THICH
NHAT HANH
nam os todo y que el auto no es más que un instru m ento, pero no es cierto. Los instrum entos o m áqui nas que utilizamos nos transforman. Un violinista con un violín son un conjunto muy herm oso. Un hom bre con una am etralladora en la m ano es un verda dero peligro. C uando nos subimos al auto, dejamos de ser sólo nosotros para ser nosotros y el auto. M anejar es una tarea diaria en nuestra sociedad. No te propongo que dejes de hacerlo, sino que lo hagas conscientem ente. Cuando vamos m anejando, lo único que nos preocupa es llegar adonde vamos. Por eso, cuando vemos una luz roja nos molesta. Las luces rojas son como enemigos que nos im piden lle gar adonde vamos. Pero tam bién podem os ver el se máforo en rojo como una cam pana recordatoria, algo que nos haga volver al m om ento presente. La próxi m a vez que te topes con un semáforo en rojo, por favor sonríe y conéctate con la respiración. «Al inha lar, relajo el cuerpo. Al exhalar, sonrío». Es fácil trans form ar una irritación en una sensación agradable. El sem áforo no cambia de color, pero se transforma. Se convierte en un amigo que nos ayuda a recordar que para vivir nuestras vidas, tenem os que estar en el m om ento presente. C uando estuve en M ontreal hace algunos años para dirigir un retiro, atravesé la ciudad con un ami go para ir a las m ontañas. Noté que en todas las pa tentes de los autos decía, «Je me souviens», que quiere decir, «me recuerdo». A unque no sabía exactam ente qué querían recordar los habitantes de M ontreal -tal vez sea su origen francés- le dije a mi amigo que le 54