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SANTO DOMINGO 2005: OLD REVOLUTIONARIES
Curious how the wind is blowing, up through the chasm between the two facades facing each other like hostile armies, how the words of the pensioners sitting on the stoop are a rippling river passing over smooth stones, how they sit on the shady side, hands holding the memory of grit from the dirt floors of the shacks where they hid during the revolution.
They remember how the bullets took Jorge and Raúl and Juanita’s abuelo, how the invaders shot Alberto’s wife and children first, how Tía Julia delivered arepa and rice and beans, how the day the flagpole gave way, nearly striking Francisco in the belly, it didn’t much matter since they jumped so quickly to catch it before the ornament gashed his skin, because it wasn’t the Dominican flag that fell but the Stars and Stripes.
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Curious how today, forty years later, as I pass by, their stories halt in mid-sentence, their heads all turn at once. Norteamericana.
Like the marines who landed in 1916 and again in 1965.
Elizabeth H. Lara
SANTO DOMINGO 2005: VIEJOS REVOLUCIONARIOS
Curioso como sopla el viento, a través del abismo entre las dos fachadas cara a cara como ejércitos enemigos, como las palabras de los jubilados sentados en la escalinata son un río ondulante pasando sobre piedras lisas, como se sientan en el lado bajo la sombra, sosteniendo en las manos el recuerdo de la arena de los pisos de tierra de las casuchas donde se escondieron durante la revolución.
Recuerdan como las balas se llevaron a Jorge y Raúl y al abuelo de Juanita, como los invasores dispararon primero a la esposa y los hijos de Alberto, como la tía Julia repartía arepa y arroz con habichuelas, como el día que se desplomó la asta de la bandera, casi golpeando a Francisco en el vientre, no importó tanto ya que saltaron tan rápido para atraparlo para que el adorno no le cortara la piel, porque no fue la bandera dominicana la que cayó sino la de barras y estrellas.
Curioso que hoy, cuarenta años después, al verme pasar, como sus historias se detienen a mitad de frase, todas sus cabezas giran a la vez. Gringa.
Como los marines que desembarcaron en 1916 y nuevamente en 1965.
Desde El Capuli
Rúbrica de pródigo
Pertenezco al vil atajo, al soliloquio del yoico, a la canción de la entraña, nunca el Lennon con Yoko.
¿Canté el Sanjuanito en llama?
Protesto en las redes sociales, calumnio a espaldas del fulano, denuncio para hacer homenaje, marcho en las calles de antaño.
¿Adeudo una identidad? No bailo la salsa de Palmieri, no recito el aullido de Ginberg, no ando el camino de Kerouac, no escribo la crónica de Lemebel.
¿Bebo con el fantasma de Jara? Por eso si yo quiero rimar, no basta tu ego de sabio, ni el Pittsburgh sin la Plata, como el Pacífico de Mayo.
¿Espero el mensaje de la botella? Soy el mendigo que esquivas, las manos y uñas de tierra, un agricultor sin tecnología, inquilino de una casa vieja.
¿Rezo al Santo Pancracio? No tengo la poesía de Dylan, ni la métrica de Cage, da rabia cuando me privan, la escritura como acné.
¿La respuesta está en el viento?