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EMC
Febrero 2012
ENTREVISTA
Westerns. Echar una del “Oeste” era un cheque en blanco, y aquí incluso las repetíamos hasta la saciedad. A veces al Cine París se le apodaba cariñosamente, “El de los tiros”. En los últimos años, aunque no oficialmente, el cine lo habíamos cerrado en varias ocasiones, pero pasado un tiempo nos resistíamos y volvíamos a abrirlo. Finalmente, la apertura de los cines de Rivas, que ofrecían películas de estreno que a mí no me daban, hizo que cerráramos definitivamente el París. P.- Ahora el Cine París es el Museo del Cine, ¿tenías otro destino pensado para este local antes de fraguar este proyecto? ¿Por qué te decidiste finalmente por ubicar aquí el museo? R.- Cuando cerramos el Cine París pasamos por una etapa de gran incertidumbre, incrementada por ofertas de todo tipo. Incluso hubo una oferta para llevar el Museo a la Ciudad de la Imagen de Madrid. La llegada de la crisis cambió muchas expectativas y nos vimos solos, pero teníamos algo muy importante: el Cine París. Gracias a él, a los sacrificios de su fundador, y a nuestro empeño personal, hoy ya es historia que el primer Museo del Cine de España se realizó en Villarejo de Salvanés. P.- Vamos a comenzar a conocer cómo Carlos ha conseguido la espectacular colección que le ha hecho famoso en toda España ¿Qué significa el cine para ti? R.- El cine se convirtió en mi vida desde mi más tierna niñez. Era mi ilusión y mi sueño. No quería otra cosa que acompañar siempre a mi padre. Mi interés fue tal, que a los catorce años era yo mismo quien contrataba las películas y organizaba los cines. Todo ello con el beneplácito de mi
padre que me vigilaba, pero me dejaba hacer. Incluso logré que él me preparara un colegio (interno) más cercano para poder venir todos los fines de semana. La ilusión del viernes por la tarde viendo a mi padre en la puerta del colegio venir a recogerme con su SIMCA 1000 lleno de rollos de película, es indescriptible. P.- ¿Cuándo y cómo empezaste con el coleccionismo cinematográfico? ¿Cuáles fueron tus primeras adquisiciones? R.- Mi afición por el coleccionismo comenzó el primer día que vi un proyector de cine. Era impresionante. Me daba miedo porque parecía un gigante negro y tenía que subirme en un cajón de madera para poder manejarlo. Cuando ya me familiaricé con él, me entretenía recogiendo piezas antiguas de los cuartos trasteros de las cabinas. Las limpiaba, “arreglaba” y me las traía a casa. Así, a modo de juego, empecé a coleccionar sin darme cuenta. Nada ha sido premeditado sino, sencillamente, el fruto de la constancia, de la nostalgia y del trabajo. P.- ¿De cuántas piezas se compone tu colección y cuál es el artilugio de la colección al que tienes mayor aprecio? ¿Y el más antiguo? R.- Unos 500 proyectores de cine y 22.000 afiches originales forman el grueso de la colección, si bien, hay miles de otras piezas complementarias igualmente atractivas. Aquí está el primer proyector que me echaron los Reyes Magos en 1963. También la gran máquina con la que empecé a echar cine en Valdaracete en 1964. Las piezas más antiguas, datadas a partir del siglo XVIII solamente pueden ser adquiridas en subastas de arte. Aquí la historia es muy diferente.
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