Vanguardia

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cuento. Los demás actuábamos como jurados. Casi siempre Barreto se llevaba las palmas.

de Romain Rolland. Y más tarde, la violenta lucha callejera que estalló en Santiago, y en otras ciudades de Chile, entre los nacis y los jóvenes socialistas. Ocurrió entonces el asesinato de Manuel Bastías, comandante de la Juventud Socialista de Concepción, a quien mataron los nacis en su propia casa...

Barrio Nuevo La calle San Diego era entonces mucho más “brava” que ahora. Abundaban las tiendas que comerciaban con objetos robados, los “pungas”, los matones.

Estos violentos acontecimientos nos conmovieron y determinaron en muchos de nosotros cambios profundos. Así ocurrió también con Barreto, que, después de haber sostenido más de una vez, que el artista debía vivir al margen de la política militante, se incorporó a la Federación Juvenil Socialista. El acontecimiento preciso que motivó su decisión fu el asesinato de Julio Llanos en La Cisterna.

Aunque preocupado siempre de los más exquisitos problemas estéticos, del arte y de la filosofía y de la historia, Barreto no vivía al margen de su barrio. Conversaba con todo el mundo -con todos los que podían aportarle algo, los que ofrecían un ángulo interesante- y, con sus 17 o 18 años de edad, daba consejos paternales a los más temibles matones o se burlaba de ellos. Mantenía una relación especialmente amistosa con el “Ojota” Carrillo, dueño de un compra-venta en que todo era robado, que nos enseñaba secretos, misterios, vericuetos de su propio mundo tenebroso y que se interesaba también por ese otro mundo -deslumbrante también para el- que Barreto le abría haciéndolo leer cuentos de Wilde o de otros autores cultos.

“Yo pasaré a ocupar su puesto”, dijo Barreto. Y lo ocupó con tal audacia, con un heroísmo y un arrojo personal tan extremos, que los dirigentes de la Federación Juvenil Socialista llegaron a prohibirle que participara en los encuentros callejeros con los nacistas. En el café “Volga”

Despertar Político

Y llegamos a la noche del 23 agosto. El café “Volga”, en cuadra 12 de San Diego, frente Teatro Imperial, era entonces lugar que frecuentábamos.

No se hablaba de política en nuestro grupo en ese entonces. Pero, poco a poco, los ecos de los grandes acontecimientos mundiales empezaron a conmovernos. Triunfaba entonces el nazismo en Alemania y empezaban a surgir en Chile los brotes del nacismo criollo.

de la al un

Como a las 10 de la noche, nos encontrábamos allí ese día, Raúl Arenas y yo con algunas compañeras cuando llegó Barreto. Había ido a buscarme a mi casa para pedirme que ilustrara unos cuentos suyos, y no me había

Nos sacudió dramático manifiesto 34


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