'La máscara Je ’D ioniso
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una sabiduría apolínea, pero en nada se parece a la dionisíaca: Apolo, con sus flechas, nos transmite un conocimiento preciso y a distancia; Dioniso, en contraste, nos revela la verdad a sacudidas, entrando en nuestro cuerpo a través del vino. Nietzsche cree haber descubierto en la pareja Apolo-Dioniso una herramienta muy útil para estudiar (no solo a través de la «compren sión lógica», sino de la «seguridad inmediata de la intuición») el de sarrollo del arte. Tanto es así que gracias a ella afirma haber resuelto el enigma del origen de la tragedia. A sus ojos, la tragedia ática es el milagroso resultado de la fusión entre los instintos antagónicos de lo apolíneo y lo dionisíaco. Tradicionalmente, y siguiendo a Aristóteles, se ha considerado que el origen de la tragedia son los ditirambos, los cantos corales pri mitivos en honor a Dioniso. Según parece, llegó un día en el que, en pleno trance dionisíaco, uno de los miembros del coro se separó de sus compañeros y empezó a entablar una especie de conversación con el coro. Este toma y daca entre el grupo y el individuo fue evolucio nando hasta convertirse en algo muy parecido a la tragedia: un diálo go entre un coro y unos actores que desarrollan una trama o acción (en griego, dram a). Traducido a las categorías nietzscheanas: el género trágico nace de un fondo dionisíaco (un coro in-definido y pre-individual) del que se acabará desprendiendo un mundo apolíneo (personajes individua les y acciones concretas). Para Nietzsche, lo que vemos encima del es cenario es una especie de alucinación o proyección del coro, que en su embriaguez musical es como si «soñara» los personajes y la trama. De este modo, el coro consigue representar lo irrepresentable, humanizar lo sobrehumano, escenificar lo obsceno («ob-sceno» significa literal mente «lo que está fuera de la escena»).