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• 2C Sábado 24 de noviembre de 2012

ENFOQUE

¿Somos más tontos?

Agencias EU

Recientemente investigadores han logrado definir algunas de las causas neurológicas por las cuales se desarrolla el Alzheimer. Esto se logró por medio de dos estudios. Dichas investigaciones mostraron a una proteína relacionada con este tipo de demencia, y tiene la capacidad de infectar neuronas cuando la enfermedad se propaga. Estas proteínas se agrupan y pueden llegar a causar problemas cognitivos. La forma de una proteína de aminoácidos determina su función. Si la proteína tiene errores en su estructura, la función cambia. Se-

gún los investigadores, en el Alzheimer los errores estructurales de unas proteínas llamadas beta-amiloides, que tienen la capacidad de viajar de célula a célula, causan la creación de más beta amiloides deformadas. Para comprobar esto, el biofísico Jan Stöhr, de la Universidad de California, y sus colegas, inyectaron beta-amiloides sintéticas dentro del cerebro de algunos ratones. Se dieron cuenta que, dentro del cerebro de los roedores, se empezaron a formar placas en menos de seis meses, incluso cuando las proteínas fueron inyectadas en un lado del cerebro. Con el tiempo las proteínas se materializaron por medio del órgano. Si los implantes de proteína no eran

removidos, los beta-amiloides se empezaban a agrupar y expander por todo el cerebro, asegura Stöhr. En otro estudio de cultivo celular, un equipo de investigadores dirigido por Martin Hallback, de la Universidad de Linköping, Suecia, hizo un seguimiento de la transmisión de los betaamiloides de neurona a neurona. Los resultados comprobaron las conclusiones de Stöhr: los beta-amiloides crean una red que afecta y contamina a las neuronas. El siguiente paso para los científicos es investigar que otras proteínas y maquinarias celulares permiten y ayudan al proceso infeccioso. En caso de que se descubra esto, se podrían desarrollar terapias para combatir el Alzheimer.

Makemake,el unicorniocósmico

Foto: Enfoque

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Soñadores más ancianos Agencias EU

La tendencia de la mente a dispersarse guarda relación con el envejecimiento, según un estudio de la Universidad de California. Sus autores han comprobado que la longitud de los telómeros, un marcador que ha demostrado ser útil para medir el envejecimiento celular, parece estar asociada a la tendencia a dejar a la mente vagar hacia pensamientos sobre el pasado y el futuro o, sencillamente, “a estar en otra parte”. En concreto, las personas

que más divagan tienen los telómeros más cortos, lo que supone que el envejecimiento se acelera. Por el contrario, quienes tienen más capacidad de estar presentes y prestan más atención a la actividad que están realizando en cada momento tienen los telómeros más largos, y con ello también más esperanza de vida. Como recuerdan los autores del estudio en la revista Clinical Psychological Science, los telómeros son los fragmentos de ADN que protegen el final de los cromosomas en los que se empaqueta el material genético, impidiendo que se

deterioren. Suelen acortarse con la edad, y lo hacen más rápido si nos exponemos a estresores psicológicos o fisiológicos. Los investigadores asocian los resultados al hecho de que las meditaciones tipo mindfulness, una técnica de atención plena desarrollada en la Universidad de Massachusetts que promueve la atención al momento presente, está asociada con una mayor actividad de la enzima telomerasa, que mantiene a los telómeros “largos”. Por lo tanto, prestar atención al tiempo presente podría tener repercusiones para la salud cuantificables a nivel celular.

munes entre generaciones, calculó que en 3 mil años ?tendremos otras mutaciones que dañen más nuestra inteligencia?. Crabtree se defiende diciendo que la selección ya no se aplica como antes, y una evidencia es el sentido del olfato. Actualmente tenemos menos receptores olfativos que antes, pues nos guiamos por la inteligencia y no el olor. “Una vez que le pones presión a tus actividades intelectuales, y dejas de lado las olfativas, y el gen para oler se deteriora” asegura Crabtree. Similarmente, él piensa que la evolución ahora elige a las personas más sanas pero no a las más inteligentes. Las ciudades y grandes comunidades aumentan las enfermedades, y aquellos con una mejor constitución física serán los que pasen los genes. No son pocos los genetistas que se levantaron en contra de la premisa, pero Crabtree la defiende diciendo que en el futuro no tendremos que preocuparnos, ya que cuando esto ocurra, poseeremos las herramientas suficientes para corregir cualquier error genético.

El 23 de abril de 2011, Makemake, planeta enano que le sigue a la órbita plutoniana, pasó por delante de una estrella y tapó su luz, por lo que se pudo calcular con exactitud el tamaño, la forma y atmósfera del planeta. La investigación estuvo a cargo de José Luis Ortiez, un investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, España. Makemake gira alrededor del Sol por medio del cinturón de Kuiper, región de cuerpos helados más allá de la órbita de Neptuno. Debido a que se descubrió en 2005, y a la falta de una misión espacial, los científicos empezaron a analizar las ocultaciones causadas por el planeta (mediante espec-

trómetro se captan ondas longitudinales que se emiten cuando el planeta tapa la luz de una estrella). La ocultación mostró que Makemake no tiene atmósfera, y se cree que su alta luminosidad se debe a que su atmósfera se condensó en la superficie, cubriéndola de hielo. Es probable que Makemake llegue a desarrollar una atmósfera parecida a la de Plutón cuando se acerque a su prehielo, producido por mecanismos de sublimación de hielo de la superficie. La densidad del planeta es de 1.3 centímetros cúbicos, y posee una elipse con ejes de mil 430 y mil 502 kilómetros de longitud. También tiene satélites naturales de más de doscientos kilómetros de diámetro. El problema del método elegido por los científicos es que la ocultación causada por un ob-

Foto: Enfoque

¿Cómo se desarrolla el Alzheimer?

Tenemos la tendencia a pensar que somos más inteligentes que nuestras generaciones antiguas (la de los primeros homo sapiens), pero ahora un grupo de científicos de Stanford alega que el punto más alto de la inteligencia humana fue después de que nuestros ancestros abandonaran África. La mutación genética durante los pasados milenios está causando un decremento en la habilidad mental y emocional del hombre, dice el genetista Gerald Crabtree, líder de la investigación. La poca presión evolutiva que existe actualmente no ejerce un beneficio a favor de la inteligencia, y el problema parece ser exponencial. Según Crabtree, no es que seamos más tontos que nuestros abuelos, pero afirma que los atenienses del año 1000 AC “serían más brillantes e intelectuales que nosotros”. Su tesis central alega que cada generación muta su genética, por lo que, para el final de la historia humana, la inteligencia estará todavía más da-

ñada que la de nuestros antecesores. Pero como en toda tesis científica, hay siempre detractores. “Toma miles de genes y años crear un cerebro humano, las mutaciones pueden dañar el proceso, eso es cierto. También es cierto que en cada generación hay nuevas mutaciones, pero lo que Crabtree ignora es el otro lado de la ecuación, la selección natural” dice Kevin Mitchell, profesor de genética en la Universidad de Dublín. “La selección natural es muy poderosa y tiene la habilidad de crear nuevas habilidades para mantener la inteligencia. Existen varios aspectos de la investigación que creo no están bien” menciona a PopSci. En la investigación, Crabtree examinó el efecto acumulativo en la mutación genética de generaciones: la inteligencia está controlada por ciertos genes. Así, el indicador que se usó en el estudio fue el cromosoma X, relacionado con el retraso mental. Se encontraron entre 2 mil y 5 mil genes relacionados con la habilidad intelectual. Otro índice que midió las mutaciones co-

jeto que se encuentra más lejos que Neptuno dificulta conocer las órbitas y diámetros angulares de manera exacta. Tampoco se pueden saber las ubicaciones exactas de las estrellas que se encuentran por ahí. Para evitar tener errores de cálculos, los investigadores desarrollaron un método en el cual se usaron telescopios de gran potencia y campo de visión semanal. El método permitió saber que la ocultación de Makemake se podría ver desde Chile. Antes de que dicho evento se diera, se estableció una red de 16 telescopios. Dentro de la red habían dos telescopios que forman parte del Observatorio Austral Europeo, en La Silla, Chile. Esta es la primera vez que los telescopios lograron detectar la ocultación estelar creada por un objeto transneptuniano.

Foto: Enfoque

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