TEOTIHUACÁN

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Seguí el río henchido de lodo respiraba en pequeñas erupciones luego de viajar durante siglos sin cesar, apretujado por muros de roca – buscando ¿qué cosa? ¿Un lugar para descansar, quizás?

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Viejas rocas cayeron, volcadas por manos tempranas, las primeras en Teotihuacán nuestras también en cajas de vidrio rastro que perteneció a otros y dejaron tallado en piedra verde hombres en reverencia, mujeres ofreciendo platos figuras de barro en vitrinas.

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Olvidada en el frenesí la flor cae rápidamente bajo el tope reductor de velocidad la cara en la arena, unrompecabezas de roca un paseo entre magueyes ignorando las espinas pétalos bordados en las ramas superiores las ráfagas me sostienen dividida entre primavera y nieve. Aquí no hay suelo congelado, camino bajo este cielo sangre antigua se mueve a través de mi corazón.

Traducción: Iván Soto Camba