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Siguiendo los pasos de San Vicente Ferrer por Borriol, Catí y Morella

Este año Jubilar Vicentino nuestro Altar viajó a las poblaciones de Borriol, Catí y Morella. Queríamos conocer los lugares por los que pasó San Vicente Ferrer camino de Morella y Caspe.

Empezamos el día con la misa matutina, celebrada por el padre Heredia en el Pocito, nuestra iglesia. El primer destino era la Ermita de San Vicente Ferrer en Borriol, ya en la provincia de Castellón. Allí nos esperaba mosen Pere,quien amablemente nos abrió la ermita y nos explicó, que el 14 de abril de 1410 San Vicente predicó sobre la piedra que allí se conserva en el Altar Mayor, presidida por una imagen de San Vicente.

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Nos transmitió la gran devoción que hay en dicha población a nuestro Patrón. El día de su festividad se celebra una multitudinaria romería desde el pueblo hasta esta ermita, construida en el Siglo XVII. En toda la zona hay ermitas dedicadas al San Vicente. El día era espléndido, por lo que allí mismo “hicimos el esmorsaret”.

Continuamos viaje hacia Catí, iniciando la visita en la fuente de San Vicente, donde todos bebimos su agua. paseando por su calle Mayor llegamos a la casa en la que se conserva la habitación, en la cual pernoctaba San Vicente en sus visitas a esta población. Frente a esta casa se conserva la piedra sobre la que predicaba el santo. De allí fuimos a la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, Templo Jubilar Vicentino, donde rezamos ante la imagen de San Vicente. Pudimos contemplar el retablo de San Lorenzo y San Pedro Mártir, obra iniciada por Jacomart y terminada por Joan Reicach, en el que aparece San Vicente Ferrer.

Nos impresionó la Capilla de la Comunión con su bóveda pintada por Pascual Mespletera, en cuya parte central está representado San Vicente Ferrer bajo la Custodia, cuya reproducción aparece como portada de este llibret. En una Capilla lateral está la imagen del Santo, ante el cual oramos y dejamos testimonio de nuestra visita.

Existe una ermita dedicada a San Vicente, a pocos kms de Catí, la cual no visitamos por tener un complicado acceso. Esta se construyó a partir de una piedra que dejó el Santo en uno de sus viajes al despedirse de los catinenses. Tuvimos ocasión de disfrutar de todo lo visto, y degustar los famosos quesos de Catí.

Siguiendo nuestro itinerario, y luego de un alto en el camino para dar cuenta de una suculenta comida, llegamos a la imponente Morella.

San Vicente Ferrer tuvo que viajar a Morella y San Mateo en varias ocasiones, para interceder en el Cisma de Occidente, el cual se firmó en San Mateo en 1429.

En 1414 se reunió en Morella con el rey Fernando I y Benedicto XIII, el Papa Luna.

Allí, según cuenta la tradición, obró un milagro al hacer recobrar la vida a un niño, que su madre había sacrificado para agasajar al santo en la comida.

Visitamos la Iglesia Arciprestal de Santa María, contemplando su impresionante Altar Mayor de arte barroco, la escalera de acceso al Coro decorada con escenas de la vida de Cristo, su museo y la imagen de San Vicente en su Capilla lateral.

Paseamos por sus calles, compramos productos típicos y regresamos al anochecer a Valencia con un sentimiento más VICENTINO.

Maria Dolores Boronat Ferre