Manual Tucumán de arte contemporáneo

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Solicitudes de enemistad

sí lo tiene. A los teóricos posmodernos (que no necesariamente son posmodernistas) parece que se les puede aplicar aquello de las brujas: no creen en los universales, pero que los hay los hay. ¿Y no es esto lo que ocurre con la globalización? ¿No ha pasado a ser ella una especie de esencia fáctica del mundo posmoderno? La globalización ¿no será la esencialización de lo global? Y esa esencialización ¿no será producto de la creencia en su plenitud? ¿No es global uno de los nombres de la falta de una falta? Y si a lo global le falta una falta ¿qué hay que decir de lo que no es global? ¿Existe algo así? ¿Es lo local? ¿Qué lugar le toca a lo que no es global? Más que local, menos que global Para situar mejor estos problemas sería útil precisar una de las imágenes concretas con las que se suele representar lo global del arte contemporáneo en Latinoamérica. La posición de Ticio Escobar respecto de los problemas que la globalización le plantea al arte latinoamericano, expresada en un texto llamado Arte latinoamericano: el debe y el haber de lo global,5 tiene la virtud de encarnar cierto “sentido común” más o menos generalizado. De hecho, este “sentido” es “común” porque se mueve dentro de lo que habitualmente designamos como “lugares comunes”. Y éstos, en tanto tales, en la medida en que se constituyen sobre la base de opiniones compartidas, dan cuerpo a puntos de vista cuya cualidad más relevante es la de aparecer como sensatos y racionales. Sin duda, las observaciones de Escobar resultan atinadas y pertinentes. Evita los juicios dogmáticos y apresurados tratando siempre de detectar un punto medio desde donde se pueda sopesar los pro y los contra de las diferentes situaciones que intenta evaluar. Ahora bien, ¿cuál es ese “lugar común” en el que está ubicado Escobar (y, en general, todos nosotros) y con el que se propone hacer (y también nosotros) el balance de lo global? Un lugar común a la globalización. Son los efectos de lo global los que hacen posible aquel “sentido común”. Por este motivo, me parece oportuno recurrir al balance de Escobar dado que en él se pueden reconocer los núcleos comunes a una gran parte de las representaciones con las que cotidianamente intentamos pensar la realidad e interactuar con ella. El itinerario latinoamericano en su recorrido de la modernidad hacia lo posmoderno puede ser organizado, según Escobar, en tres momentos diferenciados. Los dos primeros corresponden a una matriz internacionalista: el esencialista y el dialéctico. En el primero, lo local surge de oponer a lo internacional una esencia derivada de un conjunto de rasgos compartidos. En esta instancia, se planteaba la oposición tradición/futuro:

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Escobar, Ticio. El arte en los tiempos globales. Editorial Don Bosco. Asunción del Paraguay (Paraguay), 1997.

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