MUISCAS

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El imperio muisca: invención de la historia y colonialidad del poder

bre que el cacique fuera oriundo de los pueblos de Tobazá y Firavitoba y que se sucedieran alternativamente. En caso de discordia se apelaría al Tundama. Sin embargo, poco antes de la llegada de los españoles, vacante el cacicazgo y con turno a Tobazá, un caballero de Firavitoba, denominado el ‘bermejo’, por su “barba larga y roja”, usurpó tiránicamente la jefatura y provocó la resistencia de los tobazaes. Luego de una primera derrota, los tobazaes lo destituyeron apoyados en las gentes de Sogamoso, que se hallaban entreverados en el ejército de aquél. Eligieron entonces a Nompanim de Tobazá, quien sucedido por Sugamuxi de Firavitoba, fue a quien hallaron los conquistadores. Si hemos de atender a los cronistas anteriores, Fernández de Piedrahita no sólo confunde fechas y personajes, sino que se esfuerza por vincular su propia reconstrucción del origen mítico de los cacicazgos con la proyección de la historia más allá de la llegada de los españoles. En los tres ‘reinos’, la ‘elección’ fue requerida por Idacansaz, el nombre norteño de Bochica, y en Tunja, Hunzahúa habría reinado durante 250 años, sucedido por Thomagata, el castrado cacique que tenía una dilatada cola de tigre o león, así como cuatro orejas y un solo ojo. También proyecta la organización de las ‘confederaciones’ militares muiscas en alianzas políticas garantizadas por procedimientos de ‘elección’ de los ‘reyes’ en los que participaban diferentes pueblos. Pero, al tiempo, Fernández de Piedrahita relata cómo el Bacatá extendió sus dominios y sujetó hacia el norte al Guatavita, al oriente al Ubaque y al sur al Fusagasugá, sometiendo a estos pueblos para allanar su camino hacia Tunja. Repite las constantes batallas contra los panches y refiere la sujeción de otros pueblos ‘coligados’ contra el Bacatá. No obstante, el zipa Thysquesuza y el zaque Quimuinchatecha terminarían ambos muertos en la batalla de Chocontá, Saquezazipa, sucesor del primero, habría continuado la pretensión de su tío hasta la llegada de los españoles (Fernández de Piedrahita 1: 99-113).

La centralización política Una vez llegadas las avanzadas de Jiménez de Quesada al altiplano, éstas avisaron que “Dende a cuatro dias adelante, enviaron a decir que habían hallado valle de dos mill casas, y que los indios se alzaban, y que les parescia que no debían ir adelante” (Fernández de Oviedo 3: 180). Así que luego de reponerse del prolongado desplazamiento por el río Magdalena, que les había tomado cerca de un año, subieron a las tierras altiplánicas que bautizaron con el nombre de Nuevo Reyno de Granada. Lebrija y Sanct Martín la describen según la tierra se hallaba: “dividida en provincias y valles, y cada señor tiene su valle, y el valle y el señor un mismo nombre” (3: 125). El Epítome agrega

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