TEORÍA E HIPÓTESIS SOBRE EL ORIGEN DE LAS ESPECIES ANTES DE DARWIN variar y, sin embargo, lo hacen; una variación que resulta muy lenta para la escala de apreciación humana, pero que puede percibirse en la escala de los tiempos geológicos. Georges Cuvier (1769-1832) y el valor de la anatomía comparada
Figura 3. Jean-Baptiste de Monet, caballero de Lamarck (1744-1829). Óleo de Charles Thevenin, realizado entre 1802 y 1803.
en la medida en que el cambio de las condiciones de su hábitat se estabiliza. Los postulados expuestos por Lamark conocerán su más expresiva exposición en su Philosophie Zoologique (París, 1809); allí explicará cómo las condiciones del medio provocan caracteres que acaban siendo heredados. La teoría de Lamark parte de una premisa básica: la complejidad progresiva de la naturaleza. En opinión de Lamarck, las formas más sencillas de vida nacen por generación espontánea y sobre ellas actúa un sistema de fluidos internos, origen de los diferentes órganos, cada vez de mayor complicación. En este proceso de marcha hacia la complejidad, actúan las condiciones ambientales, capaces de modificar los hábitos de los seres vivos y, con ello, la actividad de sus órganos, que se adecuan, desarrollándose o atrofiándose, en función del uso, y se perpetúan a través de la reproducción. En su Système des animaux sans vertèbres (París, 1801), considerado por algunos autores como el “acta de nacimiento” del lamarckismo, el caballero de Lamarck expondrá —como ya había sugerido el conde de Bufón— que la existencia de vida sobre la Tierra debía retrotraerse varios miles de millones de años; así, solventa una aparente contradicción: no vemos a las especies
Los estudios que abundaban entre las semejanzas de los esqueletos animales son antiguos. Ya Pierre Belon (1517-1564) había dejado asentada, en 1555, la concordancia entre el esqueleto de humano y el de las aves, pero la madurez académica de esta disciplina llegará en los inicios del XIX, de la mano de Georges Cuvier (figura 4), gracias a su habilidad para sintetizar los aportes de la taxonomía y de la paleontología. En el pensamiento de Cuvier, la disposición funcional de los órganos del animal responde a sus condiciones de vida; estas ideas, que él organizó teóricamente en su “principio de correlación de las partes”, quedan unidas a un “principio de subordinación de funciones”, en el que se establece una estructura jerárquica de las funciones que ha de desarrollar el organismo, al frente de las cuales sitúa las propias del sistema nervioso. En su modelo clasificatorio, Cuvier establece que el peso del carácter viene
Figura 4. Georges Cuvier (1769-1832). Grabado de James Thomson, colección “Portrait Prints of Men and Women of Science and Technology in the Dibner Library”.
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determinado por su importancia funcional, y así plantea una ordenación del mundo animal en cuatro grandes tipos morfológicos: vertebrados, articulados, moluscos y radiados, entre los que no existen formas intermedias. El establecimiento de estos cuatro grandes planes de organización, aislados entre sí, supone una ruptura frente a las concepciones de una “cadena de la naturaleza”, defendidas por Lamarck y otros naturalistas, en la que todos los seres vivos comparten un modelo común desde el que se inicia su desarrollo. Etienne Geoffroy (1772-1844) y el principio de economía de la naturaleza El caballero de Lamarck y el barón de Cuvier compartieron espacio, que no ideas, en el Muséum d'Histore Naturelle parisino. Junto a ellos trabajó Etienne Geoffroy (apodado Geoffroy Saint-Hilaire) (figura 5), encargado, tras la transformación ocurrida en el Jardin des Plantes, en junio de 1793, de la Cátedra de Zoología de vertebrados. Los trabajos de Geoffroy sobre anatomía comparada giran en una dirección distinta a la mantenida por Cuvier, más afín a la línea tradicional defendida por el conde de Buffon, inspirada en la búsqueda de un arquetipo, de un único plan de composición, al margen de la forma o de la funcionalidad de los órganos. En su análisis de analogías y homologías entre los órganos, recurrió al estudio de las formas embrionarias. En Philosophie Anatomique (París, 1818) señala, por ejemplo, la similitud en el número de piezas de los cráneos de aves y peces y entre éstos y los embriones humanos; sus resultados le conducen a formular un “principio de economía de la naturaleza”, según el cual el desarrollo de una estructura animal conlleva la atrofia de otra. Los estudios sobre anatomía comparada en Gran Bretaña tienen su máxima representación en la obra del poderoso sir Richard Owen (1804-1892), a quien Charles Darwin conoció e incluso visitó con cierta frecuencia durante sus años londinenses, y que tanto le haría sufrir con sus críticas. Las Lectures on the