el proceso de reinsersión social de las personas internadas. En síntesis, en este período se abren las puertas del manicomio sin generar una alternativa terapéutica y social a la reclusión manicomial.

Las consecuencias de este hecho son graves: la disminución de la población manicomial ha significado demasiado a menudo la reproducción del mismo modelo de exclusión y abandono, ahora fuera del manicomio. El resultado es que en la actualidad se ha arribado a un índice de 50% de reingreso anual en el Hospital Vilardebó, al tiempo que también ha aumentado el número de pacientes psiquiátricos en situación de calle.

La investigadora Alicia Stolkiner ha estudiado la presencia de este fenómeno en diferentes países de América Latina, vinculándolo al aumento de la marginalidad social y a las ya mencionadas transformaciones en las instituciones del Estado. Según Stolkiner: "Es en este contexto que el establecimiento manicomial resulta insuficiente en sus objetivos de origen: dar un lugar definido al "no trabajo". La marginalidad desborda sus posibilidades. Si el manicomio cumplió la función de recordar a la sociedad que había un lugar de contención a la locura, la diversidad y la marginalidad; si legitimó la negación de los más elementales derechos para quienes fueran recluidos en él, si el amparo de la institución psiquiátrica permitió formas de represión agresivas que no herían la sensibilidad social (...) puede decirse crudamente que los asentamientos humanos irregulares son los manicomios el la época. El lugar de los marginados, de los excluidos. Allí, y al desamparo de las calles, serán devueltos los internos. (...) El dispositivo manicomial quizás se independiza de su establecimiento y se traslada al conjunto de la sociedad con respuestas técnico-disciplinarias y represivas" (Stolkiner, 1994).

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En resumen, a cuenta de una suerte de historia de la salud mental en Uruguay, se podría aventurar la existencia de al menos dos períodos históricos claramente distinguibles en cuanto al tratamiento que la sociedad uruguaya ha dado a su locura y a sus locos durante el siglo XX5:

a) Un primer período que podría llamarse “de encierro del loco”, el cual coincide con el período histórico que va de la época del “disciplinamento” hasta el comienzo de la crisis del Estado de Bienetar (1879-1959). b) Un segundo período que podría nombrarse como “de abandono del loco”, que se inicia a partir de la crisis del Estado de Bienestar y llega, a grandes rasgos, hasta la actualidad.6

Naturalmente, estos dos períodos no son lineales, puros, ni siquiera exactamente secuenciales, pero de todos modos sirven para describir dos tipos de respuesta claramente diferenciables que constituyeron respuestas hegemónicas en diferentes contextos históricos.

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Es necesario complementar este esquema con una suerte de “prehistoria” del manicomio en Uruguay, caracterizada por la transición de un dominio de la Iglesia sobre las instituciones que conformaban algo así como “proto-manicomios”, hacia -proceso de secularización mediante- un dominio estatal y médico del campo. Esta “prehistoria” manicomial, está caracterizada por una fuerte crueldad y aplicación de violencias físicas sistemáticas a los internos. Al describir estas instituciones José Pedro Barrán apunta: “El método seguido era 'el del palo'; los sirvientes daban tales 'trenzazos' a los locos que con frecuencia les fracturaban algún miembro; el jardinero, al loco que hacía trabajar como ayudante, 'lo ataba de los testículos, suspendiéndolo, colgándolo de los árboles y sumergiéndolo en un estanque'. El panorama se completaba con la existencia de dos piezas con pavimento de granito destinada a los furiosos. En una de ellas había un cepo con 6 agujeros para 3 enfermos y en la otra una de 10 agujeros para 5. Los cepos estaban separados de la pared lo suficiente para dar lugar a entrar y sacar los excrementos. Las personas se llagaban a los pocos días. Hubo personas que permanecieron en los cepos hasta 8 años” (Barrán, 1992). Y analiza más adelante Barrán: hay una “identidad de los procesos mentales y sensibles en los locos y sus cuidadores. Violencia y hasta fiesta se alternaban, siendo probablemente mayor la cuota de la primera. Al loco se lo trataba como a un inferior, pero no se le juzgaba desde la Ciencia, como se hizo en el Novecientos” (Barrán, 1992). Con el logro de la hegemonía médica en el control de estas instituciones fruto del avance del proceso de “medicalización de la sociedad” y secularización del Estado, estos “proto-manicomios” dan lugar al manicomio como lugar de cuidado y cura de los locos, que en el presente análisis llamamos la “época de encierro del loco”. En los últimos años, y con particular intensidad en la actualidad, asistimos a un contexto en el cual desde el Ministerio de Salud Pública y la Administración de Servicios de Salud del Estado se busca avanzar en la reforma del sistema de Salud Mental, activando diferentes iniciativas a nivel legal y organizacional, con el objetivo de abordar los problemas existentes a nivel de cobertura, financiamiento, accesibilidad y modelo de atención. Es aún prematuro realizar un análisis del contenido y alcance efectivo de estas transformaciones en curso, y mucho menos su impacto, como para determinar si logran constituir en los hechos concretos un cambio de modelo superador del encierro y el abandono. En el capítulo final de este trabajo se realiza un breve análisis sobre las perspectivas al respecto.


a) La época “de encierro del loco” significó una época de violencia social y psiquiátrica sobre un gran número de personas. Pero más allá del numero de personas internadas, lo que interesa pensar de este período es el hecho de que su misión manifiesta era la de “rehabilitar”, la de “recuperar” a la persona loca para la civilización (sociedad de ciudadanos) y para el esquema económico productivo naciente. Es cierto que el manicomio significó en esta época (y en todas las épocas) un instrumento de disciplinamiento (en el sentido foucaultiano del término), pero al mismo tiempo en este período el Estado se hacía cargo del “cuidado” del loco: la reclusión era al mismo tiempo disciplinamiento, control social y cuidado, violencia y contención.

Si se observan las condiciones de los manicomios uruguayos de entonces se puede apreciar una calidad edilicia y logística que hoy parece inconcebible. El manicomio era el lugar del “no trabajo”, pero con la misión de recuperar a la persona para el trabajo. Dentro de las instituciones psiquiátricas había huertas, talleres de carpintería, de talabartería, espacios para hacer deporte, y hasta que la dictadura militar uruguaya lo destruyera, el Hospital “Vilardebó” tuvo incluso un quirófano dotado de tecnología avanzada y un teatro en excelentes condiciones. Esta reseña está lejos de constituir una suerte de “tributo al manicomio” o “nostalgia manicomial”. El manicomio ha sido siempre algo terrible, pero es importante comprender el cambio de sus diferentes significados históricos ya que es en estas transformaciones en que se encuentra la clave de análisis de la realidad actual sobre la que se pretende actuar.

b) El período “de abandono del loco” es en cambio un período aún más contradictorio y difícil de comprender, ya que frecuentemente la idea de intensificar la salida de las personas internadas del manicomio luego de muchos años de institucionalización y sin una propuesta de reinserción social y laboral ha sido sostenida, como fue dicho, desde un aggiornamiento discursivo y una retórica progresista. Es importante entonces confrontar los discursos con las prácticas y observar qué cosa ha sucedido en general, y lo que en general ha sucedido en los últimos años es el aumento de los pacientes psiquiátricos en situación de calle y el deterioro de las condiciones edilicias y de atención de las instituciones psiquiátricas.7 7

Este juicio, válido para la generalidad del fenómeno que se analiza, corre los riesgos de toda generalización, por lo que pudiera empañar, omitir o relativizar las numerosas y valiosísimas experiencias de trabajo con pacientes psiquiátricos que en el mismo período han surgido o se han consolidado. Estas experiencias surgieron inicialmente al calor del esfuerzo creativo de equipos y espacios de la Universidad, de algunas ONG, intendencias municipales y de entidades nucleadas en el Programa Nacional de Salud

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Es éste el núcleo de problematicidad central a considerar: mientras la época “de encierro del loco” se proponía la rehabilitación de la persona internada, la época “del abandono” se propone eliminar las crisis agudas mediante la intervención psicofarmacológica. En la época “del encierro” el loco es alguien a “recuperar”, el Estado se debe ocupar de su locura y transformarlo en “ciudadano”, esto es, alguien capaz de comprender sus derechos y deberes y de trabajar. En la época “del abandono” el loco es en cambio un costo demasiado alto para el Estado, es el mercado en tanto regulador natural de la vida social y de toda actividad humana quien deberá encargarse también de la cuestión de la salud, y entonces el loco será abandonado en las calles y los cantegriles. La época “del encierro del loco” era encierro y contención. La época “del abandono” es solamente abandono, sálvese quien pueda.

Habiendo analizado cómo la población manicomial uruguaya ha disminuido hasta arribar a su mínimo histórico, se debe observar ahora el hecho de que desde el año 2000 hasta la actualidad esta tendencia a la disminución se ha detenido y la tasa se ha mantenido estable en torno a la cifra de tres personas cada diez mil habitantes. Parecería que la disminución de la población manicomial arribó hasta el encuentro de un nuevo equilibrio pautado por la readecuación de la institución manicomial. En este equilibrio el número de internados difícilmente podría disminuir (fruto de la dinámica de reingreso permanente a falta de una inserción social de la persona que egresa del manicomio) ni aumentar (dada la política de atención de episodios agudos y rápido egreso, disminución del numero de camas de internación, así como algunas iniciativas de reinserción exitosas).

Perspectivas:

Thomas Szasz dijo una vez que “el principio vital para el animal predador que habita en la selva es matar o ser muerto. Para el predador humano que habita en la ciudad este principio es estigmatizar o ser estigmatizado. La supervivencia del hombre depende del lugar que ocupa en la sociedad, es por esto que debe mantenerse a si Mental, y algunas han sido en los últimos años apoyadas a nivel gubernamental. No obstante, la profundidad de las acciones de gobierno aún está lejos de generalizar una alternativa al modelo existente capaz de incidir estructuralmente en la situación planteada. Asimismo, cabe mencionar que en los últimos años se han realizados mejoras en las condiciones edilicias, pero las mismas no han alcanzado a todas las instituciones, o a todas las secciones de todas las instituciones.

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mismo como miembro aceptado del grupo. Si no logra hacerlo, si en cambio permite ser clasificado en el rol de la víctima propiciatoria será expulsado del orden social y será etiquetado. Hemos ya visto cómo ha sido aplicada esta norma en el Medioevo, la Edad de la Fe, y cómo se aplica en el mundo moderno, la Edad de la Terapia” (Szasz, 2006). El manicomio es ante todo una relación social. La lógica manicomial no desaparece con la desaparición del manicomio. De algún modo, desmanicomializar implica fundamentalmente concebir modelos de convivencia superadores del “canibalismo simbólico”. Es posible que “las víctimas propiciatorias” en la actualidad se estén trasladando hacia los jóvenes pobres clasificados-estigmatizados-hiperintervenidos y encerrados como “menores infractores”. La lucha anti-manicomial debería ser una lucha contra la lógica manicomial, allí donde ésta encuentre terreno propicio para fijarse, nacer y recrearse. Esto debiera ser una premisa orientadora de las perspectivas teórico-técnicas de los movimientos de desmanicomialización, de las psicologías a nivel comunitario, de las políticas de salud mental, y de la formación de los trabajadores de la salud.

Asistimos en la actualidad a un fermental momento de transformación del sistema de salud uruguayo, y en particular del sistema de salud mental. La profundidad, alcance, y poder instituyente de estas transformaciones está aún por verse. ¿Podrán estas transformaciones afectar no solamente los planos del financiamiento y la cobertura y transformar también el modelo de atención? ¿Podrán superar la mera descentralización de estructuras y afectar también los modelos terapéuticos en juego?(Bianchi, Cano, Evia, Rodriguez, 2010). ¿Podrán sentar las bases de una alternativa concreta al encierro y al abandono? En cualquier caso, será fundamental en ese proceso la capacidad organizativa, de movilización y propuesta de los colectivos comprometidos con la generación de alternativas políticas, académicas y terapéuticas al modelo asilar. En la medida en que estos colectivos logren configurar un movimiento con potencia instituyente, en el interior de sus prácticas por cierto, pero también con aspiraciones de generalización y movilización, estará la posibilidad de llevar las reformas en curso más allá del plano legislativo. Franco Basaglia dijo una vez: “en el fondo, nosotros sólo representamos un momento de enlace entre lo que está a punto de desaparecer y lo que todavía tiene que nacer”. 13


La realización de una genealogía del proceso histórico del manicomio y la salud mental en Uruguay, es una tarea necesaria para contribuir a comprender el presente, relativizar sus verdades naturalizadas, y forjar aquello que “todavía tiene que nacer”.

Bibliografía •

Barrán, JP (1992); “Historia de la sensibilidad en el Uruguay”, Banda Oriental, Montevideo.

Barrán, JP (1992); “Medicina y sociedad en el Uruguay del Novecientos”, Banda Oriental, Montevideo.

Basaglia, F (2005); “L'utopia della realtà”, Einaudi, Torino.

Bianchi, D; Cano, A; Evia, V; Rodriguez, N (2010) Proyecto de investigación “Inclusión social y Salud Mental. Análisis de las condiciones de accesibilidad a los servicios de Salud Mental en el caso del Centro de Salud de Jardines del Hipódromo”, Comisión Sectorial de Investigación Científica, Universidad de la República.

Cano, A (2007); “Costruzione partecipativa di una proposta di cooperativa di abitazione per persone internate presso gli istituti psichiatrici di Montevideo”, Tesis de graduación Master en “Costruzione e gestione dei progetti nel sociale”, LUMSA –Università, Roma.

Comision Asesora Técnica Permanente del Programa Nacional de Salud Mental (2005); “Salud Mental en la emergencia social y en el nuevo modelo asistencial”, Documento Programático 2005.

De León, N; Bibbó, L; Cano, A; Colina, A; Davyt, F; Rial, V (2003); “Condiciones de vida y redes de pacientes psiquiátricos en situación de calle”, en: “VI Jornadas de Psicología Universitaria”, Editorial Psicolibros, Montevideo.

Fouclault, M (1992); “Historia de la locura en la Época Clásica”, TI y TII, Fondo de Cultura Econòmica, Mexico.

Ginés, A (1998); “Desarrollo y ocaso del asilo mental en el Uruguay”, Revista de Psiquiatría del Uruguay, Vol.62, No 2, octubre 1998.

Ginés, A; Poreciúncula, H; Arduino, M (2005); “El Plan de Salud Mental veinte años después”, Revista de Psiquiatría del Uruguay, Vol. 69, 2, diciembre 2005.

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Ginés, A; Aeduino, M (2002); “Noventa años de la Colonia Etchepare”, Revista de Psiquiatrìa del Uruguay, Vol.66, No 2, diciembre 2002.

Mental Disability Rights International (1995); “Human rigths and mental health Uruguay”, Washington DC

Stolkiner, A (1994); “Tiempos 'posmodernos', ajuste y salud mental”, en: Saidon, O (1994); “Políticas en Salud Mental”, Lugar, Buenos Aires.

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Szasz, T (2006); “La fabricación de la locura”, Kairòs, Barcelona.


Etnografía en Radio Vilardevoz: representaciones sociales sobre la locura y prácticas de resistencia. Lic. Antrop. Victoria Evia

Resumen

El presente trabajo reflexiona sobre el padecimiento mental y algunas particularidades teórico – metodológicas de su abordaje desde la Antropología. A partir de una etnografía realizada durante el año 2009 en la Radio Vilardevoz, se busca acceder a las representaciones sociales que sus miembros tienen sobre la locura, tanto a nivel discursivo como de las prácticas realizadas y los valores que las sustentan. La Radio Vilardevoz es un dispositivo de comunicación radial participativo que funciona en el Centro Diurno (hospital de día) del Hospital psiquiátrico T.H. Vilardebó (Montevideo, Uruguay). El colectivo que lo lleva adelante está conformado por personas que estuvieron internadas en dicho Hospital, por padecer algún tipo de enfermedad mental y por un equipo de técnicos (la mayoría de ellos psicólogos). En el 2009 el proyecto cumplió 12 años. Realizan semanalmente una transmisión radial donde los pacientes psiquiátricos o ‘locos’ toman la voz y legitiman sus concepciones sobre lo que implica la locura. Planteamos que el colectivo Radio Vilardevoz proporciona al sujeto una red de anclaje social y atributos identitarios que lo nutren de sentido social a la vez que genera una praxis de resistencia a las concepciones estigmatizantes sobre la locura.

Palabras clave: Etnografía, Locura, Representaciones sociales

Introducción

Esta ponencia surge a partir del trabajo “Porque necesito de vos para poner mi voz al aire. Etnografía en Radio Vilardevoz: representaciones sociales sobre la locura y prácticas de resistencia.” El mismo fue presentado en Febrero de 2010 por la autora como tesis de grado de la licenciatura de Antropología Social y Cultural en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República. El trabajo de 16


campo fue realizado en Radio Vilardevoz desde Febrero a Diciembre de 2009 mediante el método etnográfico. La Radio Vilardevoz es un dispositivo de comunicación radial participativo que funciona en el Centro Diurno (hospital de día) del Hospital psiquiátrico T.H. Vilardebó. El Hospital T.H. Vilardebó, ubicado en la calle Millán 2515 de la ciudad de Montevideo (Uruguay), fue inaugurado en 1880 bajo el nombre de Manicomio Nacional, cambiando su nombre en 1910 (Casarotti 2007). Es el principal Hospital Psiquiátrico Público, ubicado en la capital, y está asociado inevitablemente a ‘la locura’ en nuestro país. En este artículo se reflexiona sobre las particularidades del método etnográfico para abordar la cuestión del padecimiento mental, se describe someramente el proyecto Radio Vilardevoz y se profundiza sobre el funcionamiento del espacio de la Fonoplatea como lugar de encuentro con otros y sobre las representaciones que los participantes de dicho proyecto tienen sobre la locura, la salud y la enfermedad.

Abordar el padecimiento mental desde la antropología: el método etnográfico

La tarea etnográfica ha consistido en la apertura al dominio cultural en el que viven los individuos que presentan síntomas, los entienden y los interpretan (Martínez Hernández 1998). Entendemos con Dalmolin y da Penha Vasconcellos (2008) que la Antropología puede contribuir a ampliar la comprensión del padecimiento mental, ayudando a aprehender los códigos, modos de vida y estrategias adoptadas por los informantes, así como romper con los preconceptos y miradas ingenuas. Partiendo de una posición epistemológica que supone que la realidad es interpretada y decodificada constantemente por el investigador (Geertz), se asume también que tanto la mirada como la escritura del mismo están conceptualmente determinadas. “Ver es ya captar significaciones, pero significaciones que permiten varias escrituras, y sobre todo varias lecturas.” (Ghasarian 2008:19). Esto nos remite al problema gnoseológico de la posibilidad del conocer al otro. “El conocimiento antropológico justifica su discurso desde la inmersión en el mundo del otro.”(Gaboriau 2008:92 en Ghasarian 2008). Observación participante, estudiar desde el interior, estudiar el punto de vista del otro. Más allá de los matices que cada investigador pueda adoptar en el continuum observación-participación y del juego entre los puntos de vista emic y etic, “El otro está siempre más allá del discurso para dar cuenta de él.” (Gaboriau 2008:93 en Ghasarian 2008). A pesar de ello, es en este ‘estar 17


en carne y hueso’ por un período prolongado que la etnografía, integrando la subjetividad inherente al proceso de comprensión antropológica, puede aportar una mirada crítica a partir de la observación directa, deconstructora del sentido común y de las naturalizaciones.

“La mirada etnográfica puede entenderse como la posición epistemológica y también social que posibilita las nuevas narrativas desde un “estar entre” (Zwischen) y que, a la vez, ofrece un escenario de recuperación de identidades perdidas o dañadas o de la invención de otras nuevas.” (Correa Urquiza et al. s/f:24).

La elección por este método de investigación, parece pues la vía regia de acceso al abordaje de las representaciones sociales sobre la locura privilegiando el punto de vista de los considerados ‘locos’, ‘pacientes psiquiátricos’ o ‘usuarios de los servicios de salud mental’. En esta etnografía se adoptaron distintas estrategias metodológicas a lo largo del trabajo de campo: observación participante de diferentes espacios de la radio, principalmente de la transmisión en vivo con Fonoplatea abierta al público; entrevistas en profundidad con participantes y técnicos, relevamiento documental tanto en prensa como de archivos personales, participación en instancias de ‘participación exo-colectivo’. Como parte de la ‘negociación’ en la conformación del rol de investigadora en dicho campo, termino adoptando un rol más activo dentro del ‘equipo técnico’. El estar inscripta de este modo exigió un análisis metódico de la implicación en el campo. Para Althabe la práctica de investigación es un componente del campo social y en tanto tal se trata de interpretar lo que ella produce. El análisis de la implicación consistiría en que el investigador pueda establecer una convergencia entre su lugar en el espacio social y simbólico local y su producción intelectual. “la implicación es el horizonte insuperable de la producción de conocimiento en el marco de un trabajo de campo” (Althabe 2008:60). Por ejemplo, acceder a las reuniones del equipo técnico sólo fue posible en tanto se construyó una esfera de confianza mutua y porque se estaba en un momento de apertura y recambio. El valor confianza es estructurante de los vínculos a la interna del colectivo Vilardevoz y especialmente en la esfera del equipo técnico. La importancia de ésta puede rastrearse en la historia de la radio. La construcción de ‘Vilardevoz’ como una praxis de resistencia que en algunos momentos incluso adoptó cierto aire de clandestinidad. Aún en la coyuntura de apertura, se vuelve necesario que quienes están 18


‘dentro’ sean como ‘la tropa de elit’ (metáfora utilizada en una reunión de equipo). Grinberg (2001) propone recuperar conceptualmente tanto la singularidad de los sujetos y los ejes de diferenciación, como los contenidos colectivos emergentes y las construcciones discursivas propias de los conjuntos estudiados. La ‘confianza’ (política y ética) entre sus miembros es una construcción discursiva de los miembros del colectivo que opera como marcador identitario y fue posible visualizar la relevancia de esta dimensión en tanto pude analizar el lugar social y simbólico que, como investigadora, ocupé dentro del colectivo.

Un panorama general de Radio Vilardevoz

En el 1996 ASSE (Administración de los Servicios de Salud del Estado) comienza la implementación del Vilardebó como ‘hospital de agudos’. Se genera además una apertura del hospital con el “Programa de Puertas Abiertas” donde se podía ir a “hacer cosas con la gente” (Cecilia, Miembro del equipo técnico de Radio Vilardevoz). Del encuentro entre un grupo de entonces estudiantes universitarios de la Facultad de Psicología y un grupo de pacientes que en ese momento se encontraban internados en el Hospital Vilardebó surge en el año 1997 la idea de hacer una radio. O, más precisamente, el simulacro de una radio. En el juego del ‘como si’, los internos discutían sobre distintos temas, acompañados por los estudiantes y grababan esos ‘programas radiales’. Luego eran editados y empezaron a retransmitirse en radios comerciales a partir de 1998 en formato de ‘micros’ (Evia 2010). A fines del año 1999 se da un acontecimiento de violentación al proyecto por parte de funcionarios del propio Hospital y se negocia la re ubicación de la radio como parte del Centro Diurno. Esto les permite trabajar con pacientes ambulatorios además de los internos y coordinar con varias organizaciones no hospitalarias, principalmente otras radios comunitarias nacionales e internacionales. Los ‘locos andan sueltos por la ciudad’. Se comienzan a hacer en el 2002 los ‘simulacros de salida al aire’, donde se agrega una Fonoplatea abierta al público, dentro del propio Centro Diurno del Hospital. Se continúan haciendo ‘programas radiales’, sin antena pero con público en vivo (Evia, 2010). En el 2005, se realiza la primera transmisión desde el hospital con la frecuencia 89.1, compartida en ese entonces con otra radio comunitaria del barrio (La Klasista F.M.). Sin embargo, en ese momento no se instala la salida al aire periódicamente. Recién a 19


mediados del 2007, la radio recibe una donación de un transmisor de La Cotorra FM y una antena de Facultad de Ciencias de la Comunicación, regulados para la frecuencia 106.3. En ese momento ya se estaba discutiendo el anteproyecto de ley para la legalización de las radios comunitarias. Gracias a la legalización de las radios comunitarias en el 2008 (Ley Nº 18.232) Vilardevoz accede a su actual frecuencia, 95.1. A fines del 2008 además la radio se muda a un nuevo local dentro del Centro Diurno, el cual cuenta con mayor seguridad. Se compran los nuevos equipos, regulados para la frecuencia asignada y durante todo el 2009 se transmite por la 95.1 (Evia 2010). Actualmente Radio Vilardevoz se autodefine como un proyecto comunicacional participativo (http://radiovilardevoz.wordpress.com), anclado en tres dimensiones fundamentales: la participación, la comunicación y la salud. Está integrado por tres categorías diferentes de actores sociales. Si bien todos forman parte del colectivo, existen roles diferentes: 1) Los miembros del ‘equipo técnico’, compuesto por Licenciados en Psicología y estudiantes avanzados, quienes tienen un rol de coordinación y organización general del proyecto. 2) Los ‘participantes’, que son pacientes psiquiátricos que participan del proyecto. En el 2009 transcurrieron aproximadamente 70 personas, que realizaron un proceso de participación en la radio. 3) Los ‘pasantes’ son estudiantes de psicología que, de mayo a noviembre, se suman al proyecto realizando una pasantía curricular. Las pasantías se implementan desde el 2001 y todos los años pasan 6 estudiantes. Vilardevoz se organiza en diferentes espacios de trabajo que se articulan entre sí para aportar al funcionamiento de la Radio en general, la mayoría de las actividades son en un salón del Centro Diurno del Hospital Vilardebó destinado específicamente para eso. Desde su comienzo todos los integrantes del colectivo sostienen esta tarea de forma honoraria. La gran mayoría de los participantes están insertos en más de uno de estos espacios. Además, la radio mantiene vínculos con diversos actores sociales “no vilardevocenses” (Evia 2010). En el siguiente cuadro se presentan en forma de diagrama los distintos espacios que componen el proyecto actualmente. Los conectores señalan los principales vínculos y coordinaciones. Además de los ‘espacios’ propiamente dichos se incluyen en el cuadro tres instancias que pertenecen a la radio pero que no tienen un espacio diferenciado: El ‘Club de Socios’, la Página web y el ‘Boletín’. 20


De paciente a participante

El ‘participante’ en Vilardevoz es una categoría específica, una forma de denominación. La participación es un concepto muy utilizado en ciencias sociales y políticas, aunque su uso aún es muy ambiguo. La raíz latina de participar proviene de pars, que significa parte, la vocal de conexion i, y ceps que significa que toma, su origen alude a ‘tomar parte en algo’. Los ‘participantes’ son mayoritariamente de sexo masculino (70%), y en su mayoría (más del 80%) dentro de una franja etaria que va desde los 25 a los 60 años. Es una población que se ubica en la línea de pobreza y en su mayoría desocupada. Un porcentaje más bien bajo del total ha accedido a la pensión por discapacidad (Baroni, 2009). Numerosos cientistas sociales insisten en que las ‘fuentes sociales de injusticia’ son el factor clave, en todas las sociedades, en la producción del sufrimiento y la enfermedad (Bibeau, G. Rousseau, C., Corin, E. et.al. 1999). La pobreza ha sido identificada como un factor de riesgo de importancia en la enfermedad mental (Kleinman 1997 en Bibeau, G. Rousseau, C., Corin, E. et.al. 1999). A partir de entrevistas y encuentros informales se indagó que, para la mayoría, los ingresos provienen de distintos tipos de pensiones, generalmente por discapacidad o algunos trabajos informales no calificados, como venta ambulante, ‘changador’, vigilancia o cuidado de enfermos (Evia 2010). El acceso a la vivienda es precario en la mayoría de los casos. A partir de un mapeo de 21


los participantes ‘estables’ que concurrieron a alguna actividad en el mes de Octubre de 2009 (un total de 25 personas) se registró que sólo 3 hombres y 2 mujeres acceden a una vivienda estable (ya sea exogámica o de la familia de origen). Un 20 % de los hombres (4) habita en ‘casas de salud’. El resto, que representa un 65% de los hombres y un 60% de las mujeres, está en una situación de vivienda muy precaria, circulando entre calle – refugio – pensión. Esta serie es muy variable e inestable, pudiendo cambiar varias incluso en un mismo mes. Existen varios antecedentes que evidencian la ‘comorbilidad’ entre los trastornos mentales, la vulnerabilidad social y la situación de calle en nuestro país (De León, N;et. al. 2004; Davyt, F., Rial, V. 2005). “El ‘participante’ implica un cambio cualitativo respecto del ‘paciente’ en tanto “implica asumirse como un sujeto activo, consciente y dueño de un proceso de inclusión y habilitación” (Entrevista a Cecilia, miembro del equipo técnico). La denominación ‘participante’ es, por tanto, una denominación específica para ese salto cualitativo respecto de la figura ‘paciente psiquiátrico’. Como plantea Bourdieu en una entrevista realizada por Eribon: “En política nada es más realista que las disputas de palabras. Colocar una palabra por otra es cambiar la visión del mundo social, y por lo tanto, contribuir a transformarlo.” (Eribon 2008 s/n).

Representaciones sociales de los participantes de Radio Vilardevoz sobre locura, salud y enfermedad

Un viernes de abril me enteré que una persona muy cercana a mí y muy querida tenía un cáncer muy grave. Al día siguiente fui a la radio. Cuando estaba llegando en el ómnibus me vino una tristeza impresionante y me bajé llorando desconsoladamente, con la cara roja y llena de mocos. Me quedé ahí parada, uno o dos segundos, llorando con la angustia apretando el pecho. De repente siento a alguien que me dice “No llores, Victoria, no llores. ¿Qué te pasó? No llores, ¿alguien te hizo mal?” Yo no entendía nada, demoré un poco en razonar que era alguien que me conocía. Era Ruben, uno de los participantes de la Radio. Y Leo, el mismo ‘delirante’ que el año anterior estaba borracho tirado durmiendo en los bancos del patio del hospital. Ruben y Leo me abrazaron y me consolaron. Hasta que me calmé. Ruben parecía dispuesto a salir a matar a quien me hubiera hecho mal. Yo les expliqué, que lloraba porque estaba triste porque me había enterado que alguien a quien yo quería mucho tenía cáncer. “Va a estar bien. No te preocupes. Yo sé que va a estar bien”, me dice Leo. Mi mamá estaba 22


enferma y se curó. “¿El cáncer es ese cangrejo, que te come todo por adentro?” Entre sus recuerdos y apelando a su experiencia previa, como todos, intenta darle un sentido a eso que estaba sucediendo. Ruben me prestó un pañuelo de tela, para que me secara las lágrimas y en ese momento no me dio asco pensar que era un pañuelo de tela usado por otra persona, lo recibí. Entramos. “El ángel está con un ala rota. Hoy hay que cuidarla a ella”, le explica Leo a Alfonso. Nunca me había sentido vista como un ángel. Los locos ven ángeles y andan cuidando a los que se les rompen las alas por ahí. “¿Quién te hizo mal?”, “Está con un ala rota”, “¿El cáncer es ese cangrejo que te come todo por adentro?” Distintas formas de dar sentido a la angustia, al dolor, a la enfermedad. ¿Qué sentidos les dan ellos a sus angustias, dolores y enfermedades? Las representaciones sociales son “(…) la articulación entre los modos de percibir, categorizar y significar. Estas abarcan el conjunto de nociones, categorizaciones y prescripciones que dan sentido y modelan las características de las prácticas sociales. Estos saberes y prácticas se integran, no sin tensiones, componentes teórico-técnicos y normativo-valorativos que en cada momento histórico responden a la normatividad imperante, es decir a los modos dominantes de concebir el orden social y desde el que se define lo normal de lo anormal en las múltiples dimensiones de la vida social.” (Grimberg, 1997:25).

Si queremos comprender las representaciones sociales que los propios ‘pacientes psiquiátricos’ o ‘enfermos mentales’ o locos tienen sobre ‘su enfermedad’ o sobre ‘su locura’, es necesario entender estos conceptos como categorías culturales y subjetivas (Ávila y Almeida 2005) en tanto que “(…) la vivencia personal e intransferible de una dolencia se procesa en un mundo social, históricamente determinado y atravesado por factores culturales de gran complejidad” (Romero 2006:201). La cultura que nos sustenta (y por tanto la Antropología que hacemos) es solidaria de un amplio sistema de representaciones que se ha nombrado ‘individualismo’. La cualidad más importante de esa configuración de valores es que privilegia, como clave de la totalidad, la parte: el individuo, en lo cual difiere de todas las demás culturas cuyas teorías de la persona se engloban sobre principios cosmológicos que la engloban y sitúan diferencialmente. La noción de persona tiene a su vez un carácter autonómico, singularizado e interiorizado y depende de un cuerpo naturalizado cuyo conocimiento y manipulación dependen de los saberes científicos especializados (Díaz Duarte1998). 23


Los fenómenos de salud y enfermedad en la cultura moderna constituyen un sub producto de la racionalización y fragmentación de los dominios de saber emprendidos sistemáticamente desde la fisiología del siglo XVII. Esto lleva a una lamentable pérdida de la totalidad de la experiencia del padecimiento en pos de un privilegio de una realidad reificada de la ‘enfermedad’ (Díaz Duarte1998). Sin embargo, esto no es estático, ya que la salud y los procesos de atención/enfermedad no se reducen, en la práctica ni en las representaciones, a las competencias de un único sistema médico hegemónico pues existen posicionamientos que se enfrentan al mismo (Romero 2006, Romero 2005). Los esfuerzos por elaborar una definición de enfermedad con frecuencia se han apoyado en los conceptos de ‘normalidad’ y ‘anormalidad’. Para Canguilhem (1943) lo patológico tiene que ser comprendido como una especie de lo normal, puesto que lo anormal no es aquello que no es normal, sino aquello que es otra normalidad. Según Díaz Duarte (1993) la noción de ‘enfermedad mental’ emerge del dualismo ‘cuerpo’ y ‘mente’ que caracteriza el desarrollo sobre las representaciones de lo humano dentro de la cultura occidental. Las interrelaciones entre cultura, emociones, y trastornos psiquiátricos son centrales en tanto prácticamente todos los aspectos de la ‘experiencia de enfermedad’ están mediados por el sentimiento (Jenkins, 1996). Esto convierte al padecimiento en una experiencia con significado para cada individuo dentro de la red de significados inherente a cada cultura en particular (Moreno-Altamirano 2006). Almeida Filho (2001) propone el modelo “Complejo enfermedad-padecimientomalestar”, (retomando la tradicional categoría de Kleinman de “disease”, “sickness”, “illness”). La enfermedad se refiere al mal funcionamiento de los procesos biológicos y psicológicos; padecimiento, a la experiencia y la percepción individual en relación con la enfermedad; y malestar se refiere a la dimensión social de la enfermedad. Las categorías de salud, normalidad y bienestar, así como las de enfermedad, padecimiento y malestar, son tres dimensiones del proceso salud – enfermedad. El binomio saludenfermedad se corresponde con el eje bio - psicológico así como con prácticas de salud relacionadas con el sector profesional (biomedicina y psicología clásica). En el eje social, se encuentran las prácticas terapéuticas no convencionales y las acciones de prevención de salud realizadas por los individuos en su cotidianeidad. Por último, en el eje de la experiencia privada se localizan las acciones individuales propiciadoras de la normalidad (Ávila Dantas y Almeida Filho 2005). En las entrevistas realizadas a los participantes de la radio, así como en diferentes 24


situaciones etnográficas y a partir de fragmentos de programas radiales, se indagó sobre los sentidos de la ‘locura’ y de la ‘enfermedad mental’ para quienes han participado y participan de la Vilardevoz. A continuación se presentan dos ejemplos.

Rosana. Participante de Vilardevoz. 43 años R – Yo te digo que hace a la salud y terapéutico (hablando de la radio) porque yo tengo una rutina en mi vida desde siempre y el compromiso es importante. Porque vos para alcanzar una vida lo más normal, entre comillas, posible, para alcanzar un trabajo, también necesitás comprometerte. Y acá precisás un compromiso para hacer cosas. Acá, para hacer pequeñas intervenciones en radio, que es lo que yo quiero hacer, precisás un compromiso del ‘puedo’ y no del ‘no puedo’ que es a veces lo que me viene encima, o que me angustio, o que me pongo mal. Y por ahí sería una opción salir de ese no puedo, de me pongo mal y no ir, sería una opción, pero trato de salir de ese no puedo porque tengo un compromiso con la radio. Trato de sacar fuerzas de donde no tengo y venir. (…) V - ¿El único contacto que tenés con el hospital ahora es la radio? R- Y vengo a policlínica, una vez por mes, porque tengo un inyectable que no lo he podido bajar, porque no es por mi cuenta que lo puedo bajar. Es parte de mi tratamiento. Yo tengo un amigo que dice que nosotros no somos enfermos de nada, que presenten un ecodoplex, que no somos enfermos de nada. Pero yo hago el tratamiento, porque siento que no tengo mejor alternativa… la vida de él ha transcurrido con mucho dolor y mucho pesar y es lógico que te sientas mal. V- ¿Vos sentís que tu vida ha sido con mucho dolor también? R- Sí, sin duda. V- ¿Y sentís que eso tiene que ver con eso de enfermarse? R- ¿De ser paciente psiquiátrica? Sin duda. Tiene que ver con cómo pasás la vida. Por eso yo una de las cosas que más me preocupa es que mi hijo está viviendo en un hogar del INAU, en un régimen de amparo. Yo no es que no podía encarar, pero me enfermaba mucho y no tenía con quién dejarlo y bueno, no tenía apoyo de mi familia. Y eso me enfermó mucho y tuve que pedir apoyo al INAU. Después me metí en una situación muy caótica, aposté toda mi economía, vendí mi casa, por una relación de pareja y ahora me quedé en la calle. Válgame la experiencia. Y la vendí, con el proyecto de comprar un terreno que nunca lo hicimos, y los 50 mil pesos que nos dieron por la casa no se qué pasó, se deliraron. 25


Para Rosana, participar de la Radio está asociado con la salud y lo terapéutico, en tanto la obliga a establecer un compromiso, a salir de sí y hacer algo, por los demás y por ella misma. El compromiso, si bien es asumido en el plano individual, es con respecto a un otro social (en este caso el colectivo Vilardevoz), por tanto, la posibilidad de establecer un nexo, un lazo social mediante ciertas prácticas concretas ‘lograr comprometerse’. A su vez, hay una meta de alcanzar cierta normalidad que, si bien ella misma pone entre comillas, no deja de verse como algo positivo a ser logrado. Lo sano y lo normal se conectan en la posibilidad de comprometerse a algo con un otro. Pero ella misma se define como paciente. Paciente de la policlínica y paciente psiquiátrica, quien tiene que seguir un tratamiento, basado en psicofármacos porque dice no tener otra alternativa. El sufrimiento y el dolor, el cómo se pasa por una vida con dificultades, la falta de apoyo familiar y los problemas económicos se asocian al padecimiento. Los valores enunciados como positivos (compromiso, hacer cosas, estar con otros) y los negativos (soledad, problemas económicos, sufrimiento) están íntimamente ligados “á maneira como as pessoas interpretam ou avaliam o que acontece, de acordo com códigos morais o referencias semánticas locais.” (Pussetti.2006:10).

Marcos. Participante de Vilardevoz. 56 años M - … Entonces un día paso por la radio y digo, ehhh, tan todos locos. Entonces un día me detengo a pensar y digo, bueno, pero porqué yo estoy acá y ellos están ahí. Somos del mismo cuadro, jugamos en la misma cancha, ¿me entendés? Por lo tanto me institucionalizo, ingreso en lo que es la radio y de ahí en adelante empiezo en un proceso de rescatar una serie de cuestiones que, este, poder revivir, volver a ser aquel botija de 21 años que desde los 14 empezó a combatir haciendo todas las cosas habidas y por haber. (…) V - Si tuvieras que decirle a alguien que no conoce la radio cómo es, ¿cómo la definirías? M – Es un proyecto político comunicacional que atiende los problemas de gente con problemas de salud mental, por el lugar que es la institución que en este caso es el hospital psiquiátrico, que permite a la persona rescatarse. O sea, el diálogo como vehículo para poder recomponer un poco el alma, la vida, el pensar y la forma de las personas. Rescatar la vida, darle un valor, tener la de decir, bueno, por este camino hay 26


un camino para hacer y hay que dar el primer paso. Y el primero es decir bueno, hay que empezar, y entender que estás de este lado de la calle y que, bueno, del otro lado de la calle está el universo. Y en ese universo te tenés que integrar. Está el compañero que se fue del Hospital Vilardebó y dice, ‘no, yo no estoy loco’. No. él está. El loco siempre dice que no está loco. El otro, que está del otro lado de la calle, el cuerdo, dice, ‘no, fulano de tal está loco’. El título que le corresponde es ‘la locura’. La idiosincrasia y ese problema de la discriminación que sufre el paciente de salud mental. Uno no se enferma porque quiere, sino porque hay determinadas condicionantes que lo llevan a recorrer determinadas etapas de la vida con distintas cosas que pueden darle valores como quitarles también. V- Cuándo decís ‘enfermedad’, ¿qué es para vos? M- Y bueno, están los locos que se enferman de la salud mental, está el que se enferma de la coronaria, el que es paralítico, el otro que es tuerto, el otro que es… entonces bueno, hay mucha gente que está acá porque, bueno, el sistema no contribuyó a rescatarlo de alguna forma o no encontraron a alguien que le tendiera una tabla en medio del océano para poder flotar y llegar de algún modo si se quiere a puerto, rescatarse. Los locos acá, los cuerdos allá. Unos trabajan, otros no. Entiendo la problemática por ejemplo del consumidor de psicofármacos. Unos fuman marihuana, otros, ácido licérgigo, otros crack, este… y entiendo la posición. Nosotros somos prácticamente como drogadictos, sólo que estamos legalizados y asesorados además.

Marcos define claramente un límite entre la locura y la no locura, en qué cancha se juega, de qué lado de la calle se está. De un lado de la calle o jugando en una cancha están, para él, los locos. La locura opera como un marcador identitario, que separa de otros pero a la vez identifica hacia el interior. Quien niega estar dentro de esa cancha está más loco aún, por no reconocerlo, por no ubicarse donde ‘debería’. Es una locura socializada en cierto sentido, que tampoco busca encerrarse en lo mismo sino que reconoce la necesidad de integrarse a lo otro, a ese otro lado de la calle donde estaría el universo. Ahora bien, esa locura no corresponde sólo a una concepción social y relacional, sino que se le atribuye una entidad específica de enfermedad. Esta enfermedad es a la vez psico - social (cuando refiere a las causas de la enfermedad de la forma en que se da la evolución vital o que el sistema no rescató a la persona) y biológica (la enfermedad mental equiparada con otras enfermedades médicas comunes). Existe, además, un camino a ser andado con otros. Una posibilidad de ‘rescatarse’, de 27


‘recomponer el alma y la vida’, con el diálogo como vehículo. La faceta positiva está asociada al vínculo, al ser con otros mediante el diálogo. Ese reconocerse implica asumir una identidad, que se ‘está de un lado de la cancha’ y que desde allí se puede construir. No hay una disociación entre lo sano y lo enfermo, sino una distinción entre lo loco y lo no-loco. No se niega la locura o la enfermedad ni se la connota negativamente, sino que se es, desde ahí es posible crear y comenzar un nuevo camino. Se integran tanto la concepción biológica, psicológica y social de la enfermedad (o locura). La misma es constitutiva de la totalidad del ser (Mauss). En la etnografía se trabajó analizando entrevistas en profundidad (10), encuentros etnográficos y fragmentos de programa radiales desgrabados. Se observó que las personas tienen nociones mixtas e incluso contradictorias sobre la enfermedad mental o la locura y también sobre la salud. En la mayoría de los casos el eje bio - psicológico está presente y cobra mucha visibilidad el discurso médico-científico, ya sea incorporado en su totalidad como parcialmente. El eje social también es tenido en cuenta, generalmente aludiendo a la normalidad y al bienestar. La participación en la radio (que podría pertenecer a la categoría de ‘prácticas terapéuticas no convencionales’) está en todos los casos asociada a lo social, al encuentro con otros, al vínculo y al diálogo. También aparecen aspectos, dentro de este eje, asociados al atributo desacreditador de la locura en relación a un estereotipo y, por ende, su carácter estigmatizante (Goffman 1980). Por último, en el eje de la experiencia privada, emergen tanto aspectos asociados al padecimiento individual y al sufrimiento durante la evolución vital como al bienestar, con aspectos creativos, al ‘poder hacer’, al tener algo para comunicar, ya sea mediante la escritura o la palabra, al poder construir un camino desde donde se está. La psiquiatría sostiene que la enfermedad mental existe como cosa en sí: “la enfermedad mental existe. El hecho psicopatológico bajo todas sus formas y en todos sus grados se presenta, se percibe, se trata como una modalidad de existencia patológica; patológica porque ha perdido, con la organización normativa de su ser, el movimiento de su libertad.” (Ey 2004:56). Entender a la enfermedad como el más individual y el más social de los eventos (Augé 1983 en Pussetti 2006) no significa que se desconozca la existencia de algo que históricamente se ha denominado ‘locura’ (Foucault 2004, Roudinesco 1996 En: Roudinesco, Canguilhem et.al.1996) y que ha sido representado de modos muy distintos a lo largo del tiempo. Lo que significa es que no puede ser reducido a una sola dimensión, sino que debe intentar ser comprendido en 28


su complejidad, cómo se manifiesta en la totalidad del ser bio – psico – social (Mauss) y cómo es comprendida por quien la ‘padece’.

La Fonoplatea abierta: tomar la voz y encontrarse

La ‘fonoplatea abierta’ funciona como tal desde el año 2002. La misma se desarrolla en el salón del Centro Diurno, los sábado de mañana. En el salón hay una cabina donde están los equipos para la transmisión radial, una mesa sobre una tarima que funciona como mesa de transmisión y se disponen una serie de sillas donde se ubica la audiencia. Quienes en un momento hacen programa son luego audiencia y viceversa. Los ‘fonoplateistas’ también pueden tomar el micrófono en el formato ‘llamada’. Los programas son concebidos como práctica de resistencia (Scott 2000) a las concepciones estigmatizantes sobre la locura en tanto, en ellos, los ‘locos’ toman la voz y se expresan sobre diversos temas, que pueden ir desde la poesía a la política, entrevistas a invitados, música, etc. (Evia 2010). Ella funciona como un lugar de encuentro, podría considerarse un lugar antropológico (Augé 2000) en tanto encrucijada. Allí coinciden diversos itinerarios: los de los participantes que habitan la ciudad (casas de salud, refugios, residencias familiares o la calle misma); los de los internos que tienen permiso para asistir a la radio (es necesaria una autorización del psiquiatra tratante para acceder, por lo cual no todos pueden hacerlo), que circulan desde su sala a la radio; los de los técnicos, pasantes y visitas en general. Hay un fluir, que tiene que ver con estar solo o ‘enganchado’, con las ‘células ciudadanas sin conexión’ (nombre de uno de los programas) que a veces conectan. Estar y no estar. Hay algunos que desaparecen dos o tres semanas y no se sabe porqué. Si bien cada sábado es diferente y hay lugar para lo novedoso, hay cierta estructura de la fonoplatea que se mantiene. El momento de la ‘pre – tarea’ al comenzar la mañana, cuando la gente va llegando y saludándose, conversando y poniéndose al día; el armado de la grilla, que de cierto modo ordena el transucurrir del tiempo; un primer bloque con la ‘mesa de bienvenida’; la música y la voz amplificada en los parlantes que dan al patio; la pluralidad en la programación (entrevistas, canciones cantadas a capela, literatura, deportes, debates, denuncias) y las visitas que nunca faltan. En la Fonoplatea no solamente se llevan adelante los programas. Como dijimos, es un espacio de sociabilidad y encuentro. Mientras que la programación se lleva adelante dentro del local de la radio, en el patio se genera una dinámica independiente pero a la 29


vez conectada con la dinámica de adentro. La gente conversa, en pequeños grupos, salen a fumar un cigarro o a calentar el cuerpo al sol. Circula también la guitarra y se cantan canciones. Algunos ajustan detalles para sus programas. Otros no hacen programa, vienen sólo a escuchar y conversar.

Participante de Vilardevoz – Mujer – 43 años V- Hoy dijiste ‘vengo a hacer radio afuera’, ¿qué es esta idea? R- Y, es estar y no estar al mismo tiempo. Porque yo vengo y no estoy en la programación, no estoy en la fonoplatea pero si me precisan para algo estoy o si no había mucha gente traje un cuento para rellenar un poco el espacio. Es un poco cómodo también, porque la verdad que alguien tendría que estar adentro de la radio. V- Bueno, pero hay mucho radio afuera ¿no? R- Hay mucho radio afuera sí. Es un defecto que tenemos. V- O no… R- O no, porque nos vinculamos y… y achicamos la cabeza.

Participante de Vilardevoz – Hombre – 46 años R - Y ta, ahí empecé en la radio. Me gustó, me quedé. Pocas preguntas, no, como cuando vas a la iglesia. Lo que más molesta es cuando llegás y te dicen ‘ah, usted es la primera vez que viene’. Yo venía a escuchar. Y así venía. Tomaba mate, y escuchaba. Hasta que después me empecé a integrar. Con Cecilia fundamentalmente. Con Andrés después en los talleres, con los compañeros.

El deseo también circula, entre programa y programa algunos aprovechan el tiempo y el espacio de encuentro para compartir con sus parejas. Otras manifestaciones quedan en el plano de lo ‘no dicho’, de las miradas o de los chistes.

Participante de la Radio – Hombre – 40 años O - Es lo que atrae a la mayoría de los hombres que vienen acá a la radio. Las pasantes de psicología, las psicólogas. Son mujeres bonitas. Están bien arregladas, bien producidas, además de producidas y arregladas, te contienen. Entonces, les guste o no, es un escaparate, es una vidriera. Capás que si vinieran mujeres feas, viejas y gordas no vendría nadie.

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El tabaco y el mate circulan y se comparten, llenan el tiempo y matan el hambre. El agua se calienta con un ‘sun’ en alguno de los enchufes del centro diurno. “Un mate no se le niega a nadie”. El mate implica compartir, dar y pedir. Es distinto pedir un mate que pedir yerba prestada. La segunda opción puede hacerse sólo en un ámbito de mayor confianza, ya que implica un gasto mayor. Hay un participante que siempre está pronto para ofrecerse a calentar el agua o a ‘conseguirte’ yerba, porque él ‘tiene’ esos recursos y le gusta demostrarlo. Con el tabaco pasa algo similar. La gran mayoría de los participantes fuman, y el tabaco y las hojillas también se comparten. Es sabido quiénes son más generosos y gustan más de compartir que otros, contando con un ‘reconocimiento social’. Mientras desde la visión de los técnicos es legítimo compartir este tipo de elementos, el préstamo de dinero no lo es. Desde la radio, se han hecho préstamos de dinero a algunos participantes en caso de necesidad (proveniente del fondo común de la radio), pero ese préstamos se inscribe en una decisión tomada desde el colectivo en el espacio de los jueves e implica un acuerdo entre el participante que solicita dinero y el resto de los miembros del colectivo de cómo va a ser devuelto ese dinero y de porqué es necesario prestarlo o no. Cuando hay ‘visitas’ (pueden ser estudiantes, algún entrevistado, vecino o curioso) algunos ‘colaboran’ con tabaco, cigarrillos, alguna moneda para hacer una llamada telefónica o hacerle un mandado a alguno de los que está internado. El acto alimentario ha sido y es, en todos los grupos humanos un acto social (Aguirre 2004). En la Fonoplatea la comida está asociada a momentos festivos, por ejemplo si algún participante cumple años. Algunos sábados se hacen colectas, en las que cada uno aporta lo que puede y el que no puede, o no quiere, no lo hace. Según lo recaudado se compran bizcochos o galletas. La comida se dispone en algún tipo de bandeja o paquete y dos o tres personas la van ofreciendo a todos los asistentes de la Fonoplatea. Otras veces alguien trae algo de su casa para compartir, como una pizza o una torta. Un sábado de invierno dos enfermeras del hospital que estuvieron haciendo un ciclo de programas sobre recetas de cocina organizaron un chocolate caliente con una torta de chocolate preparados en la cocina del hospital. Además, quienes participan asiduamente de la radio tienen derecho a almorzar en el comedor del hospital. (Evia 2010). Hay también signos visibles que delinean el espacio, poblándolo de sentido y de atributos identitarios: fotos, carteles, posters, afiches; “La radio la hacemos entre todos, desde lo que cada uno es y tiene para aportar”, dice un cartel pegado en la pared. El reencuentro semanal sábado a sábado, la estructura en la que transcurre la fonoplatea, la 31


memoria reactualizada en los muros, le dan cierto aire de sacralidad a la fonoplatea.

“Tengo la sensación de que puedo contar mucho de la radio pero que poco se entendería. La radio, su simulacro, lo que produce tiene que ser vivido, sentido, de ahí la denominación de mágica. El clima que se genera es fruto de todo eso, de los puentes que se generan, de los muros que se rompen.” (Vilardevoz 2003 en Baroni 2009:18).

Esta especie de ‘aura mágica’ es percibida y enunciada por distintos entrevistados, tanto participantes como visitantes de la radio o entrevistados, de diversos modos. Se hace referencia a ‘lo terapéutico’, a ‘la buena onda’, al ‘buen clima’, ‘sentirse cómodo’ y simplemente al gusto de estar allí.

R. – Participante - Mujer – 43 años R- Pero cuando conocí lo que realmente era la radio empecé a engancharme. Me gustó la movida, me gustó la gente, me gustó la propuesta y sin darme cuenta de que podía ser terapéutico, porque lo es, me fui enganchando, con el entusiasmo de los demás creo que me fui enganchando. Al ver entusiasmados a los demás, trabajando, sorteando dificultades.

R.D. – Participante – Hombre – 57 años V- ¿Y por qué te quedaste? R- Porque me gusta, porque es de corazón, porque puedo participar. Yo hablaba de pesca y otras cosas de lo que me sucedió y todo así.

C. – Oyente de Vilardevoz V- ¿Y qué es lo que más te gusta? C- Me gusta el clima que hay. Muy bueno, muy lindo. Me gusta la buena onda que hay. A veces es una frase muy usada, pero bueno, acá hay algo. Hay sí. Sería una buena definición ¿no? Porque se da eso. Hay gente que está dispuesta a salir adelante y hay gente que está dispuesta a eso. V- ¿Y esa buena onda que hay? Así, como ese ambiente que vos decís, ¿cuando la escuchás en tu casa te pasa lo mismo o es más cuando venís acá? C- No, cuando vengo acá. Porque acá claro, vengo, charlo con todos, escucho. Yo en casa digo, ta, la escucho, pero ta. 32


Cecilia – Equipo técnico Cecilia - Que claro, es la única radio que tenés en cuatro horas ochenta programas y en todos podés ir de la risa al llanto, del llanto a la meditación, quedarte pensando, después querer matar a alguien, después volvés, te conmovés, entonces es como un, es como estar loco un rato, digamos. Te pasa todo eso en pocas horas y después salís y no sabés bien qué te pasó, pero sabés que te pasó algo.

Lévi – Strauss observa que

“(…) la eficacia de la magia implica la creencia en la magia, y que ésta se presenta en tres aspectos complementarios: en primer lugar, la creencia del hechicero en la eficacia de sus técnicas; luego, la del enfermo que aquél cuida o de la víctima que persigue, en el poder del hechicero mismo; finalmente la confianza y las exigencias de la opinión colectiva, que forman a cada instante una especie de campo de gravitación en cuyo seno se definen y se sitúan las relaciones entre el brujo y aquellos que él hechiza.” (Lévi – Strauss 1995:196).

En este caso no existe enfermo y hechicero sino que el propio colectivo se desdobla en las tres funciones. Lo que importa es la confianza colectiva de que lo que sucede en ese encuentro es especial y diferente, se carga de sacralidad, entendiendo lo ‘sagrado’ en sentido laxo, como un tiempo y un espacio que se diferencian de ‘lo profano’ (Mircea Eliade 1981). Creemos que ese efecto es producido, justamente, por el carácter social del fenómeno y del conjunto de relaciones simbólicas construidas por el grupo en torno a sí mismo, basadas en los valores de igualdad, solidaridad, compañerismo, autonomía, los cuales generan marcadores identitarios de lo que es Vilardevoz. Quien participa de la radio, genera un ‘sentimiento de pertenencia’ hacia la radio, es decir que asume parte de esos marcadores identitarios como propios.

“T. Todorov (1995) sostiene la importancia esencial del reconocimiento de la propia existencia en la constitución subjetiva y en los diferentes movimientos por los diferentes escenarios sociales. El reconocimiento del otro es estructurante del sí mismo.” (Vomero 2004:163). 33


Se trata de nutrir al individuo de sentido social, y de proporcionarle un tejido de relaciones en las cuales el sujeto se ate. Esto constituye un elemento de identidad en base a un conjunto de relaciones simbólicas que el grupo propone como normales (Vomero 2004).

Consideraciones finales:

El método etnográfico, entendido como un modo de acercamiento y aprehensión de la realidad, se presenta como la ‘via regia’ para acceder a estos discursos, prácticas y valores. El ‘estar en carne y hueso’, nos permite, en cierto sentido, la inmersión en el mundo del otro. Tomar como voz privilegiada la de los propios afectados pretende darles visibilidad y, en cierto modo, contribuir a su legitimación. A pesar de ello, el otro siempre está, y estará, más allá del discurso para dar cuenta de él. Acceder a una mayor comprensión de la enfermedad mental implica comprenderla como el más individual y, a la vez, el más social de los fenómenos. Esto no implica negar la dimensión biológica de la misma, pero sí entender que existen diversos sentidos, aún contradictorios entre sí, con los que cada persona enfrenta su padecimiento y también los aspectos más sanos de sus modos de vivir en el mundo. Es necesario comprender que estos fenómenos están marcados por la noción de persona de nuestra cultura, individualista y fragmentarizada y por las condiciones concretas de existencia. La denominación de ‘participante’ alude justamente al cambio de una postura pasiva – ‘paciente’ - por el de una postura en que la persona pueda tomar un papel activo como sujeto que es parte de una sociedad. El pasaje de ‘paciente’ a ‘participante’ es un proceso complejo, que requiere que la persona pueda encontrar un lugar dentro del proyecto. El encontrar ese lugar dentro de un colectivo es necesariamente relacional y por tanto social. Implica conocer y ser re - conocido por otros. En ese proceso se pone en juego la totalidad del ser social, con sus dimensiones bio-psico-social, e históricas. Se proporciona al sujeto una red de anclaje social y, a la vez, atributos identitarios que lo nutran de sentido social.

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Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz Equipo de investigación: María Noelia Correa García Natalia Rodriguez Di Tomaso Tamara Tabarez Lancaster María Belén Itza Griego Martina Celiberti Aguayo

Introducción El presente informe da cuenta de la investigación "Impactos subjetivos del dispositivo terapéutico de Radio Vilardevoz y características de una red de atención hospitalariaextrahospitalaria en salud mental", realizada desde marzo del 2009 hasta marzo del 2010. Dicha investigación fue llevada adelante por cuatro estudiantes de grado y una reciente egresada de la Facultad de Psicología. Cabe señalar que en el proceso de investigación fuimos reinventando el proyecto original hacia lo que denominamos:"Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz", titulación acorde a los objetivos llevados a cabo.

Es nuestra intensión explicitar en estas líneas lo que fue el proceso de la investigación, las acciones realizadas, desde nuestro primer acercamiento al campo y los instrumentos que fuimos empleando, enmarcados en la planificación que diseñamos. Pretendemos también dar luz a los objetivos que nos planteamos en la investigación: por un lado, caracterizar al proyecto Radio y, por otro lado, describir y analizar los impactos y significaciones de la Radio Vilardevoz a partir de sus pacientes-participantes, como una aproximación de resultados.

En base a esto y como estrategia de coordinación y análisis, utilizamos un organizador: la noción de trabajo. Entendemos que esta última es una noción transversal en el momento de articular diferentes conceptos visualizados y explorados, a saber: la organización en colectivo, el ser participante, el sentimiento de utilidad, la pertenencia, el proyecto de vida, etc. Estos aspectos se analizan en el marco de los aportes de la teoría fundamentada (Courbin y Stauss).

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Como punto final de este informe, ensayamos una conclusión de los que pudimos explorar en estos meses de trabajo, articulando a su vez un análisis de la implicación. I) METODOLOGÍA Y PROCESO DE INVESTIGACIÓN

Esta investigación se realizó a partir de una metodología cualitativa (González Rey, F. 2000) ya que indaga y analiza en torno a las significaciones producidas en torno al proyecto comunicacional participativo de Radio Vilardevoz (RV) desde sus integrantes (equipo técnico y participantes).

Se recabaron datos vinculados a una caracterización del dispositivo de Radio Vilardevoz (Objetivo I) y a los impactos de este a partir de la perspectiva de sus participantes (Objetivo II). Para ello se utilizaron: la técnica de observación de campo, realizada en los diferentes espacios de Radio Vilardevoz y la entrevista en profundidad dirigida al equipo técnico y los participantes de la radio.

La observación de campo, tiene como objetivo profundizar en las significaciones y composiciones en torno al proyecto en tanto dispositivo de trabajo; las entrevistas en profundidad, se realizaron a los técnicos con el fin de profundizar y cruzar con las observaciones (O. I), y se hicieron a los participantes con el objetivo de identificar los impactos del proyecto en tanto significaciones (O. II). Asimismo se construyeron instrumentos para identificar tanto la muestra a entrevistar (formularios) como pautas de registro de los espacios de participación de RV (fichas de observación de campo). A continuación detallamos las acciones realizadas en el proceso metodológico de trabajo:

a)-Acercamiento de campo

Reunión de presentación con el equipo técnico: Como primer acercamiento de campo realizamos - el 28 de abril- una reunión formal con todo el equipo técnico de la Radio; en la misma se presentó el proyecto, las acciones que pensábamos realizar, trabajándose en diálogo acerca de las habilitaciones como observadores participantes a los espacios, las futuras entrevistas, generándose un contrato de trabajo favorable con el equipo. Asimismo se coordinó para la siguiente 39


semana, una instancia de presentación a la interna de la Radio con los pacientes que participan de la misma.

Reunión de presentación con el colectivo de Radio: La segunda acción de acercamiento fue -el jueves 7 de mayo- la presentación del equipo de investigación en el denominado: “Taller central” de Radio Vilardevoz, intercambiando preguntas con los pacientes que participan de la Radio y explicando, a su vez, la realización de un formulario para completar por ellos.

b)- Instrumentos empleados

Observación participante: Comenzamos la observación participante a partir de la habilitación brindada en las reuniones mencionadas anteriormente, en todos los espacios de la Radio Vilardevoz. Dicha herramienta tiene como objetivos: - caracterizar el dispositivo de Radio - observar a los pacientes de la Radio en la dinámica grupal de dichos espacios. Para ello, generamos una pauta de observación que sistematizamos en una ficha[1]. La misma contempla varios aspectos que hacen al encuadre de trabajo del dispositivo y a su dinámica.

Formularios: Los mismos fueron generados con el objetivo de recabar datos de forma ordenada para, luego de sistematizados, trabajar en un recorte poblacional, en dos niveles: -temporal (largo plazo, mediano plazo, corto plazo, reciente plazo, otros); - modalidades de participación en los espacios de la radio (cantidad de espacios en los que participa y frecuencia)[2].

Entrevistas a informantes calificados: Se realizaron entrevistas semidirigidas (con pautas discutidas en el equipo de investigación) con el objetivo de caracterizar el dispositivo (su dinámica, los roles de coordinación, sus espacios de trabajo), indagar sobre el proyecto (su historia, sus concepciones) y explorar las nociones de lo terapéutico preexistentes a nivel local[3], en Radio Vilardevoz. 40


Para ello, a partir de pautas[4] (preguntas formuladas a priori por el equipo de investigación) tomamos una muestra de entrevistas individuales de aquellos técnicos fundadores de la radio y que actualmente se encuentren trabajando en la misma. Dicha selección incluye los siguientes criterios: - La heterogeneidad de un equipo-grupo humano (por ello son entrevistas individuales), - El carácter fundador que introduce elementos de continuidad temporal (se articula con la selección de la muestra) permitiendo visualizar diversas significaciones históricas y coyunturales. - La actualidad que introduce a la investigación también en un recorte real. Estos elementos se expresan en una muestra de 5 entrevistas a psicólogas/os en profundidad, siendo estos técnicos cuatro mujeres y un hombre.

Entrevistas a participantes: Se trata de uno de los insumos más relevantes y significativos para la exploración. Se realizaron entrevistas semidirigidas a una muestra de 20 participantes. No obstante, en el momento del análisis tomamos en cuenta el 35%, dado el corto tiempo que se tuvo para el proceso. Las pautas para las entrevistas fueron delineadas atendiendo principalmente a una línea de temporalidad de ingreso a la Radio Vilardevoz, tomando a ésta como mojón desde el cual se exploran los impactos posibles a nivel subjetivo en cada paciente-participante (cotidianeidad, autopercepción, significación del proceso realizado).

II) Objetivo I: CARACTERIZACIÓN DEL DISPOSITIVO

Hacia la caracterización del dispositivo se tomaron las observaciones realizadas en los diferentes espacios de Radio Vilardevoz (RV) y las entrevistas a informantes calificados (integrantes del equipo técnico de la radio).

Historia del Proyecto:

Radio Vilardevoz va surgiendo en sus inicios como propuesta "alternativa" (así es denominada) para el trabajo en salud mental dentro de la institución hospitalaria psiquiátrica, de la mano del Proyecto "Puertas abiertas" que funcionaba en la sala 8bis, en el año 1997. Iniciándose como una propuesta más mediante lo que luego se llamaría 41


"Radio Adentro", mediante visitas a la sala 12 con grabador en mano.

“ (…) era una propuesta abierta; obviamente la inclinación de los psicólogos, o por lo menos la nuestra era tomar contacto con los pacientes que estaban internados, acompañar esa situación un poco, y empezar a entender qué era lo que pasaba en ese mundo, cómo era esto de la internación, cómo era esto del Hospital Psiquiátrico, y a partir de ahí fue que empezamos a organizarnos más y dar un paso más, de ir más allá del mero acompañamiento, que en general tenía el enriquecimiento en todo caso del que iba, que iba con una motivación del conocer, de explorar, de investigar, cómo era todo esto del contacto con la locura, ¿no?, algo te llamaba desde ahí pero después no había nada organizado en sí, entonces en realidad era poco lo que uno podía darle al paciente si no había una mínima organización.” 8

La necesidad de dar organización va cobrando forma como génesis del actual proyecto con una complejidad en aquel momento impensada.

Es en el año 2000 que RV se desprende como proyecto autónomo y comenzará a trabajar en el espacio del Centro Diurno, con el formato de talleres y Fonoplatea, aunque sin antena.

“La organización tuvo que ver con los que estábamos ahí en la sala de juegos, con empezar a tomar contacto, a registrar, con hacer un seguimiento, que no fuera una cosa tan arbitraria de ir, estar ese día y después arrancar de nuevo, sino empezar a hacer un seguimiento de los procesos que ahí se veían. Como se estaba trabajando, en ese momento teníamos lo que se llamaba bitácora de viaje, que aún hoy la tengo los registros de la bitácora… entonces, bueno, en el marco de este trabajo comenzamos a nuclearnos y empezar a hacer cosas más allá de la mera visita, y bueno, eso fue un disparador para que se generaran tensiones dentro del Hospital, en el sentido de que había una propuesta que era esta, y no estaba muy habilitado cualquier otra acción que tendiera a una organización o a darle visibilidad a cuestiones que no fueran esas, ¿no? entonces claro, empezamos con la propuesta, lo visible, entonces claro, cuando 8

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Lic Psic Alejandra Bustamante


empezamos a necesitar otras cosas se empezaron a generar tensiones bastante importantes que culminaron en nuestro planteo, en determinado momento, de no trabajar más en el ámbito de puertas abiertas, pero seguir adelante con la propuesta radial.” 9

El territorio del Hospital Psiquiátrico o Manicomio aparece como puerta de entrada de contacto con el paradigma de la locura, a la vez que tensión incesante hasta el día de hoy. Mientras desarrollamos nuestra observación participante ocurrieron tensiones relacionadas a Radio Adentro (RA), que hasta el año 2009 funcionaba en la sala de hombres. Ese año de observación, autoridades del Hospital prohibieron la entrada a RVRA a la sala debido a que un paciente no había querido realizarse micronarcosis o electroshock. Las autoridades médicas que tomaron esta resolución, indicaron que en uno de los programas de RA se habían discutido los efectos de la micronarcosis, a lo cual este paciente que participó de dicha trasmisión, al conocer sus efectos, decidió no realizarse el tratamiento requerido por el Hospital. Este elemento produjo muchas discusiones a la interna del equipo de RV y con el Hospital, el cual se mostraba con el poder y la fuerza de echar un modelo de diálogo y problematización con el tratamiento que plantea el Hospital. Como plantea Moffatt (1974), cuando se produce una propuesta basada en la vitalidad, el Manicomio sólo ve hábitos y disciplina. Sobre los Manicomios, Basaglia (1979) dice: “Como psiquiatras, al ingresar en cualquier manicomio del mundo, encontramos siempre el mismo rostro de enfermo o mejor dicho de internado. La cara del internado es una cara de persona anémica, que no dice nada, que se queda quieto, que toma actitudes pasivas y que bajo las órdenes del enfermero, bajo las órdenes del médico, espera el día que no llegará nunca, el día de su salida, el día de su alta.” (Basaglia, 1979).

En el año 2008 comienza la salida al aire y se dinamiza el contacto con el barrio. RV es un proyecto que va definiéndose como "comunicacional - participativo" y relacionándose con el espectro de radios y medios de comunicación comunitarios a nivel latinoamericano. Colectivo conformado principalmente por psicólogos y estudiantes de psicología (en roles de coordinación y colaboración) y participantes que en su mayoría presentan diagnóstico psiquiátrico. “Y como un dispositivo bastante complejo orientado a la producción, a la 9

Lic. Psic. Alejandra Bustamante

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producción en diversos planos pero fundamentalmente a la, a la producción del hecho participativo o de la participación y en diferentes planos que pueden llegar a componer un proyecto, en lo ético, estético, político o en lo técnico y por las particularidades de ser de esta radio, como es en un Hospital psiquiátrico y diseñada desde la psicología, si se quiere con el aspecto clínico digamos del dispositivo, que es lo que fundamenta digamos nuestro trabajo o es desde donde vamos. Podríamos ir desde otras disciplinas, otras disciplinas podrían tener su aproximación pero esta es específicamente psicológica…” 10

“...más allá que es una radio, un proyecto que tiene un carácter terapéutico super importante, considero que es también un proyecto político...”11

La participación cobra diversas cualidades. Una cualidad terapéutica de responsabilidad y compromiso basado en el despliegue de capacidades en relación a un colectivo. Cualidad política que se vincula con la capacidad de hacer y encauzar ideas hacia fines que están más allá de lo personal, y donde interviene la idea de proyecto organizacional. Una cualidad comunitaria que genera codificaciones “vilardevocenses” de intercambio entre sí, entre el Hospital, entre el barrio, y más allá como antena extensiva. Asimismo, la radio enmarcada en su carácter comunitario y perteneciente a AMARC (Asociación Mundial de Radios Comunitarias), participa actualmente de diversos encuentros a nivel regional, concernientes a las temáticas de comunicación y participación comunitaria, salud mental y derechos humanos.

Caracterización de la población:

A partir de la información recabada mediante las entrevistas realizadas a integrantes del equipo técnico de RV, podemos concluir que existe un total aproximado y fluctuante de 50 personas participando del proyecto. Se destaca la presencia de un "núcleo duro", en tanto sostén, continuidad y apropiación del proyecto, de unos 20 participantes (por lo dicho, reuniendo aquellas características en su participación que habilitan tal nominación) en términos aproximados. Dicha población está compuesta principalmente por pacientes psiquiátricos, en su mayoría usuarios del centro diurno y de la policlínica del Hospital Vilardebó en carácter 10 11

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Lic Psic Andrés Jiménez Lic Psic Mónica Giordano


ambulatorio. Los integrantes de la misma son, en su mayoría, del sexo masculino y se hallan en la franja etaria de entre 25 y 60 años. Es significativo el porcentaje que reside en pensiones y refugios, así como la existencia de casos en situación de calle. Hay un alto nivel de desocupación laboral en términos de empleo y se nota correspondientemente como principal o único ingreso el percibir pensiones.

Caracterización del dispositivo:

Para comenzar a describir el proyecto en términos de dispositivo partiremos de la propia noción, siendo ésta tan limitante a la hora de definir a Radio Vilardevoz, como relevante también. En las entrevistas a los técnicos aparecen diferentes mapas representacionales que, si bien muestran una amplia complejidad y diversidad, a la vez ellos confluyen como una intertextualidad. Podemos decir que estos mapas dan cuenta del entrecruzamiento de múltiples dispositivos que confluyen en los espacios de trabajo, en el hacer, una dimensión de acontecimiento que desborda al propio dispositivo y lo afecta en la propia capacidad de representarlo. “Y como un dispositivo bastante complejo orientado a la producción, a la producción en diversos planos pero fundamentalmente a la, a la producción del hecho participativo o de la participación y en diferentes planos que pueden llegar a componer un proyecto, en lo ético, estético, político o en lo técnico y por las particularidades de ser esta radio como es en un Hospital psiquiátrico y diseñada desde la psicología, si se quiere con el aspecto clínico digamos del dispositivo, que es lo que fundamenta digamos nuestro trabajo o es desde donde vamos.”12

“...la palabra dispositivo me llega más a esto de la especificidad de los espacios. En todo caso sí tiene que ver con un dispositivo grupal, como algo que abarca a todos los tres espacios, con una serie de lineamientos que es en torno a la propuesta, que es una propuesta abierta, en el sentido bueno, no es que tiene 12

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Lic Psic Andrés Jiménez


que venir y si no bueno … es una propuesta abierta, una invitación permanente, que se sostiene en la medida en que el participante lo haga sostenible y que pueda aportar y a su vez recibir cosas, dar y recibir de ese espacio de esa propuesta… pero como dispositivo también creo que tiene sus particularidades, como te decía, algunas que hacen a cada uno de los formatos, entre comillas, que se han generado, más allá de respetar esta propuesta genérica de lo colectivo. El dispositivo hace a una forma particular, bueno ustedes conocen los espacios...”13

“no, primero creo que no hay un dispositivo, hay varios dispositivos que hacen Vilardevoz. Vilardevoz funciona con una concepción general que creo que se nutren todos los dispositivos, somos una unidad, pero en realidad esa unidad está organizada de formas diferentes, con espacios bien diferentes, entonces hay una concepción que tiene que ver con la circulación de la palabra y que es fundamental y con la participación de aquellos, digamos, que casi siempre han sido como excluidos de ese tomar la palabra y de poder pensar sobre sus situaciones y sus condiciones de producción en relación, a la locura no tanto, sino más bien a la enfermedad como algo instalado, producido; y luego hay algo que tiene que ver con esto de la comunicación, entonces, y con generar, a su vez, dispositivos de intervención. Entonces en realidad Vilardevoz se organiza en distintos espacios de trabajo, los cuales son bien diferentes entre sí, porque tienen funcionalidades diferentes. Desde el taller central que en realidad es un dispositivo… básicamente todos los espacios de Vilardevoz, básicamente no, todos los espacios de Vilardevoz funcionan con una modalidad de grupo abierto y eso también hace a la concepción del dispositivo en general que es poder trabajar desde la noción de acontecimiento y desde la noción de aquello que puede ir surgiendo a partir del encuentro”14 .

Cobran relevancia aspectos que hacen a una dimensión de inter-espacios grupales con una tarea y la apertura a lo singular de los encuentros, como también una dimensión estratégica de lineamientos que identifican al taller central como un dispositivo particular.

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Lic Psic Alejandra Bustamante Lic Psic Cecilia Baroni


Tomando las conceptualizaciones del equipo técnico en relación a la noción de dispositivo, cobra relevancia la siguiente noción elaborada por Michel Foucault:"He dicho que el dispositivo era de naturaleza esencialmente estratégica, lo que supone que se trata de cierta manipulación de relaciones de fuerza, bien para desarrollarlas en una dirección concreta, bien para bloquearlas, o para estabilizarlas, utilizarlas, etc. (...) El dispositivo se halla pues siempre inscrito en un juego de poder, pero también siempre ligado a uno de los bornes del saber, que nacen de él pero, asimismo lo condicionan. (...) Lo que trato de indicar con este nombre es, en primer lugar, un conjunto resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y también lo no-dicho, éstos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos elementos“.

La idea de movilidad, de dinamismo, de procesos constructivos constantes como ocasión de despliegue de una complejidad que busca escapar a reduccionismos o estatismos, pueden leerse desde el concepto utilizado de dispositivo. Asimismo se diferencia estrategia en tanto red, denotando una singularidad propia de RV que hace poner a dialogar las significaciones dispuestas e interrelacionadas con el campo conectivo del acontecimiento (Deleuze, 1994) y la reflexión constante.

“El dispositivo ahora también incluye el club de socios que funciona diferente a los otros espacios, o sea, este… y es mucho más… porque también el dispositivo funciona atravesándose todos esos dispositivos juntos, se atraviesan y se articulan y bueno se mandan trabajo de un espacio a otro, o sea se trabaja también muy coordinadamente, entonces uno, el del otro espacio sabe que tiene que retomar tal cosa y bueno eso va produciendo también como unos niveles de pertenencia y de apropiación, digamos, de todo lo que va pasando”.

(…) “la radio se va haciendo también de la evaluación y de las cosas que van surgiendo de la propia práctica” 15

Los diferentes espacios (y agrupamientos en relación a la radio en general) funcionan de 15

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Lic Psic Cecilia Baroni


forma espiralada, generando continuidad y retroalimentación constante, significándose y llenándose de contenido desde una temporalidad estratégica que los une. De allí su disposición semanal que supone un sostén del trabajo en una dirección y habilita la discusión constructiva de lo acontecido a la siguiente semana para seguir configurando el bucle de producción radial, y de las necesidades del proyecto en sí.

Desde allí la proyección supone siempre una mirada hacia atrás, dando dinamismo y transcurso. Tomando los planteos de A. Moffatt (1974, p. 25): "(...)la institución no ofrece ninguna posibilidad de organizar un proyecto vital, un futuro, queda de rebote paralizada la posibilidad de elaborar las pérdidas de ese pasado (trabajo, pareja, hijos, dignidad, etc.) y el tiempo adquiere una sola dimensión, un indefinido presente continuo".

La dimensión del tiempo se vincula a los espacios en la construcción de lo alternativo a los espacios de la internación asilar. La radio trabaja así en la organización de una secuencia temporal, aportando la continuidad natural perdida. Siguiendo al mismo autor: "Por esto, en la tarea de rescate del paciente, de reconstrucción de su sistema de realidad, de su reorganización del mundo, lo más difícil y lo más importante es rehacer una visión prospectiva del tiempo, construir un proyecto de futuro." (Moffatt, 1974, p. 26) Una temporalidad de construir a futuro por medio de espacios de producción radial y grupal. En este sentido RV brinda una “estructura poco estructurada”, ya que son espacios interrelacionados donde la dimensión temporal del devenir se hace presente y marca intercambios:

“desde el dispositivo mismo, o sea, la propuesta es esta y es sostenida y es una propuesta sólida, es una propuesta que es sostenida, pensada, que da lugar al surgimiento de un montón de elementos que presentan ellos, que presenta la coordinación, pero en todo caso habilita al intercambio, habilita a la comunicación, habilita al vínculo que se establece, entonces por un lado habilita una estructura y por otro lado, iba a decir, es como que le brinda una estructura poco estructurada, ¿no? o sea que da lugar a lo espontáneo, da lugar a la posibilidad de decir y hacer, si bien obviamente manejamos ciertos códigos 48


de funcionamiento y de convivencia… pero no hay de antemano, ¿no? una conducta esperada en cuanto a lo que debe hacer o cómo debe comportarse, o lo que debe decir, atendiendo a su rehabilitación… yo creo que es una propuesta distinta en ese sentido, no se está planteando que ahí se va a enseñar algo que el otro debe aprender, es como realmente una propuesta o una invitación a acercarse y empezar a volcar lo bueno y lo malo digamos, o sea, … y en ese sentido, creo, les da una posibilidad de empezar a creer en ellos mismos…16”

Caracterización de los espacios:

Taller central: Funciona los días jueves de 9.30hs a 11.30hs. Se constituye como espacio asambleario, de discusión sobre las líneas generales del proyecto básicamente y toma de decisiones. Dispuestos asientos alrededor de una mesa situada en el centro del salón que la Radio utiliza en cada uno de sus espacios, se utiliza un micrófono como moderador de la palabra: la circulación del mismo indica la circulación de la palabra, cuando se tiene el micrófono se hace uso de la misma. Se hallan presentes 2 coordinadores con funciones diferenciadas, una de coordinación general del taller, otra de dinámica móvil y articulatoria, atendiendo al relacionamiento con la institución hospitalaria, a situaciones del orden de lo singular por las que transitan los participantes, a todo aquello que sucede más allá del taller y su tarea. Las características de la dinámica propuesta suponen escucha y atención sostenida, y hacen de éste un espacio donde debe jugarse un alto grado de concentración en la tarea por parte de los participantes.

Taller de producción radial: Funciona los días viernes de 9.30hs a 11.30hs. Se constituye como un espacio centrado en la tarea que tiene como eje la producción y proyección hacia la salida al aire de los días sábados, tanto desde la preparación puntual hacia el día siguiente como desde el trabajar la producción radial en sí misma (atendiendo al registro de lo hecho, a la crítica reflexiva y a lo propositivo enfocado a mejoras posibles). Con similar organización espacial que el Taller Central, se suma como elemento funcional fundamental la pizarra donde se irá preparando la pre-grilla a medida que el 16

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Lic Psic Alejandra Bustamante


taller transcurre. También cuenta con dos coordinadores, que mantienen la división funcional señalada para el Taller Central.

Taller de escritura: Funciona los días viernes en el horario de 12.30 a 14hs. Espacio creado el pasado año 2009. Con similar organización espacial que los anteriormente descriptos, tiene como eje principal la producción escrita. Desde allí se trabaja el boletín bimensual de RV. Su propuesta supone, además, la lectura e intercambio colectivo. Cuenta también con dos coordinadores, que asumen alternadamente las funciones anteriormente descritas y la atención a procesos colectivos e individuales de trabajo.

Salida al aire con Fonoplatea: Funciona los días sábados de 8:30 a 12:30hs. Se constituye como espacio abierto, por donde transitan, además de los participantes y coordinadores, todos aquellos que deseen acercarse. Utilizando el mismo salón donde tienen los talleres, se coloca la mesa con algunas sillas donde funcionará la locución, enfrentada a una serie de asientos dispuestos para recibir al público y a aquellos participantes que harán programas en el correr de la mañana. Se habilitan "llamadas" (nominación simbólica), mediante las cuales los integrantes de la fonoplatea intervienen en el programa en curso. La puerta del salón se mantiene abierta y la circulación entre éste y el patio se hace frecuente y fluida. Se cuenta con al menos tres coordinadores. Uno de ellos asumirá la coordinación de la salida al aire, mientras los otros atenderán a lo que hoy llamamos función móvil y de articulación (sostén de singularidades, relacionamiento con la institución y sus actores).

Espacio de la tarde de los días sábados: Espacio inaugurado también durante el año 2009. Supone una ampliación de la programación matutina, atiendiendo al formato radial de "estudio", con programación más estructurada en formatos y medición de tiempos, sin fonoplatea habilitada. Cuenta también con dos coordinadores y funciona en el mismo salón a puertas cerradas. Conlleva otro nivel de preparación y el número de participantes por salida al aire es significativamente más reducido.

Significaciones en las entrevistas a los técnicos sobre RV

A partir de las entrevistas al equipo técnico y las observaciones realizadas podemos ir 50


cruzando elementos de análisis que permiten la descripción del dispositivo en niveles particulares de significación teóricos y vivenciales de aquellos que han ido construyendo estas formas de hacer y problematizar la locura. El equipo técnico al momento de realizar la investigación se encuentra en un momento de transición. Está constituido por 5 psicólogos que empezaron con el proyecto hace 12 años y por 8 estudiantes de psicología y psicólogos/as que se integran en el 2009 coordinando los nuevos espacios mencionados. La decisión de selección para las entrevistas, entrevistando a los psicólogos fundadores que habían comenzado con el proyecto de Radio Vilardevoz y que aún seguían siendo parte del equipo técnico, implica dimensionar significaciones en un recorrido histórico que permite ver a RV en una percepción encarnada del tiempo.

“¿Cómo describirías el dispositivo de Radio Vilardevoz?” es una de las preguntas que realizamos a los técnicos. De forma generalizada existe una percepción de limitación en la pregunta a la hora de responderla, siendo la noción de dispositivo un elemento estratégico que poco habla del funcionamiento diario de la Radio. La idea de movilidad, de dinamismo, de procesos constructivos constantes, contrasta con el despliegue de una complejidad que busca escapar a reduccionismos o estatismos que pueden leerse desde el concepto utilizado; en tanto la formulación de la pregunta suponía un singular que podía leerse capturando pluralidades posibles. Hablamos de RV como dispositivo teniendo en cuenta la manipulación artesanal, estratégica de ciertas relaciones de poder y saber para disponer algo, generar y sostener un espacio para que algo acontezca (Foucault, 2005). Esto nos hace pensar en cómo se da el encuentro entre el entrevistador y el entrevistado, cómo se ponen en juego algunas concepciones teóricas que nosotras teníamos tomadas en esa entrevista. La dificultad de respuesta que genera esta pregunta en la mayor cantidad de entrevistados nos cuestiona acerca de cómo preguntamos, qué es lo que preguntamos y cómo se termina negociando esa significación en el encuentro con el entrevistado. De acuerdo a lo dicho anteriormente, tenemos respuestas que hacen alusión al dispositivo como forma de trabajo, sus espacios en red, que remiten a la concepción teórica política-estratégica, que en Vilardevoz se sostiene junto a una dimensión temporal particular del encuentro.

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Aparece como algo común que es un dispositivo que pone en juego lo comunicacional y lo participativo, Cecilia Baroni menciona: “hay una concepción que tiene que ver con la circulación de la palabra y que es fundamental y con la participación de aquellos (…) que casi siempre han sido excluidos”, y sigue más adelante: “un dispositivo bastante complejo orientado a la producción (…) en diversos planos, pero fundamentalmente a la producción del hecho participativo”17

Respecto a la participación como aspecto de problematización de los estigmas vinculados a la locura, como también al ejercicio de derechos en tanto ciudadanos, se menciona: “Lo que se intenta hacer en Radio Vilardevoz, si uno no lo separa en sus diferentes espacios de trabajo, sino que como proyecto comunicacional, lo fundamental es el trabajo en la participación, en el ejercicio de ciudadanía.”18

La dimensión comunicativa de la palabra en diversas expresiones cobra materialidad en tanto construcción de proyecto participativo con tareas y carácter terapéutico: “La propuesta es hacer radio, esa es la consigna, la tarea convocante, pero a partir de allí la propuesta es una invitación a la comunicación a través de la palabra (…) es una propuesta de participación activa.”19

Las nociones de comunicación y participación aparecen indisociables y transversales a una de las conceptualizaciones más fuertes y reiteradas que el equipo técnico ha generado, y es la relación paciente – participante. Tal como lo plantea Goffman, las instituciones totales producen subjetividades seriales y homogéneas, donde cada individuo va perdiendo singularidades para ser significado como paciente psiquiátrico. Esto no sólo implica un estigma social que le dificultará a la persona su existencia, sino que también implica un posicionamiento desde la pasividad. Desde el momento en que la persona es internada pierde autonomía en relación a los actos de su vida cotidiana, así como también el poder de decisión sobre su propia salud. Este autor plantea: “…las instituciones totales desbaratan o violan precisamente aquellos actos que en la sociedad civil cumplen la función de demostrar al actor, en presencia de los testigos ocasionales, que tiene cierto dominio sobre su mundo – que es una persona dotada de la autodeterminación, la autonomía y la libertad de acción 17 18 19

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Lic. Psic Andrés Jiménez Lic Psic Mónica Giordano Lic Psic Alejandra Bustamante.


propias de un adulto” (Goffman, 2004).

El hecho participativo aparece entonces como la posibilidad que tiene la persona de correrse de ese lugar pasivo y poder tomar decisiones y hacerse cargo de ellas, interrogando el modo en que se presentan. Mónica Giordano menciona: “Siempre hay alguien que tiene una respuesta para mis problemas, que me va a decir qué tengo que hacer para mejorar mi situación, mi calidad de vida, etc, siempre queda como del lado del otro. Acá lo que se propone es: tu sos un sujeto, un sujeto que puede ejercer una liberad, que tiene la posibilidad de elegir, hacia dónde va tu vida y de qué manera la vas a llevar, es un movimiento, ¿no?”20

De todas formas, estas nociones no se consideran como entidades enquistadas, como lugares a los que haya que llegar, de los que haya que salir. La noción de movimiento, de lo dinámico, del pasaje, es una característica. Las personas que forman parte de la radio oscilan entre momentos en los que se acercan a una identidad de paciente psiquiátrico, en otros en los que son más participantes, como la propia simultaneidad. Andrés Jiménez dice: “paciente y participante en todo caso cohabitan y con grados de intensidad, o con grados de presencia, digamos más absoluta en la vida, la existencia, y que en realidad como procesos de identidad cada uno tiene su peso y su permanencia”21

Asimismo Alejandra Bustamante nos dice: “Yo creo que es participante en la medida que el colectivo lo va reconociendo como tal y el equipo también lo va reconociendo como parte del colectivo. Eso es lo que le da la identidad al participante como tal. El estar, estar presente, estar en la expectativa de los otros participantes, más allá de estar registrado en un cuaderno. Creo que pasa por ahí…saber que, bueno… es uno de los nuestros” La dimensión que se introduce puede relacionarse con los aportes de Enrique Pichon-Rivière (1975) acerca del trabajo con grupos, en tanto se constituye una necesidad de representación interna y grupal para constituirse como portador de identidad colectiva. En este caso, la persona es parte del colectivo de la radio cuando es reconocida, recordada, cuando está aún en la ausencia. En este sentido, la tarea convocante es hacer radio, a la vez que se despliegan otras dimensiones que tienen que ver con la comunicación y con tomar la palabra. 20 21

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Lic Psic Mónica Giordano. Lic Psic Andrés Jiménez.


Siguiendo estos aspectos, Mónica Giordano nos plantea una imagen representacional acerca de la noción de participante-participación: “si lo vemos como una cuestión de círculos, como el núcleo más fuerte que es el que sostiene el proyecto desde todos sus espacios (…) serían unos veinte. Después hay otro círculo como por afuera que (…) fluctúan mucho más, que la radio sí la ven como una cuestión de referencia, tienen una apropiación pero ya no se ven en estas instancias de decisión, más de compromiso. (…) Y después hay una cantidad de gente que participa en la radio desde lo más insólito (…) que no tiene nada que ver con pacientes psiquiátricos o porque está ligado a su profesión o por otras cosas”

Lourdes Cresci, dice: “me gusta ese concepto de pasaje por la radio, la idea no es cronificar ni permanecer en la radio de por vida, a no ser que sea un acto muy positivo para esa persona”.

Círculos de participación en términos de pasaje que constituyen identidad como una carta de presentación dinámica y contextual. En este sentido Cecilia Baroni dice: “Cuál es mi carta de presentación y cómo yo me presento también va a colaborar en que se mejore o se empeore el problema comunicacional con el otro, no por un problema de ocultamiento sino del cuidado del otro (…) en Vilardevoz trabajamos eso, lo que se elije contar y desde dónde contar”

El tránsito, la fluctuación, el pasaje de paciente a participante nos habla de una territorialidad – hospital que hace carne en las personas, que genera estigma en el relacionamiento, que genera conductas, y formas de sentir y pensar. Pero la diversidad de la participación en la radio genera, por ejemplo, que asistan personas que nunca estuvieron internadas. Como investigadoras nos sucedió que íbamos con el prejuicio de que todos los participantes habían estado internados, y si bien fue así en la mayor parte de los casos, quedamos sin palabras cuando, frente a la pregunta “¿cuándo fue tu primera internación?”, no había ni siquiera una primera. Es interesante, por ejemplo, en una de las entrevistas a los participantes, uno de ellos se define como “colaborador” de la radio. No es un participante más, está en un lugar diferente. De alguna forma zafa del significante psiquiátrico, cuando la psiquiatra que lo atiende le dice “mirá, tu problema se soluciona cuando consigas un trabajo”. La 54


internación no es parte de su piel, aunque sí la medicación que trasciende paredes asilares, de menor grado de estigma social. La identidad de psiquiátrico no es la suya, sí la de paciente. De todas formas su participación como “colaborador” no implica un menor compromiso. Este participante realiza una especie de igualación: “lo que pasa acá pasa en todos lados”, que le permite participar de la radio como si participara en otro contexto, pero al mismo tiempo valorizando, por ejemplo, lo creativo de la locura. El caso que se menciona es uno de los ejemplos que cuestiona las categorías paciente – participante, tal como fueron planteadas anteriormente, e insiste para que sigan siendo pensadas.

La otra dimensión entonces que hace a la concepción general del proyecto es lo comunicacional. Mónica Giordano menciona: “Tiene que ver con poder generar propuestas alternativas de comunicación, obviamente ejerciendo la ciudadanía, desde la ciudadanía, pero que, bueno, que en realidad no es sólo dar voz a los que no tienen voz, no es ‘yo voy y alcanzo un micrófono’. Eso es un primer momento, sino que luego es cómo vos hacés para que esa persona se apropie de los diferentes espacios. (…) Porque ahí se produce sentido, porque ahí se produce palabra, porque ahí se produce discurso. Porque ahí se produce el diálogo. Y esa es la comunicación que se plantea.” Por otra parte Cecilia Baroni dice: “Hay un problema comunicacional con la locura, el loco y el que se cree más cuerdo, y con la exclusión y con la producción de esta locura y quién dice que es loco y quién no, hay un problema de comunicación, que se produce algo de lo terapéutico cuando se resuelve ese malentendido”

Una de las dimensiones que tiene que ver con lo comunicacional se refiere al “malentendido” al que se refiere Cecilia Baroni. Tiene que ver entonces con un proyecto político – comunicacional que la radio genera a partir de ser un medio de comunicación comunitario y de significación en relación a la locura. Se basa en deconstruir imaginarios sociales cristalizados en relación a la locura y generar otros espacios pasibles donde existir y habitar. El comunicar implica asimismo cómo se comunica, cómo se cuenta y qué es lo que se cuenta. Nos dice Lourdes Cresci: “pasar por la radio es pasar por un registro de escucha”. Y en esta dimensión se incluye la dimensión de lo colectivo, una dimensión donde la palabra conlleva relaciones y sentidos, no está vacía. Asimismo son espacios 55


sentidos y significados, donde poder compartir y producir relaciones de existencia en tanto sujetos. Andrés Jiménez dice: “para mí tomar un mate y producir una identidad del colectivo eso sí es terapéutico porque imaginate que estamos hablando de pacientes psiquiátricos, tienen un grado de vulnerabilidad alto en el sentido de la soledad, todo lo que tiene que ver con la marginación, con el rechazo (…). Yo creo que la constitución de colectivos así habilita más como a poder habitar con otros.”

Espacios habitados de significación, intercambios, compañía, reconocimiento que se configuran como espacio de referencia, Mónica Giordano menciona:“…porque además eso es fundamental, eso de poder tener un espacio de referencia, un colectivo que contiene, que sostiene y que apoya un proceso, pero además el hecho de comprometerse justamente con sus propias decisiones, eso para nosotros terapéuticamente es super valioso.”

La circulación por espacios de significación constituyen, en su temporalidad “estructurante”, una dimensión colectiva que se basa en participar y desplegar, Alejandra Bustamante decía: “La radio es radio por excelencia, es un espacio colectivo y pasa por participar, no necesariamente haciendo un programa, pero sí construyendo a partir del colectivo, involucrándose e insertándose desde ahí, encontrando un lugar en el marco del colectivo.” Aparece entonces la dimensión del colectivo como un lugar posible de sostén y que genera redes sociales en una población altamente vulnerada en este sentido. Se aprende, además, a escuchar y a producir con otros. Marcelo Percia (2004) plantea que la locura – demasía se genera cuando los predicados desquician al sujeto. Se plantea lo grupal, entonces, como un modo de alojamiento de la demasía. Se significan los espacios de alojamiento grupal como un espacio de construcción de democracia directa, ciudadanía y como colectivo que contiene.

La participación, el encuentro con el otro, la creación desde la acción, la tarea, el trabajo como eje que potencia despliegues colectivos y singulares en un proceso hacia la salud significado desde la autonomía. Cecilia Baroni planteará sobre esta dimensión: “Para nosotros ese proceso que es grupal y colectivo y se va autorregulando y es permanente, no solamente al ser paciente psiquiátrico sino también hacia la concepción de locura y hacia la definición de locura, creo que es lo que más hace que alguien se quede en 56


Vilardevoz o se vaya, eso es, para mí, como la marca. El que se queda en Vilardevoz tiene que estar dispuesto a poder debatir permanentemente esa producción, desde que la producción que recibe Vilardevoz es la locura transformada en enfermedad y transformada en ese ser pasivo psiquiátrico, territorializado por una disciplina y por una tecnología específica que produce el Hospital Vilardebó, o los manicomios en general con su tecnología, ¿no?, medicación, inyectables, electroshock, micronarcosis que van produciendo al otro en esa cosa pasiva de aceptación, parece, de un destino de enfermedad e inactividad. Entonces, venir a Vilardevoz implica poner a jugar y a cuestionar esas cosas y a poder empezar a creer que hay otra forma posible de existencia que excede, nos excede como sujetos de una disciplina, podés ser paciente psiquiátrico pero además sos otras cosas”.

III) Objetivo II: IMPACTOS Y SIGNIFICACIONES DE RADIO VILARDEVOZ A PARTIR DE SUS PACIENTES-PARTICIPANTES

a) Fundamentación de la muestra

Se realizó un muestreo intencional teórico a partir de una dimensión temporal de los integrantes del proyecto de RV, entendiendo que existen relaciones entre el tiempo de participación y las significaciones producidas. La dimensión temporal se constituye en organizador de central importancia fundamentalmente en el contexto asilar en donde se territorializa RV (Moffatt, 1974), vinculado a las significaciones y a la producción de sentidos, en tanto lógicas colectivas operantes (Fernández, A, 2007). Estos aspectos se enlazan a una dimensión de continuidad y permanencia relacionada tanto al dispositivo, como ya vimos, como también a los impactos en términos de pasajes identitarios de paciente-participante en construcción, que veremos más adelante.

La muestra se constituye en 28 integrantes del proyecto en carácter de participantes, de los cuales hay 6 mujeres y 12 hombres en un promedio de edad de 40 años. Esta muestra es tomada a partir de un formulario (ver anexos) que implica la toma de todos aquellos que, en carácter de participantes, se encontraron asistiendo a los espacios de 57


RV observado en el período de participación que va desde abril a agosto del año 2009. Con respecto al tiempo de participación en RV, de los 28 que integraron la muestra, aparecen mayoritariamente participando de los espacios de RV quienes ingresaron hace más de 1 año y medio, como puede observarse en el cuadro de a continuación.

Cuadro. Mapa de participación en los espacios de RV a partir del tiempo de ingreso de los participantes en el año 2009.

Espacios Jueves: Viernes: Viernes: Sábado: Sábado: Taller Taller Taller fonoplate c/ Central producció escritura a Program n a Tiemp Largo: 1-2-3-4- 1-2-3-4-5- 4-12-14- 1-2-4-5- 1-2-4-5o de mas de 5-8-9- 6-7-8-9- 18-20- 6-7-11- 6-7-8-9ingres 1 año y 10-12- 10-12-1312-13-14- 10-1115-16-17- 13-14o 1/2 13-14- 14-16-1718-19-20- 15-1716-17- 18-19-2018-2018-20Mediand 21 21 21 o: de 1 año a 1 año y 1/2 Corto: 22 22 de 6 meses a 1 año Recientes 25-26- 23-25-26- 25-26- 23-24-25- 25-26: 27272726-27antes de 6 meses otros 28

Represen- Radio tación por adentro?? RV 2-3-6-7-8- 01/12/09 9-10-1213-16-1718-19-20-

21

Muestra de 28 participantes de RV en el año 2009.

A partir de estos datos, se centralizó el análisis en la expresión mayoritaria vista en los 20 integrantes de RV en carácter de participantes, que ingresaron en el período más largo, o sea, más de 1 año y medio. Dicho recorte permite profundizar en la dimensión temporal de ingreso a RV como aspecto sustantivo de significación. Asimismo, la expresión mayoritaria en la toma de formularios de la posición de más de 1 año y medio de ingreso, presenta una relevancia constitutiva del dispositivo de trabajo en el período señalado. Estos elementos dotan de relevancia al recorte mencionado, el cual se expresa 58


en la realización de 20 entrevistas en profundidad, a partir de las pautas ya descritas.

b) Análisis de los datos

Tomaremos, para el análisis de las entrevistas, los aportes emanados de la teoría fundamentada desde Corbin y Strauss (1998), los cuales la caracterizan como:"(...) teoría derivada de datos recopilados de manera sistemática, y analizados por medio de un proceso de investigación. (...) que la teoría emerja a partir de los datos. "

En este sentido, iremos tomando los conceptos que aparecen en las entrevistas y se irán exponiendo diálogos posibles con teorías vinculadas a dichas significaciones. En las entrevistas realizadas a los técnicos aparece una fuerte impronta del hacer como actividad creativa y compleja, donde el dispositivo aparece con plena movilidad. Este elemento nos posibilitó identificar a la noción del trabajo como organizador de RV, apareciendo vinculada en diversas significaciones en las entrevistas realizadas a los denominados participantes. Se toma como organizador a la noción de trabajo desde la cual dar visibilidad a los impactos en términos de significaciones en interrelación, que proporcionan las entrevistas realizadas en este apartado. Cabe señalar que, en el momento de análisis en que se encuentra este proyecto, se seleccionó un 35% de la muestra total de 20, la cual se traduce en el análisis de 7 entrevistas.

Organizador: noción de Trabajo

La noción de trabajo que aparece puede ser definida a partir de la conceptualización que realiza Julio C. Neffa (2003), quien plantea:"el trabajo es una actividad, realizada por una o varias personas, orientadas hacia una finalidad, la prestación de un servicio o la producción de un bien -que tiene una realidad objetiva y exterior al sujeto que lo produjo-, con una utilidad social: la satisfacción de una necesidad personal o de otras personas. El trabajo así entendido involucra a todo el ser humano que pone en acto sus capacidades y no solamente sus dimensiones fisiológicas y biológicas, dado que al mismo tiempo que soporta una carga estática, con gestos y posturas despliega su fuerza física, moviliza las dimensiones psíquicas y mentales. El trabajo puede dar lugar a la 59


producción de bienes y servicios destinados al uso doméstico, en la esfera no mercantil, sin contrapartida de remuneración salarial" (p.261). La conceptualización que presenta Neffa implica una multidimensionalidad de la noción del trabajo, donde se resalta una dimensión objetiva vinculada a la actividad en sí, al producto, y otra dimensión en relación a lo propio del sujeto. Esta última dimensión se vincula a aspectos identitarios relacionados a: el esfuerzo, el placer y el sufrimiento, la pertenencia, las relaciones interpersonales, la construcción de un colectivo de trabajo, la salud, todos estos como significaciones. Dirá Neffa:"El trabajo sujeta de alguna manera el trabajador a la materia pero por otra parte lo libera al generar un producto. Es una mezcla entre necesidad y libertad".

En relación a una dimensión objetiva del trabajo aparecen las siguientes nociones en relación:

Creatividad y organización colectiva: "Yo siempre participé muy esporádicamente en la fonoplatea de los sábados, más que nada me gustaba ver y escuchar a cada uno de los participantes; cómo era la Radio Vilardevoz en su fonoplatea. Y me encontré con gratas sorpresas, con cosas que… Es decir, el colectivo es muy rico en su actividad; ‘pá’, dije, lo creativo está hecho, lo único que hay que encauzarlo dentro de un plan de radio" (Hombre, 60 años).

Trabajo y terapia:

"para mí la radio es una responsabilidad, yo te digo que la radio para mí es como un trabajo (…) si yo lo descuidara al trabajo como lo que no vengo a la radio no me… no me dura un laburo… pero yo a la radio la agarro como que es un trabajo… trabajo en el sentido de no venir pico y pala, es como una terapia, lo que hablamos hace un rato… verte con los compañeros que también extrañás vo… porque, no sólo este a los del equipo técnico sino que todos los gurises, los compañeros de los talleres..." (Hombre 47 años)

"ha cambiado mucho mi vida un poco con la radio, sí, sí, ha cambiado mucho la radio conmigo, me ayuda mucho en muchas cosas que yo tengo problemas que 60


he tenido, lo hablo con la psicóloga y hago algo, un programa que antes hacía, yo tenía un programa con X …" (Hombre 57 años)

"me aguantaron la cabeza me aguantaron y ahora, no, por suerte estoy bien, vengo bien y antes venía sucio, vamo’ a decir la verdad, venía sin bañarme, sin cambiarme los pantalones, jediendo, barbudo, sucio, ahora no, ahora... ayer me afeité, dije ‘bueno, mañana voy a ir a la radio y voy a ir prolijo’ (...) mirá, llegué al refugio, me afeité a las tres de la mañana, me gusta bañarme, porque si vas antes… cuando tú llegas al refugio la gente se mete toda pal agua, se bañan todos casi todos " (Hombre 57 años).

"Para muchas personas con problemas de comunicación o de querer decir, pudieran acercarse porque el decir lo que te atormenta, cuando vos tenés un enemigo escondido, mientras lo tenés escondido no lo ves, pero cuando lo ves lo tenés enfrente y cuando lo tenés enfrente, podés vencerlo, y a veces cosas que tenemos incrustados de nosotros mismos y cuando lo podemos ver, cuando lo tenemos ahí, ahí es cuando realmente lo podemos vencer" (Hombre 47 años).

"Y me ayuda porque estoy solo yo (.) no tengo a nadie, ¿viste? y yo acá vengo y converso con todos acá, porque todo el mundo me conoce acá y a veces me voy cambiado, ¿viste?" (Hombre 57 años)

"Bueno a mí la radio me ha ayudado mucho a cambiar (…) y los psicólogos por supuesto porque solo no puedo, yo estoy solo, no tengo a nadie que me ayude, no tengo a nadie que me diga: ‘¿qué pasó?’ (...) ‘¿Te caíste? Vamo´ arriba, a levantarse’ (...) no tengo a nadie que me diga: ‘Bueno, ¡epa! hay que aflojarle, che’, no tengo a nadie, como ya te dije, vivo en un refugio y vivo solo (.)” (Hombre 57 años).

"antes venía con el pelo duro, sin bañarme jediendo a sobaco y a todo un poco y bué (...) y ‘el Martín está cambiando un poco, ahora viene más limpito’, tengo ropa que me han regalado nueva (...) y tá, ¿viste? lo que yo lamento, sinceramente lo digo, porque ahí yo no puedo lavar nada, no se puede lavar nada (…) y bueno, tengo para lavar unas camisas y no sé dónde las voy a lavar 61


((risas)) y eso (...) tener una buena camisa limpia para andar a todos lados" (Hombre 57 años).

En relación a una dimensión subjetiva e identitaria del trabajo, aparecen los aspectos que a continuación se exponen, pudiendo mapear las siguientes nociones:

Sentimiento de utilidad a partir de la palabra y la escucha de un otro:

"Me siento útil, ya antes me sentía cualquier cosa, me siento que puedo, no solamente hacer, porque lo estoy haciendo en mi laburo, sino también comunicar cosas, y esas cosas que comunico llegan, llegan. Capáz que no de la forma que uno querría que llegaran porque cuando uno, yo muchas veces estuve hablando de ciertos tipos de inserción social del paciente psiquiátrico, y de formas, y buscar métodos, y buscar gente para hacer cooperativas, capás que no se hizo, pero por lo menos me escucharon. Y la palabra es una de las cosas que nunca vuelve vacía, porque siempre, a la larga o a la corta, la palabra queda y queda en la cabeza y queda la idea y la idea no muere, es eterna, es una creación, me da la posibilidad de crear, a mí me gusta crear, me gusta pintar, me gusta tallar, me gusta crear." (Hombre 47 años).

El poder de ser participante y la pasividad de ser paciente:

"Entrevistador: A partir de tu participación en la radio, ¿qué cambios notás en tu vida cotidiana?

Entrevistado: "Pua, yo estaba mal, estaba muy heavy, estaba pasado de rosca, cuando yo llegué a la radio, ¿sabés lo qué?, no hablaba, ladraba. Me cambió mucho, me modeló, y sobre todo me hizo saber que yo puedo. O sea, saca el “no puede”, o el “no se puede” del psiquiatra o del psicólogo convencional y le pone el “puede” y vamo’ arriba, esa es la gran diferencia que yo veo". (Hombre 47 años).

Sentimientos de pertenencia e involucramiento que tocan lo personal:

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"Bueno, está mi literatura por un lado, que es a lo que me voy a dedicar ahora, no voy a hacer nada más, estaba haciendo conducción y locución en la parte de, evidentemente todavía no estoy preparado, a pesar de que hice radio no estoy preparado, pero me dieron mucho espacio para mi literatura en un inicio, y después en la tarea de hacer producción, todo ese tipo de cosas me resulta muy agradable. Y bueno, también soy consciente que lo que pasa por el compromiso no es un compromiso con ustedes, es un compromiso conmigo mismo" (Hombre, 56 años).

Comunicación con otros: dimensión de lo colectivo:

" la parte esa que te decía de comunicación, igual no es un desagote de energía sino una forma constructiva de llegar, inclusive hasta más lejos tal vez. Yo, al taller de escritura vengo siempre, los sábados, el viernes perdón, me quedo al taller. Y yo creo que se podrían seguir haciendo más talleres y se podría inclusive un poco más tiempo después de las trece. Sí, sí, en ese sentido he abierto mi comunicación con una cantidad de gente." (Hombre, 56 años).

"Creo que personalmente he crecido, porque he conocido, un problema que tenía idea cómo era pero no lo viví tan de adentro como ahora. Porque antes yo tenía una idea de cómo era una persona que está con dificultades, con problemas psiquiátricos, pero estando más en contacto con ellos, me sirvió para entender y eso me dio, digamos, más ánimo como para que el colectivo pudiera contar con los medios necesarios como para salir al aire. Es decir, lo que hace el colectivo, en algún momento se tenía que hacer escuchar. Y eso creo que de a poco se va a ir logrando. Es difícil encaminar un colectivo dentro de algo que se llama radio, pero…" (Hombre, 60 años).

Proyecto de vida: ideales colectivos:

"me ha enriquecido como persona. Porque hay gente ahí que si bien tiene problemas psiquiátricos tiene cosas muy lúcidas. Y es, por lo menos en lo que a mí respecta, lo que yo pensaba, no estaba tan equivocado; veo que otros están, que tienen problemas, también pensaban lo mismo ¿no? Y eso te ayuda a 63


reafirmar lo que uno aprendió con los otros. Cuando aprendió y quería ser cuando era joven.

-Entrevistadora- ¿Qué era?

-Entrevistado- Cambiar el mundo. Y bueno, está." (Hombre, 60 años).

IV) CONCLUSIONES Y APROXIMACIÓN DE RESULTADOS

Análisis de las significaciones

Para comenzar a concluir aspectos vinculados a las significaciones, diremos que este proyecto ha significado muchas cosas para el equipo de investigación implicado. Una de ellas vinculada al acercamiento y el aprendizaje, ya que ninguna de nosotras contaba con experiencia alguna con respecto a investigación. Otro sentido se relaciona a las múltiples interrogantes con las que sigue de algún modo este proyecto en relación al abordaje de dispositivos que problematizan la dimensión de la locura. Cuando trabajamos con poblaciones enmarcadas en el paradigma de la locura aparecen fuertes improntas vinculadas a la situación de estigma (Goffman, 2004), que se territorializa en las instituciones totales, en este caso asilares del manicomio. En esta investigación puede ubicarse en el Hospital Vilardebó la situación estructural de pobreza de nuestro país, estando la mayoría de la población estudiada en situación de calle y/o refugio, como también una dimensión que hace a las terapéuticas alternativas y comunitarias vinculadas a aspectos de la salud mental y crisis vitales (Moffatt, 1974). En este sentido estas líneas dialogan asimismo con la noción de trabajo que se despliega en las entrevistas. Diremos entonces que el proyecto de Radio Vilardevoz, como experiencia local, despliega bajo una dimensión de trabajo, en tanto actividad creativa, aspectos terapéuticos basados en la construcción de colectivo en su cualidad participativa. Desde una noción objetiva (Neffa, 2003) de trabajo que se emplea en RV, aparece una identificación recurrente y específica acerca de la radiodifusión como producto, tanto en el equipo técnico como en los denominados participantes. Producto valioso y creativo, que es permanentemente problematizado y elaborado como materia prima en los diversos espacios de trabajo. Espacios interconectados y atravesados por un dinamismo 64


del hacer que va siendo marcado por las necesidades del momento en el que se encuentre la dimensión colectiva.

Asimismo aparece un fuerte impacto subjetivo relacionado a las significaciones de responsabilidad que implica ubicarse en RV con sus objetivos en tanto trabajo y terapéuticamente. Las nociones de trabajo y terapia aparecen fuertemente ligadas entre sí. El aspecto que las vincula se relaciona al despliegue de capacidades con otros y a partir de otros (colectivo, oyentes de radio, sociedad que estigmatiza, etc.). Relacionado a la responsabilidad, aparece un deber ser en relación al compromiso, haciéndose presente una tensión de lo que espera el colectivo y de lo que individualmente una persona espera de sí. Desplegar las capacidades de cada uno en la tensión de lo personal y lo colectivo conlleva, además de una responsabilidad, la asunción de lucha como proyecto de vida. Una lucha que tiene como principal adversario la incomunicación, la soledad, el vacío de una palabra sin otro que escuche, como también la interrogación constante por los prejuicios y el estigma de ser paciente psiquiátrico. Esta interrogación se compone como construcción continua de un pasaje de ser paciente y pasivo a advenir participante en diversas graduaciones y posiciones enunciativas: colaborador, participante, socio, oyente, invitado, pasante, amigo de la radio, etc. (van cobrando forma según las relaciones sociales producidas del momento del colectivo, sus objetivos, tarea, como el pleno acontecimiento de lo imprevisto). Ser participante no implica un estado alcanzado, sino una construcción continua basada en el reconocimiento de los demás y del despliegue de capacidades que ponen en juego lo propio y lo colectivo, en una frontera de múltiples líneas de participación directa. Una participación basada en la palabra en un sentido amplio: escrita, oral, radial como producto, que circula de modo de hacer trascender la labor hacia la vida eterna: “la palabra queda y queda en la cabeza y queda la idea y la idea no muere, es eterna”.

La palabra es el producto de la labor radial. El colectivo lo hace posible. Aspectos que anudan la noción de trabajo como actividad creativa terapéutica. Aparecen impactos en relación al sentirse útil, ya que se puede comunicar.

La realización de programas en la sucesión de espacios destinados para su desempeño y labor, producen una singular satisfacción de transformación personal y colectiva, 65


cobrando relevancia el sentido de la participación. Por estos motivos, en RV algunas entrevistas hablan de “continentación colectiva” para referirse al modo en que se anuda la participación colectiva y sus efectos.

El cuidado de sí aparece como un aspecto individual y colectivo. Es individual en la referencia a los diversos cambios que exponen los participantes en relación a su aspecto (ir prolijo a la radio), al modo de expresarse (hablar en vez de ladrar) para aquellos que “tienen un problema de comunicación o del querer decir como un enemigo que atormenta”, y al trabajo singularizado de los técnicos. Asimismo colectivo, ya que implica la fuerte presencia de un otro que puede ser un amigo o sentido como parte de su familia, un otro extensivo a los que escuchan o deben escuchar como oyentes y/o sociedad, como un psicólogo/a, un otro disciplinar a las terapéuticas que tornan en objetos pasivos-paciente al sujeto del loco.

Los sentimientos de soledad en la radio se acompañan con un mate, una compañía, un “¿cómo estás?” y “vamo’ arriba”, siendo un espacio de vitalidad muy fuerte y de socialización, donde reflexionar sobre sí mismos en relación con los demás y el proyecto que va más allá de cada encuentro. Elementos que en su cotidiana producen choques constantes de significación en y con la territorialidad en la que se encuentra RV: "… sobre todo de que la gente entienda lo que pasa detrás de esas rejas; que no es un amontonamiento de gente así porque sí; es gente que piensa y que siente y que quiere también; que tiene sentimientos. Eso, la gente común, en la calle, pasan por ahí y dicen “loquero”, como si fuese un depósito de mercadería. No, pero de a poco, la radio se ha dado a conocer.”

Darse a conocer implica tanto mostrar su trabajo radial como problematizar el estigma social de la locura desde la propia práctica de trabajo, donde se nomina como participantes a los pasivos-pacientes. Asimismo, a partir de una noción de comunicación constructivista extensiva, un ser escuchados como forma de vida, de sentirse vivos por poder expresar.

Estos aspectos recubren al ideal de “cambiar el mundo” de expresa creencia en el territorio estigmatizante del Manicomio. En la mayoría de las entrevistas aparecen 66


aspectos idealizados de lucha que se viven día a día en el desarrollo del proyecto dentro de las paredes del Hospital y más allá de ellas.

¿Desde dónde investigamos?

Pensar la implicación lleva a pensarse y a pensar aquello de lo otro que hay en uno. Qué de esos discursos, qué de esas prácticas, qué de aquello visible en Vilardevoz, en el grupo de investigación, en el proceso realizado, resuena, halla puntos de encuentro, dialoga en uno. De ese ejercicio emergen: Un interés en problematizar, en desentramar para cuestionar, en interpelar al proceso que muchas veces se agota en la nominación y “etiquetado”, en configuración y clasificación, en tratamientos en el registro de la diferenciación excluyente que hace a las practicas “sanitarias” institucionalizadas en la maquinaria del manicomio, en tanto institución total. Una concepción ético-política de los procesos de salud-enfermedad que encuentra ecos en dispositivos colectivos y “alternativos” a hegemonías varias. A ello sumamos: El haber compartido ámbitos de trabajo con personas integrantes del Equipo Técnico de Radio Vilardevoz, así como con integrantes del equipo de la investigación. El conocimiento e interacción con participantes de Radio Vilardevoz en espacios ajenos al dispositivo radial. Por último, el hecho de que integrantes del equipo de investigación sean hoy, simultáneamente, integrantes del equipo técnico de Radio Vilardevoz, no puede dejar de señalarse, en tanto habilitó en más de una ocasión el enfrentamiento constructivo de nociones y saberes acerca del campo. Así, nuestro posicionamiento como equipo de investigación, nuestros roles a construir, se nutrieron del interrogarse y el interrogar nuestra labor. La labor de desentramar estas líneas que configuraron nuestro acercamiento se tornó esencial y productiva y se halla presente detrás de cada espacio del análisis presente, negando la ingenuidad del discurso que hoy desplegamos y produciendo un registro de encuentro en un movimiento que hizo del constante cuestionarse una herramienta.

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¿LA LOCURA ESTÁ EN EL AIRE? 22 Lic. Psic. Andrés Jiménez, 2002 El Proyecto presentado:

Ubicación del proyecto dentro de un grupo de trabajo, justificación de su importancia

Desde fines del año 1997 se viene desarrollando, en el hospital Vilardebó, una experiencia comunicacional-participativa que nuclea a estudiantes de la Facultad de Psicología en un proyecto de trabajo conjuntamente con internos y pacientes psiquiátricos en general. Sus antecedentes directos lo constituyen “LT 22 La Colifata” del hospital Borda de Buenos Aires, y la radio “Louca por ti” del proyecto comunitario del hospital Pedro I de Río de Janeiro. Luego de un periplo institucional bastante azaroso que ha tenido que ver con el propio crecimiento del proyecto y su concomitante necesidad de espacio, se podría decir que al día de hoy la experiencia ha tomado forma en lo que se denomina “Radio Vilardevoz”. Funciona en el Centro Diurno de dicha organización, a cargo de la Psiq. Claudia Ceroni, y es coordinada por un equipo de nueve integrantes23, compuesto por estudiantes, egresados y docentes de la mencionada Facultad. El producto de los talleres es emitido al aire en forma de “microprogramas” en radio Oriental a través del programa de Omar Gutiérrez, en radio El Espectador en el programa Planetario de Alejandro Ferreiro, y en Gardel FM en “Amargueando”de Alberto Silva, con una frecuencia semanal. Se han emitido y se emiten micros en otros espacios de otras emisoras, pero con un régimen de emisión aleatorio. A su vez, a través de COMCOSUR y AMARC, se distribuye en diversas radios comunitarias nacionales y de América Latina En febrero de este año, fue presentado ante la CSEAM el proyecto “Participación Comunitaria en una experiencia comunicacional”, que articula los fines de extensión, investigación y docencia, y que obtuvo el aval académico de la Universidad de la República. El proyecto allí formulado, propone un ámbito investigativo permanente para la formación universitaria. De las múltiples líneas investigativas posibles a ser desplegadas 22

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Investigación aprobada y financiada por CSIC en el año 2002. Tutora: Susana Rudolf. El texto contiene El Proyecto presentado y los Principales resultados obtenidos. Br. Cecilia Baroni, Br. Lourdes Cresci, Br. Mónica Giordano, Br. Andrea demestoy, Br. Diego Onega, Br. Andrés Jiménez, Lic. Geraldina Pezzani, Lic. Alejandra Bustamante, Doc. Psic. Nelson De León.


por el equipo de trabajo, esta investigación aborda una de ellas. Se plantea en el mencionado proyecto, como uno de sus objetivos generales: “Propender a la comprensión sobre la concepción social de la enfermedad mental a nivel comunitario y el impacto de la difusión de un proyecto comunicacional participativo”. Esto es posible plantearlo, en el entendido de que la enfermedad mental es un fenómeno producido en el que han tenido que ver discursos y prácticas disciplinarias, que a su vez atraviesan todas las instituciones creadoras de sentido que componen nuestra sociedad. De este modo se reafirma la idea pichoniana de producción de enfermedad de manera colectiva, siendo el rol de enfermo el asumido por un integrante del grupo, pero representativo de la enfermedad de todos los involucrados. Si desplazamos la concepción a otros ámbitos es posible afirmar que ese nivel de construcción colectiva del problema se pierde cuando alguien es designado con un rótulo de enfermo, se pasa a pensar (y actuar en consecuencia) a la enfermedad como algo individual, algo que le acontece al individuo que está enfermo. Al perderse la dimensión colectiva a nivel de la familia, que se encarga de designar ese lugar, también se pierde esa dimensión a nivel social, entonces ya nadie, ni los técnicos, asumen su cuota parte de responsabilidad en el asunto, y la enfermedad, encerrada en el cuerpo del paciente y el cuerpo del paciente encerrado en el establecimiento, contribuyen a visualizar lo enfermo como ajeno, como algo de lo cual no se es parte y que no forma parte de uno mismo, y lo que es peor, frente a lo que nada se puede hacer, salvo lo que se hace. Esto implica un nivel de parálisis bastante grande en relación a lo que sí se puede hacer y tiene consecuencias de ese tipo observables en la acción técnica, en las estrategias de abordaje del problema y en las metodologías de tratamiento. Para producir movilidad en esta problemática es necesario renunciar a las concepciones que históricamente han producido el problema de esta manera. Estas concepciones operan en distintas esferas de lo psicosocial, una de ellas, que podríamos denominar el “imaginario social”, tiene que ver con la idea colectivamente construida e históricamente validada de lo que significa estar enfermo. Las representaciones que nos podemos hacer acerca de lo que es, por ejemplo “estar loco”, van muy de la mano de lo que históricamente se ha ido llenando de sentido en relación a esa condición. A través de toda una mitología y una leyenda popular se da sentido a todo aquello que ingresa al terreno de lo desconocido, de lo inexplicable y de lo intolerable. En suma, también y en parte, se trata de aquello temido. No se trata del misterio de la vida, tiene más que ver con el misterio de la muerte. El lugar singular que las sociedades han 71


asignado para el que se sale de la norma de la cordura es un lugar de segregación, de marginación y olvido, (al margen de los castigos y más tarde los tratamientos). Es, por tanto, un lugar que no se quiere ocupar. Muchas veces se habla del miedo a la locura, como si la gente temiese perder el control de sus vidas, y en parte de eso se trata, no tener el control de la vida no es otra cosa que la pérdida total de autonomía. Pero el verdadero sentido del miedo que subyace es el de la muerte. Se produce una identificación del estado de locura con la muerte social, la ruptura, la pérdida de los lazos con el resto del colectivo, eso es lo insoportable. Los mecanismos que se ponen en juego, no hacen más que proteger la sanidad, manteniéndola a resguardo de aquello que se ha limitado, designado, capturado. Si bien estos mecanismos parecen necesarios, no son los únicos posibles, en realidad se establecen y pasan a funcionar de manera estereotipada, coartando las posibilidades de cambio. Es decir que como mecanismos, no solamente cumplen la función de mantener vivos a quienes los despliegan, sino que, y como efecto secundario si se quiere, contribuyen a matar a aquellos por sobre los cuales sus efectos se despliegan. Como todo mecanismo psicológico, tienden a ser conservadores, conservan a aquellos que protegen, pero también conservan el estado de cosas que hace que lo protegido siga estando protegido, conservan el contexto, y crean todo un sentido, una lógica de pensar y actuar que sostiene a quienes están ubicados en el lugar de enfermos, los sostienen, es decir, los mantienen, los conservan ahí donde están y como son. Todo movimiento en este estado de cosas puede ser visto como amenazador del orden establecido que reparte los roles. Sin embargo, este “orden social imaginario” no es ni estático ni inamovible, es pensable que se puedan producir cambios en cómo se piensa la problemática y en cuáles son los términos que la definen. Esta es la razón del mencionado objetivo en el proyecto radial, y aquí habría que hacer al menos dos puntualizaciones: A)Lo que pasa a “salir al aire”, lo que se pone en circulación con un proyecto radial de estas características, es la palabra de aquel que ha ocupado el lugar de loco o de paciente psiquiátrico. Uno de los horizontes epistemológicos que delinean el marco teórico de esta experiencia tiene que ver con la producción de subjetividad. A esto le llamamos a todas las formas de sentir, pensar y actuar en el mundo que le son propias a los colectivos humanos. Llevando un poco más al extremo este concepto, podríamos decir que se trata de los modos de ser y estar en el mundo. La idea de que esto sea “producido” habla de su 72


carácter histórico y remite casi inexorablemente a dilucidar los caminos por los que esta producción se da. Es decir, las condiciones que la viabilizan, y aquí aparece de relieve una institución cultural estructurante por excelencia: el lenguaje. Y muy de la mano de la lengua, el dispositivo constituido por “la palabra”. La palabra funda el sujeto, le da un lugar, un nombre, lo hace perteneciente a una cultura, a un colectivo. La palabra introduce la ley, la norma, lo que se puede y lo que no se puede. Introduce el bien y el mal, lo que se debe y lo que no. Lo bello y lo feo. La palabra opera a nivel ético y estético “produciendo a los sujetos de un histórico-social dado”. Pero no lo hace de una vez y para siempre, sino que “efectúa” permanentemente una acción en ese sentido. Dicho de otro modo, sus “efectos” se despliegan siempre, por lo que no se puede pensar nunca en sujetos “acabados”, “ya producidos” y sin posibilidad de que los efectos de la producción sigan operando. Hacerlo sería negar el cambio, es más, desde esta perspectiva el cambio es permanente, por lo cual de lo que se trata cuando hablamos de proyectos de intervención de este tipo es de cuál es el sentido o la dirección del cambio.

B) Por su parte, los medios de comunicación de masas, pasan a tener importancia en este proyecto, y a la luz de lo puntualizado más arriba, se podría decir que juegan un papel principal en la creación de subjetividad. Operan produciendo y re-produciendo la propia subjetividad del colectivo. Cabrían aquí consideraciones que tienen que ver con los fenómenos de globalización, lejos de constituir un obstáculo a lo que se viene afirmando, constituyen la comprobación de que las tecnologías de comunicación de nuestra era “digital-informática” son grandes facilitadores de la producción de subjetividad a escala mundial, marcando, por ejemplo una universalización de las pautas de consumo y de los valores socialmente establecidos en asociación con ello. Por lo tanto, lo radial, aquí opera como un canal a través del cual una experiencia participativa “micro” como lo es el “taller de radio Vilardevoz”, puede proyectarse en un nivel “macro”. La fuerza de penetración de estos medios, es aquí utilizada para la expansión de una experiencia que pretende actuar a nivel de ese imaginario social, de esa ideología que sostiene la problemática de la locura y la enfermedad en los términos analizados más arriba. Radio Vilardevoz no es un entretenimiento para pacientes que no tienen qué hacer, no constituye un espacio de recreación y de ocupación del ocio de manera que se siga sosteniendo el propio fenómeno en todos sus términos. 73


Pretende ser un proyecto de trabajo que dignifique a aquellos que se embarcan en él y que permita abrir nuevos horizontes para la inclusión de lo marginal-segregado a partir de las iniciativas propias de los involucrados, a partir de poner el acento en las capacidades y potencialidades en lugar de hacerlo en la disfunción y la discapacidad.

OBJETIVOS GENERALES: Aportar al conocimiento acerca del fenómeno de la locura y la enfermedad mental en su dimensión social-histórica y propender a su replanteo o reformulación como problema. Recoger datos primarios que permitan evaluar la estrategia radial como medio privilegiado para la proyección de experiencias micro de carácter democrático, participativo y desmitificador. Y en ese sentido que sirvan de insumo para modificaciones y ajustes en las estrategias de trabajo de proyectos como el descrito.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS: (RESULTADOS ESPERADOS) Determinar, en lo posible, niveles de audiencia de una experiencia radial en un hospital psiquiátrico en relación a sus canales de difusión actuales. Evaluar si se producen cambios en la idea que se tiene acerca de la locura y la enfermedad mental a partir del contacto con el producto de las emisiones radiales. Evaluar la dirección de esos cambios, o sea, realizar una comparación analizada en términos cualitativos entre un antes y un después del contacto con la experiencia. Evaluar si la estrategia de trabajo de los talleres de radio permite que se pueda producir algo del orden de lo novedoso en torno al fenómeno. Es decir, si una experiencia terapéutico-participativa es o no un buen camino para la producción de cambios positivos en el área de la salud. Metodología:24 Se pretende actuar en dos niveles en función de las formas de difusión actual que posee 24

A nivel de antecedentes, hay que mencionar que se viene realizando, en el marco de la “Pasantía en investigaciones” del curso de Psicología Social de tercer ciclo de la Facultad de Psicología a cargo del Doc. Psic. Nelson De León un relevamiento en la zona del hospital Vilardebó tendiente a visualizar los efectos de la salida al aire de los micros de Vilardevoz. El trabajo se realiza en base a un muestreo y un cuestionario que determine a partir de un primer contacto, cuál es el nivel de conocimiento de la experiencia en el barrio, y luego de ese contacto, en el que se informa acerca de los horarios y lugares del dial en los que se emiten los micros, y al cabo de un tiempo predeterminado, se realiza un segundo contacto en el que, en base a otro cuestionario se intentará recoger las impresiones en relación a dichos micros. De este modo se podrá establecer un primer nivel de análisis en torno a los efectos de las emisiones.

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la experiencia: A nivel local a través de las emisiones en radios comunitarias. A nivel regional a través de las emisiones en las radios de alcance nacional (Oriental y El Espectador) (Gardel FM para zona metropolitana) Existiría un nivel global a través de las emisiones vía internet (El Espectador) que llevan la propuesta a escala mundial. A los efectos de esta investigación se hace necesario un recorte en relación a este nivel, no obstante lo cual en el transcurso de la misma se piensa implementar alguna forma de recoger datos a través de las conexiones en red informática.

Nivel 1: Hay que trabajar en torno a la elección de no más de tres emisoras comunitarias. Deberán tener un radio de alcance barrial en tres zonas distintas (por ejemplo: Cerro, La Teja, y Barros Blancos). La forma de relevamiento de audiencia se hará de dos maneras: Contacto directo de audiencia vía teléfono en base a preguntas estandarizadas que recojan información en relación a las concepciones de enfermedad mental y locura. Por otra parte, se realizará un relevamiento en la zona con los mismos criterios establecidos para el trabajo que ya se está realizando en el barrio del hospital. Un cuestionario inicial que genere dos grandes grupos, los que nunca escucharon las emisiones y los que la han escuchado al menos una vez. Al mismo tiempo se determinará si conoce o no la experiencia y de qué manera ha oído hablar de ella. Este punto de partida marca un tiempo inicial, a partir del cual deberán marcarse dos o tres momentos de contacto que permitan arrojar datos comparables en torno al tópico a investigar. A su vez, y dado el carácter eminentemente cualitativo de la evaluación que se pretende, de los dos grupos serán seleccionados, en función de los datos arrojados por el cuestionario inicial, informantes claves con quienes se profundizará la exploración a través de técnicas de entrevista.

Nivel 2: Se tomarán los ejes de las tres emisoras mencionadas para trabajar a modo de relevamiento de audiencia, se podrán tomar para esto los datos de consultoras que tengan avanzado un número global y cierta distribución en base a muestras. Esto podrá establecer un primer contacto con la audiencia del espacio. En este punto se prevé el establecimiento de entrevistas con informantes calificados pertenecientes al ámbito de las Consultoras a los efectos de obtener asesoramiento técnico para la evaluación de impacto. A su vez, en esta misma línea, se hace necesario el contacto con herramientas 75


que aporten las “Ciencias de la Comunicación”, para lo cual se creará otro núcleo de informantes calificados pertenecientes al Instituto de Ciencias de la Comunicación de nuestra Universidad. De cualquier forma, las herramientas para esta investigación se irán complejizando a lo largo mismo del proceso, se deben implementar procedimientos “rizomáticos”25, de manera de poder seguir las líneas que vayan surgiendo en el propio campo. Por ejemplo, de los datos que arrojen los cuestionarios en torno a la forma de conocimiento de la experiencia, se podrán extraer nuevos contactos, nuevas impresiones, que permitirán trasladarse a nuevos escenarios de exploración para los cuales habrá que construir nuevas herramientas. Un aspecto metodológico en este sentido está dado por la inclusión en el cuestionario de preguntas tales como: ¿conoce a más gente que conozca la experiencia?, de este modo se pueden detectar nuevos informantes circulando a través de la red. Por otra parte, en este nivel será fundamental el relevamiento desde la emisión misma, lo cual comprometerá a los comunicadores en esta investigación, del mismo modo que en las emisiones barriales, utilizando medios telefónicos. Para ello deberá confeccionarse un cuestionario que establezca un relevamiento directo con la audiencia del programa, y así, nuevamente será posible detectar informantes con los cuales establecer entrevistas. De modo que el procedimiento se va afinando en un proceso que parte de la emisión radial y termina con un contacto personal, pero que fundamentalmente se va complejizando sobre la marcha en función del campo de investigación. En este nivel no debe descartarse la red informática como medio privilegiado para la extensión de los contactos: se podrá establecer de dos maneras: vía recepción a partir de una consigna lanzada al aire, y vía emisión con un cuestionario que se pueda distribuir a todas las direcciones de correo que se enlacen con la audiencia detectada, provocando aquí nuevamente el efecto rizomático.

Los resultados obtenidos:

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“Rizoma: Deleuze y Guattari en “Mil mesetas”, 1994.


En relación a los objetivos

Se habían propuesto dos objetivos generales y cuatro específicos. Los generales son: •

Aportar al conocimiento acerca del fenómeno de la locura y la enfermedad mental en su dimensión social histórica y propender a su replanteo o reformulación como problema.

Recoger datos primarios que permitan evaluar la estrategia radial como medio privilegiado para la proyección de experiencias micro de carácter democrático, participativo y desmitificador. Y en ese sentido que sirvan de insumo para modificaciones y ajustes en las estrategias de trabajo de proyectos como el descrito.

Me detendré para realizar algunos comentarios en torno a los objetivos específicos, tratando de hallar los puntos significativos que acercan a su concreción y las nuevas interrogantes que se abren a partir de las indagaciones y los hallazgos.

Objetivos específicos:

A) “Determinar, en lo posible, niveles de audiencia de una experiencia radial en un hospital psiquiátrico en relación a sus canales de difusión actuales”

Considerando dos emisoras barriales comunitarias, una de las cuales emitió micros en tres programas diferentes una vez a la semana, otra de las cuales cedió un espacio de una hora semanal en vivo. Y por otra parte una radio comercial, un programa de gran audiencia como “De Par en Par”, se puede decir que existe una audiencia que no es directamente de radio Vilardevoz, ni siquiera en el caso de El Puente, sino que es audiencia de la emisora o del programa que emite los micros, y que de ese modo entra en contacto con Vilardevoz. Hay datos, a pesar de que no hubo una estrategia de seguimiento, de que hay quienes escucharon el espacio Vilardevoz en “El Puente” y a la semana siguiente volvieron a sintonizar motivados por volver a escucharlo, pero no es el caso de los micros, como podía ser predecible. De cualquier modo hay registro de que algún oyente de radio Oriental llamó para saber qué pasaba con el espacio Vilardevoz en oportunidad que no 77


se estuvieron emitiendo los micros por unas semanas.

Sin embargo, por lo analizado más arriba en “metodología”, no es posible establecer niveles cuantificables de audiencia de Vilardevoz.

Sí se puede concluir que hay oyentes que al entrar en contacto con Vilardevoz son movilizados en relación a su propia historia y eso los hace susceptibles de ser entrevistados en profundidad. Quienes llegaron a ser entrevistados prácticamente se ofrecieron a ello, y de un modo u otro, en la mayor parte de los casos, se entretejía en su discurso la imagen de la locura con su experiencia personal. Se resignificó el tener un pariente, amigo o persona cercana en condición de paciente psiquiátrico.

De este modo, se puede decir que las emisiones de Vilardevoz, así como la sola existencia de la radio, del proyecto de comunicación, moviliza en un sector de la audiencia de radio, una serie de ideas y preconceptos acerca de lo que le es posible hacer a quien se encuentra en el estado que denominamos locura. Y esta movilización de afectos y aspectos relativos a su historia, los lleva a tener un vínculo con las emisiones. Por ejemplo: una oyente llamó a El Puente para comentar su alegría de haber reencontrado a Vilardevoz, ya que escuchaba las emisiones en Planetario en El Espectador y cuando dejaron de hacerse perdió contacto. En este punto es importante resaltar la importancia del nombre de la radio como elemento fundamental para ingresar al registro imaginario de la locura, ya que desde allí la asociación con “Hospital Vilardebó” lleva casi directamente a pensar en “locos”. Esta asociación, no se cumple solamente para los casos citados, en los que el encuentro con Vilardevoz tiene un matiz diferente por vincularse la locura a su historia personal, sino que en la generalidad de nuestra sociedad hay casi una identificación “VilardebóLocura”. De aquí que surja como elemento más notorio en todo el material recogido una suerte de redescubrimiento de la locura a través de la capacidad de hacer radio, lo cual no es una capacidad cualquiera, ni siquiera parece ingresar al registro de las “capacidades diferentes”. Esta vendría a ser la denominación que encuentra una solución a la tensión existente entre: las ideas que anulan toda posibilidad de hacer o construir, encarnadas en la “discapacidad”, y las ideas de productividad, desarrollo y creación, acumuladas en la 78


noción de “normalidad”. Esto explica un cierto asombro, y sentimientos contradictorios al sentirse identificados con algunos elementos que suscitan las audiciones.

“A mí me hubiese gustado tener un programa como el de ellos” (E. C. Oyente de El Puente y aficionado a la radio)

“Cuando me dijeron que era del Vilardebó, me dio curiosidad que salieran de ahí, después que lo escuché, las cosas que hablaban, sacaban temas que me atraparon” (C.M. Oyente de Alternativa FM)

“me sorprendió... hablan de las mismas cosas que uno, pero más divagado los esperaba” (C. M. Oyente de La Cotorra FM).

Como canales de difusión, los micros no permiten establecer una audiencia específica, esta investigación pone de manifiesto que las audiciones de Vilardevoz son esporádicas, no tienen una constancia importante al aire ni por un lapso de tiempo muy importante.26 Los informantes entrevistados y el número global de personas con las que mantuve contacto por el tema, han escuchado una o dos veces un micro. Hay algunos casos excepcionales de oyentes de Omar Gutiérrez que sí vienen escuchando reiteradamente micros. Esto habla de un potencial del mensaje en sí mismo, que es capaz de servir como nexo entre los participantes de Vilardevoz y un cierto número de oyentes que al entrar en contacto con las trasmisiones sufren una modificación en su concepción acerca de la locura y los locos. Pero también nos está diciendo que se trata de un nivel primario de impresiones en torno a Vilardevoz.

Si generamos dos grupos de informantes: Los que escucharon como máximo dos veces y los que han escuchado al menos media docena de veces, veríamos que en los primeros hay una tendencia a resaltar el asombro y producir una identificación que resuelve las 26

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Lla experiencia de una hora en el Puente deberá ser analizada por separado cuando haya transcurrido un cierto tiempo al aire y se establezca alguna metodología específica para el caso.


primeras ansiedades vinculadas a la contradicción de imágenes: la que se tenía en torno a la locura y sus posibilidades de existencia, una existencia fuera del registro de lo normal, una existencia incoherente y “divagada” y la que se produce a partir del encuentro con las emisiones de Vilardevoz donde lo que el loco hace y dice puede ser algo hecho y dicho por el oyente, e incluso algo que le gustaría decir o hacer:

“Muchas veces los hemos escuchado y nos ha quedado la reflexión, como que ellos se animan a decir cosas que nosotros, siendo normales vamos a decir, no nos animamos a decir. Porque a veces escuchamos cosas que dicen ellos .... Pah... los que estamos afuera son los que tendríamos que estar adentro. Razonan tan bien para el mundo que se vive hoy. Aparte de darse cuenta, lo dicen, lo manifiestan”. (A.D. Oyente de Omar Gutiérrez)

El segundo grupo se encaminaría más a la profundización de la reflexión, donde aparecen elementos vinculados a la discriminación. Algo así como que luego de advertir la existencia de una barrera artificial que produce la separación sanos-enfermos se perdiera la referencia y se produjera un nuevo posicionamiento en relación al loco. Reaparece la separación, aunque se confirma la primera tendencia hacia un cambio en la mirada, del interrogarse acerca de la discriminación deviene la necesidad de reparar a través de la “ayuda”. Surge una actitud más bien en relación a la propuesta del Proyecto, resaltando la importancia de los derechos humanos de quienes se encuentran bajo el signo de la locura.

“son personas la gente que está ahí, y toda la gente tiene su recuperación” “no se puede discriminar porque tenga una enfermedad. Yo eso lo veo perfecto, y siempre que pasa Omar esos momentitos así de la radio me gusta muchísimo”

El movimiento hacia la reflexión se produce a partir de las significaciones ya existentes: la separación yo-ellos, como diferentes; la separación capaces-incapaces que deben ser ayudados y la caridad encarnada en la figura del comunicador que articula la experiencia (como representante de la locura) con la audiencia (como representante de la sociedad normal). Articulación que produce un encuentro, un punto de contacto, pero 80


que debe ser breve, si son “...momentitos así...” “...me gusta mucho...”

Ya he mencionado que se abre una perspectiva a investigar adecuadamente en relación a las salidas al aire de una hora, y eventualmente en el futuro salidas al aire con antena propia, lo cual sería una forma directa de determinar audiencia.

Se puede inferir que del mismo modo en que resulta difícil escuchar Vilardevoz, porque los micros son muy ínfimos dentro de una programación radial, y al no contar con elementos de constancia claros, salvo en el caso de Omar Gutiérrez, es difícil pensar en emisiones con una continuidad suficiente como para poder extraer de allí un oyente asiduo o habitual.

B) “Evaluar si se producen cambios en la idea que se tiene acerca de la locura y la enfermedad mental, a partir del contacto con el producto de las emisiones radiales”

Como vine esbozando más atrás en relación al objetivo 1, en este punto se puede decir que sí se producen cambios en esa idea. Se podría intentar sintetizar aquí los elementos más notorios en relación a cuál es la idea de locura que manejan las personas entrevistadas.

En principio parece haber una concepción de que la enfermedad mental no es lo mismo que la locura, hay una aceptación mayor del término enfermedad ya que trae como consecuencia un sujeto al que hay que tratar y curar, en cambio cuando se piensa en locura se piensa en un extravío de la conciencia que produce lástima y miedo, desconcierto e incertidumbre, y al mismo tiempo mucha culpa. En muchos casos la rotulación se vio dificultada en el discurso, recurriendo los entrevistados a pausas prolongadas, titubeos, tratando de buscar palabras y expresiones sinónimas de modo de referirse a un fenómeno que se da por sobre-entendido como lamentable.

En este sentido, lo más relevante son los sentimientos de asombro y sorpresa. En muchos casos el asombro es por encontrar en los comunicadores de Vilardevoz una gran coherencia en lo que plantean, el encontrarse con planteos racionales e ingeniosos, que problematizan y critican agudamente refiriéndose a una temática particular. 81


El sentirse identificados en alguna medida con opiniones y planteos hechos por los que se supone están locos, es otro elemento que asocio al asombro manifestado. Oyentes que se han sorprendido a sí mismos compartiendo ideales, gustos musicales, sensibilidades artísticas, y por sobre todo la adhesión a ciertos valores como la solidaridad y la tolerancia hacia lo diferente. La sorpresa también se produjo en relación a lo que es posible hacer, en relación a la producción, tanto técnica como artística.

Hay una marca muy fuerte en el orden de lo “no esperado”, que provoca sentimientos de diferente orden pero todos en torno al eje anteriormente planteado, es decir: “los locos tienen una opinión que puede ser como la mía”.

Esto no quiere decir que desaparezcan las distancias o que se disuelvan los límites que establecen el punto de cordura general en el que hacemos acuerdo cotidianamente. En este sentido se notó un esfuerzo importante por parte de los entrevistados para resolver la contradicción implícita en considerar como válida una palabra y una producción y al mismo tiempo seguir considerándola como diferente por ser producida por un loco. Es muy común que se apele a la inversión de los términos en el intento de resolución, se llega a plantear que “locos son los que están afuera”, lo que lleva a la interrogación sobre quiénes serán los locos, “¿nosotros o ellos?”.

Aquí es interesante recordar la hipótesis manejada en el proyecto acerca de la existencia de un miedo a la locura que sostiene su propia producción social. La locura producida a partir de las depositaciones en “lo loco” y su similitud con la muerte. El remanente cultural y social del miedo a la muerte.

Veamos algunas frases:

“Para mí... como dice Caetano Veloso, estando cerca, todos tenemos cosas... no sé, lo de la locura, todos tenemos locuras.”

“...depende de muchas cosas, o sea, ¿cómo llegás a saber si la persona es realmente 82


loca? ¿qué es lo cuerdo?, ¿no?, en la sociedad en que vivimos...”

“... hasta el más cuerdo de los cuerdos tiene sus días, todos somos personas que lloramos, reímos, estamos un poco... algunos días al borde de la locura, yo qué sé.”

“Yo ahora estoy sano, soy una persona bien, el día de mañana no sé, de repente, yo qué sé, por ahí... me tomo un psicofármaco, me viene una locura y termino internado”

“....uno también tenía aquello de nuestros viejos que “te portabas bien o te llevamos al Vilardebó, y hoy en día, bueno, escuchándolo... pienso, quiénes son los locos, los que están ahí adentro o los que estamos afuera.”27

Si bien a simple vista parece como un punto máximo en que se desdibujan los límites entre locos y no locos, donde la propia persona pone en tela de juicio su supuesta cordura, no deja de ser un discurso que habla de “ellos” y “nosotros”. Es de considerable reiteración este tipo de pensamiento en todas las entrevistas, concretamente el cuestionamiento en torno a los de adentro y los de afuera y quiénes debieran estar de un lado y del otro. Y que curiosamente lo he encontrado en todos estos años de trabajo también en los integrantes de la radio. Es muy común ese punto de referencia desde la perspectiva de un hospital psiquiátrico, uno de los lugares donde más se niega la locura, esta es desplazada hacia un social que está “afuera”.

Entonces, hay un cambio, pero este no quiere decir ni la inversión de los términos de la relación ni tampoco la disolución de la dicotomía locos-cuerdos o sanos-enfermos, pero sí esta división queda mucho más relativizada. Los entrevistados no creen básicamente en |factores constitutivos de la locura como predeterminados, más bien parece ser algo que le puede suceder a cualquiera y que siempre sucede a partir de un hecho traumático. No hay una visión del “enfermar como proceso”, sino que las personas se “vuelven locas” o “quedan así” a partir de algo muy grave y desagradable que les ocurre. Habría como una irrupción abrupta del fenómeno de la locura que produce un alejamiento de la realidad. A partir de allí, del punto de enloquecimiento, por así decirlo, lo que sí se vislumbra es 27

Tomadas de entrevistas a oyentes de las diversas radios.

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la posibilidad de la idea de proceso en la cura, a partir del contacto con Vilardevoz, o sea, aparece la perspectiva de la recuperabilidad y la rehabilitación.

El asombro por la coherencia y la claridad en la comunicación produce también efectos a nivel de las concepciones acerca de sí mismos, de la propia auto-percepción como seres normales o cuerdos. Hay un asombro por la espontaneidad, y la sinceridad del discurso de Vilardevoz, donde los comunicadores dicen cosas que los oyentes no dirían. Estuvo muy presente esta idea de que no es posible en la cordura establecer una comunicación tan franca, directa y honesta, sino que se producen siempre interferencias, pautadas por ciertas máscaras sociales que utilizamos para mostrar ciertos aspectos nuestros y dejar otros en reserva, callarlos. Esto pone en evidencia cierta hipocresía en la construcción de la cordura, que implicaría un trabajo más o menos conciente de ocultamiento de ciertos aspectos de nuestra vida y nuestro modo de pensar. Vilardevoz deja esa sensación en su audiencia, la de ser sorprendidos en aquellas cosas que todos callamos, en la denuncia de la existencia de esos elementos que mantenemos en una esfera privada, fuera de la comunicación pública.

C) “Evaluar la dirección de esos cambios, o sea, realizar una comparación analizada en términos cualitativos entre un antes y un después del contacto con la experiencia.”

El estudio de este aspecto se desarrolló en el sentido que fue adquiriendo la investigación. A diferencia de lo planteado en algún momento, en el que se manejaba la posibilidad de una entrevista antes de escuchar los micros y otra luego, la información se extrajo de una entrevista única. En la misma, estaba prevista una pregunta en el sentido de alcanzar este objetivo. Según fuera conveniente para cada caso, la introducción del punto se realizó a partir de una pregunta concreta o se tomó como punto de partida el propio discurso del entrevistado. Del mismo modo, los datos informales que recogí fuera del marco de las entrevistas sirvieron como insumo para el análisis de este aspecto.

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De lo analizado, podría decir que el cambio tiene un sentido positivo. Ciertas barreras existentes entre lo cuerdo y lo loco, sostenidas desde la racionalidad tendieron a caer. De este modo es posible que la construcción peyorativa de la imagen del loco, que a su vez genera rechazo y discriminación, se vea alterada con elementos relativizantes. Se produce un acercamiento entre diversas formas de entender el mundo.

De cualquier modo, prefiero poner en juego otras hipótesis, que implican nuevas lecturas de las entrevistas. Una de ellas es que la discriminación se mantiene pero adquiere nuevas formas, o aparece mucho más oculta. Si bien no era esperable que los entrevistados manifestaran rechazo o elementos de discriminación en forma abierta y directa, creo que fueron obligados a ocultar más aún los sentimientos de distancia. Por ejemplo, un entrevistado insistió en que era mucho mejor que los integrantes de Vilardevoz pudieran tener su antena y trasmitir ellos desde el hospital en lugar de estar utilizando antenas de otros, o espacios, como el de El Puente, que era cedido para que Vilardevoz emita sus programas. Esto a primera vista parece un comentario inocente, cargado de buenas intenciones. Sin embargo, la insistencia en el punto, y el hallazgo de planteamientos parecidos en otros entrevistados, sugiere pensar que se trata de un modo velado de alcanzar nuevamente el orden establecido que se vino a romper. O sea: “los locos que tengan su radio, está bien, pero que sea la de ellos, bien diferenciada, y no mezclada con las radios nuestras, de los cuerdos y sanos”. El mismo entrevistado comentó que le parece que en todo lugar donde se trabaje con discapacitados debiera haber un proyecto así, porque les permite la expresión etc., de este modo queda en evidencia el espíritu clasificatorio, la demarcación de una línea divisoria nuevamente aparece. No pocos fueron los casos en que hablar de Vilardevoz y de locos inspiró hablar de personas con Síndrome de Down. De esta manera queda también de relieve la necesidad de tomar distancia. Mientras los participantes de radio Vilardevoz realizan un esfuerzo importante en tratar de discriminarse de otros grupos discriminados o marginados, desde la audiencia se devuelve ese carácter, dando prueba de que no es en vano el esfuerzo. Los lugares están asignados y el rol que le compete a cada uno en el establecimiento de la relación también. 85


Para el caso del discapacitado: el recibir ayuda; para el caso del normal: ofrecerla. Existe una relación fuerte en algunos discursos entre el planteamiento de la importancia de que “ciertos grupos” puedan expresarse libremente y el hecho de que merecen recibir ayuda, cariño y tratamiento.

Parece que los micros provocan sensaciones ambivalentes y por momentos ambiguas, hay una fuerte combinación, en el asombro, de rechazo y atracción, de admiración y repulsión. Incluso se podría pensar en una serie de fenómenos del trabajo de campo que arrojan elementos en este sentido aún antes de la producción de un texto analizable, es decir, en el proceso mismo del contacto. Hubo casos de informantes con los que no fue posible concretar la entrevista aunque al principio se produjo un acercamiento claro y una evidente demostración de interés.

Un oyente de radio Oriental, que llamó al programa en el momento en que se convocaba a que lo hicieran para concretar una entrevista, dejó su teléfono: “yo encantado le doy mi teléfono y los felicito por lo que están haciendo, y sería lindo que todo esto por lo menos los que están cayendo ahí y se están recuperando, que la gente supiera lo que es el tratamiento y que se puede llegar a una vida nueva total”

Luego, fue interesante ver cómo en el proceso de llamadas para tratar de concertar alguna entrevista, era claramente ambigua su postura, por un lado le parecía interesante la propuesta y manifestaba estar a las órdenes para lo que se necesitara pero constantemente obstaculizaba las posibilidades de un encuentro para conversar en profundidad. A tal punto llegaban las cosas que en su caso, como en otros, fue necesario dejar de insistir, ya que más allá de determinado límite se produciría una violentación, por así decirlo, del propio informante.

También hubo quien llamó al espacio en El Puente y manifestó su alegría por el encuentro con Vilardevoz, de la cual ya tenía conocimiento. Luego, en contacto telefónico con el fin de concertar una entrevista, manifestó abiertamente no estar dispuesta a un encuentro personal, sí se ofrecía a colaborar telefónicamente, pero un encuentro cara a cara no aceptaba tener. 86


Este material igualmente ha sido útil para pensar la línea que tiene que ver con algo planteado por la estudiante Mariana Padrón28 y que se encuentra en el centro de estos hallazgos: “...Existe entonces una suerte de” idealización” de ciertos aspectos de la locura: el loco que dice la verdad, el loco poético. Y la sombra de este loco es el loco agresivo, peligroso, factible de ser capturado e institucionalizado.”

Se pueden visualizar algunos casos en los que no se resuelve la contradicción, no hay alternativa para la antinomia producida en el encuentro de estas dos visiones que conviven en cada integrante de la sociedad. Una de las formas de resolver la tensión ha sido evitar el contacto con el investigador, porque eso desde ya implica un nivel de profundización en relación a la contradicción.

Es cierto que no siempre se concretan todas las entrevistas en una investigación, también es cierto que no es la locura la única temática que promueve ansiedades de persecución capaces de obturar algún proceso de diálogo. Pero de lo que aquí se trata es de puntualizar que hay una contradicción que opera aún en aquellos que acceden a la “tentación del acercamiento”, y que se resolverá de modo diverso en función de factores personales, sociales, y de contexto. El hallazgo de esta investigación no vendría a estar situado en la constatación de esta dicotomía interna de la imagen del loco, que se fractura fuertemente en las prácticas de exclusión, y que por otra parte ha sido ya consignada en la literatura que hay al respecto. M. Foucault ya destacaba la producción de la locura como un resto rechazado y olvidado de la normalidad: “Nunca hay locura más que por referencia a una razón, pero toda la verdad de ésta consiste en hacer brotar por un instante una locura que ella rechaza” (Foucalt, 1986). Incluso Erving Goffman en relación al sujeto estigmatizado plantea que “tendemos a atribuirle un determinado número de imperfecciones y, al mismo tiempo, algunos atributos deseables” (Goffman, 1970) Lo que aquí se trata de ver es que estas dos visiones contrapuestas conviven en el imaginario que tenemos sobre la locura, sopesando más uno que el otro según sean las prácticas que sobre la locura se llevan a cabo y el tipo de acercamiento que se produzca entre quienes ocupan el lugar de locos y quienes el de sanos. Y que en todo caso, para esta investigación importa si el contacto y el encuentro, sirven 28

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Estudiante de cuarto ciclo de Facultad de Psicología que realizó la Pasantía Opción Servicios por Radio Vilardevoz y participó activamente en esta investigación.


para la creación de procesos constructivos, donde el balance entre los términos opuestos produzca otro resultado que no sea el miedo y la exclusión por una parte y la angustia y el aislamiento por otra.

La alusión al principio de estos comentarios a “cambios positivos”, hace referencia principalmente al descubrimiento por parte de los entrevistados de que la comunicación es posible entre quienes están padeciendo una enfermedad mental y quienes no. Ese hallazgo del oyente significa una alternativa a la solución que brindaba el estigma, pone en movimiento los significados y el afecto ligado a la construcción del loco y habilita a la producción de una imagen diversa, no inversa. No se trata de que antes percibían al loco como el no razonable y potencial agresivo y ahora los locos son todos creativos, bondadosos y aún sabios. Se trata de que lo que antes ocupaba el lugar de loco estaba inmóvil, sedimentado, sin posibilidad de ser pensado, por lo tanto invisible, y desde allí actuaba como elemento negador de toda posibilidad de cambio. Lo que aparece es el movimiento, el intercambio de significados, el diálogo implicado en la comunicación, lo cual produce algo novedoso.

De este modo se abre una nueva perspectiva en todo un conjunto de acciones cotidianas tendientes a definir la enfermedad como una especie de castigo o peste, o de la idea más primitiva aún, de que la locura es una suerte de azarosa aparición en la vida de alguien que hasta ese momento era normal, un descontrol y un extravío tales donde ya no es posible el entendimiento. Si no hay entendimiento no hay diálogo, si no hay diálogo, si la escucha está obturada por el pre-concepto rígido, no hay intercambio ni aprendizaje posible, no hay enriquecimiento.

“...pasa que uno escuchando los micros a veces recobra valores que la sociedad está perdiendo, y eso es muy bueno...”(R.T. Nuevo París, Alternativa FM)

“...me sorprendió un poco la claridad ¿no? de la gente del Vilardebó, o sea... uno me parece que mistifica un poco ¿no?...”(C.M. Cerro, La Cotorra FM)

“Yo te digo la verdad, lo veo positivo, lo veo cien por ciento eficaz... la gente cree que 88


están aislados del mundo, ellos están dentro del mundo, la sociedad es la que lo aísla.” (E.C. La Teja, El Puente FM)

Se puede visualizar el desplazamiento hacia “la gente” refiriéndose a otros que no son el entrevistado, pero a mí se me ocurre válida la posibilidad de incluir al propio entrevistado en ese “otros”, que no es otro que “la gente”, los otros que no son locos, o sea , él mismo, ya que los locos siguen siendo “ellos”. En este tipo de frases se ven simultáneamente las dos ideas que emergen por todas partes: la continuación de la separación coexistiendo con un nuevo tipo de reflexión: la separación está porque la construimos, la gente la construye día a día. Es un primer nivel de visibilidad sobre un problema que del otro modo dejaba muy bien resuelto el problema del encierro y el aislamiento: “es necesario hacerlo porque son peligrosos e incoherentes”. El aislamiento queda interrumpido al entrar en contacto los dos planos inconexos, y el escenario para ello es la realidad del micro al aire, ya no el micro específico escuchado, sino “el micro” como “todos los micros”, la inminencia de que nuevas audiciones provocarán el encuentro nuevamente.

“ yo no me sentía con la capacidad de acercarme a ellos, al escucharlos lo que me pasó fue como decir: bueno, yo también podría hablar de estas cosas con ellos, hablan los mismos temas que yo. También tengo un nexo para acercarme a ellos, no son una cosa que tengas que estar sumamente capacitado , estudiar, no, son seres humanos como uno”.

Creo que se trata de una frase que de algún modo sintetiza el aspecto contradictorio que estoy tratando de delinear como hallazgo en el discurso de todos los entrevistados. Por una parte el acercamiento, la dimensión humana del encuentro con quienes se creían muy distantes y esencialmente diferentes. También se vislumbra la auto-referencia con respecto a que él mismo podría ser un loco y eventualmente estar allí con ellos dialogando sobre algunos temas, o leyendo poemas, etc. El hallazgo del denominador común en “humanos” es ampliamente reparador y reconfortante. 89


Pero del mismo modo, deja entrever una nueva máscara: hay una condición para que “yo” (sano-cuerdo) me acerque a “ellos”(enfermos-locos), sin el escudo de una teoría o método de intervención, y es la de que digan cosas coherentes, que hablen de temas que me interesan y lo hagan bien, sin desvariar ni divagar.

Es precioso lo que hacen, en una yo escuché a una muchacha que decía poemas, después otra vez escuché otra muchacha, que estaban hablando de política...” “...y yo decía que para ser una persona que estaba enferma, o que se estaría recuperando, hablaba bastante bien” “ Qué bueno que le den oportunidad a las personas, porque hoy en día hay mucha discriminación de la gente”

Es bastante claro que “la gente” nuevamente viene a representar “otro” que es “yo mismo”, el que no estoy enfermo: “nadie se asombraría si yo dijera esas cosas, pero en alguien que está enfermo...” Es el esfuerzo por no estar loco combinado con el esfuerzo por no ser quien designa esa locura a través de la discriminación. Hay dos cosas que el informante no quiere ser y por eso lo desplaza a ese “otro”: loco y quien discrimina al loco. Este giro lo obliga a pensarse en su lugar en relación a la locura, y ello a su vez en virtud de su reubicación con respecto al que antes era loco y que no podría “hablar bastante bien” contrastado con este nuevo loco, que hace cosas preciosas y que al poder decirlas causan regocijo en quien escucha, que aprende algo de lo bello allí donde aquello era insano, y que ha tenido la “oportunidad” de no serlo.

CUANDO LOS OYENTES SON COMUNICADORES

Merece un apartado la consideración de los medios de comunicación y los comunicadores involucrados en la emisión de los micros y su relación con esta investigación. Pensar en cómo se obstaculizó en algunos casos el curso de la investigación planteada y cómo este aspecto hace reflexionar sobre la estrategia metodológica utilizada y sus limitaciones.

Tomemos el caso de lo acontecido con el programa “Planetario” de “El Espectador”. El 90


comunicador estuvo emitiendo casi a lo largo de un año y medio (1999 y 2000) micros de Vilardevoz en un espacio compartido con La Colifata (radio de los pacientes del Hospital Borda).

Al principio aparecen los mismos elementos conocidos: el asombro, la seducción. El primer micro que escuchó el conductor del programa era uno llamado “¿Qué es la locura?”, donde los internos del Hospital Vilardebó29 daban su visión acerca del concepto y el “problema de la locura”; micro que durante un tiempo fue una especie de “best seller” y carta de presentación, conjugando y condensando varios aspectos vinculados al surgimiento de la radio y sus potencialidades. El fuerte impacto provocado por esta audición, sumada a otras, que podrían ir en el mismo sentido, fue quizá uno de los determinantes para que se estableciera el acuerdo de la emisión de los micros una vez a la semana.

Hoy, con la visión en perspectiva que permite el tiempo, parece probable que ese impacto inicial, en el marco del impacto más general, vinculado al hecho de la existencia de una radio en el Hospital Vilardebó,30 hizo que el comunicador partiera de su entusiasmo inicial hacia una proyección sobre su audiencia, esperando resultados similares.

Lo que resultaba curioso al escuchar al conductor de ese espacio era constatar que toda la gracia y soltura con la que se venía desenvolviendo se detuvieran, o quedaran eclipsadas en el momento de emitir los micros de Vilardevoz, es como si hubiera un breve lapso de tiempo dentro de su programa en el que se hablaría de un tema “serio” y “difícil de abordar”, era muy común que se equivocara bastante en esos momentos, que omitiera o deformara aspectos relacionados a la radio y su funcionamiento.

Luego de una temporada y media, donde la respuesta de la audiencia no fue quizá la esperada, o no colmó sus expectativas, nos comunicó que iba a realizar unos cambios en 29

30

Producción del taller de radio cuando se realizaban con internados exclusivamente. De por sí esto tiene sus efectos y que no están estudiados en esta investigación pero que podrían arrojar

elementos bien interesantes, ya que se podría investigar los efectos de impacto en quienes en realidad solo han oído hablar de la existencia de la radio pero nunca la escucharon, y que al parecer es un número bastante grande de personas, más si consideramos que en varias oportunidades el proyecto se ha presentado en actividades públicas y en la televisión.

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el programa y que los mismos no incluían continuar con el espacio de Vilardevoz.

Esto en principio obstaculizó los planes de la investigación ya que la suspensión se realizó cuando comenzaban las primeras fases de coordinación con los medios. Se esperaba obtener informantes en la audiencia de ese programa.

Ya fue mencionado en el capítulo acerca de la actividades realizadas el hecho de que esta dificultad, sumada al retiro del aire del programa “Amargueando” en “Gardel FM”, trajeron no pocas complicaciones metodológicas que deben ser asumidas como parte de la realidad encontrada al iniciar el trabajo de campo, pero también como elemento a considerar a la hora de continuar con exploraciones de este tipo. No resulta fácil obtener la atención de los comunicadores en relación a investigaciones de carácter científico. Al menos si estas no traerán un beneficio directo al programa. Parece ser común encontrar cierto aliento y entusiasmo al principio y luego se comienzan a visualizar obstáculos en el sentido de un compromiso con el estudio a desarrollar.

Pero si bien esto es destacable, no quisiera perder de vista que el proceso detectado en el análisis del discurso y actitudes de los entrevistados se repetiría en algunos casos a nivel de los comunicadores, como parece demostrarlo el ejemplo con el caso de “El Espectador”. La aparición de la contradicción que devela una dicotomía: el loco como personaje mítico despierta dos tipos de actitud ciertamente complementarias y de signo contrario. Una atracción-seducción por una parte y un rechazo-discriminación por otra, que al no poder integrarse no se termina de resolver y se obturan los procesos comunicacionales.

Los procesos de comunicación serían los que nos llevarían a la consideración plena de una alteridad en el loco, que nos devuelve una imagen fragmentada de lo que somos y lo que construimos como sociedad. Si no se termina de resolver la ecuación quedamos prendados de sentimientos encontrados y no dejamos nunca de ver al otro como un distinto que debe ser superado a través del rechazo o negación. De allí hay un paso a la valoración, donde el otro pasa a ser “ordenado-clasificado” en 92


una lógica de “mejor o peor” y se lo pasa a discriminar.

Lo que se pone en juego es cuán tolerantes podemos llegar a ser y cuánto de esa tolerancia está en la posibilidad de ver al otro diferente como un otro posible, viable, digno de consideración.

Dentro de esta perspectiva, cabe considerar la hipótesis surgida en esta investigación, en cuanto a que quienes se aproximan y entran en contacto con Vilardevoz tienen algún elemento en su historia de vida que los liga fuertemente con la experiencia de la locura. De este modo se podría decir que este elemento vinculante sirve como factor de aproximación, y que habilita el replanteo del problema y por consiguiente una reformulación de la idea de loco y locura que se tiene. También puede operar generando situaciones de rechazo, donde se prefiere tomar distancia por no poder manejar la situación.

Esto habría que trazarlo como una hipótesis, ya que hay que considerar los casos particulares como tales, pero se puede avizorar una tendencia parecida sea cual fuere la forma de contacto con Vilardevoz.

D) Evaluar si la estrategia de trabajo de los talleres de radio permite que se pueda producir algo del orden de lo novedoso en torno al fenómeno. Es decir, si una experiencia terapéutico-participativa es o no un buen camino para la producción de cambios positivos en el área de la salud.

Dar una solución acabada a este objetivo implica arriesgar demasiadas respuestas a interrogantes que aún permanecen abiertas. De algún modo, parece convenirle más el aspecto de “objetivo general” que tiene, implicando un tipo de conocimiento válido para la Psicología en relación a un método de intervención en un campo disciplinario esencialmente ajeno como lo es el de la locura y la enfermedad mental, ampliamente psiquiatrizado visto desde la perspectiva teórica que enmarca esta investigación.

En este sentido se puede decir que la información que aportan los entrevistados indica 93


que es posible remover mitos y creencias más o menos rígidos y erróneos con respecto a lo que es un loco y lo que significa estar loco, a partir de una comunicación franca, sincera y abierta. Para que esta pueda darse, a su vez, es necesario generar un dispositivo de trabajo que habilite la emergencia de un discurso auténtico, producido por un colectivo que al mismo tiempo permite la discriminación subjetiva, propicia procesos de singularización donde aparece de entre el anonimato de “loco” rescatada la persona, alguien con nombre y apellido, con un rostro. Sería un nexo posible a establecer, aunque no sabemos si con otro método para la producción de una radio de pacientes psiquiátricos no se producirían efectos similares. Es decir, partimos de que la construcción del colectivo y del discurso de Vilardevoz se realiza sobre la base de la generación de una micro-práctica transformadora tendiente a generar espacios de subjetivación alternativos a la que se observa en el aislamiento y marginación de un grupo. Para el caso: un grupo de riesgo delineado socialmente a partir y en función de prácticas de control existencial del cuerpo y el discurso, de tal modo que éste queda acallado y sustituido por un discurso disciplinario y científico que habla en su lugar. Pero podría no ser esa su conformación, podría existir una radio que tuviera como base constructiva los mismos elementos alienantes que construyen la vida del paciente psiquiátrico y la imagen ligada a las prácticas de asistencialismo, ayuda, caridad, etc. O podría tratarse de la “muestra de trabajos” realizada a través de un cuerpo técnico que define los lineamientos de lo que será dicho y que “expone” a pacientes que dicen poemas o recitan textos predeterminados y autorizados. Esto no está muy distante de lo que muchas veces se imagina que es Vilardevoz por parte de otros técnicos vinculados al área de la Salud Mental.

Esto se vincula a que los hallazgos de esta investigación, podrían encontrar su traducción en el ámbito asistencial, donde operarían los mismos mecanismos.

Muchas veces encomendados al control social de la locura, aún sin saberlo, se suele ver con buenos ojos la existencia de la radio pero “habría que cuidar muy bien lo que se dice”, no podrían hablar de cualquier tema, más bien que canten una “cancioncita” agradable y que continúe todo como está. 94


No voy a analizar aquí este punto pues sería merecedor de un estudio aparte, pero sí me gustaría dejar en relieve la posibilidad de que Vilardevoz fuera otra cosa, una especie de continuismo de la alineación y de las prácticas habituales, en cuyo caso no sabemos si los efectos sobre la audiencia serían los mismos.

Nos alejaríamos del centro del objetivo que estamos viendo, que tiene que ver con lo terapéutico y participativo, si nos introdujéramos al análisis de la relación con la locura y lo loco que tienen quienes trabajan en el área.

En el sentido que se plantea en este objetivo, para sus propios participantes, creo que es más claro el efecto de Vilardevoz no tanto como radio, sino como colectivo de referencia y espacio de producción. Esto me hace pensar en la pertinencia de este objetivo al día de hoy, ya que la perspectiva que adopta esta investigación se restringe a los efectos en la audiencia.

Principales aplicaciones futuras de los resultados.

Como había sido formulado en el proyecto inicial, esta investigación intenta, en sus objetivos, aportar al conocimiento de la locura y la enfermedad mental sobre la base de considerarlas como producciones sociales.

Se podrían agrupar las aplicaciones en diferentes áreas de interés.

1) INVESTIGACIÓN: Es lícito pensar que la línea investigativa que se abre a partir de estas primeras exploraciones, de continuar, permite profundizar más en ese conocimiento. Podrían ser tenidos en cuenta estos primeros pasos como antecedentes de investigaciones más profundas o más abarcativas en la misma línea de interés.

1.A) En lo referente al estudio del imaginario social en torno a la locura, surge de esta investigación la importancia de buscar una mayor precisión en cuanto a la relación entre rechazo y atracción, amor y odio como elementos constitutivos de la idea de loco y locura. Al mismo tiempo, el estudio de los procesos de seducción e idealización y por otra parte 95


los de marginación y discriminación. El ser entendidos como procesos sociales y de producción de subjetividad invita a conocer su dinámica, los factores que conllevan las tendencias hacia uno u otro extremo y las diferentes formas de solución a la dicotomía.

1.B) En esta misma esfera, quedaría por desarrollar, dentro de esta línea de investigación, la importancia de la emergencia de la locura familiar como componente de un modo de subjetivación que excluye a través de prácticas y creencias concretas, y que forman parte de la constitución de la normalidad propia y la locura de los otros.

1.C) También resulta interesante incluir en futuros desarrollos de estas líneas investigativas, la dimensión de encuentro que se produce a partir del fenómeno de la “Fonoplatea Abierta”31. Se trata de otra forma de acercamiento, diferente a la del micro o del programa al aire, donde la dimensión corporal está jugada de modo directo, y donde los efectos eventualmente podrían seguir en la línea planeada en estos resultados y/o presentar bifurcaciones.

2) SALUD MENTAL: Se destaca la importancia de los resultados a la hora de pensar en el diseño de proyectos en salud mental, comunitarios y de rehabilitación. Podría ser extensible a otras poblaciones definidas como grupo de riesgo o de vulnerabilidad y que cumplan con características similares (Lugares de reclusión, grupos estigmatizados, etc.) De estos primeros hallazgos, se destaca que dicho diseño puede incluir un nivel que considere la dimensión social del tema, no solamente en el sentido de la “difusión”, sino más bien en un nivel estructural.

Se trataría de la implementación de dispositivos que impliquen por un lado, un nivel de trabajo directo con la población objetivo, y al mismo tiempo un nivel que tenga como finalidad producir cambios en la mirada que existe sobre el problema a nivel social. 31

96

Radio Vilardevoz viene instrumentando desde el 2001 la experiencia de Fonoplatea, totalmente abierta al público, en el marco del “Simulacro” de salida al aire que se hace todos los sábados de mañana en el Centro Diurno del Hospital Vilardebó. Allí es posible participar de la programación de Vilardevoz como observador, participar directamente en los programas e intercambiar con los integrantes de la radio en la fonoplatea misma.


El diseño de experiencias de rehabilitación aisladas del contexto, donde se trabaja solamente con el grupo definido, con la población delimitada, de algún modo plantea que la rehabilitación es un proceso que deben cumplir exclusivamente los “destinatarios”, “usuarios”, etc.

Con lo que aparece en esta investigación, se podría decir que tienen mejores posibilidades de alcanzar sus objetivos de rehabilitación si se tiene en cuenta la amplitud y magnitud social del tema y se actúa en ese nivel, haciendo que la rehabilitación sea un proceso en el que todos deben comprometerse. Las ideas del imaginario que sostienen la existencia de quienes “deben ser rehabilitados”, están plagadas de mitos y preconceptos que no hacen otra cosa que seguir reproduciendo las mismas condiciones de exclusión y marginación que hacen necesaria la rehabilitación.

3) FORMACIÓN DE GRADO Esta investigación se llevó a cabo estableciendo una articulación con la “Pasantía Opción Servicios” que se realiza para estudiantes de Psicología de cuarto y quinto ciclo por Radio Vilardevoz. En este sentido, la inclusión de los estudiantes en tareas de investigación deviene del desarrollo de esta investigación concreta. En la actualidad lo que se ha implementado es una instancia de formación donde el estudiante se incluye en un “proceso de investigación”. El mismo implica tomar contacto con un aspecto de la práctica que está realizando y desarrollarlo como eje de una investigación. Permitiéndole incluir variantes y aspectos novedosos ya sea en lo metodológico, en los enfoques de análisis o en nuevas hipótesis que se construyan.

BIBLIOGRAFÍA:

De León, Nelson; Fernández, Juan (1998). “Institucionalización de la locura: la enfermedad mental” en IV Jornadas de Psicología Universitaria. Ed. Tack. Montevideo. 97


Deleuze, Gilles y Guatari, Felix (1994). Rizoma, en Mil Mesetas, Pre-textos. Demo, Pedro (1987). Avaliaçâo Qualitativa. Cortez. Sâo Paulo. Foucault, M (1986). Historia de la locura en la época clásica. Ed. FCE. México. Freire, Paulo (1970) Pedagogía del oprimido. Siglo XXI. Bs.As. Lacan, Jacques (1984). “El Otro y la psicosis” en El Seminario, libro 3, Paidós, Bs.As. Lacan, Jacques (1988) “¿Dónde está la palabra? ¿Dónde está el lenguaje?” en El Seminario, libro 2. Paidós. Bs.As. Moffatt, Alfredo (1984). Psicoterapia del oprimido. Humanitas. Bs.As. Pichón Riviere, E. (1971). El proceso grupal. Nueva Visión. Bs.As. Rebellato, José Luis; Giménez, Luis (1997). “Ética de la autonomía” Roca Viva. Mdeo. Taylor, S.J.; Bogdan, R. (1992). Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Paidós. Bs.As.

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Recorriendo el camino del dispositivo terapéutico de Radio Vilardevoz Florencia Piazza

Introducción En este trabajo pretendo dar cuenta de mi experiencia en el pasaje por la práctica dentro del “Proyecto comunicacional participativo Radio Vilardevoz”, puntualmente en el espacio conocido como "Ampliación de la salida al aire" que se desarrolla los sábados a la tarde. Dicho espacio supone una ampliación de la programación matutina, cuenta con dos coordinadores, posee un formato radial pretendido de estudio, con una programación más estructurada en cuanto al diseño y preproducción de la misma, lo que conlleva otro nivel de preparación. Se desarrolla sin fonoplatea habilitada, en el mismo salón que la salida al aire matutina y con un número de participantes más reducido. A partir de esta experiencia, surge en mí la interrogante de cómo se incluye el dispositivo Radio Vilardevoz dentro de la terapeútica del paciente psiquiatrico del Hospital Vilardebó. Podría decirse, qué es y cómo se da lo terapéutico en Radio Vilardevoz, así como cuáles son los elementos fundamentales que lo sustentan. Sabiendo que el proyecto constituye un modelo alternativo en la visión y tratamiento de la enfermedad mental, los paradigmas que construyen las nociones de salud, enfermedad, y locura; entendiendo esta última como parte constitutiva de todos los sujetos. Así, reflexioné sobre una serie de argumentos que construyen lo terapéutico en Radio Vilardevoz, recorriendo un camino que me lleva a repensar los conceptos de terapeútico, estigma del paciente psiquiátrico, recomposición de la subjetividad, participación, redes, ética, estrategias y rol del técnico dentro del proyecto. Encontrándome en el camino con mis propias vivencias al transitar la práctica.

ADENTRÁNDONOS EN VILARDEVOZ COMO DISPOSITIVO 99


TERAPÉUTICO A medida que avanzaba en la práctica dentro del Proyecto Comunicacional Participativo Radio Vilardevoz, me fui preguntando cómo se armaba la máquina terapéutica allí, y qué lo hacía un dispositivo terapéutico y lo diferenciaba de tantos otros. Cuáles eran y cómo operaban los procesos para que el mismo sea efectivo, dentro del espacio de extensión de la salida al aire, donde se inscribió mi práctica.

Estas interrogantes me llevaron a encontrarme con varias nociones de la teoría y a reformularme otras. La primer cuestión fundamental a elucidar es: qué se entiende por “terapéutico”. Todas las palabras están cargadas de significantes diversos dependiendo del contexto en el que las apliquemos. Resulta claro que no todo es terapéutico, aunque comúnmente se asocie el concepto a diversas disciplinas y curas o métodos alternativos. Así, cuando utilizamos la noción de terapeútico, muchas veces la asociamos con una "cura discursiva", en el caso de la Psicología, o una "cura farmacológica," en el caso de la Medicina. Ello siempre dentro del contexto de usuarios de la salud en una extensión temporal que parece no tener fin, ya que el individuo no es sujeto de su "tratamiento", sino objeto del mismo, pues la persona no es tratada como sujeto de derechos y, dentro de éstos, la salud como un derecho fundamental, vital, del que resulta evidente que nos concierne todo lo relativo a ella. Visto de este modo el sujeto usuario de salud, el podersaber está colocado en la figura del técnico de la salud, y el receptor se limita a acatar lo que se le ha aconsejado "por su bien". Muchas veces, también la visión de lo terapéutico se circunscribe dentro de la especificidad, limitándose a un aspecto de la vida del individuo, sea este socio - económico, mental - psicológico, o biológico, y no al sujeto como una integralidad. Siempre que se realiza una nueva experiencia, como el caso de la mía en la práctica, se parte de ciertos preconceptos o prejucios, pero a lo largo del desarrollo de la misma, constaté una realidad que hizo repensar y modificar esas estructuras de pensamiento. Es así que lo terapéutico, entendido como un concepto que busca ayudar, mejorar o hasta curar, se torna algo tan amplio, tan vasto, que muchas veces hace que caigamos en reduccionismos que van en contra de esa misma esencia de “ ayudar al otro”. Puesto que a lo terapéutico se lo relaciona, por ejemplo, con una marca comercial, con una revista, con un programa de televisión o de radio, sin tener en cuenta el proceso, entendido éste 100


como el camino, los objetivos a seguir, la estrategia y el método dentro del cual se desarrolla un concepto que constituye una forma de tratamiento, puede decirse una terapia o desarrollo de una estrategia, por lo cual su aplicación es terapéutica. Vale decir, terapéutico implica un proceso, a mi entender, que lo certifica y lo revalora como en el caso de la Radio, transformándolo en una medida de tratamiento dentro del contexto de la salud mental. Es así que a lo largo del pasaje por la pasantía fui construyendo nuevas formas de entender lo terapéutico con cada experiencia, con cada charla compartida, con los silencios, con la observación de los procesos que se fueron dando, desafiando mi propio saber. Así, el reto para mí es poder lograr una integralidad entre los diversos aspectos que hacen a la salud del individuo, donde se anclan las bases y estrategias de lo terapéutico. Dado que la Radio se desarrolla en el marco de una institución manicomial, no puedo dejar de tener en cuenta la implicancia de la palabra “manicomio”, el peso que una institución mental tiene en la comunidad, sociedad y a lo largo de la historia y los mitos, fantasías y estigmas que se despliegan en torno a ésta. Las instituciones manicomiales tienden a homogeneizar las subjetividades de los individuos a los que “contiene”, perdiéndose progresivamente las singularidades que caracterizan a cada uno, para pasar a ser etiquetados como “paciente psiquiátrico”. Es en este contexto que se hacen presentes ciertos mitos que se desarrollan alrededor de la enfermedad mental como sinónimo de “locura”, entendida como algo a temer para quienes desconocen o para utilizarla en discursos apologísticos, reforzando esta construcción social. Es de importancia considerar que la construcción de la condición del ser paciente psiquiátrico se vale de conceptos alienantes y cosificantes como el de ser “incapaz”, “peligroso o violento”, “no útil”, “no tener nada para brindar”, ser un simple receptor de políticas y estrategias en salud.

Como plantea Erving Goffman “… las instituciones totales desbaratan o violan precisamente aquellos actos que en la sociedad civil cumplen la función de demostrar al actor, en presencia de los testigos ocasionales, que tiene cierto dominio sobre su mundo, que es una persona dotada de la autodeterminación, la autonomía y la libertad de acción propias de un adulto” (Goffman, 1994). Desde el momento mismo de la internación se van desplegando mecanismos de masificación y aislamiento que tienden a una pérdida de la autonomía y, con ella, del poder de decisión de los sujetos internos, 101


y conllevan el estigma social, quedando los sujetos estereotipados como los “locos”, marginados, y excluidos de todos los ámbitos sociales aceptados. De esta manera podemos encontrar lo que se ha dado en llamar la “estigmatización del paciente psiquiatrico” y de la “locura” como condición, que coloca a la persona que la padece en un lugar de absoluta fragilidad y discriminación en los procesos de inclusión- exlusión de la sociedad, vulnerando así todos los derechos inherentes al ser humano como el pleno uso de los mismos.

Si bien no todos los participantes de la radio han pasado por un período de internación, las construcciones sociales en torno al ser paciente psiquiátrico generan un bagaje de sentimientos, de posturas y actitudes con las que los integrantes de la Radio luchan. Esta constituye, entonces, una variable a tener en cuenta a la hora de generar prácticas en y desde la salud. Cobra especial importancia la Radio Comunitaria como medio alternativo de comunicación, como fuerza contra-hegemónica, alterando el orden social impuesto.

Una de las anécdotas de la práctica, que hace visible los estigmas a los que se ven expuestos los usuarios del Vilardebó, es lo sucedido durante el Día del Patrimonio. En esa fecha el hospital estaba de puertas abiertas para recibir a los visitantes y mostrar un poco de su historia, dentro del circuito de recorrida estaba Vilardevoz que se unía a los festejos. De pronto el local se llenó de gente, había vecinos en todas partes. Se podría decir que –afortunadamente- se apropiaron del lugar y de la Radio; todos entusiasmados con la experiencia, encantados de estar en “una radio hecha por locos”, querían llevarse un trocito de la misma, buscaban los folletos, pegotines, o un simple papel para llevarse un recuerdo. En un momento una señora que estaba entusiasmadísima con la foto de uno de los participantes (que lo mostraba tocando la guitarra en un evento en el Teatro de Verano) me dice con cara condescendiente: “¿Él también es enfermito?”. La respuesta podría ser: Ni él ni nunguno. Queda bastante claro que, la señora necesitaba reafirmar el estigma del paciente psiquiatrico, el cual se descompone en que, por un lado, es un ser totalmente distinto, y por otro, es inferior en algún sentido. El uso de la palabra “enfermito” alude a estereotipos, es una forma de querer marcar una barrera entre lo sano o “normo-aceptable”, y lo enfermo, que no encaja con ese esquema socialmente aceptado.

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Lo que resulta igualmente invalidante es el uso del diminutivo, que inferioriza y quita dignidad al sujeto. Me hace recordar las palabras de W. Grimson32 en un documental acerca de las Comunidades Terapéuticas en Argentina, él cuenta allí que uno de los primeros pasos que tomó el equipo técnico entrante para re-dignificar a los internados fue erradicar la costumbre del personal de enfermería de tratar a los pacientes “como niños”, es decir no llamándolos por su nombre sino con sobrenombres o diminutivos. Lo que se propuso en ese entonces fue que se los tratara de usted y por su nombre, esto devuelve el respeto perdido incluso por sí mismo, y genera otra respuesta en las actitudes y acciones de los usuarios.

Los prejuicios de la sociedad se concentran y materializan en ese comentario de la señora, vivimos en una sociedad que deposita lo enfermo en determinados lugares, a la vez que lo produce constantemente. Hay determinados roles como el del “loco”, “ladrón”, “violento” , y un largo etcétera, dónde la sociedad proyecta su temor a través de conductas alienantes y discriminatorias, encerrando “chivos expiatorios33” de una patología que es social en primera y última instancia.

Alfredo Moffat instaura una línea de fuga-instituyente con su planteo ideológico alternativo al tratamiento de los pacientes: la Psiquiatría Popular. Una de las afirmaciones de su planteo será la de “redistribución de la locura”: “Tal como la pobreza (o la riqueza) la locura es necesario re distribuirla. Los chivos emisarios no necesitarían existir si cada uno asumiera su parte de locura, su delirio chico o grande (…) defendiendo una redistribución de los contenidos irracionales también estamos defendiendo nuestro derecho a la creación, a la imaginación y a conocernos nosotros mismos, hacia adentro, hacia nuestro inconciente (…) bien sabemos que la calificación de loco depende del nivel de tolerancia a lo distinto..." (Moffat, 1974). El autor plantea que, cuanto mayor sea la intolerancia, más cantidad de gente será puesta en esta categoría, y que esta situación de estigmatización no se acota sólo a los internados en un hospital psiquiatrico, ya que nadie está libre de perturbación en el desarrollo vital, y que ésta “nos pertenece a todos”. 32 33

Ex Director de la Comunidad Terapéutica “Centro Piloto” en el Hospital Estevez, en Argentina. Haciendo alusión al concepto de Pichon Rivière, quien plantea que el chivo expiatorio es aquel en el que de alguna manera se deposita todo el aspecto negativo del grupo, es el que tiene la culpa de todo. En el cual que se deposita masivamente todo lo malo.

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Podemos pensar que, de alguna manera, los muros del hospital se transforman muchas veces en muros que aislan de la sociedad e implican, de alguna forma, no poder hacer uso de los servicios, no acceder a las mismas oportunidades, estar desempleado y no recibir capacitación para el mercado laboral, perder vínculos, redes de sostén; y en términos generales un “no poder” como potencia y acción. Es en este marco que la acción participativa aparece como la posibilidad que tiene la persona de moverse de ese lugar pasivo, poder tomar decisiones haciéndose cargo de ellas, a la vez que pudiendo preguntarse el modo en que se presentan.

Vilardevoz otorga una forma de tomar poder para los participantes, pero que también genera cambios en todos los que tienen contacto con la misma. En términos generales, se puede pensar a la comunicación dentro de la Radio como una herramienta para pensarse y de liberación, ya que los movientos que se generan a través de la misma permiten una resignificación del ser paciente psiquiatrico, donde se pasa de ser paciente-pasivo a participante-activo permitiendo una recomposición de la subjetividad (Lans, 2003).

La Radio genera que se traspasen los muros; en el caso de la anécdota contada la existencia de una salida al aire en ese momento, y de un espacio determinado para ello, permitió que los vecinos del barrio atravesaran los muros del hospital, rompieran con lo fantasmático de la locura cumpliendo un poco con la “redistribución” de la misma como se venía diciendo. A través de la grilla de programación llevada adelante por los participantes de la Radio, parte de la comunidad pudo ver lo que son capaces de brindar sus integrantes. Usando las palabras de Ana M. Fernández, sería “…poder visualizar la capacidad de invención de un colectivo en acción, condiciones de posibilidad por las que un colectivo instala una situación donde despliega diversas "y muchas veces impensadas" capacidades de invención imaginante. De alguna manera, pensar cómo, cuándo, un colectivo arma máquina, desborda lo instituido e inventa nuevos devenires.” (Fernández, 2007)

Este tipo de eventos generan movimentos todo a lo largo de la comunidad que “contagian” y tienen efectos fortalecedores, sobre todo porque el Proyecto Vilardevoz configura una línea de fuga instituyente dentro de la institución Vilardebó; a mi forma 104


de interpretarlo, de alguna manera "construye institución dentro de la institución". El movimiento entre lo instituido- instituyente nunca se detiene, ya que siempre se está recreando la Radio como proyecto abierto, a la vez que lo hace el contexto en el que está inscripta, por eso de que “el contexto hace al texto”.

Aquí cobra relevancia el concepto de dispositivo. Vilardevoz es un dispositivo, lo que implica, como lo plantea M. Foucault: “...se halla pues siempre inscrito en un juego de poder, pero también siempre ligado a uno de los bornes del saber; que nacen de él pero, asimismo lo condicionan. Lo que trato de indicar con este nombre es, en primer lugar, un conjunto resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y también lo no-dicho, éstos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos elementos.” (Deleuze, 1990)

De esta manera la Radio se encuentra atravesada por factores desde los organizacionales, las formas de ser y estar dentro de la misma, las líneas de fuerza, el poder inmanente, los marcos de visibilidad e invisibilidad, y genera a su vez nuevos dispositivos. Es por ello que me parece pertinente citar a Cecilia Baroni cuando expresa: “…primero creo que no hay un dispositivo, hay varios dispositivos que hacen Vilardevoz. Vilardevoz funciona con una concepción general, que creo que se nutren todos los dispositivos, somos una unidad, pero en realidad esa unidad está organizada de formas diferentes, con espacios bien diferentes, entonces hay una concepción que tiene que ver con la circulación de la palabra y que es fundamental y con la participación de aquellos, digamos, que casi siempre han sido como excluidos de ese tomar la palabra y de poder pensar sobre sus situaciones y sus condiciones de producción, en relación a la locura no tanto, si no más bien a la enfermedad como algo instalado, producido; y luego hay algo que tiene que ver con esto de la comunicación, entonces, y con generar, a su vez, dispositivos de intervención. Entonces en realidad Vilardevoz se organiza en distintos espacios de trabajo, los cuales son bien diferentes entre sí, porque tienen funcionalidades diferentes. (…) todos los espacios de Vilardevoz funcionan con una modalidad de grupo abierto y eso también hace a la concepción del 105


dispositivo en general, que es poder trabajar desde la noción de acontecimiento y desde la noción de aquello que puede ir surgiendo a partir del encuentro”34 Esta cita resulta bastante extensiva de todo lo que implica el Proyecto Radio Vilardevoz como dispositivo complejo y recorre muchos de los aspectos que se abordan a lo largo de este trabajo.

En primer lugar, si hablamos de terapéutico, no podemos separarlo de la noción de intervención, ya que es a través de ésta, con sus diversos modelos, formas de organización, que se hace posible alcanzar efectos en los otros. Toda intervención persigue un objetivo de transformación, y puede distinguirse en función de sus objetivos secundarios como ser de cuestionamiento, problematización, esclarecimiento, contención, etc. Existen intervenciones verbales y de la acción. Esto como marco general, pero tal vez lo que más me impactó cuando entré a la pasantía, y que consistió en uno de los mayores aprendizajes, fue la versatilidad de intervenciones que se dan en Vilardevoz. Existen tantos tipos de intervenciones como particularidades de cada espacio. Cada espacio es un dispositivo y genera dispositivos de intervención que le son propios, dependiendo de las circunstancias transcurridas.

Intervenir en Vilardevoz implica tener en cuenta la complejidad de las situaciones, cuando se interviene en el marco de un dispositivo abierto, horizontal y múltiple, resulta vital poder pensar los fines, medios y objetivos, porque estamos interviniendo la realidad misma donde nosotros también estamos implicados, “metemos el cuerpo” y es necesario también poder generar vectores de análisis hacia nuestra praxis. Pensar en la praxis, es reflexionar acerca de las variables desde dónde y cómo se actúa; esto me lleva a la idea de movilidad, de dinamismo, de procesos constructivos constantes, y de un encuadre que ya no es rígido y estable como se solía pensar, sino que corresponde a un encuadre móvil.

El encuadre es uno de los instituidos de nuestra práctica. Desde el inicio de nuestra formación se nos dice que el encuadre es aquello que se deja fijo para que todo lo demás se pueda mover, para que el acontecer clínico devenga visible. Cambiar esto para 34

Correa, M. Rodriguez , N. Tabarez, T. Itza, M. Celiberti, M. “Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz” Informe de Investigación. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Montevideo, CSIC 2009-2010. P 10

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adentrarse en un encuadre móvil genera mucha ansiedad al comienzo.

El encuadre móvil que se da en la práctica de la Radio implica un actuar desde el acontecimiento, tomar en cuenta la complejidad de la situaciones y poder desarrollar estrategias que se adapten a las mismas, en un campo de abordaje amplio. Si hay algo que caracteriza al funcionamiento del proyecto es esta disposición móvil de las intervenciones en un campo complejo de relaciones, muchas veces se viene con determinado marco conceptual adherido y nos sorprende este re-aprendizaje de la capacidad de intervenir en condiciones de la vida cotidiana, “intervención en el ‘banquito de afuera’ o ‘abajo del árbol” (Baroni, 2010) a la que podría agregar la intervención en la mesa de preparación de la pre-grilla. En suma, en cualquier lugar que los implicados habiliten, ya que las mismas se encuentran tan interiorizadas que los mismos participantes generan las condiciones para que se produzcan, y celan además de que esas condiciones sean con la máxima intimidad posible. Recuerdo una de ellas cuando de pronto se inició una conversación bastante profunda con uno de los participantes, otro integrante de la mesa quiso intervenir en ella y en ese momento un tercer participante dejó bien en claro que “están trabajando”. No siempre es fácil, cuando uno comienza en la práctica clínica, marcar estos límites, constituye todo un aprendizaje que, como es de esperar, casi siempre es transmitido, provocado a partir de un otro y su accionar.

En cuanto a esto, Deleuze plantea algo interesante cuando dice: “no se trata de predecir sino de estar atento a lo desconocido que llama a nuestra puerta” (Deleuze, 1990) estar atento a lo desconocido es también habilitarlo, ubicarlo entre nuestros límites y darle lugar, a lo diferente, a lo nuevo, permitirnos desde el lugar de técnicos sorprendernos con la historia del otro y modificar las estrategias sobre la marcha, y que esas estrategias apunten al “hombre en situación”, como lo llama Pichon Rivière, es decir, a la complejidad del individuo como una unidad indivisible, con una coordinación de técnicas interdisciplinaria.

Todo Vilardevoz comprende un dispositivo “abierto o móvil", lo podemos entender como “visiones no totalizantes, sino parciales, y que se ajustan más al tipo de espacio libre, abierto, liso" (Rodriguez Nebot, 2010). Las estrategias de trabajo que se desarrollan no presuponen un espacio diagramado de antemano, las intervenciones 107


pueden darse tanto dentro como fuera de los espacios físicos dispuestos para la Radio, ya que trascienden el fin comunicativo radial, y entran en el marco de una estrategia en red, una interdisciplina, una contención y seguimiento de las personas implicadas en el proyecto. Por otra parte, algo que caracteriza al proyecto es su continuo devenir, existe siempre una co-construcción con el otro, con el cual se hace radio y, a la vez, también se hace clínica.

Hay una realidad que está en perpetuo cambio, la población que asiste a la Radio también se ve modificada en el tiempo, incluso este año que pasó resultó ser un ejemplo de ello porque, en determinado momento, comenzaron a formar parte de la fonoplatea, y de diversos espacios, personas que no tenían ningún proceso de internación o historia de enfermedad declarada, y sí vivían procesos de marginación social. Para jugar un poco con las palabras: en una radio de locos, ni todos los locos son pacientes psiquiátricos, ni todos los pacientes psiquiátricos son locos. Este echo sucedido es muy particular, pero sirve para mostrar la desmitificación de la locura que se produce, y también que "Radio Vilardevoz se reconoce como una propuesta sin limitaciones ni exclusiones, ni prerrequisitos, cualquiera puede unirse a la tarea y ofrecerle los tiempos y la constancia que pueda.." (Baroni, 2009). Esto genera un cambio constante de las variables que hacen al encuentro y la necesidad de implementar modificaciones en la forma de encarar las estrategias de trabajo, el “desarmar los estables”. Ya que, la mayoria de las veces, el otro reta con su singularidad, su historia, y su presente, que no se acoplan a teorías o estrategias pre-establecidas, e interpelan al técnico a re-inventarse a sí mismo a la vez que lo hace la realidad.

Retomando lo antedicho, podemos decir que nos encontramos ante una clínica del acontecimiento, implica de alguna manera utilizar la deriva, trabajar la demanda en demanda (Rodríguez Nebot, 2010), que no es un simple dejarse llevar sino actuar a partir de un monitoreo y con direccionalidad. Esto me hace recordar algunas situaciones de la práctica cuando surgían eventos de imprevisto y había que reformular lo planificado para esa tarde. Por ejemplo, la reaparición de una participante que hacía mucho tiempo no asistía a la Radio; es destacable que el colectivo la reconocía como formando parte, más allá del tiempo transcurrido. Esto tiene que ver con la noción del ser participante. Esta participante llegó con una mochila pesada de padecimientos, no estaba en un momento adecuado para producir un programa sino que necesitaba el echo 108


de estar ahí y que alguien la escuche, refiere al poder contenedor que tiene el colectivo como tal, el poder ser escuchado, comprendido por un otro a través de la empatía y la necesidad que tenemos todas las personas de producir encuentros.

En ese momento se desarrolló una intervención, que se volvió a re-editar en la siguiente “visita” de la participante. Me ocurrió, durante la práctica, el sentimiento de mucha ansiedad por actuar, por hacer, y de a poco fui descubriendo que intervenir va más allá de la acción concreta, no se trata de hacer por hacer, sino de permanecer con una actitud abierta a la escucha y que sea el otro el que nos vaya guiando en qué es lo que realmente necesita y no lo que nosotros, desde nuestro lugar de técnicos con el “saber-poder en mano”, podamos pensar que es así. Lo que esto implica es pasar del paradigma del psicólogo como motor del cambio al psicólogo como co-constructor del proceso de cambio, como un co-pensor (Pichon- Riviere).

Me parece interesante integrar la noción de ejercicio de poder en lo que hace al estar y permanecer sano. Entonces podría entenderse el trabajo terapéutico como algo que resulta liberador y emancipador; donde a través del encuentro entre las personas se produce un diálogo, recurriendo a lo que retoma Rebellato de Maturana (1995): "El principio de la dialoguicidad requiere una visión holística y no simplemente una racionalidad autocentrada (...) descubrir lo emocional, lo vivencial, la confianza, constituye una actitud de vital importancia para el desarrollo de la persona humana y la integralidad de los procesos educativos." (Rebellato, 2000)

Las lógicas de poder – saber delimitan el espacio de trabajo, por lo que es necesaria una determinada postura por parte del técnico para habilitar al otro a hacer, poder aportar herramientas para el desarrollo de las personas en un momento determinado, esto tiene efectos en la calidad de vida y el desarrollo de las capacidades, sobre todo cuando la persona es protagonista activa de ese cambio. El técnico aporta su saber, pero trabaja con el otro para lograr los procesos de fortalecimiento y de participación; para que éstos se dén, es importante construir un espacio flexibe, que dé lugar a la potencia de acción y de creación. Creo firmemente que se trata de un encuentro entre personas reales, sintientes, dolientes, pensantes, y que respetando la diversidad se puede construir algo con el otro.

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Un principio metodológico que me surge re-pensando la praxis, es lo dado por la escucha flotante y el acompañamiento empático de las situaciones afectivas (Rodríguez Nebot, 2010). No se interviene sólo con palabras o acciones concretas, también se interviene a través de los gestos, la presencia y hasta los silencios. Son cosas que uno aprende en el camino de la práctica, y que el otro te devuelve con ese sencillo pero contundente “gracias por estar”.

Otra de las vivencias de la práctica que me tocó fue la de un participante que llamaré Héctor. Una tarde vino y me dijo cuánto lo hacía acordar a su hija, unas semanas más tarde me pide para hablar y que le escriba una carta, desarrollándose ésto en el marco de una de esas “intervenciones sabatinas- en el patio”. Héctor hace muchos años que perdió el contacto con su hija, además mantiene poco o nulo vínculo con allegados, los recuerdos que mantiene de su familia parecen estar estancados en el tiempo, como si hablara de dos “Héctor” distintos, el de ese entonces y el de hoy. Me hace pensar que, muchas veces, cuando las personas son rotuladas de “locos”, van perdiendo paulatinamente su sentido de ser, dado que, cada vez se los separa más de la sociedad, siendo considerados como fenómenos de los que hay que alejarse. Producen rechazo, miedo, desconcierto, y la única solución que genera nuestra sociedad actual es la de desplazar los aspectos rechazados, encerrándolos y silenciándolos. De la mano de todas estas pérdidas, los vínculos sociales de sostén también se van perdiendo. Quedan solos, luchando con su enfermedad y lo que ella provoca en su cuerpo y en su entorno, lidiando con la etiqueta que los estigmatiza, y que muchas veces se vuelve más pesada que la propia enfermedad. Sumada a esta condición social, muchas veces los participantes han “quemado las líneas” que los unían y representaban un soporte, para con su familia, amigos, etc.; esta situación los lleva a estar solos y muchas veces no encontrar alternativas a determinadas situaciones.

En cuanto a esto último, el propio colectivo de Vilardevoz es terapéutico, ya que se crean vínculos de confianza, relaciones de amistad. La imagen que el otro devuelve reflejada, cuando se dan las condiciones, aporta continentación, seguridad, el no estar solo con las diversas problemáticas que se presentan, y también regula ansiedades y actitudes. En la emisión radial de Vilardevoz existe un otro visible, palpable, y un otro “virtual”, el que escucha, pero sin presencia material, casi que entra dentro del orden de lo simbólico. Ambos ordenan y dan sentido. No es menor el hecho de que la identidad 110


se construye a partir del vínculo, soy en tanto hay otro que me piensa, me siente, y me escucha.

El equipo técnico de Radio Vilardevoz desempeña un papel muy importante, generando en sí mismo una red de soporte y contención e interviniendo para poder conectar, unir lazos afectivos, en la medida que sea posible. Este es el caso de uno de los participantes que asiste al espacio de la tarde que voy a llamar Manuel, quien tiene una familia numerosa y que se preocupaba por él, pero no era suficiente para contenerlo y evitar sus recaídas, ya que subsistía un modo enfermizo de relacionamiento donde se lo acercaba y repelía a la vez, manteniendo un círculo vicioso que lo perjudicaba. Durante el año Manuel fue deteriorando su participación y el equipo técnico notó oportunamente que estaba teniendo una recaída, desplegando entonces lo que sería una estrategia de red, interviniendo en los diferentes ámbitos vinculados con Manuel, su familia, trabajo, y desarrollando coordinación entre los diferentes espacios.

La estructura abierta de la Radio permite las más variadas intervenciones, en este caso fue más que nada contenedora de la situación, tomando también algunas acciones concretas para mejorar la situación en la que se encontraba el participante. Se pudo lograr teniendo en claro los objetivos, gracias a una afinada coordinación y seguimiento.

Frente a todo este despliegue de circunstancias, la noción de red se vuelve fundamental, si la pensamos como un motor de cambio en la postura del paciente. Aquí aparece la importancia de los compañeros en el espacio, y del colectivo que integra y conforma la Radio, los cuales, con su trabajo conjunto y su mutua influencia, despliegan los más variados procesos de soporte y contención. Alejandra Bustamante, haciendo referencia al sujeto participante decía que “es participante en la medida que el colectivo lo va reconociendo como tal y el equipo también lo va reconociendo como parte del colectivo. Eso es lo que le da la identidad al participante como tal. El estar, estar presente, estar en la expectativa de los otros participantes, más allá de estar registrado en un cuaderno. Creo que pasa por ahí… saber que, bueno… es uno de los nuestros”35 La lucha contra los sistemas de exclusión en la sociedad actual es muy importante para 35

Correa, M. Rodriguez , N. Tabarez, T. Itza, M. Celiberti, M. “Impactos del dispositivo de Radio

Vilardevoz”

Informe de Investigación CSIC. Facultad de Psicología. Universidad de la República.

Montevideo, Uruguay, 2009-2010. P 18.

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la conformación de una identidad y la búsqueda de un estado óptimo de salud. Para lograr esto, el lugar del otro, del compañero (el compañero de clase, “el hermano”, dice Moffat) es fundamental, la presencia de esa otra persona que sostiene, que siente y sufre en la misma medida. La existencia de un grupo, por un lado, y un colectivo, por otro, en simultáneo, permite correr la visión del enfermo mental como el portador solitario de su enfermedad, como el automarginado por su dolencia; permite verlo en su carácter de miembro de su grupo.

En el caso particular del espacio de los sábados de tarde, existía un núcleo duro de aproximadamente tres participantes que asistían todos los sábados y sostenían el espacio, se podría decir, y luego un grupo más intermitente de participantes que iban y venían, lo que hizo difícil que se conformara un grupo estable de participantes que se identificaran pertenecientes al espacio. La participación fluctúo durante el año lectivo, así como el compromiso que le dedicaban entre los diferentes participantes, lo que es natural debido al movimiento que conforma el "ser participante".

Por un lado, esto se acentúa por ser un espacio relativamente nuevo y, por otro, por las características de los integrantes de la población que, como un participante mismo relata en una de las reuniones de cierre: “hay que contemplar las situaciones de los compañeros... hubo compañeros internados... con situaciones familiares...con problemas... no es fácil”. Esto refleja el sentimiento de solidaridad y compañerismo que mantiene los lazos siempre, además permite la identificación con el otro como mi igual y genera una apertura hacia la singularidad, en una radio “de locos”, donde la diversidad debe y tiene lugar. De esta manera, más allá de que durante este año existieran “vaivenes”, persiste una fuerte identificación con el “ser participante”, por un lado, y el hecho de asistir a un espacio en particular, que permite empatizar con el otro, poder sentir el dolor del otro como propio y tramitarlo en conjunto.

De alguna manera, lo dicho hasta aquí tiene implícito un concepto fundamental para entender los procesos que se dan en el espacio de la Radio, que es el de participación. Me planteo, por un lado, analizar los efectos que la participación tiene en los participantes que gestionan la salida al aire de los de los sábados de tarde en Radio Vilardevoz. Y por otro lado, caracterizar y problematizar las diferentes formas que la participación puede adquirir y analizar el impacto en la calidad de vida y los procesos 112


de fortalecimiento que se producen en los participantes.

Para ello es necesario partir de la conceptualización de algunas nociones básicas para un posterior análisis de la misma, dado que atraviesan los procesos que en ella se despliegan. Es pertinente definir la participación, noción que atraviesa todo el trabajo y es, a su vez, un punto a problematizar. En palabras de Ferullo de Parajón, y en un sentido amplio del término: “toda participación es un acto de ejercicio del poder, que asume diferentes formas y produce distintos efectos"; poder éste considerado no tanto como objeto, sino como potencia, como facultad del poder hacer y poder ser del sujeto. Así considerado, el poder nos resulta inseparable de la existencia de un otro, dado que este carácter relacional es el que le da al sujeto su condición de tal, por ser éste un producto inacabado, un proceso siempre en construcción. En este sentido, la participación puede ser concebida como una acción, que supone una interacción, una relación, la cual tiene poder de afectación (de producir efectos) tanto en los sujetos implicados como en uno mismo. Y estos efectos constituyen productos de la necesidad intrínsecamente humana de construirse e insertarse en el mundo que los rodea y contiene.

Así, la participación le permite al sujeto, ejerciéndola como derecho, lograr una autorrealización y un crecimiento que lo habilita a alcanzar una condición de libertad, porque implica poder decidir, poder ser producto de sí mismo dado que la participación le otorga la posibilidad, no de ser un mero receptor, sino un actor protagonista de su historia y de la historia colectiva a la cual pertenece. El ser protagonista de su propia historia le permite al sujeto ir construyéndose socialmente con otro que también forma parte de ella.

Es aquí donde cobran importancia y sentido los protagonistas de dicho proyecto de radio, los cuales, por medio de su participación activa en el espacio, se constituyen como sujetos políticos, a modo de fuerza contra-hegemónica, con una necesidad compartida que produce las más variadas movilizaciones en el colectivo. Es mediante esta participación, proceso político por excelencia, que se presenta ante los individuos la posibilidad, mediante el uso de la palabra, de ir abandonando ese lugar pasivo; a modo de una re-valorización y re-significación del discurso del denominado paciente, tantas veces silenciado o hablado por otros. 113


La comunicación es una herramienta para re-pensarse y liberarse, recuerdo la imagen de Manuel cuando, escuchando uno de los programas de otro participante, pudo verse a sí mismo reflejado en el contenido, y en base a eso reflexionar sobre su situación, sobre lo que él ya no quería ser, y lo que sí. El ciclo de esos programas hablaba de que las utopías son posibles, realmente un canto a la vida y a la lucha por librarse de los sistemas de opresión de cualquier tipo. Me significó algo muy disfrutable ser testigo de este ciclo, de lo que son capaces los participantes y lo son juntos. Presenciar este proceso creativo me recuerda a los conceptos impartidos por Ana María Fernandez, que habla del uso de la imaginación creativa, colectiva y anónima, que implica transformar radicalmente los principios ideológicos de una sociedad, de una institución para adaptarlos, ejercitando la libertad política y desarrollando, así, la autogestión, la autonomía y la democracia. Pensar en una sociedad que puede autotransformarse, a partir de la acción de los colectivos, es una forma de sanación, una forma de vivir también la plenitud, luchar contra las injusticias y empoderarse en el camino, es también terapeútico. Con respecto a la realización de ciclos y programas, el espacio de la tarde genera un desafío que es el de realizar programas llamados “de estudio”, es decir, con una estructura, orden determinado, pre-producidos y personalizados, con un sello que se lo imprime quien los realiza. Los espacios tienen nombre y se pueden identificar claramente, generan un “decir desde”, cuyas palabras constituyen un lenguaje que incluye ciertas imágenes y contenidos que son un modo de ver al mundo y de verse a sí mismos, desplegándose procesos de pensamiento crítico. La necesidad de pre-producir los programas, lo que se va a mostrar al aire, genera efectos que atraviesan varias líneas de afectación, como es la dimensión del tiempo, el compromiso (consigo mismo y también con el otro), la visibilidad e invisiblidad con lo que se dice o no, y la noción de trabajo, entre otros; que devienen en un proceso que es terapeútico en el marco de todas las acciones de la radio. La dimensión del tiempo, se ve afectada en el hecho de producir cosas, hacer un uso productivo, creativo, del tiempo, rompiendo con el ocio; se trabaja en la radio para devolver la continuidad natural perdida, aportando una secuencia temporal y un uso del tiempo. Citando a Moffat, se puede decir que "en la tarea de rescate del paciente, de reconstrucción de su sistema de realidad, de su reorganización del mundo, lo más difícil y lo más importante es rehacer una visión prospectiva del tiempo, construir un 114


proyecto de futuro."36 Esto se logra integrando los diversos espacios de producción radial y grupal, que generan intercambios aportando el marco de una estructura que es estable, a la vez que flexible. En relación al compromiso, hay un gran impacto subjetivo que se relaciona con la responsablidad de formar parte de Radio Vilardevoz con sus objetivos. En cuanto a esto, en una jornada evaluatoria del espacio de la tarde que se realizó en el año, algunos participantes decían: "...si no venís no se puede hacer radio." (M), "vine aunque me cueste... me importó cumplir con el compromiso... este es un espacio a explotar"(R). Hay un fuerte sentimiento de un deber ser en relación al compromiso con la tarea en la radio, en cuanto a lo que espera el colectivo y lo que la propia persona espera de sí. Aparece también la noción de trabajo unida a la de compromiso, otro participante hacía notar: "Lo que se hace acá es trabajo honorario" (H). Hablaba del accionar de los participantes. Este participante en particular representa para mí, un ícono en cuanto a la asunción de una lucha contra los prejuicios, la soledad, la incomunicación, transformando a la Radio en su proyecto de vida. Demostrando que estar en y con la radio establece una lógica de sentido, que inaugura modos de producción de subjetividad desplegando capacidades con otros y a partir de otros. Me representó un aprendizaje el comprender que el ser participante en la Radio no es una meseta inamovible, sino que es un movimiento de continua construcción, que implica el reconocimiento del otro como tal y la puesta en juego de capacidades en lo propio y lo colectivo. Hay muchas formas de “formar parte” de la radio, muchos lugares a ser ocupados, como el de colaborador, participante, socio, oyente, amigo de la radio, pasante, etc., dependiendo de las configuraciones del momento a transitar. Durante mi pasaje por la pasantía existieron muchos devenires, algunos participantes dejaron de asistir, otros fluctuaron en su compromiso con la tarea, otros no pudieron sostener el hecho de llevar una producción radial y respetar los objetivos del espacio, hubo alguno que no toleró "tanta locura" en la radio de locos, y tomó distancia. Hubo muchos procesos que comenzaron y terminaron de las más diversas formas, y sin embargo eso fue lo que tal vez me sorprendió, ahora lo entiendo y hasta lo esperaría, por el respeto que me merece actuar desde la diversidad. Las fluctuaciones entre el pasaje de ser paciente y pasivo a advenir participante en 36

Moffat, A. “Psicoterapia del oprimido ideología y técnica de la psiquiatría popular” ECRO Buenos Aires, 1974. p 26.

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diversas formas también se vivieron en el espacio de la tarde, y fueron evaluadas por los propios participantes del espacio, al igual que devueltas por los coordinadores y quien escribe, en la jornada evaluatoria del espacio. Se generaron efectos muy variados e interesantes, que devinieron en la elaboración de una especie de "contrato oral" donde se planteaba que: formar parte del espacio de la tarde implica la puesta en marcha de "trabajo, compromiso y deseo". De alguna manera la dimensión del trabajo se vuelve terapéutica como actividad creativa, ya que la palabra es el producto de la labor radial, es el colectivo el que la hace posible y también genera efectos en relación al sentirse útil dado que "se puede comunicar". En cuanto a la realización de programas radiales en el espacio, produce orgullo, satisfacción, lo cual transforma personal y colectivamente. Por otra parte, cuando la palabra circula genera marcos de visibilidad, hablando muchas veces de aquello de "lo que no se puede hablar ", y a la vez hay un monto de poder inherente al enunciado del que los participantes se apropian, ya que son ellos los que definen la orientación y el sentido del mensaje en el mismo acto que se hacen cargo de lo que están diciendo. Por ello se introducen otras variables de análisis: con la circulación de la palabra, también lo hace el saber y el poder. Es necesaria una ruptura de estructuras verticales para que el saber-poder no quede enquistado en el rol del técnico, y pueda emerger así el deseo de los participantes, para que se pueda cumplir esa premisa de "trabajocompromiso-deseo". Andrés Jiménez, en su artículo la “Maquina de hablar”, resalta la importancia de que el trabajo sostenido en el tiempo se produzca a partir del propio deseo del participante, y no a partir de normas disciplinares: “para que emerja el deseo de los participantes, debe romperse con las estructuraciones verticales de los vínculos y que lo sostienen en tanto deseo alienado (…) todos deben hacer un esfuerzo para esa ruptura. El que tiene un rol activo y pensante, y también el que tiene un rol pasivo y alienado. El que ocupa un lugar definido por un rol de ejercicio de poder, y el que ocupa uno con un rol dependiente y sumiso.” 37 Podríamos pensar en el concepto de habilitación en la Radio, el cual se encuentra profundamente emparentado con el tema de poder. Se trata de brindar elementos para que el otro encuentre y construya herramientas sustentables para su desarrollo; lo que 37

Jimenez, A “La máquina de hablar” En: V Jornadas de Psicología. Comisión de Jornadas de Psicología Universitaria. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Montevideo, Uruguay, 2000.

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nos recuerda el mentado dicho “no me des pescados, enséñame a pescar”. De ello se trata la Radio, de aportar instrumentos para que el otro desarrolle su capacidad creativa y transformadora, siendo un “medio para alcanzar un fin”, y no un fin en sí mismo. Parte de una ideología de no generar una dependencia, un tope en el sujeto. Sino que el proyecto sea un elemento más en la vida del sujeto, y que éste pueda trascenderlo; se me viene a la mente el caso del participante que dejó de sentirse cómodo con la "locura" dentro de la radio, y se alejó por un tiempo, pero no es el único caso, también aquel que fue participante y trajo este año una obra de teatro para representar dentro de la Radio, junto un proyecto social comunitario del que forma parte. Son numerosos los ejemplos que se puden presentar de estos procesos, los que se dieron y los que están por suceder.

Esto se encuentra fuertemente relacionado con una determinada postura ética, una ética de la autonomía, promoviendo en el otro la liberación de las potencialidades atrapadas. A crear una ética de la vida, con valores como la dignidad, el respeto y justicia, que generen un proyecto de vida liberador. Podría decir, parafresando a Rebellato, que se trata de un "bien decir – bien desear" por parte del técnico; no se puede saber qué es lo que está bien para el otro, el esfuerzo está en intentar que el otro lo averigue por sí mismo. Se construye un dispositivo para ayudar a lograrlo donde el técnico actúa como un facilitador, un catalizador .

Una participación que realmente posea efectos terapéuticos debe apoyarse en una postura ética como la antes descripta, dado que si no caeríamos en una colaboración que obtura el poder de decisión de los sujetos. Es así que, en los diversos espacios del Proyecto Radio Vilardevoz, la participación se configura como un elemento terapéutico, ya que hay una intencionalidad de que sea así. Son pertinentes las palabras de Jimenez cuando enuncia: “su existencia como proyecto formulado desde la Psicología, pretende ir en la dirección de un paradigma terapéutico que implique un rol protagónico de los pacientes psiquiátricos en el proceso de recuperación en tanto seres dolientes y de su reinserción social en tanto marginados o excluidos”38.

En este sentido, el espacio de la tarde, y la Radio toda, se plantea trabajar desde la 38

Jimenez, A “La máquina de hablar” En: V Jornadas de Psicología. Comisión de Jornadas de Psicología Universitaria. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Montevideo, Uruguay, 2000

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equidad, concepto que trasciende el echo de tratar al otro como igual, se trata de partir desde la diversidad y dar al otro lo que realmente necesita, desde un profundo respeto. El trabajo exige, por lo tanto, una capacidad autocrítica para repensar las situaciones, poder ubicarse en un lugar distinto, no rigidizarse y, por otra parte, un compromiso a nivel integral.

La habilitación contiene la dimensión inmanente del poder, en el supuesto de la existencia de un habilitado y otro habilitador; en el trabajo con sujetos, esta dimensión se debe manejar, ya que, preexiste a la relación y la diagrama. Es por esto que el nivel del análisis de la implicación constituye un pilar fundamental en el planteamiento de estrategias en el proyecto.

Transitar por esta experiencia de Radio, constituye un reaprendizaje a través de nuevas redes sociales que auspiciarán de soporte en aquellos momentos cuando el deseo vacila y la identidad se vuelve a ver comprometida por las adversidades de la cotidianeidad. A su vez, la participación activa de los pacientes resultará un elemento de emancipación y fortalecimiento de los mismos, dándoles la oportunidad de constituirse y entenderse también como sujetos de derecho y de luchar contra los sistemas de opresión.

Es a través de la Radio, que el elemento participativo devuelve la voz a aquellos que no la tienen, permitiéndoles ser parte, formar parte y tener parte (Hernández, 1994) en las decisiones que respectan a su propia vida, logrando acceder a un discurso propio, que puede ser emitido y escuchado desde otro lugar, por el echo de que los participantes mismos han sido capaces de construirse ese espacio.

REFLEXIONES FINALES

Dando cuenta de mi implicación, puedo decir que transitar por la pasantía en el espacio de ampliación de salida al aire de Radio Vilardevoz me llevó a descubrir un dispositivo terapéutico más alla del proyecto participativo, y un accionar terapéutico que transciende la cura para buscar la emancipación del sujeto como tal. Eso generó cambios en mi forma de ver lo terapéutico, y en mi forma de ver la práctica 118


en Psicología, en la que el pasante o el Psicólogo no sólo tiene que hacer, accionar, sino facilitar que los acontecimientos sucedan. Lo cual requiere determinada postura ética para "dejar hacer" y construir problematizaciones, ya que se trabaja en un campo complejo. Con esto quiero mencionar la necesidad de ejercer una postura crítica, preguntarme sobre mi accionar y trabajar con la incertidumbre, lo cual me implicó un particular sufrimiento a veces, por estar expuesta en un campo corporal y afectivo singular. Esta sensación de "tener el cuerpo adentro", a la que hice mención previamente, me generó una incomodidad necesaria para elucidar los procesos de la práctica.

Este camino de elucidación, que fui recorriendo a lo largo de este trabajo, me llevó a tratar de comprender en profundidad los procesos que, en definitiva, hacen de Vilardevoz un dispositivo terapeútico. Se podría decir que la Radio es terapéutica porque, a través de un proyecto insertado en un colectivo, con un equipo de trabajo, con objetivos y estrategias claras, en determinado campo de acción, permite a los individuos desarrollarse en el máximo de sus capacidades; pero aún dejando en claro todo esto, las afectaciones que produce el Proyecto en la Comunidad son más vastas y complejas.

Esta experiencia me hizo reflexionar sobre cuán importante resulta en el ser humano la creatividad como parte esencial de él mismo y como forma de sanación y expresión de libertad, crear como forma de permitir ser. La capacidad de crear es inextinguible y es nuestra tarea, desde el rol que ocupemos, buscar las formas que permitan a los sujetos crear y recrear sus vidas, dándose a cada uno ese derecho inalienable de ser directores de su propia vida y no meros visitantes.

La radio es un espacio de libertad, comunicación, empatía, seguridad, es un cultivo de creatividad, solidaridad, confianza, sanidad y afecto, donde cada participante recoge el fruto de esa cosecha, con cada programa, con cada tema, discusión, con los modos de participación que se van generando para, de esa forma, desdibujarse como “locos” o “psiquiátricos”. Y producir una identidad desde el hacer, recomponiendo su subjetividad al mismo tiempo que se hacen responsables de un trabajo que implica un cambio radical en sus vidas, en la forma de percibirse, a sí mismos tanto como a los demás, y lo más trascendente, tal vez, su lugar en la sociedad.

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La radio permite que quienes pasan por ella, desde el lugar que sea, en definitiva “tengan su lugar en el mundo”.

Meditación

…Los errores del pasado los piso y los dejo atrás. Y enfocado en el presente pienso en lo que vendrá. Que estoy vivo, sano y libre, y puedo atreverme a soñar. Que hay un camino posible para volver a empezar.

Que no estoy solo en esa lucha que he decidido pelear, Tengo muchos que me quieren y que quiero de verdad. Tengo muchos que me ayudan si yo me dejo ayudar.

Diego Planchesteiner.

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BIBLIOGRAFÍA Baroni, C. Comp. (2009) Radio Vilardevoz. Universia. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Montevideo, Uruguay. Correa, M., Rodrìguez, N., Tabarez, T., Itza, M., Celiberti, M. (Inédito, 2010). Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz. (Informe de Investigación CSIC. Facultad de Psicología. Universidad de la República). Montevideo. Cutuli, A. (Directora) (2005). Comunidad de locos (Documental). Buenos Aires. Deleuze G. (1990). ¿Qué es un dispositivo?. Barcelona: Gedisa. Fernández, A. M. (2007) Las lógicas colectivas imaginarios, cuerpos y multiplicidades. Buenos Aires: Sin Fronteras Goffman, E. (1994). Internados. Buenos Aires: Amorrortu Jimenez, A. (2000). La máquina de hablar. En: V Jornadas de Psicología. Comisión de Jornadas de Psicología Universitaria. Montevideo: Tack. Lans, A. (2003). El esquizoanálisis una clínica en movimiento. Montevideo: Multiplicidades. Lans, A. (2008). Esquizoanálisis cartografías clínicas. Montevideo: Psicolibros. Moffat, A. (1974). Psicoterapia del oprimido. Idelogía y técnica de la psiquiatría popular. Buenos Aires: Ed. ECRO S.R.L. Pichon -Rivière, E. (2001). El proceso grupal. Del psicoanálisis a la psicología grupal. Buenos Aires: Nueva Visión. Rebellato, J. (2000). Ética de la liberación (Textos inéditos in memoriam). Montevideo: Noordan- Comunidad. Rodríguez Nebot, J. (2010). Clínica y subjetividad. Montevideo: Psicolibros.

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Pequeño Diccionario Vilardevoziano. Lic. Alicia Migliaro (2005)

EL NUNCA MEJOR LLAMADO PRETEXTO Este Pequeño Diccionario Vilardevoziano es un esfuerzo por definir, para poder entender, para poder comprender, para poder hacer más, para poder hacer mejor. Los conceptos que aquí intento problematizar auspiciaron a modo de palabras llaves en tanto fueron causa y efecto del cuestionamiento y la reflexión. Cada uno de ellos se recrea en diferentes momentos, situaciones y con diferentes personas, pero manteniendo siempre el mismo espíritu: ayudarnos a pensar, ayudarnos a hacer.

La propuesta es ir transitando por todas y cada una de estas palabras, detenerse un ratito a pensar, desarmarlas y rearmarlas conjugando definiciones prestadas, e intento de definiciones propias, con hechos y acontecimientos.

Así desordenadas conforman una especie de partida de rayuela. Narran el proceso de un azar que ya se jugó, cuentan los vaivenes de una piedrita que fue cayendo en distintos casilleros, hablan de saltos y tropezones.

Así desparramadas siguen siendo una invitación abierta a la reflexión.

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PROYECTO

Proyecto, Proyecto, ta. ta. (Del lat. proiectus). 1. adj. Geom. Representado en perspectiva. 2. m. Planta y disposición que se forma para la realización de un tratado, o para la ejecución de algo de importancia. 3. m. Designio o pensamiento de ejecutar algo. 4. m. Conjunto de escritos, cálculos y dibujos que se hacen para dar idea de cómo ha de ser y lo que ha de costar una obra de arquitectura o de ingeniería. 5. m. Primer esquema o plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle la forma definitiva.

Un proyecto podría definirse como la planificación, con miras a la consecución, de un ideal en tiempo y espacio. Es, en todo caso, un ajuste del pensamiento al plano de lo posible y una subordinación del pensar al hacer, ligada a la construcción, a lo no acabado. En los tiempos que corren los proyectos son parte de la cotidianidad, son casi como sinónimo de tener anhelos o deseos. En los ámbitos académicos estamos total y completamente dominados por la “racionalidad proyectiva” quen opera a modo de función yoica, constituyendo un rasgo identitario de nuestra época: plantear lo que se dice que se quiere o se quiso hacer.

¿Por qué sufrimos de proyectitis? Los modos en que se piensa la realidad están sujetos a los paradigmas imperantes en determinadas épocas, los modos de leer-entender el mundo se ciñen a los modos hegemónicos y son producto y reflejo del pedazo de tiempo en que nos toca vivir. Es bien sabido que cada época histórica crea paradigmas científicos que rigen y organizan las formas de entender y producir conocimientos, constriñendo las praxis a los modos hegemónicos imperantes en cada época. Tratar de reflexionar sobre cómo pensamos y actuamos es un ejercicio apasionante e inagotable. Pretendo desarrollar aquí algunos mojones que considero fundamentales de nuestra matriz epistémica: la herencia platónica, la modernidad y la posmodernidad. La visión platónica del mundo se basa en la división entre el mundo sensible y el mundo 123


ideal. Los entes del mundo sensible (materia, acontecimientos fácticos) no son más que una copia imperfecta y mal acabada de los entes del mundo ideal. El ser humano es carente, ontológicamente hablando, ya que su existencia fáctica transcurre en el mundo sensible, por lo tanto debe ser guiado por sobre sus carencias hacia el ideal supremo, el Bien. Esta visión fue profundizada por el cristianismo, que equiparó el Bien supremo a la figura de Dios e instauró un sistema moral escalonado de ascenso por sobre esas carencias, que supone la sobre valorización de la vida espiritual (eterna e inaprensible) por sobre la vida material (tangible y finita). Lo que se nos plantea aquí es la existencia de una matriz única de significación, que tamiza y regula a los seres y las cosas. Esta lógica se profundiza al punto tal que para existir, para ser, es preciso pararse en alguno de los escalones de esta pirámide. Es la dicotomía entre el control y el abismo, metaforizado en la lucha épica entre el Cronos y Caos. El juego: dominar el caos. El jugador: el hombre. El juez: la razón. Este es el sustento de todo el edificio científico levantado en la Modernidad. “La imagen del cosmos forjada en la época moderna nos muestra un gran mecanismo compuesto de piezas elementales independientes, cuyo funcionamiento está regido por leyes invariables y eternas (…) Un universo estable donde sólo están permitidos los desplazamientos reversibles y las relaciones lineales” (Najmanovich, 2002). Esta concepción del mundo mecánico ampara la concepción analítica del conocimiento: es preciso aislar y reducir hasta la entidad mínima posible tal o cual situación concreta, a fin de encontrar las cualidades esenciales y abstractas que se expresarán en ésta. Se va creando así una supremacía de lo formal abstracto por sobre lo concreto, en tanto el contexto específico no afecta la expresión de la esencia abstracta. Es esta la cosmovisión que funda la lógica binaria, amparando dicotomizaciones varias, entre ellas la dicotomización teoría-práctica. La teoría es entendida como un modelo conceptual explicativo de la realidad, con pretendidos valores atemporales, históricos y universales. La práctica es entendida como lo que sucede en el plano fáctico. Las relaciones posibles, entre teoría y práctica, cobran relevancia conforme el conocimiento científico se edifica y avanza en estructuras disciplinares. Bajo el paradigma de la simplicidad, la lógica causal regula las relaciones entre teoría y práctica, de modo tal que se abren dos posibilidades de conexión: o bien la teoría es una 124


consecuencia de la práctica, o bien la práctica es un aplicación de la teoría. Este divorcio promueve planteos metodológicos conformes a una racionalidad de tipo instrumental que pretende encontrar la respuesta a cada problema, aislar su esencia y poder así combatir al problema eficazmente cada vez que éste se presente. Esto se expresa a nivel del lenguaje, se escriben “manuales” y “programas”, se prescriben “recetas”, todo conforme a uso (y cuando no al abuso) de una técnica. Las pretendidas ciencias humanas tomaron prestadas de sus hermanas mayores esta racionalidad. Pero el hombre, ese bicho movedizo, ese que había creado las reglas del juego, se resistía a dejarse atrapar. Y la máquina empezó a tambalear. Empieza el desborde, se produce una sinergia, la realidad se torna cada vez más difícil de explicar y, conforme a las reglas del juego, se torna cada vez más difícil operar en ella. Concepción dialéctica mediante, encontramos la noción de praxis como un intento superador de la dicotomía fundante, como una apuesta a establecer un diálogo entre la teoría y la práctica. La propuesta es llevar la lógica causal a una lógica circular, que permita hacerle lugar a la duda, ya no para dominarla al estilo cartesiano, sino como herramienta cuestionadora del hombre mismo. La realidad comienza a ser leída en términos complejos. Sin embargo, este intento superador expresado en una novedosa lógica relacional, alterna pero no altera. Innova en el sentido de que vuelve la mirada sobre el guión, poniendo en entredicho la lógica mecanicista, pero permite conservar intactas las tendencias totalizadoras y universales de las nociones de teoría y de práctica. El valor de la praxis no es el de ser una nueva receta, sino el de constituirse como una metodología de trabajo que se rebele a la noción mecanicista, que permita saberse local y regional, cuestionándose a sí misma en el desarrollo del propio proceso de trabajo. La corrosión del edificio científico de la Modernidad continuó su marcha espiralada, hasta caer estrepitosamente como cosmovisión rectora. De la angustia y la urgencia surge la necesidad de construir nuevos modelos explicativos que asuman la complejidad del universo, se crean nuevas relaciones posibles entre teoría y práctica. Se plantean relaciones más parciales y fragmentarias, “la práctica es un conjunto de conexiones de un punto teórico con otro y la teoría es un empalme de una práctica con otra” (Foucalt, 1992) Es el triunfo del eclecticismo que tan duramente combatió La Modernidad. La teoría se 125


nos presenta como una caja de herramientas a ser utilizada, creada y recreada en función de un objetivo transformador. La asunción de la incompletud nos empuja a revalorizar las praxis fragmentarias e incompletas, a no desechar nada por obsoleto sino a pensar que todo sirve para algo, recordando siempre, que nada sirve para todo. La mirada relacional se profundiza evidenciando las cualidades de los procesos, la cuestión no está tanto en lo que hagamos sino en cómo, dónde y con quiénes lo hagamos, redimensionando aquí el compromiso de nuestro accionar cotidiano con los objetivos que nos planteamos a futuro. Nuevamente, el lenguaje nos provee de buenos ejemplos para evidenciar los cambios y es así que los modos infinitivos (construir) van dejando paso a las formas compuestas (estar/ estamos/ estaba/ estaremos construyendo), que ponen el acento sobre el proceso. No obstante, estos planteos, que tan augurioso recibimiento han encontrado en nuestro ámbito psi, son más fácilmente pensados que practicados; cuesta mucho desarrollar praxis conforme a esta visión. Esto se debe a que no se puede hacer “borrón y cuenta nueva” o recluirnos en la academia esperando encontrar el camino cierto. Las urgencias cotidianas reclaman a gritos nuestra participación en proyectos de transformación del campo social, que se hunde arrastrando consigo a media humanidad. Son tiempos de grandes desafíos para nuestra capacidad creativa. Son tiempos de inventar, de conjugar distintos saberes e imaginar nuevas relaciones posibles.

VILARDEVOZ, UN PROYECTO HIJO DE SU TIEMPO

Radio Vilardevoz se define a sí misma como un proyecto comunicacional y participativo, desarrollado por pacientes y ex pacientes psiquiátricos, psicólogos y estudiantes. La tarea que nuclea al colectivo es la de construir una radio entre todos, que permita la expresión y la circulación del discurso negado del loco. Apunta a problematizar las condiciones de producción del paciente psiquiátrico, como sujeto heterónomo, a la vez que trabajar sobre los efectos de los procesos de institucionalización. El dispositivo de trabajo es el de taller abierto, de participación voluntaria y horizontal. El rol del técnico es el del coordinador y facilitador de la tarea descentrándolo del lugar tradicional de portador de saber. De esta forma, el colectivo en su conjunto, asumiendo 126


la diferenciación de roles y tareas, se constituye como protagonista de un proceso. En síntesis “la propuesta (…) es a la construcción de una radio que se rescate de sus propias condiciones de producción” (Jiménez, 2000) Vilardevoz es un proyecto hijo de su tiempo, desde su definición, objetivos y propuesta metodológica hasta las grietas que es posible evidenciar y analizar en el proceso de trabajo. El proyecto se permite el eclecticismo de conjugar distintas teorías en el desarrollo de su praxis. Las teorías más relevantes, las que hacen a la identidad del proyecto, son la Psicología Social, el Esquizoanálisis y la Educación Popular. Es posible observar que los planteos de la Psicología Social son tomados en lo que atañe a aspectos más conceptuales y la Educación Popular en lo que hace más al planteo metodológico. Esta mixtura es propia de un proyecto que intenta ser y hacer en un momento de cambio de paradigmas donde es preciso crear nuevas formas de entender y trabajar con la locura, así como de entender y trabajar desde la psicología, lo cual exige transformar nuestras herramientas apelando a nuevas formas de utilizarlas. Por otro lado, las propias contradicciones cotidianas del proyecto también nos están hablando de las condiciones de producción del mismo, tensiones que se pueden ver tanto en la estructura de trabajo del colectivo como en la del equipo técnico. La modalidad de trabajo es la de un taller abierto que horizontalice las relaciones entre los participantes entre sí, entre ellos y los técnicos y entre el propio equipo técnico. Esta horizontalidad es practicada de manera diversa por los distintos participantes en función de sus características personales y de su mayor o menor implicación en el proyecto. Esto genera, muchas veces, la imposición de una visión por sobre otra, imposición que descansa en un saber-poder en relación a la experiencia, y que muchas veces es reforzada por el equipo técnico. La estructura horizontal es un buen punto de partida para el establecimiento de nuevas formas de relacionamiento, pero por sí sola no garantiza nada. Es preciso reflexionar sobre las pequeñas contradicciones cotidianas, en el entendido de que, más importante que la cantidad o cualidad de nuestras contradicciones, es lo que hagamos con ellas.

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ESTRATEGIA

Estrategia. (Del lat. strategĭa, y este del gr. στρατηγα). 1. f. Arte de dirigir las operaciones militares. 2. f. Arte, traza para dirigir un asunto. 3. f. Mat. En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento

Hermanada con la práctica bélica, la estrategia hace al mejor aprovechamiento de las capacidades en la persecución de un objetivo. Tal como lo expresa la Real Academia, cuando no se da en el marco de un proceso regulable, es un verdadero arte. En tiempo de complejidades e incertidumbres varias, cuando no es posible despejar las variables ya que éstas constituyen el objetivo mismo de nuestro accionar, donde adolecemos de manuales tipo “losétodoocasitodo” que tanto gustaban a Cipriano Alvor (el protagonista de “La Caverna” de Saramago), donde precisamos tomar varias herramientas de varias cajas para poder trabajar… la estrategia es un arte, el arte de la necesidad. Esta necesidad se recorta de las implicaciones éticas que se nos presentan en el trabajo con Otros, otros sujetos, otros personas. La caída de las certezas no es la piedra libre para el vale todo, sino que es la asunción de la dimensión de la responsabilidad cotidiana de nuestro accionar. La racionalidad estratégica, como lógica fundante de la praxis, es un sentir-pensaractuar en constante bosquejo, en permanente construcción. Es condición, casi necesaria, de todo proyecto que pretenda timonear entre el devenir, asumir la tarea de la problematización de la estrategia que vaya construyendo para alcanzar el o los objetivos deseados. “Trabajar con una perspectiva estratégica supone proyectar el rumbo del programa o proyecto con una visión de proceso”39. El tomar en cuenta la dimensión del proceso nos habla de un mayor énfasis en los aspectos cualitativos, que hacen a un corte diacrónico de la realidad. No se planifica para ejecutar a la “hora señalada”, se planifica para actuar en el continuo de un proceso que puede incluir o no la ejecución de una acción a una “hora señalada”. La planificación evidencia el lugar que le hacemos a la incertidumbre, como aquel 39

Jara, O. “La Concepción Metodológica Dialéctica, los Métodos y las Técnicas Participativas en la Educación Popular”. Centro de Estudios y Publicaciones Alforja, www.alforja.or.cr/centros/cep

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agujero negro acerca del cual sólo podemos asegurar que va a suceder más temprano que tarde, y que inevitablemente va a desestructurar. Podemos operar como agentes de control, incluyendo la incertidumbre como una variable a dominar, tratando de reducirla a su mínima expresión, virando el camino para esquivarla, o auspiciar como agentes habilitadores del cambio, abriéndonos al encuentro como posibilidad de innovación, de creación. Se configura aquí un campo de tensión entre el cambio y la permanencia, que es preciso trabajar para que no devenga en neta contradicción. No es tan sencillo como esgrimir posturas maniqueas equiparando el cambio a lo bueno y satanizando la permanencia. El cambio y la permanencia como entidades abstractas de poco nos sirven, es preciso referirlas a un contexto, al aquí y ahora de un proceso, y todo proceso tiene momentos de cambio y de permanencia que merecen ser problematizadas. Cuando trabajamos con y en la dimensión de proceso, debemos tener en cuenta que, al mejor estilo matrioshka, todo proceso se enmarca en otro mayor y así sucesivamente (tarea- grupo- proyecto- institución- comunidad, etc.), multiplicidad de dimensiones coexistentes que aumentan la complejidad. La planificación estratégica se nos presenta como una perspectiva de trabajo dialéctica que posibilita transformar la realidad, a la vez que se transforman los procesos que creamos para dicha transformación y los sujetos involucrados en la misma.

JUGADA DE PIZARRÓN

Lo sucedido en relación al accidentado desembarco en el propio hospital parece un buen ejemplo metodológico conforme a una planificación estratégica. En primer lugar resulta interesante cómo, partiendo de ideas simples y situaciones desconectadas entre sí, se puede llegar a construir un plan de trabajo. Estaban por un lado los festejos de los 125 aniversarios del Hospital Vilardebó y la invitación a Radio Vilardevoz para desembarcar en la fiesta, y por otro el impacto que generó en el colectivo la visita de Beatriz, interna del Hospital. Conjugando estas dos situaciones, en la radio se empieza a trabajar en la producción de un informe sobre el Hospital que pudiera también ser un producto a compartir en el marco de los festejos. Se comienza a planear la estrategia, que se va complejizando conforme la tarea avanza y crece. El informe, una especie de investigación sobre el Hospital, proponen llevarlo en

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formato de micro-programa a Juramento Hipocrático40 y al Puente FM, también hacer un C.D y un librillo, etc., etc. Surgen y surgen ideas, porque muchas cabezas piensan más que una, y cada idea requiere un lugar en la planificación general y amerita el diseño de una planificación específica. Tengo el recuerdo del pizarrón de la radio por aquellos días, que como objetivador del delirio colectivo se iba llenando de cosas por hacer, de tareas distribuidas, de pasos a seguir. Surgen y surgen ideas y surgen y surgen problemas, porque muchas manos en un plato... Juan fue el acérrimo portavoz de un malestar: el malestar que producía la dificultad de adentrarse en el Hospital, de enfrentarse a la propia locura. Ese malestar se evidenció en la resistencia que provocaba el encare de la tarea en forma colectiva, no todos estaban “aptos” para llevar adelante la propuesta. Este malestar también alteró la planificación y requirió esfuerzos varios para procesarlo, esfuerzos que se continuaron hasta bastante después de terminados los festejos. Estos acontecimientos hablan de la esencia misma de la radio: trabajar trabajando. No era posible detener la tarea, tampoco era posible prever este efecto, lo único posible era continuar trabajando, ramificando la estrategia. La tarea se llevó adelante en base a lo planificado y sorteando un sinfín de dificultades ocasionadas por el propio colectivo, por la temática, por la institución y, cuando no, por el entrecruzamiento de varias de estas dimensiones. Entre la ideación y la puesta en práctica fueron quedando cosas por el camino y se fueron sumando otras nuevas. Llega el gran día gran, el patio del Hospital vestido de fiesta, Vilardevoz sube al escenario a realizar la cobertura de los festejos, su primera salida al aire desde adentro del Hospital, la transmisión más larga de su historia, horas de trabajo colectivo… Que se hacía tarde, que se habían contratados actores para que hicieran chistes, que los pacientes se ponían inquietos, etc., etc. La foto para lo último, Radio Vilardevoz marginalizada dentro del propio Hospital, desterrada del escenario, exiliada a un costado del mismo, pero transmitiendo.

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Juramento Hipocrático. Programa radial en 1410 AM Libre conducido por Gustavo Martínez y Marcelo Borrat. Durante los años 2004 y 2005 Radio Vilardevoz emitía en vivo, desde los estudios de esa emisora, los segundos martes de cada mes.

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LIMITE Límite. (Del lat. limes, -ĭtis). 1. m. Línea real o imaginaria que separa dos terrenos, dos países, dos territorios. 2. m. Fin, término. U. en oposición en casos como dimensiones límite, situación límite. 3. m. Extremo a que llega un determinado tiempo. El límite de este plazo es inamovible. 4. m. Extremo que pueden alcanzar lo físico y lo anímico. Llegó al límite de sus fuerzas. 5. m. Mat. En una secuencia infinita de magnitudes, magnitud fija a la que se aproximan cada vez más los términos de la secuencia. Así, la secuencia de los números 2n/(n+1), siendo n la serie de los números naturales, tiene como límite el número 2.

El concepto de límite es netamente paradojal, es cuando hay algo que no es. De acuerdo con los modos complejos de entender el mundo, la posibilidad del quéhacer y quéser está ligada al entrecruzamiento entre el plano del pensamiento y el plano de la acción. Los pares pensamiento-acción son producto y expresión de las nuevas relaciones entre práctica y teoría, tanto el pensamiento como la acción contienen en sí mismos el ensamble y entrecruzamiento de multiplicidad de teorías, prácticas y praxis. El mero entrecruzamiento entre estos planos, condición necesaria para la praxis, está produciendo de por sí un límite. La tradición disciplinar, de claro sesgo clínico-individual, nos acostumbra a pensar la limitación de nuestro accionar como el enfrentamiento con temáticas que, por nuestra historia personal, nos es imposible trabajar. Sin desechar este nivel del autoanálisis, conforme creamos y complejizamos nuevos dispositivos de trabajo se nos hace necesario problematizar las nuevas limitaciones que éstos generan. Crear un proyecto, con objetivos, tarea, metodología y estrategia, es trazar un ámbito de acción que de por sí establece un límite de lo posible, es el límite jugando en la cancha de la opción, estoy eligiendo (conforme a múltiples condicionantes) mi campo de acción. 131


El límite se impone cuando el devenir desborda al proyecto, cuando se torna imposible trabajar lo abordable, inhabilitando por igual el pensar y el hacer, o al pensar y al hacer conforme a cierta coherencia estratégica. Estos límites se me figuran como las fronteras móviles territoriales, como los arroyos que separan países y que alteran las fronteras en función de las fluctuaciones de su cauce. ¿Cuán conscientes somos de nuestras propias limitaciones? El límite enuncia e interpela, nos recuerda lo erráticamente humanos y finitos que somos pero, también nos convoca al desafío de tolerarlo o transgredirlo. Es propio de nuestra cosmovisión, de una praxis que no se cree ni se piensa en forma absoluta y que, por ende, se preocupa por delimitar el alcance de su quehacer. En todo caso es siempre una invitación a reflexionar.

MÁS ALLÁ DE RADIO VILARDEVOZ

Más acá está el proyecto, los objetivos, la metodología, la población subjetiva… ¿Hay alguien que quede más allá de una propuesta como Radio Vilardevoz? Vale aclarar que Radio Vilardevoz se reconoce como una propuesta sin “… limitaciones ni exclusiones, ni prerrequisitos, cualquiera puede unirse a la tarea y ofrecerle los tiempos y la constancia que pueda…” (Jiménez, 2000) Esta afirmación tiene un valor desde lo que es la propuesta formal del dispositivo de trabajo, en tanto la estructura permite la más amplia y abierta participación, inclusive la no participación (licencias, alejamientos temporales, reapariciones, etc.). Hay que tomar en cuenta que la participación en Radio Vilardevoz no es un todo homogéneo, existen distintos participantes en distintos procesos, los cuales se podrían entender como distintos niveles. Están los que participan activamente en la vida de la radio, están los que tienen una inserción más cercana a la de usuario que a la de participante y están los que fluctúan entre una y otra modalidad. El tema está en que no todos pueden unirse a la tarea, ya que no todos pueden sostener la tarea de hacer una radio entre todos, por distintos factores. Aquí es donde se evidencia la condición paradojal, es la propia tarea que (en un corte diacrónico) habilita la participación la que (en un corte sincrónico) inhabilita la participación. En este corto pasar en pasantía, se me superponen caras y nombres de personas que, en 132


su devenir, no pudieron ser o dejaron de ser participantes de Radio Vialrdevoz. Por ejemplo Santiago, quien no pudo siquiera entrar en tarea básica de llevar una producción al espacio radial, y tampoco fue capaz de construir otros modos de participación, al estilo Magdalena o Susana. Por ejemplo Juan, quien en determinado momento no pudo tolerar la locura de una radio entre locos y decidió alejarse del proyecto, por lo menos temporalmente. Por ejemplo Sonia, quien tuvo un corto pero intenso pasaje por la radio, que acompañó un proceso de emancipación y dignificación en su relación de pareja. Se podría plantear que cada des-participación constituye el límite de la participación, así como que sólo la participación genera la posibilidad de la des-participación. Problematizar las limitaciones como forma de evitar los puntos ciegos y las líneas miopes de nuestro accionar, como forma de apelar a una praxis humilde, profundamente humana.

MARGEN Margen. (Del lat. margo, -ĭnis). 1. amb. Extremidad y orilla de una cosa.

Margen del río, del campo. 2. amb. Espacio que queda en blanco a cada uno de los cuatro lados de una página manuscrita, impresa, grabada, etc., y más particularmente el de la derecha o el de la izquierda. U. m. en m. 3. amb. apostilla. 4. amb. Ocasión, oportunidad, holgura, espacio para un acto o suceso. U. m. en m. 5. amb. Com. Cuantía del beneficio que se puede obtener en un negocio teniendo en cuenta el precio de coste y el de venta. Al~. Al . 1. loc. adv. U. para indicar que alguien o algo no tiene intervención en el asunto de que se trata. Dejar, estar, quedar al margen dE un asunto. Andarse por las márgenes. 1. fr. Detenerse en lo menos sustancial de un asunto, dejando lo más importante.

El margen es hijo del límite, ya que cuando se establece un límite, además de recortarse territorios, también se define una zona de dudosa estabilidad; el margen. Coloquialmente, andarse por o estar al, refiere a estar poco incluido en lo sustancial de una cuestión, pero al mismo tiempo refiere a la oportunidad para el acontecimiento. Cuando nos movemos dentro del entrecruzamiento pensamiento-acción, el proyecto se 133


significa en sí mismo: las incoherencias, las contradicciones, etc., son pasibles de ser trabajadas, están incluidas como materia prima de la praxis. El desarrollo de una praxis al margen corre el riesgo de devenir en praxis marginalizada, por las propias inestabilidades de los proyectos en estos lares. Una praxis deviene marginalizada cuando pierde su valor dialéctico, cuando pasa a significarse en una matriz netamente instrumental, cuando queda al margen del pensamiento crítico. Transitar por los márgenes es ponernos en entredicho, es una zona escabrosa para el pensamiento y para la acción, pero también es una zona de permeabilidad al cuestionamiento in situ de lo que hacemos y pensamos.

PRAXIS EN LA ZONA M.

Repasando mi pasaje por Radio Vilardevoz, me animaría a afirmar lo que comencé a intuir (y probablemente a construir) allá por mediados de año: mi praxis tendió a moverse en los márgenes. En un principio fue una manera de ganar tiempo, de empezar a actuar sin interferir demasiado, guardando cierta cautela, mientras iba conociendo y me iba adaptando al proyecto. Conforme avanzaba la pasantía se fue potenciando, en forma caótica y desordenada, el interés por el entrecruzamiento entre el pensar y el hacer, por los límites que ese entrecruzamiento marcaba, y por las zonas de márgenes que se establecían. Muchas de mis preocupaciones se centraron en la problematización de la inclusión del otro o no en el proyecto, por ejemplo con Mercedes o la banda de los sin techo. Muchas de mis intervenciones tuvieron como objetivo colaborar con un empujoncito hacia adentro de la radio, por ejemplo con Ana o con Ángel. Como intervención paradigmática en la zona M, está la estrategia desarrollada con una intervención que se proponía desde el vamos como una ramificación del proyecto que suponía abrir nuevas coordenadas de tiempo y espacios (acompañamiento a la escuela), sumar nuevos actores (maestro, CCZ), e incluir nuevas “poblaciones” (hijos de participantes). El trabajo en el margen me llevó también a marginalizar mi praxis. Me costó valorizar la multiplicidad de microintervenciones cotidianas, principalmente me costó enunciarlos. Por momentos tenía la sensación de que no hacía nada, o que hacía muy 134


poco, o que sólo cubría la falta de algún integrante del equipo técnico. Esto podría ser una disfunción reflexiva de segundo orden, ya que cuando veía la intervención podía compartirla, pensarla, criticarla, lo que me costaba era recortarla como figura a ser analizada. Considero que esto me llevó a revalorizar el concepto de elucidación; porque la máxima de la Educación Popular de reflexionar sobre la práctica se dificulta cuando no evidenciamos por dónde está pasando nuestra praxis. Todo proyecto define sus zonas de márgenes que van fluctuando permanentemente en función de los vaivenes del devenir y es imposible ponerse a resguardo (por suerte). ¡A elucidar se ha dicho! A practicar la rebeldía cotidiana de cuestionar y cuestionarnos para hacer más, para hacer mejor.

INTERVENCIÓN

Intervención. (Del lat. interventĭo, -ōnis). 1. f. Acción y efecto de intervenir. (…) 4. f.

Med. Operación quirúrgica. Intervenir. (Del lat. intervenīre). 1. tr. Examinar y censurar las cuentas con autoridad suficiente para ello. (…) 4. tr. Dicho de una autoridad: Dirigir, limitar o suspender el libre ejercicio de actividades o funciones. El Estado de tal país interviene

la economía privada o la producción industrial. (…) 10. intr. Tomar parte en un asunto. 11. intr. Dicho de una persona: Interponer su autoridad. 12. intr. Interceder o mediar por alguien. 13. intr. Interponerse entre dos o más que riñen. 14. intr. Sobrevenir, ocurrir, acontecer.

La intervención es parte de nuestras más caras tradiciones disciplinares. Es tomada como la posibilidad de interceder profesionalmente en una situación, desplegando todo nuestro arsenal teórico-técnico. Ligar la intervención a la aplicación de las tecnologías propias de nuestra disciplina es llevar el hacer al plano de la trascendencia, recortando una pretendida especificidad del psicólogo sobre los sujetos, sus textos y contextos. La intervención no es algo que nos preceda, es de naturaleza inmanente, se configura en el aquí-ahora-contigo de un proceso, “será necesariamente un problema a formular en 135


cada situación concreta”41. La formulación de la intervención psicológica en términos de problema tiende a desnaturalizar la concepción disciplinaria estática, es habilitar el cuestionamiento cotidiano de nuestra profesión, pasando del paradigma del psicólogo como motor del cambio, al del psicólogo como co-constructor (en conjunto con el impaciente-paciente) del proceso de cambio. Como cualquier verbo, convoca a la acción y por lo tanto está llamado al cuestionamiento y a la reflexión ética. Cuando intervenimos en el marco de un dispositivo abierto, horizontal y múltiple, la reflexión de fines, medios y objetivos cobra más relevancia que nunca; en parte, también, porque estamos interviniendo la realidad misma al crear proyectos que se basen en el establecimiento de nuevas formas de relacionamiento entre los sujetos. ¿Por qué lo vamos a hacer? ¿Con quién? ¿En qué momento? Ya que las pretendidas garantías de nuestro accionar se diluyen en los nuevos dispositivos de trabajo de los cuales la reflexión es condición sin ecuanon. Intervenimos con palabras, por excelencia, por tradición, pero también por la sutileza propia que el trabajo con Otros nos requiere. También intervenimos con gestos, con miradas. Sin embargo, esto no quiere decir que la intervención sea permanente e incontrolable, lo que es permanente e incontrolable es la acción, la co-configuración del campo de trabajo, la contaminación entre el otro y el uno, entre nosotros y los otros. Pero la intervención es cualitativamente diferente en tanto responde a una intencionalidad, a un objetivo. El objetivo primario de una intervención es siempre la transformación.

LAS intervenciones SABATINAS

Un dispositivo como Vilardevoz posibilita muchas maneras de intervenir. Partiendo de la base que toda intervención persigue un objetivo primario de transformación, se las puede distinguir en función de su objetivo secundario, por llamarlo de alguna manera. Hay intervenciones que apuntan a abrir un espacio de cuestionamiento, a problematizar aspectos con el o los otros, hay otras que apuntan al esclarecimiento de algún aspecto, hay otras con un fin contendedor, hay otras que pretenden encauzar la tarea, hay otras que… etc., etc. 41

Raggio, A. “Por una ética de la intervención: Notas acerca de la dimensión ética de la práctica psicológica”. Área de Psicología Social. Facultad de psicología. Universidad de la República.

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Por otro lado, las particularidades de cada espacio del proyecto posibilitan distintas modalidades de intervención.

En los simulacros sabatinos de Radio Vilardevoz aprendí distintos modos de intervención:

Intervención al aire, se interviene directamente en la producción radial del otro. No siempre se establece un diálogo pero tiene una base dialógica: lo que yo digo es escuchado por otros que a su vez tienen algo que decir. Intervención al programa, se interviene co-construyendo el programa con el otro, en cualquiera de sus fases (ideación, planificación, puesta al aire) Intervención a la fonoplatea, es de gran sutileza, permite incluir en el simulacro pequeñas frases, gestos y miradas así como ir siguiendo el clima de la fonoplatea y, a su vez, ir produciendo nuevos climas. Intervención en el “banquito de afuera” o “abajo del árbol”, es de mayor intimidad, puede ser a demanda manifiesta del participante o por iniciativa del psicólogo o pasante. Intervención en “la cocina”, es cuando, teniendo claro el objetivo de la intervención, no podemos controlar el tiempo y espacio de la misma, es casi en el momento adecuado y casi en el lugar adecuado, sucede por lo general cuando el o los participantes nos toman desprevenidos y no se puede dejar pasar.

La intervención surge de los objetivos, del participante, del proceso, del contexto, del psicólogo o pasante. Surge de todos y cada uno de esos elementos pero principalmente surge de la conjugación de esos elementos entre sí. Por eso es tan difícil de aislar asépticamente. Me gusta pensar que la intervención linda con la práctica alquímica, el todo es más que la suma de las partes (y menos también).

CON LAS MANOS EN LA MASA

El día que hicimos empanadas fue una especie de paradigma en esto de entender la intervención. En cierta forma, fue como que el proyecto se caricaturizó a sí mismo cambiando la producción de “una radio entre todos” por la producción de empanadas. La consigna era que las empanadas las hacemos entre todos los que las íbamos a comer, 137


una premisa muy inocente a simple vista. De ahí se desprendía la necesidad de organizarnos, de dividir tareas, de armar equipos. Como parte activa del equipo comilón tenía que trabajar a la par, pero por otro lado no podía abandonar mi rol de pasante- co-coordinadora de una tarea. Había que trabajar con, pero no trabajar por. La intervención pasó por la distribución de las responsabilidades que llevaran a hacer lo que se tenía que hacer en lo concreto. Este hacer invitaba al otro a la acción, a la vez que ponía en evidencia la omisión de la acción. Cuando la falta era demasiado grande era preciso empujarla desde fuera, no para llenarla sino para enunciarla, formulándola en términos de problema y restituyéndola al colectivo. Esto suponía manejar también la ansiedad propia, la ansiedad pragmática de centrar la tarea en la consecución del fin útil. Como dijera mi abuela: despacito y sin apuro que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas.

HABILITACIÓN

Habilitación. 1. f. Acción y efecto de habilitar. 2. f. Cargo o empleo de habilitado. 3. f. Despacho u oficina donde el habilitado ejerce su cargo. (…) Habilitar. (De hábil). 1. tr. Hacer a alguien o algo hábil, apto o capaz para una cosa determinada. 2. tr. Dar a alguien el capital necesario para que pueda negociar por sí. (…) 4. tr. Proveer a alguien de lo que necesita para un viaje y otras cosas semejantes. U. t. c. prnl. 5. tr. Der. Subsanar en las personas falta de capacidad civil o de representación, y, en las cosas, deficiencias de aptitud o de permisión legal. Habilitarlo para comparecer en

juicio. Habilitar horas o días para actuaciones judiciales.

La habilitación es un concepto escabroso, ya que está imbricado estrechamente con el tema del poder, el propio concepto ya supone la existencia de un inhabilitado y otro habilitador. Pensar en la habilitación me recuerda al dicho de “no me des pescados enséñame a pescar”. Es brindar o permitir que el otro encuentre y construya herramientas 138


sustentables para su desarrollo. Hay una primera cuestión central que es pensar cómo entendemos a ese otro. Si entendemos a ese otro como un sujeto digno, más allá de las valorizaciones y los categorizaciones sociales, lo primero que tenemos es un ser en potencia, con capacidad creativa y productiva para transformar-transformándose- eso que hemos dado en llamar realidad. Conforme a lo que él define como una “ética de la autonomía”, José Luís Rebellato42 establece cinco dimensiones del ser sujeto: •

Poder elegir. Liberar y reconocer nuestros deseos para poder optar.

No ser en solitario. Sabernos inmersos en un ecosistema de comunicación.

Poder ser autónomo. Poder construir la autonomía en medio de la heteronimia, en forma dialéctica.

Formar parte de comunidades. La autonomía no es un concepto individualista sino que se construye con otros.

Vivir la experiencia de la contradicción. Problematizar las contradicciones personales y colectivas como expresión de compromiso cotidiano.

La habilitación no es un medio para que el otro se convierta en sujeto, no se trata de brindarle una ortopedia para que se levante por y sobre sus carencias. Se trata de asumirlo y respetarlo desde el vamos como un sujeto digno, como un fin en sí mismo. El devenir sujeto no es el fin de la habilitación, sino el principio del proceso. Habilitar supone un proceso de co-construcción conjunta que tienda a la liberación de las potencialidades atrapadas, encorsetadas en el ser (por ejemplo: paciente psiquiátrico) en oposición al no ser (por ejemplo: “normal”). Supone de por sí una asimetría de roles, pero, una vez más, lo que importa aquí es lo que hagamos con esa diferencia. Podemos asumir y trabajar desde la asimetría pero basándonos en la equidad, equidad que se expresa en el más profundo respeto hacia el otro. Volviendo a la habilitación, su carácter de verbo (habilitar) denota la existencia de un poder que se evidencia en cualquier accionar y, por ende, amerita una reflexión. El poder no es una entidad visible o aprehensible, es un concepto parasitario, ya que precisa ligarse a un accionar para ser evidenciado y significado. El poder es lo que 42

Rebellato, J.L “Ética de la liberación.” (Textos inéditos in memoriam ). Ed. Nordan –Comunidad. Montevideo-Uruguay, 2000

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puede, depende dónde, cómo y por qué, para devenir potencia o dominación. En el actual desarrollo del neoliberalismo el poder está visualizado en su cara represiva, ligado al dominio de los hombres entre sí y de ellos con sus contextos más inmediatos. Esta visión genera la ilusión de que hay algunos que tienen poder y hay otros que carecen de él, los que nada tienen, los que están al margen (marginalizados) de los derechos y obligaciones de la sociedad. La construcción del incapaz descansa sobre una sofisticada y aceitada maquinaria que se sirve de las prácticas y saberes disciplinarios con el principal objetivo de custodiar el status quo. El proceso de habilitación puede guiarse en base a la noción del poder como carencia y en ese sentido tender a la compensación (rehabilitación) o, en base a la noción del poder como capacidad, a ejercer y por tanto tender a la emancipación (transformación) del sujeto marginalizado y su realidad.

UNA RADIO ALTERATIVA

Los locos, marginados y excluidos del sistema. Un sistema monstruoso y perverso que no tolera las diferencias ni admite diversidades. Un sistema de efectos, de todo en su lugar y un lugar para cada cosa, aterrado ante el desorden del encuentro de los afectos. Un sistema creado por los hombres para negarse a sí mismos en su condición humana y que por los hombres mismos debe ser deshecho. Los locos, sujetos sujetados, negados por incapaces y desoídos por absurdos. Los locos, esos que en Millán 2515 también hacen radio… ¿Qué genera Radio Vilardevoz en el afuera? ¿Curiosidad, morbo, asombro? Genera tantos afectos como la locura misma, pero en una relación vincular cualitativamente diferente a la vinculación clásica entre locura y sociedad, entre nuestra locura y nuestra sociedad. La habilitación como proceso transcurre aquí cual cinta de mohebius entre el afuera y el adentro de un proyecto que se propone amplificar la palabra de los locos para hacer circular el mensaje negado. El dispositivo mismo se propone como habilitador del discurso acallado, al punto tal que producción y proyecto van de la mano, significándose y retroalimentándose mutuamente. 140


En un artículo sobre Radio Insurgente “La voz de los sin voz” (medio de comunicación del EZLN) plantean que los medios de comunicación alternativos a los medios masivos deben ser, a la vez, alternativos y alterativos, en tanto deben tender a alterar el orden social impuesto. La propia identidad de Vilardevoz la convierte de por sí en un medio alternativo, la dinámica de trabajo, el aprovechamiento de las fisuras institucionales, habilita la posibilidad de devenir medio alterativo.

ELUCIDACIÓN

. Elucidación. (Del lat. elucidatĭo, -ōnis). 1. f. Aclaración, explicación. Elucidar. (Del lat. elucidāre). 1. tr. dilucidar. Dilucidar. (Del lat. dilucidāre). 1. tr. Aclarar y explicar un asunto, especialmente si es confuso o controvertido, para su posible resolución

La elucidación es la causa y efecto de una praxis crítica y comprometida, que se sabe operando en un campo complejo plagado de incertidumbres varias, donde es posible identificar multiplicidad de dimensiones que se enmarañan en un aquí y ahora formulado en términos de incógnita. Sabemos también que el desenmarañamiento no va a venir ni de la teoría (estéril sin la práctica) ni de la práctica (ciega sin la teoría), sino de la conjugación creativa entre el pensar y hacer, y repensar y rehacer, para una vez más volver a pensar y volver a hacer. Nos dice Castoriadis “lo que yo llamo elucidación es el trabajo por el cual los hombre intentan pensar lo que hacen y saber lo que piensan” (Castoriadis, 1994) Es un intento de adentrarse en los porqués, es un trabajo arqueológico de interpretación y aproximación a verdades siempre efímeras y escurridizas. El autor lo plantea como un rescate de las propias condiciones socio-históricas de producción, en tanto éstas operan consciente o inconscientemente en el desarrollo de nuestras praxis. Es una apuesta, desde una perspectiva ética, que se ofrezca a sí misma como vía de llegada al otro, que se abra al encuentro, que se permita afectarse. Se mueve por lo tanto en el plano de la inmanencia de lo que sucede en el aquí y ahora 141


contigo, habilitando “la crítica como modo de existencia del pensamiento, removedora de todo aquello que se consideraba inmóvil y eterno (…) [siendo] al mismo tiempo, práctica transformadora, acto propositivo y transformador”43 La elucidación atañe a distintas dimensiones y niveles del proceso: elucidación del dispositivo de trabajo, elucidación del ejercicio de nuestro rol, elucidación de la coordinación con compañeros, elucidación de praxis concretas, etc. El criticar estas dimensiones habla del compromiso que asumimos y practicamos con esos otros que nos acompañan en el proceso.

DE LA SUPERVISIÓN A LA ELUCIDACIÓN

Considero que los espacios de los martes fueron buenas instancias para evidenciar la elucidación. Resulta interesante atender a las vicisitudes del proceso para lo cual me voy a valer de mis apuntes y registros personales, tomándolos como analizadores del proceso. En los primeros tiempos los encuentros con la docente tenían una función más adaptativa, y oficiaban como contendores de la ansiedad que nos generaba la inmersión en un proyecto que desconocíamos (Vilardevoz, proyecto autónomo. Estructura de la radio… 5/4. Marco teórico 12/4). Luego comenzaron a llenarse de anécdotas en bruto, “el miércoles fulano dijo que… y sultano y mengano discutieron el viernes por…, el sábado cayó fulanita re- maníaca e hizo un programa de…”. Por estas fechas comenzaron los intercambios-informes vía mail, cuyo objetivo era buscar un mecanismo más fluido para que corriera la información, a la vez que posibilitar un mejor aprovechamiento del espacio de los martes. De a poco empezamos a pensar en nuestras prácticas o en la ausencia de ellas, lo que nos llevó a reflexiones más de tipo temáticas (“Qué lugar le damos a nuestras prácticas” 17/5. Intervención 24/5. Tres preguntas en relación a cada uno de los siguientes niveles de análisis: proyecto, práctica, ser psicólogo. 14/6. Equipo 5/7). La evaluación intermedia nos llevó a problematizar aspectos que estaban obturando el proceso de trabajo, por lo que las reuniones se tornaron un poquito más incómodas, surgieron rispideces, costaba explicarse y exponerse. La mirada se volvió hacia nosotros 43

Raggio, A. “Por una ética de la intervención: Notas acerca de la dimensión ética de la práctica psicológica”. Área de Psicología Social. Facultad de psicología. Universidad de la República.

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pasantes y hacia el equipo técnico (Esquemas de posibles proyectos, mapeo de dificultades, cuestionamientos varios 9/8, 23/8, 13/9). Esto se fue matizando con la irrupción de acontecimientos desestabilizadores y la necesidad de revisión de las estrategias (Héctor 6/9. Censura en A. M Libre 20/9. Imposibilidad del proyecto de pasantes 18/10). Los últimos registros dan cuenta del inminente cierre de la pasantía (Trabajo final 6/12. Cierre 13/12). Todo concluye al fin… Lo interesante de esto, más allá de las valoraciones que se puedan hacer, es pensar cómo se aprovecha un espacio institucional (la supervisión de la práctica) y se lo redirecciona en base a otro objetivo. El espacio de los martes, así como la bitácora, fueron verdaderas apuestas a saber qué pensábamos y a pensar lo que hacíamos. La característica por excelencia de mis registros en este espacio es la esquematicidad: nombres y palabras de los que salen flechas hacia conceptos, círculos y líneas que se entrecruzan, palabras abreviadas, frases prestadas, etc. Considero que esto da cuenta de una instancia que se esforzaba por reflexionar sobre una praxis que se presentaba compleja y diversa. Este intento de reflexión denota un ejercicio crítico, el cual nos incluye a nosotros mismos como sujetos de análisis y a analizar. La incomodidad que tantas veces experimentamos (entre pasantes y equipo técnico, entre estudiantes y docente) es producto de este ejercicio, y continuar apostando a él, más allá de las posibles reacciones adversas, me parece una de las apuestas más coherentes y comprometidas con la praxis que podamos desarrollar. Ya no se trata de supervisar la práctica del otro y de ponerle un sello L.A.T.U de calidad, porque resulta que la praxis del evaluador y del evaluado están imbricadas, enmarañadas. Por eso es preciso elucidar, tratar de reflexionar sobre las mismas, desdoblarse en el ejercicio de múltiples roles simultáneamente. Trabajar desde, con y en nuestra implicación, en un proyecto y en un proceso que habla tanto de lo que somos como de lo que queremos ser.

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Rebellato, J. L. (2004). Paulo freire: Educación y proyecto ético político de transformación. En: Pedagogía de la resistencia. Cuadernos de Educación Popular. Buenos Aires: Madres de Plaza de Mayo- América Libre.

Rebellato, J. L. (2000). Ética de la liberación (Textos inéditos in memoriam). Montevideo: Noordan-Comunidad.

Ubilla, P. (2004). Ética y pedagogía (o recreando a José luis Rebellato). En: Pedagogía de la resistencia. Cuadernos de Educación Popular. Buenos Aires: Madres de Plaza de Mayo- América Libre.

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Breve presentación de los autores de los artículos de la presente compilación: Agustin Cano Licenciado en Psicología (Universidad de la República) Máster en Proyectos Sociales (LUMSA Università - Roma) Cursa Maestría en Psicología y Educación (Facultad de Psicología, Universidad de la República) Docente Asistente del Servicio de Central de Extensión y Actividades en el Medio de la Universidad de la República. Integra equipo del proyecto de investigación "Inclusión social y Salud Mental análisis de las condiciones de accesibilidad a los servicios de salud mental en el caso del Centro de Salud de Jardines del Hipódromo " (Comisión Sectorial de Investigación Científica, Universidad de la República). E-mail de contacto: <agustincanom@gmail.com> Andrés Jiménez Licenciado en Psicología de la Universidad de la República. Fundador de Radio Vilardevoz, 1997. Coordinador general de la misma en la actualidad. Coordinador del Centro El Faro, adolescentes. Docente en formación de posgrado (FLACSO) y docente capacitador en temas de violencia contra niños, niñas y adolescentes. E-mail de contacto: tulucos@adinet.com.uy Alicia Migliaro Licenciada en Psicología de la Universidad de la República. Maestranda en Psicología Social, Universidad de la República Docente Ayudante de la Unidad de Proyectos del Servicio de Central de Extensión y Actividades en el Medio de la Universidad de la República. Pasante del “Proyecto comunicacional participativo Radio Vilardevoz” (Hospital Vilardebó, Montevideo) a cargo de la Lic. Psic. Cecilia Baroni en el año 2005. Experiencia en trabajo con grupos y organizaciones de productores rurales y pescadores artesanales. E-mail de contacto: alicia.migliaro@gmail.com Belén Itza Estudiante avanzada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de la República. Integrante del equipo técnico de Radio Vilardevoz desde 2009. Integrante de la mesa de AMARC (Asosiación Mundial de Radios Comunitarias) Uruguay Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz"' financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008. Experiencia en trabajo con mujeres privadas de libertad. E-mail de contacto: mariabelenitza@gmail.com

Cecilia Baroni Compiladora Licenciada en Psicología de la Universidad de la República. 146


Maestranda en Psicología y Educación, Universidad de la República. Docente Asistente de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República en el Instituto de Psicología, Educación y Desarrollo Humano. Miembro fundadora de Radio Vilardevoz y de Radio En Fuga (Facultad de Psicología). E-mail de contacto: cbaroni@psico.edu.uy Fiorella Piazza Estudiante avanzada de la Licenciatura en Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República Durante el 2011 cursó la Escuela de Verano en Psicología “Investigación e innovación para la igualdad: Desafíos para la Psicología en América Latina” (Facultad de Psicología, UDELAR). Pasante del “Proyecto comunicacional participativo Radio Vilardevoz” (Hospital Vilardebó, Montevideo) a cargo de la Lic. Psic. Cecilia Baroni en 2010 Prácticas en la U. E. A. del Servicio de Atención Psicológica de la Facultad de Psicología, donde participó de la investigación sobre exploración de dificultades de aprendizaje en niños a través de la técnica Dibujo -Libre- Cuento, a cargo de el Psic. Pablo Cabo 2009-2010. E-mail de contacto: FiorePiaz@gmail.com. Martina Celiberti Estudiante avanzada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de la República. Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz' financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008. Técnica del Ministerio de Desarrollo Social. Experiencia de trabajo con clasificadores. E-mail de contacto: martina.celiberti@gmail.com Natalia Rodríguez Licenciada en Psicología de la Universidad de la República. Cursando el Máster de Investigación en Psicología Social de la Universitat Autònoma de Barcelona Integrante del equipo técnico de Radio Vilardevoz desde 2009. Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz' financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008. Becaria de Radio En Fuga, Facultad de Psicología E-mail de contacto: nataliardc@gmail.com Noelia Correa Licenciada en Psicología de la Universidad de la República. Docente Ayudante de la Facultad de Psicología en Instituto de Psicología Social, Psicología de las Organizaciones y el Trabajo. Integrante del equipo técnico de Radio Vilardevoz desde 2009. Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz' financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008. Experiencia de trabajo con cooperativas de clasificadores y diferentes organizaciones sociales. 147


E-mail de contacto: noecorreagarcia@gmail.com Tamara Tabarez Estudiante avanzada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de la República. Integrante del equipo de investigación "Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz" financiado por la CSIC en la Modalidad de Proyectos Estudiantiles 2008. Integrante de la Comisión de Posgrados de la Facultad de Psicología. Consejera por el Orden Estudiantil de la facultad de Psicología de la Universidad de la República E-mail de contacto: tabarez.tamara@psico.edu.uy Victoria Evia Licenciada en Antropología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República Docente Ayudante de la Unidad de Extensión de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República Integrante del equipo técnico de Radio Vilardevoz desde 2009. Tallerista del Centro de Rehabilitación Psicosocial de Pando de ASSE (Administración de Servicios de Salud del Estado). Integra equipo del proyecto de investigación "Inclusión social y Salud Mental análisis de las condiciones de accesibilidad a los servicios de salud mental en el caso del Centro de Salud de Jardines del Hipódromo " (Comisión Sectorial de Investigación Científica, Universidad de la República). E-mail de contacto: v_evia@yahoo.com

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ÍNDICE Prólogo. Cecilia Baroni Notas para una genealogía del manicomio en Uruguay. Lic. Psic. Agustín Cano

Etnografía en Radio Vilardevoz: representaciones sociales sobre la locura y prácticas de resistencia. Lic. Antrop. Victoria Evia Impactos del dispositivo de Radio Vilardevoz. Equipo de investigación: Noelia Correa, Natalia Rodríguez, Martina Celiberti, Belén Itza, Tamara Tábarez La locura está en el aire? Lic. Psic. Andrés Jiménez Recorriendo el camino del dispositivo terapéutico de Radio Vilardevoz. Fiorella Piazza. Pequeño diccionario vilardevociano. Lic. Psic. Alicia Migliaro Breve presentación de los autores de los artículos de la presente compilación.

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