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Belleza occidental

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Introducción

Introducción

En el mundo actual, el modelo de belleza dominante es el occidental. Durante siglos, desde tiempos de Cristóbal Colón hasta la Primera Guerra Mundial, las potencias europeas colonizaron y dominaron el mundo, imponiendo su cultura y sus cánones. De la era de la industrialización en adelante, con el desarrollo de la industria bélica, esta supremacía se vio reforzada. La teoría de la supremacía de la raza blanca o caucásica es un triste recuerdo de este periodo. En este mundo gobernado por potencias militares, la complexión marcial ha ejercido siempre una fascinación especial. Este aspecto físico era completamente opuesto al esbelto estilo artístico e intelectual. Otro modelo de referencia durante siglos fue el de la aristocracia, que huía de las actividades físicas duras en el exterior, bajo la luz del sol. Complexión atlética pero sin musculatura excesiva, piel blanca como la nieve, manos suaves y elegantes. Este era el canon al que aspiraban la burguesía y la clase media. Todavía hoy, en muchos países no europeos, la piel blanca es sinónimo de estatus social. Así lo testimonian las estanterías llenas de cremas blanqueadoras de los supermercados asiáticos.

Durante siglos, hasta la Segunda Guerra Mundial, el estilo británico dictó sus leyes en el que fue su vasto imperio colonial. A partir de entonces, los Estados Unidos tomaron el relevo. Sin embargo, puesto que parten de la misma raíz cultural, el cambio fue bastante contenido. En ese sentido, el único continente que ha logrado imprimir una huella significativa es el asiático, primero gracias a la potencia económica de Japón, después con el advenimiento de China. En el último decenio, China ha surgido como una nueva potencia a nivel económico, militar y cultural.

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