forma de entender y experimentar ese espacio hacia unos intereses particulares36. El mercado se define por las leyes de la lógica capitalista que lo gobierna y obedece por tanto a una serie de fórmulas dirigidas a optimizar la productividad, a conseguir el máximo beneficio de una mínima
inversión.
Estos
principios,
están
tan
distantes
de
las
necesidades relacionales del ciudadano como cercanos a la constante ambición por alcanzar un “nirvana” capitalista donde todo es susceptible de ser comprado, de devenir objeto de transacción; y es en este estado, cuando todo adquiere un precio pero ningún valor, que se logra la perfección de un círculo retroalimentado de consumo y producción permanente. Si bien, afortunadamente, aún no llegamos a tal punto, nos podemos imaginar como a través del mercado -o mas bien amparados por este y su lógica- las esferas del poder definen hoy, mediante difusos pactos, el destino del espacio público. Pero intentando definir, o al menos identificar, las entidades mas visibles que materializan el dominio físico y simbólico de la calle, debemos señalar tanto a las grandes corporaciones multinacionales como a los gobiernos (que a fin de cuentas son una corporación más), quienes en impúdica cooperación ostentan el control sobre el espacio público. Son ambos quienes operando –generalmente- con la lógica del mercado como principio absoluto, organizan y construyen, a través de una arquitectura servil y ante los ojos de un usuario alienado, pasivo y obediente, la ciudad que necesitan. Profundizando en el modo en que el espacio público se construye a diario, obediente a intereses múltiples -a veces difusos- pero siempre conectados y relacionado de una u otra manera al mercado y el poder, podríamos decir que la arquitectura, el marketing y la publicidad son los 36
CORTÉS G, José Miguel. Ciudades negadas 1 : visualizando espacios urbanos
ausentes. Lleida : Ajuntament de Lleida : Centre d'Art la Panera, 2006. p. 153.
44