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Alvaro Fernández Villaverde y Silva Cuando la nobleza y el buen gusto van unidos

El marqués de Santa Cruz, pasa los veranos en la Casa de los Hornillos, en Arenas de Iguña El marqués de Santa Cruz, pasa los veranos en la Casa de los Hornillos, en Arenas de Iguña

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ocos lugares en la tierra se le ocurren a uno para pasar temporadas de descanso mejor que donde lo hace Alvaro Fernández-Villaverde y Silva, marqués de Santa Cruz, duque de San Carlos y de Santo Mauro, entre otra media docena de títulos, de los que no le gusta presumir.

Sus periodos de desconexión con los quehaceres diarios los pasa en la Casa de Hornillos, en Arenas de Iguña, conocida por el gran público, por ser el lugar en el que se rodó la famosísima película “Los Otros” de Alejandro Amenábar. Aunque eso, sí, hay que dejar bien claro que solo se rodaron los exteriores, pues no existe ni una sola imagen de dentro de la casa.

Descendiente de don Alvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, él ha heredado el título de su madre, si bien una vez en tierras cántabras, el que más ilusión le hace es el ducado de Santo Mauro, pues es el que le relaciona con este lugar. Su bisabuelo construyó en 1900 la casona de Las Fraguas en la que descansa, y además intervino en la llegada de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia a Santander para pasar los veranos.

Alvaro Fernández-Villaverde nació en 1943 bajo las bombas alemanas en Londres, donde su padre ejercía como diplomático, aunque sin nacionalidad británica. Bajo esta circunstancia, pudiendo elegir, él se decantó P

por Cantabria como su patria chica, a donde viene siempre que puede desde Madrid. Y no solo los veranos, dado que, tratando de rentabilizar unas posesiones muy difíciles de mantener sin ninguna ayuda estatal, organiza bodas y eventos en otra casa contigua, donde este año van a servir el almuerzo a 39 enlaces. Esta actividad hace que se desplace al menos una vez al mes también fuera de la época estival, mientras se ocupa, junto con el personal que tiene contratado al efecto, de las 140 cabezas de ganado de carne charolés, que pueblan la finca.

La casa donde reside tiene 2.000 metros de construcción y alrededor de 48.,000 hectáreas de terreno en coto cerrado, aunque si sumamos las fincas colindantes donde se cría el ganado, la suma asciende a 70.000 hectáreas.

BISNIETO DEL DUQUE DE SANTO MAURO La casa de Hornillos, su residencia estival, fue construida en 1900, y es anterior al palacio de La Magdalena. La diseñó el arquitecto inglés Ralph Selden Wornan en estilo rústico medieval de su país, a instancias del primer duque de Santo Mauro, Mariano Fernández de Henestrosa, jefe de palacio de Alfonso XIII. Compone una bellísima estampa pintoresquista en medio de un paisaje bucólico, que, como hemos dicho, ha servido de escenario para más de una película. Este

Alvaro Fernández-Villaverde nació en 1943 bajo las bombas alemanas en Londres, donde su padre ejercía como diplomático.

arquitecto tiene en su haber el palacio de Miramar, de San Sebastián y otros varios en Biarritz en un trazado muy similar, aunque no pudo firmar el palacio de La Magdalena, que finalmente le fue atribuido a los arquitectos cántabros Javier González Riancho y Gonzalo Bringas.

Los banquetes que organiza en su finca han dado tal notoriedad al lugar, que incluso ya tienen contratada una boda proveniente de Singapur, sin duda gracias al efecto de Internet.

Ambas casonas componen un escenario que parece sacado de la literatura romántica inglesa, pero fue el actual duque, Álvaro Fernández-Villaverde, quien se encargó de la rehabilitación y puesta a punto del primer edificio, que data del siglo XVIII, después de un largo periodo de abandono. Y todo sin ningún apoyo estatal ni institucional, puesto que en España no existe ayuda de ninguna institución para el mantenimiento del patrimonio privado. En este sentido, el duque de Santo Mauro ha fundado la Asociación de Propietarios de Casas Históricas, que se encarga de impartir charlas y conferencias sobre el tema. Como presidente que fue del Patrimonio Nacional, reconoce que ha sido una alegría que la gente de a pie pueda compartir los escenarios por los que un día se movió la Familia Real, como Aranjuez, el Palacio Real, el Escorial o

Las Huelgas, todos mantenidos gracias a los presupuestos del Estado.

Pero esta moneda también tiene su cruz en forma de decepción, y es que en España, a diferencia de otros países de Europa, no existe la más mínima ayuda para el patrimonio privado abierto al público, que, en su opinión, podría ser en forma de exenciones fiscales o ayudas en la restauración. El apuesta por que en este terreno, el Estado caminase de la mano de la iniciativa privada.

Su arraigo cántabro lo tiene en Reinosa, en donde también su familia, compuesta por otros tres hermanos y

él, conservan propiedades. Pero fue su bisabuelo, alcalde de Madrid, quien, como hemos señalado, decidió hacerse una vivienda en la capital de España, el actual hotel Santo Mauro, al estilo francés, y otra en Las Fraguas al estilo ingles, la actual casona de Hornillos, de 1900. Y gracias a su iniciativa, hoy sus descendientes pueden descansar aquí. Además, una parte de la familia conserva propiedades en Extremadura, concretamente en Trujillo, enlazados por sangre con aquel notario de la Reina, a quien le fue dado el privilegio de ser nombrado Correo Mayor de Indias en 1514. Lorenzo Galíndez de Carvajal obtuvo el cargo a perpetuidad para él y sus sucesores con carácter de monopolio, lo que suponía que los correos solo podían ser despachados por él o

en quien delegara. Aquella parte de la familia permaneció en Perú, aunque con el tiempo esa función pasó a desempeñarla el Estado, de manera que se otorgó una compensación a los Carvajal y Vargas, que en aquel momento ejercían dicho privilegio. Se trasladaron entonces a España, y el titular pasó a ser Secretario de Fernando VII, además de embajador en varios países.

El marqués de Santa Cruz, título que ha heredado de su madre, podría presumir de amistad con el rey emérito, o incluso con el actual, pero no lo hace. No se considera amigo de ellos, porque entiende que desde su rango de majestad no tienen amigos personales. O al menos él no se encuentra en la lista. Lo que sí es cierto es que fue el encargado de organizar la boda del rey Felipe en su calidad de presidente del Patrimonio Nacional, y fue Felipe personalmente quien le entregó a Fernández-Villaverde la Medalla de Oro de Bellas Artes no hace mucho.

De quien sí es amigo es de Miguel Angel Revilla, que acababa de visitarle cuando realizamos esta entrevista, y con quien coincidió en la inauguración del Centro Botín en Santander, dado que nuestro protagonista es igualmente miembro del Consejo Asesor de la Fundación Marcelino Botín.

El presidente, a quien considera un hombre trabajador y luchador por su tierra, le regaló una reproducción del Lignum Crucis, que él recibió con gran aprecio. Reconoce Álvaro Fernández-Villaverde, que tiene pocos amigos porque cada vez hace menos vida social, pero sí cuenta a Revilla entre ellos.

Padre de un chico de 35 años aún soltero, él está casado con una catalana, también enamorada de Cantabria, que fue la encargada de instalar una piscina el año pasado, que añade más líquido elemento a los hermosos lagos que incluye la finca. Aficionado y seguidor del Real

Aunque cuenta con más de media docena de títulos nobiliarios, el que más le gusta es el de Duque de Santo Mauro, pues le relaciona con Cantabria.

24 Madrid, se muestra francamente preocupado por el problema de Cataluña. En contra de lo que se ha publicado, no se sintió agraviado cuando Teresa Fernández de la Vega decidió sustituirle al frente del Patrimonio Nacional después de nueve años en el cargo, pues no es persona que se apegue a los sillones y lo considera algo lógico derivado de los cambios de gobierno.

Lo que sí conserva es su pertenencia a la Asociación Cultural Plaza Porticada, presidida por Elena García Botín, encargada de promocionar el mundo de la cultura y patrimonio ligado a nuestra región, y en la que el escritor Peridis, que ya recibió el galardón de la misma hace siete años, ha desarrollado recientemente un curso sobre Liébana.

Si bien no hace ostentación alguna de ello, hemos de decir que Alvaro Fernández-Villaverde y Silva, posee siete títulos nobiliarios, cinco de ellos con Grandeza de España. El marquesado de Santa Cruz es históricamente el más importante, porque fue concedido por Felipe II a don Alvaro de Bazán. El de Villasor lo otorgó Carlos III, y

Alvaro Fernández-Villaverde y Silva, Marqués de Santa Cruz, Duque de San Carlos y de Santo Mauro con Mariano Riego, Director de la Revista Vivir en Cantabria.

PRESTIGIOSO RESTAURANTE CON CHEF DE LUJO Hay algo que debemos agradecer vivamente al marqués de Santa Cruz, y es que, Álvaro Fernández-Villaverde, al que no gusta en absoluto prodigarse en la prensa, y me

Fue el encargado de organizar la boda del rey Felipe en su calidad de presidente del Patrimonio Nacional.

el de Pozo Rubio la reina Maria Cristina de Hasburgo, este último título heredado por el marqués de su padre.

Además es duque de Santo Mauro, íntimamente ligado con Cantabria, duque de San Carlos y marqués del Viso.

Persona discreta y elegante, diplomático de carrera, fue durante nueve años presidente del Patrimonio Nacional, y además fue galardonado con el Emboque de Oro de la Casa de Cantabria en Madrid. Algo que le gusta decir a quien le escucha, lo mismo que recordar que fue Pregonero del Día de Cantabria en Cabezón de la Sal.

nos aún en la revistas del corazón, decidió de inmediato atender gustosamente a nuestra revista y recibirnos en su Casa de Hornillos, en Las Fraguas, algo que nos ha dado oportunidad de conocer el paraje idílico en el que pasa los periodos de descanso.

En la casa contigua a su vivienda, como hemos dicho, se vienen celebrando bodas y banquetes desde hace cuatro años, lo que ayuda al mantenimiento de la finca. El cocinero, Fernando Sainz de la Maza, es un reputado chef cántabro cofundador de dos restaurantes con sendas estrellas Michelin y con varios premios en su haber. Recientemente acondicionada para la celebración de eventos, la casona cuenta con una sala comedor de casi 500 metros cuadrados, y los comensales que tengan el privilegio de disfrutar en ella de algún banquete, se encontrarán con que el edificio conserva varios elementos históricos originales, como escalera principal, solana o escudos de piedra.

La finca está rodeada de espléndidos jardines con especies de alto valor paisajístico. Todo el conjunto compone uno de los tesoros más especiales y quizá aún desconocidos para una buena parte de la población. Cuando estirpe, linaje y buen hacer se unen en uno solo, el resultado es una obra como ésta.