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TEMPRANO UNA MAÑANA DE FEBRERO
En la hora extra de sueño robado antes de que el sueño se escurra y se desvanezca contornos del nuevo día se hacen sólidos, me doy cuenta de que estás aquí conmigo, muy visceralmente, supervisando cada movimiento.
Tú desapruebas: muy tarde para comenzar el día. Tú, tan frugal con botones, pedacitos de hilo, retazos de tiempo, hacen que se sacuda tu cabeza, refunfuñas todo el tiempo mientras dormito a través de las noticias de la mañana. Otra guerra gestándose, otro tiroteo, el jardín fuera de control. Mi marido no encuentra sus zapatos negros para el funeral y yo todavía estoy tan cansada.
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Traducción: Iván Soto Camba