Jacques ranciere en los bordes de lo politico

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intentaba calcular la adquisición, en cada acto de la vida cotidiana, no de un máximo de bienes, sino de un máximo de libertad.* De ahí la invención de un estilo de vida en donde se trataba de tener cada vez menos necesidades, trocándolas en permanencia por libertad. Sería interesante comparar esta economía ascética - economía “cenobítica”, como la llamaba él - con las teorías contemporáneas del actor individual y del cálculo de “costos”: podría observarse que el extremo de la emancipación individual comunica con el sentido común. Así, los zapatos constituyen un punto esencial en su presupuesto : el emancipado es un hombre que marcha sin detenerse, circula y conversa, hace circular el sentido y comunica movimiento de emancipación. Por una parte, la emancipación del obrero pasa por un cambio de estilo de vida, por una estetización de su vida. Por la otra, el punto de conjunción entre el hombre y el ciudadano, entre el individuo que calcula su vida y el miembro de la comunidad, reside en que el hombre es un ser dotado de palabra: es fundamentalmente en su calidad de ser parlante que éste resulta ser igual a cualquier otro. Por lo demás, es precisamente a través de los pensadores del lenguaje que el vocablo emancipación adquirió en Francia un sentido nuevo, que sobrepasa su definición jurídica, apuntando a una experiencia individual y colectiva nueva. En su centro, esta nueva idea de emancipación postula la igualdad de inteligencias como condición común de inteligibilidad y comunidad, como un supuesto que cada cual debe esforzarse en verificar por su cuenta.** La experiencia democrática resulta ser así la de una cierta estética de la política . El hombre democrático es un ser de palabra, es decir es también un ser poético, capaz de asumir una distancia entre las palabras y las cosas que no significa ni decepción ni engaño, sino humanidad, humanidad capaz de asumir la irrealidad de la representación. Virtud poética que es una virtud de confianza. Se trata de partir del punto de vista de la igualdad, de afirmarla, trabajar presuponiéndola para ver todo cuanto puede producir, para maximizar todo lo que pueda darse de libertad y de igualdad. Quien parte, por el contrario, de la desconfianza; quien parte de la desigualdad y se propone reducirla, jerarquiza las desigualdades, jerarquiza las prioridades, jerarquiza las inteligencias y reproduce indefinidamente la desigualdad.

Cfr. Gabriel Gauny, Le Philosophe plebeï en, textos reunidos y presentados por J. Rancière, París, La Découverte/Presses Universitaires de Vincennes, 1983. ** Cfr. J. Rancière, Le Maitre Ignorant, Paris, Fayard, 1987 “La Communauté des égaux”. *


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