2 minute read

CONFIESO LA EUFORIA REAL

Hoy se ve culminado exitosamente el esfuerzo apasionado de décadas.

No, no poema épico, tampoco secuencia de sonetos para igualar a Shakespeare. Nada de eso.

Advertisement

Nada de lo que esperarían. Déjenme decirles simplemente: de mi propio cuerpo he producido un Mesías.

Sí, de mi propio cuerpo porque, lo que reconocí hace mucho tiempo la clave de todo esto – es que cada uno ‘tiene la capacidad’: lo esencial – la materia prima –germen personalizable, acomodo gestacional. . . juicio: en los puntos críticos, sabios empujones y finos ajustes para mantener el proceso en el camino correcto. . . y esta mañana pasó:

Nació! El pequeño es perfectamente saludable –estoy más aliviado de lo que las palabras pueden decir –aun frágil, respirando suavemente: un punto empañado en el cristal de mi reloj.

Lo alimento con pequeña teta que he hecho en la punta de mi dedo meñique, el izquierdo –está amamantándose mientras escribo: exquisita sensación, amorosa conexión.

Es pequeño él, pero completamente Mesías, ningún detalle ni facultad omitido.

Desde la primera y en diez mil decisiones, no he escatimado nada, nunca he economizado en nada.

Grabé todo: un gran tomo

que lo empequeñece!

I’ll open it to all interested parties, but meanwhile, do you ask me, is this, in any sense, supernatural?

It isn’t. My feat, if you will, was to recognize that’s a false distinction: no spells nor wands for me, rather, infinitely many pains taken painstakingly: each reduced the daunting odds against the result I sought . . . reduced, reduced, reduced . . . until that result, now docked at my little finger, was sure!

Gregg Friedberg

Lo abriré a todos los interesados. Pero mientras tanto – ¿me preguntan? –¿es esto, en algún sentido, supernatural?

No es. Mi hazaña, si me permiten llamarla así, fue darme cuenta de que es una falsa distinción: ningún conjuro ni barita mágica para mí, más bien, una infinidad de cuidados hechos finamente: cada una redujo la improbabilidad del resultado que busqué . . . redujo, redujo, redujo . . . hasta que este resultado, ahora atado a mi dedo meñique, fue inevitable!

Traducción: Humberto Hernández Herrera

Over 50 years ago in 1967 I bought Donovan’s “Wear Your Love Like Heaven.” I still try to wear my love like heaven in this hellish world.

I played it on my grandparents’ turntable. Grandma shrugged. It wasn’t Bing Crosby, but what was? The flipside upset her, “Oh Gosh.” I sang along to “With the babies in your bellies.” She objected. Too provocative. She meant sexy. I didn’t sing it anymore around her. Some songs and poems hide for a while until, full-throated, they break out. The music makes the sea change, tide by tide.

Ken Pobo

Hace más de 50 años, en 1967 compré el sencillo de Donovan “Wear Your Love Like Heaven”. Sigo intentando vestir mi amor como el cielo en este mundo infernal.

Lo puse en el tocadiscos de mis abuelos. Mi abuela encogió los hombros. No era Bing Crosby. ¿Pero quién sí era? El lado B

Le molestaba. “Oh Gosh” yo cantaba junto con “With the babies in your bellies.” Ella discrepó. Demasiado provocativa. Quería decir sexy. Ya no la cantaba

En su presencia. Algunas canciones y poemas se esconden por un tiempo hasta que, a todo pulmón, se liberan. La música hace que el mar cambia, marea con marea.

Traducción: John O’Shea

When I feel that my husband takes me for granted, I try to alert his interest. If I were a bluebird, I’d sit on top of the flagpole and flash my wings.

In a resale shop I found The Total Woman for a dime meet him at the door dressed like a Vegas showgirl when he returns from work. He’s retired. Instead,

I leave my yellow robe halfway open and provocatively cock my knee. He sees me and asks who Rachel Maddow is having as her guest.

Talking works better. Word seeds pop up into sprouts. Blooms come, the kisses of two old men suddenly full of spring.

Ken Pobo

This article is from: